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1. El árbol y el fruto
Para empezar, iremos a Mateo 12:33-35. Ahí Jesucristo dijo:
Mateo 12:33-35
“…porque por el fruto se conoce el árbol… Porque de la abundancia
del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca
buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.”
También Mateo 7:16-18 dice:
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de
los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos
malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos
buenos.”
Un fruto siempre es el resultado del árbol que está detrás de él. No se puede
producir ningún fruto sin árbol y ningún fruto puede ser diferente del árbol que lo
produce. El Señor usa esta figura aquí para decirnos que lo que un hombre da es
el resultado y la analogía directa del tesoro que tiene en el corazón. Un buen
tesoro produce buen fruto, y un tesoro malo produce fruto malo. Como en
Proverbios 4:23 dice:
Proverbios 4:23
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.”
Del corazón mana la vida, esto es, los resultados, el fruto que damos en
nuestras vidas. El corazón y lo que hay dentro de él determinan los frutos que
saldrán de él.
2. La Palabra y el fruto
Habiendo visto que el resultado que damos en nuestras vidas depende del
tesoro mantenido en nuestros corazones, y asumiendo que todos queremos dar
buen fruto, vamos a continuar para ver el buen tesoro apropiado para este fruto.
Para verlos iremos a Proverbios 4:20. Ahí Dios, hablando como Padre, dice:
Proverbios 4:20-21
“Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten
de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón”
Nuestro Padre nos llama a PONER ATENCIÓN A SUS PALABRAS A
INCLINAR NUESTROS OÍDOS A SUS RAZONES. A MANTENERLAS EN MEDIO
DE NUESTROS CORAZONES. Como vimos previamente, el tesoro que está en
nuestros corazones determina el fruto que damos en nuestras vidas. Esto es
válido para la Palabra de Dios también. También da fruto cuando se mantiene en
nuestro corazón. El tipo de fruto que da, viene en el verso 21, donde leemos:
Proverbios 4:21-22
“No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a
los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo.”
Las palabras de Dios mantenidas en el corazón son vida y salud. Como Jesús
dijo en Mateo 4:4:
Mateo 4:4
“Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios.”
Al hombre le es imposible vivir sin la Palabra de Dios. Y para dar buen fruto de
la Palabra, tiene que guardarla en su corazón. Como Jesús de nuevo dijo,
explicando la bien conocida parábola del sembrador.
Lucas 8:11-15
“Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al
camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra,
para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído,
reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y
en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, éstos son los
que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los
placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena tierra, éstos son
los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con
perseverancia.”
La Palabra de Dios escuchada y guardada con un corazón noble y bueno es
lo que da buen fruto, vida abundante, exactamente como Dios desea que
tengamos (Juan 10:10).
6. Conclusión
En este artículo vimos algunos de los pasajes que se refieren al corazón.
Cuando en la Escritura hay 876 referencias a la palabra “corazón” es obvio que no
es posible con 10 páginas cubrir completamente el tema. Sin embargo, esperamos
que con lo que vimos haya quedado claro la importancia del corazón y el peso que
Dios le da. Así que vimos:
El corazón es el árbol del cual depende el fruto que damos. Si lo que tenemos
en nuestro corazón es bueno, entonces el fruto que daremos también será bueno
y viceversa.
i. El requisito para que el corazón de buen fruto es guardar la Palabra de Dios.
Las palabras de Dios que ahí se encuentran son VIDA.
ii. Puesto que ahora el fruto que damos depende del tesoro que tenemos en
nuestro corazón (Mateo 7:16-18) y debido a que el buen fruto solo lo da aquel el
cual guarda la Palabra de Dios en su corazón (Lucas 8:15), podemos concluir que
cuando la Palabra de Dios nos dice que debemos de guardar nuestros corazones
por sobre todas las cosas, no significa que debemos de guardar el tesoro malo
que pudiera haber ahí. Eso debería de eliminarse y en su lugar deberíamos tener
cuidado de tener siempre el buen tesoro que es capaz de dar buen fruto y VIDA:
La Palabra de Dios.
iii. El corazón es la parte a la cual Dios mira y la que quiere que le demos.
iv. Quiere que le amemos con todo el corazón.
v. Que le sirvamos con todo el corazón.
vi. Que lo busquemos con todo el corazón.
vii. Cuando nos desviemos de Sus caminos, que regresemos a Él con todo el
corazón.
viii. Que confiemos en Él con todo el corazón.
ix. Finalmente, vimos que el pecado es un tema del corazón y por eso se debe
enfrentar como tal.
Por lo cual, entreguemos nuestro corazón al Padre, así como Él nos exhorta.
Como el Señor dijo:
Juan 15:4-8
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no
permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los
echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi
Padre, en que llevéis mucho fruto”