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La vida desde la perspectiva de Dios
¿Qué es tu vida?
Santiago 4:14 (NVI)
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cosas más simples, como cuando le abres la puerta a otra persona, cuando recoges una basura del suelo
o cuando eres cortés con alguien que te atiende.
No conocemos todas las pruebas que Dios nos da, pero podemos anticipar algunas por lo que nos dice
su Palabra. Serás probado mediante cambios drásticos, promesas retrasadas, pruebas difíciles,
oraciones no contestadas, críticas inmerecidas e incluso tragedias sin sentido. He podido comprobar en
mi propia vida cómo Dios prueba mi fe en los problemas, cómo prueba dónde está mi esperanza al ver
cómo uso mis posesiones, y cómo prueba mi amor a través de las personas.
Una prueba muy importante consiste en ver cómo actúas cuando no puedes sentir la presencia de
Dios en tu vida. A veces dios se aleja intencionalmente y no sentimos su cercanía. Un rey llamado
Exequias pasó por esta prueba. La escritura dice: “Dios se retiró de Ezequías para probarlo y descubrir
todo lo que había en su corazón”.2 Ezequías había disfrutado de una relación muy cercana con dios pero
en un momento crucial de su vida el Señor se apartó de él para probar su carácter y revelar una
debilidad, a fin de prepararlo para una responsabilidad mayor.
Cuando entiendes que la vida es una prueba, te das cuenta de que nada es insignificante para ti. Aun
los percances más pequeños tienen significado para el desarrollo de tu carácter. Cada día es importante
y cada segundo es una oportunidad para hacer crecer y profundizar tu carácter, para demostrar amor y
depender de Dios. Algunas pruebas parecen abrumadoras y otras ni siquiera las sientes. Pero todas ellas
tienen implicaciones eternas.
Lo bueno es que Dios desea que sobrepases las pruebas de la vida, y él nunca permite que las que
enfrentas sean mayores que la gracia que él te otorga para sobrellevarlas. La Escritura dice: “Pero Dios
es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando
llegue la tentación, Él les dará también una salida a fin de que puedan resistir”.3
Cada vez que superas una prueba, Dios toma nota y hace planes para recompensarte en la eternidad.
Santiago dice: “Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la
vida que Dios ha prometido a quienes lo aman”.4
La vida en la tierra es un fideicomiso. Esta es la segunda metáfora bíblica de la vida. Nuestro
tiempo en la tierra, nuestro ímpetu, inteligencia, oportunidades, relaciones y recursos son todos dones
que dios nos ha confiado para cuidar y administrar. Somos mayordomos de todo lo que Él nos da. Este
concepto de mayordomía comienza cuando reconocemos que Dios es el dueño de todos y de todo en la
tierra. La Biblia afirma: “Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo
habitan”.5
La verdad es que no poseemos nada en nuestra breve estadía en la tierra. Dios nos presta la tierra
mientras estamos aquí. Era propiedad de Dios antes que llegaras y se la prestará a otro cuando mueras.
La llegas a disfrutar por un tiempo.
Cuando Dios creó a Adán y a Eva, les entregó el cuidado de su creación y los nombró administradores
de su propiedad. La Escritura dice: “Y les dio su bendición: “Tengan muchos, muchos hijos; llenen el
mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran””.6
El primer trabajo que Dios les dio a los humanos fue administrar y cuidar las “cosas” de Él en la
tierra. Este papel nunca ha sido abolido. Es parte de nuestro propósito. Todo aquello que disfrutemos
debemos tratarlo como un encargo que dios ha puesto en nuestras manos. Su Palabra dice: “¿Qué tienes
que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?”.7
Unos años atrás, una pareja nos permitió, a mi esposa y a mí, quedarnos en su preciosa casa de playa
en Hawai para unas vacaciones. Era una experiencia que nosotros mismos no habríamos podido costear,
así que la disfrutamos muchísimo. Nos dijeron: “Úsenla como si fuera suya”, ¡y así lo hicimos!. Nadamos
en la piscina, comimos lo que había en el refrigerador, usamos las toallas y la vajilla, y ¡hasta saltamos
en las camas! Pero supinos en todo momento que en realidad no era nuestra, así que tuvimos un cuidado
especial de todo. Disfrutamos de los beneficios de usar la casa sin poseerla.
Nuestra cultura dice: “Si no es tuyo, no lo cuides”. Pero los cristianos vivimos bajo otra norma:
“Como Dios es el dueño, tengo que cuidarlo lo mejor que pueda”. La Biblia afirma: “A los que reciben un
encargo se les exige que demuestren ser dignos de confianza”. 8 Jesús, en muchas ocasiones, se refirió a
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la vida como un encargo que se nos ha entregado, y narró muchas historias para ilustrar esta
responsabilidad hacia Dios. En el relato de los talentos,9 un hombre de negocios confía sus riquezas a
sus siervos. Al regresar, evalúa la responsabilidad de cada siervo y los recompensa equitativamente. El
dueño dice: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más.
¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” 10
Al fin de tu vida en la tierra serás evaluado y recompensado de acuerdo con la manera en que uses lo
que Dios te confió. Eso significa todo lo que hagas. Hasta las tareas más simples tienen repercusión
eterna. Si todo lo tratas como un encargo, con responsabilidad, Dios promete tres recompensas en la
eternidad. La primera, Dios te dará su aprobación y te dirá: “¡Buen trabajo, bien hecho!” Segundo, se te
dará un ascenso y una responsabilidad mayor en la eternidad: “Te pondré a cargo de muchas cosas”.
Entonces serás honrado con un festejo: “Ven y comparte la felicidad del Maestro”.
Mucha gente no logra darse cuenta de que el dinero es ambas cosas, una prueba y un fideicomiso, de
Dios. Dios usa las finanzas para enseñarnos a confiar en Él, y para mucha gente, el dinero es la prueba
más grande de todas. Dios observa cómo lo usamos para probar qué tan confiables somos. La Biblia dice:
“Si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las
verdaderas?” 11
Esta es una verdad muy importante. Dios dice que hay una relación directa entre el uso de mi dinero
y la calidad de mi vida espiritual. La manera en que utilice mi dinero (riquezas mundanas) determinará
cuántas bendiciones espirituales me puede confiar Dios (las verdaderas riquezas). Permíteme
preguntarte: ¿Será que la manera en que manejas tu dinero está evitando que Dios pueda obrar más en
tu vida? ¿Se te pueden confiar riquezas espirituales?
Jesús declaró: “A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado
mucho, se le pedirá aun más” 12 La vida es una prueba y en encargo, y cuanto más Dios te da, más
responsable espera que seas.
DÍA CINCO
PENSANDO EN MI PROPÓSITO
Versículo para recordar: “El que es honesto en lo poco, también lo será en lo mucho”.
Pregunta para considerar: ¿Qué me ha ocurrido recientemente que ahora veo que era
una prueba de Dios? ¿Cuáles son las cosas más grandes que
Dios me ha confiado?
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