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Resumen:
La situación actual de crisis democrática con profundas implicaciones constitucionales invita a la búsqueda de
soluciones para afrontar este problema con impacto sobre los cimientos del Estado. En este sentido, el presente
trabajo examina el papel de los presupuestos participativos a través de su naturaleza, evolución y regulación; labor
efectuada en un momento particularmente idóneo a la vista la reciente normativa aprobada en materia de democra-
cia participativa y en observancia de los planteamientos del Gobierno Abierto. Finalmente, explora el estado actual
y perspectivas futuras de estos instrumentos desde la perspectiva de su operatividad en la lucha penal contra la
corrupción pública.
Palabras clave: Presupuestos participativos, democracia participativa, crisis democrática, déficit democrático,
corrupción pública.
Abstract:
The current situation of democratic crisis with relevant constitutional implications invites to search for solutions
to face this problem with repercussion on the foundations of the State. In this sense, the present article examines
the role of participatory budgets analyzing their nature, evolution and regulation, in this suitable moment in view
of the recent regulations adopted about participatory democracy and the Open Government approaches. Finally, it
explores the current state and future perspectives of these instruments from the perspective of their effectiveness
in the criminal fight against public corruption.
Key words: Participatory budgets, participatory democracy, democratic crisis, democratic deficit, public corruption.
Estamos ante una cuestión compleja habida cuenta que resulta afectado el núcleo de
la democracia, considerada por Ferrajoli como un «cambio revolucionario del paradigma del
derecho y, conjuntamente, de la juriscción, de la ciencia jurídica y de la misma democracia»15,
Presupuestos participativos: aspectos constitucionales y repercusiones sobre la lucha penal… 79
con relevantes implicaciones sobre cuestiones tan importantes como las condiciones que
determinan la validez de las leyes o el propio papel de la ciencia jurídica16. Igualmente, en
el sistema constitucional actual se ha reconocido la importancia del principio democrático17,
su interpretación a través de la democracia representativa y su conexión con el derecho a
una buena administración18, así como su papel capital como precursor para la reformulación
y adecuación constitucional del marco actual19, entre otras importantes implicaciones. Bas-
ta un mero acercamiento a la Constitución Española para examinar la complejidad de la
cuestión que nos ocupa habida cuenta de la importancia del principio democrático en nues-
tro sistema. En su Preámbulo proclama la voluntad de «garantizar la convivencia democrá-
tica dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo»,
así como «establecer una sociedad democrática avanzada». Además, desde su artículo pri-
mero establece que «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho,
que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia,
la igualdad y el pluralismo político», añadiendo que «La soberanía nacional reside en el
pueblo español, del que emanan los poderes del Estado», y concluye que «la forma política
del Estado español es la Monarquía parlamentaria». Esta llamada al pluralismo político
encuentra nuevamente expresión en el artículo sexto, que expresa que «los partidos políticos
expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad
popular y son instrumento fundamental para la participación política», afirmando su propia
estructura y funcionamiento democráticos. Igualmente, el principio democrático está pre-
sente en otras dimensiones de la Carta magna de modo que, en suma, resulta evidente su
importancia para la comprensión del marco constitucional presente.
marco del I Plan de Acción para el período 2012-2014 del Estado español se aprueba la
citada Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de Transparencia, Acceso a la Información Pública
y Buen Gobierno33, considerada, junto a los diferentes textos normativos autonómicos en
esta materia, como auténtico referente en nuestro ordenamiento al sentar las bases para la
implementación de un nuevo modelo de gobernanza pública según la Declaración de Cádiz
de 28 de septiembre de 201834. Además, España ha desarrollado posteriormente el II Plan
de Acción correspondiente al período 2014-2016, el III Plan de Acción a ejecutar durante
2017-2019, y el futuro IV Plan de Acción programado para el tramo temporal 2019-2021,
en desarrollo en el momento de redacción del presente trabajo.
Por otra parte, aunque por motivos de economía expositiva nos resulta imposible abor-
dar en profundidad el papel de los presupuestos participativos en el marco del Gobierno
Abierto, apuntaremos brevemente algunos aspectos de interés. En este sentido, la «Alianza
para el Gobierno Abierto» —«Open Government Partnership»— recoge ciertas experiencias
llevadas a cabo por sus miembros locales, que actualmente son Madrid desde 2016, y el País
Vasco desde 2018. En el caso del primero, su Primer Plan de Acción35 indica que los pri-
meros presupuestos participativos tuvieron lugar en el año 2016, aunque la perspectiva es
avanzar en la aplicación de estos mecanismos36. Respecto al segundo, su Plan de Acción
2018-2020 prevé ciertas actuaciones como un análisis de los presupuestos participativos, así
como de los procesos para su elaboración por el I-lab de participación ciudadana de Euska-
di37, así como reconoce la importancia de estos instrumentos de participación ciudadana y
los retos pendientes, entre otros aspectos de interés38.
En conclusión, observamos que este modelo de Gobierno Abierto con traslación gene-
ralizada a diferentes estados, como España, promueve el desarrollo de un contexto propicio
82 Juan José Romero Abolafio
da de interés por el sistema político mostrada por la ciudadanía48; en suma, factores con
impacto sobre el principio democrático49 con relevantes repercusiones constitucionales50.
Partiendo de estas premisas circunstanciales, es recomendable profundizar sobre la
naturaleza democrática de los mecanismos de participación ciudadana con la finalidad de
valorar sus posibles aportaciones. En este sentido, podemos encontrar en la literatura cien-
tífica la distinción entre democracia directa, frente a la democracia representativa, que
presentaría los problemas en cuestión sobre los que hay que intervenir51; también se ha
trazado la diferenciación en términos de democracia liberal o representativa, en alusión al
sistema de gobierno apoyado mediante cargos electos, frente a democracia directa o parti-
cipativa, que comprende la participación directa de los ciudadanos en la toma de decisiones
públicas52; además, podemos encontrar una clasificación articulada a partir de tres modelos
de democracia: directa, representativa y participativa53. No obstante, es importante tener en
cuenta que, en la práctica, estas distinciones no se presentan de forma taxativa54, generán-
dose además cambios a lo largo del tiempo expresivos de la propia evolución del sistema
democrático55.
Analizando la jurisprudencia constitucional, resulta especialmente ilustrativa la
STC 119/1995 que plantea la existencia de tres modalidades democráticas expresando que
«se trata de manifestaciones que no son propiamente encuadrables ni en las formas de
democracia representativa ni en las de democracia directa, incardinándose más bien en un
tertium genus que se ha denominado democracia participativa»; además, subraya la impor-
tancia de la participación ciudadana y los diferentes sentidos que presenta en sede constitu-
cional apreciando que «es evidente que este entendimiento de la participación a que se re-
fiere el art. 23.1 C.E. no agota las manifestaciones del fenómeno participativo que tanta
importancia ha tenido y sigue teniendo en las democracias actuales y al que fue especial-
mente sensible nuestro constituyente. De hecho, el Texto constitucional es rico en este tipo
de manifestaciones. En unos casos, se contiene un mandato de carácter general a los po-
deres constituidos para que promuevan la participación en distintos ámbitos: así, el art. 9.2
C.E. contiene un mandato a los poderes públicos para que faciliten “la participación de
todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”, y el art. 48 estable-
ce la obligación de los poderes públicos de promover las condiciones para la participación
de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural. En otros casos, el
constituyente ha previsto formas de participación en ámbitos concretos, algunas de las
cuales se convierten en verdaderos derechos subjetivos, bien ex constitutione, bien como
consecuencia del posterior desarrollo por parte del legislador; es el caso del art. 27, que
en sus apartados 5 y 7 se refiere a la participación en la programación en la enseñanza y
en el control y gestión de los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos;
del art. 105, según el cual la Ley regulará la audiencia de los ciudadanos en el procedi-
miento de elaboración de las disposiciones administrativas [apartado a)], y la garantía de
la audiencia de los interesados en el procedimiento de producción de actos administrativos
[apartado c)]; del art. 125, que prevé la participación de los ciudadanos en la Administra-
ción de Justicia mediante la institución del Jurado, y del art. 129, que en su apartado pri-
mero remite a la Ley el establecimiento de formas de participación de los interesados en la
Seguridad Social y en la actividad de determinados organismos públicos, y en su apartado
Presupuestos participativos: aspectos constitucionales y repercusiones sobre la lucha penal… 85
segundo recoge un mandato a los poderes públicos para que promuevan eficazmente formas
de participación en la empresa. Diversas fórmulas de participación —bien directamente,
bien a través de órganos establecidos al efecto— se recogen también en los arts. 51, 52 y
131.2 de la Constitución».
ha pretendido un total respeto a la doctrina fijada por este tribunal, en especial a la Sen-
tencia 31/2015, de 25 de febrero, que declaró inconstitucional la forma en que venían re-
guladas las consultas no refrendarias y en la, más reciente todavía, Sentencia de 10 de mayo
de 2017, que declaró inconstitucionales las consultas refrendarias de ámbito autonómico;
sentencias que nos han enseñado que la Constitución Española diseña tres tipos de demo-
cracia: la democracia representativa, que es aquella en la que participa toda la ciudadanía,
a través de elecciones periódicas, eligiendo a sus representantes en las instituciones y que
es la forma más general; la democracia directa, cuyo máximo exponente es el referéndum
y que es la forma más excepcional, si bien ambas vienen reconocidas en el artículo 23 de
la Constitución; y un tercer tipo de democracia, que es la participativa, que encuentra su
encaje en el artículo 9.2 de la Constitución (STC 119/1995, de 17 de julio, FJ 6)». Por
tanto, podemos observar que los fundamentos constitucionales y la interpretación desarro-
llada por el Tribunal Constitucional, de consuno, sientan las bases y perfilan los límites del
legislador estatal y autonómico para la articulación de instrumentos de participación ciuda-
dana.
Sobre el concepto de presupuestos participativos entendemos que hay dos aspectos que
resultan especialmente destacables. En primer lugar, se ha subrayado con especial acierto su
condición de «presupuestos parcialmente participativos»68 apelando a que la ciudadanía
realmente decide sobre porcentajes en la horquilla del 3% al 15%69. Ciertamente, creemos
Presupuestos participativos: aspectos constitucionales y repercusiones sobre la lucha penal… 87
que resulta una apreciación especialmente acertada porque en términos cuantitativos el im-
pacto de estas experiencias es limitado; no obstante, deben ponerse en conexión con el
efecto de fomento de la implicación ciudadana en el desarrollo de políticas públicas, enmar-
cadas en el cambio de modelo desde una óptica de Gobierno Abierto que hemos expuesto;
en consecuencia, su valor trascendería una lectura exclusivamente cuantitativa para eviden-
ciar una evolución del paradigma de gobernanza virando hacia nuevas posiciones de pode-
res públicos y ciudadanos70.
En segundo lugar, la noción de presupuestos participativos se elabora a partir de rasgos
generales, de carácter abstracto y abierto, características especialmente notables en este caso
porque engloban modelos sustancialmente diferentes teniendo en cuenta elementos como el
ámbito sobre el que operan y sus características singulares, entre otros factores de aplicación,
así como su evolución y reciente implantación71. Sin embargo, resulta imposible perfilar un
modelo detallado concreto72; en este sentido, se han identificado como rasgos compartidos73:
la discusión sobre finanzas públicas como objeto de la participación; su funcionamiento en
base a un espacio general, como la ciudad, y subunidades territoriales, como barrios y dis-
tritos; su carácter periódico; y por último, la rendición de cuentas. Partiendo de estas pre-
misas, resultan especialmente interesantes las clasificaciones de presupuestos participativos74
que permiten observar la diversidad y las modalidades básicas de modelos implementados
a través de las diferentes experiencias.
En suma, podemos afirmar que estamos ante mecanismos orientados a la participación
ciudadana y desarrollados para su funcionamiento al servicio del presupuesto público, bus-
cando, en cualquier caso, desde un prisma teleológico, una mayor implicación en la imple-
mentación y control de políticas públicas, así como específicamente en la gestión de los
recursos públicos. Al respecto, el art. 112 de la Ley balear 12/2019, de 12 de marzo, de
consultas populares y procesos participativos establece que «tienen por objeto la presentación
o valoración de propuestas concretas de gasto, priorizando la asignación de recursos pú-
blicos, con la finalidad de participar en la gestión de la hacienda pública, municipal, insu-
lar o autonómica»; también el art. 22.2 de la Ley Foral 12/2019, de 22 de marzo, de Parti-
cipación Democrática en Navarra contempla que «La finalidad de estos procesos es que la
asignación de gasto y determinados aspectos relacionados con los ingresos se hagan por
parte de las entidades locales teniendo en cuenta las prioridades manifestadas en un pro-
ceso participativo en el que se hayan oído previamente opiniones, criterios y sensibilidades
de la ciudadanía». En cualquier caso, aunque los presupuestos participativos constituyen
instrumentos que responden a demandas ciudadanas puntuales que canalizan los ciudadanos
por esta vía como conocedores de primera mano de sus necesidades, también es cierto que
el impacto de los presupuestos participativos trasciende la fracción del presupuesto destina-
da, para hundir sus raíces en una mejora de la calidad democrática presente en evidencias
como la apertura del presupuesto público a los ciudadanos, la optimización del gasto públi-
co y la lucha contra la corrupción pública75, así como la promoción de su implicación en el
desarrollo y gestión de políticas públicas76.
88 Juan José Romero Abolafio
También hacer mención a uno de los aspectos más importantes desde la óptica de la
lectura democrática de los presupuestos participativos, su carácter vinculante, fundamental
tanto desde la perspectiva de poderes públicos y ciudadanos, en cuanto actúa como elemen-
to modulador de la eficacia de las decisiones que se adopten para los primeros, pero también
con efectos sobre la labor de fiscalización que desempeñan los segundos, de suerte que, en
suma, condiciona la auténtica redimensión de su interacción86. Esta cuestión ha sido valo-
Presupuestos participativos: aspectos constitucionales y repercusiones sobre la lucha penal… 89
rada en algunas ocasiones por el legislador autonómico para establecer medidas diversas;
en este sentido, podemos observar que el art. 37.3 de la Ley balear 12/2019, de 12 de mar-
zo, de consultas populares y procesos participativos, establece la salvedad de que, teniendo
en cuenta que los sectores de la ciudadanía consultados no representan el conjunto de per-
sonas que integran el cuerpo electoral, los resultados de los procesos participativos no tienen
carácter vinculante; y el art. 16.2 de la Ley 7/2017, de 27 de diciembre, de Participación
Ciudadana de Andalucía relativo a la eficacia de los procesos de participación ciudadana,
que establece que en caso de que los resultados no sean asumidos total o parcialmente, será
necesaria motivación por parte del órgano competente que debe adoptar la correspondiente
decisión.
Sin ánimo de exhaustividad, podemos citar entre estos textos normativos autonómicos
la reciente Ley balear 12/2019, de 12 de marzo, de consultas populares y procesos partici-
pativos, que contempla los presupuestos participativos entre los «procesos de participación
ciudadana» (art. 1.2), y establece entre las obligaciones de la administración autonómica y
las administraciones insulares y locales de las Illes Balears: «Disponer de partidas presu-
puestarias de los respectivos presupuestos generales que serán destinadas a procesos de
presupuestos participativos» (art. 5.2.e)). Además, regula estos mecanismos de participación
ciudadana mediante su Capítulo VII (dentro del Título III: «De la democracia participativa»)
que aborda su definición, objeto y finalidad, inicio e información del proceso, presentación,
contenido, valoración, votación de las propuestas o proyectos, publicación de resultados de
la votación, y finalmente, contempla que la promoción de acciones por parte del Gobierno
de las Illes Balears de acciones para capacitar a las entidades ciudadanas para su participa-
ción en los presupuestos públicos.
que el resultado tendrá carácter vinculante para el órgano convocante cuando así se esta-
blezca en la correspondiente convocatoria, que deberá dar cumplimiento a los correspon-
dientes resultados en los términos expresados.
En el caso de la Ley 7/2017, de 27 de diciembre, de Participación Ciudadana de An-
dalucía destaca en su Exposición de Motivos el papel de los gobiernos locales en el desa-
rrollo de procesos de participación ciudadana, y concretamente indica que los presupuestos
participativos constituyen un instrumento innovador y consolidado en Andalucía, apelando
a la Declaración de Antequera de 2008 como antecedente: «Dicha declaración sienta unos
principios mínimos de un modelo de participación ciudadana autorreglamentado, donde las
reglas se construyen de forma participativa entre la ciudadanía y las Administraciones
Públicas; universal, bajo la fórmula de una mujer o un hombre, un voto; y vinculante,
donde la institución se compromete a respetar y ejecutar los resultados de la priorización
emanada de los procesos participativos». En su regulación, la «participación ciudadana en
la elaboración de presupuestos» constituye una de las modalidades de «procesos de parti-
cipación ciudadana» (art. 12). Además, el Capítulo III (dentro del Título III: «Procesos de
participación ciudadana») aborda específicamente el caso de los presupuestos participativos
desarrollando, por una parte, la participación ciudadana en la elaboración del presupuesto
de la Comunidad Autónoma (art. 23); y por otra parte, los presupuestos participativos pro-
piamente dichos en el contexto de las entidades locales (art. 24).
Por nuestra parte, vamos a focalizarnos especialmente en este apartado sobre las propuestas
de dos municipios con dimensiones de población diferentes, que ofrecen casos de aplicación
de presupuestos participativos interesantes, concretamente, El Puerto de Santa María (Cádiz)
y Zaragoza99. En el caso del primero, cuenta con una Autorreglamento conciso y perfecta-
mente funcional atendiendo a las dimensiones del municipio en el que se desarrolla; y en el
caso del segundo, subrayar el excelente sitio web100 por su encomiable labor divulgativa y
pedagógica, transmitiendo de una forma realmente didáctica el funcionamiento de los pre-
supuestos participativos y actuando como punto de referencia para todos los ciudadanos
durante todo el proceso de desarrollo, así como su precisas bases de funcionamiento101.
Con carácter preliminar, encontramos que algunos Autorreglamentos de presupuestos
participativos integran determinados principios reguladores de los presupuestos participativos
que abren su texto articulado. A modo de ejemplo, el correspondiente al Ayuntamiento del
Puerto de Santa María102 contempla: primero, «Universalidad», que indica que «El modelo
a aplicar en El Puerto de Santa María se basa en la posibilidad de participación igualita-
ria de toda la ciudadanía portuense, a través de la fórmula cada persona un voto»; segun-
do, «Vinculación», que contempla que «Las propuestas que finalicen el proceso con mayor
puntuación se incorporarán en los Presupuestos Municipales y serán de obligado cumpli-
miento por parte del equipo de gobierno»; tercero, «Autorreglamentación», que establece
que «La propia ciudadanía establece las normas que rigen el proceso de los Presupuestos
Participativos, sin excluir las competencias legales del propio Ayuntamiento»; cuarto, «trans-
parencia», que contempla que «La información del proceso de Presupuestos Participativos
debe ser: clara, visible, entendible y accesible. Para ello, es imprescindible el estableci-
miento de mecanismos de rendición y fiscalización de las cuentas públicas y hacer públicos
los tanto los resultados de las votaciones como de las puntuaciones finales tras la aplicación
de los criterios de justicia social»; quinto, «cogestión pública», que establece que «Inspi-
rada en la Democracia Participativa y entendida como un espacio de interacción entre la
ciudadanía, los/as representantes políticos y el personal técnico, en el que: La ciudadanía
a través de su participación activa propone, decide y comunica, se forma e informa y ejer-
ce el control del proceso» y continúa añadiendo que «El personal técnico asesora sobre la
viabilidad legal y técnica y valora económicamente las propuestas. Los/as representantes
políticos/as electos/as se comprometen a dotar de los medios económicos y humanos nece-
sarios para que el proceso pueda desarrollarse, a discutir la viabilidad y valoración de las
propuestas presentadas con la ciudadanía, así como a asumir las propuestas con mayor
puntuación y ejecutarlas»; sexto, «Justicia social», que establece que «debe tener por ob-
jetivo corregir las desigualdades existentes en la ciudad y favorecer la distribución equita-
tiva de los recursos»; y séptimo, «Enfoque de género», que indica que «De manera que
concretamente las desigualdades por razón de género sean analizadas y se fomente un
proceso que ayude a corregir dichas desigualdades».
Esta técnica normativa de declaración de principios resulta acertada desde diferentes
perspectivas; encontramos que evidencia la conexión con los fundamentos del Gobierno
Abierto expuestos; además, podemos observar que el principio de «cogestión pública» ex-
plicita los agentes implicados en el proceso participativo (ciudadanos, personal técnico y
representantes políticos/as) y el papel a desarrollar por cada uno de ellos, en este sentido,
Presupuestos participativos: aspectos constitucionales y repercusiones sobre la lucha penal… 93
permiten además formular una declaración de los pilares democráticos básicos que compar-
ten todos los sujetos y que, a la postre, están llamados a informar el resto del Autorregla-
mento y su ejecución, actuando como criterios interpretativos durante el desarrollo de todo
el procedimiento. Adicionalmente, al margen de que el correspondiente Autorreglamento
debe evidentemente conectar con el régimen jurídico aplicable, entendemos que estos prin-
cipios deben el cualquier caso observar los principios de justicia del gasto público asentados
en sede constitucional, concretamente en el art. 31.2 conforme al siguiente dictado: «El
gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su programa-
ción y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía». Además, estos
principios en sede del Autorreglamento también interaccionan con los principios que, en su
caso, reconozca el legislador autonómico; como en el caso del art. 4.1 de la Ley balear
12/2019, de 12 de marzo, de consultas populares y procesos participativos, que contempla
como principios orientadores: «a) Universalidad. b) Igualdad. c) Corresponsabilidad ciu-
dadana. d) Solidaridad. e) Tolerancia. f) Transparencia. […] g) Capacitación para la ciu-
dadanía plena. h) Transversalidad. […] i) Eficacia de la participación ciudadana. […] j)
Perdurabilidad. […] k) Facilidad y comprensión. […] l) Accesibilidad, no discriminación
tecnológica y adaptación de medios y lenguajes. […]».
En cuanto a la estructura organizativa, ha sido relacionada con la calidad de las deli-
beraciones103 y debe adaptarse a las dimensiones y necesidades del contexto municipal de
actuación. En este sentido, volviendo sobre la citada ordenanza del Ayuntamiento del Puer-
to de Santa María, plantea una organización a través de Asambleas que actúan como espacio
central de debate104; una Comisión Delegada y de Seguimiento, que controlará el cumpli-
miento y ejecución de las diferentes propuestas aprobadas conforme al procedimiento105; y
Grupos Motores, con diferentes funciones como labores de dinamización y difusión de los
presupuestos participativos, ponderación de los «criterios generales de justicia social» en
su aplicación, estudio de propuestas, o revisión del Autorreglamento para la elaboración de
un borrador posteriormente presentado a la asamblea informativa106. Por su parte, las «Bases
de los Presupuestos Participativos»107 del Ayuntamiento de Zaragoza, contemplan una dis-
tinción entre órganos de participación ya existentes y órganos constituidos para el proceso
de los presupuestos participativos. En cuanto a los primeros, hace referencia expresa al
respectivo Reglamento de Órganos Territoriales y Participación Ciudadana108, y contempla
las Juntas Municipales de Distrito, el Consejo de la Ciudad, y el Pleno Municipal; respecto
a los segundos, integra Mesas de presupuestos participativos, que actúan como grupo motor
del proceso, una Comisión Técnica, con diferentes funciones entre las que encontramos
prestar apoyo en la canalización de las propuestas presentadas por la ciudadanía inicialmen-
te o la coordinación de informes de viabilidad técnica, y una Comisión de Seguimiento, que
debe realizar una labor de control del desarrollo de los presupuestos participativos, entre
otras funciones.
Por tanto, encontramos que la delimitación de la estructura organizativa de apoyo no
constituye una construcción ex novo para el desarrollo de los presupuestos participativos,
sino que las organizaciones vecinales desempeñan un importante papel en conexión con su
protagonismo en la articulación de la participación ciudadana109, subrayándose incluso su
función en la resolución de problemas de legitimidad democrática110; no obstante, al margen
94 Juan José Romero Abolafio
Por último, sin ánimo de exhaustividad, resulta particularmente expresiva la Ley 10/2019,
de 10 de abril, de Transparencia y de Participación de la Comunidad de Madrid, que tras
describir la transparencia como «uno de los valores esenciales para que las instituciones y
administraciones sean consideradas como propias, cercanas y abiertas a las expectativas,
necesidades y percepciones de la ciudadanía», alude a sus diferentes dimensiones en su
proyección sobre el ámbito de la prestación de los servicios públicos, su importante papel
en la lucha contra la mala administración subrayando su importancia en la gestión de los
asuntos públicos; y finalmente destaca su importante papel en el lucha contra la corrupción
pública, habida cuenta que supone «aumentar la transparencia de la actividad pública se
vislumbra como el camino para iniciar la reconciliación entre las instituciones y gestores
públicos con el conjunto de la sociedad para la que trabajan, en la medida que facilita y
pone en práctica la rendición de cuentas. Asimismo la transparencia se convierte en un
instrumento eficaz de prevención y lucha contra el fraude y la corrupción».
En segundo lugar, los presupuestos participativos también despliegan sus efectos inte-
grados en los planteamientos del Gobierno Abierto, en conjunción con otros mecanismos de
participación ciudadana, fomentando, como resultado, el efecto de cogestión a través de la
implicación ciudadana130, promoviendo el control por parte de los ciudadanos, y generando
un efecto de promoción de la transparencia y la lucha contra la corrupción131, especialmen-
te importante teniendo en cuenta que este problema opera de forma oculta o latente, con el
98 Juan José Romero Abolafio
las instituciones navarras, así como aborda el derecho a la libre asociación, el derecho a la
libertad de expresión y el derecho a ser oído y escuchado sobre decisiones que les afectan.
Por su parte, también el art. 2 de la Ley 7/2017, de 27 de diciembre, de Participación Ciu-
dadana de Andalucía contempla la importancia de fomentar la participación de otros colec-
tivos137: «Fomentar especialmente la participación social de las mujeres, de las personas
menores de edad, de las personas mayores y de los colectivos en situación de vulnerabilidad».
En conclusión, estas prácticas constituyen exponentes de la importancia de la educación
ciudadana138, así como del componente pedagógico que subyace a los instrumentos de par-
ticipación ciudadana139. Estos mecanismos, integrados en un contexto de Gobierno Abierto
en el que los presupuestos participativos resultan redimensionados140, operan en sinergia
fomentando particularmente la cogestión en las políticas públicas y las auditorías ciudadanas
como ejes de acción en la lucha contra conductas democráticamente perniciosas, como la
corrupción pública.
Notas
1. El presente trabajo ha sido elaborado en el marco del Proyecto de Investigación del Ministerio de Economía y
Competitividad «Corrupción política: de la contabilidad irregular en procesos electorales a los delitos de fi-
nanciación ilegal de los partidos políticos» (DER2016-78563-P). Investigador Principal: Dr. Lorenzo Morillas
Cueva.
3. Idem.
4. Encontramos un estudio general sobre la presencia de la corrupción en España en: Villoria, M. y Jiménez, F.
(2012): «La corrupción en España (2004-2010): datos, percepción y efectos», Revista Española de Investi-
gaciones Sociológicas (REIS), n.º 138. Sin ánimo de exhaustividad, y desde la perspectiva de diferentes
sectores del ordenamiento, igualmente resultan de interés: Rodríguez-Drincourt Álvarez, J. R. (2017): «De-
mocracia y corrupción pública», en J. J. Queralt Jiménez y D. M. Santana Vega (coords.): Corrupción públi-
ca y privada en el Estado de Derecho, Tirant lo Blanch, Valencia. AA.VV. (2017): Regeneración democráti-
ca y estrategias penales en la lucha contra la corrupción, M. C. Gómez Rivero y A. Barrero Ortega (dirs.),
Tirant lo Blanch, Valencia. Bustos Gisbert, R. (2010): «Corrupción política: un análisis desde la teoría y la
realidad constitucional», Teoría y realidad constitucional, n.º 25. Ruiz-Rico Ruiz, G. J. (2014): «La lucha
contra la corrupción desde el Estado Constitucional de Derecho. La legislación sobre financiación de partidos
políticos en España», Revista Cuadernos Manuel Giménez Abad, n.º 7.
5. En este mismo sentido, el Preámbulo de la reciente Declaración de Cádiz, de 28 de septiembre de 2018, subraya
la necesidad de afrontar un cambio de paradigma en la gestión pública y, especialmente, en las relaciones
entre ciudadanía e instituciones; reforma institucional que debe fundamentarse en los pilares de la transpa-
rencia, la rendición de cuentas, la eficiencia, la moralidad y la ética pública, como ingredientes para el desa-
rrollo social al servicio de los valores de libertad e igualdad, concluyendo que: «Ante una coyuntura crítica
no podemos por menos que ser exigentes y demandar cambios valientes que amplíen y mejoren lo logrado
hasta ahora para conseguir que el cambio sea real y que los beneficios de éste, unas instituciones democrá-
ticas al servicio de las ciudadanas y los ciudadanos, sin máculas corruptas y que logren mejores cotas de
desarrollo humano, sean el patrimonio común de esta reforma».
Presupuestos participativos: aspectos constitucionales y repercusiones sobre la lucha penal… 101
Estamos ante una decidida apuesta por mecanismos de participación ciudadana innovadoras que, lejos de
resultar excepcional, ha sido considerada como un rasgo común en diferentes documentos de naturaleza
política, vid. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales,
Dykinson, Madrid, p. 19.
6. Lavín, J. M. y Ríos Insua, D. (2010): «Participatory Processes and Instruments», en D. Ríos Insua y S. French
(eds.): E-Democracy: A group decision and negotiation perspective; Springer, Dordrecht-Heidelberg-London-
New York, pp. 31 y 32.
7. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos partici-
pativos», Revista Directos Fundamentáis & Democracia, vol. 8, n.º 8, p. 37. Martino, A. A. (2018): «Crisis
de la democracia representativa: alternativas participativas o democracia directa por medios electrónicos»,
Eunomía. Revista en Cultura de la Legalidad, n.º 14, p. 12. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los
presupuestos participativos en los entes locales, Dykinson, Madrid, p. 419.
8. Ganuza Fernández, E. (2005): «Democracia y nuevos horizontes: emergencia y límites de los Presupuestos Par-
ticipativos en España», Acciones e Investigaciones Sociales, n.º 20, p. 15. Ortiz de Zárate, A. (2010): «¿Por
qué esta obsesión con la participación ciudadana?», en C. Calderón y S. Lorenzo (coords.): Open government:
Gobierno Abierto, Algón editores, Alcalá La Real (Jaén), p. 30.
9. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 35.
10. En expresivas palabras de Castel Gayán (2014), suponen «las fallas o la esclerosis del sistema representativo».
«El nuevo régimen jurídico del derecho de participación ciudadana. Un repaso a la reciente oleada legislati-
va», Revista Vasca de Administración Pública, n.º especial 99-100, p. 847.
11. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos partici-
pativos», op. cit., p. 33. Coffé, H. y Michels, A. (2014): «Education and support for representative, direct and
stealth democracy», Electoral Studies, vol. 35, p. 1.
12. Sobre las diferentes lecturas de la crisis democrática nos remitimos al elenco de bibliografía indicada. A modo
de ejemplo, sobre evidencia que ha sido objeto de análisis con la literatura científica, podemos hacer mención
a los diferentes estudios desarrollados por el Centro de Investigaciones Sociológicas que evidencian el pro-
blema que relatamos, como el n.º 2863, monográfico sobre la corrupción política en España, o el más recien-
te estudio n.º 3261, correspondiente al barómetro de septiembre (2019), que igualmente da cuenta de la
preocupación ciudadana en torno el problema de la corrupción política.
13. Barrero Ortega, A. (2017): «Regeneración democrática y el fantasma de la antipolítica», op. cit., p. 20.
14. Puentes Sánchez, J. C. (2019): «El cherry-picking en los presupuestos participativos: un acercamiento a sus
factores determinantes», Summa Iuris, vol. 7, n.º 1, pp. 126-128.
15. Ferrajoli, L. (2008): Democracia y garantismo, Trotta, Madrid, p. 31; entre otras obras, este autor también ha
abordado las implicaciones de esta noción en: Ferrajoli, L. (2007): Principia iuris, Teoría del derecho y de
la democracia, 2. Teoría de la democracia, Trotta, Madrid.
17. Punset, R. (1992): «Principio democrático y validez procedimental de las leyes», Revista Española de Derecho
Constitucional, n.º 35, p. 274.
18. Barnés, J. (2019): «Buena administración, principio democrático y procedimiento administrativo», Revista Di-
gital de Derecho Administrativo, n.º 21, pp. 78-79.
19. Gomes Canotilho, J. J. (2009): «El principio democrático. Entre el Derecho Constitucional y el Derecho Admi-
nistrativo», Revista de Derecho Constitucional Europeo, n.º 11 («Homenaje a Peter Haberle (I)»).
20. Barrero Ortega, A. (2017): «Regeneración democrática y el fantasma de la antipolítica», op. cit., p. 37.
102 Juan José Romero Abolafio
23. Altaver Egea, E. y Serrano Rodríguez, R. (2013): «Gobierno Abierto: transparencia, participación y colaboración.
Hacia la democracia 2.0», en V. Almonacid Lamelas (coord.): Manual para la gestión inteligente del Ayun-
tamiento. Hoja de ruta hacia una Administración Inteligente: de la Administración Electrónica a la Inteli-
gente, y más allá, El Consultor de los Ayuntamientos y de los Juzgados, Las Rozas (Madrid), p. 741.
25. Altaver Egea, E. y Serrano Rodríguez, R. (2013): «Gobierno Abierto: transparencia, participación y colaboración.
Hacia la democracia 2.0», op. cit., pp. 741-742.
27. Castel Gayán, S. (2014): «El nuevo régimen jurídico del derecho de participación ciudadana. Un repaso a la
reciente oleada legislativa», op. cit., p. 847.
28. A pesar de que no aparezca la definición per se entendemos que existe una evidente conexión entre este texto
normativo y la noción de Gobierno Abierto.
29. Harrison, T. M.; Guerrero, S.; Burke, G. B.; Cook, M.; Creswell, A.; Helbing, N; Trinova, J. y Pardo, T. (2012):
«Open government and e-government: Democratic challenges from a public value perspective», Journal:
Information Polity, vol. 17, n.º 2. Sobre el concepto de democracia electrónica, vid. Ruiz Miguel, C. (2007):
«La libertad política en la democracia electrónicamente influida», en L. Cotino Hueso (coord.): Libertad en
Internet. La red y las libertades de expresión e información, Tirant lo Blanch, Valencia, p. 42. Abal Medi-
na, J. M. (2010): «Gobierno Abierto para fortalecer la democracia», en C. Calderón y S. Lorenzo (coords.):
Open Government: Gobierno Abierto, Algón editores, Alcalá La Real (Jaén), p. 219.
30. Martino, A. A. (2018): «Crisis de la democracia representativa: alternativas participativas o democracia directa
por medios electrónicos», op. cit., p. 16.
31. En su página web se puede encontrar información divulgativa de carácter general así como las últimas actua-
ciones desarrolladas: https://www.openghttps://www.opengovpartnership.org/ ovpartnership.org (fecha de
consulta: 1 de diciembre de 2019).
32. La «Declaración de Gobierno Abierto» («Open Government Declaration»), documento de naturaleza fundacio-
nal que expone sus objetivos está disponible en su versión traducida en: https://www.opengovpartnership.org/
declaracion-de-gobierno-abierto (fecha de consulta: 1 de diciembre de 2019).
33. Como señala dicho Plan de Acción, otro producto normativo es la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de
Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, con la mejorar la gestión de los fondos públicos, así
como la reforma de la Ley de Subvenciones.
34. Según la Declaración de Cádiz de 28 de septiembre de 2018, que además subraya el importante papel de los
ciudadanos en la gestión de los ingresos y gastos públicos en los siguientes términos: «El sentido de estas
palabras no deja resquicio a duda alguna: es necesario que varíen los ejes de la acción política proporcionan-
do mayor implicación a las ciudadanas y los ciudadanos. El actual Estado de Derecho necesita claridad y aún
más, precisa tener la certeza de confiar en la forma de manejo de los fondos públicos. Nuestra sociedad se
ha vuelto crítica y exigente porque es conocedora de sus derechos y quiere ejercitarlos para conseguir la
mayor cuota de bien común y de bienestar general».
37. Se puede encontrar información ampliada sobre esta iniciativa en: https://www.ogp.euskadi.eus/ogp-compromi-
sos/-/i-lab-de-participacion-ciudadana-en-euskadi (fecha de consulta: 1 de diciembre de 2019).
38. https://www.opengovpartnership.org/wp-content/uploads/2018/12/Basque-Country_Action-Plan_2018-2020_
ES.pdf (fecha de consulta: 1 de diciembre de 2019).
39. Entre la doctrina científica, entre otros, vid. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos parti-
cipativos en los entes locales, op. cit., pp. 17-18. Lavín, J. M. y Ríos Insua, D. (2010): «Participatory Pro-
cesses and Instruments», op. cit., p. 33. Ganuza Fernández, E. (2005): «Democracia y nuevos horizontes:
emergencia y límites de los Presupuestos Participativos en España», op. cit., p. 10.
41. Sobre el alcance e implicaciones de la expresión «sociedad democrática avanzada», presente en el Preámbulo
de nuestra Carta magna, vid. Lucas Verdú, P. (1981): «Constitución española de 1978 y sociedad democráti-
ca avanzada», Revista de Derecho Político, n.º 10. Tajadura Tejada, J. (1998): «La noción de “sociedad de-
mocrática avanzada” en la Constitución de 1978», Sistema: Revista de Ciencias Sociales, n.º 147.
42. La importancia de esta «calidad deliberativa» es subrayada por Puentes Sánchez, J. C. (2019): «El cherry-picking
en los presupuestos participativos: un acercamiento a sus factores determinantes», op. cit., p. 126.
43. Lavín, J. M. y Ríos Insua, D. (2010): «Participatory Processes and Instruments», op. cit., p. 35.
44. Aunque no contempla el caso concreto de los presupuestos participativas, encontramos un listado interesantes
de las formas que pueden adoptar estos instrumentos en Rowe, G. y Fewer, L. J. (2005): «A typology of
public engagement mechanisms», Science, Technology & Human Values, vol. 30, n.º 2, p. 257.
45. A modo de ejemplo, aparecen contempladas en el art. 8 de la Ley balear 12/2019, de 12 de marzo, de consultas
populares y procesos participativos.
46. Hemos subrayado estos preceptos porque resultan especialmente ilustrativos en cuanto aglutinan en su enuncia-
do la articulación de políticas públicas de participación ciudadana; no obstante, en otras ocasiones podemos
encontrar los diferentes instrumentos a lo largo del respectivo texto normativo, por ejemplo, la Ley 7/2017,
de 27 de diciembre, de Participación Ciudadana de Andalucía contempla los siguientes mecanismos: procesos
de deliberación participativa, participación ciudadana en la elaboración de presupuestos, procesos de partici-
pación ciudadana mediante consultas populares, procesos de participación ciudadana en la proposición de
políticas públicas y elaboración de normas, procesos de participación ciudadana en el seguimiento y evalua-
ción de las políticas públicas y en la prestación de servicios públicos de la Junta de Andalucía y consultas
participativas autonómicas y locales. Podemos encontrar similar técnica legislativa en la Ley 5/2010, de 21
de junio, canaria de fomento a la participación ciudadana.
47. Por todos, vid. De Vega García, P. (1998): «Mundialización y Derecho Constitucional: La crisis del principio
democrático en el constitucionalismo actual», Revista de Estudios Políticos, n.º 100.
48. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos parti-
cipativos», op. cit., p. 39.
49. Lavín, J. M. y Ríos Insua, D. (2010): «Participatory Processes and Instruments», op. cit., p. 32.
50. Barrero Ortega, A. (2017): «Regeneración democrática y el fantasma de la antipolítica», op. cit., pp. 17-18.
51. Aragón, M. (1998): «La eficacia jurídica del principio democrático», Revista Española de Derecho Constitu-
cional, n.º 24, pp. 31-32.
104 Juan José Romero Abolafio
52. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos parti-
cipativos», Revista Directos Fundamentáis & Democracia, vol. 8, n.º 8, p. 33.
53. Martino, A. A. (2018): «Crisis de la democracia representativa: alternativas participativas o democracia directa
por medios electrónicos», op. cit., p. 12.
55. Abal Medina, J. M. (2010): «Gobierno Abierto para fortalecer la democracia», op. cit., p. 213.
56. Pérez Alberdi (2017) indica que el concepto de «democracia participativa» procede de la doctrina italiana, es-
pecialmente de Pizzorusso, aunque ha sido utilizado en el contexto español por diferentes autores. «El mo-
delo autonómico de democracia participativa: la situación a partir de la aprobación de los nuevos Estatutos
de Autonomía», Oñati Socio-legal Series, vol. 7, n.º 5, p. 1061. Concretamente, cita la obra del autor italiano:
Pizzorusso, A. (1973): «Democrazia rappresentativa e democrazia partecipativa», Studi in memoria di Carlo
Esposito, vol. 3, CEDAM, Padua, p. 133.
57. Por motivos de economía expositiva y en observancia del objeto de nuestro discurso nos resulta imposible de-
tenernos en esta importante cuestión.
58. Barrero Ortega, A. (2017): «Regeneración democrática y el fantasma de la antipolítica», op. cit., pp. 27 y 28.
59. Pérez Alberdi (2017) ha definido la democracia participativa como «aquellas técnicas participativas mediante
las que los ciudadanos ya sea individualmente ya sea de manera colectiva a través de organizaciones de de-
fensa de intereses sectoriales presentan propuestas o dan su opinión a los poderes públicos en el marco de un
proceso de toma de decisiones públicas, aunque la decisión final queda siempre en manos de las autoridades
o instituciones competentes». Pérez Alberdi, M. R. (2017): «El modelo autonómico de democracia participa-
tiva: la situación a partir de la aprobación de los nuevos Estatutos de Autonomía», op. cit., p. 1061.
60. Según Martino (2018), que además apunta que tras la idea de democracia participativa se encuentra la demo-
cracia líquida, entendida como la suma de la democracia directa y participativa en su desarrollo a través de
las nuevas tecnologías. Martino, A. A. (2018): «Crisis de la democracia representativa: alternativas participa-
tivas o democracia directa por medios electrónicos», op. cit., p. 16.
61. No nos referimos a la democracia participativa, sino a la participación ciudadana en sentido general, indepen-
dientemente del modelo democrático que la enmarque.
62. Putnam, R. D.; Leonardi, R. y Nanetti, R. Y. (1994): Making democracy work: civic traditions in modern Italy;
Princeton University Press, Princeton.
63. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., pp. 36-
37. Souza, C. (2001): «Participatory budgeting in Brazilian cities: limits and possibilities in building demo-
cratic institutions», Environment and Urbanization, vol. 13, n.º 1. Wampler, B. (2007): Participatory Budge-
ting in Brazil: Contestation, Cooperation, and Accountability, Pennsylvania State University Press,
Pennsylvania, p. 23. Goldfrank, B. (2002): «The Fragile Flower of Local Democracy: a Case Study of De-
centralization/Participation in Montevideo», Politics & Society, vol. 30, n.º 1, pp. 8 y ss. Entre otros estudios,
igualmente resulta de interés por abordar específicamente el caso de Porto Alegre: De Sousa Santos, B. (1998):
«Participatory budgeting in Porto Alegre: toward a redistributive democracy», Politics & society, vol. 26,
n.º 4.
64. Puentes Sánchez (2019) también encuentra en los presupuestos participativos cierta finalidad política. «El che-
rry-picking en los presupuestos participativos: un acercamiento a sus factores determinantes», op. cit., p. 118.
65. Ganuza Fernández, E. y Gómez Fortes, B. (2008): Control político y participación en democracia: los presu-
puestos participativos, Fundación Alternativas, Madrid, pp. 20 y ss.
68. Ganuza Fernández, E. y Gómez Fortes, B. (2008): Control político y participación en democracia: los presu-
puestos participativos, op. cit., p. 28.
69. Idem.
70. Encontramos un examen del cambio de modelo que suponen los presupuestos participativos en Calvo Vérgez, J.
(2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 118.
71. Este carácter evolutivo de los presupuestos participativos ha sido destacado por Calvo Vérgez, J. (2011): La
experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 32 y 48.
72. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos parti-
cipativos», op. cit., p. 40. Wampler, B. (2007): «A Guide to Participatory Budgeting», op. cit., p. 22.
73. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos parti-
cipativos», op. cit., p. 43.
74. A modo de ejemplo, podemos encontrar una clasificación de los presupuestos participativos en Barragán, V.;
Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos participativos»,
op. cit., pp. 44 y 45. Igualmente, resulta interesante la tabla comparativa sobre presupuestos participativos
disponible en Souza, C.: «Participatory budgeting in Brazilian cities: limits and possibilities in building de-
mocratic institutions», op. cit., p. 179. También es recomendable examinar el análisis de fortalezas y debili-
dades de estos instrumentos en Ganuza Fernández, E. (2005): «Democracia y nuevos horizontes: emergencia
y límites de los Presupuestos Participativos en España», op. cit., pp. 17 y ss.
76. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 26.
77. La inexistencia de «vacío normativo» de soporte sobre los presupuestos participativos es apuntada por Calvo
Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 139.
78. Pérez Alberdi, M. R. (2017): «El modelo autonómico de democracia participativa: la situación a partir de la
aprobación de los nuevos Estatutos de Autonomía», op. cit., p. 1069.
79. Jimena Quesada, L. (2015): «La “Sociedad Participativa”: ¿Fin del Estado de Bienestar?», en Peligros actuales
de la UE: Desigualdades socio-económicas, políticas, fiscales…, EUROBASK-Europako Mugimenduaren
Euskal Kontseilua-Consejo Vasco del Movimiento Europeo, San Sebastián, p. 122.
80. Sáenz Royo, E. (2009): «Participación ciudadana en el Estado autonómico», Jornadas una visión contemporá-
nea de la democracia directa, Fundación Manuel Giménez Abad de Estudios Parlamentarios y del Estado
Autonómico, Zaragoza, pp. 2-3.
81. Castel Gayán, S. (2014): «El nuevo régimen jurídico del derecho de participación ciudadana. Un repaso a la
reciente oleada legislativa», op. cit., p. 849.
82. Idem.
83. Idem.
84. Castel Gayán, S. (2013): «Gobierno Abierto en el Estado Autonómico: régimen jurídico y estrategias», Revista
Aragonesa de Administración Pública, Monografías, n.º XIV, 2013, p. 163.
86. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos parti-
cipativos», op. cit., p. 57.
87. Seguidamente planteamos algunos ejemplos de regulación autonómica, no examinamos la totalidad de textos
normativos existentes en la actualidad en dicho ámbito.
88. Estas consideraciones han sido reciente aludidas por la STS 830/2019, de 17 de junio.
89. Por todos, en palabras de Rodríguez Bereijo (1992): «la recaudación de los impuestos tiene que hacerse de modo
que consiga la mayor aceptación, tolerancia o aquiescencia social de los contribuyentes y que evite situacio-
nes de conflicto social». «El sistema tributario en la Constitución. Los límites del poder tributario en la ju-
risprudencia del Tribunal Constitucional», Revista Española de Derecho Constitucional, n.º 36, p. 19.
90. Según Pindado Sánchez (2015) el art. 70 bis de la 7/1985, de Bases de Régimen Local desencadenó la ostensi-
ble aprobación de una cantidad ingente de reglamentos de participación ciudadana de características similares;
en «El pilar jurídico y conceptual de las políticas locales de transparencia y participación», Guía de Instru-
mentos y Herramientas para las políticas locales de Transparencia y Participación Ciudadana, Comisión de
Modernización, Participación Ciudadana y Calidad de la Federación Española de Municipios y Provincias-Di-
rección General de Participación Ciudadana, Acción Exterior y Cooperación del Gobierno de Aragón, p. 74.
Disponible en http://femp.femp.es/files/566-1685-archivo/Guia%20transparencia%20y%20participaci%-
C3%B3n%20FEMP.pdf (fecha de consulta: 1 de diciembre de 2019).
92. Estos «procesos participativos» son definidos por el art. 35.1 del modelo como «una secuencia de actos, deli-
mitados en el tiempo, dirigidos a promover el debate y el contraste de argumentos entre la ciudadanía o
entre ésta y los responsables municipales, a fin de recoger sus opiniones respecto de una determinada actua-
ción pública de competencia municipal».
93. Wampler, B. (2007): «A Guide to Participatory Budgeting», op. cit., p. 48. Lavín, J. M. y Ríos Insua, D. (2010):
«Participatory Processes and Instruments», op. cit., p. 35.
94. Sobre el proceso de elaboración, vid. Calvo Vérgez, J. (2011): «La elaboración del autorreglamento en los
presupuestos participativos de los entes locales», Revista de Estudios Locales, CUNAL, n.º 137.
95. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 140.
96. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos parti-
cipativos», op. cit., p. 59.
97. Aspecto que subraya Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes
locales, op. cit., p. 132.
98. Podemos encontrar una enumeración de los diferentes elementos que pueden abordar los presupuestos partici-
pativos en: Wampler, B. (2007): «A Guide to Participatory Budgeting», op. cit., p. 26.
99. En el caso de Zaragoza, el modelo de presupuestos participativos que aplican cuenta con asesoramiento de la
Cátedra de Participación e Innovación Democrática creada como resultado de un convenio de colaboración
entre el Ayuntamiento y la Universidad de Zaragoza, vid. https://www.zaragoza.es/sede/portal/participacion/
catedra/participacion (fecha de consulta: 1 de diciembre de 2019).
103. Puentes Sánchez, J. C. (2019): «El cherry-picking en los presupuestos participativos: un acercamiento a sus
factores determinantes», op. cit., p. 127.
107. Expresión que podemos observar en el propio documento de desarrollo, así como en el elenco de documen-
tación disponible en el portal web disponible en: https://www.zaragoza.es/sede/portal/presupuestos-participa-
tivos/documentacion (fecha de consulta: 1 de diciembre de 2019).
108. Publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Zaragoza, núm. 288, de 17 de diciembre de 2005, pp. 6
y ss.
109. Calvo Vérgez, J. (2011): «La elaboración del autorreglamento en los presupuestos participativos de los entes
locales», op. cit., p. 108.
112. Entre otros, vid. Ganuza Fernández, E. (2005): «Democracia y nuevos horizontes: emergencia y límites de los
Presupuestos Participativos en España», op. cit., p. 10. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presu-
puestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 20.
113. Sobre los problemas que plantean estas organizaciones, vid. Ortiz de Zárate, A. (2010): «¿Por qué esta obsesión
con la participación ciudadana?», op. cit., p. 42.
116. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., pp. 207
y 208.
117. Sobre la gravedad y extensión del problema, resultan particularmente expresivas las siguientes palabras de
Morillas Cueva (2003): «[…] el monstruo social de las mil cabezas llamado corrupción se ha adaptado per-
fectamente a las más heterogéneas formas y maneras de convivencia ciudadana. Es permanente en el tiempo,
universal, en cuanto a su presencia y desarrollo, aparece igual, sin atención a los regímenes políticos existen-
tes en los diversos países —obviamente el control y las respuestas son más cuidadosas en los países demo-
108 Juan José Romero Abolafio
cráticos; en verdad, también, sin especial éxito y poniendo, a veces, en peligro la propia credibilidad de dicha
estructura—». «Presentación», en L. Morillas Cueva (dir.) y J. M. Suárez López (coord.): Urbanismo y co-
rrupción política (Una visión penal, civil y administrativa); Dykinson, Madrid, p. 14.
118. Lavín, J. M. y Ríos Insua, D. (2010): «Participatory Processes and Instruments», op. cit., p. 33.
119. Garrido Rubia, A. (2019): «Delitos electorales e integridad electoral: España en perspectiva comparada», en
I. F. Benítez Ortúzar (dir.): Corrupción electoral: Delitos e infracciones electorales, Dykinson, Madrid, p. 37.
120. Según Pérez Ferrer (2003), que también ha subrayado un incremento de la corrupción política en los últimos
años. «Algunas reflexiones sobre el fenómeno de la corrupción y su extensión al ámbito punitivo», en L.
Morillas Cueva (dir.) y J. M. Suárez López (coord.): Urbanismo y corrupción política (Una visión penal,
civil y administrativa), Dykinson, Madrid, p. 136.
121. Resulta imposible enumerar todos los trabajos que han destacado el papel de la transparencia como vía de
actuación frente al problema de la corrupción pública, sin ánimo de exhaustividad: Villoria, M. (2014-2015):
«La transparencia como política pública en España: algunas reflexiones», Eunomía. Revista en Cultura de la
Legalidad, n.º 7. Emmerich, G. E. (2004): «Transparencia, rendición de cuentas, responsabilidad guberna-
mental y participación ciudadana», Polis: Investigación y Análisis Sociopolítico y Psicosocial, vol. 2. Goig
Martínez, J. M. (2015): «Transparencia y corrupción. La percepción social ante comportamientos corruptos»,
RDUNED: Revista de Derecho UNED, n.º 17. Gimeno Feliu, J. M. (2017): «Medidas de prevención de la
corrupción y refuerzo de la transparencia en la contratación pública», Revista de Estudios de la Administración
Local y Autonómica, n.º 7. López Pagán, J. (2019): «Transparencia y ética pública como instrumentos de la
integridad y del desarrollo sostenible», en F. Castillo Blanco (coord.): Compliance e integridad en el sector
público, Tirant lo Blanch, Valencia. Blanes Climent, M. A. (2014): La transparencia informativa de las ad-
ministraciones públicas. El derecho de las personas a saber y la obligación de difundir información pública
de forma activa, Aranzadi, Cizur Menor (Navarra). Canales Aliende, J. M. y Romero Tarín, A. (2017): «Al-
gunas consideraciones sobre la transparencia pública y el buen gobierno», Revista española de transparencia,
n.º 5. Fernández Díaz, A. (2012): «La economía de la transparencia pública: una primera aproximación»,
Revista Española de Control Externo, vol. 14, n.º 42.
122. Sobre la transparencia como vía para exigir la responsabilidad de los poderes públicos en el marco del Go-
bierno Abierto, vid. García Mexía, P. (2013): Derechos y libertades, Internet y tics, Tirant lo Blanch, Valencia,
p. 66.
123. Dabbagh Rollán, V. O. (2016): «La Ley de Transparencia y la corrupción. Aspectos generales y percepciones
de la ciudadanía española», Aposta. Revista de Ciencias Sociales, n.º 68.
124. Aunque aportamos los diferentes planteamientos del legislador autonómico, también la doctrina científica ha
subrayado en repetidas ocasiones el papel de la transparencia pública en la lucha contra la corrupción públi-
ca, entre otros: Dabbagh Rollán, V. O. (2016): «La Ley de Transparencia y la corrupción. Aspectos generales
y percepciones de la ciudadanía española», Aposta. Revista de Ciencias Sociales, n.º 68. Barrero Ortega, A.
(2017): «Regeneración democrática y el fantasma de la antipolítica», op. cit., p. 17.
125. Vid. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit.,
p. 222 y ss.
126. Idem.
127. Ganuza Fernández, E. y Gómez Fortes, B. (2008): Control político y participación en democracia: los pre-
supuestos participativos, op. cit., p. 28. Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos partici-
pativos en los entes locales, op. cit., p. 94.
128. Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M. (2010): «Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos
participativos», op. cit., p. 58.
Presupuestos participativos: aspectos constitucionales y repercusiones sobre la lucha penal… 109
129. Entre otros, subraya su importancia: Abal Medina, J. M. (2010): «Gobierno Abierto para fortalecer la demo-
cracia», op. cit., p. 216.
130. Entre otros autores, expone este efecto: Calvo Vérgez, J. (2011): La experiencia de los presupuestos partici-
pativos en los entes locales, op. cit., p. 20.
131. Wampler, B. (2007): «A Guide to Participatory Budgeting», op. cit., p. 21.
132. Pérez Ferrer, F. (2003): «Algunas reflexiones sobre el fenómeno de la corrupción y su extensión al ámbito
punitivo», op. cit., p. 137.
133. Wampler, B. (2007): «A Guide to Participatory Budgeting», op. cit., pp. 40-41.
134. Kessler, A. S. (2005): «Representative versus direct democracy: The role of informational asymmetries»,
Public Choice, vol. 122, n.º 1-2. Ganuza Fernández, E. y Gómez Fortes, B. (2008): Control político y parti-
cipación en democracia: los presupuestos participativos, op. cit., p. 8. Calvo Vérgez, J. (2011): La experien-
cia de los presupuestos participativos en los entes locales, op. cit., p. 105.
135. Ganuza Fernández, E. y Gómez Fortes, B. (2008): Control político y participación en democracia: los pre-
supuestos participativos, op. cit., p. 10.
136. Puentes Sánchez, J. C. (2019): «El cherry-picking en los presupuestos participativos: un acercamiento a sus
factores determinantes», op. cit., p. 118. Ganuza Fernández, E. (2005): «Democracia y nuevos horizontes:
emergencia y límites de los Presupuestos Participativos en España», op. cit., p. 33.
137. Los presupuestos participativos también se han analizado como vía de inclusión, vid. Wampler, B.: «A Guide
to Participatory Budgeting», op. cit., p. 22.
138. Entre otros autores, han apuntado su relevancia: Bustos Gisbert, R. (2010): «Corrupción política: un análisis
desde la teoría y la realidad constitucional», op. cit., pp. 88 y ss. Villar, D. (2010): «Estrategias de OGov para
un desarrollo sostenido», en C. Calderón y S. Lorenzo (coords.): Open government: Gobierno Abierto, Algón
editores, Alcalá La Real (Jaén), p. 211.
139. Este componente también ha sido subrayado, entre otros autores, por: Barragán, V.; Romero, R. y Sanz, J. M.:
«Fundamentos políticos y tipología de los presupuestos participativos», Revista Directos Fundamentáis &
Democracia, Vol. 8, N.º 8, 2010, pp. 39 y 40, 59.
140. En expresión de Wampler, los presupuestos participativos suponen «citizenship schools». «A Guide to Parti-
cipatory Budgeting», en Shah, A. (ed.): Participatory Budgeting; The World Bank, Washington, 2007, p. 22.
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