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La 

epicondilitis, conocida también como codo del tenista, es una lesión caracterizada por dolor en la cara externa del codo, en la región
del epicóndilo, eminencia ósea que se encuentra en la parte lateral y externa de la epífisis inferior del húmero. Es provocada por
movimientos repetitivos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo, lo que ocasiona microrroturas fibrilares y reparación
inadecuada de los tendones de los músculos que se originan en la región del epicóndilo, principalmente del tendón del músculo extensor
radial corto del carpo.
Aunque es denominada codo de tenis o codo del tenista, no se restringe a los jugadores de tenis: cualquier persona que realice trabajos
que impliquen movimientos repetidos de supinación del antebrazo y extensión de muñeca es susceptible de sufrir la afección.1
La epicondilitis recibe a veces el nombre de epicondilitis lateral, para diferenciarla de la epitrocleitis, también llamada epicondilitis medial o
codo de golfista, en la que el dolor se localiza en la porción interna del codo.2
Por lo general se reconoce a Runge como el primero que describió esta dolencia en 1873.3 El término codo de tenista fue utilizado por
primera vez en 1883 por Major en su trabajo "Lawn-tennis elbow".45

Síntomas[editar]
 Dolor en la parte externa del codo, sobre el epicóndilo.9
 Dolor e impotencia funcional con los movimientos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo.9
 Dolor a la palpación de la zona epicondílea y con acciones simples como elevar una botella o una jarra o tomar una taza de café,
también en deportes, por ejemplo al ejecutar el golpe de revés en el tenis, pádel o badminton.9
 El dolor suele ceder durante la noche y con el reposo.9
 En ocasiones puede llegar a convertirse en un proceso crónico que requiere cirugía.9
 No suelen referir clínica acompañante de origen neurológico, pero el dolor puede irradiarse hacia el brazo y el antebrazo.9

Tratamiento[editar]
El objetivo del tratamiento es aliviar o eliminar el dolor y la inflamación. Las diferentes posibilidades son las siguientes:10

 Antiinflamatorios no esteroideos (AINES) administrados por vía oral en forma de comprimidos, o por vía tópica en forma de
cremas o geles.
 Reposo de la articulación. Implica reducción de las actividades que provoquen el dolor, disminuyendo el tiempo de actividad y la
intensidad del esfuerzo.
 Fisioterapia, mediante la aplicación de calor local, ultrasonidos, electroterapia, láser, técnicas de masaje, ondas de choque,
realización de ciertos ejercicios y otras técnicas.11 Existen en general pocos estudios que demuestren la superioridad terapéutica de
alguno de estos procedimientos sobre el resto.10
 Infiltración, que en un comienzo consistía en inyección local de corticoides asociados o no a un anestésico local. Las
infiltraciones con corticoides inyectados alrededor del epicóndilo pueden resolver los episodios de dolor durante semanas o meses,
aunque las molestias tienden a recurrir en un plazo mayor. En ocasiones se realizan tres infiltraciones sucesivas con intervalos de
una semana entre ellas. Existe un pequeño riesgo de rotura local de la inserción del tendón y del propio tendón. Este riesgo aumenta
en función del número de infiltraciones. Últimamente se ha demostrado que la infiltración con Plasma Rico en Plaquetas es superior
a la infiltración con corticoides en estudios al azar, prospectivos, doble ciego (evidencia nivel I), reduciendo el dolor y mejorando la
capacidad funcional.12
 Terapia ocupacional. Es recomendable limitar los movimientos que producen la patología. Un estudio ergonómico del puesto de
trabajo para evitar los movimientos repetitivos que provocan la enfermedad puede ser la clave de su curación.
 Cirugía. Está recomendada en ciertos casos que no responden a ninguna de las medidas anteriores. Puede realizarse mediante
incisión abierta o con la técnica de artroscopia. Generalmente se practica la sección quirúrgica del tendón del músculo extensor carpi
radialis brevis a nivel de su inserción en el epicóndilo (tenotomía). La intervención puede realizarse bajo anestesia local o general.13

Ejercicios y estiramientos[editar]
La fisioterapia puede aportar gran ayuda al tratamiento de la epicondilitis con tratamientos que abarcarán desde el estiramiento, el masaje
(o automasaje) hasta la reprogramación o fortalecimiento. Es primordial conocer la mecánica por la cual estos músculos se ven afectados
para adaptar el tratamiento a este origen. Es por eso que se realizarán casi siempre estiramientos de los músculos antagonistas a los
epicondíleos, es decir, los flexores del codo y muñeca y potenciación o reprogramación de los epicondíleos afectados, ya que se les
considerará funcionalmente perdedores o vencidos con respecto a los primeros. Además la atención y tratamiento de la zona cervical y
transición cervico-torácica será de gran utilidad para la resolución de esta molesta lesión.

Complicaciones[editar]
 Recurrencia de la lesión.
 Ruptura de los tendones debido a infiltraciones repetidas.

El codo de golfista es una tendinitis que afecta a la parte interior del codo, dónde se ubica el epicóndilo medial.
El codo de golfista o epicondilitis media es una lesión que afecta a los tendones que se insertan en el epicóndilo medial,
una protuberancia ósea situada en la parte interne del codo, en contraposición al epicóndilo lateral que está en la parte
exterior y en torno al cual se circunscribe el llamado codo de tenista o epicondilitis lateral.
En este caso la lesión se debe a movimientos repetitivos de los músculos que facilitan el giro de muñeca y la función de
agarre de los dedos de la mano. A pesar de la denominación de codo de golfista, también se puede producir en el tenis y
otros deportes, como el béisbol, el lanzamiento de peso o jabalina, halterofilia, etc.; así como en profesiones como la de
carpintero, pintor, operario de una cadena de montaje, albañil, usuario de ordenador, etc.

La lesión es una tendinitis, por lo que el principal síntoma, además de la inflamación del tendón es un dolor que se inicia en
la aparte interior del codo y se irradia por el antebrazo hasta la parte de la muñeca más próxima al dedo meñique. El dolor
se empeora al realizar movimientos que implique la flexión de la muñeca hacia el interior, al sujetar algún objeto o al
presionar sobre la parte interior del codo. También puede tenerse sensación de hormigueo o adormecimiento en todo el
antebrazo, incluyendo los dedos meñique y anular.
Tratamiento:
Al ser una tendinitis, el tratamiento del codo de golfista o epicondilitis medial debe iniciarse dejando de realizar la actividad
que la ha causado, manteniendo reposo y tratando la inflamación del tendón y el dolor mediante la aplicación de frío sobre
el epicódilo medial dos o tres veces al día y con antiinflamatorios no esteroideos, como ibuprofeno, naproxeno u otros.
Posteriormente deberá realizarse un programa de fisioterapia con ejercicios de estiramiento para fortalecer los músculos y
realizar una progresiva reutilización del brazo con el apoyo de una ortesis adecuada. Los deportistas que sufren esta lesión
deberán realizar una revisión a fondo de su técnica, modificándola con la ayuda de un técnico con el fin de evitar posibles
recurrencias. Asimismo, será importante analizar si la lesión puede deberse a una mala adaptación de su mano al
instrumental deportivo que utiliza (palo de béisbol, puño del palo de golf, empuñadura de la raqueta, punto de agarre de la
jabalina, etc.). Este tipo de análisis también es importante para los profesionales. Si a pesar de todo el dolor se mantiene
más allá de los seis meses, el traumatólogo evaluará la necesidad de realizar una cirugía para corregir la tendinitis, ya que
en la mayoría de los casos con ello se consigue la remisión total de la lesión y se recupera plenamente la funcionalidad del
brazo.

La Epitrocleítis codo de golfista, es la tendinitis que afecta a los tendones de la musculatura flexora de la manos y los dedos. Se
manifiesta con dolor en la zona de inserción de los tendones en la cara interna del codo, debiéndose
a movimientos repetitivos, tensión o tracción mantenida sobre dichos tendones, traumatismos directos o sobreesfuerzos al hacer
movimientos de flexión y pronación.

Causas
El sobreuso y estrés repetitivo sobre la zona es la causa principal de esta forma de epicondilitis.

Pero para el desarrollo de este mal también intervienen:

 Traumatismos.
 Soportar grandes pesos con el brazo y codo.
 Trabajar con maquinas como martillos mecánicos o taladros.
 Realizar movimientos que involucren la flexión del codo con la flexión de la muñeca.
 Lesiones cervicales.

Síntomas
El síntoma principal es el dolor en la cara interna del codo, irradiado en ocasiones hacia la cara anterointerna del antebrazo y del
brazo. Suele tener una instauración lenta. En un primer momento el dolor aparece en determinados movimientos, pero a medida
que evoluciona la lesión, duele en el reposo y es frecuente que aparezcan signos de rigidez matinal.

 Dolor al palpar la epitróclea.


 Dolor e impotencia funcional con los movimientos de agarre con las manos. Ciertos movimientos como cerrar el puño, dar
la mano, mover una manivela, desatornillar, desenroscar la tapa de un frasco, o elevar un objeto con la mano, pueden ser
muy molestos para el paciente.
 El dolor se acentúa con los test epitrocleares, que consisten en realizar una flexión palmar resistida de muñeca y dedos y
una pronación resistida de antebrazo.
 Puede aparecer dolor con el estiramiento de los músculos epitrocleares (extensión de muñeca).
 Disminución de la fuerza de cierre de la mano.
 Puede haber parestesia (sensación de adormecimiento) en la parte interna del brazo y antebrazo, pudiendo llegar a la
parte interna de la mano.
 La movilidad del codo puede verse afectada en algunos casos.
 Con frecuencia hay síntomas de neuropatía del cubital.

Diagnóstico
El diagnóstico de la epitrocleítis es clínico (a partir de los síntomas y del examen físico), por tanto no suelen hacerse exploraciones
complementarias (radiografía, ecografía, resonancia...) salvo caso de duda para confirmar el diagnóstico o para
valorar enfermedades asociadas.

Es muy importante incluir el examen de la región cervical y del hombro en la exploración, ya que procesos locales en estas
estructuras pueden ocasionar dolor en el codo.

El diagnóstico diferencial debe hacerse con la irritación neurológica C8-D1. La presencia de sintomatología
de neuropatía del nervio cubital en la epitrocleitis plantea siempre el diagnóstico diferencial con un atrapamiento en el canal
epitroclear de otro origen. La inestabilidad del ligamento colateral medial produce dolor en la epitróclea y debe ser explorado
sistemáticamente con la maniobra de valgo forzado.

De forma general, habrá que tener en cuenta los desórdenes metabólicos (hidratación, perturbaciones alimentarias...).

Exá menes clínico


El paciente presenta dolor a nivel de la epitróclea, de aparición paulatina que se incrementa con la flexión de muñeca y dedos en
contra resistencia. Hay dolor a la palpación local en la zona. En ocasiones este dolor puede irradiarse distalmente hacia el
antebrazo. El dato esencial del examen es la búsqueda de los movimientos contra resistencia:

1. Flexión de muñeca y dedos resistida (palmar mayor y menor, flexor común superficial).
2. Pronación resistida (pronador redondo).
3. Flexión y desviación cubital de muñeca (cubital anterior).
4. Pruebas:

 Signo del coco del golfista: Indica epicondilitis medial.El paciente flexiona el codo y efectúa una flexión palmar de la
manos. El clínico sujeta con una mano la mano del enfermo y con la otra fija el brazo. El paciente debe intentar extender el
brazo venciendo la resistencia del clínico.La aparición del dolor en el epicóndilo medial indica una epicondilopatía (codo del
golfista).

 Prueba de extensión sobre el antebrazo. Indica epicondilitis medial. El paciente, que se encuentra en sedestación,
flexiona el codo y mantiene el antebrazo en supinación. El clínico sujeta la parte distal del antebrazo del enfermo, quien
intenta extender el brazo por la articulación del codo venciendo la oposición del clínico. La aparición de dolor en el epicóndilo
medial y en la musculatura flexora del antebrazo indican una epicondilopatía.

Exá menes complementarios


 Radiología: En ocasiones pueden apreciarse espesamientos periósticos epitrocleares y microcalcificaciones que se ven
fácilmente con radiografías blandas. Imágenes más precisas pueden obtenerse mediante xerografía.
 Ecografía: Se puede apreciar espesamiento del tendón común de inserción de los músculos epitrocleares con micro-
calcificaciones a ese nivel.
 Resonancia magnética: Es la prueba que más información proporciona.

Anatomía patológica
Histológicamente, el tejido patológico está desprovisto de células inflamatorias, pero tiene un patrón característico de fibroblastos y
elementos vasculares. Además, en aproximadamente el 20% de los casos quirúrgicos se ha encontrado algunas formas de
exóstosis óseas en el epicóndilo lateral o medial. Otros cambios patológicos menos frecuentes son calcificaciones en las partes
blandas.

Los cambios intraarticulares incluyendo sinovitis y alteración en el ligamento orbicular que se presentan en raras ocasiones, de tal
modo que la exploración rutinaria de la articulación no es necesaria.

Tratamientos
El tratamiento de una epitrocleitis es el siguiente:
1. Tratamiento conservador.
2. Tratamiento quirúrgico.
3. Tratamiento fisioterapeutico.

Conservador
El tratamiento de la epitrocleitis es ante todo médico.

Orientación profiláctica:

 Evitar el gesto que desencadena el proceso; es decir la flexión pronación con el codo extendido.


 Disminuir la intensidad de la práctica y entrenamiento.
 Stretching antes y después del ejercicio de la musculatura epitroclear.

Farmacoló gico
 Antiinflamatorios por vía general.
 Infiltración local de corticoides, en múltiples punciones de pequeñas cantidades con el fin de abarcar la inserción
del tendón común de los epitrocleares.
 Infiltraciones locales con ozono

Físico-rehabilitador:

 Reposo: es fundamental para el control del proceso en la fase aguda.


 Masaje transversal profundo: en pautas similares a las empleadas en la epicondilitis.
 Electroterapia.
 Crioterapia: Aplicado tres veces al día durante 20-30 minutos, en las primeras fases y después de la reeducación y la
práctica de la actividad deportiva durante 20 minutos. Hay que tener la precaución de proteger la piel, no poniendo en
contacto directo el hielo con la piel.

Reeducación muscular:

 Stretching: Antes y después del ejercicio, terapéutico y profiláctico y stretching de flexores de muñeca y dedos, palmares,
pronador redondo y cubital anterior. El estiramiento ayudará a prevenir la rigidez y hace los músculos más flexibles y rompe
las adherencias de los tejidos blandos.

Ejercicios:
Ejercicios para la epitrocleitis

Isométricos en los músculos anteriormente citados. Isotónicos de flexores y extensores de muñeca.

Ejercicios para potenciar la musculatura del antebrazo. Se puede empezar tan pronto como el dolor disminuya. La potenciación
muscular se hará evitando dañar los tendones lesionados, y evitando provocar una nueva lesión.

Más ejercicios para la epitrocleitis Cincha protectora. Es una correa elástica que se pone 3-4cm debajo del codo. Esta cincha hace
una compresión a los músculos del antebrazo y ayuda a disminuir la fuerza que el músculo transmite al tendón. Al principio, será
usado de continuo, pero a medida que el dolor disminuya, solamente será necesario para la protección durante las actividades que
tensionan el brazo dañado.

Quirú rgico
Es excepcional recurrir a la cirugía para solucionar una epitrocleitis. Se usa par corregir tendinitis crónica o recurrente.

Consiste en: desinserción de los músculos epitrocleares y escisión de las calcificaciones a nivel del tendón.

Indicaciones y contraindicaciones
El dolor es la principal indicación para la cirugía de la epicondilitis medial o lateral. Existen tres hechos que deben ser
considerados: el dolor es de una intensidad suficiente como para limitar la función, interfiere con el trabajo o la actividad diaria y la
localización es clara, en el epicóndilo lateral o medial. Debe haberse intentado un periodo suficiente de tratamiento ortopédico.
Éste incluye una modificación en la actividad durante al menos seis meses, cinchas del antebrazo, fármacos antiinflamatorios y un
programa de rehabilitación de calidad.

El fracaso de infiltraciones con cortisona no debe considerarse como una indicación absoluta para ofertar la intervención
quirúrgica. A menudo, si se han utilizado las infiltraciones y el paciente no ha mejorado o no se ha beneficiado de ellas, entonces
el paciente es candidato a tratamiento quirúrgico.

Las contraindicaciones para el tratamiento quirúrgico incluyen un tratamiento ortopédico inadecuado y pacientes que hayan
demostrado una falta de cumplimiento de las recomendaciones, particularmente las referentes a la modificación de la actividad
diaria. Los pacientes en baja laboral remunerada deben ser revisados en numerosas ocasiones para asegurar que las indicaciones
citadas han sido cumplidas.

 El volver al deporte o al trabajo

1. Calentamiento adecuado antes de empezar la actividad.


2. Estiramientos musculares después del calentamiento.
3. Empezar progresivamente.
4. Evitar en lo posible los movimientos provocadores.
5. Después del trabajo o del juego hacer estiramientos y aplicar hielo durante 20 minutos.

Fisioterapéutico
 Masaje descontracturante de la musculatura epitroclear
 Masaje transverso profundo de Ciryax
 Liberación miofascial
 Compresión isquemica para puntos gatillo
 TENS
 Ultrasonido
 Láser
 Microcorrientes
 Estiramientos terapéuticos de la musculatura flexora
 Crioterapia
 Agentes Físicos
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular. Se origina cuando
las células del sistema nervioso llamadas motoneuronas disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren, con
lo que se provoca una parálisis 

Hipotonía o hipertonía:
 La hipotonía es la disminución del tono muscular. Esto provoca que la elasticidad del
músculo sea excesiva y su consistencia sea blanda. En estos casos, las articulaciones no
se encuentran bien fijadas (aún con el músculo contraído). Al moverlas apreciamos
flacidez y un movimiento muy amplio. Cuando se da esta alteración podemos
encontrarnos con problemas como una debilidad muscular, incapacidad para mantener
la postura, dolor muscular, lesiones de los tejidos blandos por falta de estabilidad
muscular, etc.
 La hipertonía es todo lo contrario. El aumento anormal del tono muscular  produce un
estado de rigidez en los músculos. Este estado hace que las articulaciones se
encuentren fijadas a menudo en posturas anómalas. Al intentar moverlas, notemos
cierta resistencia. La hipertonía por su parte puede provocar movimientos
descontrolados, músculos tensos con contracturas, incapacidad para la marcha,
articulaciones en posición de flexión, roturas musculares, etc.

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