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REGLAS DE MÍNIMA DE TRATAMIENTO DE RECLUSOS

Estas Reglas Mínimas de Tratamiento de Reclusos, más conocidas también


como reglas Mandela son una sucesión de normas establecidas por
la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas – ONU, para
garantizar los niveles que se reconocen como adecuados en lo que respecta al
tratamiento de los reclusos y el sistema de administración penitenciaria entre
los países adherentes a la ONU. 

Son denominadas de esta manera en reconocimiento al expresidente de


Sudáfrica, Nelson Rolihlahla Mandela, que pasó 27 años encarcelado como
parte de su lucha incansable por los derechos humanos de sus conciudadanos,
la igualdad, la democracia, la cultura de paz y el fin del sistema de segregación
racial en Sudáfrica.

Estas reglas de encarcelamiento digno fueron establecidas el 17 de diciembre


de 2015 y comprenden unas 122 normas que, revisan e incorporan nuevos
conceptos a las ya establecidas en 1955, y con esto se van estableciendo una
adecuada administración del sistema penitenciario. 

Es decir que, esta nueva versión revisada y aprobada por unanimidad en la 70ª
sesión de la Asamblea General de la ONU establece nuevos estándares para
el tratamiento de la población privada de su libertad, basándose en los
recientes avances de la ciencia penitenciaria y las mejores prácticas
internacionales. De ser aplicadas plenamente, podrían contribuir a cambiar lo
que hasta ahora ha sido el sistema carcelario y su política de sujeción y
castigo, para transformarse en una oportunidad de desarrollo personal que
traiga a su vez beneficios para la sociedad en su conjunto.

Estas normas o reglas tienen como principios fundamentales su aplicación de


forma imparcial y sin discriminación en el sistema de administración
penitenciario dentro de todos los países integrantes de la ONU. 

En este conjunto de reglas mínimas, predominan las disposiciones, donde


están orientadas a que el sistema penitenciario de ninguna nación debe
agravar los sufrimientos que implican la privación de la libertad y el despojo del
derecho a la auto denominación de los reclusos. 
Las disposiciones señalan que todos los reclusos deben ser tratados con
respeto y dignidad, así como que nadie debe ser sometido a torturas ni a tratos
crueles, e inhumanos o degradantes para la personas humana. 

Uno de sus principios es que se deben tener en cuenta las necesidades


individuales de los reclusos privados de su libertad. De la misma manera,
también se deben reducir al mínimo las diferencias entre la vida en prisión y la
vida en libertad.

Estas disposiciones mínimas, buscan que la finalidad de la pena sea la


protección de la sociedad contra los delincuentes y la reducción de la
reincidencia, las mismas que a futuro lleven a reevaluar las finalidades de la
pena o sanción a imponerse a una persona. 

Conforme a la observación básicas, estas normas tiene una orientación que, "el
objeto de las siguientes reglas no es describir en forma detallada un sistema
penitenciario modelo, sino únicamente enunciar, partiendo de los conceptos
generalmente aceptados en nuestro tiempo y de los elementos esenciales de
los sistemas contemporáneos más adecuados, los principios y prácticas que
hoy en día se reconocen como idóneos en lo que respecta al tratamiento de los
reclusos y la administración penitenciaria". 

Con estas normas, cada Estado, en su sistema de administración penitenciaria,


se deberían de efectuar la indagaciones de todas las muertes bajo custodia, la
atención adecuada e idónea del personal médico, una regulación precisa sobre
los registros personales, así como cuestiones relativas a las condiciones de
trabajo, educación, deporte y contacto con el mundo exterior. 

Si bien, estas reglas no son de uso obligatorio por los Estados integrantes,


sí son estándares básicos y reguladores que deben guiar toda aplicación de las
políticas penitenciarias en los países del mundo, y mucho más en los países
integrantes de la ONU. 

Con estas Reglas Mandela establecen que la finalidad de la pena sea cumplida
y sea de protección de la sociedad contra el delito y la reducción de la
reincidencia, lo que sólo puede lograrse con una adecuada reinserción de la
persona en la sociedad tras su puesta en libertad, es decir a través de uno
resocialización de la persona y social.
Las disposiciones, están basadas sobre una serie de principios fundamentales
que incluyen el respeto a la dignidad humana y la prohibición inderogable de la
tortura y cualquier trato cruel, inhumano o degradante.

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