Jean-Antoine Watteau en Valenciennes, Francia en 1648. Era hijo
de un artesano techador de Valenciennes, ciudad flamenca que acababa de pasar a dominio francés. Su aprendizaje comenzó a os once años de la mano del pintor decorador Jacques-Albert Guérin. En 1706 se traslada a Paris e ingresa en el taller de Claude Gillot y comienza a frecuentar los ambientes de la farándula y el teatro. Fue también alumno de Claude Audran III. En 1709 regreso a su ciudad natal y se dedica a la realización de escena posadas y de soldados. Regresa a Paris en 1711 y continua su relación con el mundo teatral y su gente le sirvió de modelo para sus cuadros. En 1712 fue nombrado agregado de laacademia, por lo que debía donar una de sus obras. Cinco años más tarde, presentó el Embarque para la isla de Citerea y gracias a él, ingresa en la academia bajo el título de pintor de fiestas galantes. Antoine Watteau fue el creador de este nuevo género, el de las fiestas galantes, con el que se asocia fundamentalmente su obra creativa. Su otra gran afición fue el mundo del teatro, que plasmó en obras magistrales, envueltas en una atmósfera irreal. Watteau fue al mismo tiempo un gran colorista y un magnífico dibujante, faceta esta última que demostró en sus numerosísimos apuntes, reunidos en libros, que le sirvieron de modelo para sus pinturasEn1719Watteau se traslada a Londres para consultar al doctor Mead sobre la tisis que padecía. Pero regresó a París al año siguiente sin experimentar ninguna mejora. Se retiró a Norgent- sur-Marne en 1921, donde murió tuberculoso a los 37 años. Pregunta 2
Apolo y Dafne
Nivel pre-iconográfico: Se observan dos figuras humanas, un
hombre y una mujer, ambos jóvenes. Los personajes parecen estar corriendo,el uno mientras persigue, la otra mientras huye. El hombre tiene apenas un pie en el suelo, sus ropajes enfatizan la sensación de movimiento. Estos parecen volar por los aires, al igual que los bucles de su cabello y la melena de la muchacha. Ella parece levantarse, como quien ha dado un salto. Las manos alzadas hacia el cielo comienzan a ramificarse literalmente. La masa terrestre que se alza bajo sus pies busca los pies de la mujer para convertirse en raíces que la ataran a la tierra. Con la mano izquierda, él la sujeta por el vientre, pero su piel ya se ha comenzado a transformar en corteza. El parece estar gobernado a la vez por el triunfo fugaz y el asombro ante el acontecimiento. Su rostro contempla, atónito, la inevitable metamorfosis de la mujer entre sus brazos. Entre tanto, ella contempla la escena girando la cabeza sobre su hombro, expresando angustia en su rostro cansado, con la boca resueltamente abierta.
Nivel Iconográfico: Este grupo escultórico representa a Apolo,
una de las principales divinidades olímpicas greco-romanas, persiguiendo a la ninfa Dafne, que intenta escapar y, tras invocar a su padre, se transforma en laurel para que el Dios no la pueda tomar como esposa.Devastado y abrazado al árbol, Apolo le jura devoción eterna y promete portar para siempre una corona de laureles sobre su cabeza para no apartarse. Promete también que hará coronar la cabeza de los héroes con sus hojas, para que, al igual que él, recuerden que la victoria es fugaz, huidiza e inalcanzable como Dafne.Esta realizada en mármol blanco, material muy utilizado en la época. En su conjunto la pieza parece una masa plástica que se tuerce cual torbellino desde el suelo, buscando elevarse al cielo. Es el salto de Dafne clamando libertad. La línea diagonal se rompe y desequilibra con la introducción de curvas pronunciadas.Un elemento fundamental será el tratamiento de las diversas texturas: la sedosidad de la piel joven de los personajes, el caos y dinamismo de las hebras de cabello, la rudeza de la corteza y las raíces, la irregularidad de las hojas de laurel... todo se conjuga en busca de una mayor verosimilitud y expresividad.
Nivel Iconológico: Es una obra de Bernini, realizada entre 1622
y 1625 perteneciente al Barroco italiano. En este momento se vivían conflictos y guerras de religión entre católico y protestantes.La función de esta obra es emocionar e impactar al espectador, además de su intención propagandística para exaltar con su grandiosidad el poder de la persona que haya encargado la obra. Inconscientemente el autor representa a Dafne como un arco y Apolo es el arquero que lo tensa, sosteniéndole de su mano izquierda. Pero este arco hostil no ha cedido a las artes del divino arquero. La presa se le ha escapado como agua entre sus dedos. Con esta obra Bernini habla del amor no correspondido y es una metáfora del trafico final de aquellos que se dejan llevar por los placeres carnales.