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PRIMER MÓDULO

CONCEPTOS PRELIMINARES PARA


COMPRENDER EL DERECHO DE LAS
MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE
VIOLENCIAS
Unidad 1. Género y discriminación
Preguntas orientadoras:

¿Por qué hombres y mujeres experimentan de forma diferenciada las relaciones


sociales?
¿Cómo se manifiestan en la cotidianidad las relaciones desiguales entre
hombres y mujeres?
¿Qué es la discriminación contra las mujeres y cuáles son las obligaciones del
Estado para prevenirla?

Reconocer que hombres y mujeres experimentan de forma diferenciada las relaciones


sociales, tanto en el ámbito público como privado, es un factor determinante para avanzar
en la comprensión de la realidad y, en esta medida, cualquier intento por aproximarse a sus
dinámicas y por transformarlas debe partir de dicho reconocimiento. Aun así, no basta con
admitir que existen experiencias diferenciadas, este solo es un primer paso que deberá ir
acompañado de un esfuerzo por comprender cuáles son las bases sociales para que estas
diferencias se traduzcan en inequidades −y viceversa− en lo cotidiano.
Partiendo de lo anterior, y con el fin de aportar en dicha tarea, esta unidad se centra en el
abordaje de algunos conceptos básicos que permitirán resolver las preguntas orientadoras
y, en términos generales, comprender la pertinencia de hablar del derecho de las mujeres a
una vida libre de violencias.

Orden social de género


A través de los años, desde distintas áreas del conocimiento se ha señalado la existencia
de un orden social de género, de un sistema históricamente configurado que estructura las
relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres, y establece mecanismos para que dichas
relaciones se mantengan y reproduzcan en los diferentes contextos sociales. Es en el marco
del orden social de género que se establecen las convenciones en relación con lo que “deben
ser” los hombres y las mujeres en cada sociedad, las valoraciones sobre estas formas de
existir, etc., y justamente por esto se convierte en la base de la desigualdad entre los sexos.
Aun cuando el orden social de género implica responsabilidades tanto para hombres como
mujeres, que deben asimilar y encarnar los valores y normas que la sociedad considera
adecuadas1, es claro que las relaciones instituidas a través de dicho orden social implican
costos más altos para las mujeres en consideración de su papel de subordinación.
Para presentar una explicación simplificada de esta subordinación de las mujeres a la que se
hace referencia, de su inferior valor en la jerarquía establecida en el marco del orden social
de género, resulta pertinente aludir a las categorías sexo y género, que son fundamentales
para entender las relaciones entre hombres y mujeres y las desigualdades que en el marco
de estas relaciones se evidencian.

1. Briñón, M. (2007). Una visión de género… es de justicia. Campaña Muévete por la igualdad, es de justicia.
Departamento Educación para el Desarrollo de Entreculturas, InteRed y Ayuda en Acción. Recuperado el 15 de
Noviembre de 2017de https://www.entreculturas.org/sites/default/files/una_vision_de_genero.es_de_justicia.pdf

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Sexo y género

categoría Definición Campo Ejemplo


Rasgos naturales, congénitos y universales
En la especie humana, las hembras
Sexo relativos a la naturaleza biológica, relacionados Naturaleza tienen vagina, los machos tienen
con la caracterización de machos y hembras 2
pene

Construcción social y cultural, a través


de la que se asignan significados y Las mujeres son femeninas y los
Género Cultura
responsabilidades a seres humanos, en hombres masculinos
función de su sexo

Este cuadro presenta dos definiciones básicas sobre las categorías sexo y género, que dan
cuenta de cómo cada una de ellas, en el imaginario social, se encuentra asociada a un
campo particular: el sexo al biológico-natural y el género al social-cultural.
Partiendo de esta comprensión de sexo y género, se han desarrollado a lo largo de la historia
diferentes explicaciones en relación con la subordinación de las mujeres, aludiendo a que es
su naturaleza, sus características como hembras de la especie humana, las que fundamentan
su inferioridad y que en tanto dicha inferioridad se encuentra asociada a lo natural, a su
existencia “nata”, es imposible de transformar.
Es inevitable negar que hay unas características corporales que nos distinguen a los seres
humanos, sin embargo, es fundamental comprender que dicha corporalidad no puede ser
entendida por fuera de las significaciones y valoraciones sociales que la rodean.
En este punto, justamente, resulta interesante conocer la categoría sistema sexo-género,
que rompe con la dicotomía entre la naturaleza y la cultura, y desarrolla un análisis relacional
entre el sexo y el género, que hace posible una comprensión global sobre la manera en que
las diferencias existentes entre hombres y mujeres se tornan en privilegios y desventajas,
que a su vez se traducen en discriminación contra las mujeres.

Sistema sexo-género
La categoría sistema sexo-género resulta fundamental para comprender cómo opera el
orden social de género, pues pone en evidencia que existe un “conjunto de disposiciones
por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad
humana”3 y, que en esta medida, no es posible justificar la subordinación de las mujeres y
las inequidades a las que se enfrentan en sus “diferencias biológicas”, pues la forma en que
están siendo interpretadas en lo cotidiano, como desventajas, ya es en sí una construcción
social.
Esto quiere decir que las interpretaciones humanas sobre lo corporal, inciden en el hecho
de que algunas características físicas/orgánicas sean más valoradas sobre otras. Estas

2. Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal IDPAC (2009). Propuesta Pedagógica y Metodológica. Plan
de Igualdad de Oportunidades para la Equidad de Género. Bogotá, Colombia.

3. Rubin, G. (1986). El tráfico de mujeres: notas sobre la "economía política" del sexo. Revista Nueva Antropología,
vol. VIII, núm. 30, pp. 95-145, Asociación Nueva Antropología A.C. México.

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interpretaciones y valoraciones sociales terminan por definir el papel en el mundo de hombres
y mujeres, su acceso a oportunidades, su situación económica, etc.
Para comprender esta afirmación, basta con dar una mirada a los imaginarios sociales
asociados a la capacidad innata de las mujeres de ser buenas madres. Es cierto que son
las hembras quienes tienen la capacidad de concebir; sin embargo, esto no quiere decir que
todas las mujeres quieran y puedan hacerlo.

Característica anatómica Construcción social


La hembra tiene la capacidad Las mujeres son buenas madres
de concebir por naturaleza

Aunque la complejidad del análisis que se puede hilar a la luz de esta categoría es mucho
mayor, se trae a colación porque da cuenta de que el sexo y el género no se pueden analizar
de forma fragmentada, pues existe una relación. Así mismo, porque permite comprender
que en tanto el sexo no es algo completamente natural, porque su existencia se encuentra
mediada por las valoraciones sociales, la opresión de las mujeres, que se atribuye a dicho
cuerpo sexuado, “no es inevitable, sino que es un producto de las relaciones sociales
específicas que la organizan”4 y, en esta medida, puede ser transformada.
Justamente porque es una construcción social, porque sus bases se encuentran en la misma
sociedad y en los imaginarios que en ella circulan, la subordinación de las mujeres puede
ser transformada. La categoría sistema sexo-género pone en evidencia esto mismo: habitar
un cuerpo diferente no es una razón suficiente para ser sentenciadas a vivir en desventaja
permanente.
Ahora bien, para poder transformar el sistema sexo-género mediante el cual se legitima la
subordinación de las mujeres en la sociedad, es preciso reconocer algunos mecanismos
mediante los cuales se incorpora y naturaliza en la vida cotidiana: la identidad, los roles y los
estereotipos de género.

Identidad de género
Ser hombre o mujer es una situación social, en cuya definición inciden las construcciones
de sexo y género, las vivencias personales, entre muchos otros factores. La identidad,
como uno de ellos, juega un papel fundamental, en tanto es el mecanismo mediante el
cual hombres y mujeres interiorizan las expectativas en relación con el deber ser de su
existencia, marcado por el orden social de género y las ponen en diálogo con sus deseos. Es
la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a su propio género
y su proyección.
La identidad de género es “el resultado del peso que sobre las personas tiene la asignación
sociocultural de estereotipos y roles asociados a su sexo y, por ende, a las diferencias
biológicas y funciones del proceso de reproducción y división sexual del trabajo que ha
determinado desde el nacimiento, las experiencias, rituales y costumbres”5. Esto quiere
decir que, aun cuando los seres humanos estén inmersos en una sociedad con un orden

4. Ibíd.

5. Secretaría Distrital de la Mujer. Batería de talleres para mujeres. Herramienta para la construcción de autonomía
y libertad. 2015.

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social de género coercitivo y su “destino social” sea convertirse en hombres y mujeres, sus
experiencias siempre pueden ir más allá.
La identidad refleja cómo se han apropiado las disposiciones establecidas en el marco del
orden social de género y, en esta medida, puede responder a dicho orden social o, por el
contrario, buscar transgredirlo.
Teniendo en cuenta el contexto general de subordinación de las mujeres, es necesario
comprender que en un orden social de género en que los valores masculinos son privilegiados,
quienes asumen una identidad de género femenina, asociada a su reconocimiento como
mujeres, tendrán que enfrentarse a la realidad en una posición de desventaja. Así mismo,
quienes hayan sido leídas como mujeres, pero no asuman una identidad como “corresponde”,
tendrán que asumir las consecuencias de no encajar y estas en muchas oportunidades serán
aún más violentas.
Para comprender este concepto, resulta pertinente evaluarlo en comparación a los de sexo
y género:

Sexo Género Identidad de género


Rasgos naturales, congénitos Construcción social y
y universales relativos a cultural, a través de la que Percepción subjetiva
mediante la que las personas
Definición la naturaleza biológica,
relacionados con la
se asignan significados y
responsabilidades a seres se sitúan en relación con su
caracterización de machos y humanos, en función de su sexo y género
hembras6 sexo

Hembra Mujer Femenina


Ejemplo
Macho Hombre Masculina

En tanto la identidad de género se enmarca en un orden social de género, la expectativa


es que se corresponda con las construcciones de sexo-género; sin embargo, en lo
cotidiano, existen muchas otras opciones de existencia, que transgreden dicha pretensión
de “correspondencia” natural y que se enfrentan, por ello mismo, a muchas presiones
sociales.

Esta expectativa se encuentra asociada a la necesidad de mantener el orden, pero también


a los imaginarios sociales sobre la existencia de hombres y mujeres que han legitimado
socialmente que solo hay una forma de existir. Estos imaginarios son reforzados en lo
cotidiano por los denominados roles y estereotipos de género.

Roles y estereotipos de género


Los roles de género son el “conjunto de tareas y funciones que se asignan a mujeres y
hombres en una sociedad dada”7 y, como su nombre pone en evidencia, son asignados de

6. Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal IDPAC (2009). Propuesta Pedagógica y Metodológica. Plan
de Igualdad de Oportunidades para la Equidad de Género. Bogotá, Colombia.

7. Briñón, M. (2007). Una visión de género…es de justicia. Campaña Muévete por la igualdad, es de justicia.
Departamento Educación para el Desarrollo de Entreculturas, InteRed y Ayuda en Acción. Recuperado el 15 de
Noviembre de 2017de https://www.entreculturas.org/sites/default/files/una_vision_de_genero.es_de_justicia.pdf

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acuerdo con las valoraciones sociales que existen en relación con las expectativas sobre lo
que deben hacer hombres y mujeres.
Aunque existe el imaginario de que la división de las tareas y la asignación de roles se
relacionan con una especialización biológica de los sexos, ha quedado demostrado que
esta distribución tiene sus bases en un orden social. De otra forma, las tareas asignadas a
hombres y mujeres no cambiarían de un momento histórico a otro o de una sociedad a otra8.
En tanto los roles de género son uno de los mecanismos de reproducción del orden social de
género, terminan por profundizar las desigualdades existentes entre hombres y mujeres. La
subordinación de estas últimas se evidencia también en las tareas que se les asignan, pues
comparativamente son menos valoradas que las asignadas a los hombres, porque están
asociadas al campo femenino, en un mundo en que lo masculino prima.
Esta distribución desigual de las tareas va de la mano de una valoración de las características
que, de acuerdo con el sistema sexo-género predominante, deben hacer parte de la
personalidad, las conductas y comportamientos de hombres y mujeres. Sí, el orden social
de género no solo define qué debemos hacer, sino cómo debemos ser.
Justamente este “deber ser” establecido, que desconoce que hay muchas formas de asumir
ser hombres y mujeres, son los estereotipos de género, “ideas preconcebidas, simples, que
están muy arraigadas y determinan las conductas, comportamientos y actitudes que deben
tener las personas en función del grupo de pertenencia”9.
En este punto es preciso señalar nuevamente que aunque los estereotipos limitan las
posibilidades tanto de hombres como mujeres −en tanto reproducen mitos en relación a que
su existencia solo es posible si responde al deber ser socialmente construido, que desconoce
la diversidad y particularidad− surten más efectos negativos para las mujeres, en tanto el
orden social de género en el que se enmarcan da prevalencia a los valores masculinos y, con
ellos, a las conductas, comportamientos y actitudes que se relacionan con dichos valores.
Algunos de los estereotipos convencionales, que se asocian a hombres y mujeres, y a la
masculinidad y feminidad, como sus características centrales, son los siguientes:

Estereotipos masculinos Estereotipos femeninos


Fuerza Debilidad

Rudeza Delicadeza

Racionalidad Sensibilidad

Independencia Dependencia

8. Rubin, G. (1986). El tráfico de mujeres: notas sobre la "economía política" del sexo. Revista Nueva Antropología,
vol. VIII, núm. 30, pp. 95-145, Asociación Nueva Antropología A.C. México.

9. Briñón, M. (2007). Una visión de género…es de justicia. Campaña Muévete por la igualdad, es de justicia.
Departamento Educación para el Desarrollo de Entreculturas, InteRed y Ayuda en Acción. Recuperado el 15 de
Noviembre de 2017de https://www.entreculturas.org/sites/default/files/una_vision_de_genero.es_de_justicia.pdf

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Los estereotipos existen en diferentes campos, es decir, existen estereotipos que se
relacionan con la personalidad, pero también con los atributos físicos, los roles sexuales, el
deseo sexual, etc. En este sentido, resulta esclarecedora la siguiente sistematización sobre
ejemplos de estereotipos, que permite conocer algunos de los asociados al campo de la
sexualidad.

Estereotipos de género

Tipos Definición Ejemplo


Aquellos centrados en los atributos y Los hombres son más fuertes físicamente
Estereotipo de
las diferencias físicas y biológicas que las mujeres
sexo
existentes entre hombres y mujeres

Se basan en las características o cualidades La sexualidad de las mujeres está vinculada


Estereotipo sexuales que son, o deberían ser, poseídos por a la procreación
sexual hombres y mujeres respectivamente, así como
a la interacción sexual entre ambos

Se fundan en los papeles o el En la familia, los hombres deben ser los


Estereotipo comportamiento que son atribuidos y proveedores primarios y las mujeres
sobre roles esperados de hombres y mujeres a partir quienes cuidan a los hijos y realizan las
sexuales de las construcciones sociales, o bien, labores domésticas
sobre su físico

Estereotipo Aquel que interactúa con otro estereotipo Las mujeres solteras y lesbianas no son
compuesto de género. Atribuyen características y roles buenas madres10
a diferentes subgrupos de mujeres

Es fundamental reconocer que los estereotipos se encuentran ligados a imaginarios y mitos


que justifican las violencias contra las mujeres y que, para aportar en su eliminación, que
es un compromiso de todos los sectores de la sociedad, es preciso reconocer que “el que
se trate de asuntos culturales o sociales no es una excusa para legitimar y mantener estos
mitos e imaginarios. El Estado tiene el deber de eliminarlos porque permiten que continúe la
discriminación y afectan los derechos de las mujeres”11.

Discriminación contra las mujeres


El concepto de discriminación contra las mujeres establecido por la CEDAW (Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, por sus siglas en
inglés) se refiere a “toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo, que tenga por
objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer,

10. Este ejercicio de síntesis sobre los conceptos y ejemplos establecidos sobre la temática por Rebecca Cook
y Simone Cusak fue presentado en el marco del “Protocolo para juzgar con perspectiva de género. Haciendo
realidad el derecho a la igualdad”, desarrollado para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en México D.F.

11. Secretaría Distrital de la Mujer (2014). ABC Sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias.

7
de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica,
social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”12.
La discriminación de las mujeres es producto de las relaciones desiguales entre estas y los
hombres, y reflejan la subordinación propia de los roles que se les ha asignado en el orden
social de género. La discriminación es, entonces, la consecuencia de la subvaloración de lo
femenino y de los prejuicios que existen sobre los roles que deben cumplir las mujeres en
todos los aspectos de su vida. La creencia de que existen roles específicos para las mujeres
en cada ámbito de su vida, necesariamente conlleva a excluirlas y a restringir sus derechos.
La discriminación puede ocurrir en cualquier ámbito de la vida de las mujeres y, por tanto,
este concepto se encuentra estrechamente ligado con los derechos humanos de las mujeres
y su ejercicio pleno. Por esta razón, la CEDAW ordena a los Estados parte, incluyendo a
Colombia, en todas las esferas, incluyendo la política, social, económica y cultural, tomar
todas las medidas necesarias para asegurar el pleno desarrollo de las mujeres, con el objeto
de garantizarles el ejercicio y el goce de sus derechos y las libertades fundamentales en
igualdad de condiciones con los hombres.
Esta igualdad de condiciones, según la Constitución Política Nacional, debe entenderse bajo
el postulado del artículo 13, que enuncia que las personas nacen libres e iguales ante la
ley, deben recibir la misma protección y trato de las autoridades, y gozar de los mismos
derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza,
origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. Igualmente, el artículo
43 establece que las mujeres y los hombres tienen iguales derechos y oportunidades y que
las mujeres no podrán ser sometidas a ninguna clase de discriminación.
El concepto de igualdad tiene un amplio desarrollo legal y jurisprudencial en Colombia, y
goza del máximo reconocimiento en el ordenamiento jurídico. Sin embargo, la existencia
de esta normativa no garantiza que en la práctica sea posible su ejecución, puesto que,
en sociedades con la exclusión y discriminación arraigada en todas las esferas de la vida,
difícilmente el hecho de que existan normas que establecen la igualdad como derecho,
garantiza que existan las condiciones materiales para hacerla efectiva.
Un ejemplo de esta diferencia de la igualdad en lo formal de la norma y la realidad material
Un ejemplo de la distancia existente frente a la igualdad en lo formal de la norma y en la
realidad material puede evidenciarse en el hecho de que existe una estructura normativa
que indica que todas las personas pueden participar en la vida política del país en igualdad
de condiciones, cuando en la práctica la sociedad colombiana no ha generado condiciones
realmente equitativas para la participación política de las mujeres y, como consecuencia
de ello, solo el 20 % del máximo órgano de representación política está conformado por
mujeres.
Por ese motivo, existen medidas encaminadas a combatir las condiciones históricas que
generan discriminación para promover la igualdad material y efectiva. Estas se denominan
medidas afirmativas porque “aluden a todas aquellas medidas, políticas o decisiones públicas
a través de las cuales se establece un trato ventajoso, y en cuanto tal formalmente desigual,
que favorece a determinadas personas o grupos humanos tradicionalmente marginados”13.

12. Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 18 de diciembre de
1979. Recuperado el 15 de Noviembre de 2017, de http:// http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/text/
sconvention.html

13. Corte Constitucional (2010), Sentencia C-293/2010, M.P. Nilson Pinilla, Bogotá.

8
Tanto la discriminación, como la igualdad y las medidas afirmativas deben ser leídas e
interpretadas a la luz de las consideraciones que motivaron la CEDAW, sobre los roles de
las mujeres en las sociedades: la participación de las mujeres en igualdad de condiciones
con los hombres, en todos los campos, es indispensable para el desarrollo pleno y completo
de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz. Así lo reafirmó la Declaración y
Plataforma de Acción de Beijing al reconocer que “la potenciación del papel de la mujer
y la plena participación de la mujer en condiciones de igualdad en todas las esferas de la
sociedad, incluidos la participación en los procesos de adopción de decisiones y el acceso
al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz”14.
Se trata entonces de comprender que para lograr fines máximos de la sociedad −el desarrollo,
el bienestar, la paz y la igualdad− es necesario que se eliminen las relaciones desiguales
entre hombres y mujeres, se modifiquen los roles tradicionales asignados a cada grupo y se
superen los estereotipos que refuerzan la discriminación contra las mujeres.

Ámbitos en los que las mujeres sufren la discriminación


La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer
−CEDAW− enuncia la importancia de propender por la igualdad entre hombres y mujeres en
el ejercicio de todos sus derechos. Resulta fundamental la protección integral de todos los
derechos en tanto la discriminación atraviesa toda la vida y los ámbitos de existencia de las
mujeres.
Sin embargo, la Convención ordena a los Estados, entre los que se encuentran Colombia,
tomar medidas en algunos ámbitos específicos, que posibilitan comprender la profundidad
de las afectaciones en la vida de las mujeres debido a las discriminaciones.
Estos ámbitos están relacionados con los derechos vulnerados históricamente a las mujeres
y sobre los que las discriminaciones se expresan en forma de violencias:
Trata de mujeres.
ü
Discriminación contra las mujeres en la vida política y pública del país.
ü
Igualdad de derechos entre hombres y mujeres para adquirir, cambiar o conservar su
ü
nacionalidad.
Igualdad de derechos entre hombres y mujeres en la esfera de la educación.
ü
Igualdad de derechos entre hombres y mujeres en la esfera del empleo.
ü
Igualdad de derechos entre hombres y mujeres en la esfera de la atención médica a fin
ü
de asegurar el acceso a servicios de atención médica, inclusive los que se refieren a la
planificación de la familia y el ejercicio digno de la maternidad.
Igualdad de derechos entre hombres y mujeres en otras esferas de la vida económica y
ü
social.
Igualdad de derechos entre hombres y mujeres en las zonas rurales a fin de asegurar la
ü
participación de las mujeres rurales en el desarrollo rural y en sus beneficios, incluido su
trabajo en los sectores no monetarios de la economía.

14. Informe de la Cuarta Conferencia mundial sobre La Mujer (1995), Beijing 15 de septiembre.

9
Igualdad de derechos entre hombres y mujeres en todos los asuntos relacionados con el
ü
matrimonio y las relaciones familiares.
Reconocimiento de la capacidad jurídica y libertad de autodeterminación de las mujeres en
ü
iguales condiciones que los hombres.
Como puede verse, se trata de esferas de la vida de las mujeres en las que las discriminaciones
se manifiestan a través de violencias que se basan en la subvaloración de lo femenino e
inciden en la exclusión de las mujeres de la vida política, laboral, académica, económica,
social, etc.

Obligaciones del Estado para combatir la discriminación


La Convención CEDAW establece las acciones con las que deben comprometerse los
Estados parte, incluyendo a Colombia. Estas son:
“a) Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier otra
legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por ley
u otros medios apropiados la realización práctica de ese principio.
b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones
correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer.
c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad
con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales o competentes
y de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de
discriminación.
d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar
porque las autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación.
e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer
practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas.
f) Adaptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o
derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la
mujer.
g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación contra
la mujer”.
Asimismo, la CEDAW establece la responsabilidad a los Estados de:
1. Modificar los estereotipos derivados de los roles de género de hombres y mujeres, con
miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de
cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de
cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.
2. Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad
como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y
mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos.
Estas dos obligaciones ponen en evidencia la necesidad de reconocer que el origen de las
discriminaciones y la continuidad de los estereotipos de género se encuentran arraigados
culturalmente y, en esta medida, se reproducen en todos los ámbitos. Asi mismo, ponen en
evidencia que contra ese arraigo cultural, el Estado tiene el deber del ejecutar medidas que
prevengan la reproducción de los estereotipos que sustentan la discriminación contra las
mujeres y perpetúan las violencias en su contra.

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Bibliografía
Briñón, M. (2007). Una visión de género… es de justicia. Campaña Muévete por la igualdad, es
de justicia. Departamento Educación para el Desarrollo de Entreculturas, InteRed y Ayuda
en Acción. Recuperado el 15 de Noviembre de 2017 de https://www.entreculturas.org/
sites/default/files/una_vision_de_genero.es_de_justicia.pdf
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra La Mujer (1979).
Recuperado el 15 de Noviembre de 2017, de http:// http://www.un.org/womenwatch/daw/
cedaw/text/sconvention.htm
Corte Constitucional (2010). Sentencia C-293/2010, M.P. Nilson Pinilla. Bogotá.
Informe de la Cuarta Conferencia mundial sobre La Mujer, Beijing (1995), 15 de septiembre.
Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal IDPAC (2009). Propuesta Pedagógica
y Metodológica. Plan de Igualdad de Oportunidades para la Equidad de Género. Bogotá,
Colombia.
Rubin, G. (1986). El tráfico de mujeres: notas sobre la "economía política" del sexo. Revista
Nueva Antropología, vol. VIII, núm. 30, pp. 95-145, Asociación Nueva Antropología A.C.
México.
Secretaría Distrital de la Mujer (2014). ABC Sobre el derecho de las mujeres a una vida libre
de violencias.
Secretaría Distrital de la Mujer (2015). Batería de talleres para mujeres. Herramienta para la
construcción de autonomía y libertad.

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