En este capítulo se analizan las características del sistema procesal
penal colombiano a partir de lo establecido en el Acto Legislativo 03 de 2002. De manera puntual, se estudia la omisión legislativa en la que incurre el legislador de la Ley 906 de 2004, al no haberse manifestado frente a la participación de los ciudadanos en las causas criminales, a la ausencia de controles al escrito de acusación y a la proliferación de recursos, especialmente en lo relacionado con la apelación contra la sentencia absolutoria. Así mismo, se analizan las reformas dadas con la Ley 1098 de 2006: Por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia, 1121 de 2006 (diciembre 29) Por la cual se dictan normas para la prevención, detección, investigación y sanción de la financiación del terrorismo y otras disposiciones; 1453 de 2011 (Junio 24) Reglamentada por el Decreto Nacional 079 de 2012 Por medio de la cual se reforma el Código Penal, el Código de Procedimiento Penal, el Código de Infancia y Adolescencia, las reglas sobre extinción de dominio y se dictan otras disposiciones en materia de seguridad; 1773 de 2016, Por medio de la cual se crea el artículo 116A, se modifican los artículos 68A, 104, 113, 359, y 374 de la Ley 599 de 2000 y se modifica el artículo 351 de la Ley 906 de 2004; (Natalia Ponce de León) y 1944 de 2018 Por medio del cual se modifica la Ley 599 de 2000 y se crean los tipos penales de abigeato y abigeato agravado; las cuales, lejos de fortalecer las salidas alternas al juicio oral, las han afectado2 . 1.1. Sobre el sistema procesal adoptado por el acto legislativo 03 de 2002 Lo primero que debemos señalar es que el Acto Legislativo No. 03 de 2002 implementa el sistema acusatorio3 . La norma no dice que se trate de un sistema procesal de tendencia acusatorio o mixto acusatorio, indica que es acusatorio. Hacemos esta precisión porque se trata de hablar del sistema acusatorio, no del inquisitivo, ni del mixto o inquisitivo reformado. El sistema acusatorio, enseña el profesor Julio Maier, dominó el mundo antiguo. Su característica fundamental residía en: La división de los poderes ejercidos en el proceso, por un lado, el acusador, quien persigue penalmente y ejerce el poder requirente, por el otro, el imputado, quien puede resistir la imputación, ejerciendo el derecho de defenderse, y, finalmente, el tribunal, que tiene en sus manos el poder de decidir; la jurisdicción penal reside en tribunales populares, en ocasiones verdaderas asambleas del pueblo o colegios judiciales constituidos por gran número de ciudadanos (Grecia y los comicios romanos), en otras, tribunales constituidos por jurados (los iudicis iurati, avanzada la República y al comienzo del Imperio en Roma, el típico jurado anglosajón y los que emergieron en Europa continental a partir de la República Francesa). Internamente, en el procedimiento, el tribunal aparece como un árbitro entre dos partes, acusador y acusado, que se enfrentan en pos del triunfo de su interés; incluso el enjuiciamiento de la antigüedad consistía en un combate entre dos adversarios y frente a un árbitro (Derecho germano antiguo)4.