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Revista Ciudad Paz-ando

UNIVERSIDAD DISTRITAL

Ciudad Paz-ando
FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

60 AÑOS
1948 - 2008

c o n t e n i d o
Instituto para la Pedagogía, la Paz
y el Conflicto Urbano, IPAZUD

Editorial
Rector
Carlos Ossa Escobar
Un lastre de décadas 3
Vicerrector
Orlando Santamaria Vergara

Director IPAZUD
ANÁLISIS DE COYUNTURA
Adrián Serna Dimas Mafia: una herencia de tres décadas
detrás de un episodio Asalto Mafioso A
·
Consejo editorial
Adrián Serna Dimas Veinticinco años del la Institucionalidad
Diana Gómez Navas
Luis Francisco Guerra
magnicidio de Rodrigo Lara
Bonilla 9 ·
Democracia y narcotráfico en
Colombia 89
Jorge David Sánchez
Ruben Sánchez
Historia de Tres Ciudades
·¿Son reales las
113
·
Coordinación editorial narcolimosnas?
IPAZUD
Una radiografía de la violencia
en Bogotá en los años Cultura, estética y mafia
Fotografías ochenta y noventa 37 · MEstructuras
agio, narco y traqueto
Archivo IPAZUD
·
Medellín: años ochenta 49 existenciales
Caricatura ·Perfiles históricos de la vida mafiosa 121
Gonser de la violencia en Cali 56 · Adelutores materiales y materia
delito. Una lectura de Cartas
Diseño Gráfico
Rocío Paola Neme Neiva DE BANDAS, CARTELES Cruzadasy otras narrativas
Y MAFIAS del narcotráfico
151
Impresión
Fondo de Publicaciones
Universidad Distrital
·
Narcotráfico: historia
social y su influencia en la
· Edel narcotráfico en área
penal. Reflexiones sobre
conformación delincuencial. goles y carteles de la droga en
De delincuentes, organizaciones Colombia 165
Publicación semestral y carteles en Colombia 75
Vol. 2, núm. 1.
Segundo semestre de 2009
ISSN: 2011-5253

Instituto para la Pedagogía, la Paz


y el Conflicto Urbano, IPAZUD APORTES AVANCES EN REFLEXIONES
Cra. 7 No. 40-53 Piso 3 A LA CÁTEDRA INVESTIGACIÓN EN EXTENSIÓN
Telefax 3239300 extensión 2112
ipazud@udistrital.edu.co
Los daños y las Memoria oficial Así van los DESC:
pérdidas asociadas al y otras memorias: Notas sobre la construcción
Bogotá, Colombia desplazamiento forzado la disputa por los del iii informe alterno de
en las ciudades sentidos del pasado las organizaciones sociales
al comité del pidesc
Las opiniones emitidas
en los artículos son responsabilidad 189 203 219
de los autores y no comprometen
a la Universidad Distrital
Francisco José de Caldas
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN
Memoria oficial y otras
memorias: la disputa por
los sentidos del pasado
Grupo de Investigación Cyberia1

Ciudad Paz-ando

203
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN

Página anterior.
1 Orlando Silva Briceño, profesor de la Universidad
Distrital Francisco José de Caldas. Jorge Enrique Aponte
Otálvaro, Paula Viviana Cano Jaramillo, Diego Fernan-
do Díaz Franco, Nathalia Martínez Mora, José Joaquín
Pinto Bernal, Angie Johana Pineda Ardila, licenciados en
Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales, de la
Universidad Distrital.

A
mediados del siglo XX la me- del periodo de la guerra civil4, o algunos
moria se convirtió en una cate- países del Cono Sur que en el marco del
goría significativa en el campo Panel Regional de América Latina (RAP)
de las ciencias sociales, relacionándose del Social Science Research Council ade-
indudablemente con lo que Elizabeth Je- lantan una serie de investigaciones que
lin denominó “explosión de la memoria”2, tiene como objetivo fundamental fomentar
que se manifiesta en diversidad de prác- la investigación y formación de jóvenes in-
ticas sociales en la vida cotidiana de las vestigadores sobre la memoria de los pe-
sociedades contemporáneas y van cons- riodos de dictadura y represión.
tituyendo múltiples formas de culto al pa- Colombia no es ajena a éste fenómeno,
sado, llegando al punto en el que como lo por el contrario, se observa cómo desde
afirma Traverso, “Hoy, todo se transforma diversas instituciones académicas y or-
en memoria”3. ganizaciones comunitarias se promueven
En el ámbito académico e investigativo eventos, proyectos y programas tendientes
el aumento de las reflexiones y debates a realizar procesos de elaboración de me-
apropósito de la memoria permitieron am- moria desde distintos enfoques teóricos y
pliar y complejizar los desarrollos concep- disciplinarios, o a partir de las experiencias
tuales propuestos por autores considera- vividas en el marco del conflicto social y ar-
dos como clásicos en dicho campo teóri- mado y de las expectativas de futuro frente
co: en la sociología Maurice Halbwachs,
en la fenomenología y la hermenéutica
Paul Ricoeur y en la historia Pierre Nora y
Jacques Le Goff. 2 Elizabeth Jelin. Los trabajos de la memoria. Madrid:
Siglo Veintiuno editores, 2002.
En la actualidad, los mayores aportes
3 Enzo Traverso. “Historia y memoria: notas sobre
se encuentran en contextos de países que
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un debate”. En: FRANCO, Marina. LEVIN, Florencia


vivieron represiones políticas en las dicta- (Comp.) Historia reciente: perspectivas y desafíos para un
campo en construcción. Buenos Aires: Paidós, 2007, p. 67.
duras militares o guerras civiles, como lo
es el caso de España en donde se locali- 4 Al respecto se hallan los desarrollos teóricos de Re-
yes Mate, o de Paloma Aguilar, quien tiene un trabajo ex-
zan una importante cantidad de documen- tenso sobre las memorias de la política o las políticas de la
204 tos e investigaciones sobre las memorias memoria en el contexto español.
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN
a la situación actual. No obstante, algunas por el IPAZUD, que permita construir unos
de estas propuestas se hallan vinculadas a criterios teóricos, para posteriormente
una cultura de la memoria relacionada con analizar la manera como la memoria apa-
una forma de exaltación del pasado, que rece en el ámbito de la enseñanza de las
concibe a la memoria como un mecanismo ciencias sociales.
cultural para consolidar el sentido de perte-
nencia a comunidades o grupos, anclados Memoria oficial
en el imaginario de la identidad nacional y
que pretenden imponer un supuesto pro- En el mundo moderno occidental, la
ceso de posconflicto, que desdibuja e inhi- Historia, en su configuración como dis-
be otras posibles construcciones sociales ciplina, se entendió como conocimiento
del pasado por fuera de marcos sociales racional orientado a la constitución de
de memoria propuestos por los proyectos un régimen de verdad sobre el pasado,
de Estado Nacional, y que desconocen la configurándose como dispositivo de sa-
vigencia y presencia actual del conflicto en ber sobre aquello que podría ser admitido
el país. como verdadero o falso en los discursos
En este contexto, el presente docu- del pasado y sus repercusiones sobre el
mento pone en discusión las categorías presente. De esta forma, la memoria so-
de Memoria Oficial y lo que se designa cial quedó reglada bajo los esquemas de
como Otras Memorias, pretendiendo re- disciplinamiento y control, instituyendo un
coger las diferentes nominaciones que sistema de regulación discursivo.
se le han dado a la memoria en oposición Este sistema de control y de exclusión
a la versión oficial. Igualmente, realizar a su vez diseñó una narrativa común so-
una aproximación conceptual de dichas bre el pasado de las naciones que vendría
categorías desde los avances teóricos a establecerse como mito fundador de la
de diversos autores y presentar a mane- nacionalidad. Por tal razón, se instauraron
ra de ejemplo, dos expresiones de otras las historias nacionales, que como discur-
memorias sobre la violencia en Colombia: sos, generaron unos dispositivos sociales
la memoria gaitanista y la memoria de la e institucionales convirtiendo una versión
violencia en la literatura colombiana. de la memoria colectiva en memoria ofi-
Así mismo, en el texto se amplía la cial y determinando sus condiciones de
discusión de la relación entre memoria e utilización y circulación.
historia adelantada por el grupo de inves- En la producción teórica sobre la me-
tigación CYBERIA de la Universidad Dis- moria, lo oficial es entendido como los dis-
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trital, en el marco de la investigación “La cursos sobre el pasado que se producen


primera violencia en la enseñanza de las desde los Estados Nacionales, buscando
ciencias sociales, entre la memoria oficial la conformación de vínculos de pertenen-
y otras memorias: el caso de seis institu- cia a ellos. Elizabeth Jelin al referirse a la
ciones educativas en Bogotá” financiada memoria oficial afirma que: 205
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN

…en los procesos de formación del Esta- forma de memoria hegemónica, la histo-
do –en América Latina a lo largo del siglo ria/memoria oficial:
XIX, por ejemplo- una de las operaciones
simbólicas centrales fue la elaboración Se trata de actores que luchan por el po-
del gran relato de la nación. Una versión der, que legitiman su posición en vínculos
de la historia que, junto con los símbolos privilegiados con el pasado, afirmando su
patrios, monumentos y panteones de hé- continuidad o su ruptura. En estos inten-
roes nacionales, pudiera servir como nodo tos, sin duda los agentes estatales tienen
central de identificación y de anclaje de la un papel y un peso central para establecer
identidad nacional5. y elaborar la historia/memoria oficial. Se
torna necesario centrar la mirada sobre
Además, señala el sentido de estos conflictos y disputas en la interpretación
relatos al preguntar y responder por la y sentido del pasado, y en el proceso por
pretensión de dichas memorias oficiales: el cual algunos relatos logran desplazar a
“¿Para qué sirven estas memorias ofi- otros y convertirse en hegemónicos7.
ciales? Son intentos más o menos cons-
cientes de definir y reforzar sentimientos En un sentido parecido, Enzo Traverso
de pertenencia, que apuntan a mantener plantea la discusión acerca de la configu-
la cohesión social y a defender fronteras ración de una memoria oficial en términos
simbólicas […] Al mismo tiempo, propor- de memorias fuertes y memorias débiles,
cionan los puntos de referencia para ‘en- al respecto expresa que: “Hay memorias
cuadrar’ las memorias de grupos y sec- oficiales alimentadas por instituciones, in-
tores dentro de cada contexto nacional”6. cluso Estados, y memorias subterráneas,
Intención que implica subsumir o someter escondidas o prohibidas. La visibilidad
otras posibles narrativas del pasado con- y el reconocimiento de una memoria de-
tenidas en lógicas diferentes a la de la for- penden también, de la fuerza de quienes
ma de Estado Nacional. la portan. Dicho de otra manera hay me-
Como proceso activo de consti- morias fuertes y memorias débiles”8. La
tución de los sujetos nacionales, la fuerza de una memoria, por éste autor, es
implementación social de unas prácticas identificada por su reconocimiento públi-
de memoria oficial requiere de agentes co e institucional más que por el ejerció
o actores que dinamicen dicho proceso,
pero como en todo campo social, la me-
moria se convirtió en un campo de lucha y
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los actores en protagonistas de la disputa, 5 Jelin. Óp. Cit., p. 40.

con el propósito de hegemonizar el cam- 6 Ídem.


po de la memoria, siendo prevaleciente 7 Ídem.
el papel de los actores estatales quienes 8 Enzo Traverso. El pasado instrucciones de uso. Historia,
206 lograron consolidar y poner a circular una memoria, política. Barcelona: Marcial Pons, 2007, p. 48.
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN
que de ella realice la fuerza estatal, con-
trario a lo planteado por Jelin. Sin embar-
go, los dos comparten la idea de que las
memorias oficiales o fuertes tienen como
función la de someter o eliminar las me-
morias contra-hegemónicas o memorias
débiles.
Paul Ricoeur también parte por consi-
derar a las memorias oficiales como las
agenciadas por el Estado y sugiere que se puede llamar originaria con la guerra. Lo
uno de los papeles de la historia crítica en que celebramos con el titulo de aconteci-
oposición a la historia oficial, es el de se- mientos fundadores, son en lo esencial ac-
ñalar a la memoria oficial y a la producción tos de violencia legitimados luego por un
de sentido que desde allí se hace, sus ol- Estado de Derecho precario, legitimados en
vidos, omisiones y resultados de ella. Por ultimo termino por su antigüedad misma,
tanto, considera que “…lo que está en por su vetustez. Los mismos acontecimien-
juego en este punto es la identidad que tos significan para unos la gloria, para otros
trata de justificar la historia oficial (…) lo la humillación (…) Así es que encuentran
más difícil no es contar de otra manera o guardados, en los archivos de la memoria
dejarse contar por otros, sino contar de colectiva, heridas reales y simbólicas10
otra manera los acontecimientos fundado-
res de nuestra propia identidad colectiva, Las otras memorias, las memorias di-
principalmente nacional”9. Se desprende vergentes, están presentes en la ausen-
de éste enunciado la necesidad de cons- cia, en el silenciamiento e invisibilidad de
truir diferentes narrativas sobre el pasado la memoria oficial. Las heridas abiertas de
que permitan redefinir la construcción de los pueblos o colectivos humanos venci-
nuevas formas de identidad colectiva de dos o en resistencia, son la condición que
carácter diverso, de una identidad plural. hace posible una permanente emergen-
En el agenciamiento que realiza el Es- cia de otras memorias, que con su fuerza
tado por medio de la memoria/historia reivindicativa, reeditan el combate por el
oficial, éste determina las reglas, las con- sentido del pasado, la necesidad de com-
diciones de uso e inclusive las condicio- batir por la memoria.
nes de existencia de ella, la institución de
un origen, que legitima la derrota de “los
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otros”, los vencidos. A este respecto ma- 9 Paul Ricoeur. La lectura del tiempo pasado: Memoria
nifiesta Ricoeur que: y olvido. España: Arrecife, 1998. p. 48.

10 Paul Ricoeur. citado por Carlos Demasi. “Entre la ru-


tina y la urgencia”. En: JELIN, Elizabeth. LORENZ, Fe-
Es un hecho que no existe comunidad histó- derico Guillermo. (Comp.) La escuela elabora el pasado.
rica que no haya nacido de una relación que Argentina: Siglo Veintiuno Editores, 2004, pp. 133-134. 207
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN

Otras memorias institucional-, más el pasado de la que es


vector deviene susceptible de ser explora-
En la delimitación del concepto de me- do y elaborado como Historia”16.
moria oficial realizado en el apartado ante- Desde hace varias décadas en el mis-
rior, se hizo evidente, como éste, a su vez mo seno de la historia surgieron y se con-
está constituido por sus correlatos: memo- solidaron tendencias que desde una pers-
rias (Jelín), memorias débiles (Traverzo), pectiva crítica, generaron alternativas para
historia critica (Ricoeur), que se pueden contrarrestar el efecto homogenizador y la
complementar con otras denominacio- pretensión de un relato único, univoco y
nes, contra-memoria (Nora11, Foucault12), excluyente sobre el pasado, en el que la
contra-memoria crítica (Cuesta13), memo- memoria es usada, tan solo como un reci-
rias disidentes (Gnneco y Zambrano14), piente de información para el historiador;
contra-historia desde abajo (Wachtel15), es el caso de las historias desde abajo y
nominaciones que permiten evidenciar la particularmente la historia oral que tiene
presencia y potencia de otras memorias como uno de sus objetivos, otorgarle a
en la disputa por los sentidos del pasado, la memoria colectiva un lugar alternativo
en antagonismo a la memoria oficial. frente a la historia, en un sentido contra-
hegemónico, que haga emerger múltiples
Contra - historias versiones del pasado desde el lugar de
los grupos y pueblos subalternizados:
El nodo central de tensión en el debate
entre memoria oficial y otras memorias es El uso que le han dado los historiadores a
el de la legitimidad de la historia, su uso la memoria parece ser, en primera instan-
para oficializar un régimen de verdad so-
bre el pasado y la subordinación de la me-
moria a dicho objetivo; por ello, las postu-
lados que pretenden abrir la perspectiva 11 Pierre Nora. Les lieux de mémoire. Paris: Gallimard,
del pasado en el marco de la memoria, 1997.

y la apertura al reconocimiento social de 12 Michel Foucault. Microfísica del poder. Madrid: La


piqueta. 1991.
una multiplicidad de sentidos del pasado,
parten de tomar distancia crítica de la his- 13 Raimundo Cuesta. Los deberes de la memoria. Barce-
lona: Octaedro, 2007.
toria y la relación y uso que ésta hace de
14 Cristóbal Gnecco y Marta Zambrano. Memorias he-
la memoria: “Como Memoria e Historia no gemónicas, memorias disidentes el pasado como política
están separadas por barreras insalvables, de la historia. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropo-
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logía, 2000.
sino que interaccionan permanentemen-
te, surge una relación privilegiada entre 15 Nathan Wachtel. “Memoria e historia”. En: Revista
Colombiana de Antropología (Bogotá). Vol. 35, (Ene. /
las “memorias fuertes y la escritura de la Dic. 1999), pp. 70-90.
historia. Cuanto más fuerte es la memoria 16 TRAVERSO, Enzo. El pasado instrucciones de uso.
208 –en términos de reconocimiento público e Óp. cit., p. 55.
INVESTIGACIÓN
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cia, documental: busca obtener informa- elaboración de la agenda histórica. Por
ción de testigos vivos para complemen- su parte, la historia permite cuestionar
tar o incluso para reemplazar los datos y probar críticamente los contenidos de
proporcionados por las clásicas fuentes las memorias, y esto ayuda en la tarea de
escritas. Pero, de hecho, este recurso a narrar y transmitir memorias críticamente
una nueva técnica va más allá del simple establecidas y probadas18.
interés por la documentación. Implica el
cuestionamiento de la historiografía oficial Actualmente el desafío para la histo-
que tiende a darle un lugar privilegiado a ria y la memoria, es el de constituir lazos
los actores dominantes de la historia. De críticos que les permitan un debate fluido
lo que se trata es de salvar el mundo de la sobre los sentidos que se construyen del
gente común –los dominados- del olvido, pasado y la disputa que se establece por
con la ayuda de testimonios orales […] instituirlos como parte de la construcción
De este modo, uno de los propósitos de de las identidades de los pueblos. Así
la historia oral es elaborar una contra-his- mismo, el reto es el de abrir la memoria
toria desde abajo, y reconstruir la versión como un campo fecundo, en permanente
del “conquistado” –minorías étnicas o reelaboración, que responda a las inquie-
culturales, mujeres o trabajadores-17. tudes que surgen cada presente.

Las contra-historias, por tanto, se Memorias disidentes


constituyen en formas de constitución
identitaria de los colectivos sociales sub- Así como en el seno de la historia se
alternizados, que encuentran en ellas un impulsa el debate de la legitimidad de
lugar de lucha, una opción para deslegi- las historias y memorias oficiales, en las
timar las historias oficiales, las versiones perspectivas y tendencias de pensamien-
hegemónicas de los “vencedores”, ha- to poscolonial y decolonial se denuncia la
ciéndose necesario replantear entonces sujeción epistémica del pensamiento en
las múltiples relaciones que se pueden el continente americano a los sistemas de
establecer entre historia y memoria: conocimiento occidental, teniendo como
consecuencia que otras concepciones de
… no hay una manera única de plantear mundo y de realidad hayan sido invisibili-
la relación entre historia y memoria. Son zados y calificados bajo denominaciones
múltiples niveles y tipos de relación. Sin peyorativas, tales como, no civilizadas,
duda, la memoria no es idéntica a la histo- bárbaras, salvajes e irracionales.
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ria, aun (y especialmente) en sus tergiver-


saciones, desplazamientos y negaciones,
que plantean enigmas y preguntas abier- 17 WACHTEL. Óp. cit., p. 72.
tas a la investigación. En este sentido la 18 Elizabeth Jelin. Los trabajos de la memoria. Óp. cit.,
memoria funciona como estímulo en la p. 75. 209
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN

común, local, particular y alternativo a los


procesos históricos nacionales.
Esta tensión hace evidente una pugna
entre dos tipos de protectores del pasa-
do; por un lado, los que defienden unas
memorias hegemónicas que tienden a
estimular una dominación política enca-
La carga negativa atribuida por el oc- minada a la aprensión y apropiación de
cidente moderno a otras formas de pen- versiones del pasado conjuntas y ho-
samiento no occidentales, es producto de mogéneas, por medio de dispositivos
la herencia colonial, en el que la Historia legítimos como la historia en el que: “la
jugó y juega un papel determinante en el dominación política, requiere de la his-
proceso de conquista y de imposición del toria y de la memoria,[…] expresada en
mundo simbólico que sustenta la subal- la imposición de versiones particulares o
ternización de los pueblos dominados: parciales como universales y comunes en
la oclusión, exclusión y silenciamiento del
La historia impuesta por los colonizado- sentido vivido del pasado de los grupos
res no borra, simplemente, la historia de subordinado, pero también en su coloni-
los colonizados. Lo que la historia co- zación y expropiación […] y domestica-
lonial hace es mucho más perverso (y ción”20, y de otra parte, aquellos que se
efectivo): distorsiona, confunde, agrupa. aferran a la construcción y conservación
El colonialismo no destruye tanto como de un tipo de “memorias disidentes”, que
construye; esa construcción es insidiosa permiten la preservación de la diversidad
y, ciertamente, más efectiva que la simple en la reconstrucción del pasado, en el que
destrucción. El universo simbólico de las los actores de los grupos subalterniza-
historias conquistadas nunca es el mismo dos, participan intensamente en la cons-
después de la intervención de la máquina trucción de la memoria y la historia pues:
colonial. Las disciplinas históricas profun- “en la batalla por la definición de la his-
dizaron este proceso19. toria también participan activamente do-
minados y subalternos con proyectos de
Cristóbal Gnecco y Martha Zambrano
abordan el debate de historia y memoria
como un enfrentamiento directo entre los
que trabajan por la construcción colectiva
Ciudad Paz-ando

19 Cristóbal Gnecco y Carolina Hernández. La historia


de una memoria común de los pueblos, a y sus descontentos: estatuas de piedra, historias nativas
los cuales su pasado les ha sido distor- y arqueólogos. Artículo aceptado para la publicación en
Current Anthropology. 2007, p. 2.
sionado por una memoria oficial instituida
20 Cristóbal Gnecco y Marta Zambrano. Memorias he-
o “hegemónica”, y quienes haciendo fren- gemónicas, memorias disidentes el pasado como política
210 te a ésta, tratan de preservar un pasado de la historia. Óp. cit., p. 12.
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN
contestación, inclusión y descolonización. la apertura de debates que tengan como
Esta confrontación sitúa las relaciones de centro los contenidos y las prácticas tradi-
poder como terreno privilegiado para la cionales de institucionalización, de un tipo
definición, circulación y transmutación de de memoria y de percepción del pasado.
la memoria”21. Del mismo modo, se busca favorecer pro-
La perspectiva decolonial abre el es- cesos de reconstrucción del pasado des-
pacio a la memoria, impulsa la apertura de miradas propias, incluyentes y con una
y expansión de distintas narrativas y sen- presencia constante de múltiples luchas,
tidos del pasado, favorece la diversifica- que fortalezcan y nutran constantemente
ción de los lugares de la memoria, en el estos trabajos de memoria.
que las huellas del pasado no solo están
en los restos arqueológicos o en los do- La literatura como lugar
cumentos de los archivos, que son tra- de otras memorias
dicionalmente utilizados para darle base
empírica a la disciplina histórica, si no en El papel de la historia anclada en sus
otras superficies materiales y simbólicas, referentes disciplinares, como se ha se-
como voces de otras memorias: ñalado anteriormente, es el principal lugar
de tensión en la discusión con la memo-
…la voz del pasado tan limitada a los do- ria, sosteniendo una constante tensión
cumentos de archivo y a las excavaciones con otras formas de hacer historia o de
empieza a hacerse oír desde rincones nue- narrar el pasado. En contraste, las otras
vos: la arquitectura, el cuerpo, la autobio- memorias, cuyos fines se orientan hacia
grafía, el paisaje y la ritualización. De esta la recuperación de elementos excluidos
manera la naturaleza del texto histórico se del relato predominante instaurado por
amplía dramáticamente. Esta concepción las tendencias tradicionales de investiga-
expandida no solo pone al desnudo la ción histórica y de las formas de hacerla
hegemonía de occidente con sus dispo- pública, ponen en cuestión nuevamente
sitivos de memoria y olvido si no también uno de los aspectos más discutidos y re-
los contextos sociales en los que ocurre la currentes en la producción historiográfica,
construcción de sentido histórico22 tal y como, el de la naturaleza de la narra-
tiva en dicha producción. Presentándose,
A partir de la perspectiva decolonial el de igual modo, dicha tensión al interior
desafío que se presenta a las ciencias so- de la historiografía, así lo evidencia Peter
ciales y de manera particular a la historia, Burke: “en la historiografía al igual que la
Ciudad Paz-ando

en su vínculo fundamental con la memoria, historia parece repetirse – con variantes-.


reside en poner en suspenso los contextos
y las formas en las cuales ha sido consti-
tuida una forma oficial de la memoria. Esto 21 Ídem.
constituye un parámetro primordial para 22 Ibíd. p. 13. 211
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN

Mucho antes de nuestra época, en el pe-


riodo de la Ilustración, la hipótesis de que
la historia escrita habría de ser una narra-
ción de acontecimientos fue ya objeto de
ataques. Entre sus atacantes se contaban
Voltaire y el teórico social escocés Jhon
Millar”23. tiría elucidar nuevas posibilidades para la
Las pugnas y debates acaecidos por narración histórica.
la forma de narratividad o la ausencia de Como lo resalta Burke, algunos escri-
ésta en el modo de escribir la historia, ha tores modernos han descollado sus vir-
conllevado a ampliar la gama de posibili- tudes en el campo literario de acuerdo a
dades desde las que el historiador con- sus experimentos, tales como la posibili-
fronta y expone los múltiples recursos y dad de hacer más inteligibles las guerras
referentes que utiliza y ha generado por civiles y otros conflictos25; Así mismo, se
lo menos dos formas de abordar el que- da la necesidad para los narradores his-
hacer histórico: el análisis estructural y la tóricos de hacerse visibles en sus relatos
descripción de los acontecimientos. “no por complacencia consigo mismos
Uno de los debates entre tales tenden- sino a modo de advertencia al lector de
cias se sitúa en el lugar de la literatura, que no son omniscientes o imparciales y
quizá por ello, cuando Burke se ubica en que también son posibles otras interpre-
esta discusión, señala cómo los histo- taciones además de la suya”26; llamando
riadores han considerado el papel de la la atención a que “un nuevo tipo de narra-
narrativa en la dimensión literaria como ción podría abordar mejor que el antiguo
una opción fútil o poco seria para la his- las demandas de los historiadores estruc-
toria, pues la historia “No se interesa por turales, dando una sensación mejor del
la cuestión de si se ha de escribir o no fluir del tiempo que la que suelen dar por
en forma narrativa, sino por el problema lo general sus análisis”27. No obstante,
de en qué forma narrativa se ha de escri- con cierto recelo los historiadores transi-
bir”24. Además, el uso del juego temporal tan hoy por el campo de la literatura.
aportado por la narrativa literaria, repre-
senta en este escenario un reto para los
historiadores, en tanto que, el tiempo es
23 Peter Burke. “Historia de los Acontecimientos y Re-
un factor de la intimidad de la historia y en nacimiento de la Narración”. En: BURKE, Peter y otros.
cierta forma es el elemento que le da la Formas de hacer historia. Madrid: Alianza Editorial. 1993,
Ciudad Paz-ando

p. 287.
estructura al relato y a la explicación histó-
rica, mientras que en el terreno de la litera- 24 Ibíd. p. 293.

tura, la descomposición de la continuidad 25 Ibíd. p. 295.

temporal se constituye en una dimensión 26 Ibíd. p. 296.


212 compleja pero innovadora, lo que permi- 27 Ibíd. p. 297.
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN
Este desplazamiento invita a plantear en unas condiciones de mixtura entre lo
una relación diferente entre literatura y la real y lo ficcional. La relación que la lite-
historia. Ya que no se trata de un estado ratura guarda con la memoria es posible
de subordinación donde el papel de la determinarla principalmente de acuerdo a
literatura se limita a su uso instrumental, un eje transversal: el tiempo, ya que del
es decir, como herramienta para la histo- sentido del pasado que logre representar
riografía. Reside en un vínculo equilibrado una obra literaria, se constituye en una
de complementariedad, buscando difu- posibilidad de evocar a través de ella.
minar la línea que separa estos discursos Una particularidad del acto de recor-
narrativos que comparten un mismo refe- dar mediante la literatura es la co-presen-
rente, el ser en el tiempo. cia de los momentos, que dentro de la
El encuentro con este referente busca estructura temporal (pasado-presente-fu-
el acto de representar la percepción de turo) brindan la posibilidad de recrear me-
realidad y dar sentido simbólico a la tem- diante una opción estética. Es así como,
poralidad. Hayden White retomando a Paul el sentido del pasado logra presentizarse,
Ricoeur afirma que: “las narrativas históri- tal como lo afirma Pablo Dema siguiendo
cas se parecen a las narrativas ficcionales, los postulados de Ricoeur:
pero esto nos dice más sobre las ficciones
que sobre las historias. Lejos de ser la an- La imagen mental que es un recuerdo no
títesis de la narrativa histórica, la narrativa se confunde con un producto de la imagi-
ficcional es su complemento y aliado en nación (el cual es producto del fantasear)
el esfuerzo humano universal por reflexio- sino que es la presentización de algo que
nar sobre el misterio de la temporalidad”28. ocurrió realmente. La memoria nunca
Esta perspectiva ubica a la literatura como abandona su vocación de fidelidad y le
expresión y representación plausible de la desagrada que la verdad que busca se
realidad, desarrollando versiones sobre el confunda con lo imaginario. Pero al mis-
acontecer humano; de esta forma encon- mo tiempo que es del pasado, el recuerdo
tramos en las manifestaciones literarias se actualiza, es parte del ahora en el que
(y artísticas en general) la posibilidad de comparece en la mente. Pero sigue sien-
materializar las percepciones temporales, do del pasado a la vez que está presente
que se convierten en activadores del re- como imagen actual29.
cuerdo y por ello son lugares materiales
de la memoria, que al pasar al escenario
de lo público se convierten en referentes 28 Hayden White. El Contenido de la Forma. Narrativa,
Ciudad Paz-ando

Discurso y Narrativa Histórica. Buenos Aires: Ediciones


de una memoria colectiva. Paidós. 1992, p. 190.
De esta forma se asume la literatura 29 Pablo Dema. “El relato literario y la memoria co-
como lugar de memoria, pues ésta cuenta lectiva”. En: Revista Borradores-Vol. VIII-IX año 2008.
Universidad Nacional de Rio Cuarto: http://www.unrc.
con la posibilidad de convertirse en un re- edu.ar/publicar/borradores/Vol8-9/pdf/Elrelatoliterario-
ferente tangible y simbólico, representado ylamemoriacolectiva.pdf. p 2. 213
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN

Otras memorias
sobre la violencia en Colombia

Memoria gaitanista de la violencia

Para la reconstrucción de la memoria


gaitanista sobre de La Violencia, se esta-
bleció como marco de referencia tempo- ataques, entre colectividades políticas y
ral el periodo comprendido entre 1945 a fuerzas institucionales; se esfuerzan por
1948, debido a que es durante este pe- presentar a los gaitanistas como víctimas,
riodo cuando el movimiento gaitanista caracterizando el periodo de 1945-1948,
se consolida, con la primera candidatura no cómo momento de gestación de la
presidencial de Gaitán y se debilita por la tensión social para la ulterior explosión del
muerte de su líder en 1948. Además de conflicto armado, entre grupos irregulares
ello, los documentos en los cuales los gai- de los dos partidos, (como tradicional-
tanistas narran hechos de violencia, loca- mente se caracteriza), sino cómo un pro-
lizados en el diario Jornada y el archivo ceso de persecución oficial al movimiento
personal de Jorge Eliécer Gaitán, se cen- gaitanista. De esta forma el discurso y la
tran en estos tres años. memoria gaitanista, emergen como fuen-
El movimiento gaitanista ubica el inicio tes generadoras de debate para la histo-
de la Violencia en Colombia en el año de riografía de La Violencia en Colombia en-
1945, cuando sus seguidores son vícti- tre los años de 1945-1948.
mas de las autoridades civiles, militares y Por lo tanto, la labor de analizar y des-
eclesiásticas; por lo cual, durante el perio- cribir el discurso gaitanista sobre hechos
do 1945-1948 no hablan de una Violencia de violencia, se constituye en un esfuerzo
bipartidista, sino de Violencia oficial en por reconstruir otras memorias, en pro de
contra de un movimiento popular. Ello se la construcción del espacio público para
encuentra disperso en las denuncias que la discusión entre los distintos actores en
los seguidores de Gaitán envían a través busca de la reconciliación. En nuestro país
de cartas y telegramas, algunas veces ello no ha sido posible debido a que:
publicados en el órgano de difusión pe-
riodístico del movimiento, otras en sus Ni siquiera hay un esfuerzo de recupera-
reportajes. Denuncias que dan cuenta de ción de la memoria de las victimas iden-
hechos de “Violencia Oficial” en los once tificando sus nombres, un sitio para en-
Ciudad Paz-ando

departamentos, las cuatro intendencias y terrarlas, un monumento para recordarlas.


en las seis comisarías en las que se en- Todo parecería como si el único muerto
contraba dividido el país para la época. reconocible por su nombre fuera Gaitán,
Los relatos de los seguidores del o como si todos los demás, los 200.000,
214 movimiento gaitanista sobre choques o se diluyeran en él. Gaitán, símbolo de la
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unidad del pueblo en la plaza, en la acción también como componentes esenciales
política, es también el símbolo de la uni- del proyecto de salvación, promovido por
dad en la muerte. En cierto modo, la me- el discurso populista del gaitanismo, de-
moria de Gaitán personifica, y al mismo mandas inmersas en una dinámica de es-
tiempo anula, la memoria de los demás30. trategias políticas en aras del acceso del
movimiento al poder del Estado.
Los gaitanistas al ser parte un movi- Desde el punto de vista de Laclau31 se
miento populista en pugna por el poder, puede afirmar que para consolidar su en-
entendieron el fenómeno de la Violencia trada a la esfera del Estado, el gaitanismo
1945-1948 como un proceso de elimina- diseñó como movimiento populista, una
ción sistemática de sus cuadros organi- estrategia de construcción de equivalen-
zativos, llevado a cabo por los dirigentes cias entre demandas particulares sobre
y simpatizantes de las fuerzas contendo- hechos de violencia, homogenizando las
ras en la dinámica electoral: el liberalismo demandas a través de la publicación en
oficial, el partido conservador oficial y el una primera instancia de las particulares
disidente. En esta dinámica no solo se- (telegramas), la consolidación de los pun-
rian responsables de la violencia los an- tos en común entre éstas (reportajes) y
tes citados, sino que al estar el oficialismo la constitución de referentes simbólicos
conservador en el poder, serán también generales (pueblo perseguido, barbarie
incriminados los miembros de las fuerzas oligárquica), a través de los memoriales
militares y de la iglesia. expuestos por Jorge Eliécer Gaitán al go-
De esta forma, la publicación de la de- bierno nacional. Ello permitió la inserción
nuncias en diario Jornada era promovida de un componente dentro del discurso de
como herramienta de legitimación de la salvación del movimiento gaitanista: la eli-
oposición del gaitanismo al gobierno na- minación de la confrontación armada en-
cional y al oficialismo liberal, en la medida tre facciones políticas y fuerzas oficiales.
en que respalda las acciones directas no En este contexto la memoria gaitanista
violentas llevadas a cabo por Gaitán para reporta una periodización de la Violencia
denunciar las mismas, tales como mar- distinta a la de la historiografía tradicional.
chas, mítines y memoriales de agravios, Mientras que para la historia la Violencia
ante el gobierno. En este proceso la mayor en Colombia inicia en 1948 antecedida por
parte de las comunicaciones eran la ante- un clima de gestación de tensión social de
sala para la realización de marchas multi- 1930 a 1948, para el movimiento gaitanis-
tudinarias en contra de la Violencia o para ta la Violencia en Colombia inicia en 1945
Ciudad Paz-ando

la realización de comicios electorales, en


donde el gaitanismo se presentaba como
sector disidente del partido liberal. Por esta 30 Ibíd. p. 96.
razón, las denuncias no solo pueden ser 31 Ernesto Laclau. La razón populista. Buenos Aires:
analizadas como hechos fácticos, sino Fondo de Cultura Económica. 2005. 215
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como fenómeno de persecución de secto- narrativos que utilizan para plasmar tal vi-
res institucionales a sus seguidores. sión de la realidad”33.
La dinámica de producción de los rela- El periodo denominado por el relato his-
tos sobre la Violencia por parte de los gai- tórico hegemónico como la Violencia en Co-
tanistas, se relaciona con la constitución lombia, generó gran conmoción e impacto
de una línea divisoria entre la población, en los habitantes tanto del escenario urba-
a la que sus demandas no son atendidas, no como rural, ocasionando una gran pro-
y las fuerzas oficiales. En este proceso se ducción de trabajos en el campo artístico
pretende constituir el gaitanismo como que expresan diversas formas de percibir la
movimiento que encarna la representa- Violencia; los géneros literarios, la pintura34 y
ción total de sectores descontentos con la el cine son muestra de dichas percepciones
administración conservadora, donde los de la realidad a nivel macrosocial.
seguidores de Gaitán serán la garantía de En un momento inicial, la literatura se
la reconstrucción del orden social perdido presenta como herramienta narrativa pri-
a causa del conservatismo. maria. Los testigos directos de la Violencia
acuden masivamente a ésta como medio
Memoria de la violencia en la literatura que les permite manifestar sus vivencias
y testimonios, aunque literariamente sus
La literatura como forma narrativa se obras no sean resaltadas debido a la au-
convierte en superficie de emergencia de sencia y desconocimiento del uso de téc-
otras memorias, de otras formas de per- nicas literarias.
cepción y expresión, que presenta de ma- El tardío movimiento de la literatura en
nera tangible en el escenario de lo públi- nuestro país revela la dificultad que pre-
co, otra posibilidad para la construcción sentan los autores que para la época, re-
de la memoria colectiva. Justamente “La curren al uso de géneros literarios como la
indagación por la memoria nos conduce novela, sin tener en cuenta la importancia
a sus usos sociales y a los modos en que, e influencia de adquirir un fortalecimiento
en la sociedad la memoria se torna en un crítico frente a los acontecimientos y a su
campo de conflictos y resistencias, en es-
cenario de dolor y perdida, en conjunto
social frente a la irrupción generalizada de
la violencia”32. De esta manera, se conci- 32 Pilar Riaño Alcalá, Suzanne Lacy y Olga Cristina
Agudelo. Arte, memoria y violencia, reflexiones sobre la
be a la literatura como marco en el cual se ciudad. Medellín: Corporación Región, 2003. p 7.
configura una construcción de narrativas
Ciudad Paz-ando

33 Laura Restrepo. Niveles de realidad en la literatura


que operan desde diferentes niveles de de la “violencia” colombiana. p 127. En: Once Ensayos
sobre la violencia. Fondo Editorial CEREC Publicado por
realidad que: “… implica ver por un lado,
Centro Gaitán, 1985.
el esquema dentro del cual encuadran su
34 Obras pictóricas como la de Débora Arango se constitu-
visión de la realidad, y por otro, el grado yen en representativas frente a las imágenes plasmadas sobre
216 de complejidad de las técnicas y recursos la época denominada como “la violencia en Colombia”.
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relación con la ruta artística; ello no resta
valor a su aporte para la construcción de
la memoria colectiva:

Con la “Violencia” parece suceder algo


diferente: a partir de su misma irrupción
desata un fenómeno literario colectivo; in- rrillas del llano” de Eduardo Franco Isaza,
mediatamente comienzan a escribirse pan- entre otras y que evidencian una significa-
fletos y novelas que le siguen los pasos a tiva producción en el contexto del proce-
su desarrollo denunciando, dando voces de so de la Violencia en Colombia
alarma, rindiendo testimonio. Es innegable Al proponerse en el ámbito de lo pú-
que, desde un punto de vista estrictamente blico, el resultado de esta oleada de pro-
literario es deficiente por lo general, esta li- ducciones literarias, revela masivamente
teratura inicial de la “Violencia”; pero tam- multiplicidad de relatos sobre la Violencia,
bién es evidente que tiene el gran interés de sus sentidos y significados que se expre-
ser una respuesta literaria masiva que sur- san a partir de la experiencia vivida. El pa-
ge a la luz de los propios acontecimientos pel del arte encarnado en la obra literaria
plasmándolos en vivo; quizás por primera tiene una carga de carácter simbólico que
vez en Colombia la literatura, en forma interpretado a través de la acción creativa,
generalizada, se integraba a la realidad, y al ponerse en juego con los sucesos emi-
desenvolviéndose paralelamente con los nentemente violentos desde el rol de quien
hechos. Los primeros novelistas de la “Vio- observa, generan pautas que activan y re-
lencia” son actores directos en ésta, juegan crean el uso de la memoria colectiva.
en ella el papel de testigos presenciales y De esta fase inicial o narrativa primaria
la juzgan a través de sus obras35. se pasa progresivamente a una reelabora-
ción artística donde la literatura existente
Recurrir a las formas narrativas de la presenta una visión crítica de los diversos
literatura fue un foco que permitió a mu- acontecimientos violentos, amplia lo ane-
chos autores manifestarse frente al fenó- cdótico y testimonial hacia un juego esté-
meno de la Violencia, caracterizándose tico y reflexivo, proponiendo una manera
éste como uno de los temas más retoma- recreada del fenómeno que actúa como
dos en la producción literaria. Algunas de fuente de inspiración.
las obras que podemos reseñar son las Es de resaltar que esta clasificación no
siguientes: “9 de abril” de Pedro Gómez es excluyente sino que intenta destacar
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Corena, “Los olvidados” de Alberto Lara


Santos, “La calle 10” de Manuel Zapata
Olivella, “el día del odio” de José Oso- 35 Laura Restrepo. “Niveles de realidad en la literatura
de la ‘violencia’ colombiana”. p. 125. En: Once Ensayos
rio Lizarazo, “El cristo de espaldas” de sobre la violencia, Bogotá: Fondo Editorial Cerec. Centro
Eduardo Caballero Calderón y “Las gue- Gaitán, 1985. 217
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las características y condiciones tempora- El arte actúa allí como dispositivo y


les en las cuales se crea una producción campo dinámico para la construcción de
expresiva ya que en la literatura de la vio- las representaciones sociales y activador
lencia36 se escribe casi al mismo tiempo de la memoria, incluyendo elementos que
de ocurridos los hechos, mientras que en con frecuencia son excluidos en los insu-
la literatura sobre la violencia37 se prolon- mos que conforman la memoria instituida.
ga la experiencia y la percepción, el escri- Es necesario establecer, en este punto, la
tor no vive en la misma época sino que es salvedad frente a la posibilidad de eviden-
después de lo sucedido que se elabora, ciar en algunos discursos literarios, la ten-
“lentamente, los escritores se despojan dencia hacia la reproducción de la memo-
de los estereotipos, el anecdotismo, su- ria oficial. Ello se refleja en el control que
peran el maniqueísmo y tornan hacia una se puede ejercer sobre los discursos que
reflexión más crítica de los hechos, vis- circulan y que son manipulados con el fin
lumbrando una nueva opción estética y de instaurar una única versión de realidad
en consecuencia, una nueva manera de con pretensión de verdad.
aprehender la realidad”38. La narrativa configurada a través de la
Así entonces, se presenta un momento literatura acerca de la Violencia se cons-
de ruptura en que emerge la necesidad tituye en una multiplicidad de versiones
de nutrir esas subjetividades, que al tener que permanecen en lucha constante con
en cuenta esas otras dimensiones y refe- la memoria reproducida desde los relatos
rentes históricos amplían el espectro para denominados como oficiales y que pese a
la construcción de una más compleja ela- su condición de materialidad, aún se man-
boración y reelaboración artística. tienen en escenarios ocultos.

36 “Literatura de la violencia, la llamamos así cuando


hay un predominio del testimonio, de la anécdota sobre
el hecho estético. En ésta novelística no importan los pro-
blemas del lenguaje, el manejo de los personajes o la es-
tructura narrativa, sino los hechos, el contar sin importar
el cómo. Lo único que motiva es la defensa de una tesis”.
Augusto Escobar Mesa. Literatura y violencia en la línea
del fuego, Bogotá: Ediciones Fundación Universidad
Central, 1997. P. 116.
Ciudad Paz-ando

37 “Literatura sobre la violencia. A- En esta novelística,


la experiencia vivida o contada por otros, el drama his-
tórico queda sujeto a la reflexión que se realice sobre él
mismo, a la mirada crítica sobre la violencia que actúa
como reguladora y a la vez como factor dinámico”. Ibíd.
p. 126.
218 38 Ibíd. p. 114.

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