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LEISHMANIASIS

Dra. Victoria Rivelli

I. Generalidades
Enfermedad infecciosa crónica, granulomatosa, que afecta piel, mucosas y
cartílago. Hay compromiso de vísceras, según la especie de leishmania y
la respuesta inmune del huésped. Es una zoonosis de patogenicidad baja
y morbilidad relativa. Se presenta en individuos de cualquier edad, sexo y
raza, principalmente de zonas rurales.
La distribución geográfica de la leishmaniasis está limitada por la distri-
bución del vector. El número de casos está aumentando debido principal-
mente a los cambios del medio ambiente generados por el hombre, lo que
aumenta la exposición de las personas al vector.
Se describe la enfermedad en casi toda América Latina, a excepción de
Chile y Uruguay, justamente por la influencia de los factores ambientales
tropicales en la génesis de esta patología.

Agente etiológico: Protozoario hemoflagelado, intracelular, del género


Leishmania. En la actualidad, se divide en dos subgéneros, según su desa-
rrollo en el intestino de los flebótomos vectores: Leishmania, en el intestino
medio o anterior, y Viannia, en el intestino posterior, medio y anterior de los
flebótomos.
Para llegar a la clasificación de las especies del género leishmania se de-
ben considerar ciertas características:
a) Biológicas: Morfología, tipo de desarrollo en el flebótomo vector,
crecimiento en los medios de cultivo, desarrollo en el huésped ver-
tebrado;
b) Bioquímicas: Electroforesis de isoenzimas, análisis del ADN del
núcleo y del cinetoplasto;
c) Inmunológicas: Reactividad del parásito con anticuerpos mono-
clonales y serotipificación del factor de excreción y taxonomía nu-
mérica para definir mejor la evolución molecular y la relación filoge-
nética de los parásitos del género leishmania.
Las leishmanias se presentan bajo dos formas diferentes. Una, promasti-
gota, que es móvil y flagelada, comúnmente encontrada en el vector, libre,
alargada, de 10 a 14 mm, se multiplica y migra a la parte anterior del mos-
quito para ser inoculada. Y la otra, amastigota, es inmóvil, intracelular, dentro
de los macrófagos y otras células del sistema linfomonocitario del huésped,
redondeada u ovoide, de 2,5 a 5,0 mm.
En América Latina, los subgéneros de Leishmania y Viannia contienen nu-
merosas especies de las que sólo algunas infectan al hombre (*).

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Subgénero Leishmania Subgénero Viannia
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• Leishmania (Leishmania) • Leishmania (Viannia)


chagasi * brasiliensis*
• L. (L.) enrietti • L. (V) peruviana*
• L. (L.) mexicana* • L. (V.) guyanensis*
• L. (L.) pifanoi* • L. (V.) panamensis*
• L. (L.) hertigi • L. (V.) lainsoni*
• L. (L.) amazonensis* • L. (V.) shawi*
• L. (L.) deanei • L. (V.) naiffi*
• L. (L.) aristidesi • L. (V.) colombiensis
• L. (L.) garhami* • L. (V.) equatorensis
• L. (L.) venezuelensis*
• L. (L.) forattinii

Vector: Trasmitida de los animales al hombre por la picadura de insectos


dípteros hematófagos, de la familia Psychodidae, que corresponden a di-
ferentes especies del género Phlebotomus en Europa, Asia y África, y el
género Lutzomyia en América (principales especies comprometidas inter-
media, whitmani y migonei). La Lutzomyia es un mosquito pequeño, con
actividad crepuscular, por lo cual descansa de día en los rincones, entre
las piedras, o troncos de árboles, y vuela bajo y silencioso al atardecer. Las
hembras son las únicas hematófagas y más activas a la caída del día, con
temperatura mayor a 18ºC.

Reservorio: Animales roedores silvestres, zorros, marsupiales, zarigueyas.


También animales domésticos como perros, equinos, mulas.
La transmisión se realiza por la picadura del mosquito infectado y el periodo
de incubación varía de pocos días hasta varias semanas. Promedio de un
mes después de la picadura del vector.

Formas clínicas: Depende de la respuesta inmunológica del afectado. De


allí el polimorfismo que es posible encontrar en esta afección.
Se describen: 1) Leishmaniasis cutánea; 2)
Leishmaniasis cutáneo-mucosa; y 3) Leish-
maniasis visceral.
A su vez, la Leishmaniasis cutánea y cutáneo-
mucosa pueden clasificarse de esta forma:

1. L.Cutánea localizada. (Fig.11-1)


2. L. Recidiva cutis. (Fig.11-2)
3. L. Cutáneo-mucosa. (Fig.11-3)
4. L. Cutánea difusa.
Fig.11-1: Placa ulcerada de bordes 5. L. Cutánea diseminada. (Fig.11-4)
“en trinchera”.

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Fig.11-2: Ulcera de fondo granuloso grueso.
Nótese la cicatriz anterior en el extremo inferior.

Fig.11-3: Lesiones en mucosa


nasal, labio y paladar.

II. Leishmaniasis Cutaneo – Mucosa o Tegumentaria


americana

Causada fundamentalmente por Leishmania (V.) brasilien-


sis, aunque en algunos casos se ha tipificado Leishmania
(V.) guyanensis. Se describe esta forma clínica, porque es
la que se observa en nuestro medio de modo endémico.
Zonas endémicas en nuestro país: Si bien se tienen ca-
sos provenientes de toda la región oriental, la principal
zona endémica corresponde a la cuenca del Río Jejui,
Fig.11-4: Múltiples lesiones
que abarca los departamentos de San Pedro, Canindeyu
muco-cutáneas y Alto Parana. Casos urbanos se han reportado debido a
simultáneas. los cambios en la ecología.
Periodo cutáneo: La lesión inicial es una pápula o nó-
dulo, principalmente en regiones descubiertas del cuerpo,
sitio de inoculación del vector. Luego evoluciona en forma

Fig.11-5: Ulcera ovalada. Fig. 11-6: Misma lesión cicatrizada.

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excéntrica produciendo una úlcera: Redondeada u ovalada (Fig.2-20, 11-5),
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aunque si está sobre-infectada puede tener forma irregular, de bordes ne-


tos, cortados a pico, moldeados “en trinchera”, vertical en la vertiente interna
y con pendiente suave hacia la piel sana, fondo con granulaciones gruesas.
No hay dolor, a menos que se agregue una infección bacteriana. Hay ade-
nopatía regional con linfangitis. Puede evolucionar a cicatriz espontánea, la
cual presenta una piel fina como papel sulfito, que deja ver los vasos del
fondo a través de ella (Fig.11-6).

Formas de presentación B) No ulcerosa


cutánea: Nodular.
A) Ulcerosa Verrucosa. Forma parte del Sx.
Nódulo-ulcerada. (Fig.11-1) Verrucoso (LECT). (Fig.11-10)
Ectimatoide. (Fig.11-7) Psoriasiforme.
Ulcero-vegetante. (Fig.11-8) Atrófica.
Esporotricoide. (Fig.11-9) Queloidiana.

Fig.11-7: Leishmaniaisis ectima-


toide en niño.
Fig.11-8: Extensas lesiones úlcero-vegetantes en
glúteos y muslo.

Fig.11-10: Forma verrucosa en


Fig.11-9: Forma esporotricoide en un el codo.
miembro y lesión aislada en el otro.

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Periodo mucoso: Generalmente aparece 1 a 2 años
después del periodo cutáneo, aunque se ha referido la
presentación de lesiones en simultáneo, o incluso que la
lesión cutánea haya pasado desapercibida. Se produce
por diseminación linfohematógena. Las lesiones mucosas
inician en el septo nasal (Fig.11-11), con congestión, se-
creción y costras que dan lugar a erosiones y finalmente
las ulceraciones que destruyen tejido blando incluido car-
tílago, determinando el aspecto en “nariz de tapir” (hundi-
Fig.11-11: Leishmaniasis, miento del puente nasal y edema del lóbulo nasal y labio
afectación mucosa nasal. superior). Puede afectar además paladar, lengua, encías,
senos paranasales, laringe, faringe, etc. Las lesiones ul-
cero-vegetantes con granulaciones gruesas y surcos profundos en paladar
representan la llamada “cruz espundia” (Fig.11-3).

Diagnóstico: Se orienta por la clínica y


epidemiología y se confirma con los me-
dios auxiliares.
Examen directo: Con la coloración de Gie-
msa se pueden observar los parásitos,
sobre todo en lesiones recientes.
Reacción de Montenegro: Se utiliza antí-
geno de leishmanina mediante una inyec-
ción intradérmica, se hace la lectura a las
48-72 hs. Se considera positiva a la pápu-
la mayor de 5 mm (Fig.11-12).
Fig.11-12: Ulcera leishmánica. Reacción de
Montenegro positiva. Examen histopatológico: Granuloma linfo-
histioplasmocitario, con áreas de células
epiteliodes. En lesiones recientes se observan las formas amastigotes.
Cultivo: En medios especiales es positivo en 40% de los casos.
Reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
Inmunofluorescencia indirecta: Es positiva en 75% de los casos y permite
seguimiento post-tratamiento.

Tratamiento: Si la lesión está sobre-infectada, es necesario tratar previa-


mente con antibióticos.
Antimoniales: Son las drogas de primera elección.
1. Antimoniato de meglumina (Glucantime®).
2. Estibogluconato de sodio (Pentostam®).
Las dosis están estandarizadas por la OMS. Ambas se utilizan a la
dosis de 20 mg/kg/día, vía IM o preferentemente EV (lento, diluido en
suero glucosado), diariamente, por 28 días.
Tienen restricciones para el uso los pacientes mayores de 50 años, en quie-
nes se deben hacer controles estrictos y periódicos de función cardiaca y
renal.

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Están contraindicadas en embarazadas, en pacientes con trastornos car-
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diacos, renales o hepáticos.


Quienes presenten al mismo tiempo otras patologías como TBC, malaria,
sífilis, cáncer, enfermedad de Chagas, deben tratarse éstas en primer lugar
y luego iniciar el de leishmaniasis.
Anfotericina B: Considerada de 2ª elección, utilizada cuando hay falla te-
rapéutica o ante la imposibilidad de usar los antimoniales. La dosis reco-
mendada es de 0,5 mg/Kg peso/día, aumentada hasta un máximo de 1mg/
Kg/día. Por lo general, se requiere una dosis acumulativa de 1 a 3 gr. La
duración depende de la respuesta obtenida en cada paciente.
Miltefosina: Tiene la ventaja de la administración vía oral.

III. Leishmaniasis Visceral

Los casos de pacientes diagnosticados en nuestro país, han ido en aumen-


to en los últimos años, causada por Leishmania donovani chagasi. El reser-
vorio es doméstico o peridomiciliar (perros y comadrejas). Hay predominio
de manifestaciones generales y del sistema linfomonocitario, y son mínimas
e inespecíficas las lesiones en piel. Es importante como diagnóstico dife-
rencial de enfermedad febril prolongada.

Bibliografía:
1. Sampaio S, Rivitti E. Dermatología. 3ª ed. Sao Paulo: Artes Médicas, 2007.
2. Manual de diagnóstico y tratamiento de la Leishmaniasis en el Paraguay. Ministerio de Salud Pública y Bienestar
Social (no publicado)
3. Cabrera H, Gatti C. Dermatología de Gatti – Cardama. Buenos Aires: El Ateneo, 2003.
4. Levi Ruffinelli C. Las Leishmaniasis en el Paraguay y América. Monografía de Medicina Interna. Facultad de Cien-
cias Médicas U.N.A. 3ª ed. Asunción, 1981.
5. Aldama A, Rivelli V, Gorostiaga G, Domínguez L, Mendoza G. Leishmaniasis cutánea recidivante. Excelente res-
puesta al estibogluconato. Act Terap Dermatol 2006; 29: 392-394.
6. Rivelli V, Domínguez L, Gorostiaga G, Mendoza G, Aldama A. Haga su diagnóstico. Leishmaniasis Cutánea Disemi-
nada. An Bras Dermatol 2008; 83 (4): 379 -381.

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