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“Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán
quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó
aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. E hicieron pacto Jonatán y
David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quitó el manto que
llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su
talabarte.” 1 Samuel 18:1-4
Veamos el trasfondo histórico del nacimiento de esta amistad. Jonatán había
observado la actitud de David desde el principio, de cómo actuó David frente a
Goliat y al final de como lo venció, hubo algo que encendió la llama de la amistad
en ese momento, Jonatán había observado cómo se comportaba un verdadero
hijo de Dios, con valentía y coraje
Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y
lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y
a los ojos de los siervos de Saúl” 1 Samuel 18:5
“Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con
él. Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él. Mas todo
Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos. 1 Samuel
18:14-16
Esta amistad debe de ser un ejemplo de cómo nosotros debemos de observar a
las personas que nos rodean para que así podamos escoger como amigos a los
que se comportan de una manera digna.
La separación de los dos amigos fieles fue triste para ambos, pero el caso de
David era más lamentable, porque dejaba todas sus comodidades, aun las del
santuario de Dios. Los cristianos no deben entristecerse como los que no tienen
esperanza; puesto que son uno con Cristo, son uno mutuamente, y se encontrarán
en su presencia dentro de no mucho tiempo, para no separarse nunca más, y
encontrarse donde enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos.
Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.” Juan
15:13 (Yuriarmis)
No hay Amistad más grande que esa entre Jesús y tú. Antes de que tu llanto
irrumpiera en el aire terrenal, Él te conocía—como lucias, el maquillaje único de tu
personalidad y las cosas maravillosas que tienes y experimentarás y lograrás.
Jesús conocía cada pecado que hubieras redimido en la base de esa cruz antes
de que el los aboliera todos. La compasión que Él tiene por ti en las luchas
silenciosas y fortalezas que enfrentas en esta vida es impenetrable.
Jesús vino a salvarte a ti, su amigo. Él te ama lo suficiente como para haber
pasado por el dolor acuciante de ser humano en la tierra y morir de una forma
horrible. Nos quedamos estancados en estipulaciones y expectativas porque
nuestra realidad no es la mejor. Jesús es “el camino, la verdad y la vida” (Juan
14:6). Creer en él nos salva (Juan 3:16).
“Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros” Juan 15:16