Está en la página 1de 3

en un nivel más profundo, más conceptual, hay razones de peso para las divergencias

radicales entre Popper y Kuhn. Estas se retrotraen, en última instancia, a dos concepciones
muy diferentes de la naturaleza y la forma de funcionar de las unidades básicas de la
ciencia, es decir, las teorías científicas. Para Popper, como para los positivistas lógicos y
tantos otros filósofos de la ciencia, una teoría científica es, estructuralmente, algo muy
sencillo: - un conjunto de principios fundamentales, o axiomas, de los que se deducen
ciertas consecuencias lógicas que se contrastan posteriormente con la experiencia, y esa
contrastación, o sale bien, o sale mal, pero no hay nada intermedio entre esas dos
posibilidades. Para Kuhn, en cambio, las unidades básicas de la ciencia representan un tipo
de estructura conceptual mucho más complicado, y que funciona también de manera mucho
más complicada. Ahora bien, lo cierto es que a Kuhn se le dificultó mucho precisar sus
nuevas ideas de modo que fueran digeribles para la comunidad de los filósofos de la
ciencia. Ha habido al menos dos intentos sistemáticos para precisar y modificar
adecuadamente las ideas kuhnianas con el fin de hacerlas más comprensibles y aceptables.
Uno de ellos es el de Lakatos, el otro el del estructuralismo metateórico. (p. 108)

La filosofía de la ciencia de Popper es esencialmente una metodología. Es decir, se trata de


averiguar cuál es el mejor método para llevar a cabo las investigaciones científicas. Las
ciencias que interesan a Popper aquí son lo que suelen llamarse las ciencias empíricas (o
sea, las que dependen en último término de las experiencias que nos transmiten nuestros
sentidos), y más particularmente las ciencias naturales. Y dentro de las ciencias naturales, la
ciencia paradigmática para Popper es sin duda la física. Es a la metodología de la física a lo
que está dedicada en lo esencial La lógica de la investigación científica. las teorías físicas
siempre fueron para él el modelo de una ciencia exitosa. Y la pregunta central de la
filosofía popperiana de la ciencia es cómo funcionan realmente las teorías físicas, qué es lo
que hace que las podamos considerar como un modelo de buena ciencia, y por qué ellas nos
conducen a un aumento efectivo de nuestro conocimiento de la Naturaleza.
La respuesta de Popper a esta pregunta es muy simple: las buenas teorías científicas son
aquellas que son falsables, y cuanto más falsables sean, tanto mejor. El buen científico es
aquel que trata de falsar (o refutar, también podríamos decir) las hipótesis que él mismo u
otros han concebido.
La idea de la falsación (o falsabilidad) de las hipótesis científicas, y concomitantemente del
falsacionismo como metodología universal de la auténtica ciencia, representan la
contribución más original e influyente de Popper a la filosofía de la ciencia. Nadie, antes de
Popper, ni los filósofos ni los propios científicos, había sostenido que el objetivo del
conocimiento genuino es, no tanto saber lo que es el caso, sino averiguar lo que no es el
caso. Es esta idea la que lo hizo famoso, tanto entre sus contemporáneos como
posteriormente.
A primera vista, el falsacionismo parece totalmente contra-intuitivo. Según Popper, esperar
demostraciones definitivas de parte de los científicos es un error metodológico
fundamental, y además una vana ilusión. No hay, no puede haber, demostraciones o
constataciones definitivas en la ciencia, al menos en las ciencias empíricas. Nunca
podremos saber si lo que creemos saber es un conocimiento genuino, al menos en un
sentido positivo y al menos en el ámbito de las ciencias.

Falsacionismo: Ella no se refiere a conocimientos particulares que podemos adquirir en


nuestra vida cotidiana, ni tampoco a constataciones puntuales que pueda hacer un científico
en su laboratorio. Para Popper, al igual que para Aristóteles, la ciencia, la verdadera
ciencia, es conocimiento de lo universal
La ciencia genuina no es un mero archivo de datos. El verdadero conocimiento científico
consiste en el que nos proporcionan las hipótesis generales y las teorías científicas, y estas
no se agotan en una serie de proposiciones particulares. Ya desde la Antigüedad clásica,
pero sobre todo desde el advenimiento de la ciencia moderna en el siglo xvii, se dio por
supuesto que el objetivo de la verdadera ciencia es proporcionar un conocimiento universal
de la Naturaleza, incluyendo cosas o sucesos que no nos son asequibles aquí y ahora. El
problema, según Popper, y contrariamente a toda la tradición científica y filosófica anterior
a él, es que este objetivo (este sueño, podríamos decir) es inalcanzable. El científico y el
filósofo deben aceptar humilde y resignadamente que esto es así, aunque no por ello, nos
conmina Popper, deben limitarse a recopilar datos particulares, sino que deben seguir
esforzándose por formular hipótesis y teorías generales, aún a sabiendas de que
probablemente estas resultarán, a fin de cuentas, falsas.

Modus tollens:

El argumento principal de Popper a favor de su tesis es de carácter estrictamente lógico-


formal.
es por razones lógicas estrictas por lo que una teoría científica, por plausible que parezca y
por bien corroborada que esté por muchas observaciones y experimentos particulares,
nunca podrá contener en sí misma la garantía de su verdad, y estará siempre amenazada de
ser refutada. El argumento que emplea Popper para justificar su tesis es una regla de la
lógica: el llamado modus tollens, una pieza clave en la metodología popperiana.

También podría gustarte