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UNIVERSIDAD DISTRITAL
Ciudad Paz-ando
FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
60 AÑOS
1948 - 2008
c o n t e n i d o
Instituto para la Pedagogía, la Paz
y el Conflicto Urbano, IPAZUD
Editorial
Rector
Carlos Ossa Escobar
Un lastre de décadas 3
Vicerrector
Orlando Santamaria Vergara
Director IPAZUD
ANÁLISIS DE COYUNTURA
Adrián Serna Dimas Mafia: una herencia de tres décadas
detrás de un episodio Asalto Mafioso A
·
Consejo editorial
Adrián Serna Dimas Veinticinco años del la Institucionalidad
Diana Gómez Navas
Luis Francisco Guerra
magnicidio de Rodrigo Lara
Bonilla 9 ·
Democracia y narcotráfico en
Colombia 89
Jorge David Sánchez
Ruben Sánchez
Historia de Tres Ciudades
·¿Son reales las
113
·
Coordinación editorial narcolimosnas?
IPAZUD
Una radiografía de la violencia
en Bogotá en los años Cultura, estética y mafia
Fotografías ochenta y noventa 37 · MEstructuras
agio, narco y traqueto
Archivo IPAZUD
·
Medellín: años ochenta 49 existenciales
Caricatura ·Perfiles históricos de la vida mafiosa 121
Gonser de la violencia en Cali 56 · Adelutores materiales y materia
delito. Una lectura de Cartas
Diseño Gráfico
Rocío Paola Neme Neiva DE BANDAS, CARTELES Cruzadasy otras narrativas
Y MAFIAS del narcotráfico
151
Impresión
Fondo de Publicaciones
Universidad Distrital
·
Narcotráfico: historia
social y su influencia en la
· Edel narcotráfico en área
penal. Reflexiones sobre
conformación delincuencial. goles y carteles de la droga en
De delincuentes, organizaciones Colombia 165
Publicación semestral y carteles en Colombia 75
Vol. 2, núm. 1.
Segundo semestre de 2009
ISSN: 2011-5253
Ciudad Paz-ando
203
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN
Página anterior.
1 Orlando Silva Briceño, profesor de la Universidad
Distrital Francisco José de Caldas. Jorge Enrique Aponte
Otálvaro, Paula Viviana Cano Jaramillo, Diego Fernan-
do Díaz Franco, Nathalia Martínez Mora, José Joaquín
Pinto Bernal, Angie Johana Pineda Ardila, licenciados en
Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales, de la
Universidad Distrital.
A
mediados del siglo XX la me- del periodo de la guerra civil4, o algunos
moria se convirtió en una cate- países del Cono Sur que en el marco del
goría significativa en el campo Panel Regional de América Latina (RAP)
de las ciencias sociales, relacionándose del Social Science Research Council ade-
indudablemente con lo que Elizabeth Je- lantan una serie de investigaciones que
lin denominó “explosión de la memoria”2, tiene como objetivo fundamental fomentar
que se manifiesta en diversidad de prác- la investigación y formación de jóvenes in-
ticas sociales en la vida cotidiana de las vestigadores sobre la memoria de los pe-
sociedades contemporáneas y van cons- riodos de dictadura y represión.
tituyendo múltiples formas de culto al pa- Colombia no es ajena a éste fenómeno,
sado, llegando al punto en el que como lo por el contrario, se observa cómo desde
afirma Traverso, “Hoy, todo se transforma diversas instituciones académicas y or-
en memoria”3. ganizaciones comunitarias se promueven
En el ámbito académico e investigativo eventos, proyectos y programas tendientes
el aumento de las reflexiones y debates a realizar procesos de elaboración de me-
apropósito de la memoria permitieron am- moria desde distintos enfoques teóricos y
pliar y complejizar los desarrollos concep- disciplinarios, o a partir de las experiencias
tuales propuestos por autores considera- vividas en el marco del conflicto social y ar-
dos como clásicos en dicho campo teóri- mado y de las expectativas de futuro frente
co: en la sociología Maurice Halbwachs,
en la fenomenología y la hermenéutica
Paul Ricoeur y en la historia Pierre Nora y
Jacques Le Goff. 2 Elizabeth Jelin. Los trabajos de la memoria. Madrid:
Siglo Veintiuno editores, 2002.
En la actualidad, los mayores aportes
3 Enzo Traverso. “Historia y memoria: notas sobre
se encuentran en contextos de países que
Ciudad Paz-ando
…en los procesos de formación del Esta- forma de memoria hegemónica, la histo-
do –en América Latina a lo largo del siglo ria/memoria oficial:
XIX, por ejemplo- una de las operaciones
simbólicas centrales fue la elaboración Se trata de actores que luchan por el po-
del gran relato de la nación. Una versión der, que legitiman su posición en vínculos
de la historia que, junto con los símbolos privilegiados con el pasado, afirmando su
patrios, monumentos y panteones de hé- continuidad o su ruptura. En estos inten-
roes nacionales, pudiera servir como nodo tos, sin duda los agentes estatales tienen
central de identificación y de anclaje de la un papel y un peso central para establecer
identidad nacional5. y elaborar la historia/memoria oficial. Se
torna necesario centrar la mirada sobre
Además, señala el sentido de estos conflictos y disputas en la interpretación
relatos al preguntar y responder por la y sentido del pasado, y en el proceso por
pretensión de dichas memorias oficiales: el cual algunos relatos logran desplazar a
“¿Para qué sirven estas memorias ofi- otros y convertirse en hegemónicos7.
ciales? Son intentos más o menos cons-
cientes de definir y reforzar sentimientos En un sentido parecido, Enzo Traverso
de pertenencia, que apuntan a mantener plantea la discusión acerca de la configu-
la cohesión social y a defender fronteras ración de una memoria oficial en términos
simbólicas […] Al mismo tiempo, propor- de memorias fuertes y memorias débiles,
cionan los puntos de referencia para ‘en- al respecto expresa que: “Hay memorias
cuadrar’ las memorias de grupos y sec- oficiales alimentadas por instituciones, in-
tores dentro de cada contexto nacional”6. cluso Estados, y memorias subterráneas,
Intención que implica subsumir o someter escondidas o prohibidas. La visibilidad
otras posibles narrativas del pasado con- y el reconocimiento de una memoria de-
tenidas en lógicas diferentes a la de la for- penden también, de la fuerza de quienes
ma de Estado Nacional. la portan. Dicho de otra manera hay me-
Como proceso activo de consti- morias fuertes y memorias débiles”8. La
tución de los sujetos nacionales, la fuerza de una memoria, por éste autor, es
implementación social de unas prácticas identificada por su reconocimiento públi-
de memoria oficial requiere de agentes co e institucional más que por el ejerció
o actores que dinamicen dicho proceso,
pero como en todo campo social, la me-
moria se convirtió en un campo de lucha y
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otros”, los vencidos. A este respecto ma- 9 Paul Ricoeur. La lectura del tiempo pasado: Memoria
nifiesta Ricoeur que: y olvido. España: Arrecife, 1998. p. 48.
logía, 2000.
sino que interaccionan permanentemen-
te, surge una relación privilegiada entre 15 Nathan Wachtel. “Memoria e historia”. En: Revista
Colombiana de Antropología (Bogotá). Vol. 35, (Ene. /
las “memorias fuertes y la escritura de la Dic. 1999), pp. 70-90.
historia. Cuanto más fuerte es la memoria 16 TRAVERSO, Enzo. El pasado instrucciones de uso.
208 –en términos de reconocimiento público e Óp. cit., p. 55.
INVESTIGACIÓN
AVANCES EN
cia, documental: busca obtener informa- elaboración de la agenda histórica. Por
ción de testigos vivos para complemen- su parte, la historia permite cuestionar
tar o incluso para reemplazar los datos y probar críticamente los contenidos de
proporcionados por las clásicas fuentes las memorias, y esto ayuda en la tarea de
escritas. Pero, de hecho, este recurso a narrar y transmitir memorias críticamente
una nueva técnica va más allá del simple establecidas y probadas18.
interés por la documentación. Implica el
cuestionamiento de la historiografía oficial Actualmente el desafío para la histo-
que tiende a darle un lugar privilegiado a ria y la memoria, es el de constituir lazos
los actores dominantes de la historia. De críticos que les permitan un debate fluido
lo que se trata es de salvar el mundo de la sobre los sentidos que se construyen del
gente común –los dominados- del olvido, pasado y la disputa que se establece por
con la ayuda de testimonios orales […] instituirlos como parte de la construcción
De este modo, uno de los propósitos de de las identidades de los pueblos. Así
la historia oral es elaborar una contra-his- mismo, el reto es el de abrir la memoria
toria desde abajo, y reconstruir la versión como un campo fecundo, en permanente
del “conquistado” –minorías étnicas o reelaboración, que responda a las inquie-
culturales, mujeres o trabajadores-17. tudes que surgen cada presente.
p. 287.
estructura al relato y a la explicación histó-
rica, mientras que en el terreno de la litera- 24 Ibíd. p. 293.
Otras memorias
sobre la violencia en Colombia
como fenómeno de persecución de secto- narrativos que utilizan para plasmar tal vi-
res institucionales a sus seguidores. sión de la realidad”33.
La dinámica de producción de los rela- El periodo denominado por el relato his-
tos sobre la Violencia por parte de los gai- tórico hegemónico como la Violencia en Co-
tanistas, se relaciona con la constitución lombia, generó gran conmoción e impacto
de una línea divisoria entre la población, en los habitantes tanto del escenario urba-
a la que sus demandas no son atendidas, no como rural, ocasionando una gran pro-
y las fuerzas oficiales. En este proceso se ducción de trabajos en el campo artístico
pretende constituir el gaitanismo como que expresan diversas formas de percibir la
movimiento que encarna la representa- Violencia; los géneros literarios, la pintura34 y
ción total de sectores descontentos con la el cine son muestra de dichas percepciones
administración conservadora, donde los de la realidad a nivel macrosocial.
seguidores de Gaitán serán la garantía de En un momento inicial, la literatura se
la reconstrucción del orden social perdido presenta como herramienta narrativa pri-
a causa del conservatismo. maria. Los testigos directos de la Violencia
acuden masivamente a ésta como medio
Memoria de la violencia en la literatura que les permite manifestar sus vivencias
y testimonios, aunque literariamente sus
La literatura como forma narrativa se obras no sean resaltadas debido a la au-
convierte en superficie de emergencia de sencia y desconocimiento del uso de téc-
otras memorias, de otras formas de per- nicas literarias.
cepción y expresión, que presenta de ma- El tardío movimiento de la literatura en
nera tangible en el escenario de lo públi- nuestro país revela la dificultad que pre-
co, otra posibilidad para la construcción sentan los autores que para la época, re-
de la memoria colectiva. Justamente “La curren al uso de géneros literarios como la
indagación por la memoria nos conduce novela, sin tener en cuenta la importancia
a sus usos sociales y a los modos en que, e influencia de adquirir un fortalecimiento
en la sociedad la memoria se torna en un crítico frente a los acontecimientos y a su
campo de conflictos y resistencias, en es-
cenario de dolor y perdida, en conjunto
social frente a la irrupción generalizada de
la violencia”32. De esta manera, se conci- 32 Pilar Riaño Alcalá, Suzanne Lacy y Olga Cristina
Agudelo. Arte, memoria y violencia, reflexiones sobre la
be a la literatura como marco en el cual se ciudad. Medellín: Corporación Región, 2003. p 7.
configura una construcción de narrativas
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