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UNIVERSIDAD YACAMBU

CABUDARE EDO.- LARA

Tema
24.
La Seda
de
Araña

Cursante: Valery López.

Exp.: III-173-00169.

C.I: 27894524.
INTRODUCCIÓN

A medida que se profundiza el conocimiento científico sobre las estructuras y


mecanismos de los seres vivos, fascina cada vez más la complejidad y la funcionalidad de
esos sistemas biológicos, incluso de aquellos considerados “simples” o “primitivos”. El
término Biomimética, que se ha hecho común en los medios científicos, se refiere al
trabajo de diversos científicos (ingenieros, químicos, físicos, biólogos, etc.) que tratan de
copiar los procesos biológicos y aplicarlos en distintas áreas tecnológicas y científicas.

La historia está llena de ejemplos de ingenieros, científicos y artistas que se


inspiraron en la naturaleza. Entre ellos podemos citar a los hermanos Wright que volaron
después de observar el vuelo veloz de los buitres. Inspirado en la estructura de los huesos,
Eiffel proyectó la famosa torre que lleva su nombre y que soporta su enorme peso en sus
curvas elegantes. Otros ejemplos son las puntas de las agujas epidérmicas moldeadas
como colmillos de víboras y el Velcro que fue basado en el mismo principio de aquellos
abrojos (Xanthium spinosum) que se pegaron a las medias y al pelo de su perro, durante
una caminata por el campo del suizo George de Mestral. Y más recientemente pinturas
que imitan la superficie de la flor de Loto, siendo de esa forma pinturas que se limpian
solas.

En este campo científico, uno de los productos naturales que llama más la atención
es la telaraña. Numerosos científicos en todo el mundo tratan de copiar las propiedades
de la seda que produce la araña, y lo más interesante es que hasta intentan reproducir el
método que usan las arañas para fabricar la seda.

La relación de las arañas y sus redes ha sido conocida por el hombre desde los
tiempos más remotos; en la Biblia y el Corán se hace referencia a ella. Asimismo, muchos
hombres de la Antigüedad se interesaron por estos arácnidos; Aristóteles (384 - 322 a.C.)
hace mención de ellas en sus escritos y fue el primero en aportar datos sobre su biología y
comportamiento; también les llamaron la atención a Nicandro de Colofón (136 a. C.) y
más tarde a Plinio (23-79 d. C.).

Los hilos de seda de la tela de araña ya fueron usados en la antigüedad en los


retículos de lunetas astronómicas, micrómetros y otros instrumentos ópticos. Algunas
tribus de América del Sur empleaban las telas de araña como hemostático en las heridas.
Los pescadores de la Polinesia usan el hilo de la araña Nephila, que es una tejedora
eximia, como hilo de pescar. En Madagascar, los nativos capturaban las arañas Nephila y
obtenían rollos de hilos que usaban para fabricar tejidos de color amarillo dorado. Algunas
tribus en Nueva Guinea usan telarañas como sombrero para protegerse de la lluvia.

LA SEDA DE ARAÑA
La tenacidad, resistencia y elasticidad de esta seda sigue intrigando a los
científicos, que se preguntan qué es lo que le da a este material natural sus cualidades
inusitadas. Más fino que un cabello, más liviano que el algodón, y (en las mismas
dimensiones) más fuerte que el acero, la tela “atormenta” a los científicos que intentan
copiar sus propiedades, o sintetizarla para producción en gran escala. Varias aplicaciones
de este nuevo material surgen en la mente de los investigadores, tales como ropa y
zapatos a prueba de agua, cables y cuerdas, cinturones de seguridad y paracaídas más
resistentes, revestimiento anticorrosivo, parachoques para automóviles, tendones y
ligamentos artificiales, chalecos a prueba de balas, etc.

La producción de la seda de araña ha estado marcada históricamente por los


intentos infructuosos de crear granjas de estos animales, debido al comportamiento
territorial y canibalístico de las arañas, se hace imposible domesticarlas en gran escala y
de esta manera obtener la seda para uso industrial. Razón por la cual, desde hace
décadas, se vienen estudiando sus diversas propiedades con la esperanza de sintetizar un
material con propiedades similares que pueda ser utilizado en las distintas áreas
tecnológicas y científicas. Un hilo común de seda de la tela de araña es capaz de
extenderse hasta 70 kilómetros sin quebrarse bajo su propio peso, y se puede estirar
hasta 30 ó 40% más allá de su longitud inicial - sin romperse - mientras que el nylon
soporta que se lo estire sólo un 20%.

Una fibra de seda es mucho más resistente que un cable de acero de similar
grosor, y muchísimo más elástica. Se dice que un cable de seda de araña del grosor de un
lápiz podría detener a un Boeing 747 en pleno vuelo. A la vez, la singular estructura
molecular de las fibras de seda permite que puedan estirarse hasta el 40% adicional de su
tamaño inicial sin romperse. Todo ello en un material de origen natural, biodegradable e
inocuo. No es sorprendente que el hombre haya intentado, desde hace décadas, usar este
singular material para sus fines tecnológicos, intentos que resultaron infructuosos hasta
hace muy poco. El equivalente artificial más parecido, el Kevlar, la fibra sintética de la que
se fabrican los chalecos anti-balas, es tres veces menos resistente y de mucha menor
elasticidad que la seda de araña, tiene un elevado coste de producción y su fabricación
implica el uso de altas presiones y temperaturas, así como disolventes orgánicos ácidos,
altamente contaminantes.

La materia prima inicial que las arañas usan para el tejido de la tela es una solución
líquido-cristalina que contiene proteínas, y que fluye fácilmente por los tubos (hilanderas)
presentes en el abdomen de la araña. La solución contiene 50% de proteína,
concentraciones que normalmente causan una altísima viscosidad, haciendo que el
proceso de tejer la tela en el laboratorio no sea viable. Sin embargo, las arañas pueden
resolver este problema manteniendo las proteínas en una conformación complicada
mientras están tejiendo, y solo después de eso las proteínas dejan esa conformación
complicada, estirándose y arreglándose para producir la elasticidad final del hilo.

Como se puede estirar hasta un 135% de su longitud original sin romperse, los
científicos estudian darle usos insospechados, ya sea mezclada con metales como el zinc,
titanio o aluminio como por sí sola. Se intentan crear telas para uso militar (chalecos
antibalas, paracaídas), para fabricar hilo quirúrgico o tejidos artificiales para huesos y
tendones, micro-conductores y fibras ópticas.

La mayoría de especies cuentan con varias glándulas secretoras de seda. Cada


glándula fabrica un tipo concreto de seda que se utiliza para una función específica. Por
ejemplo, las sedas pegajosas se utilizan para la zona de captura de las telarañas, mientras
que en los puntos de refuerzo y anclaje se utilizan sedas más resistentes.

Se conocen siete glándulas diferentes y siete tipos de seda: Glándula ampulácea


mayor: produce seda estructural. Se utiliza en los radios y marcos de la estructura de las
telarañas. Glándula ampulácea menor: produce seda espiral. Se utiliza en espirales de
captura y espirales auxiliares. Glándula piriforme: produce seda de refuerzo. Se utiliza
como cemento en los puntos de refuerzo entre hilos y en las zonas de anclaje de las telas.
Glándula flageliforme: produce seda de captura. Se utiliza para formar la zona principal de
captura de presas. Se cubre con la seda pegajosa de la glándula agregada. Glándula
agregada: secreta una sustancia pegajosa con la que recubren las fibras de captura.
Glándula cilíndrica: produce seda de recubrimiento. Se utiliza en la capa externa de los
sacos que protegen los huevos y las crisálidas. Glándula aciniforme: produce seda suave.
Se utiliza en el interior de los huevos y crisálidas. También la seda con la que envuelven las
presas para conservarlas y momificarlas.

Todas las especies pueden fabricar varios tipos de seda, pero muy pocas fabrican
los siete tipos a la vez. Como mínimo tienen tres glándulas los machos y cuatro las
hembras. La especie Araneus diadematus es una de las pocas que tiene las siete glándulas.

Tomando en cuenta que la tela de araña es una estructura bidimensional, que


tiene la finalidad de atrapar las presas, entonces desde el punto de vista estructural (la
fibra como un medio continuo) será importante poder conocer sus propiedades
mecánicas de resistencia, tenacidad así como su elasticidad, por lo tanto es de esperar
que la gran mayoría de investigaciones realizadas para determinar dichas propiedades, se
centren fundamentalmente en experimentaciones del tipo cuasi estático (con una
velocidad de ensayo muy pequeña), siendo el ensayo de tracción el más utilizado.

CONCLUSIÓN
Finalmente se puede concluir al respecto de la temática que efectivamente las
propiedades de la seda han despertado el interés de algunas personas para producir
materiales similares a estos y se puedan emplear en diversos usos, por ejemplo como hilos
quirúrgicos o en prótesis, chalecos antibalas y componentes estructurales ligeros y de alta
resistencia. Se ha comprobado que la tenacidad de la seda es resistente a la ruptura, es
superior a la correspondiente del hueso, el tendón o la celulosa; es la mitad de fuerte que
el acero y ligeramente menor a la del nailon. Recientemente se han hecho varios hallazgos
que contribuyen a explicar la forma en que la seda puede cambiar de solida a liquida. Se
sabe que la liquida tiene concentración de cloruro de sodio.  Aún falta muchísimo por
descubrir en cuanto a las características de la seda y sobre cómo elaborarla
artificialmente, inclusive así, hay muchas tecnologías, estudios y hallazgos desarrollándose
referente a la investigación del comportamiento de la seda de éste animal que continúan
a lo largo de la década para así perfeccionarlo con tal de darle un uso óptimo para la
sociedad de nuestra generación.

ANEXOS:

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