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Sé tú mismo – el peor consejo de todos.

Tal vez antes has escuchado el consejo “sé tu mismo”, y obvio sí, porque a todos en algún
m9omento nos los han dicho.

Si le preguntas a tu amigo, familiar o un compañero, cómo hacer para conquistar a la persona


que te gusta, o quizás como actuar en la universidad o en la entrevista de trabajo, lo más típico
es que te digan “solo sé tú mismo”.

Y aunque lo más probable es que lo hagan con una buena intención

Pero lo único bueno es la intención, mas no el consejo.

Vivimos en la Era de la Autenticidad, en la que “ser tú mismo” es el típico consejo para la vida,
el amor y el trabajo. La autenticidad significa borrar la división entre lo que tú crees
firmemente en tu interior y lo que le muestras al mundo exterior. la autenticidad es “la
decisión de dejar que nuestro verdadero yo se revele”.

Queremos vivir vidas auténticas, casarnos con parejas auténticas, trabajar para jefes
auténticos y votar por un gobernante auténtico. los cursos más populares son aquellos de
discursos basados en “sé tú mismo” “expande tus horizontes” y antes de “nunca te rindas”.

Imagina querer ser tu mismo todo el tiempo y decirle a alguien de buenas a primeras que
quieres irte a la cama con ella o él, o decirle a tu jefe lo que piensas de él o ella.

Sería un completo caos, si por ejemplo conociera a una pareja que adopto a un niño y por
decisión de ellos, no quisieran que el niño se enterase que es adoptado, y nosotros cómo
pensamos que lo correcto sería decirle a niño la verdad, le contáramos al pequeño que es
adoptado, sin el consentimiento de los padres.

Y es que situaciones así las tenemos a lo largo de nuestras vidas, y esto solo nos traerá
problemas.

Cuándo busca alguien ser auténtico depende de un rasgo de la personalidad llamado


autorregulación. Un autorregulador fuerte observa constantemente a su alrededor en busca
de pistas sociales y se adapta. Odia la incomodidad social y trata desesperadamente de no
ofender a nadie.

Pero si la AUTORREGULACIÓN es baja, la persona se guía más por su estado interno, sin
importar las circunstancias. En un estudio fascinante, cuando a un grupo de personas le
servían un filete, los autorreguladores fuertes lo probaban antes de agregarle sal, mientras que
los autorreguladores bajos le ponían sal primero. El psicólogo Brian Little lo explica así: “Es
como si quienes se controlan menos conocieran muy bien su personalidad salina”.

Los autorreguladores bajos tachan a los altos de camaleones e hipócritas. Tienen razón en
cuanto a que hay un momento y un lugar para la autenticidad. Algunos resultados preliminares
de una investigación sugieren que los bajos suelen tener matrimonios más felices y menos
probabilidades de divorcio. Con la pareja amorosa, ser auténtico puede llevar a una conexión
más genuina.

Sin embargo, en los demás aspectos de nuestras vidas, ser muy auténtico puede tener un
precio. Quienes se regulan a un alto nivel avanzan más rápido y logran un mayor estatus, en
parte porque están más preocupados por su reputación. Aunque para algunos eso pareciera
premiar el fraude de la autopromoción, ellos pasan más tiempo investigando qué necesitan los
demás y ofreciendo su ayuda.

En un extenso análisis de 136 estudios con más de 23.000 empleados, los autorreguladores
altos recibieron evaluaciones mucho más altas y tuvieron más probabilidades de lograr
ascensos a puestos de liderazgo.

Curiosamente, las mujeres suelen regularse menos que los hombres, quizá porque ellas tienen
más presión social para expresar sus sentimientos. Tristemente, esto las pone en riesgo de que
se les juzgue como débiles o poco profesionales. Algunos investigadores incluso sugieren que
la baja autorregulación puede afectar el progreso de las mujeres.

Pero incluso los autorreguladores altos pueden sufrir por la idea de autenticidad, pues eso
presupone que existe un yo verdadero: un cimiento de nuestras personalidades que es una
combinación de convicciones y cualidades.

O sea que, el simple hecho de creer que existe un yo inamovible puede interferir con el
crecimiento personal.

Los niños que creen que sus capacidades son fijas se rinden después de fracasar; los gerentes
que piensan que el talento es inalterable no pueden apoyar a sus empleados. “Cuando
luchamos por mejorar nuestro comportamiento, un sentido claro y firme del yo es una brújula
que nos ayuda a navegar entre las opciones y progresar hacia nuestras metas. “Cuando
buscamos cambiar nuestro comportamiento, un concepto muy rígido del yo se convierte en un
ancla que nos impide zarpar”.

¿Entonces que es lo ideal, ser altamente autorreguladores o bajos autorreguladores?

Bien, no hay un ideal, pero hay un horizonte al cual debemos apuntar, este horizonte es
interiorizar el exterior.

si empezamos de golpe a ser auténticos y ser nosotros mismos, entonces se nos presentarán
problemas, así que debemos ir lentos hacia el camino de la autenticidad, porque sí es cierto,
ser autentico está bien, y deberíamos serlo, pero En lugar de buscar nuestro yo interno y
después de hacer un esfuerzo consciente para expresarlo, lo mejor será comenzar con nuestro
yo externo. Poner atención a cómo nos presentamos a los demás y después esforzarnos por
ser la persona que decimos ser.

En lugar de cambiar desde adentro hacia fuera, tratemos de interiorizar el exterior.

De esa manera seremos sinceros y podremos ser auténticos sin dificultad.


Así que, La próxima vez que la gente diga “Solo sé tú mismo” hay que pararla en seco. Nadie
quiere oír todo lo que pasa por nuestra mente. Solo quieren que vivamos a la altura de lo que
sale por nuestra boca.

Bien poderosos y poderosas, como siempre muchas gracias por verme.

Estaré subiendo vídeos en mi segundo canal sobre diversos temas, como marketing y
acontecimientos que son tendencias. Sí quieres verme hablar de esto, puedes suscribirte, no
siendo más.

Un abrazo y hasta pronto.

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