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Movilizaciones del Sur

frente a la crisis
alimentaria 1

Laurent Delcourt*

Imaginería. Técnica mixta sobre lienzo

“Creemos que a esta crisis alimentaria hay dente de la Federación nacional de cooperativas,
que darle un nombre más exacto. Todavía no da- Nicaragua (Envío, 2008).
mos con ese nombre. Pero no es una crisis de ali- Primer semestre 2008. El Sur es sacudido
mentos, es una crisis de valores en las empresas por una ola de manifestaciones populares vio-
transnacionales, en los gobiernos y en la coope- lentas como consecuencia del alza espectacular
ración internacional”, Sinforiano Cáceres, presi- de los precios de los alimentos. Ningún conti-

* Sociólogo e historiador, encargado de estudios en el CETRI (Centro tricontinental), Louvain-la-Neuve.

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Desarrollo y soberanía alimentaria

nente se salva. Como un reguero de pólvora los Boucher, en Le Monde, anuncia el “regreso de los
disturbios urbanos estallan sucesivamente en estómagos vacíos”, y previene: “Para centenas de
Guinea, Burkina Faso, Camerún, Senegal, Haití, millones de pobres, la alimentación supera el 75%
Costa de Marfil, Filipinas, Bangladesh, Pakistán, de sus ingresos. La única alternativa que tienen es
Indonesia, Malasia… Son casi simultáneos en la de pasar hambre. La inflación alimentaria ame-
Marruecos, en Túnez y en Egipto. Por todas par- naza con anular la victoria histórica contra la po-
tes el fenómeno parece repetirse de manera idén- breza y la desnutrición que el hombre estaba por
tica: alza súbita de los precios, expresiones de ira conseguir.” (13 de abril del 2008).
popular, saqueo de almacenes o de bodegas, pro- Al parecer, la amplitud y la gravedad de la
clamación del estado de emergencia por parte de crisis cogieron desprevenidas a las instituciones
las autoridades, enfrentamientos violentos con internacionales, a pesar de las repetidas adver-
las fuerzas del orden que, en ciertos casos, no du- tencias hechas por la FAO desde varios meses2, y
dan en disparar contra la “masa”. éstas suenan la alarma y dan los primeros diag-
El saldo humano es alto: en total, centenas nósticos. El tono es alarmista. El cuadro es pesi-
de heridos y decenas de muertos, principalmen- mista: 100 millones de personas, señalan las Na-
te en África (Camerún, Costa de Marfil, Mauri- ciones Unidas, podrían caer en la pobreza por el
tania, Somalia, etc.). En algunos países, la pre- alza de los precios de los productos alimenticios
sión en las calles es tal que los gobiernos nacio- básicos si no se toma ninguna medida enérgica.
nales se encuentran directamente amenazados. Acumulando niveles elevados de subalimenta-
Haití lo experimenta dolorosamente: al cabo de ción crónica, un alto crecimiento demográfico y
tres días de disturbios donde mueren cinco per- una gran dependencia de las importaciones
sonas, una de ellas un casco azul de la Minustah energéticas y alimentarias, unos cuarenta países
(Misión de Estabilización de las Naciones Unidas son considerados particularmente vulnerables.
en Haití, uno de los blancos preferidos de los Los países emergentes, advierte además la ONU,
manifestantes), y el intento de tomar el Palacio también podrían tener disturbios, o por lo me-
nacional, el gobierno de Alexis se ve forzado a di- nos fuertes tensiones sociales si el alza de los pre-
mitir. En otros lugares, el hachazo de la represión cios continúa.
cae: los arrestos son innumerables. Y las diferentes agencias Onusianas multi-
Muy rápido, un viento de pánico se apo- plican los llamados a la acción y a los planes de
dera de la comunidad internacional. Ante esta urgencia. Al mismo tiempo, la FAO convoca una
multiplicación de “motines del hambre” algunos cumbre extraordinaria en Roma (junio del 2008)
hablan ya de la “primera crisis alimentaria global y Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial,
desde la segunda guerra mundial”. Otros desta- para quien esta crisis es capaz de reducir a la na-
can el carácter inédito de esta crisis que ahora da cerca de siete años de esfuerzo en la lucha
afecta de lleno a las ciudades. Muchos temen un contra la pobreza, aboga por la ejecución de un
contagio amotinador. Con un discurso de tinte “New Deal alimentario” en el cual se dé una nue-
dramático, la prensa internacional se hace am- va prioridad a las inversiones agrícolas. Por su la-
pliamente eco de los eventos. do, las grandes potencias –Estados Unidos y Eu-
El Watan, el gran periódico argelino, predi- ropa a la cabeza– se comprometen en aumentar
ce una nueva “inflación de la pobreza” (Ali Benya- su ayuda alimentaria y su apoyo al desarrollo
hia, 13 de abril del 2008) ante la subida de los pre- agrícola. La inquietud es palpable a nivel de los
cios de los alimentos. El semanario británico The dirigentes mundiales, algunos estiman que en lo
Observer da la alarma, advirtiendo que el “espec- sucesivo la inseguridad alimentaria constituye
tro de la catástrofe” estaría “azotando la tierra” una amenaza aún mayor que el terrorismo para
(McKie, Steward, 13 de abril del 2008). Eric Le la estabilidad internacional.

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En el Sur, varios son los Estados que no Antes de nada, se requiere hacer un análisis,
esperaron para actuar. Temiendo la ira de las que se refiera a la vez a consideraciones teóricas y
calles, se tomaron medidas de urgencia para lu- a una preocupación de representatividad, puesto
char contra la espiral inflacionista: bloqueo de que no puede ser exhaustivo. El término “motín
los precios de los alimentos, uso de las reservas del hambre” es un término engañoso, con una
estratégicas, supresión temporal de los impues- connotación muy fuerte. Sugiere una reacción
tos sobre las importaciones, aumento de los violenta, espontánea, emotiva, imprevisible, irra-
subsidios alimentarios, alza selectiva de sala- cional e incontrolable de un conglomerado de in-
rios, limitación, hasta bloqueo, de las exporta- dividuos sin vínculo aparente, sino sólo su perte-
ciones, etc. En Egipto se pide ayuda al ejército nencia a las clases más desfavorecidas de la pobla-
para poder hornear el pan en las panaderías del ción, sin más proyecto que la satisfacción de una
Estado. En Filipinas, se lo ve distribuyendo sa- necesidad inmediata y sin más motivos que una
cos de arroz en los suburbios, y, como en Tai- profunda frustración. Al encontrarse en una si-
landia, primer exportador mundial de arroz, vi- tuación límite, estos “estómagos vacíos” no ten-
gilando arma en mano los campos y las bode- drían más alternativa que el recurso a la violencia
gas. El gobierno filipino va más allá aún al am- a falta de otros canales de expresión.
pliar la pena de muerte para los individuos que Un análisis más detallado y contextualiza-
almacenan arroz en secreto con el fin manipu- do de los últimos episodios de los disturbios del
lar su precio (Weaver, 2008). Sur invita sin embargo a matizar este concepto.

Más allá de los “motines del


En efecto, los disturbios no siempre tienen el ca-
rácter espontáneo e irracional que se les quisiera

hambre”
dar. Al observarlos más de cerca, éstos a menudo
esconden, entre ruido y furor, formas iniciales de
movilizaciones netamente más organizadas y es-
Ya que el humo de los recientes distur- tructuradas, duplicándolas o desbordándolas.
bios se ha disipado, nos parece útil, en esta edi- Esto explica que el límite entre disturbios y for-
ción 2009 de “Estado de las resistencias en el mas de acción colectivas más convencionales sea
Sur”, rever estos acontecimientos con una mira- impreciso.
da a la vez objetiva, crítica y lúcida sobre la “cri- La comprensión de los disturbios no pue-
sis”. Sobre sus motivos y su significado por su- de reducirse a un solo eje de la confrontación. En
puesto. Pero también sobre la diversidad de las realidad, como lo recalca Didier Le Scout refi-
reacciones causadas, las tensiones abiertas o la- riéndose al Magreb, los disturbios contienen una
tentes engendradas por el alza de los precios, las pluralidad de significados (1999). No son una
respuestas dadas por los gobiernos nacionales, y muestra de una cultura específica, y tampoco
finalmente su actitud frente a las movilizacio- pueden ser considerados bajo el ángulo de una
nes populares. causalidad única, en este caso el “hambre”. Evite-

Muy rápido, un viento de pánico se


mos en efecto caer en el error de un análisis de-

apodera de la comunidad internacio-


terminista de la “crisis” que presupone un víncu-
lo mecánico entre una situación de carencia y su

nal. Ante esta multiplicación de “moti-


concreción en revuelta más o menos abierta.

nes del hambre” algunos hablan ya de


La expresión “motín del hambre” puede

la “primera crisis alimentaria global


ser engañosa. Por una parte porque, en los me-

desde la segunda guerra mundial”


dios más pobres, estas formas de protesta colec-
tiva constituyen mucho más la excepción que la
regla. Por otra, porque las metas de estas explo-

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siones urbanas son generalmente múltiples, sus Raíces de la crisis


participantes no siempre vienen de la parte ba-
ja de la escala social y los motivos que conducen En caso de un concurso de circunstancias,
a la acción reflejan una realidad mucho más de un efecto de coyuntura, de una combinación
amplia que la sola satisfacción inmediata de no propicia e inopinada de factores agravantes,
una necesidad. atribuyendo a cada cual un papel más o menos
A lo largo de estos episodios de disturbios, a determinante según la apreciación de la crisis, és-
menudo se asocian a la emoción o a la frustración tas son las explicaciones más evocadas por los ex-
auténticas reivindicaciones sociales y políticas cu- pertos y los medios de comunicación para dar
yo alcance y significado van más allá de las moti- cuenta de la actual problemática alimentaria: alza
vaciones más aparentes. Reflejos de las tensiones de los costos de la energía; cambio climático; ex-
que atraviesan las sociedades del Sur, estos “moti- plosión de la demanda debido a las nuevas cos-
nes” no deben ser tomados e interpretados como tumbres en los países emergentes; reducción de la
simples accidentes coyunturales, aislables en el oferta por las malas cosechas en algunos grandes
tiempo y en el espacio, sino considerados dentro países exportadores (Australia, Brasil, Ucrania,
de un continuum o una genealogía de luchas y de etc.); agotamiento de stocks internacionales, en
resistencias afianzadas en contextos sociales, polí- los niveles más bajos desde la Segunda Guerra
ticos, culturales específicos y variados. Mundial; anticipación en los precios y especula-
Finalmente, para completar el cuadro, te- ción de los productos alimenticios, convertidos en
níamos que hacer justicia a los demás tipos de valores refugios en un clima económico y finan-
reacciones populares causadas por el alza súbita ciero moroso; voluntad de ciertos países exporta-
de los precios. Y para ello, ampliar la perspectiva. dores de reservar su producción para el mercado
Es decir, pasar de una geografía del disturbio a interno; caída del dólar; y sobre todo, carrera pa-
una geografía de la protesta, esto a fin de poner en ra la elaboración de combustibles biológicos, pre-
evidencia la gran diversidad de las resistencias, de sentados en otros tiempos como recetas milagro-
los métodos de acción colectiva y de los lugares de sas contra el cambio climático3.
expresión de la insatisfacción en el Sur. En verdad estos factores intervinieron en
Si bien los medios de comunicación inter- diferentes niveles con relación al alza súbita de
nacionales se interesaron esencialmente en los los precios de los alimentos, pero, como en el ca-
disturbios urbanos por el hecho de su simulta- so de los factores endógenos (sequía, guerra civil
neidad y de su carácter espectacular, obviaron en Kenia, bloqueo de los territorios palestinos,
ampliamente los otros tipos de movilizaciones, etc.) no son suficientes para explicar la crisis ali-
sobre todo en el medio rural y fuera de este fa- mentaria.
moso “cinturón de pobreza” definido por la FAO. No nos dejemos engañar por el carácter
De hecho más convencionales, sin duda menos espectacular del alza de los precios que alimenta
ruidosas, estas luchas son igualmente significati- los miedos neomalthusianos de una penuria ge-
vas para comprender los múltiples desafíos vin- neralizada de bienes alimenticios frente a una
culados con el tema alimentario, tanto en el pla- demografía galopante. Estos últimos cincuenta
no nacional como en el plano internacional. Es- años, la producción alimentaria y agrícola mun-
tablecer un panorama de estas movilizaciones dial en realidad aumentó con la misma rapidez,
colectivas en su diversidad y su complejidad, e incluso más rápido que el crecimiento demo-
ubicarlas en las realidades nacionales, compren- gráfico4. En el caso actual, aunque desde hace va-
derlas con respecto a las tendencias mundiales, rios años se hayan registrado niveles récord de
tal es la apuesta de esta edición 2009 de Estado de producción y se logrará hacerlo de nuevo en el
las resistencias en el Sur. futuro, una pequeñez habrá bastado –disminu-

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Imaginería. Detalle

ción relativamente escasa de la producción en al- Louis Michel, quien habla de un “tsunami eco-
gunos grandes países exportadores conjugada a nómico y humanitario” para calificar los recien-
fenómenos de anticipación– para provocar un tes acontecimientos, expresa realmente la grave-
alza desproporcionada de precios en los merca- dad de la situación, no impide que sea falaz. Ya
dos internacionales. que esta “crisis alimentaria” era perfectamente
Pero aún así, esta subida no tiene nada de previsible. Sus raíces son profundas. Y su ampli-
excepcional, sólo tal vez su rapidez, más aún por- tud en los países del Sur es más bien la conse-
que sucede después de un largo período de baja cuencia de opciones políticas y económicas que
tendencial de los precios agrícolas y alimenticios: fueron tomadas, reforzando una vulnerabilidad
“Esta situación, explica Sylvie Brunel, nos re- que se volvió poco a poco estructural, y no de un
cuerda los precedentes de 1973-1974 y de 1996, efecto coyuntural o un simple imprevisto. Crisis
que también son periodos de tensiones en los no tanto de escasez, sino de acceso a los alimen-
precios.” Y añade la economista: “Lo nuevo es tos para los países y los grupos más pobres, cuyo
que ésta pone en evidencia la extrema vulnerabi- origen se debe principalmente a la transforma-
lidad y la dependencia de muchos países en vías ción de los sectores agrícolas nacionales a lo lar-
de desarrollo hacia sus importaciones alimenta- go de las últimas décadas.
rias” (2008). Par comprender bien esta evolución es ne-
Es obvio que si la coyuntura tuvo conse- cesario echar una breve mirada hacia atrás. A
cuencias tan desastrosas en el Sur, es porque el principios de 1980 estalla la crisis de la deuda. A
terreno se prestaba para ello. La memoria me- fin de disminuir un presupuesto bastante mal-
diática es corta. Ya, en los años 1980 – 1990, los tratado por el “servicio” de ésta última, las insti-
países en desarrollo fueron la escena de nume- tuciones financieras internacionales obligan a la
rosos disturbios urbanos… casi unos cincuen- mayoría de los Estados del Sur a ajustar su eco-
ta. Más recientemente, Níger (2005), Bangla- nomía. Las recetas son conocidas: austeridad
desh (2006), Mauritania, Guinea o también presupuestaria, privatización de los servicios pú-
México y Marruecos (2007) tuvieron revueltas blicos, recortes netos en los gastos sociales, aper-
similares, aunque estos dos últimos países no tura a los intercambios y a los capitales extranje-
consten en la lista de países considerados “vul- ros, etc.
nerables” de la FAO. Considerado costoso y poco productivo, el
Otra manera de preguntar es: ¿Cómo se sector agrícola también es objeto de reformas de
llegó a esto? ¿Cómo ciertos países, en otros tiem- fondo. Se invita a los países en desarrollo a des-
pos autosuficientes, cayeron en una tal depen- regular sus mercados agrícolas, a abrir totalmen-
dencia? Si bien la metáfora naturalista utilizada te sus fronteras para las importaciones (sobre to-
por el Comisario europeo para el desarrollo do alimentarias) y a desmantelar sus políticas de

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asistencia para este sector, incluso las institucio- kech (1995) que establecerán, con la creación de
nes públicas encargadas de monitorear a los la OMC, un marco global para la liberación de
productores. Paralelamente, se les pide enfocarse los intercambios agrícolas.
en la producción y la exportación de productos Esta “actitud pasiva” tendrá consecuencias
con mayor valor añadido (fuentes de divisas en devastadoras para los países del Sur. Llevando los
los mercados internacionales) y para los cuales precios a un nivel artificialmente bajo, sin rela-
disponen de ventajas comparativas innegables ción alguna con los costos de producción, la
(mano de obra abundante y barata, condiciones competencia internacional alterará profunda-
de explotación favorables, facilidades de acceso a mente las economías rurales locales y acabará
los recursos, etc.), perjudicando a los cultivos de con los pequeños campesinos, que ya no podrán
plantas comestibles. obtener un ingreso suficiente por su actividad, al
Para los autores de estas políticas neolibe- punto de afectar la seguridad alimentaria de mu-
rales, la seguridad alimentaria realmente no esta- chos países.
ba en peligro, en la medida en que los mercados El caso de Haití es emblemático. A fines de
internacionales se encargarían, en teoría, de los años 1980, en el marco del plan Caribe mi-
abastecer a los mercados locales –particularmen- nuciosamente elaborado por las instituciones in-
te urbanos– de productos alimenticios a bajos ternacionales y la administración Reagan, el país
precios, en particular los provenientes de las abandona casi totalmente su agricultura de sub-
agriculturas del Norte (Estados Unidos y Europa sistencia cuyos costos de producción eran consi-
principalmente) con situaciones de sobrepro- derados en esa época como “prohibitivos”. Con-
ducción, y mucho más competitivas puesto que minado a abrir totalmente sus fronteras para in-
se benefician de una política de ayuda pública tegrarse mejor en la economía mundial, el go-
generosa (primero subsidios para la exportación, bierno haitiano suprime en sólo algunos años los
y luego éstos son remplazados por ayudas direc- derechos de aduana de varios productos alimen-
tas a sus productores). ticios (entre otros los cereales y las leguminosas),
Así, John Block, Secretario de Estado de para concentrar sus esfuerzos en el desarrollo de
Agricultura en el gobierno de Ronald Reagan, cultivos más fácilmente exportables hacia Esta-
declaraba en los años 1980: “La idea de que los dos Unidos o Europa (árboles frutales principal-
países en desarrollo deberían alimentarse ellos mente). En cuanto a las fábricas y talleres de en-
mismos es un anacronismo de otros tiempos. samblaje que supuestamente iban a implantarse
Podrían asegurar mucho mejor su seguridad ali- en el país – promesa de los autores del plan –
mentaria contando con los productos estadouni- atraídos por las “condiciones favorables”, éstos se
denses, disponibles a menor costo” (citado por encargarían de absorber la mano de obra rural
Bello, 2008). excedentaria.
En otras palabras, todo el mundo debía Las consecuencias de esta política rápida-
sacar provecho de la apertura y de la desregula- mente resultaron ser catastróficas:
ción de los mercados agrícolas: el Norte lograría De la noche a la mañana, los campesinos haitianos,
vender sus excedentes, mientras que los países peso pluma de la agricultura mundial, tuvieron que
del Sur mejorarían su situación económica sin boxear en el mismo ring que los pesos pesados ameri-
tener que preocuparse por su seguridad alimen- canos, cuya agricultura es muy subvencionada. Las
taria, puesto que a partir de ese momento ésta importaciones se dispararon y los precios cayeron tan
rápido como los ingresos de los campesinos. El resul-
iba a ser asegurada por los mercados. Dentro de tado es que, mientras en el pasado la agricultura hai-
este mismo contexto serán firmados los diversos tiana satisfacía más o menos las necesidades de la po-
acuerdos de libre comercio regionales, bilaterales blación, ahora el país importa cerca del 60% de sus
y birregionales, así como los acuerdos de Marra- alimentos. No es una sorpresa, en esas condiciones,

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que a la menor evolución de los cursos en los merca- das a los productores para recortar el presupues-
dos mundiales, los “motines del hambre” se desenca- to nacional, produjeron una disminución de
denen como un fuego de paja (Husson, 2008).
400.000 personas en la población activa campe-
Incapaces de competir con importaciones sina entre 1994 y 2001. Esto sucedía mientras
baratas que tenían costos de producción muy in- que el gobierno prometía que las eventuales pér-
feriores a los suyos, los campesinos haitianos, pe- didas de empleo se compensarían mucho más
ro también filipinos, egipcios, nigerianos, indios, con la creación de 500.000 puestos suplementa-
senegaleses, mexicanos, etc. vieron en pocos años rios en el campo, gracias al surgimiento de una
cómo su ingreso se fundía como nieve al sol. Y se industria agro-exportadora basada en produc-
encontraron bloqueados en una espiral de en- ciones con “mayor valor agregado” (coliflor, bró-
deudamiento y de empobrecimiento. Presiona- coli, espárrago, etc.). Exportador neto de arroz
dos por los mercados internacionales, menos ca- bajo el régimen autoritario de Marcos (1965-
nalizados y ayudados que en el pasado, muchos 1986), Filipinas importa ahora grandes cantida-
no tuvieron más alternativa que vender su fuer- des de Tailandia para el consumo doméstico (Be-
za de trabajo a los grandes terratenientes y a las llo, 2008). Si sobreviene, en esas condiciones, una
empresas agroindustriales que supieron aprove- brusca alza de los cursos internacionales del
char plenamente la apertura y la liberalización arroz, las poblaciones de las ciudades, engrosa-
de los intercambios agrícolas (acceso a nuevos das por la llegada masiva de los campesinos em-
mercados, disponibilidad de mano de obra, posi- pobrecidos, serán las primeras en sufrir las con-
bilidad de concentrar nuevas tierras y comprar secuencias.
las mejores por una bicoca a los campesinos em- Dicho esto, como lo recalca con razón Syl-
pobrecidos, etc.) o de migrar hacia las aglomera- vie Brunel, “acusar a los países del Norte y a las
ciones urbanas agrandando los suburbios que al instituciones financieras internacionales de ha-
campo se le hacía cada vez más difícil alimentar. ber querido hacer padecer hambre a los países en
Asimismo, la apertura del mercado mexi- desarrollo, […], refleja más el oportunismo de
cano al maíz importado de Estados Unidos ha- las circunstancias que la realidad” (2008). Los
bría obligado a cerca de 1,3 millones de campe- países industrializados y las instituciones inter-
sinos a dejar el campo entre 1994, fecha de la fir- nacionales no son los únicos responsables de la
ma del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de erosión del paisaje agrícola en los países del Sur.
América del Norte), y 2003. El país, en otros Interesados en maximizar sus intereses económi-
tiempos autosuficiente, importa desde entonces cos y políticos a corto plazo, “los países en desa-
cerca del 30% del maíz necesario para su consu- rrollo, mucho antes de la crisis de la deuda, fue-
mo desde Estados Unidos. En este caso, la deci- ron los primeros en sacrificar a sus campesinos
sión de Estados Unidos de producir masivamen- en el altar de la urbanización, de la industrializa-
te combustibles biológicos a base de maíz, junto ción y de la paz social” (ibíd.).
con las prácticas especulativas de las principales Desde los años 1960 en efecto, la mayoría
empresas importadoras en situación de casi mo- de los gobiernos del Sur descuidaron intencio-
nopolio, provocó en pocos meses un aumento de nalmente el desarrollo y el fortalecimiento de la
cerca del 60% del precio de la tortilla, causa de agricultura familiar y de subsistencia, conside-
los disturbios del 2007. rada poco importante desde un punto de vista
La entrada de Filipinas a la OMC tuvo estratégico, para concentrar sus inversiones y
consecuencias igualmente catastróficas en el sus esfuerzos en programas de industrialización
campesinado local. La supresión de cuotas en las a marcha forzada. Con el riesgo de afectar a un
importaciones de arroz y la decisión del gobier- sector que representaba en ese entonces la gran
no de Aquino de reducir drásticamente las ayu- mayoría de la población activa y de acrecentar

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Desarrollo y soberanía alimentaria

su dependencia alimentaria, esta moderniza-

Más que simples reacciones defen-


ción desde arriba se apoyó en la importación

sivas, estas marchas cristalizaron tam-


masiva de productos alimenticios a bajo pre-

bién la aspiración a cambios políticos


cio5, como medio, en una lógica clientelista, de

de fondo.
comprar la paz social en la ciudad y contener
los salarios para facilitar el proceso de indus-
trialización.
La importación de productos alimenticios
tenía además la ventaja de producir impuestos
providenciales para esos gobiernos pobretones y alimentar una población cada vez más numero-
en busca de legitimidad. En muchos casos (Bra- sa, y ahora a merced de la mínima oscilación de
sil, Argentina, Indonesia, Tailandia, Egipto, Cos- los cursos internacionales.
ta de Marfil, Kenia, etc.), este proceso estuvo Amplificadas por la caja de resonancia
también acompañado por una política orientada mediática, las protestas urbanas no deben, sin
hacia el desarrollo de monocultivos de exporta- embargo, hacer olvidar que la problemática ali-
ción heredados de la época colonial, a costa de mentaria afecta más al campo que, se debe recal-
los cultivos de subsistencia (Friedmann, 2008; car, representa la mayor parte de la población en
Mazoyer y Roudart, 2002). Más tarde, durante la situación de extrema pobreza6. Pero enfoquémo-
fase neoliberal, varios fueron los gobiernos que nos primero en las protestas urbanas.
además tomaron ellos mismos la iniciativa de
desregular su mercado agrícola, sin esperar las
directivas de las instituciones internacionales. Protestas urbanas
No ver las responsabilidades locales en la dete-
Digámoslo desde un principio, es casi im-
rioración de la situación, es no poder compren-
posible entender de un solo golpe las numerosas
der el significado y el “alcance” reales de las mo-
expresiones de descontento en medio urbano
vilizaciones sociales y populares del Sur.
ante el alza de los precios. Ya que, en este asunto,

Movilizaciones: actores, formas,


la diversidad domina: diversidad de los lugares,

desafíos…
de las situaciones y de los contextos de moviliza-
ción, diversidad de las formas y de los reperto-
rios de acción, diversidad de los participantes y
Si el origen de la “crisis alimentaria” debe de los actores presentes, diversidad de los moti-
principalmente buscarse en la restructuración vos, etc. Qué tienen en común, en efecto, los dis-
del paisaje agrícola y en la erosión de la agricul- turbios de Puerto Príncipe, los estallidos esporá-
tura familiar a lo largo de los veinte, treinta, in- dicos de violencia en Abiyán o en Karachi; los
cluso cincuenta últimos años, es en cambio en enfrentamientos mortales entre jóvenes desem-
las ciudades que se sintieron los efectos más in- pleados y fuerzas del orden en las pequeñas ciu-
mediatos del alza de los precios. Ahí también es dades de Sidi Ifni en Túnez y Gafsa en Marrue-
donde las reacciones populares frente al alza des- cos; la prolongada huelga de los camioneros en
mesurada de los precios fueron más enérgicas. Managua para obtener una disminución de los
No sin razón. A medida en que se produjo el tri- precios de la gasolina; la de los obreros textiles en
ple proceso de éxodo rural, urbanización y extra- Bangladesh y en Egipto, o las generales e inter-
versión económica, las ciudades del Sur acaba- sectoriales organizadas en El Salvador, en Guate-
ron dependiendo casi exclusivamente de las im- mala, en India o en África del Sur, sino su conco-
portaciones de los productos alimenticios para mitancia.

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Desarrollo y soberanía alimentaria

A veces reactivas, otras veces reivindicati- gimiento y la multiplicación de “coaliciones con-


vas; a veces espontáneas, otras veces estructura- tra la vida cara” en África negra, en Egipto y en el
das; a veces dispersas, otras veces canalizadas; Magreb, generalmente fuera de los habituales ca-
agitaciones de superficie o mar de fondo, estas nales de expresión y de los movimientos políti-
protestas urbanas encajan difícilmente en un cos tradicionales. Heteróclitas en su composi-
esquema interpretativo único. Primeramente ción –hay asociaciones de consumidores, estu-
porque su naturaleza y su alcance dependen diantes, desempleados, organizaciones confesio-
mucho –sin por ello reducirse totalmente a es- nales y de pequeños comerciantes, ONG, grupos
to– de los contextos nacionales en los cuales se de defensa de los derechos humanos, represen-
encuentran, caracterizadas por lógicas conflic- tantes de las comunidades de base, partidos de
tuales propias. Luego, porque los motivos de su oposición y sindicatos–, estas “coaliciones” reve-
aparición las alejan a menudo de la problemáti- lan la aparición en la escena pública de un nue-
ca alimentaria en sí. vo actor colectivo cuya única alternativa es utili-
En este contexto de alza de precios, varias zar la calle como lugar de expresión. Activas cier-
categorías sociales en efecto se movilizaron por tas veces a nivel local alrededor de motivos espe-
temas variados y causas diversas. Prolongando a cíficos, otras veces a escala nacional, estas coali-
menudo luchas mucho más viejas, estas movili- ciones son prueba también, más allá de las rei-
zaciones reflejan sobre todo fuertes tensiones vindicaciones materiales inmediatas, del descon-
(sociales, económicas, políticas, culturales, étni- tento creciente de amplios sectores de la pobla-
cas, etc.) que atraviesan los universos urbanos ción con los sistemas políticos nacionales.
extremadamente fragmentados y cada vez más En efecto, en varios casos (Senegal, Costa
desiguales. de Marfil, Guinea, Níger, Camerún, Burkina Fa-
Obviamente, la coyuntura actual no es ne- so, etc.) las marchas contra la vida cara organiza-
cesariamente percibida como un fenómeno ex- das por iniciativa de estas coaliciones, en vínculo
clusivo o excepcional en las ciudades del Sur. A lo estrecho con las fuerzas de oposición más tradi-
sumo aumenta la presión sobre las poblaciones cionales (sindicatos, partidos políticos, etc.) se
urbanas que viven un proceso de informaliza- volvieron verdaderas manifestaciones antiguber-
ción acelerada y una deterioración creciente de namentales, donde se denunciaban indistinta-
sus condiciones de vida, sobre todo después del mente la incuria, la corrupción, la falta de gober-
ajuste sectorial de las ciudades en los años 1980 y nabilidad, la ausencia de diálogo, la falta de liber-
1990, que ya fue causa de “motines del hambre” tad individual y colectiva, el autoritarismo o
(Delcourt, 2007). también la indiferencia de las autoridades públi-
Como lo señala en este libro Michel Lun- cas, consideradas como ampliamente responsa-
tumbue refiriéndose a la República democrática bles de la situación.
del Congo, con un comentario que se podría uti- Más que simples reacciones defensivas, es-
lizar para varios países y ciudades del Sur, esta tas marchas cristalizaron también la aspiración a
crisis “se inscribe en el contexto de una crisis an- cambios políticos de fondo7. Seguramente no es
terior amoldándose a ella. Los efectos prolonga- una casualidad si la asociación estrecha entre rei-
dos de la primera crisis ocultan la segunda y la vindicaciones económicas y políticas era todavía
vuelven difícil de entender”. Esta crisis, usando más aparente ahí donde las riendas del poder ha-
las palabras del autor, solo se inserta en otra, mu- bían sido confiscadas desde hace varios años.
cho más profunda, remplazándola. Ante estas movilizaciones, los gobiernos
Una tendencia puede, sin embargo, des- quisieron enmendarse invocando factores exter-
prenderse de esta constelación de movilizaciones nos independientes de su voluntad (alza interna-
urbanas, y merece ser tomada en cuenta: el sur- cional de los precios, catástrofes naturales, injus-

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Desarrollo y soberanía alimentaria

ticia del sistema económico internacional, etc.).


Sin embargo la calle apuntaba directamente a
ellos mismos (Harsch, 2008). Lo que explica ade-
más la rapidez y la brutalidad de la respuesta gu-
bernamental y los enfrentamientos violentos que
subsiguieron. Las experiencias nigeriana y gui-
neana estaban sin duda presentes en la memoria.
Coaliciones similares lograron, respectivamente
en el 2005 y el 2007, conseguir cambios políticos
significativos (Estados de las resistencias en el
Sur, 2007).

Movilizaciones de campesinos
Sin embargo, esta crisis alimentaria tam-
bién fue buena para algunos: las empresas agro-
exportadoras y la agroindustria sacaron plena-
mente provecho del alza de los cursos. La coyun-
tura de los precios altos, desde principios de los
años 2000, les permitió no solamente acumular
beneficios sustanciales, sino también fortalecer
su posición económica. No sucedió lo mismo
con las pequeñas explotaciones familiares para
las cuales los beneficios potenciales de la coyun-
tura se anularon debido al alza desmesurada de
los costos de producción (alza de los precios del
combustible, de la tierra, del arrendamiento de
las fincas, de los insumos agrícolas como las se-
millas, etc.), de los transportes, y a las prácticas
abusivas de los negociantes en situación de casi
monopolio en zonas apartadas o también debido
a una situación dramática de endeudamiento.
Más allá de los efectos coyunturales, re- Reminiscencias. Detalle
cordemos una vez más la doble tendencia histó-
rica, generalizable en los tres continentes (África,
América Latina, Asia), que empobreció profun-
damente y desarticuló las sociedades campesi- tendencia deletérea para el mundo del pequeño y
nas: la disminución tendencial de los ingresos mediano campesinado que los movimientos so-
agrícolas, agravada por la apertura de los merca- ciales rurales, campesinos e indígenas se movili-
dos, y el fortalecimiento concomitante de un zan desde hace varios años, utilizando una gama
modelo productivista enfocado a los monoculti- de acciones ya sea defensiva, ya sea ofensiva, ya
vos de exportación y a los grandes proyectos in- sea reivindicativa.
dustriales y de infraestructura que aumentan la En los países emergentes, los proyectos de
presión sobre la tierra y los recursos naturales modernización económica (concesiones mineras
(agua, bosques, etc.). Es en contra de esta doble y petroleras, construcción de presas, creación de

Alteridad Marzo de 2009 17


Desarrollo y soberanía alimentaria

zonas francas, etc.) y sus corolarios (expulsión, ciar la orientación de las políticas agrícolas del
espoliación, etc.) son la causa de una multiplica- gobierno de Lula (política de apoyo a la agroin-
ción de resistencias en el mundo rural, unas es- dustria y a los sectores agro-exportadores, pro-
pontáneas, otras enmarcadas por organizaciones moción de los transgénicos y de los combustibles
asentadas a nivel local o nacional. En India, en biológicos, etc.), de reclamar una reforma agra-
China, en Indonesia o en Filipinas por ejemplo, ria efectiva, así como programas de apoyo a la
las zonas francas o zonas económicas especiales, agricultura familiar y de subsistencia. Políticas
creadas por iniciativa de los gobiernos para atra- públicas de apoyo a la pequeña agricultura fami-
er inversiones extranjeras e impulsar la expan- liar que son reivindicadas igualmente por la ma-
sión económica, son actualmente el teatro de yoría de las coaliciones campesinas africanas. A
una serie de conflictos entre las poblaciones ru- semejanza de sus homólogas asiáticas y latinoa-
rales (indígenas y campesinas) por una parte, mericanas, tampoco dejan de denunciar el aban-
obligadas a ceder su tierra a un precio irrisorio o dono y la falta de inversión del Estado en este
a cambio de vagas promesas de reinstalación, y sector, la política de liberalización y las subven-
las autoridades públicas y los grandes grupos ciones que reducen dramáticamente los ingre-
privados8 por otra. sos. Signo de los tiempos, en lo más fuerte de la
Este tipo de conflicto se intensifica igual- crisis, estas coaliciones crearon en Addis-Abeba
mente en América Latina, donde la lucha contra una plataforma panafricana común para defen-
el modelo agrícola neoliberal y sus avatares tomó der los intereses de las explotaciones familiares
en varios países (México, Paraguay, Brasil, etc.) agrícolas y de los productores10.
una nueva fuerza en el contexto de crisis. Así, las La “crisis” finalmente fue la oportunidad
organizaciones campesinas brasileñas, asociadas para las organizaciones campesinas de desarro-
en esa ocasión a las principales coordinaciones llar en la opinión pública el tema de la “sobera-
urbanas, lanzaron en junio del 2008 una serie de nía alimentaria”, concepto movilizador clave de
movilizaciones en aproximadamente trece Esta- la red internacional Vía Campesina. Concebida
dos. Luchando contra proyectos de infraestruc- como solución global para la crisis actual y para
tura (puertos, centrales hidroeléctricas, etc.), su- las crisis venideras, la soberanía alimentaria de-
permercados, multinacionales agroalimentarias, fiende exactamente lo contrario a las teorías fun-
grandes explotaciones agrícolas (de caña de azú- dadas en las ventajas comparativas. Considerada
car u otras), etc., incluían entre otros repertorios como un derecho internacional, ésta representa
de acción, marchas, bloqueos de carreteras o la posibilidad para un país o un grupo de Esta-
también invasiones de tierra. dos de definir democráticamente y de manera
Con este conjunto coordinado de accio- autónoma las políticas mejor adaptadas a las ne-
nes, los movimientos y organizaciones moviliza- cesidades de sus poblaciones.
das (MST, MAB, CPT, etc.9) trataban de denun- A la noción de “seguridad alimentaria”,
que corresponde a la cantidad de alimentos pro-

La “crisis” fue la oportunidad para


ducidos en el plano nacional y a su disponibili-
dad, añade una dimensión social y medioam-

las organizaciones campesinas de desa-


biental: mejor repartición de la tierra, si es nece-

rrollar en la opinión pública el tema de


sario por medio de una reforma agraria, protec-

la “soberanía alimentaria”.
ción y fortalecimiento de las explotaciones fami-
liares y de subsistencia, preservación de los en-
tornos, reflexión sobre el tipo de producción y la
manera como se producen los alimentos, privile-

18 Alteridad Marzo de 2009


Desarrollo y soberanía alimentaria

giando principalmente la agricultura orgánica y En Asia, los gobiernos, en su mayoría, an-


la utilización de semillas locales, en oposición a ticiparon los acontecimientos. Atentos a los pri-
los transgénicos. meros signos de insatisfacción, Tailandia, Viet-

Respuestas gubernamentales
nam, India, o también China optaron desde el
principio por una estrategia de repliegue sobre sí

a la crisis
mismo, ya sea restringiendo los contingentes ex-
portados, ya sea aumentando los impuestos so-
bre las exportaciones, para asegurar el abasteci-
Las reacciones de las autoridades públicas miento de los mercados internos. En Filipinas,
ante la crisis deben ser analizadas según la natu- para calmar las calles ya ampliamente moviliza-
raleza de las relaciones entre Estados y socieda- das, las autoridades procedieron a distribuir ma-
des civiles. Por una parte, porque el tipo de res- sivamente arroz en los barrios populares.
puestas concretas generalmente depende de la Ahí, como en otros países asiáticos que se
capacidad que tiene la sociedad civil de influir en volvieron importadores netos, una política de
las decisiones públicas. Por otra parte, porque las estabilización y de control de precios alimenta-
respuestas gubernamentales se inscriben gene- rios fue lanzada: supresión temporal de los im-
ralmente dentro de estrategias políticas que bus- puestos sobre las importaciones, utilización de
can canalizar o a anular las razones del descon- los stocks estratégicos, adquisiciones costosas
tento popular. de productos en los mercados internacionales,
Relatando el alza de los precios alimenta- imposición de precios máximos para la venta
rios y los “motines del hambre” que se produje- hasta en los supermercados, etc. Estas iniciati-
ron por su causa en Marruecos, Yemen, Uzbe- vas parecen haber alcanzado en parte su objeti-
kistán, Mauritania, Guinea y Senegal, el repre- vo. Con excepción de algunos países (Filipinas,
sentante de un gran organismo internacional Malasia, Bangladesh, Indonesia), donde las mo-
señalaba durante el Foro económico de Davos vilizaciones fueron de todas maneras rápida-
en enero del 2008: “Estos fenómenos preocupan mente circunscritas, Asia no fue realmente el
a los gobiernos mucho más que el aumento del teatro de una ola masiva de protestas populares
precio de la gasolina” (Lemaître, 9 de febrero directamente vinculadas con el alza súbita de
del 2008). Mucho más que el impacto económi- los precios.
co directo del alza de los precios de la energía, Tomados por sorpresa por los aconteci-
muchos temían en efecto los conflictos sociales mientos y –es cierto– menos armados para en-
y los riesgos políticos asociados que podían re- frentar la crisis, los gobiernos africanos, con ra-
sultar del alza extrema de los precios alimenta- ras excepciones (Etiopía, por ejemplo), actuaron
rios, en particular en los países donde los go- mucho menos al principio. Frente a las reivindi-
biernos se caracterizan por un déficit de legiti- caciones de la calle, prefirieron mayoritariamen-
midad. te la opción represiva. En los lugares donde las
En términos generales, es esta aprensión, sociedades civiles son más débiles y menos orga-
mucho más que una verdadera voluntad de re- nizadas, las pocas tentativas de movilizaciones
mediar la situación de las poblaciones directa- sobre el tema alimentario fueron directamente
mente más afectadas, que llevó a las autoridades cortadas de raíz. En otras partes, el Estado no
a reaccionar inmediatamente, adoptando con dudó en desplegar todo su poder represivo, ini-
apremio un conjunto de medidas para evitar que ciando así un nuevo ciclo de violencia-represión.
el descontento creciente de la población se con- Frente a la determinación de los protes-
vierta en manifestaciones de masa, políticamen- tantes y conscientes de los riesgos políticos a los
te peligrosas. que estaban expuestos, varios gobiernos final-

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Desarrollo y soberanía alimentaria

mente decidieron abrir el diálogo, principalmen- En Egipto por ejemplo, donde la huelga
te con las organizaciones de la sociedad civil “ofi- sectorial y localizada de los obreros textiles de la
cial”, y adoptar algunas medidas de urgencia es- ciudad de Mahalla se transformó poco a poco en
pecialmente dirigidas a las poblaciones urbanas huelga general contra la vida cara, a la que se
(eliminación de impuestos en los productos de aliaron amplios sectores de la clase media sobre
primera necesidad, alza sectorial de salarios, en todo a través del llamado del movimiento Kifa-
particular los de los funcionarios, indemnizacio- ya. Ante esta unión inesperada, el gobierno que
nes para los jóvenes graduados, etc.), a veces con en un principio mostró una rígida firmeza ante
razones puramente simbólicas, como en Senegal, las reivindicaciones obreras, terminó por ceder y
donde se tomó la decisión de limitar el salario de decidió aumentar los salarios de los obreros en
los parlamentarios. un 50%, y los de la función pública en un 30%.
En un puñado de países (Nigeria, Repúbli- Una concesión inhabitual, destinada principal-
ca democrática del Congo, Senegal) también se mente a preservar, tras una aparente apertura, el
anunciaron con energía y rapidez ambiciosos pla- statu quo social y político.
nes de desarrollo agrícola para garantizar en el fu- Como lo explica Sarah Ben Nefissa en es-
turo una mejor seguridad alimentaria, incluso, te libro, “estas decisiones son el reflejo de la
como en Burkina Faso, la ejecución de una verda- nueva actitud de los poderes públicos egipcios
dera política social contra la vida cara. Sin embar- ante las movilizaciones de tipo social: una vo-
go, surge la pregunta sobre los medios de una tal luntad de “apaciguar la situación” tratando de
ambición, puesto que la vulnerabilidad de los paí- responder de manera parcial a los reclamos y
ses africanos a los choques externos es muy gran- procurando vigilar cualquier politización de es-
de y sus capacidades presupuestarias son débiles. tas acciones colectivas y cualquier unión posi-
En los países del Magreb y en Egipto, los ble entre los activistas sociales y los activistas
gobiernos actuaron por su parte a varios niveles, políticos”. Así como en Marruecos o en Túnez,
usando alternativamente la represión, la apertu- las autoridades egipcias también tomaron me-
ra y las medidas de apaciguamiento. Luego de didas temporales para reforzar el acceso a los
haber amenazado con reprimir cualquier movi- alimentos: aumento de los cupos de harina sub-
lización, las autoridades tunicinas, marroquíes o vencionada, multiplicación de la cantidad de
también egipcias, temiendo un contagio de pro- puntos de distribución de pan en las grandes
testas, maniobraron con mucho tino, tratando ciudades, incremento de la producción de las
de adaptar sus repuestas en función del giro que panaderías del Estado, ampliación de la catego-
tomaban los acontecimientos. ría de los “derechohabientes”, etc.

Omnipresencia. Detalle

20 Alteridad Marzo de 2009


Desarrollo y soberanía alimentaria

El caso de América Latina también mere- Pero los países latinoamericanos que sin
ce una atención especial. Con notable excepción duda estuvieron más protegidos de la crisis y de
de Haití y de México, la mayoría de los países la- sus consecuencias sociales son aquellos en donde
tinoamericanos no tuvieron movilizaciones de las políticas públicas establecidas por los gobier-
gran importancia. Manifestaciones intersecto- nos progresistas funcionaron plenamente, impi-
riales y huelgas generales se dieron en varios paí- diendo que el alza de los precios golpee dura-
ses de América Central (El Salvador, Guatemala, mente a las poblaciones más expuestas. Por más
Honduras), pero la temática alimentaria sólo limitado que sea, no hay duda alguna de que el
aparecía de manera indirecta, incorporada en un programa “Bolsa Familia”, adoptado por el go-
amplio panel de diversas reivindicaciones. En bierno de Lula, que prevé el otorgamiento bajo
otras partes, hubo movilizaciones sectoriales pi- ciertas condiciones de un ingreso complementa-
diendo una revalorización de salarios. rio para las familias más pobres, permitió dismi-
Es un hecho significativo, que en los luga- nuir sustancialmente la factura de los alimen-
res donde los gobiernos subieron al poder gra- tos11. Alza de precios igualmente amortiguada en
cias a la movilización de amplios sectores popu- Venezuela donde una red muy densa de almace-
lares, la sociedad civil y los movimientos sociales nes subsidiados y el otorgamiento de bonos ali-
se mostraron más discretos, absteniéndose de mentarios a los asalariados, financiados gracias a
movilizar masivamente por el tema de la crisis los ingresos petroleros, permiten ahora a las ca-
alimentaria. Una reserva que se explica esencial- tegorías sociales más pobres gozar del beneficio
mente por las grandes esperanzas puestas en es- de una alimentación variada y barata.
tos gobiernos. Así, según Marielle Palau, “el cli- En estos países extremadamente depen-
ma post-electoral y las esperanzas para con el dientes de las importaciones y que ya vivieron en
nuevo gobierno contribuyeron a la moderación el pasado disturbios (el famoso Caracazo en
de las interpelaciones”. Es verdad que Fernando 1989), la cuestión de la soberanía alimentaria, de
Lugo, recientemente electo, enfocó su campaña la reforma agraria y de la agricultura familiar y
en los temas de la seguridad y de la soberanía ali- de subsistencia también está en el centro de la
mentaria, en la participación del conjunto de los agenda política del gobierno. Pero el discurso
sectores sociales para la elaboración de políticas oficial que convierte la “lucha contra los latifun-
públicas, en la reforma agraria o también en el dios” en uno de sus caballos de batalla no debe
apoyo y el fortalecimiento de la agricultura fami- ocultar una realidad netamente más prosaica,
liar y de subsistencia, medidas reivindicadas des- que resalta la dificultad de conciliar renta petro-
de hace mucho tiempo por los movimientos so- lera y autosuficiencia alimentaria.
ciales paraguayos. El boom petrolero, combinado con una es-
Asimismo, en Bolivia, en un contexto po- tricta política de control de cambios que trata de
lítico extremamente tenso y polarizado, los mo- moderar la inflación y evitar la fuga de capitales,
vimientos populares parecen haber privilegiado hace en efecto que las importaciones alimentarias
ampliamente los retos políticos del momento sean relativamente baratas, con el riesgo de afec-
antes que las preocupaciones materiales inme- tar la competitividad de los pequeños producto-
diatas, aportando masivamente su apoyo al go- res, de acrecentar el éxodo rural y de reforzar la
bierno de Morales que atraviesa dificultades de- dependencia alimentaria del país –éste importa
bido a la rebelión de los gobernadores del Este en efecto cerca del 75% de los alimentos para su
del país. Sólo los partidarios de éstos últimos tra- mercado doméstico–, esto a pesar de las tentati-
taron de aprovechar la situación para adherir la vas del gobierno de Chávez para remediar esta si-
población a su causa… sin alcanzar su objetivo tuación con una política voluntarista de diversifi-
hasta ahora. cación agrícola y económica.

Alteridad Marzo de 2009 21


Desarrollo y soberanía alimentaria

En estos últimos cincuenta años, la


ocasión para los participantes de exponer sus

producción alimentaria y agrícola


profundas divergencias: divergencias de puntos

mundial aumentó con la misma rapi-


de vista prácticamente inconciliables sobre los
combustibles biológicos, sobre los subsidios y las

dez, e incluso más rápido, que el creci-


ayudas agrícolas, sobre el tipo de política alimen-

miento demográfico.
taria que debe instituirse, etc. Además, las espe-
ranzas puestas en esta cumbre dieron rápida-
mente paso a la desilusión.
A su favor, una serie de promesas de los
En cuanto a la reforma agraria, su realiza- Estados del Norte de aumentar su ayuda alimen-
ción no estuvo exenta de errores y de extravíos. taria de urgencia y su apoyo al desarrollo agríco-
Así, como lo explica un agrónomo de la Univer- la12, varios llamados a una mayor responsabili-
sidad central de Venezuela, “se asignaron tierras dad por parte de los Estados en la gestión de sus
y se distribuyeron recursos, pero en un clima de políticas alimentaria y agrícola, una nueva preo-
improvisación, sin comprender dimensiones téc- cupación en cuanto al futuro de la agricultura fa-
nicas de las decisiones, sin integrar la inversión miliar y de subsistencia y, finalmente, una decla-
económica a la necesidad del mercado” (citado ración intrascendente que, al mismo tiempo que
por Saint-Upéry, 2007). allana los numerosos conflictos de intereses
Dicho esto, sin juzgar de antemano su éxi- –económicos y políticos– entre los países, com-
to o su fracaso a largo plazo, estas medidas de- promete a estos últimos a “eliminar el hambre y
muestran sin embargo una verdadera voluntad garantizar la seguridad alimentaria para todos,
de modificar radicalmente la orientación de las hoy día y mañana”. Objetivo sin duda alguna au-
políticas agrícolas y alimentarias, al contrario de daz, pero que no hace más que retomar compro-
la mayoría de los países del Sur cuyas iniciativas misos antiguos y varias veces reiterados desde
no combaten las causas sino las consecuencias entonces.
del problema: no hay proyectos de gran impor- Adoptada por unanimidad por el conjun-
tancia, no hay reformas de envergadura, no hay to de los Estados presentes – menos la abstención
iniciativas que lleven hacia un verdadero cambio notoria de Venezuela, de Cuba y de Argentina –,
estructural. Singularmente, la agricultura fami- la declaración es evasiva en la problemática sobre
liar y de subsistencia, eterno pariente pobre de la ayuda de los países del Norte a su sector agrí-
las políticas públicas, se encontró nuevamente cola, se abstiene de cuestionar el modelo agro-
fuera del alcance de estas medidas enfocadas exportador vigente y permanece callada ante el
principalmente a las necesidades urbanas. Y el tema de la “soberanía alimentaria”. Luego de una
gobierno tailandés, por ejemplo, justifica el statu letanía de buenas intenciones y de peticiones de
quo declarando sin discernimiento que el alza de principios, la orientación liberal de las políticas
los precios solo podía resultar positiva para el agrícolas mundiales se reafirma, en cambio, sin
sector rural. rodeos: “Alentamos a la comunidad internacio-

Desafío de la soberanía
nal a continuar con sus esfuerzos en materia de
liberalización de intercambios internacionales de

alimentaria
productos agrícolas, reduciendo los obstáculos
para el comercio y las políticas que son la causa
de distorsiones de los mercados” (FAO, 2008).
La cumbre de la FAO, celebrada en Roma Este unanimismo aparente no puede ocul-
en junio del 2008 a fin de encontrar soluciones tar el hecho de que el consenso liberal que preva-
comunes a la crisis alimentaria, fue sobre todo la lecía en el sector agrícola en los años 1990 se res-

22 Alteridad Marzo de 2009


Desarrollo y soberanía alimentaria

quebrajó. Consecuencia de la crisis, los reflejos ción de las pequeñas explotaciones campesinas,
proteccionistas se multiplicaron a pesar de las re- dependerá ante todo de la capacidad de las orga-
petidas advertencias de las instituciones interna- nizaciones y movimientos sociales a superar sus
cionales, dado que estas reacciones amenazan numerosas divisiones, a converger hacia acciones
–es cierto– con agravar la situación de los países comunes para imponer una verdadera relación
importadores. El fracaso de la reunión de la de fuerza, y a encontrar finalmente soluciones
OMC, organizada un mes después de la Cumbre políticas a sus reivindicaciones. Son muchos los
de la FAO y que se supone permitiría concluir el obstáculos.
ciclo de Doha en lo referente a la liberalización, En el sector militante, en efecto, los intere-
revela igualmente la ausencia de un verdadero ses particulares y corporatistas subyugan a me-
consenso internacional. Seis meses antes, los nudo la acción común y la coordinación necesa-
acuerdos de cooperación económica (APE) pro- ria. Como lo muestra en este libro Maristella
puestos por la Comisión europea a los países Svampa en el caso de Argentina, en una coyuntu-
ACP para liberalizar los intercambios interregio- ra de precios altos provechosa para los sectores
nales eran rechazados por varios países africa- agrícolas nacionales, los proyectos gubernamen-
nos, argumentando que representan una amena- tales encaminados a gravar las exportaciones de-
za para su economía rural. sembocaron en un conflicto abierto con el mun-
Propuesto algunos años antes por los Es- do rural y generaron una “falsa polarización”. De
tados Unidos a los países de la región, el proyec- esta manera, muchos pequeños y medianos pro-
to de integración económica del continente (Al- ductores, pero también amplios sectores urba-
ca) corrió la misma suerte. Considerados como nos, hartos por el aumento de los precios, se
estrategias de remplazo del Alca, los acuerdos bi- unieron al “frente agrario” dirigido esencialmen-
laterales de libre comercio tienen dificultad en te por una oligarquía agraria despreocupada del
imponerse o son cada vez más abiertamente
cuestionados. No solamente por una población
que se moviliza contra este tipo de acuerdo, sino
también por los gobiernos de la ola izquierdista
que se expandió en un continente escarmentado
por cerca de treinta años de liberalismo desen-
frenado. Iniciativa venezolana, el Alba (Alterna-
tiva bolivariana para las Américas) pretende des-
de ya imponerse, usando a gran escala una diplo-
macia de la seducción, como solución alterna a
los acuerdos de libre comercio, especialmente
promocionando una cooperación interestatal
orientada hacia los temas de seguridad y de so-
beranía alimentaria13.
Sin embargo, falta mucho para ganar la
apuesta alimentaria. La instauración de políticas
audaces enfocadas en la protección, el apoyo y el
fortalecimiento de la agricultura familiar y de
subsistencia, la diversificación agrícola, el abaste-
cimiento de los mercados internos (rurales y ur-
banos) con productos de calidad producidos lo-
calmente y a precios que aseguran la reproduc- Imaginería. Detalle

Alteridad Marzo de 2009 23


Desarrollo y soberanía alimentaria

interés general. Una falsa polarización que tam- con Estados Unidos – el gran defensor de los
bién existe en Bolivia y en India, donde el tema combustibles biológicos.
de la vida cara es utilizado para fines políticos, Lo que demuestra sobre todo el caso bra-
incluso religiosos en el segundo caso. sileño, es que el debate sobre los temas agrícolas
Es verdad que la percepción diferenciada y alimentarios no coincide para nada con las lí-
de los retos no facilita el proceso de convergen- neas del debate Norte-Sur. Es ante todo un deba-
cia, especialmente entre los movimientos socia- te entre dos modelos, dos visiones radicalmente
les urbanos y rurales, los unos movilizando ge- diferentes sobre el devenir agrícola, que opone,
neralmente a favor del poder de compra y por el como lo resumía con ironía un comentarista del
empleo, los otros reclamando precios de venta Guardian: “Por un lado […] gobiernos y grandes
suficientemente altos para asegurarse un mejor multinacionales que sostienen que necesitamos
ingreso. Contradictorios en apariencia, y a me- más mercado y globalización. Por otro […], un
nudo factor de tensiones entre sindicatos y mo- número creciente de personas que piensan que
vimientos campesinos en las zonas de desarro- hemos tocado fondo, y que sería mejor –en esas
llo económico, estos intereses sólo se concilia- condiciones– dejar de cavar”.
rán con la construcción de un marco común de Por una parte, los que, a la manera del pri-
percepción que establezca la relación entre los mer ministro británico Gordon Brown, “hacen
problemas particulares y los diferentes retos14. creer que el mejor medio de enfrentar la crisis
Al permitir esa generalización, el concep- alimentaria mundial es concluir lo más rápido el
to de “soberanía alimentaria”, que sintetiza los ciclo actual de negociación en la OMC para libe-
diferentes retos ligados a los temas agrícolas y ralizar más el comercio y abrir todavía más am-
alimentarios y define un proyecto alternativo a pliamente los mercados mundiales a las exporta-
las políticas de liberalización, puede servir de ba- ciones de las multinacionales”. Por otra, los que
se a tales convergencias, como lo muestra la ex- reclaman una reorientación radical de las políti-
periencia exitosa de Vía Campesina. cas agrícolas para superar el caos que la globali-
Pero este proyecto sólo podrá llegar a un zación ayudó a crear, recordando de paso que las
resultado si encuentra sólidos apoyos en las esfe- políticas de libre comercio desorganizaron la es-
ras políticas institucionales nacionales e interna- tructura de las sociedades rurales y “empujaron a
cionales, únicas capaces de transformar las rei- millones de trabajadores rurales y urbanos hacia
vindicaciones en políticas concretas. Ahora bien, la economía informal, ahí donde el hambre es
aun ahí donde los dos universos, social y político, una realidad cotidiana incluso cuando todo va
no están muy separados, ahí donde existe entre bien” (Hilary, 2008).

Bibliografía
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los grupos de interés, en este caso los de la agroin-
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24 Alteridad Marzo de 2009


Desarrollo y soberanía alimentaria

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1 Artículo traducido de Alternatives Sud, Nº. 4 (2008)


2 Desde julio del 2007, la FAO propuso, sin éxito, la organización de una Conferencia de alto nivel sobre la
seguridad alimentaria y, en diciembre del mismo año, previendo la inminencia y la naturaleza de la crisis
– especialmente una multiplicación de motines del hambre –, lanzó una iniciativa, tampoco muy toma-
da en cuenta, contra el alza desmesurada de los precios de los alimentos y a favor del aumento de la pro-
ducción agrícola mundial.
3 Varios especialistas estiman que el 75% del aumento de los precios desde el 2006 se debe a la producción
de combustibles biológicos, teniendo en cuenta las políticas (programas de inversión, subsidios, etc.) y los
efectos especulativos asociados (De Schutter, 2008).
4 Según Marcel Mazoyer (economista e ingeniero agrónomo, profesor emérito del Instituto nacional agro-
nómico Paris-Grignon, presidente del comité del programa de la FAO de 1983 a 1993), habrían suficien-
tes tierras explotables para alimentar sosteniblemente a toda la población incluso hasta el 2050, cuando
ésta haya alcanzado su apogeo demográfico, inclusive sin tomar en cuenta bosques y tierras reservadas pa-
ra otros cultivos (combustibles biológicos, por ejemplo). Pero el autor aclara, sin embargo, que este obje-

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Desarrollo y soberanía alimentaria

tivo solo podrá ser alcanzado si se aceptan inversiones substanciales en el sector de los cultivos de subsis-
tencia a fin de mejorar la productividad (Mazoyer, 2008).
5 Se trataba esencialmente de excedentes de producción donados por Estados Unidos como ayuda alimen-
taria o vendidos a precios concesionales. En el periodo de la Guerra fría, esa ayuda tenía un objetivo es-
tratégico, tanto los Estados Unidos como la URSS utilizaron el instrumento de la ayuda alimentaria para
fortalecer alianzas.
6 Según Marcel Mazoyer, de los 852 millones de personas que sufren hambre en el mundo, las tres cuartas
partes son rurales. Los campesinos representan aproximadamente dos tercios de los 3 mil millones de per-
sonas que viven con menos de 2 dólares por día (2008).
7 En Burkina Faso, la coalición lleva el nombre de “Coalición nacional de lucha contra la vida cara, la co-
rrupción, el fraude, la impunidad y por las libertades”. En mayo del 2008, se realizó una huelga general de
72 horas por iniciativa de ella.
8 En ciertas regiones, estos últimos no dudan además en utilizar la intimidación, incluso el asesinato de mi-
litantes para conseguir sus fines. En Filipinas, opuesto al North Luzon Super Economic Planship (vasto
plan de desarrollo económico elaborado por las autoridades locales que prevé la construcción de un puer-
to al norte de la isla de Luzón, la creación de zonas francas y el desarrollo de los cultivos de exportación),
el movimiento campesino regional Kagimungan vio precisamente a varios de sus líderes asesinados por
grupos paramilitares. Considerada como el principal obstáculo para la realización del plan, esta organi-
zación había impulsado la lucha contra la aparcería en la región y obtuvo algunas victorias decisivas (Can-
celación del pago de 50% de las cosechas a los “señores de la tierra” e imposición a los comerciantes de
condiciones de compra de las cosechas más favorables para los pequeños productores) (Rivelli, 2008).
9 Movimiento de campesinos sin tierra, Movimientos de las víctimas de las presas, Comisión pastoral de la
tierra.
10 Esta plataforma agrupa las cuatro grandes redes subregionales africanas: Redes de las organizaciones cam-
pesinas de Africa austral (Sacau), de Africa central (Propac), de Africa del Este (Eaff) y del Oeste (Roppa).
11 Actualmente el programa abarca más o menos 11 millones de familias, o sea aproximadamente el cuarto
de la población brasileña.
12 Cabe indicar que el monto total de las ayudas para el desarrollo de la agricultura no ha dejado de dismi-
nuir desde fines de los años 1970, pasando de más de 7 mil millones de dólares a menos de 2 mil millo-
nes en el 2005. En el mismo periodo, la proporción de esta ayuda con respecto a la totalidad de ayudas
públicas pasó de más del 16% a menos del 4% (de Ravignan, 2008).
13 El Alba fue oficialmente celebrado en abril del 2005 con la firma de un tratado “comercial de los pueblos”
entre Venezuela y Cuba. Posteriormente, Bolivia, Nicaragua, República Dominicana y Honduras se unie-
ron a esta iniciativa.
14 Se pudo ver en varios países convergencias inéditas: en México, por ejemplo, durante la crisis de la torti-
lla, los sindicatos campesinos se aliaron a los sindicatos obreros para organizar las movilizaciones; en va-
rios países de África donde ciertas organizaciones rurales integraron las coaliciones contra la vida cara, o
también en Egipto donde los campesinos movilizados contra un proyecto de desarrollo económico en la
ciudad de Maniet recibieron el apoyo importante por parte de las poblaciones urbanas.

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