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A C U E R D O
con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores
Soria, de Lázzari, Negri, Roncoroni, Hitters, Genoud, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte
de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa B. 57.700, “Montes
de Oca, Beatriz Emma y otra contra Municipalidad de Magdalena. Demanda contencioso administrativa”.
A N T E C E D E N T E S
I. Las actoras, Beatriz Emma Montes de Oca y Lilian Zapiola, por apoderado, promueven demanda
Resoluciones del 28-XII-1995, por las que se dispuso que no se les renovaría su designación como
personal temporario jornalizado, y las de fecha 11-IX-1995 y 12-IX-1995 que rechazaron los recursos de
revocatoria interpuestos.
Piden la reincorporación en el cargo, el pago de las remuneraciones dejadas de percibir -con más
actualización monetaria e intereses hasta su reingreso- y reclaman reparación por el daño moral.
III. Agregadas las actuaciones administrativas, el cuaderno de prueba y alegato de la parte actora, y
encontrándose la causa en estado de ser resuelta, corresponde plantear y votar las siguientes
C U E S T I O N E S
Caso negativo:
V O T A C I O N
I. Las actoras pretenden la anulación de las resoluciones del Intendente Municipal de Magdalena, antes
señaladas, a través de las cuales se dispuso que no se les renovaría su designación como personal
Contra la decisión que ellas adoptaron, el 3-I-1996, las ahora accionantes presentaron recursos de
revocatoria, en los que sostenían que al momento del despido contaban con estabilidad laboral.
Posteriormente, los días 15 y 16 de abril de 1996 respectivamente, ampliaron los fundamentos de sus
impugnaciones.
Por último, con fecha 11-IX-1996 y 12-IX-1996, los remedios recursivos intentados por las demandantes
afirmando que con ella se impugnan resoluciones que han quedado firmes por haberse omitido la
tempestiva deducción de los recursos con las formalidades exigidas por la Ordenanza General 267/1980
Señala que para ser admisible, el recurso de revocatoria debe fundarse por escrito e interponerse
dentro de los diez días ante la autoridad que pronunció el acto atacado (art. 89, O.G. 267/1980).
Agrega que, en el caso de autos y a los fines impugnativos, no bastó la genérica mención efectuada por
las actoras al presunto derecho a la estabilidad laboral que les asistía. De allí que, entienda
III. De las actuaciones administrativas acompañadas a la causa surge que las actoras, al ser
calificadas como recursos de revocatoria (v. cartas a fs. 7 del exp. adm. 4070-314/1996 y fs. 17 de
Previo dictamen de Asesoría Letrada del municipio, la Municipalidad rechazó, mediante las ya referidas
resoluciones de los días 11-IX-1996 (el de Zapiola) y 12-IX-1996 (el de Montes de Oca) (fs. 13 y 22,
efectuado por la accionada -fs. 54/59- las demandantes se remitieron a los argumentos expuestos en su
escrito de inicio, donde afirman que los recursos presentados contienen una clara y expresa censura
del acto cuestionado, en función de lo que entendieron era una afectación a la invocada estabilidad
(fs. 63).
Agregan que al tiempo de dictarse los actos desestimatorios, habían ampliado y especificado las
razones por las cuales consideraban que gozaban de estabilidad en sus empleos.
Considero que, en la especie, la apuntada falencia, no ha sido absoluta, por lo cual no llega a
enervar la eficacia impugnativa de los recursos interpuestos. Hay que descartar, pues, la
configuración de un supuesto de consentimiento del acto administrativo (arg. art. 14, C.P.C.A.) como
alude la demandada.
La aplicación del principio de informalismo o formalismo moderado a favor del interesado en el trámite
administrativo (doct. arts. 39 primer párrafo, 69, 75, 88 y concordantes de la O.G. 267/1980) permite
Como es sabido, aquel principio, que salvaguarda la debida defensa de los derechos que el art. 15 de
subsanación de defectos formales en que puedan incurrir los administrados, para dar primacía a la
verdad jurídica objetiva y a la legalidad objetiva (doct. causas B. 48.137, “Verdún”, sent. de 20-III-
Sentencias”, 1991-III-424; B. 55.910, “Llorente Hnos.”, sent. de 28-IV-1998, D.J.B.A., 155-283; entre
muchas otras).
Cierto es que su aplicación reconoce limitaciones, particularmente en materia recursiva (v. gr. art.
74, O.G. 267/1980), mas también parece incuestionable que, cuando se trata de ponderar la completitud
argumental del recurso y éste satisface mínimas exigencias en orden al motivo del rechazo al acto
recurrido, parece razonable abrir paso a la dispensa formal (doct. causa B. 52.642, “Silva de
Oleastro”, sent. de 25-IX-1990) en vez de favorecer el temperamento más riguroso, que inhibe la
Solución que, en la especie, se impone sin hesitaciones a poco que se repara en las siguientes
circunstancias coadyuvantes: (i) las presentaciones efectuadas por las recurrentes, si bien escuetas y
genéricas, eran fácilmente inteligibles en cuanto al motivo y propósito que las sustentaba; (ii) las
judicial ulterior.
De allí que en este punto también cobre virtualidad, en apoyo de la solución propiciada, el principio
in dubio pro actione o favor actionis (C.S.J.N., Fallos 311:689; 312:1017; 312:1306; entre otros; esta
Suprema Corte, Causa B. 51.979, “Choix”, sent. de 21-VI-2000) que se halla comprendido en la amplia
regla de accesibilidad jurisdiccional que fluye del citado art. 15 de la Constitución de la Provincia.
Las interesadas expresaron en forma indubitable y en tiempo oportuno su voluntad de cuestionar el acto
recurrido. Objetaron el obrar municipal, al manifestar que se consideraban amparadas por una situación
subjetiva estable. Posteriormente, junto con el pronto despacho de sus presentaciones, ampliaron los
fundamentos (fs. 10 y 19 del exp. adm. cit.) del planteo primigenio. Ello puso en evidencia una clara
conducta de las recurrentes orientada a la impugnación de los actos del Intendente municipal.
Los señores jueces doctores de Lázzari, Negri, Roncoroni, Hitters y Genoud, por los fundamentos del
I. Relatan las actoras que fueron designadas como personal jornalizado en el Hospital Subzonal General
de Agudos de Magdalena en el año 1987, cumpliendo jornadas completas de más de cuarenta horas
semanales.
Señalan que desarrollaron sus tareas en forma continua desde 1987 hasta que, sorpresivamente, el 28-
Afirman que desde la fecha de sus nombramientos se produjeron prórrogas continuas de sus designaciones
Sostienen que tanto el acto que dispuso su cesantía como los que la ratifican son ilegítimos por
considerar que violan lo establecido por el art. 5 de la Ordenanza 510/1988 del Partido de Magdalena.
Manifiestan que esto es así, por cuanto según dicha norma, los agentes municipales adquieren
excepcionales.
Concluyen manifestando que se han desnaturalizado normas legales destinadas a regir situaciones de
consagran. La Municipalidad habría así desconocido la función y relación existente mantenida durante
normativo aplicable. Señala que el art. 5 de la Ordenanza 510/1988 establece que el personal
jornalizado deberá ser incorporado a la planta permanente, siempre que haya prestado servicios
ininterrumpidos durante seis (6) meses, pero deja sujeto el beneficio a la existencia de vacantes
presupuestarias, y siempre que las mismas no hubiesen sido congeladas por disposición legal
pertinente.
Por otra parte, aclara que del presupuesto de gastos del ejercicio correspondiente al año 1987 no
Agrega que para que se adquiera la estabilidad, las vacantes deben ser cubiertas por concurso o examen
de competencia.
Destaca que el Estatuto para el Personal Municipal (Ordenanza 510/1988) clasifica en dos grandes
grupos al mismo: a) de Planta Permanente; y b) de Planta Temporaria. En este segundo grupo, donde se
ubican las reclamantes, el art. 103 dispone que dicho personal “...podrá ser dado de baja” por el
Departamento Ejecutivo o Concejo Deliberante -según corresponda-, cuando razones de servicio así lo
aconsejen.
Señala que la decisión municipal de no renovación o prórroga de su actividad como personal no estable,
no importa una cesantía o cese de servicios, sino que lo que se produce es el vencimiento del plazo de
las designaciones temporarias y sujetas a plazos establecidos por actos administrativo. Por tanto, no
Indica, por fin, que tal situación legal encuentra concordancia con lo sustentado por este Tribunal,
III. Conforme se desprende de las constancias agregadas a la causa, las actoras Zapiola y Montes de
Oca fueron designadas por la Municipalidad de Magdalena como “personal jornalizado”, mediante decretos
de fecha 28-IX-1987 y 6-X-1987, respectivamente, los que obran glosados a fs. 1/2 de los presentes
obrados.
La designación de las actoras fue sucesivamente prorrogada por el municipio demandado hasta el 28-XII-
1995, fecha en que se les comunicó que no sería renovada “la designación como Personal de la Planta
Mmunicipal -PERSONAL TEMPORARIO JORNALIZADO- (arts. 91 y 103 de la Ordenanza 510/1988)”, lo que surge
IV. Adelanto que la demanda no puede prosperar, por los fundamentos que paso a exponer.
a. Ha quedado suficientemente acreditado en autos que las actoras fueron designadas por el municipio
conforme lo dispuesto por el art. 16 de la Ordenanza 510/1988 de la Municipalidad de Magdalena (v. fs.
b. A su vez, la Ordenanza 510/1988 supedita el pase del citado tipo de personal a la planta
no ha sido acreditada en autos por las actoras, sobre quienes pesaba la carga de probar las
c. Por otra parte, la antigüedad en el nombramiento de las actoras en carácter de personal temporario,
no era computable a los fines de adquirir la estabilidad que prescribe el art. 5º inc. a) del Estatuto
aplicable. Su situación laboral, por el contrario, se hallaba alcanzada por lo dispuesto en el art. 90
d. Así las cosas, la decisión del municipio de no prorrogar las designaciones se encuadra debidamente
en lo prescripto por el art. 103 de la Ordenanza 510/1988 en tanto establece que dicho personal
e. De la reiterada jurisprudencia de esta Corte se desprende, como regla general, que el personal de
planta temporaria -v. gr. agentes mensualizados y jornalizados- participa de un status de excepción,
no poseyendo más derechos que los previstos, en modo expreso o razonablemente implícito, del régimen
sents. del 16-XI-1993 y especialmente B. 54.222, “Páez”, sent. del 11-III-1997, similar a la
presente).
f. En el marco establecido por su condición jurídica de agentes de planta temporaria, las actoras no
han podido consolidar una relación de empleo estable ni aspirar a ejercer un derecho a ella por
transformación de la preexistente situación de revista. Por tal razón, deviene impropio contar el
tiempo de servicios que han prestado bajo tal régimen, a los fines del cumplimiento del plazo de seis
meses fijado por el art. 5 de la referida Ordenanza 510/1988 (v. causa B. 54.222 cit.).
g. Cabe concluir, pues, que la no renovación o extinción de la relación laboral examinada en autos,
fue realizada válidamente, de acuerdo a la previsión contenida en el art. 103 del citado texto
estatutario.
Ello evidencia, en definitiva, que a las actoras Zapiola y Montes de Oca no les asiste el derecho
El señor Juez doctor de Lázzari, por los fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la segunda
Conforme surge de las constancias de la causa, ambas actoras prestaron servicios en el Hospital
Dicha relación se mantuvo desde septiembre de 1987 hasta diciembre de 1995 en el caso de una de las
Estas circunstancias fácticas no se corresponden con las valoradas para sentenciar en los autos “Páez,
Miriam contra Municipalidad de Magdalena”, B. 54.222 en el que hubo sólo un año de prestación de
En el caso de autos, el lapso de 8 años de desempeño como personal temporario, fue útil a los efectos
de adquirir el derecho a permanecer en su respectivo empleo, toda vez que, reiterando la posición que
sostuviera en causas anteriores (ver mi voto en causas B. 49.890, “Villalba”, sent. del 11-VII-1987,
B. 50.547, “Zaragoza”, sent. del 31-V-1988) tales designaciones generan bajo determinadas
circunstancias -como la de autos- una situación que resulta asimilable a la del personal estable.
Y si bien no cabe duda que el derecho a la estabilidad en el empleo público no posee carácter
absoluto, las normas reglamentarias no pueden llegar a alterarlo, lo que sucede con su aniquilamiento
sustancial; principio éste que resulta enteramente aplicable en situaciones en que la garantía de
estabilidad pretende ser desconocida mediante una conducta irrazonable y abusiva de la autoridad
municipal.
Por idénticos fundamentos adhiero al voto del señor Juez doctor Soria y doy el mío por la negativa.
Sin perjuicio de ello es dable señalar que no es aplicable a la relación laboral de las actoras con el
municipio, el régimen de la Ley de Contrato de Trabajo, conforme el art. 2 inc. a) de la ley 20.744,
En segundo lugar entiendo que si es aplicable al caso el precedente citado B. 54.222 “Páez, Miriam
contra Municipalidad de Magdalena”, pues de las sucesivas prórrogas no puede nacer un mejor derecho,
en virtud que en cada una de ellas el personal consintió seguir su relación laboral como temporario
el caso de la agente Zapiola que consintió un cambio de tareas y destino en el año 1992 (fs. 15 y 16).
En tercer lugar que no todos los agentes de la administración alcanzan el derecho a la estabilidad
precisamente por ser atribución de los organismos determinar la cantidad de vacantes en cada una de
las plantas (Permanente con estabilidad -en algunos regímenes también hay sin estabilidad- y
La ley 11.757 Estatuto para el Personal municipal (B.O. 2-II-1996), si bien posterior al cese, nos
indica en su sección segunda capítulo segundo que siguen aun vigentes la diferencia de plantas y la
Los señores jueces doctores Hitters y Genoud, por los fundamentos del señor Juez doctor Soria, votaron
S E N T E N C I A
Por los fundamentos expuestos en el acuerdo que antecede, por mayoría, se rechaza la demanda
interpuesta.
Por su actuación profesional en autos, regúlanse los honorarios del doctor Carlos Eduardo Rojas, en la
suma de ... pesos (arts. 9, 10, 14, 15, 16, 22, 26, 28 inc. “a”, 44 inc. “b”, segunda parte y 54 dec.
Habida cuenta que los honorarios de los peritos deben adecuarse, además del mérito, importancia y
naturaleza de la labor cumplida, a los emolumentos de los profesionales que han intervenido en la
causa (B. 47.489, “Cegelec”, D.J.B.A., t. 119, p. 602; L. 44.096, “Taraborelli”, sent, 27-XI-1990),
regúlanse los honorarios del perito Contador Leandro A. Puig Lomez, en la suma de ... pesos.
Regístrese y notifíquese.
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