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Para la declaración de la ONU de 1948, véase Declaración Universal de los
Derechos Humanos.
La Libertad guiando al pueblo, por Eugène Delacroix (1830). Los derechos humanos fueron recogidos
en las leyes —positivación— a raíz de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII:
la Revolución inglesa, la Revolución Americana y la Revolución francesa; esta última promovió la
aprobación, en la Asamblea Nacional de 26 de agosto de 1789, de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano. La ONU aprobó, el 10 de diciembre de 1948, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos que recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos.
Índice
1Marco teórico
o 1.1Histórico
2Origen cultural
3Evolución histórica
o 3.1Antecedentes remotos
3.1.1Sociedad grecorromana
3.1.2Influencia del cristianismo
o 3.2Conformación del concepto
o 3.3Revoluciones burguesas y positivación de los derechos humanos
o 3.4Nuevas demandas e internacionalización de los derechos
4Naturaleza y fundamento
o 4.1Iusnaturalismo
o 4.2Iuspositivismo
o 4.3Tesis realistas
o 4.4Utilitarismo
5Aspectos institucionales y jurídicos
o 5.1Derechos humanos y derechos constitucionales
6Clasificación generacional
o 6.1Tres generaciones de derechos humanos
o 6.2Pactos y convenciones de derechos humanos
o 6.3Otras propuestas
7Derechos Humanos del siglo XXI: la Declaración Universal de Derechos Humanos
Emergentes
8Derecho humano a la paz
9Véase también
10Referencias
11Bibliografía
12Enlaces externos
Marco teórico[editar]
Se definen como facultades inherentes a la persona, irrevocables, inalienables,
intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos
es universal (para todos los seres humanos) e igualitario, así como incompatible
con los sistemas basados en la superioridad de una casta, etnia, pueblo, grupo
o clase social determinados.7 Según la concepción iusnaturalista tradicional, son
además atemporales e independientes de los contextos sociales e históricos. 8
La doctrina teórica de tales derechos ha realizado un importante esfuerzo por
clasificar y sistematizar los derechos humanos. Normalmente se dividen en dos
categorías: derechos positivos y derechos negativos. Los derechos negativos,
como el derecho a la intimidad o a no sufrir tortura, se definen exclusivamente en
términos de obligaciones ajenas de no injerencia; los derechos positivos, por el
contrario, imponen a otros agentes, tradicionalmente —aunque ya no de manera
exclusiva— el Estado,9 la realización de determinadas actividades positivas. 10 Otra
clasificación muy extendida es la que ordena los derechos humanos en tres o más
generaciones, atendiendo por lo general al momento histórico en que se produjo o
produce su reivindicación.
Según parte de la doctrina, los derechos humanos no son susceptibles de
jerarquización, pues son indivisibles e interdependientes. Para otra parte de la
doctrina (Bidart, Rosatti, Ekmekdjian, Riofrío) es posible establecer criterios
lógicos, cronológicos, axiológicos, normativos, entre otros, para establecer algún
tipo de jerarquía, abstracta o concreta, de los derechos. La tesis más aceptada es
que el peso específico del derecho y la determinación de cuál derecho ha de
prevalecer en un balanceo de derechos, ha de hacerse en el caso concreto. 11
Histórico[editar]
Los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales, 12 son una
idea de gran fuerza moral13 y con un respaldo creciente.14 Legalmente, se
reconocen en el derecho interno de numerosos Estados y en tratados
internacionales. Para muchos, además, la doctrina de los derechos humanos se
extiende más allá del derecho y conforma una base ética y moral que debe
fundamentar la regulación del orden geopolítico contemporáneo. La Declaración
Universal de los Derechos Humanos se ha convertido en una referencia clave en
el debate ético-político actual, y el lenguaje de los derechos se ha incorporado a la
conciencia colectiva de muchas sociedades.14 Sin embargo, existe un permanente
debate en el ámbito de la filosofía y las ciencias políticas sobre la naturaleza,
fundamentación, contenido e incluso la existencia de los derechos humanos; 15 y
también claros problemas en cuanto a su eficacia, ya que existe una gran
desproporción entre lo violado y lo garantizado estatalmente. 16
De acuerdo con De Souza Santos, hoy es innegable la hegemonía de los
derechos humanos como lenguaje de la dignidad humana. Sin embargo, esta
hegemonía debe convivir en una realidad alarmante. La gran mayoría de la
población mundial no es sujeto de derechos humanos, sino el objeto de los
discursos de derechos humanos.17
Origen cultural