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El Sacrificio en Nuestra Religión EBÓ
El Sacrificio en Nuestra Religión EBÓ
Religión ¨EBÓ
Según cuenta la tradición, hallada en la memoria de un
Babalawo (2) yoruba, en una ocasión el rey de Benín fue a
consultarse con sus adivinos y estos le dijeron que debía
ofrecer algún sacrificio a los orisa (3) y/o a los ancestros
pues, de lo contrario, su hija, Poroye, "perdería su camino".
En aquel momento el rey se negó rotundamente a llevar a
cabo el sacrificio porque pensó que era imposible que su hija
pudiera perderse. En ese tiempo la madre de Orunmila (4) era
dueña de una antílope, llamada Siere, quien era la que se
encargaba de hacerle las marcas faciales a los hijos de
Orunmila, es decir, a los iniciados que conocían el secreto
ancestral de la adivinación. A causa del exceso de trabajo,
Siere se hartó y decidió escapar hacia el boque.
Inmediatamente, al darse cuenta de lo sucedido, Orunmila se
dio a la tarea de atraparla, lo que le tomaría dieciséis días.
Siere corrió por la sabana huyendo y Orunmila la persiguió.
Sierre corrió hasta adentrarse en el bosque de Alabe, hasta
que cayó en un pozo y Orunmila, al tratar de atraparla, cayó
también siéndoles imposible salir de allí.
Después de siete días de estar atrapados, Orunmila
escuchó la voz de una mujer que iba cantando. Esa mujer era
Poroye, quien andaba perdida en el espeso bosque hacía
algunos días. Al pasar cerca del pozo, Poroye se dio cuenta de
que allí estaban Orunmila y Siere sin poder salir. Orunmila le
rogó a Poroye que lo sacara del pozo y que a cambio él le daría
lo que ella deseara. La joven aceptó el trato y los sacó del
pozo. Una vez afuera, Orunmila agradeció profundamente el
gesto de Poroye y le dijo que le pidiera lo que ella quisiera.
Ella, siguiendo su más genuino deseo, le dijo a Orunmila que
quería tener un hijo. Él accedió a tener relaciones sexuales
con Poroye. Sin embargo, Orunmila le advirtió a la joven que,
debido a que sus tres esposas no debían enterarse de lo
sucedido, ella no podría vivir con él. Finalmente ella estuvo de
acuerdo y con el tiempo nació una niña que fue llamada
Olomo.
Pasaron algunos años y un día Orunmila le pidió a sus
sirvientes que le trajeran una esclava ya que él debía llevar a
cabo un sacrificio en honor al ancestro que lo protegía. Sus
sirvientes obedecieron su orden y le trajeron la esclava que
Orunmila necesitaba. Esa esclava era la misma Olomo.
Debido a que Orunmila nunca la había visto, evidentemente no
la reconoció, y le dijo que su sacrificio se llevaría a cabo en
tres días y, mientras tanto, ella debía realizar algunas labores
para que el rito venidero resultara exitoso.
Para aquel que vino del Cielo a la Tierra con su ofrenda en las
manos su camino no fue oscuro, para aquel que llegó a la
Tierra con su ofrenda en las manos su caminar fue seguro.
Agbee geege
Agbee Babáa
Agbee geege
Agbee Babáa.