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La Educación de Jóvenes y Adultos Indígenas en Bolivia: Informe Final
La Educación de Jóvenes y Adultos Indígenas en Bolivia: Informe Final
indígenas en Bolivia
Informe Final
1
Luis Enrique López
Programa de Formación de Educación Intercultural
Bilingüe para los Países Andinos (PROEIB Andes)
Junio 2000
Cochabamba, Bolivia
1
Un informe preliminar fue elaborado con el apoyo de María del Carmen Choque y Marina Arratia,
estudiantes de la Maestría en Educación Intercultural Bilingüe en el PROEIB Andes.
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Siglas utilizadas en este informe
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IPTK Instituto Politécnico Tupak Katari
INS Instituto Normal Superior
INS-EIB Instituto Normal Superior de Educación Intercultural Bilingüe
INSPOC Instituto Normal Superior para el Oriente y el Chaco
IRFA-Cruz Instituto Radiofónico Fe y Alegria de Santa Cruz
MECyD Ministerio de Educación, Cultura y Deportes
OIT Organización Internacional del Trabajo
ONG Organización no-gubernamental
ONU Organización de las Naciones Unidas
PEIB Proyecto de Educación Intercultural Bilingüe
PINSEIB Proyecto de Institutos Normales Superiores de Educación
Intercultural Bilingüe
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
PROADE Proyecto de Apoyo a la Descentralización
PROCEA Programa de Cualificación de Educadores Alternativos
PROEIB Andes Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe para los
Países Andinos
SAAD Sistema de Autoeducación de Adultos a Distancia
SEMTA Servicios Múltiples de Tecnologías Apropiadas
SENALEP Servicio Nacional de Alfabetización y Educación Popular
THOA Taller de Historia Oral Andina
UDP Unidad Democrática Popular
UMSA Universidad Mayor de San Andrés
UMSS Universidad Mayor de San Simón
UNED Universidad Nacional de Educación a Distancia
UNFPA Fondo de Población de las Naciones Unidas
UNICEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
VAIPO Viceministerio de Asuntos Indígenas y Pueblos Originarios
VEA Viceministerio de Educación Alternativa
VEIPS Viceministerio de Educación Inicial, Primaria y Secundaria
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Contenidos
0. Introducción
I. Primera parte
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4. Muestra de propuestas y casos ejemplares
4.1 Alfabetización Intercultural Bilingüe Allin Kawsayta Mask`aspa
4.2 Programa de Alfabetización de Mujeres Yuyay Jap’ina
4.3 Renacimiento del Arte Indígena
4.4 Autoeducación de Adultos a Distancia
4.5 Bachillerato Pedagógico para Mujeres Campesinas
4.6 Centro Nacional de Profesionalización Rural
4.7 Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe para los Países
Andinos
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O. Introducción
El equipo a cargo del estudio estuvo compuesto por Luis Enrique López, sociolingüista,
quien lo coordinó, y por dos estudiantes de la Maestría con especial interés en la
temática: la pedagoga María del Carmen Choque y la socióloga Marina Arratia. Fueron
estas dos profesionales las que visitaron la mayoría de instituciones mencionadas en el
informe y las que llenaron los formularios preparados por el equipo central en Hamburgo
para construir una base de datos sobre el tema. En octubre de 1999, se elaboró y
presentó un primer informe colectivo y ahora el coordinador del estudio entrega, a través
de este informe final, los resultados del estudio.
Como se podrá apreciar y debido a la importancia que el campo tiene en esta Bolivia
multiétnica, pluricultural y multilingüe en la cual la mayoría de la población es indígena, no
se ha podido realizar un relevamiento exhaustivo de todas las instituciones y proyectos
que trabajan en la educación de jóvenes y adultos indígenas, desde la comprensión
amplia de la actividad por la que aquí hemos optado. En Bolivia no se trata sólo de un
emprendimiento estatal ni tampoco únicamente de ONGs, instituciones de por sí
numerosas en este país. También es menester incluir acciones educativas que diversas
iglesias realizan en distintas localidades del país, así como de organismos internacionales
y bilaterales de cooperación. Igualmente importante son los proyectos a cargo de
radioemisoras y de instituciones dedicadas al trabajo en comunicación e investigación. El
número de instituciones y proyectos registrados y descritos en este estudio es importante
en tanto bordea los cincuenta. De ahí que la descripción que presentamos a continuación
refleje bastante bien la realidad boliviana en la materia.
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educación de jóvenes y adultos indígenas. El informe concluye con un conjunto de
reflexiones, a manera de balance y a la vez de perspectivas para el trabajo futuro que es
menester acometer en el país.
Finalmente queremos dejar constancia que este estudio no hubiera podido llegar a su fin
de no haber contado con la colaboración de las instituciones visitadas y consultadas,
cuyos miembros ofrecieron la información requerida. A todos ellos vaya nuestro especial
reconocimiento.
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I. PRIMERA PARTE
36 pueblos indígenas coexisten en el territorio del actual Estado boliviano (VAIPO 1998).
No se trata, sin embargo, de pueblos de igual condición ni tampoco de sociedades que
han gozado de la misma atención y valoración tanto por parte del Estado como de la
sociedad en su conjunto. De hecho, Bolivia es generalmente considerada por propios y
extraños como un país eminentemente andino y altiplánico, y, por ende, quechua y
aimara, cuando en rigor la mayor parte del territorio boliviano pertenece a lo que se
denomina Oriente, Chaco y Amazonía, espacio caracterizado también por la mayor
diversidad étnico-cultural y lingüística. Aproximadamente dos tercios del territorio boliviano
pertenecerían a esta región ubicada entre las cuencas amazónica y platense (Rodríguez
2000).
Los pueblos indígenas que habitan la zona occidental o andina del país son tres: aimaras,
quechuas y urus. Los quechuas históricamente se han ubicado en los valles interandinos
y los aimaras y urus en las zonas altiplánicas. Los miembros de pueblos indígenas
andinos comprenden aproximadamente entre el 40 y el 90% de la población que habita
esa región, dependiendo de su ubicación en áreas rurales o urbanas (cf. Albó 1995); ellos
constituyen el 56% de la población total del país. De éstos, según el Censo de Población
de 1992, 1,6 millones son aimaras (23%), 2,5 millones quechuas (34.3%) y sólo 1.500
urus (0.02%).
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Esta cifra incluye también cerca de un 3% aproximado de bilingües de dos o más lenguas
originarias.
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Los quechuas ocupan principalmente los valles interandinos y parte del altiplano y puna
de los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, Potosí y Tarija, aunque también
existen poblaciones quechuas en el Departamento de Oruro y en el Norte del
departamento de La Paz, conectadas geográficamente con poblaciones vecinas peruanas
igualmente quechuas. También por razones de migración existe población de habla
quechua en todos los demás departamentos del país. Actualmente los quechuas se
ubican tanto en espacios rurales como urbanos.
Los aimaras habitan principalmente el altiplano y los valles adyacentes a éste de los
departamentos de La Paz y Oruro, aunque también existe población de habla aimara en
una provincia del departamento de Potosí.. Al igual que en el caso de los quechuas, como
resultado de la migración, tanto temporal como permanente, existe población aimara en
distintos departamentos del país y ocupan espacios rurales y urbanos. Un gran número de
aimaras (cerca de 50% del total) habitaría en las ciudades de La Paz y El Alto (Albó
1995).
“En la región andina los 2.5 millones de quechuas y 1,6 millones de aymaras se sienten
más fuertes por ser mayoría: son del 80% al 99% en el campo y del 46 al 70% en las
ciudades” (Albó 1999a:17).
Los urus constituyen, en cambio, una sociedad eminentemente rural. Ellos habitan en la
provincia Atahuallpa y en los alrededores del Lago Poopó en el departamento de Oruro,
así como en las cercanías del Lago Titicaca en el departamento de La Paz. Los urus son
en total 1.500 y comprenden tres subgrupos: los uru-chipayas, los uru de Iru-Itu y los uru-
muratos. Los uru-chipayas son cerca de 1,350 (90% del total), mientras que los urus de
Iru-Itu son únicamente 142 (10%) del total. Los uru-chipayas se caracterizan por su alta
lealtad lingüística pues el 95% de ellos manifiesta hablar su lengua, ellos son en su
mayoría bilingües de uru y castellano (83%) y un 39% afirma también conocer el aimara.
Hay entre los urus mayores quienes también hablan el quechua. En cambio, los urus de
Iru-Itu y los uru-muratos son hoy hablantes de aimara, salvo el caso de algunas personas
mayores que recuerdan o saben algunas palabras y expresiones básicas de la lengua
ancestral.
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Cabe señalar que, también por razones de migración, existen actualmente bolsones de
quechuas y aimara hablantes que habitan, por lo general, en centros poblados del
Oriente, Chaco y Amazonía; es decir, en las tierras bajas. Los indígenas de tierras altas
que habitan en tierras bajas del país serían aproximadamente unos 250.000 (cf. Murillo
1997).
Lo que sí sabemos es que existe una gran diversidad demográfica entre los pueblos
indígenas de tierras bajas. Estos pueblos podría clasificarse en cuatro grupos3: los que
tienen entre 20.000 y hasta 70.000 habitantes, los que cuentan con entre 10.000 y 5.000
habitantes, aquellos que cuentan con entre 5.000 y 1.000 habitantes, los que tienen entre
1.000 y 500 habitantes y los que tienen menos de 500 habitantes. Como se puede
apreciar, entre el primer grupo y el segundo hay una baja numérica considerable.
En el primer grupo se ubicarían sólo 3 de estos 33 pueblos: los guaraníes con una
población estimada de 70.000 4, los chiquitanos que serían 50.000 y los moxeños que
3
Clasificación organizada a partir de los datos ofrecidos por Murillo 1997 y por Rodríguez 2000.
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Tanto el Censo Nacional del Población como el propio Censo Indígena registran un número
mucho menor cercano a los 40.000 habitantes. No obstante, por registros de diversas ONGs como
de la propia APG se sabe que el número de pobladores guaraníes es mucho menor.
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llegarían a los 25.000. En el segundo estarían 13 pueblos: guarayos con 8.000, movimas
con 7.000, chimanes con 6.000, itonamas y tacanas con 5.500 cada uno, reyesano con
4.500, yuracare con 3.500, joaquinianos y weenhayek con 2.500 cada uno, cavineños con
2.000, mosetén y loretano con 1.300 cada uno y ayoreos con cerca de 1.000. En el tercer
grupo estarían 6 pueblos: cayubaba con cerca de 900, chácobo con 800, baure,
canichana y esse-ejja con 600 cada uno y sirionó con hasta 500. El cuarto grupo
comprendería 11 pueblos con una población que oscilaría entre las 200 y las 9 personas;
yaminahuas hasta 200, machineri 150, yuki 140, moré 100, araona 90, tapiete 80,
guarasugwe 45, huaracaje 40, pacahuara 20, maropa 12 y leco 9.
Los pobladores indígenas del Oriente, Chaco y Amazonia bolivianos habitan tanto en
zonas rurales como urbanas del país, constituyendo un continuo que va de lo más
tradicional-rural a lo más urbano. Así, por ejemplo, es importante el número de
chiquitanos y moxeños que habita en centros poblados frente a los chimanes y yukis que
ocupan principalmente zonas boscosas y se dedican a la pesca, caza y recolección. A
este respecto, cabe también acotar que, como se verá más adelante, la gran complejidad
sociolingüística que caracteriza a los pueblos indígenas de tierras bajas, en varios de los
cuales la situación de mudanza, y de consecuente pérdida lingüística, parece constituir
hoy un hecho irreversible. Esta no es necesariamente la situación de pueblos con baja
demografía. Sorprende, por ejemplo, que ante pueblos con más de 5.000 habitantes como
es el caso del itonama, en el cual quedaría únicamente unos pocos mayores que hablan
el idioma ancestral, existen otros con muchos menos pobladores en quienes el uso del
idioma indígena persiste y resiste aún el avance incuestionable del castellano. Tal es el
caso, por ejemplo, de los ayoreos que, pese a ser sólo unos mil, constituyen uno de los
pueblos con menos monolingües hispano hablantes (sólo un 8.9%).
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consignadas por el autor como las estimadas por nosotros deben ser consideradas como
indicadores de una tendencia antes que como datos certeros. Ello se debe al hecho que
los censos nacionales de población se basan en preguntas simples que el entrevistado
puede contestar como desee, y a que muchos hablantes de idiomas originarios esconden
su real filiación lingüística como resultado del estatuto socialmente desfavorable, por lo
general, asignado a las lenguas indígenas y a sus hablantes.
• Rural andina tradicional, con predominio del aimara o del quechua en los distintos
órdenes de la vida social pero que incluye también el uso del castellano, aunque
en menor grado y sólo en algunos ambientes (72% entre los aimaras y 49% entre
los quechuas). Incluye un porcentaje importante de la población indígena andina
(25% del total) que sigue habitando en áreas rurales y viviendo en comunidades
dedicadas a actividades agrícolas y pecuarias, situación que coadyuva al
mantenimiento y reproducción de las culturas y lenguas ancestrales. De la
población que habita en estas zonas, el 97% sería quechua y el 94% aimara y los
niños y niñas llegarían a la escuela ya sea en condición de monolingües de idioma
originario o con un conocimiento pasivo o incipiente del castellano.
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quechua-aimara-castellano. Salvo estas precisiones, las condiciones productivas y
sociolingüísticas de niños, jóvenes y adultos en cuanto a su conocimiento y uso
del castellano serían similares a las de las áreas andinas tradicionales.
• Rural andina no-tradicional, zona igualmente rural pero con fuerte presencia
indígena vinculada a una economía de mercado y ubicada en la frontera agrícola.
Estas zonas constituyen también espacios de colonización ubicados tanto en vías
de transición hacia las tierras bajas o en zonas de extracción aurífera. En cualquier
caso se trata de ámbitos que han atraído y aún atraen a migrantes andinos de las
áreas rurales tradicionales que en total comprenderían cerca de 500.000 aimaras y
quechuas (aproximadamente 9% del total de indígenas andinos). En estos
ambientes, el uso de las lenguas originarias estaría cediendo cada vez más ante la
predominancia del castellano y los padres y madres estarían optando por
socializar a sus hijos e hijas en el idioma hegemónico.
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En Bolivia, un centro poblado con 2000 personas o más es considerado como urbano, aun
cuando, en muchos casos, desde un punto de vista más social y cultural éste constituya un
asentamiento rural e indígena.
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tradicional-indígena, aun cuando muchos vivan todavía de la producción agrícola o
mantengan lazos estrechos con el campo. Pese a ello, sus pobladores se
consideran “vecinos” y, por ende, distintos de los comuneros o campesinos aimara
o quechuas. En estos espacios la diferenciación sociolingüística es mayor y la
situación más compleja, caracterizada, por lo general, por una mayor
predominancia del castellano y por el hecho que los vecinos se esfuerzan por
intentar hablar exclusivamente en esta lengua en el pueblo. Sin embargo, su habla
revela su condición de aimara o quechua hablantes. No obstante, cabe destacar el
carácter bilingüe de muchas de estas poblaciones.
Comprenden también esta área poblaciones como las descritas ubicadas en zonas
de frontera aimara-quechua y en áreas de extracción minera. Entre las primeras es
frecuente el desplazamiento del aimara por el quechua, lo que supone un
bilingüismo castellano-quechua con uso predominante del castellano. Los
asentamientos mineros se caracterizan por un mayor uso del castellano, debido,
entre otras cosas, al carácter de lengua franca que este idioma ostenta entre
pobladores provenientes de distintas áreas etnolingüísticas. Si bien es posible
encontrar allí las tres lenguas (A, Q y C), también es posible que la presencia de
monolingües hispano hablantes desplace a las lenguas originarias hacia usos
socialmente más restringidos y, por lo general, limitados a lo doméstico.
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ancestrales. Cabe destacar que, en el caso boliviano, la presencia lingüística
indígena urbana en la zona andina del país es importante y comprende, por
ejemplo, a un porcentaje de pobladores que va de un mínimo de 50% en el caso
de La Paz (10% de quechua hablantes y 40% de aimara hablantes) hasta un
máximo de 71% en el caso de Potosí (69% de quechua y 2% de aimara). Estos
porcentajes pueden incrementarse en barrios o secciones de estas ciudades; así,
mientras que para la ciudad de Cochabamba se consigan en total un 59% de
hablantes de un idioma originario (50% de quechua y 9% de aimara), en sus
barrios populares el uso de estas lenguas alcanzaría al 67%. Por su parte, la
ciudad de Sucre tendría un 62% de hablantes de lenguas originarias (60% de
quechua y 2% de aimara), pero en sus barrios populares el uso de estas lenguas
llegaría al 77%.
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La diferencia entre 33 pueblos y 30 lenguas deviene, de un lado, de la diferencia entre lengua y
dialecto de una misma lengua y, de otro, del hecho que no existe una relación biunívoca entre etnia
y lengua. De hecho el caso boliviano, una vez más nos muestra como un mismo idioma puede ser
hablado por personas que se identifican con y pertenecen a comunidades étnicas diferentes. Tal es
el caso, por ejemplo, de mosetenes y chimanes o tsimanes que comparte un mismo idioma.
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el más alto grado de monolingüismo en lengua indígena en toda esta región: el
42.4% (cf. Censo Indígena 1994).
Como se habrá podido apreciar, a través de los pocos datos ofrecidos, esta área
merece un mayor desmenuzamiento pues tras ella se encubre una amplia
diversidad de situaciones sociolingüísticas ubicadas en un verdadero continuo que
va del monolingüismo en lengua indígena (como ese 42% chimán) a un
monolingüismo en una variedad del castellano (como en los casos reyesano y
cayubaba (91.6%), canichana (96.0%), guarasug’we, huaracaje y loretano
(96.5%), baure e itonamana (96..8%) y joaquiniano (97.8%). Entre un extremo y
otro del continuo la diversidad de tipos de situaciones bilingües es también
ilustrativa de la diversidad sociolingüística característica de las tierras bajas de
Bolivia. Ello nos lleva a concluir que, en este caso, primó más en Albó la
consideración sociogeográfica y étnica que la sociolingüística. En un estudio en
curso realizado por encargo de la Reforma Educativa (PROEIB Andes 2000), se
intenta develar la complejidad sociolingüística de las tierras bajas de Bolivia. Por lo
pronto, en un ensayo de Grinevald y López de 1999, se consideran al interior de
esta área las siguientes situaciones: de predominancia de monolingüismo en
castellano, de bilingüismo con predominancia mayoritaria del castellano, de
bilingüismo con predominancia de la lengua indígena y de persistencia del
monolingüismo en lengua indígena.
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pueden también albergar barrios de indígenas de tierras bajas. No obstante, es
probable que, una vez en la ciudad, la comunicación entre ellos dé en castellano.
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repetición escolar alta que llegaba a costarle al país sólo en el nivel primario cerca de 30
millones de dólares al año (cf. World Bank 1994), así como una tasa aún alta de
analfabetismo absoluto e incluso mayor de analfabetismo funcional. A ello se añadía la
escasa o nula participación de los padres y madres de familia en la toma de decisiones
sobre la gestión y el quehacer educativos, así como la igualmente escasa o nula
pertinencia de los contenidos curriculares que la escuela transmitía, influida por el viejo
Código de la Educación Boliviana de 1955, y vigente hasta julio de 1994, que instituyó una
educación homogeneizante y uniformizadora en aras de la construcción de una nación
boliviana mestiza.
Como se podrá entender cada uno de estos problemas se magnifican en las áreas rurales
del país en las que se concentra la población indígena. Así, en las zonas rurales es casi
nula la cobertura de la educación inicial (al año 1999, 38.6% a nivel nacional) e
igualmente alto el número de escuelas que sólo ofrecen los primeros tres años de la
primaria (19 % del total) 7. Ello obliga a los niños y niñas indígenas ya sea a desplazarse al
centro poblado más próximo para continuar sus estudios, con el consecuente impacto
económico que tal desplazamiento tiene sobre la economía campesina; a repetir el último
grado ofrecido por la escuela de la comunidad varias veces, para por lo menos seguir
practicando los rudimentos de la lectura y la escritura, como de hecho ocurre en la
mayoría de localidades campesinas e indígenas; o, en su defecto, simplemente a
interrumpir indefinidamente los estudios a una edad en la que todavía no se ha logrado
consolidar las competencias de lectura y escrita en contextos como los campesinos e
indígenas, caracterizados por una predominancia de la oralidad y por la ausencia tanto de
material escrito como de una real necesidad del ejercicio de la lengua escrita, hechos que
de por sí contribuyen al desarrollo y crecimiento del analfabetismo funcional.
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ostentan en las zonas rurales del país, imaginémonos cuánto más grave será la situación
de la repetición entre los estudiantes indígenas que habitan en las comunidades rurales.
En cuanto al analfabetismo, “Es notable que los dos departamentos con los mayores
índices de analfabetismo [Chuquisaca, con 39.5% de analfabetismo absoluto, y Potosí,
con 38.2%,] son los más ‘rurales’ […] [y aquellos con mayor presencia de monolingüismo
en lengua originaria]. También sobresalen las tasas de analfabetismo femenino que en la
mayoría de los casos son dos o tres veces mayores que las tasas del analfabetismo
masculino. La discrepancia de sexo es más aguda en los departamentos de Oruro y La
Paz, lo cual nos sugiere un posible vínculo (no comprobado) entre la discriminación
educativa por género y la predominancia de la cultura aymara, pues [estos últimos] son
los dos departamentos de mayor concentración aymara” (Luykx y otros 1999:296). En
estos dos mismos departamentos, Chuquisaca y Potosí, el 35% y el 76% de los jóvenes
sería analfabeto absoluto.
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Información proporcionada por C. Gutiérrez de la Unidad de Información del VEIPS.
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2. La relación indígenas-no-indígenas y la legislación y políticas hacia pueblos
indígenas y su educación
Durante las últimas dos décadas se han venido produciendo importantes cambios
sociales, cultural y políticos, las más de las veces motivados por los propios indígenas y
sus organizaciones, que culminaron en 1994 con la reforma de la propia Constitución que
ahora, en su artículo 1º, reconoce el carácter multiétnico y pluricultural del país, en
respuesta a demandas planteadas por diversos sectores de la población. El
replanteamiento de la relación indígenas–no-indígenas, sin embargo, se remonta
fundamentalmente a la Revolución Nacional de 1952 8, la misma que contó con la decisiva
participación del campesinado quechua-aimara y que desembocó, entre otras cosas, en
una profunda reforma agraria y en una no menos importante reforma educativa que
contribuyó a la extensión de la cobertura educativa en el país en su conjunto y sobre todo
en las zonas rurales.
8
Sin embargo, cabe mencionar que la preocupación por lo indígena y en particular por su
educación se remonta a la década de los cuarenta cuando algunos intelectuales y políticos
bolivianos, bajo influencia también del indigenismo que impregnaba el continente, esbozaron
planteamientos a favor de una educación bilingüe. Estos movimientos que surgieron
fundamentalmente desde las filas del PIR (Partido de Izquierda Revolucionaria) se vieron
reforzados con la realización en La Paz de un Congreso Indigenista Interamericano en 1956.
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reconocimiento y aceptación de esta Bolivia pluriétnica, multicultural y plurilingüe de los
años noventa.
Como se ha reconocido, tal reforma educativa de los cincuenta consiguió, por cierto, una
muy importante ampliación de la cobertura en la zona rural del país, para lo cual se
recurrió a una organización educativa basada en los núcleos escolares campesinos,
recuperadas las lecciones anteriores aprendidas a través de la experiencia de Warisata,
ya a partir de 1931 (cf. Pérez 1963). Las escuelas rurales fueron organizadas en grupos
de escuelas organizados en red, en la cual una de ellas asumía la condición de escuela
central y estaba dotada de los servicios que le permitían atender todos los grados de la
primaria (de 6 años), nivel considerado como obligatorio y algunos ofrecían también
servicios en el nivel secundario (de 6 años); aunque, por lo general, los que atendían
también la secundaria se ubicaban en centros poblados. Las demás escuelas
pertenecientes al núcleo atendían sólo parte de esta oferta y estaban ubicadas en lugares
menos accesibles que la escuela central. Quien sabe si en efecto no esperado de la
organización nuclear sea la persistencia hasta hoy de escuelas rurales que atienden
únicamente los primeros tres grados (19% de total nacional y más del 30% del total de
escuelas ubicadas en el área rural).
La experiencia sobre la cual este tipo de organización nuclear se basó, sin embargo,
comprendía además de los aspectos institucionales ya mencionados otros importantes y
destinados a establecer una relación más equitativa entre escuela y comunidad y que,
además, estaba pensada para hacer de la escuela una institución más cercana o inserta
en la lógica comunitaria. Para ello, en la experiencia de Warisata, se recurrió al Consejo
de Amautas (mayores o sabios comunitarios) que participaban en la toma de decisiones
respecto de la escuela y que contribuían a impregnarle a ésta un particular y parcial
sentido indígena (cf. Ibíd).
Por casi 30 años, entre 1955 y 1982, poco cambió en el país tanto en la percepción
general de la población como en el modelo de educación castellanizante dirigida a
campesinos e indígenas, salvo algunos intentos aislados de búsqueda de estrategias
distintas que tuvieron lugar en la década de los setenta y que recurrían al uso parcial de
las lenguas indígenas en la educación (cf. Amadio y Zúñiga 1989). Para propios y
extraños no había otro camino viable que el de la asimilación de la población cultural y
21
lingüísticamente diferenciada al cauce cultural dominante, emanado del ideario de la
construcción nacional boliviana. La otrora muy importante y decisiva Central Obrera
Boliviana (COB) parece haber contribuido a esta homogeneización al fomentar la unidad
de los trabajadores y al imponer una visión proletaria uniforme sobre un conjunto de
pobladores de características étnicas, culturales y lingüísticas diferentes del cual más
tarde formaron parte los gremios campesinos de origen indígena. Hasta hoy, por ejemplo,
la dirección de la COB recae en manos de los líderes mineros, por lo general, hispano
hablantes, aunque de ancestro distinto.
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Este movimiento asume su denominación del líder aimara Tupaq Katari, asesinado por el ejercito
realista en 1780, luego de una sublevación paralela a la que en el sur del Perú y desde el Cuzco
animara Tupaq Amaru, líder quechua que sufrió la misma suerte que su par aimara.
22
una respuesta alternativa, y a la vez un escollo para la homogeneización. El manifiesto de
Tiahuanaco de 1973 reivindicó la diversidad étnica, cultura y lingüística del país y
adelantó planteamientos en el camino de una sociedad que se reconociera como
multiétnica y pluricultural así como también de una educación intercultural y bilingüe. Al
respecto, Klein (1994:277) afirma que “Finalmente, ahora los indios planteaban a la
sociedad blanca una serie de demandas relativas al tratamiento que consideraban
discriminatorio por parte del Estado en lo concerniente a los precios agrícolas y al acceso
al crédito, a la educación y a la salud. También plantearon una serie de reivindicaciones
tocantes al carácter de la etnicidad boliviana y las más fundamentales definiciones
raciales de la sociedad nacional”, llegando incluso a asumir la dirección de la COB.
Pero, en rigor, el segundo hito importante de este siglo relacionado con la relación
indígenas–no indígenas y la educación se instala en el período 1982-1985, cuando la
Unidad Democrática Popular (UDP), de orientación progresista, asume el poder,
marcando la reinserción del país en el proceso democrático, superándose así la larga
historia de dictaduras militares y gobiernos de facto que caracterizaba al país. En el
proceso de reconstrucción democrática se incluyó a nuevos actores sociales, entre los
cuales destaca el campesinado quechua-aimara y el magisterio rural de extracción
campesina y en gran número bilingüe de castellano y una lengua originaria. De un lado, la
Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos (CSUTCB), fundada en 1979
sobre la base del movimiento katarista, y la Confederación Indígena del Oriente Boliviano
(CIDOB)10, creada en 1982, y, de otro, la Confederación Nacional de Maestros de
Educación Rural de Bolivia (CONMERB), fundada en 1966, en la década de los ochenta
reivindicaron la necesidad de una educación que reconociese la conveniencia de recurrir
a las lenguas y culturas indígenas y, lo que es más, el derecho de las poblaciones
indígenas a una educación en lengua propia y desde su propia cultura. A partir de este
momento, los ideales de la interculturalidad y el bilingüismo, y la temática indígena en
general, se instalan en el discurso pedagógico y político bolivianos y comienza a
avizorarse una manera distinta de mirar la relación indígenas-no indígenas,
fundamentalmente a partir de la esfera educativa.
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Recientemente, desde 1998, la CIDOB que hasta entonces, y por diez años, desde su fundación,
se autodefinía como confederación oriental, ahora lo hace como la Confederación de Pueblos
Indígenas de Bolivia y comienza a aglutinar a otras organizaciones de base bolivianas de la región
andina que reivindican el carácter étnico de las poblaciones a las que representan.
23
En este nuevo marco de relacionamiento, el gobierno de la UDP emprende una masiva
campaña de alfabetización, primero, en aimara y quechua y, luego, en guaraní, dirigida al
campesinado y a la población rural en general y orientada hacia la superación del
analfabetismo. Para ello, se crea en 1983 el Servicio Nacional de Alfabetización y
Educación Popular “Elizardo Pérez” (SENALEP)11, respaldado fuertemente tanto por la
CSUTCB y la propia COB. Desde el SENALEP se organizaron equipos de trabajo, se
produjo cartillas de alfabetización en tres lenguas indígenas y en una variedad popular del
castellano, se capacitó educadores populares de entre las propias poblaciones
beneficiarias y se movilizó a la población indígena y campesina en torno a su lengua y su
cultura. Al hacerlo, se inició en el país un viraje en materia de política lingüística y cultural
que hasta hoy marca el quehacer nacional.
La brecha abierta por el SENALEP es luego seguida por diversas iniciativas tanto desde
otros organismos del Estado como desde la Sociedad Civil. Desde esta última, destacan
dos proyectos apoyados por la Comisión Episcopal de Educación (CEE) realizados entre
1981 y 1986 y 1988 y 1992, destinados a la elaboración de textos escolares bilingües
para el ciclo básico, para las regiones quechua y aimara, probados en algunas escuelas
rurales desde una perspectiva de educación bilingüe de mantenimiento; esto es, haciendo
uso de las lenguas indígenas no sólo como instrumento de más eficiente pasaje al
castellano sino con vistas a asegurar y consolidar su uso en la escuela a través de, por lo
menos, todo el ciclo básico. Las iniciativas estatales comienzan en 1988 con el envío a
Puno, Perú de un primer grupo de profesionales y maestros rurales de habla quechua o
aimara para que cursen estudios de especialización en EIB en la Universidad Nacional del
Altiplano. Al retorno de estos profesionales, luego de un año, se da inicio al Proyecto
Experimental de Educación Intercultural Bilingüe (PEIB) apoyado por el UNICEF-Bolivia
que, entre 1990 y 1994, atendió a 158 escuelas, 520 maestros y cerca de 10.000 niños y
niñas del ciclo básico, también desde una óptica, en lo lingüístico, de mantenimiento y
desarrollo de las lenguas originarias, y en lo cultural, desde una perspectiva de
interculturalidad. En sus cinco o seis años de su funcionamiento, el PEIB elaboró cerca
11
El hecho que el SENALEP adoptase en su denominación el nombre de uno de los gestores del
movimiento de Warisata y los núcleos escolares de los años treinta, el profesor Elizardo Pérez,
denota claramente su voluntad indigenista y su vocación pro-andina, tanto en lo cultural como en lo
lingüístico. Además, en tanto seguidores de E. Pérez, los gestores del SENALEP buscaron influir
en la creación de un nuevo tipo de escuela y de educación en general.
24
de 40 textos escolares para las áreas aimara, guaraní y quechua, envió a 75 profesores y
profesoras rurales12 a Puno e inauguró una modalidad de trabajo en la que asesores y
maestros trabajaron codo a codo con dirigentes de organizaciones de base, o con
hablantes de lenguas indígenas nominados por éstos, en la puesta en marcha de la EIB
en el país. De hecho, tanto la CSUTCB, en la zona andina, como la Asamblea del Pueblo
Guaraní (APG) se vieron no sólo como órganos de apoyo del PEIB sino más bien como
sus entes rectores. Durante todo este período, la APG jugó un rol decisivo en la
visibilización de lo guaraní, colocando la temática indígena en la agenda nacional e
influyendo de manera decisiva en la instalación de la EIB en la preparación de la Reforma
Educativa. Para las organizaciones indígenas, y sobre todo para la APG, la EIB se
convirtió en espacio, a la vez, de reivindicación étnico-cultural cuanto de demostración de
los posibles cambios que el país requeriría para una mayor democratización.
Como se ha sugerido, las experiencias de EIB llevadas a cabo en el país en las regiones
aimara, quechua y guaraní sentaron las bases de la actual Reforma Educativa que tiene
como sus dos ejes principales la interculturalidad y la participación popular. La Ley 1565
fue promulgada en julio 1994, luego de un intenso debate nacional a la luz del cual se
analizó recurrentemente la problemática étnico, cultural y lingüística del país. Dicho
debate trascendió la esfera educativa e involucró a otras esferas de la vida nacional,
constituyéndose, de hecho, en un ámbito de revisión de la histórica exclusión e
invisibilización de la mayoritaria población indígena nacional. Producto de ello fueron las
reformas constitucionales de 1994 que en el nuevo artículo primero de la Carta Magna
boliviana consagran el carácter multiétnico y pluricultural del país.
12
Participaron en el postgrado en Lingüística Andina y Educación de la Universidad Nacional del
Altiplano de Puno, Perú, 75 profesores rurales hablantes de las dos lenguas andinas principales
(aimara y quechua) y de cuatro lenguas orientales (besuro (o chiquitano), guaraní y moxeño-
trinitario). Todos ellos, de una u otra forma, están ahora al servicio de la Reforma Educativa e
impulsan la implantación de la EIB en el país.
25
Entre las leyes que reconocen los derechos de los pueblos indígenas bolivianos están,
además de la ya señalada Ley 1565 de Reforma Educativa (1994), La Ley 1257 que
refrenda el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre
Pueblos Indígenas y Tribales (1991), la Ley 1333 del Medio Ambiente (1992), la Ley 1551
de Participación Popular (1994), La Ley 1715 del Servicio Nacional de Reforma Agraria o
“Ley INRA” (1996), la Ley 1700, la Ley Forestal (1996), la Ley de Reorganización del
Poder Ejecutivo (1997) y el nuevo Código de Procedimientos Penales (1999).
Como se puede apreciar de la simple enumeración de las leyes promulgadas desde 1994,
la temática indígena en Bolivia atraviesa distintas esferas de la vida social,
transcendiendo la esfera educativa. Y es que a partir de la reforma constitucional
mencionada y de la asunción por parte del Estado del carácter multiétnico y pluricultural
de su sociedad, lo indígena se constituye en eje transversal de la preocupación nacional.
No podía ser de otra forma pues, como lo hemos destacado reiteradamente, Bolivia es un
país fundamentalmente indígena, en el cual la mayoría de su población se reconoce ya
sea como indígena, como campesino o como originario, pero precisamente para marcar
su ancestro étnico, cultural y lingüísticamente diferentes.
Para implementar cada uno de los dispositivos identificados en el párrafo anterior, tanto
desde el Estado como de la Sociedad Civil se organizan proyectos y cursos de
capacitación de índole y temática diversas, los mismos que, como es de esperar, son
considerados en este informe como de educación de jóvenes y adultos indígenas.
26
Se reconocen, respetan y protegen en el marco de la ley, los derechos
sociales, económicos y culturales de los pueblos indígenas que habitan en el
territorio nacional, especialmente los relativos a sus tierras comunitarias de
origen, garantizando el uso y aprovechamiento sostenibles de los recursos
naturales, su identidad, valores, lenguas, costumbres e instituciones.
Este mismo artículo, en su inciso II, reconoce “la personalidad jurídica de las
comunidades indígenas campesinas y de las asociaciones y sindicatos campesinos”.
Asimismo, señala en su inciso III que “Las autoridades naturales de las comunidades
indígenas podrán ejercer funciones de administración y aplicación de normas propias
como solución alternativa de conflictos, en conformidad a sus costumbres y
procedimientos y siempre que no sean contrarias a esta Constitución y a las leyes”.
Otras disposiciones constitucionales relevantes para nuestro propósito son, entre otras,
las incluidas en: el artículo 6 que consagran la igualdad ante la ley, sin distinción de
“raza, sexo, idioma … condición social u otra cualquiera”; el 116 establece la obligación
del Poder Judicial de proveer servicios de traducción, cuando se trata de procesados que
no hablan el castellano o cuya lengua materna sea un idioma distinto a éste.
En este marco, y luego de la ratificación del Convenio 169 de la OIT que incorpora al
discurso jurídico boliviano las nociones de pueblo indígena y territorio indígena y reconoce
explícitamente la identidad, valores, lenguas, costumbres e instituciones de los pueblos
indígenas, La Ley de Participación Popular reconoce a las autoridades indígenas
27
tradicionales, otorga personería jurídica a las diversas formas tradicionales de
organización comunal y así como también otorga anualmente recursos de inversión en las
áreas de salud y educación. En el marco de esta ley, a octubre de 1998 se habían
organizado 130 distritos municipales indígenas (VAIPO 1998).
Por su parte, la Ley 1565 establece el carácter intercultural y bilingüe de todo programa
educativo desarrollado en áreas indígenas y/o con población que habla un idioma
originario, sea en condición de monolingüismo indígena o de bilingüismo con el
castellano. Asimismo, postula la interculturalidad para todos y establece que el currículo
mínimo de cobertura nacional incorpore también conocimientos, saberes, valores y
prácticas culturales indígenas ancestrales, con el fin de propiciar un clima de respeto y
aceptación positiva de la diversidad étnica, cultural y lingüística nacional. También abre la
posibilidad para que la población estudiantil hispano hablante aprenda un idioma
originario, como segunda lengua, mientras que para los estudiantes indígenas el
castellano es el idioma destinado a desempeñar este papel. Esta Ley también reconoce el
derecho de la población indígena de participar en la gestión y quehacer educativos a
través de los Consejos Educativos de Pueblos Originarios (CEPOs), responsables de
velar por la adecuada implementación de la EIB así como por la formación de maestros y
maestras para esta modalidad. A la fecha, en materia de EIB, la Reforma Educativa ha
avanzado en su implementación gradual hasta el cuarto año de la educación primaria, con
materiales escolares en tres idiomas originarios (aimara, guaraní y quechua) y maestros y
asesores pedagógicos bilingües capacitados. También ha formado una primera
promoción de aproximadamente 1.500 docentes de habla aimara, guaraní, guarayo,
quechua y weehnayek para la EIB en 8 centros de formación docente para la EIB en el
nivel primario, y ha constituido a los cuatro CEPOs previstos: el aimara, el guaraní, el
quechua y el multiétnico amazónico.
28
intercultural la nueva educación contribuya a la transformación radical de la sociedad
boliviana en su conjunto, de manera que sea un ámbito más democrático en el cual se
superen las asimetrías, por lo menos las “mentales”, y en el cual indígenas y no-indígenas
convivan y juntos construyan esa sociedad multiétnica y pluricultural que la Constitución
ahora reconoce.
13
Cada una de estas disposiciones va acompañada de otras de menor jerarquía que le dan
concreción y operatividad. Así, por ejemplo, para el caso de la Ley 1565 de Reforma Educativa,
meses después de su promulgación, salieron cinco de sus reglamentos más importantes a nivel de
Decreto Supremo.
29
También cabe mencionar, por su estrecha relación con el tema de este informe y como
una muestra más de carácter transversal que tiene la temática indígena en la legislación
boliviana desde la reforma constitucional de 1994, las políticas sociales planteadas en el
Plan Nacional Concertado de Desarrollo Sostenible de la Adolescencia y Juventud: 1998-
2002 y las Políticas Nacionales de Salud establecidas en el “Programa Nacional de Salud
Sexual y Reproductiva 1997-2002” que plantean acciones concretas de educación a
desarrollar con jóvenes y adultos, desde la visión cultural, de género y etárea de los
mismos.
14
La autodefinición y consecuente denominación de la población indígenas boliviana no es
uniforme y varía según se trate de la población asentada en las tierras bajas del Oriente, Chaco y
Amazonía o en los territorios étnicos ubicados en los valles, mesetas, punas y altiplano andinos, en
general. En los primeros, la población nativa se autodefine como indígena, en los segundos apela
más bien a la denominación de campesinos u originarios. Tal distinción tiene que ver
fundamentalmente con la historia sociopolítica del país y con la Revolución Nacional de 1952 que,
en aras de la dignificación de las poblaciones indígenas, erradicó el uso público del vocablo
indígena y, por ley y a raíz de la Reforma Agraria, los convirtió de facto en campesinos. No se
olvidé, de un lado, que se trató de una revolución nacionalista que impulsaba la hasta hoy no-
lograda homogeneización del país. De otro lado, en verdad la Revolución originada en los Andes
llegó tarde o nunca a los territorios orientales y, por ende, su ideología no impregnó de manera tan
30
al llegar a tan alto cargo, en un inusual discurso inaugural en el congreso boliviano
reivindicó su condición de indígena, habló en cuatro lenguas distintas (la suya, el aimara,
y el quechua, el guaraní y el castellano) y tomó la palabra en nombre de todos los
indígenas del país, después de “quinientos años de silencio”.
La apertura en general frente a lo indígena no ha podido ser más obvia que en el período
1993-1997. “En conjunto estos cambios hacen posible una transformación sustancial de
los desafíos enfrentados por las organizaciones indígenas para las cuales ya no es
suficiente la capacidad de reivindicación y presión política, sino además requieren
capacidades para hacer efectivos los derechos reconocidos y para asumir la conducción y
participación en la gestión de su propio desarrollo, tanto en el marco municipal como en el
nacional. Estos nuevos desafíos enfrentados por las organizaciones indígenas demandan
a su vez nuevas destrezas técnicas, dominio del marco legal e institucional del país como
ajustes en las estructuras organizativas tradicionales” (Huamán, 1999:1).
Desde el VEA se fijan y establecen las políticas y lineamientos que orientan al sector en
cuanto a la atención educativa de la población adulta. Cabe, sin embargo, señalar que en
el marco de la Reforma Educativa, en aplicación en el país desde 1994, las prioridades
nacionales para el sector ponen énfasis en el aumento de la cobertura y en el
31
mejoramiento de la calidad de la educación básica en el ámbito nacional, como estrategia
que redunde, también, en la eliminación o disminución de las causas que generan
analfabetismo absoluto y/o funcional en la población adulta boliviana. En este sentido, el
énfasis tanto de las innovaciones estatales como de la inversión en el sector durante los
últimos años se han centrado en la educación básica, y más precisamente en la
educación inicial y primaria. La reforma educativa de la educación primaria en curso
cuenta con recursos adicionales de inversión producto de dos préstamos importantes del
Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial a los que se suman créditos no-
reembolsables y donaciones de los gobiernos de Alemania, Holanda y Suecia que entre
todos bordean aproximadamente los 300 millones de dólares norteamericanos.
Bajo este nuevo marco general, y aun cuando la educación de jóvenes y adultos no
constituya una de sus prioridades actuales, la Reforma Educativa lleva a cabo acciones
distintas de capacitación en ámbitos indígenas que en rigor constituyen acciones de
educación de jóvenes y adultos indígenas. Y es que, en verdad, en un país de
características étnicas, culturales y lingüísticas como las bolivianas, prácticamente y de
facto, casi toda acción de formación y/o capacitación que se desarrolla con jóvenes y
adultos se constituye en una acción dirigida a su población indígena. En el marco de esta
reforma, y desde la perspectiva anotada, constituirían acciones de educación de jóvenes y
adultos indígenas, la formación inicial y continua o permanente de maestros y maestras
indígenas en y para los 36 pueblos indígenas que componen el país.
32
formación de maestros comunitarios impulsados por ONGs y apoyadas por la cooperación
internacional y/o por ONGs internacionales. Si bien no muchos, se cuenta también con
proyectos y actividades de las propias organizaciones indígenas, en el marco de la nueva
legislación nacional que, desde 1994 y a raíz de las reformas constitucionales ya
anotadas, reconoce el carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe del país. En este
nuevo contexto ha surgido un sinnúmero de iniciativas educativas en y con pueblos
indígenas.
33
acciones en curso nos obligan a establecer algunas precisiones conceptuales y operativas
que nos permitan identificar y analizar con mayor claridad y precisión qué es lo que ocurre
en el país en esta materia, así como si, en rigor, existen experiencias específicas que
partan de y tomen en cuenta las características etnoculturales específicas de los grupos
de jóvenes y adultos indígenas a los que se dirigen. Tales deslindes nos ayudarán
también a establecer una tipología de acciones que caracteriza al contexto boliviano,
para, con base en ella, seleccionar casos representativos de la diversidad de proyectos en
ejecución en el país.
34
• es promovida por instituciones de índole diversa que se dedican exclusivamente o
no a la educación de jóvenes y adultos indígenas,
• cuenta o no con aval estatal y es o no acreditada o compatibilizada con el sistema
regular de estudios que rige en el país.
Cabe también precisar que entendemos por proyectos de educación de jóvenes y adultos
indígenas aquellas actividades que se dirigen expresamente a la formación de hombres y
mujeres indígenas en uno o más niveles y modalidades de formación y que están a cargo
de una institución que entre sus objetivos y líneas de acción programática atienden la
educación de jóvenes y adultos indígenas y pueden o no estar relacionados o
desarrollarse en coordinación con una o más organizaciones de base.
Finalmente pero no por ello menos importante, asumimos la definición de José Martínez
Cobo, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para definir a
los pueblos y poblaciones indígenas como:
“…aquellas que, contando con una continuidad histórica con las sociedades
anteriores a la invasión y colonización que se desarrollaron en sus territorios, se
consideran a sí mismas distintas de otros sectores de la sociedad y están
decididas a conservar, desarrollar y transmitir a las generaciones futuras sus
territorios ancestrales y su identidad étnica, como base de su existencia
continuada como pueblos, de conformidad con sus propios patrones culturales,
instituciones sociales y sistemas jurídicos”.
35
3.2 Agentes de la educación de jóvenes y adultos indígenas
3.2.1 El Estado
Como se ha señalado, la entidad responsable de la educación de jóvenes y adultos
indígenas es el Viceministerio de Educación Alternativa (VEA), creado en 1997, con base
en la ex subsecretaría del mismo nombre que se instauró en el país, a raíz de la Ley 1565
de Reforma Educativa. Como se verá en el capítulo 4, el VEA impulsa el Plan Nacional de
Alfabetización para la Vida y la Producción.
Este es un proyecto oficial del actual gobierno boliviano (1998-2002), cuyo lanzamiento
estuvo a cargo del propio Presidente de la República en 1998. Los estudios técnicos del
mismo, así como su preparación estuvieron a cargo de consultores especialmente
contratados por el UNICEF-Bolivia, de hecho organismo motor de esta iniciativa. El Plan
no está aún en ejecución en el ámbito nacional, en tanto se está a la búsqueda de los
recursos necesarios para su implementación, los mismos que han sido estimados en 100
millones de dólares. Se ha comenzado por una aplicación piloto en tres departamentos.
El Plan, con el apoyo del UNICEF, ha iniciado acciones piloto en tres departamentos
quechua hablantes: Potosí, Chuquisaca y las provincias más deprimidas de Cochabamba.
Recuérdese a este respecto que Potosí y Chuquisaca son, a la vez, los dos
departamentos más rurales del país y aquéllos con más población indígena de habla
quechua.
La prioridad del plan está puesta en la educación comunitaria, en tanto instrumento para
la participación popular. Desde 1994, la legislación boliviana ha incorporado y promueve
36
la participación popular en diversas esferas de la vida social y del propio funcionamiento
del Estado. Así, por ejemplo, en la educación, ésta considera la conformación de juntas
escolares, nucleares, distritales, departamentales, cuatro Consejos Educativos de
Pueblos Originarios y un Consejo Nacional de Educación, como entes destinados a velar
por el cumplimiento de la nueva legislación educativa y a ejercer control social sobre el
Ministerio de Educación, Cultura y Deportes en general, y en particular, en cuanto a la
implementación de la Reforma Educativa.
37
El VAIPO apoya también el desarrollo de acciones educativas en ámbitos indígenas. En la
anterior gestión, la Subsecretaría de Asuntos Etnicos (predecesora del VAIPO) tenía en
vistas un amplio y ambicioso programa de capacitación y formación indígena que
comprendía diversos tipos de actividad y distintas modalidades, incluidas aquéllas
apoyadas por radios comunitarias. Para ello se estaba montando en Tumichucua,
Riberalta, Beni, un centro con internado en las ex instalaciones del ILV. Estas acciones
contaron con el apoyo de un programa ad hoc creado en la representación en Bolivia del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con financiamiento del
gobierno sueco. Se desconoce si el VAIPO continuará o no con estos planes.
De igual forma, cabe señalar que además del mencionado Plan, el Estado, a través del
VEA, continúa ofreciendo servicios de educación de jóvenes y adultos heredados del
sistema educativo anterior a la Ley 1565. Entre ellos cabe mencionar:
• la Educación Básica Acelerada (EBA), dirigida a jóvenes mayores de 15 años y
a adultos que no han cursado o no han logrado completar su educación
primaria.
• la Educación Media Acelerada (EMA), dirigida a jóvenes mayores de 15 años y
a adultos que no han iniciado o terminado su educación secundaria y que
conlleva a la obtención del título de bachiller.
Como se verá más adelante, existen centros que ofrecen una o más de estas
modalidades en áreas de concentración de población indígena, los que, en su mayoría,
ofrecen servicios educativos vehiculados únicamente en castellano. Tal vez el único
Centro de Educación Media Acelerada (CEMA) que busca adecuarse a las peculiaridades
lingüísticas y culturales de sus usuarios sea el que funciona en Camiri y que atiende a
jóvenes, hombres y mujeres, guaraníes, bajo el apoyo técnico de la ONG Teko Guaraní.
38
poder poner en vigor tal legislación, el viceministerio antes mencionado con apoyo del
Programa Indígena del PNUD y en coordinación con la CIDOB y con el apoyo de una
ONG cochabambina, el CERES (Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social),
elaboró un manual de planificación participativa en áreas indígenas que es utilizado en los
cursos de capacitación que organiza el viceministerio para alcaldes, concejales y
dirigentes indígenas en general.
Cabe también mencionar al Fondo de Inversión Social (FIS), entidad del Estado boliviano
que apoya programas de desarrollo, por lo general infraestructural, en las zonas rurales
más deprimidas del país. En el marco de sus acciones de lucha contra la pobreza, el FIS
ha financiado y financia el desarrollo de programas educativos con jóvenes y adultos
indígenas, especialmente en el área de alfabetización. Así, por ejemplo, el FIS financió,
parcialmente y conjuntamente con el UNICEF, la Campaña de Alfabetización y
Guaranización que llevó a cabo la APG entre 1991 y 1994 y las acciones de alfabetización
de mujeres indígenas que desde hace 8 años implementa el PROANDES-UNICEF en el
Norte de Potosí.
39
actualidad evaluando esta primera experiencia para tomar decisiones sobre su
continuidad o no. 15 Los otros tres programas de bachillerato, como se verá en la
sección siguiente, son atendidos por tres ONGs.
15
En rigor, estos tres primeros programas no se ajustan totalmente a lo previsto por la Ley de
Reforma Educativa, en tanto se trata de programas ofrecidos a jóvenes indígenas que contaban ya
con un bachillerato (diploma de egreso de la secundaria) y que obtuvieron un segundo bachillerato
que los habilitó como docentes. Se trató más bien de programas ad hoc destinados a paliar la
necesidad de docentes indígenas que pudiesen llenar algunos de los vacíos que enfrenta la
implantación de la EIB en las tierras bajas y, en tal sentido, funcionaron en sedes igualmente ad
hoc y no en colegios secundarios en actual funcionamiento como la Ley prevé.. Al respecto, cabe
destacar que lo previsto por la legislación vigente se choca con el hecho que, por razones
históricas que no es posible abordar aquí, los colegios secundarios, por lo general, funcionan en
los centros poblados y en ciudades y, por su lejanía de las áreas de concentración indígena y el
costo que implica el desplazamiento respectivo, a ellos acceden muy pocos indígenas de tierras
bajas. Otra es la situación andina, dado el mayor tiempo de colonización y de contacto.
40
3.2.2 La sociedad civil
3.2.2.1 Las organizaciones no gubernamentales
Las ONGs cumplen un rol importante en la educación de jóvenes y adultos indígenas en
Bolivia. Se estima que por lo menos unas 50 organizaciones de esta índole realizan
acciones educativas con jóvenes y adultos indígenas en el país y el número de proyectos
de educación de jóvenes y adultos indígenas fácilmente superaría la centena. Como se
podrá apreciar a través de la descripción que ofrecimos en este acápite, el informe ofrece
sólo una muestra de instituciones y de proyectos en desarrollo.
Cabe señalar también que en Bolivia muchas ONGs o han sido organizadas por la Iglesia
Católica o están directamente vinculadas a ella; otras constituyen brazos técnicos de
partidos políticos, sindicatos y organizaciones de base en general; también existen ONGs
independientes que trabajan con jóvenes y adultos indígenas.
• ACLO (Asociación Cultural Loyola), institución privada con sede en Sucre, que
produce y emite programas educativos radiales en quechua; también implementa
programas de alfabetización de adultos en quechua y castellano, dirigidos
fundamentalmente a población campesina del departamento de Chuquisaca y de
comunidades de Potosí. En este marco, ejecuta para UNICEF un proyecto de
alfabetización de mujeres quechua hablantes que comienza en quechua para,
posteriormente, incluir también la enseñanza del castellano como segunda lengua.
También lleva a cabo acciones de alfabetización-bilingüe con contenidos relativos a la
salud reproductiva, para el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
41
• CEE (Comisión Episcopal de Educación) organismo especializado de la Iglesia
Católica, con sede en La Paz, que asesora y promueve la labor educativa de esta
iglesia. En el ámbito de preocupación de este informe, desde hace 21 años cuenta
con los CETHAs (Centros de Educación Técnico-Humanística Agropecuaria) que
inicialmente fueron diseñados para atender población aimara y hoy se ofrecen entre
diversos pueblos indígenas del país, incluidos algunos del oriente. La CEE tiene dos
bajo su directa jurisdicción, uno que atiende a población aimara y el otro a población
quechua; no obstante, cabe señalar que el número de CETHAs ha trascendido a
estos dos y hoy se cuentan con otros 30 ya consolidados y unos 70 en proceso de
implementación en diversas localidades del país a cargo de otras instituciones. Los
CETHAs logran funcionar con ingresos propios, provenientes de la producción
agrícola, componente que forma parte del programa de formación ofrecido a los
jóvenes indígenas.
Pero además de este proyecto que nació en 1978, la CEE atiende otros tres que son
relevantes para nuestro estudio: la Red FERIA, el proyecto Múltiple CAEN y el
PROCEA (Programa de Cualificación de Educadores Alternativos). La Red FERIA
(Facilitadores en Educación Rural Integral Alternativa) comenzó a funcionar en 1999 y
se ejecuta con base en un plan quinquenal que va hasta el año 2004. Esta red se
constituye en un espacio no jerárquico de intercambio que aglutina a 10
coordinadoras regionales en los 9 departamentos del país. Según los responsables,
la red FERIA trabaja en educación rural integral y busca responder a las formas y
maneras tradicionales de saber, conocer y aprender, de forma tal de generar
procesos educativos transformadores. Esta red apoya el trabajo impulsado por el
Estado, desde el MECyD, con vistas a implementar la educación alternativa.
42
Por su parte, el Centro de Apoyo a la Educación Machaqueña (CAEM), región
campesino-indígena de habla aimara, desarrolla programas destinados a apoyar la
educación de adultos, la capacitación docente y el apoyo a dirigentes de
comunidades, a través de algunos centros de servicios educativos complementarios
impulsados por la Iglesia Católica en tres lugares del país.
• IRFA Cruz (Instituto Radiofónico Fe y Alegría de Santa Cruz), institución privada con
sede en Santa Cruz, que produce programas de alfabetización y postalfabetización
radial en guaraní para la zona del Chaco. IRFA Cruz trabaja ininterrumpidamente
desde hace 25 años y tiene por objetivo la educación de jóvenes y adultos desde la
alfabetización y postalfabetización hasta los primeros cinco años de la educación
primaria.
43
locales destinados a incorporar contenidos culturales característicos de las
poblaciones indígenas, de manera de contribuir a la perspectiva de interculturalidad
que prima en el país.
IRFA Cruz moviliza a unas 700 personas cada año y cuenta con 120 maestros y
maestras guías que ya han recibido sus títulos respectivos por parte de la Dirección
Departamental de Educación de Santa Cruz. En los últimos años observan que la
mayor parte de sus estudiantes son mujeres y que el programa promueve una mayor
participación entre ellas, proceso que ha resultado en la creación de la Casa de la
Mujer de Santa Cruz, aunque la mayoría de sus educadores sean hombres.
• Radio San Gabriel, institución privada con sede en la ciudad de La Paz, que por
varias décadas despliega una importante labor de educación radiofónica y de
comunicación social en general, para lo cual recurre principalmente al aimara y a
locutores y educadores aimara hablantes. Uno de los proyectos más relevantes para
nuestro caso es el Sistema de Autoeducación de Adultos a Distancia (SAAD). Desde
1986, el SAAD atiende la alfabetización masiva de adultos aimaras en general y
prioritariamente a quienes habitan en el área rural. Dada su cobertura y relevancia,
por la importancia que cobra la radio para la población indígena y en las áreas
rurales, una ficha más detallada de este programa es incluida en el Capítulo 4.
• Teko Guaraní, organización nacida de un acuerdo entre varias ONGs que trabajan
en apoyo a la producción y al desarrollo integral en el territorio guaraní, que se dedica
exclusivamente a la acción educativa y apoya la capacitación de maestros guaraníes,
dirigió técnicamente la Campaña de Alfabetización y Guaranización de la APG y
apoya un centro de formación de maestros nativos en Camiri, Departamento de Santa
Cruz, ciudad donde tiene su sede institucional. También ejecuta, con apoyo de la
Asociación Alemana de Educación de Adultos un programa de secundaria acelerada
para jóvenes, hombres y mujeres, guaraníes.
44
Guaranización entre 1991 y 1993 en la que participaron cerca de 500 jóvenes
guaraníes como educadores populares y más de 25.000 hombres y mujeres
indígenas; por otro lado, también desarrolló y llevó a cabo importantes acciones
formativas en el ámbito de los derechos civiles y culturales, a través del apoyo que
presta a las movilizaciones de la APG y a las tareas que esta organización emprende
para consolidar su presencia en todo el territorio guaraní, así como para concientizar
a la población nacional respecto de sus reivindicaciones centrales en cuanto a
producción, infraestructura, salud, educación y territorio. A favor de ello produce
también programas radiales en guaraní desde su sede en Camiri que son
transmitidos desde estaciones de amplia cobertura desde Santa Cruz.
45
chácoba. CIPCA es una institución de cobertura nacional con subsedes en varias
localidades del país que trabaja tanto con campesinado indígena como mestizo-
criollo. Esta institución ha desempeñado además un papel importante en el país con
investigaciones que han contribuido a la asunción en el país del carácter multiétnico,
pluricultural y multilingüe de su sociedad.
Cabe también incluir bajo este rubro, aunque podrían considerarse en un acápite ad hoc,
los proyectos que las misiones evangélicas llevan a cabo, fundamentalmente, con los
pueblos indígenas de tierras bajas, tanto en el ámbito educativo propiamente dicho, como
en acciones de capacitación para la producción. Entre las misiones que operan en el
Oriente, Chaco y Amazonia bolivianos se encuentran: la Misión Sueca Libre, que trabaja
con los weenhayek o matacos y los tapieté en los departamentos de Chuquisaca y Tarija;
la Misión Suiza con los chácobos y cavineños, en el departamento del Beni; la Misión
Evangélica Nacional, con los tacanas, en el departamento de La Paz; la Misión Nuevas
Tribus con araonas, canichanas, cavineños, esse-ejjas, pacahuaras y tsimanes, en los
departamentos del Beni y de La Paz; y la Misión Luterana Noruega, con mosetenes y
moxeños también en el departamento del Beni.16
Cada una de estas misiones implementa proyectos educativos relacionados tanto con la
educación básica de niños y de jóvenes y adultos, como en proyectos productivos, para
los cuales consideran espacios específicos dedicados a la capacitación de jóvenes y
16
Otras misiones evangélicas que trabajan con pueblos indígenas de tierras bajas son: la
Asociación Bautista de América en Bolivia, la Asociación de Iglesias Evangélicas del oriente, la
Misión Bautista Sureña, Obra Evangélica Nacional, South American Mission Inc., Unión Bautista
Boliviana, Misión Evangélica Cuadrangular, Asamblea de Dios, Misiones Cristianas de Bolivia.
Algunas de ellas constituyen desmembramientos de iglesias de llegada anterior al país.
46
adultos. La Misión Sueca Libre atiende también un bachillerato pedagógico bilingüe para
formar docentes weenhayek en Villamontes, departamento de Tarija.
• CEDEAGRO, con sede en Mizque, Cochabamba, que ofrece, entre otros programas
dirigidos a ámbitos productivos y de liderazgo, un bachillerato pedagógico para
jóvenes mujeres quechua hablantes. Este bachillerato, como se podrá apreciar de la
revisión de la ficha especifica incluida en el capítulo 4, constituye una de las primeras
experiencias en Bolivia, en su género. De un lado, porque, acogiéndose a lo dispuesto
en la Ley 1565 de Reforma Educativa, buscó salidas creativas a la falta de profesores
titulados en las comunidades rurales alejadas que pudieran implementar la educación
intercultural bilingüe y, de otro, porque se dirige exclusivamente a mujeres campesinas
quechua hablantes, con un claro mensaje de recuperación étnica y de fortalecimiento
de su autoestima.
Este proyecto, debió también en el proceso aceptar jóvenes que, en rigor, no habían
logrado, por distintas razones, completar su escolaridad ni contaban con la
acreditación correspondiente para cursar un programa de bachillerato (últimos dos
años de una educación secundaria de 12 años, según la legislación boliviana). Por
ello, diseño una modalidad combinada de cuatro años, el primero de los cuales estaba
destinado a la complementación de la formación inicial de las jóvenes aspirantes a
docentes y los tres restantes a la formación general de nivel secundario y a la
específica dirigida a la formación docente. El proyecto incluye también un internado en
la Mizque, ciudad intermedia ubicada en el valle alto cochabambino, en el que viven
las docentes-alumnas durante el tiempo que dura su formación. Profesoras egresadas
de este programa han sido ya incorporadas al servicio docente y trabajan tanto en el
nivel de educación inicial como en el de educación primaria. Desde sus inicios
CEDEAGRO trabajó con una congregación de monjas católicas que es la que
47
administra e implementa tanto el programa como el internado. A fines de 1999, esta
experiencia fue transferida al Estado y es considerada ahora como una de las
modalidades de bachillerato pedagógico reconocida por el sistema educativo
boliviano.
• IPTK (Instituto Politécnico Tupak Katari), con sede en Sucre y con oficinas en otras
localidades del país, es una institución que cuenta con un amplio programa de
capacitación campesina en quechua en los departamentos de Chuquisaca y Potosí.
Busca contribuir al desarrollo humano sostenible desde los ámbitos de su acción: el
educativo, el social y el económico-productivo, desde su objetivo central de contribuir
a elevar la calidad de vida de la gente y fortalecer la participación popular y la
democracia en el país. Su acción se extiende a toda la provincia de Chayanta del
Departamento de Potosí y a los barrios marginales de Sucre con mujeres, jóvenes y
niños campesinos de habla quechua.
Entre las ONGs independientes que trabajan con jóvenes y adultos indígenas se
encuentran, en la región andina,
• AGRUCO, institución que trabaja en el área rural quechua hablante del Departamento
de Cochabamba, en el área de agroecología y en conexión directa con un programa
académico de la Universidad Mayor de San Simón. AGRUCO lleva a cabo acciones
de capacitación campesina, a través de los cuales intenta recuperar visiones,
conocimientos y saberes campesinos en las áreas agrícola y ecológica. Agruco ha
publicado diversos materiales producto de las investigaciones que lleva a cabo, por lo
general desde una perspectiva de investigación-acción, que son utilizados por
48
distintas instituciones en acciones de capacitación y formación. AGRUCO tiene su
sede en la Universidad Mayor de San Simón.
• ASUR (Antropólogos del Sur Andino), institución privada con sede en la ciudad de
Sucre lleva a cabo acciones de educación y capacitación de mujeres quechua
hablantes del Departamento de Chuquisaca, desde una visión del etnodesarrollo y con
base en un paciente y largo trabajo de recuperación de los conocimientos y saberes
textiles ancestrales de las comunidades de Jalqa y Tarabuco, de manera de revitalizar
la creatividad cultural de las comunidades. Dado su ccarácter innovador, una ficha con
mayor información sobre este proyecto es incluido en el capítulo 4 de este informe.
49
todos aimaras, que trabajan en acciones de investigación y reflexión sobre la
tecnología y los conocimientos andinos, con vistas a recuperar, sistematizar y
proyectar los conocimientos y saberes tradicionales aimaras, propiciando también la
adopción y desarrollo de nuevos conocimientos apropiados a la cultura aimara. Esta
orientación se enmarca en la perspectiva institucional que busca contribuir a la
construcción de un estado pluricultural “donde los aimaras puedan convivir con los
demás pueblos y naciones. El trabajo de CADA pretende aportar a este proceso,
desde la educación, desde la cultura y los conocimientos” (Entrevista). CADA tiene
sede en la ciudad de La Paz.
50
cuatro meses y contiene información local y regional sobre temáticas de interés para
los raqaypapeños. Además, CENDA ha apoyado el desarrollo educativo del Núcleo
Educativa de Raqaypampa, así como la formación de juntas y consejos educativos de
padres, madres de familia y líderes comunitarios que velan por el desarrollo adecuado
de la Reforma Educativa, en general, y de la EIB, en particular.
51
• CEPRA (Centro de Producción Radiofónica), institución privada de desarrollo social,
con sede en Cochabamba, que trabaja desde hace 18 años en la comunicación
radiofónica-educativa. Entre sus objetivos están los de la enseñanza en quechua,
incorporando más tarde el castellano, desde una perspectiva intercultural y bilingüe. Si
bien el CEPRA, dado el medio radial que utiliza, llega con sus programas a un
sinnúmero de comunidades rurales quechua hablantes, privilegia su trabajo con una
subcentral campesina de la provincia de Tacopaya, Cochabamba, que comprende 28
comunidades quechua hablantes. En ellas trabaja con mujeres adultas y adolescentes
del medio rural, promoviendo el respeto a la valores culturales y a las formas de vida
propias, a través de una educación en relación con la vida diaria que fomenta la
participación ciudadana y el conocimiento y ejercicio de los derechos. También trabaja
con jóvenes, hombre y mujeres, del medio rural, fomándolos como reporteros/as
populares. El CEPRA trabaja también en el marco establecido por el VEA e inscribe
sus acciones en el Plan establecido por esta dependencia.
52
su radio de acción para trabajar también con población rural quechua hablantes de los
departamentos de Chuquisaca y Potosí.
• Fundación Solón, institución privada, con sede en la ciudad de La Paz, que trabaja
más en ámbitos urbanos pero que cuenta ahora con un departamento orientado a la
capacitación de población campesina quechua hablante del Departamento de
Cochabamba. La Fundación lleva a cabo acciones de capacitación de jóvenes y
adultos relacionadas con la temática jurídica y, en general, en lo tocante al tema de los
derechos, con vistas a contribuir a la apropiación por parte de la población de los
nuevos dispositivos legales que los benefician.
53
también en la educación formal, realizando estudios sobre EIB, de cara a la
formulación de planteamientos y propuestas.
54
un componente específico de educación con los objetivos de impulsar y apoyar la
generación de un proceso de formación campesina y de la comunicación rural, tanto
entre hombres como mujeres. El componente incluye la capacitación en el uso de los
recursos naturales y en técnicas agroecológicas.
• THOA (Taller de Historia Oral Andina), institución privada, con sede en la ciudad de La
Paz, que congrega a profesionales e intelectuales aimaras que trabajan tanto en los
ámbitos de la investigación como de la capacitación en temas relativos a la
recuperación y sistematización de la memoria, la historia oral y la narrativa tradicional
aimara. En su trabajo, a menudo, THOA combina procedimientos de investigación y
capacitación, desde una perspectiva de investigación-acción. Esta institución ha
publicado diversos materiales producto de sus estudios e investigaciones que son
utilizados también por otras instituciones en acciones de capacitación y formación en
temas relativos a la lengua y cultura aimaras.
• APCOB (Asociación para la Promoción del Campesino del Oriente Boliviano) que
trabaja en el Departamento de Santa Cruz, en proyectos productivos y culturales con
poblaciones guaraní hablantes de la región del Izozo y con chiquitanos de los
municipios de Lomerío y Concepción, marco en el cual desarrolla acciones de
educación y capacitación de adultos, en el contexto de sus cuatro programas: de
manejo de recursos naturales, para establecer planes de manejo forestal a través de
la capacitación en procesos de transferencia de conocimientos, habilidades y
destrezas para el manejo de recursos; de consolidación territorial, para apuntalar la
55
consolidación de los espacios indígenas de las tierras comunitarias de origen que la
ley reconoce, a través de la difusión, información y análisis de las leyes de
Participación Popular, del Medio Ambiente y Ley INRA; de fortalecimiento
organizativo, para promover la participación indígena en el proceso electoral, a través
de la capacitación en asuntos legales y políticos; y de género, para empoderar a la
mujer con presencia efectiva en las diferentes instancias de la organización indígena.
Estos cuatro programas son vistos como importantes desde una perspectiva de
desarrollo integral de los pueblos indígenas. El objetivo es que ellos sean
autogestionarios, que tengan sus propias iniciativas de desarrollo en los lugares en los
que habitan, manteniendo su identidad cultural y su autonomía como indígenas.
56
comunitarios que el Estado boliviano les ha reconocido, desde una perspectivas de su
empoderamiento.
57
caso, por ejemplo, de la Radio Pío XII de Cochabamba y Potosí que transmiten
programas radiales de apoyo al Programa “Yuyay Jap’ina” del PROANDES-UNICEF (cf.
ficha respectiva en capítulo 4).
ERBOL trabaja en todo el país por un poco más de tres décadas, desarrollando un
importante trabajo de dignificación de lo indígena y de sus manifestaciones culturales y
lingüísticas a través de la emisión de programas radiales de índole informativa y
educativa. Una característica fundamental del trabajo de ERBOL y de sus emisoras
asociadas tiene que ver con el carácter comunitario-participativo con el cual producen y
emiten sus programas, hecho que no sólo contribuye a asegurar una mayor pertinencia de
sus emisiones y, consecuentemente, una mayor audiencia, sino también y
fundamentalmente al empoderamiento y a la formación política de las poblaciones
indígenas.
ERBOL, con base en sondeos de audiencia y otros estudios realizados, estima que a
través de sus radioemisoras asociadas cubre al 30% de la población del país. Ejemplo de
ello es la cobertura de Radio ACLO Sucre que, según el Instituto Nacional de Estadística
Bolivia y sondeos de audiencia de la propia ERBOL, tiene una cobertura de 500.000
oyentes en territorio quechua hablantes. Algo similar ocurre con Radio Pío XII de Potosí
que transmite programas en aimara, castellano y quechua con una cobertura estimada en
500.000 oyentes. Debe considerarse, por ejemplo, que en la región potosina, en las
noches, la audiencia de Radio Potosí alcanza a un 98% de la población de esa región
(Comunicación personal V. van Oyen).
58
Un proyecto importante y de trascendencia regional que apoya e impulsa ERBOL en
Bolivia, en cooperación con ALER, es la “Red Quechua Satelital” que involucra a 16
radioemisores de Bolivia, Ecuador y Perú que se han unido en el afán de producir y emitir
programas radiales en quechua y para las poblaciones quechua hablantes de los tres
países, con vistas a establecer vínculos entre ellos para que tomen conciencia de su
existencia en por lo menos estos tres países y para que se apoyen y potencien entre sí. Si
bien se trata de una acción de índole comunicativa más que estrictamente educativa,
cabe mencionar que en el caso boliviano, y tal vez también en otros, los linderos que
separan cada uno de estos espacios es sumamente fino y que la radio en los Andes ha
cumplido un papel educativo y movilizador sumamente importante, contribuyendo también
a difundir el mensaje democrática desde una perspectiva de equidad y de justicia social.
El programa elaborado conjuntamente entre radioemisoras de estos tres países recurre a
tecnología de punta, pues vía Internet se intercambian secciones que son ensambladas
en una radio determinada de la subregión y diseminada vía satélite a los tres países.
Cada seis meses, una de las emisoras radiales de un determinado país asume la
dirección del programa y se convierte a la vez en receptor vía Internet de las producciones
radiales de las otras radioemisoras y de productor y transmisor de los programas. “Los
quechuas al satélite” está contribuyendo además a la toma de conciencia entre los
quechuas que son más los aspectos lingüísticos y culturales que los unen que aquellos
que los separan. Por ello, este programa se constituye también y gradualmente en una
importante herramienta de unificación del idioma quechua y, sobre todo, de su unificación
política.
Como se ha podido apreciar y en términos generales, las ONGs, salvo excepciones, han
concentrado sus operaciones en los tres departamentos más importantes del país: La
Paz, de predominancia aimara; Cochabamba, de influencia quechua; y Santa Cruz, en
cuyas zonas urbano marginales y rurales se concentra población de unas 8 lenguas
indígenas diferentes. Si bien la incidencia de las ONGs en los otros 6 departamentos es
menor, es menester señalar que este tipo de organizaciones está presente en todo el
país. Por trabajar con la población más deprimida, por lo general, de una forma u otra las
ONGs trabajan con población indígena. Por ello, en este informe han sido varias las
referencias a ONGs que trabajan también en Chuquisaca y Potosí.
59
Finalmente, cabe mencionar que las ONGs de la Iglesia Católica o asociadas a esta
institución, por lo general, reciben una contribución del Estado boliviano para su
funcionamiento, por medio de plazas de profesionales docentes con cargo al presupuesto
del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes que son asignados a las ONGs para
desarrollar programas educativos.
60
Jap’ina” del PROANDES se ubicaban en la no menos importante esfera de la
socialización, la afectividad y la recuperación de la autoestima por parte de las mujeres
campesinas (cf. Arratia y otros 1998). Como se describe también en la ficha específica
sobre este proyecto incluida en el Capítulo 4, el Yuya Jap’ina “....constituye una de las
pocas experiencias que se orientan hacia el apoyo y reivindicación de la mujer indígena
campesina, un sector social que muestra los peores indicadores de rezago social y
educativo dentro de la por sí rezagada y marginada sociedad indígena (Ibíd.: 79).
Otro organismo del sistema de Naciones Unidas que ha sumado recientemente sus
esfuerzos a la educación de jóvenes y adultos indígenas es el Fondo de Población de
las Naciones Unidas (UNFPA) en alianza con el MECyD y la UNESCO. El UNFPA
promueve acciones alfabetización y capacitación de mujeres y hombres quechua
hablantes de los departamentos de Chuquisaca y Potosí con contenidos relativos a la
salud sexual y reproductiva. Este proyecto específico del UNFPA se inició en octubre de
1999 y se ejecuta a través de varias ONGs.
61
post-secundaria. Estos INS-EIB forman parte del subsistema de formación docente
boliviano que viene organizándose e implementándose en el marco de la reforma
educativa.
Una tarea adicional importante que el PROEIB Andes y el PINSEIB incluyen en sus
planes operativos anuales es el apoyo que brindan a los CEPOs para que puedan
acometer su función como órganos de participación popular en la educación bolivian. Este
apoyo comprende dos ámbitos principales: el fortalecimiento institucional y la formación
permanente de los miembros de los cuatro CEPOs. Así, por ejemplo, en el año 2000 se
han realizado ya dos cursos de capacitación en bases y fundamentos de la EIB y se tiene
programados dos más.
62
organizaciones indígenas para habilitarlos en la formulación de proyectos. Tales acciones
transcienden el territorio boliviano y se llevan cabo también en otros países de la región.
No menos importante es la labor que prestan en este campo las ONGs internacionales:
Plan Internacional (PI), Ayuda en Acción (AeA), Asociación Alemana de Educación de
Adultos (AAED) e IBIS-Dinamarca:
63
la salud (planificación familiar, salud y salud infantil), la capacitación en medio
ambiente (forestación y control de la erosión), la capacitación para el saneamiento
básico y el fortalecimiento de la educación inicial y primaria. Con respecto a este
último componente, Plan Internacional lleva a cabo tanto acciones de capacitación
docente a maestros y maestras aimara y quechua hablantes para la puesta en vigor
de la EIB, así como acciones de capacitación de miembros de juntas escolares en
territorio aimara, en cooperación con el Consejo Educativo de la Nación Aimara
(CENA) y, probablemente, a partir de mediados del 2000 también en territorio
quechua, en coordinación con el Consejo Educativo de la Nación Quechua (CENAQ).
En el área aimara, Plan Internacional apoya 8 municipios y 400 comunidades con
cerca de 3.000 docentes, a través de su programa de fortalecimiento de la educación
inicial y primaria en el marco de la Reforma Educativa.
64
currículos adecuados para la educación de adultos, así como la respectiva formación
docente, marco en el cual también equipa a los centros con materiales didácticos.
Cabe señalar que si bien se trata de programas de cobertura nacional, en muchos
casos, y dadas las razones expuestas en este informe, la población beneficiaria es
indígena. Los responsables de este proyecto consideran que aproximadamente el
60% de los alumnos a los que atiende son mujeres indígenas. No obstante, queda aún
por determinarse si la modalidad a través de la cual se atienda a la población será
bilingüe. Sí se adscriben, en cambio, claramente a una perspectiva educativa
intercultural.
Si bien ésta es ahora una referencia histórica y no actual, nos parece importante destacar
que, en Bolivia, este tipo de organizaciones también juega un papel importante en este
campo. Las otras organizaciones indígenas no están ausentes de esta preocupación. Por
el contrario y en el marco de la nueva legislación boliviana para la educación (Ley 1565),
todas intervienen, de una forma u otra, en el desarrollo de acciones diversas de educación
de adultos, a través de los CEPOs.
65
de lo previsto en la Ley 1565 de Reforma Educativa, son organizadas autónomamente,
aunque en coordinación con algunas instancias del Ministerio de Educación Cultura y
Deportes, cuentan con apoyo de la cooperación internacional (UNICEF, GTZ, Plan
Internacional) y en ellas participan padres y madres de familia y líderes comunitarios con
quienes se discuten puntos de vista respecto de las ventajas de la EIB y del uso escolar
de los idiomas indígenas. Si bien este tipo de capacitación está dirigido a reforzar la
implantación y el desarrollo de la Reforma Educativa, los cursos organizados por los
CEPOs tienen un rol clave en la movilización de la población indígena, tanto respecto de
su propia lengua y cultura como en cuanto a su apropiación de la escuela y de la
educación.
Por ello, consideramos que, en el ámbito de la formación universitaria, sólo cabe incluir
como programas de educación de jóvenes y adultos indígenas únicamente a aquellos que
forman a jóvenes y adultos indígenas de habla originaria como profesionales habilitados
para trabajar en programas de EIB, así como a los que forman a jóvenes y adultos
66
indígenas como profesionales en lingüística e idiomas nativos. Esta aclaración es
necesaria en tanto únicamente los programas de formación profesional de esta índole
fueron los primeros en tomar en cuenta no sólo las particularidades lingüísticas y
culturales de los profesionales en formación sino que también, por lo general, funcionan
con base en un currículo ad hoc que parte de y toma en cuenta la diversidad étnica,
cultural y lingüística de las situaciones de las cuales provienen los estudiantes y a las que
deberán retornar a prestar sus servicios. Vale decir, si bien es cierto que, en rigor, un alto
número de programas universitarios bolivianos de nivel de licenciatura recibe a jóvenes y
adultos indígenas, hasta hoy únicamente los que ofrecen formación en lingüística e
idiomas y EIB toman en cuenta las características étnicas de sus usuarios.17
Los programas de esta índole pueden ser de pregrado o de postgrado. Existen en el país
seis programas de licenciatura:
• la Carrera de Lingüística e Idiomas de la UMSA, en su mención de idiomas
nativos, aimara o quechua;
• la Carrera de Lingüística e Idiomas de la Universidad Tomás Frías de Potosí, en
su mención de idiomas nativos, aimara o quechua;
• la Carrera de Lingüística Quechua de la Universidad Mayor de San Francisco
Xavier de Sucre;
• la Licenciatura Especial en EIB de la Universidad Mayor de San Simón, de
Cochabamba, que atiende sobre todo a maestros quechuas en servicio;
• la Licenciatura Especial en EIB de la Universidad Mayor de San Andrés, de La
Paz, fundamentalmente dirigida a maestros aimara en servicio.
17
A estos podrían añadirse dos programas de licenciatura en antropología, uno en La Paz y otro
en Cochabamba. No los incluimos aquí pues cabe aún precisar si ellos realmente fueron pensados
explícitamente para estudiantes indígenas o si no se trata más bien de un resultado no planificado,
producto de la presencia de estudiantes indígenas interesados en este tipo de formación.
67
relacionados con la enseñanza del aimara o del quechua. Algo parecido ocurre en el caso
de la carrera de lingüística quechua de Sucre. A estos programas asisten hoy jóvenes
que, habiendo concluido sus estudios secundarios, optan por una licenciatura ligada a la
problemática indígena y rural.
Las licenciaturas especiales han sido organizadas para atender a maestros que hablan un
idioma originario y que, por lo general, prestan servicios en el área rural. La licenciatura
de la UMSS en Cochabamba va por su tercera promoción, cuenta a la fecha con 120
estudiantes, de los cuales la mayoría es quechua hablante y se desarrolla con asistencia
técnica de la Comunidad Francófona Belga. La licenciatura de la UMSA en La Paz ofreció
una sola promoción que está por concluir con la sustentación de las tesis respectivas.
Resulta interesante anotar, para los fines de este informe, que, pese a la demanda
existente por parte de los maestros, estudiantes universitarios regulares de la UMSA se
opusieron tenazmente a que la universidad participase de la profesionalización de
maestros.18 Este hecho llevó a la universidad a reconsiderar su oferta y conllevará en los
próximos meses a la desactivación del programa.
18
Los alumnos de la Carrera de Ciencias de la Educación consideraron inequitativo y
discriminatorio que ellos estudiasen 10 semestres o 5 años para obtener su licenciatura, mientras
que a los profesores en servicio se les exigía únicamente 6 semestre ol 3 años. No tomaron en
cuenta que los profesores traín ya un bagaje de experiencias docentes importante, asi como tres o
cuatro años de estudios superiores en una escuela normal. Queda en realidad por determinar si
éstos fueron los reales moviles de la oposición o si ésta no fue el resultado de un sentido “peligro
de contaminación” de los claustros universitarios con maestros rurales indígenas. Lo cierto es que
el incidente mereció el interés de la prensa nacional en tanto se trataba de la primera vez que un
grupo importante de maestros en servicio (1500) accedía a la formación universitaria,
aprovechando lo previsto en la Ley de Reforma Educativa. Cabe finalmente precisar que, hasta
68
Los dos programas de postgrado son ofrecidos por la Universidad Mayor de San Simón
de Cochabamba: uno a nivel de diplomado y otro a nivel de maestría:
• El Diplomado en Interculturalidad es ofrecido por el Centro de Estudios Superiores
(CESU) y la ONG local CENDA, tiene un año de duración y está dirigido a
profesionales que trabajan en el ámbito rural o sobre temas rurales. De ellos, varios
son indígenas y se reconocen como tales. Este diploma es apoyado financieramente
por la Fundación Kellogg y forma parte del CEIDIS (Consorcio de Educación
Intercultural para el Desarrollo e Integración Sur Andina), institución integrada por
cuatro universidades y cuatro ONGs de Arequipa, Perú; Arica, Chile; Cochabamba,
Bolivia; y Jujuy, Argentina.
• La Maestría en EIB es ofrecida por el Programa de Formación en EIB para los Países
Andinos (PROEIB Andes), tiene dos años y medio de duración, incluido el período
dedicado a la redacción de la tesis, y, además de estudiantes indígenas bolivianos,
atiende a profesionales indígenas de Colombia, Chile, Ecuador y Perú.. El PROEIB
Andes es producto de un convenio bilateral entre el Gobierno de Bolivia y el Gobierno
de la República Federal de Alemania, al que se han adherido los ministerios de
educación de Colombia, Chile, Ecuador, el Perú y la Argentina. Además de la UMSS
participan en la ejecución del PROEIB Andes 18 universidades, 20 organizaciones
indígenas y los ministerios de educación de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile,
Ecuador y Perú.
antes de esta Ley, en Bolivia las universidades formaban sólo licenciados en ciencias de la
educación desde una perspectiva teórica y generalista y no docentes para la escuela primaria o
para la secundaria. Los últimos sólo se formaban en las escuelas normales.
69
niveles del sistema pensados desde y para las poblaciones indígenas, los mismos que, a
menudo, cuentan también con la participación y el aval de organizaciones indígenas.
Los niveles actualmente cubiertos por la educación de jóvenes y adultos indígenas son: la
alfabetización y educación básica, la capacitación para la producción o la capacitación
para al asunción de derechos civiles, la formación docente en el ámbito de bachilleratos
pedagógicos, la formación docente en el ámbito terciario y la formación profesional
universitaria.
70
aspectos relativos a los derechos reproductivos de la mujer. Muestra de este nuevo
campo de acción son los proyectos impulsados por el UNFPA, así como por la ONG
Esperanza-Bolivia. En cuanto a este nuevo tipo de proyectos, cabe mencionar la
resistencia inicial que existe frente a sus acciones, particularmente de sectores ligados a
la Iglesia Católica. Hemos tomado nota, por ejemplo, de las dificultades que estas
instituciones tienen para difundir sus acciones así como sus programas educativos por
medio de la radio, en el área rural, dado que un gran número de radioemisoras es de
propiedad de la Iglesia Católica o de ONGs e instituciones diversas ligadas a ella.
71
programas de esta índole pueden ser de dos tipos: para la formación docente inicial y
para la formación continua o capacitación.
A su vez, la formación docente inicial comprende dos tipos de programa: aquellos que se
dedican a formar bachilleres pedagógicos de nivel secundario y los que forman docentes
ien el nivel superior. En la actualidad funcionan 8 institutos estatales dedicados
específicamente a la formación inicial de maestros para la EIB y 6 de bachillerato
pedagógico que también circunscriben su acción a la EIB.
A los tres bachilleratos pedagógicos ofrecidos por el MECyD se suman otros tres, a cargo
de ONGs. Como se ha señalado, se trata de CEDEAGRO, la Misión Sueca Libre y
Aynikusun. CEDEAGRO apoya un programa de bachillerato que atiende a jóvenes
mujeres quechua hablantes campesinas provenientes de comunidades rurales y que
mantienen vínculos estrechos con su tradición y cultura ancestrales (“cholitas”), en
Mizque, Cochabamba; AYNIKUSUN trabaja con jóvenes hombres y mujeres quechua
hablantes en la región quechua de Charazani, en el norte del Departamento de La Paz; y
la Misión Sueca Libre con jóvenes hombres y mujeres weenhayek en el sur del país en
una región colindante con Argentina. Al lado de estas experiencias, cabe también incluir el
ya mencionado CEFOA que CENDA implementa en Raqaypampa para formar maestros
comunitarios.19
Los 8 institutos normales superiores que forman maestros para la EIB funcionan en las
regiones aimara, guaraní y quechua. Todos están bajo la dependencia directa del
MEDCyD y reciben asistencia técnica internacional, siete a través de la GTZ, y uno de
ellos, el ubicado en territorio guaraní, del UNICEF y DANIDA, así como de Teko Guaraní,
una ONG local.
19
Aun cuando la experiencias llevadas a cabo por estas ONGs se adscriban a lo que ley prescribe
como bachillerato pedagógico, por las breves descripciones ofrecidas en este documento, queda
aún por determinar si se podrán implementar estos bachilleratos ligados con la formación en el
colegio secundario o si las necesidades en las áreas rurales exigirán más bien la puesta en
vigencia de estrategias ad hoc, como las mencionadas, que, de un lado, se adelanten a la
implementación de la reforma de la secundaria y que, de otro, viabilicen, a través de la formación
de maestros de las propias comunidades, la implementación del componente intercultural bilingüe
de esta propia reforma en las zonas más alejadas del país.
72
En lo tocante a la formación continua o capacitación, como se ha visto, ésta está a cargo
fundamentalmente del Estado. No obstante cabe señalar que varias ONGs también
apoyan acciones bajo este rubro, en coordinación o no con el MECyD, en el marco de sus
proyectos específicos. Así, por ejemplo, en el Norte de Potosí, la CEE, en el marco de su
programa de Escuelas de Cristo, realiza talleres de capacitación sobre EIB para maestros
quechua hablantes; lo propio hacen, por ejemplo, Mosoj Causay, CEDEAGRO y CENDA
con maestros rurales quechua hablantes del área rural de Cochabamba, Teko Guaraní
con maestros guaraní hablantes de la provincia de Cordillera, del departamento de Santa
Cruz, y Plan Internacional, con maestros aimara hablantes de La Paz.
73
indígena y por la fuerza que han logrado tener las organizaciones indígenas y campesinas
como interlocutoras e interpeladoras de los gobiernos bolivianos. Su actuación es de
particular importancia para el ámbito educativo.
Al respecto cabe recordar que en Bolivia existen dos organizaciones indígenas matrices
que agrupan a los diferentes pueblos indígenas u originarios. La Confederación de
Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) reúne, fundamentalmente, a las federaciones y
organizaciones locales que representan a la población indígena que habita las tierras
bajas de Bolivia, en el Oriente, Chaco y Amazonia; aunque, últimamente, ha aceptado la
afiliación de algunos ayllus y organizaciones de pueblos indígenas de la región valluna y
altiplánica del país. Por su parte, la Confederación Sindical Unica de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB) agrupa a las federaciones y organizaciones locales
representativas de los pueblos indígenas de tierras altas, así como también a todos
aquellos sindicatos campesinos del Oriente, Chaco y Amazonia afiliados a esta
organización. Si bien, históricamente la línea y el discurso de la CSUTCB, por razones
históricas que no es del caso analizar aquí, se han caracterizado por su tinte sindicalista,
clasista y campesino, frente al carácter étnico que marca la orientación de la CIDOB, en
los últimos años y con los cambios que han ocurrido en el país, también la CSUTCB viene
asumiendo reivindicaciones desde una posición étnica que acerca estratégicamente a
ambas organizaciones. Pese a ello, y como se ha señalado, la denominación de indígena
caracteriza más al movimiento de tierras bajas, frente a la autodenominación de
originarios, por la que han optado las organizaciones campesinas afiliadas a la CSUTCB.
20
Especial mención merece en este contexto “La marcha por el territorio y la dignidad” de 1990
que llevó a cerca de 800 personas de los llanos amazónicos a la ciudad de La Paz y que motivó,
entre otras, cosas la dación de decretos supremos de reconocimiento de algunos territorios
indígenas.
74
producción y a las nuevas funciones que ahora les toca asumir como, por ejemplo, de
concejales, alcaldes, miembros de comités de vigilancia y consejeros departamentales.
Lo cierto es que ante los cambios legales que han tenido lugar en el país los pueblos
indígenas, en general, y sus organizaciones, en particular, tienen ante sí enormes
desafíos educativos pues ya no bastan la capacidad de reivindicación y la presión
políticas. Ahora requieren apropiarse de herramientas cognitivas diversas que les
permitan ejercer directamente los derechos que el Estado les ha reconocido. Tales
herramientas les permitirán asumir ya sea una gestión autónoma del desarrollo, en los
planos municipal, regional y nacional, o el ejercicio del control y escrutinio sociales sobre
acciones que diversas agencias del Estado llevan a cabo para implementar las reformas
en curso.
No es raro por ello que en diversas ocasiones hayan sido las propias organizaciones
indígenas las que hayan asumido el liderazgo en el diseño, implementación y evaluación
de programas educativos. Así ocurrió cuando la organización política y étnica del pueblo
guaraní –la APG- decidió organizar e implementar su Campaña de Alfabetización y
Guaranización entre 1991 y 1994, claro está con el apoyo técnico de dos ONGs (Teko
Guaraní y PROCESO) y soporte técnico y financiero del UNICEF y del FIS. En 1993, esta
misma organización, confrontada con el avance que la EIB lograba en su territorio, decidió
organizar e implementar un centro de formación docente para jóvenes guaraníes, esta vez
involucrando al Estado y negociando con éste su organización y manejo.
75
países indígenas participantes avalan la candidatura de los postulantes indígenas y
certifican el conocimiento que ellos tienen de la lengua y cultura indígenas. El
funcionamiento de este mismo proyecto nos permite ilustrar el rol de supervisión que
ejercen las organizaciones indígenas. Ellas están representadas en el directorio del
programa y supervisan y evalúan su funcionamiento. Este no es el único caso en el cual
una o más organizaciones indígenas integran el directorio de una institución; ello también
ocurre con el Teko Guaraní, ONG en cuyo directorio participa la APG.
Los roles de liderazgo, facilitación, aval y supervisión son asumidos de distinta manera
por cada una de las organizaciones indígenas del país, aunque es menester también
reconocer que existen algunos proyectos que no asignan a estas organizaciones roles
substantivos, otorgándoles únicamente un papel simbólico. Sin embargo, es igualmente
importante destacar que es cada vez mayor el reclamo y la insistencia de todas las
organizaciones indígenas nacionales respecto a los derechos que la nueva legislación del
país les otorga en el campo educativo, legislación que si bien está referida sobre todo a la
educación escolar, abre nuevas perspectivas para su participación en otras esferas del
quehacer educativo.
Especial mención en este acápite merecen los CEPOs, órganos de participación a los que
nos hemos referido en acápites anteriores, que surgen en el marco de la Ley 1565 de
Reforma Educativa y cuya función es la de velar por el cumplimiento y al adecuada
aplicación de los nuevos dispositivos legales en lo que atañen a la interculturalidad y al
bilingüismo, en general, y, en particular, en lo tocante a la correcta aplicación de la EIB,
tanto en el ámbito de la educación básica como en el de la formación docente. En ese
contexto, los cuatro consejos existentes planifican, organizan y conducen acciones de
capacitación de líderes comunitarios y padres y madres de familia de comunidades
indígenas y campesinas para habilitarlos en el ejercicio del control social sobre la
educación, derecho que la nueva ley les reconoce. Es en ese sentido, y como ya se ha
mencionado, que tales consejos intervienen también en el desarrollo de las educación de
jóvenes y adultos indígenas.
76
4. Ejemplos de algunos programas y proyectos en Proyecto de Educación de
Jóvenes y Adultos Indígenas
Para ACLO, lo importante es el desarrollo integral del campesinado; por ello, todos sus
proyectos están ligados al área productiva, educativa y de comunicación. En lo productivo,
se busca fortalecer la estructura productiva comunitaria a través de proyectos agrícolas y
de riego; en lo educativo, se espera lograr que el campesino sea protagonista de su
propio desarrollo; y en la comunicación, se refuerzan las acciones de las anteriores líneas
a través de los programas radiales y del periódico “En marcha”.
77
El proyecto abarca 11 municipios del Departamento de Chuquisaca y 7 municipios del
Departamento de Potosí, ambas regiones quechua hablantes con altos índices de
analfabetismo.
4.1.4 Prioridades
El proyecto se ha planteado como prioridad lograr que las mujeres y varones adultos de
estas comunidades aprendan a leer y escribir y que esos aprendizajes tengan un carácter
orgánico con relación a su vida cotidiana; es decir, que sirvan a las familias indígenas y
les sean de utilidad práctica para sus actividades en la agricultura y la comercialización de
la artesanía.
El proyecto considera que el control social que ejercen las autoridades comunales es
importante en tanto contribuye a evitar problemas que interfieren en el desarrollo regular
de las actividades de alfabetización, como, por ejemplo, la fuga de promotores, los
retrasos en la asignación de recursos económicos, entre otros.
78
4.1.7 Evaluación
En la primera fase del proyecto se alfabetizaron 1500 personas, hecho que contribuyó a
cambios en el entorno de las comunidades a las que pertenecían que se manifestaban,
fundamentalmente, en una mayor participación en las actividades comunales y en un
mayor dinamismo.
Por su parte, los varones y mujeres que trabajan como promotores se han integrado a
otros proyectos y trabajan con distintos tipos de organizaciones para el beneficio de las
comunidades a las que pertenecen.
El proyecto considera que leer y escribir les ha permitido a los participantes desarrollar de
mejor forma sus actividades productivas, principalmente en lo tocante a la
comercialización de sus productos.
79
El proyecto tiene 9 años de duración y coordina con y cuenta con el aval de los municipios
provinciales y las autoridades de las direcciones distritales de educación de su área de
influencia.
4.2.4 Prioridades
El proyecto se plantea lograr una mayor participación y poder de decisión de las
organizaciones campesinas quechuas, otorgando un papel protagónico a la mujer.
4.2.7 Evaluación
El proyecto considera como logros:
• Atender prioritariamente a un sector marginado: las mujeres indígenas.
• Implementar un programa con pocos recursos y con mucha participación de las
organizaciones indígenas.
• Haber desarrollado metodologías alternativas de enseñanza y aprendizaje con la
participación de educadores andinos comunitarios.
• Contribuir a una mayor participación de las mujeres en el ámbito organizativo-
comunal.
80
4.3 Programa de Renacimiento del Arte Indígena
4.3.4 Prioridades
El programa se ha planteado como prioridades, las siguientes:
• la capacitación en gestión y administración de talleres,
• la capacitación en técnicas textiles,
• la formación de promotores comunales,
• la generación de ingresos complementarios para las familias indígenas,
• la creación de oficios artesanales en el campo,
• la revitalización de las culturas locales.
81
de las tejedoras y los tejedores, de manera tal de responder a las necesidades reales de
las comunidades atendidas.
El proyecto también informa a y coordina con las autoridades tradicionales de los pueblos
indígenas con los que trabaja.
4.3.7 Evaluación
El éxito principal de este proyecto es que ha logrado combinar el ingreso económico con
el desarrollo de la creación estética. A pesar que, ahora, se teje masivamente, las piezas
del vestuario cotidiano no se han “folclorizado”. También cabe destacar que la intensidad
del trabajo textil y la comunicación que en el proceso del tejido se genera entre las
comunidades y los/as tejedores/as ha generado un aceleramiento de los procesos de
cambio en los diseños, siempre existentes en una tradición viva, en un proceso de
búsqueda apasionada de la expresión de contenidos propios de cada región. Las
tejedoras son conscientes de que lo que ofrecen es, justamente, las visiones de mundos
culturalmente diferentes al del observador, “trozos del alma”, pensamientos de alguien,
materializados en el entrelazamiento de hebras de colores.
En suma, los principales logros encontrados por sus gestores en sus 10 años de
ejecución son los siguientes:
• El proyecto se ha convertido en una real alternativa de ingresos complementarios
para familias pobres.
• Las mujeres tejedoras han reconquistado su posición en la familia y se
autovaloran.
• El proyecto ha contribuido a la afirmación de las expresiones culturales de estos
grupos étnicos.
• La labor de ASUR es reconocida, principalmente, por las comunidades de la
región.
82
4.4 Sistema de Autoeducación de Adultos a Distancia (SAAD)
Los programas se difunden a través de la radio, medio a través del cual se conscientiza a
la comunidad respecto de la necesidad de alfabetizarse y se informa sobre los
mecanismos de incorporación al sistema SAAD. De manera voluntaria, grupos de
analfabetos hombres y mujeres se organizan en cada comunidad, elaboran una lista y
solicitan a Radio San Gabriel la asistencia y acompañamiento de los profesores, la
dotación de los materiales de aprendizaje. Los participantes cubren los costos de los
libros y cuadernos que utilizan.
Cada grupo está compuesto por un mínimo de 15 personas y está bajo la dirección de un
líder o facilitador. Cada grupo se divide en analfabetos funcionales y analfabetos
absolutos.
83
4.4.4 Prioridades
Es prioridad y a la vez meta del proyecto que los campesinos y campesinas adultos del
mundo aimara tengan educación básica; de ahí su lema: “Aimaras al 2000 sin
analfabetos”.
El proyecto trabaja con programas radiales de 15 minutos que se difunden todos los días
en horarios de la madrugada y de la noche. Estos tienen como fin motivar y apoyar el
autoaprendizaje. Las sesiones de aprendizaje no son presenciales, ocupan el tiempo
disponible que cada participante tiene y el avance de cada persona depende de su propia
voluntad e interés. Los profesores visitan las comunidades donde funcionan los centros
para evaluar el proceso y apoyar a los líderes y a los participantes. Debido a las
distancias y a la inaccesibilidad de muchas comunidades, las visitas no son muy
frecuentes.
La alfabetización puede continuar hasta que los participantes alcancen un nivel educativo
equivalente al bachillerato de la educación formal. Desde la alfabetización hasta el
bachillerato, el proceso educativo es bilingüe y mediado por el aimara y el castellano.
84
En lo tocante a los aspectos linguopedagógicos, el proyecto promueve el mantenimiento y
desarrollo del aimara y el aprendizaje del castellano como segunda lengua.
4.4.7 Evaluación
El proyecto no ha realizado evaluaciones sobre impacto ni cuenta con datos estadísticos
sobre población alfabetizada. Tampoco existe un plan de seguimiento sobre la aplicación
práctica de los aprendizajes. No obstante sus responsables consideran que:
• Uno de sus logros es el paso de una cultura oral a otra con escritura.
• Quienes han aprendido a leer y escribir y han migrado a las ciudades, han
logrado insertarse en el mercado laboral.
• Tienen noticias de egresados que habrían ingresado a las universidades.
85
• Bachillerato pedagógico.
• Internados rurales municipales.
• Formación y capacitación tecnológica en el área productiva.
4.5.4 Prioridades
Las prioridades que se ha fijado el proyecto son las siguientes:
• Formar recursos humanos locales.
• Contar con agentes transformadores y de ruptura dentro de la propia cultura, lo
que implica que se den procesos de recuperación y afirmación cultural, dentro de
una marco de reafirmación de la identidad cultural ante la necesidad de responder
a la propia cultura y de mantener un diálogo con otras culturas. También supone la
autovaloración cultural y la valoración de otras culturas, así como un desarrollo
libre, fomentando todas las actividades que permitan a las mujeres desarrollar al
máximo todas sus potencialidades.
86
4.5.5. Métodos utilizados
Se trabaja con un enfoque constructivista, donde la metodología activa y participativa
fomenta la iniciativa y creatividad en el desarrollo de destrezas y habilidades.
4.5.6 Evaluación
En sus 7 años de ejecución, la institución gestora reconoce como logros de este proyecto
que:
• Se ha tenido resultados positivos en cuanto a la capacidad y calidad de las
maestras formadas en el proyecto.
• Producto del trabajo conjunto, la comunidad participa en el desarrollo del proyecto
y se evidencia la corresponsabilidad en la educación de la comunidad educativa.
• Ha aumentado la autoestima de la mujer que puede cumplir no sólo un rol familiar
sino también otro tipo de funciones sociales, como la de maestra.
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• Existe un impacto positivo en las comunidades, pues se ha incrementado el
número de solicitudes de otros municipios.
• Se está contribuyendo a una mayor identificación cultural en las comunidades de
las que provienen las estudiantes.
88
4.6.4 Prioridades
Son prioridades del CENPRUR la formación de una consciencia crítica, en funcion a la
realidad a la que pertenecen los educandos. Como quiera que una de las preocupaciones
centrales del proyecto está en el desarrollo de las comunidades campesinas-indígenas, se
forma también a los estudiantes tanto desde un punto de vista técnico como de gestión.
4.6.7 Evaluación
La evaluación del proyecto se realiza con personeros de la agencia financiera (Agro
Acción Alemana) y de la ONG respectiva, el IPTK.
Como logros principales los responsables del CENPRUR consideran los siguientes:
• Formación de profesionales de extracción campesina que se desempeñan en
diferentes cargos. El 96% de los egresados tienen una ocupación afín a su
carrera. En el área de salud, ellos conforman el 70% del personal de salud de
Chayanta, cuyo trabajo ha contribuido a disminuir los altos índices de morbi-
mortalidad y a consolidar un sistema de salud modelo en esa región.
89
• En lo político-educativo, el proyecto ha generado elementos teóricos-básicos
para la participación popular y ha formado personas que se desempeñan como
parlamentarios, alcaldes, concejales, presidentes de comités de vigilancia y
dirigentes campesinos.
90
indígenas de estos 5 países: 20 bolivianos, 11 peruanos, 9 chilenos, 7 ecuatorianos y 3
colombianos. De ellos, 20 son mujeres. Los 50 estudiantes pertenecen a 8 pueblos
indígenas: aimara, awajun, guambiano, ingano, mapuche, moxeño-trinitario, nasa y
quechua.
4.7.4 Prioridades
El programa tiene como prioridades y a la vez como meta contribuir al mejoramiento de la
calidad de la EIB en los países andinos (Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú), a
través de la formación de recursos humanos y de la instauración de una red de
intercambio de experiencias y cooperación horizontal que reúne a universidades,
organizaciones indígenas y los ministerios de educación de estos países. En este marco,
son prioridades de la Maestría:
• conformar una comunidad interdisciplinaria e intercultural de aprendizaje al
servicio de la EIB, entre docentes y alumnos de diversa formación, trayectoria e
historia personal;
• formar profesionales indígenas en el ámbito de maestría en planificación y gestión
de programas y proyectos de EIB y también en formación docente, de manera que
puedan asumir procesos de transformación de la formación inicial y permanente
de maestros para la EIB;
• articular los procesos de formación profesional en EIB al quehacer y a las
preocupaciones de la organizaciones indígenas y los ministerios de educación de
los países involucrados;
• ligar permanentemente la investigación a la formación, de manera que la primera
se constituya en la base y fundamento de la formación ofrecida y que los
profesionales que se especializan en EIB se confronten permanentemente con las
distintas realidades en las que se ofrecen programas y proyectos de EIB.
91
Los seminarios-talleres y talleres colocan a los estudiantes al centro del proceso y los
involucran en el desarrollo de actividades que deben resolver cooperativamente, con la
cooperación y supervisión de sus docentes-asesores y sobre la base de textos leídos por
ellos. Los docentes asesores tienen luego la responsabilidad de sistematizar y relacionar
las contribuciones de los alumnos y cerrar cada sesión de aprendizaje. Desde esta
perspectiva, la maestría intenta poner en práctica los principios de aprendizaje
significativo y situado así como de aprendizaje cooperativo e intercultural, adscribiéndose
al enfoque constructivista.
4.7.7 Evaluación
La maestría lleva sus primeros dos años de ejecución y, por ello, es posible señalar que:
• se ha conformado la comunidad de aprendizaje interdisciplinario e intercultural
prevista;
• se ha avanzado en el proceso de nivelación de estudiantes de formación
diversa y desigual;
• se ha propiciado el intercambio de experiencias entre estudiantes de diversos
países y pueblos indígenas y se está llegando a compartir una visión regional
de los problemas y fundamentalmente de las soluciones;
• se ha logrado articular el desarrollo de la maestría a requerimientos específicos
de investigación y apoyo de los ministerios que apoyan el programa.
92
conviertan de facto en experiencias de educación de jóvenes y adultos indígenas, en tanto
las instituciones que las ponen en marcha se ven ante la necesidad de dar cuenta de
forma sistemática de la particularidades étnicas, culturales y lingüísticas de las
poblaciones a las que atienden. No obstante, esa misma condición del país nos lleva a
concluir que los proyectos y programas de educación de educación de adultos indígenas
podrían ser más pertinentes si las instituciones que los promueven tomasen seriamente
en cuenta las peculiaridades culturales y lingüísticas del país. Recuérdese a este respecto
como, por ejemplo, aún en el marco del Plan Nacional que busca implementar el actual
gobierno, a través del VEA, persisten las dudas respecto a la conveniencia o no de la
utilización de las lenguas indígenas como vehículos de educación. Muestra de ello, son
por ejemplo las declaraciones al respecto recogidas tanto en IRFA-Cruz como en la
AAED.
93
Tanto el Estado, como las iglesias y las ONGs dirigen su atención a la educación de
jóvenes y adultos indígenas a través de programas y proyectos de índole distinta y que se
ubican tanto en el ámbito de lo que se denomina como educación no-formal cuanto de la
propia educación formal. Tal vez sea esta característica boliviana y el hecho que la
dicotomía educación formal y no-formal resulta poco conveniente hoy en día, los que
hayan llevado a que en Bolivia se prefiera hablar de educación alternativa en vez de
educación no-formal. De hecho, como se ha podido apreciar, varios de los proyectos
descritos intentan combinar prácticas y procedimientos de la educación formal con
aquellos propios de la educación popular, en busca de respuestas a necesidades y
demandas de sectores poblaciones que, por una razón u otra, no han logrado completar
su escolarización formal. Ejemplo de ello son los CEMAs y CETHAs o la oferta educativa
del CENPRUR y de CADA, dirigidas a ofrecer alternativas educativas para quienes no
lograron completar sus 12 años de escolaridad primaria y secundaria. En muchos casos,
tales ofertas buscan también establecer una ligazón entre educación y producción.
94
En este balance, especial atención merece la educación radiofónica pues de hecho el
aprovechamiento de la radio y la apropiación popular, y en este caso específico también
indígena, de este medio constituye otra de las características que es menester relievar en
el caso boliviano. Como se ha podido apreciar en este informe, desde la década de los
cincuenta las radioemisoras populares bolivianas se han convertido en una importante
herramienta de educación, hecho que nos coloca otra vez ante la necesidad de borrar los
linderos que, por lo general, se establecen entre comunicación y educación, como si se
tratará de dos espacios diferentes. De un lado, en el caso boliviano, estos dos ámbitos se
complementan entre sí, y ello nos lleva a preguntarnos si no podría ocurrir lo mismo en
otras realidades cuando de educación de jóvenes y adultos indígenas se trata.
Recuérdese a este respecto el papel importante que jugaron y juegan las radioemisoras
bolivianas en la conscientización de la población respecto de sus derechos ciudadanos
así como en la dignificación y una literal puesta en valor de las lenguas y culturas
indígenas. De otro lado, cabe destacar, una vez más, cómo, a través de la acción
educativa radiofónica, los espacios formales y no-formales se complementan en aras de
una mayor cobertura del sistema educativo. Muestra de ellos son los varios programas de
alfabetización y de educación básica que se vehiculan a través del medio radial.
No obstante tales importantes avances queda aún mucho por hacer para que la radio se
adecúe a los nuevos marcos que ofrece y establece la Reforma Educativa en materia de
interculturalidad y bilingüismo. En este aspecto, los desafíos son grandes y las
posibilidades de innovación numerosas.
Baste por ahora con sólo dos ejemplos de posibles transformaciones que podrían incluso
servir más allá de la educación radiofónica y ser aprovechadas también para enriquecer la
educación escolarizada. Uno de ellos tiene que ver con la enseñanza del castellano como
segunda lengua a niños, jóvenes y adultos indígenas. La radio ofrece como ningún otro
medio, salvo tal vez la televisión, la posibilidad de organizar programas de enseñanza
radial que contribuyan a enriquecer la enseñanza del castellano como segunda lengua,
pues éstos podrían proveer los modelos y ejemplos lingüísticos necesarios, ya sea
auténticos o simulados, que contribuyan a una enseñanza más efectiva de este idioma
que esté también más cercana a su uso real. Hacer esto resulta sumamente difícil para un
solo maestro o maestra, por mucha buena voluntad y preparación que ellos tengan. Es
95
necesario apoyar la enseñanza idiomática con otros tipos de materiales de aprendizaje y
en este sentido la radio podría jugar un rol privilegiado.
Pero al lado de los avances y ventajas señaladas, es necesario también reconocer que en
Bolivia no existe suficiente articulación y coordinación entre las acciones desarrolladas por
los diversos agentes y, en tal sentido, el desafío para el Estado, a través del VEA, es
grande. También se observa un vació en materia de política lingüística y cultural pues, si
bien, por ejemplo, se recurre al uso de las lenguas originarias, desde una óptica de
educación intercultural y bilingüe, las estrategias seguidas no quedan siempre claras ni
están explícitamente definidas y tales definiciones quedan en la práctica a discreción de
las instituciones y proyectos.
Por una parte, parece haber llegado el momento de sistematizar la experiencia boliviana
de educación de jóvenes y adultos indígenas de manera de extraer lecciones y
aprendizajes que conlleven a sugerencias y recomendaciones que le permitan al órgano
responsable del Estado –el VEA- dictar las normas correspondientes que ayuden ordenar
el campo, a la vez que ofrecer pautas que orienten la acción de nuevas instituciones y
proyectos que deseen trabajar en el campo. Este informe junto al estudio coordinado por
Luykx e impulsado por el PROEIB Andes en 1997 constituyen esfuerzos en esta
dirección.
96
Por otra parte y si bien se reconoce la intervención de distintos tipos de agentes en el
desarrollo de acciones de educación de jóvenes y adultos indígenas, es menester
establecer alianzas orgánicas entre el Estado, las ONGs y las organizaciones indígenas,
de manera tal de que, con base en las normas que se lograren establecer, entre todos se
contribuya a complementar los esfuerzos que la Reforma Educativa despliega, desde la
educación básica y la educación formal, para erradicar el analfabetismo en el país, así
como para instituir un nuevo modelo de educación que contribuya a superar la larga
historia de exclusión y virtual racismo que ha caracterizado a la educación boliviana. Si
con la Reforma Educativa se restituye el protagonismo a las poblaciones indígenas, en
tanto gestoras de su propia educación, desde la educación de jóvenes y adultos indígenas
se debe, a la vez, reforzar ese protagonismo y hacerlo posible preparando a los padres y
madres de familia para que puedan asumir el liderazgo en la gestión educativa, de forma
tal que el ideario de la participación popular, en general, y de la participación popular en la
educación, en particular, puedan traducirse en una práctica cotidiana que enriquezca la
calidad y equidad de la educación en el país.
Desde la perspectiva que acabamos de señalar, abogamos por una mayor ligazón entre
escuela y centros de educación de jóvenes y adultos, así como entre educación básica de
niños y niñas y educación de adultos. Al hacerlo, somos conscientes del enorme desafío
que esto supone. Sin embargo, creemos que dadas las reformas estructurales de la
década de los noventa y el marco de Reforma Educativa vigente, este reto podría ser
asumido en Bolivia por todos aquellos preocupados por el afianzamiento de la democracia
en el país. La educación es en este país una herramienta que debe y puede contribuir a
este fin.
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Referencias
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Choque y Reynaldo Helguero. 1999. Operación e impactos del Proyecto de
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