Las observaciones macroscópicas corresponden a los promedios
estadísticos de las coordenadas atómicas.
Las coordenadas que no se neutralizan en el promedio son la energía, el
volumen, los números de moles y otros parámetros extensivos termodinámicos macroscópicos, cada uno de tales macroestados es, por tanto, compatible con un número muy grande de microestados, o estados atómicos subyacentes.
Es una ley fundamental de la estadística cuántica que todos los microestados
compatibles con un macroestado dado son igualmente probables en un sistema aislado, así, dos conjuntos cualesquiera de posiciones de las moléculas, compatible cada uno de ellos con los valores conocidos de energía, volumen y números de moles, se producirán con igual probabilidad a medida que las moléculas danzan de un punto a otro siguiendo sus trayectorias aleatorias. El significado profundo de la ley de equiprobabilidad de los microestados pue- de apreciarse analizando una sencilla analogía:
X= la frecuencia de la luz, N(X)= es el número de celdas en el campo correspondiente
y k= es la constante de Boltzmann; entonces, la entropía del sistema se define como S(X) = k ln[N(X)] La entropía de cualquier macroestado es proporcional al logaritmo del número de microestados asociados con dicho macroestado. Debe hacerse una observación final relativa al hecho de haber elegido el logaritmo del número de microestados como valor de la entropía, en lugar del número de microestados propiamente dicho. Si consideramos dos sistemas que forman uno compuesto, el número de microestados es multiplicativo. Es decir, el número de microestados del sistema compuesto es el producto de los números de microestados de cada subsistema. Por consiguiente, el logaritmo del número de microestados es aditivo (ecuación B.5). Al elegir la entropía como el logaritmo del número de microestados, se obtiene un parámetro extensivo, el cual se acomoda así de una forma natural al formalismo termodinámico, junto con la energía, el volumen y los números de moles.