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EMIGRACIÓN

1. CONCEPTO DE EMIGRACIÓN
La emigración es el acto de emigrar, es decir, de dejar el país natal para residir temporal
o permanentemente en otro.
Las razones que provocan la emigración son complejas y tienen relación con el marco
individual de decisiones, el proceso familiar/social y el contexto económico, social y
político nacional. A su vez, todos estos elementos están condicionados por la
globalización de los procesos económicos y culturales.

2. RAZONES DE LA EMIGRACIÓN
La teoría económica neoclásica se ha referido a la emigración como el resultado de la
búsqueda de equilibrio entre países que tienen un exceso de población, donde el precio
de la mano de obra es bajo, hacia países donde hay escasez de trabajadores, y donde los
salarios son altos. La emigración equilibraría estas diferencias y equipararía los niveles
salariales. Sin embargo, esto sólo puede producirse en el marco de un mercado
libre,
como no existe en la realidad. En el mundo real hay restricciones, políticas de selección,
cuotas, tráfico de inmigrantes, etc. y las leyes del mercado funcionan de forma
distorsionada.
Como crítica a la argumentación neoclásica, a fines de los años setenta apareció
una
aportación que se conoce como la teoría del mercado de trabajo dual, que sostiene que -
al margen de las motivaciones que guían las decisiones de los emigrantes-
las
migraciones internacionales se producen por la demanda intrínseca de trabajo de las
sociedades industriales modernas. Hay quienes sostienen que no serían tanto
los
factores de expulsión en los países emisores, sino los factores de atracción en los
receptores, quienes experimentan una necesidad crónica e inevitable de trabajadores
extranjeros, con salarios por debajo de los mínimos locales.
Desde otra perspectiva, la teoría del sistema global intenta explicar el proceso
migratorio desde una perspectiva sistémica. Sostiene que, en el transcurso de los siglos,
la penetración del capitalismo en las áreas periféricas en busca de riquezas, materias
primas y beneficios ilimitados, creó una población propensa a la movilidad geográfica.
Actualmente, la lógica del mercado es expandirse geográficamente y funcionalmente,
mediante el intercambio y los flujos económicos y de trabajadores entre las naciones.
Pero este sistema global de mercado entra en contradicción con los intereses de estados
independientes, los cuales están constantemente preocupados por preservar y
defender
su soberanía. La teoría del sistema global considera a las migraciones internacionales
como parte de la dependencia de los países periféricos de los centrales, junto con otros
factores económicos, políticos y sociales. Así, los flujos de trabajadores siguen a los
flujos internacionales de bienes y capital, pero en un sentido inverso. Las inversiones
capitalistas fomentan cambios que crean una población desarraigada y móvil, al tiempo
que fomentan fuertes lazos materiales y culturales con los países centrales, conduciendo
por esta vía al movimiento transfronterizo. Finalmente, las migraciones internacionales
tienden a producirse entre potencias coloniales y sus antiguas colonias, debido al
establecimiento de tempranos vínculos culturales, idiomáticos, administrativos, de
comunicaciones, etc., los cuales se transformaron en mercados transnacionales y
culturales específicos durante la época de la dominación.
Concluyendo, desde esta perspectiva, las migraciones -como otros procesos
internacionales- no se producen entre unidades nacionales compartimentalizadas, sino
dentro de un sistema interactivo, producto de un desarrollo histórico común. Los
estados-nación juegan un papel importante dentro del sistema, en el que se incluye
también a una multiplicidad de actores privados, que comprenden desde grandes
corporaciones, hasta hogares de la clase obrera. Las actividades espontáneas de éstos a
través de las fronteras serían en parte la razón de la limitada efectividad de los esfuerzos
oficiales para regular la emigración.
De todos modos, aunque las estructuras económicas y políticas entre las naciones
definen los sistemas migratorios en los que hay mayor predisposición a que se
produzcan flujos, no explican por qué una persona determinada puede convertirse en
emigrante o por qué, dentro de un conjunto de individuos con características similares,
se termina produciendo la migración de sólo algunos. Estos interrogantes se contestan
conectando las macro-condiciones con las circunstancias personales, familiares y de
entorno de los potenciales migrantes. Estas conexiones se producen a través de redes de
diverso tipo.
De hecho, la emigración puede constituir parte de una estrategia colectiva combinada,
destinada a reducir riesgos y restricciones en la sociedad natal. En un hogar
determinado, algunos miembros pueden trabajar en el mercado local y otros pueden ser
enviados al exterior, donde obtendrán un mejor nivel de ingresos o -especialmente en
los países con alta inflación y continuas devaluaciones- salarios en una divisa más fuerte
o con un poder adquisitivo estable (véase Remesas).

3. CARACTERÍSTICAS DE LA EMIGRACIÓN
¿Existen características comunes a todos los procesos de emigración? Está claro que los
emigrantes difieren en sus respectivos puntos de origen y destino, en las cualificaciones
y habilidades que poseen, en las razones por las que migran y en las características
demográficas, como la edad o el sexo. Algunos grupos se integran rápidamente a la
sociedad a la que se trasladan, mientras otros permanecen aparentemente impermeables
durante mucho tiempo, incluso por generaciones. Este fenómeno, a su vez, no se puede
atribuir a ninguna "característica nacional", dado que los grupos de emigrantes suelen
proceder de regiones diferentes dentro de un mismo país, con caracteres culturales muy
marcados unas de otras. Muchas veces, personas procedentes de países distintos, pero
que se dedicaban originariamente al mismo tipo de actividades (como por ejemplo, la
agrícola), pueden tener más elementos socioculturales en común, que entre los
connacionales que habitaban en una gran ciudad y en el campo, o en una provincia
periférica. Por otra parte, según las circunstancias históricas, el papel desempeñado por
los inmigrantes ha cambiado a lo largo de los siglos, pudiendo recibir diversas
valoraciones políticas y sociales.
A pesar de estas diferencias, destacamos algunos elementos comunes a casi todos los
procesos emigratorios.
Las migraciones tienden a ser selectivas, más que producto del azar, en términos de
cualificación, expectativas, orígenes y destinos. Los emigrantes de un país determinado
suelen ser habitantes bastante atípicos dentro de su país natal, tanto en su origen social
como geográfico. Por ejemplo, durante el siglo pasado y la primera mitad de este siglo,
gallegos, sicilianos, irlandeses y habitantes del estado de Kerala (India) emigraban en
forma masiva, mientras no lo hacían en la misma medida los restantes españoles,
italianos, británicos e indios. Del mismo modo, los puntos de destino no eran casuales,
sino que se ligaban a regiones específicas de origen, lo cual se manifestaba en los
patrones de residencia en la sociedad receptora, a veces constituyendo nichos dentro de
los barrios de personas con un supuesto origen común (por ejemplo, los calabreses
dentro de los barrios italianos, los polacos judíos dentro de los barrios judíos, etc.) o
residiendo en barrios distintos que los de sus connacionales, que hubieran llegado
previamente (especialmente, si poseían menores ingresos).
En la mayoría de los movimientos se puede detectar el funcionamiento de diversas
cadenas migratorias, frecuentemente dentro del marco de redes, lo cual confirma la idea
de que la emigración no es un proceso fortuito. Generalmente se produce desde las
regiones más pobres, de más alta presión en la relación población-distribución-recursos,
hacia zonas más ricas, de menor presión; de regiones más conflictivas o envueltas en
guerras y persecuciones, a otras con menor violencia y mayor tolerancia. En este
proceso, además, se produce una transferencia de recursos humanos, de habilidades, de
experiencias y de conocimientos que tiene un impacto enorme y normalmente positivo,
tanto en los emigrantes, como en la sociedad receptora.

BIBLIOGRAFÍA
APPLEYARD, R. (Ed.) (1998): Emigration dynamics in developing countries, vol. I:
Sub-saharian Africa, Ashgate Publishing. Aldershot.
- (1999): Migration and Development, número especial de International Migration, vol.
37 (1), IOM -UNFPA. Véase el artículo de Hania Zlotnik, "Trends of International
Migration Since 1965: What existing data reveals".
CASTELS, S. y MILLER, M. (1993): The Age of Migrations, Population Movements in
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GHOSH, B. (1997): "Las migraciones por causas económicas y los países emisores" en
ibídem.
NAIR, S. (1995): Mediterráneo hoy, Entre el diálogo y el rechazo, Icaria, Barcelona.
PORTES, A. y BÖRÖCZ, J. (1997), "Las migraciones actuales: perspectivas teóricas
sobre sus causas determinantes y las formas de incorporación de extranjeros" en
MALGESINI, G. (comp.), Cruzando fronteras. Migraciones en el sistema mundial,
FUHEM- Icaria, Barcelona.
Fuente: "Emigración" en Guía de conceptos sobre migraciones, racismo e
interculturalidad, Gabriela Malgesini y Carlos Giménez, Catarata-Comunidad de
Madrid, 2000, págs. 137-140.

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