Está en la página 1de 9

UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

REGIMENES PENITENCIARIOS EN ESPAÑA Y FRANCIA

RESPONSABLE:
 Rojas Herrera, Nélida Patricia.

CICLO:
VIII – 2021-I
AULA:
“A”
ASIGNATURA:
Derecho Penitenciario.
DOCENTE:
Dr. Francisco Castañeda Ramos

Chiclayo, Febrero 2021


1. RÉGIMEN PENITENCIARIO:

Es el conjunto de normas que regulan jurídica y socialmente la forma de


estar privado de libertad.

Estas pautas se materializan en reglamentos carcelarios que establecen


las condiciones, elementos y factores para llevar a cabo la ejecución
penal: una arquitectura adecuada a la readaptación social; personal
penitenciario debidamente preparado; grupo de sentenciados
criminológicamente integrados en base a una correcta clasificación; y, un
nivel de vida comparable en lo posible, al de la comunidad en donde
está ubicado el establecimiento.

2. SISTEMA PENITENCIARIO FRNACÉS:

Francia es otro país en el que a diferencia de España, la


administración penitenciaria depende del Ministerio de Justicia.

La Administración Penitenciaria se organiza en torno a una


Dirección General de la que dependen 4 subdirecciones generales,
aparte de otros servicios y unidades como la inspección de servicios,
comunicación y relaciones internacionales, así como el Servicio de
Empleo Penitenciario (SEP). Dentro de la estructura dependiente de la
administración penitenciaria también se encuentra la Escuela Nacional
de Administración Penitenciaria (ENAP) constituyendo un centro de
formación específica para el personal penitenciario y sigue la línea del
modelo francés para el personal de las Administraciones Públicas a
través de Escuelas especializadas.

Territorialmente la administración penitenciaria francesa se


organiza a través de 9 direcciones regionales correspondientes a las
zonas de influencia de Bordeaux, Centre-EstDijon, Lille, Lyon,
Marseille, Paris, Rennes, Est-Strasbourg y Toulouse. Además, para
todas las regiones y territorios franceses de ultramar existe una misión
de servicios penitenciarios específica.
Tipos de centros penitenciarios en Francia

 Maison d´arrêt (MA) – Prisiones de Distrito: son los centros más


numerosos y están destinados a preventivos y a penados cuya condena
restante no supera los dos años. En la actualidad hay 99
establecimientos de esta tipología.

 Establecimientos para penados: 85

Centros Penitenciarios: albergan módulos de diferentes tipologías


correspondientes a centros de detención, maison d´arrêt y/o maison
central. Existen 43 centros de este tipo.

Centros de Detención (CD): destinadas al cumplimiento de penas de


más de 2 años de duración para internos con buenas perspectivas de
rehabilitación. Hay 25 centros de detención en Francia.

Maison centrale (MC): 6 centros destinados a las penas más largas en


los que existen mayores medidas de seguridad.

Centros autónomos en régimen de semilibertad (Centre de Semi-


liberté): están destinados al régimen abierto para aquellos penados a
los que el juez ha dado un tratamiento en régimen de semilibertad,
generalmente desarrollan su actividad profesional fuera del centro y
duermen en él. Se pueden asimilar en algunos aspectos a los CIS
españoles.

 Establecimientos para menores: 6.

 Establecimientos sanitarios: en la actualidad solo hay un


establecimiento de estas características en Fresnes y está destinado
específicamente para personas en situación de privación de libertad
para su hospitalización, atención de urgencia y psiquiatría.

2.1. Actores que ejercitan funciones de control del ámbito


penitenciario.
En el ámbito penitenciario francés existen una serie de
organismos y mecanismos de control que se resumen en los
siguientes:

• Inspección de servicios. Tanto de la inspección específica de


servicios penitenciarios como la que se lleva a cabo por la
inspección de servicios del resto de ministerios que participan directa
o indirectamente en asuntos penitenciarios.

• Comisión de supervisión. En cada centro penitenciario se encarga


de supervisar la actuación en relación a las condiciones y régimen
de permanencia de los reclusos.

• Comisión Nacional de Deontología de la Seguridad (CNDS). Vela


por el cumplimiento de unas normas deontológicas en las labores de
vigilancia de los internos.

• Parlamentarios. Pueden visitar en cualquier momento los centros


penitenciarios.

• Mediateur de la Republica/ Le Défenseur des Droits. Defensor del


pueblo francés.

• Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las penas


y tratos inhumanos y degradantes. El Gobierno francés plantea
como organismo de control y supervisión del sistema penitenciario la
existencia de este comité europeo creado en 1989 en el marco de la
convención europea de la que adopta su denominación.

2.2. Aspectos singulares en Francia.

a. ERIS.

En Francia, desde 2003 existen los Équipes Régionales


d'Interventions et de Sécurité (ERIS), un cuerpo de élite para la
intervención urgente en caso de motines e incidentes graves en
el ámbito penitenciario, al margen de las actuaciones ordinarias
del servicio de vigilancia. Pons y Aguilar (2008:209 y ss.)
categorizan los modelos de seguridad en función de la
coexistencia de cuerpos policiales y penitenciarios en estas
tareas relacionadas con reclusos (vigilancia, traslados,
evasiones, etc.) distinguiendo entre el modelo compartido, de
especialización y externalizado.

En el caso francés ante evasiones y traslados participa la


Gendarmería y la Policía Nacional, motivo por el cual este autor
lo categoriza como un modelo de seguridad compartido.
Exponentes de otros modelos serían Países Bajos y los Corps
de Securité en Bélgica y Países Bajos en cuando a
especialización y el Reino Unido para el externalizado por
permitir la privatización de determinadas actividades
relacionadas con la seguridad penitenciaria.

b. Suicidios en prisión.

En comparación a la situación española, Francia posee unos


mejores indicadores de sobrepoblación a los que principalmente
se achaca el origen de los suicidios por las consecuencias que
tiene el hacinamiento en todas las facetas de la permanencia en
prisión (Bedoya et al. 1999). Sin embargo, en el caso francés
existe cierta alarma por el número de suicidios en prisión que en
valores absolutos es de los más altos de Europa (93 suicidios en
2007), si bien la tasa de suicidios cada 10.000 reclusos es
superara por algunos países, aunque su población reclusa es
muy inferior y por tanto el número de suicidios menor. Estos
datos referentes a la tasa de suicidios en comparación con los
españoles (tasa de 4,7 para al AGE en 2007), hacen poner en
duda que la sobrepoblación sea uno de los factores
fundamentales y que éstos puedan estar más relacionados con
el modo de vida en el seno de las prisiones.
3. SISTEMA PENITENCIARIO EN ESPAÑA

La organización penitenciaria española se rige, a grandes rasgos, por los


principios siguientes:

a) Establecimientos: Hay en España 86 centros penitenciarios


(Anuario El País 1998, 131), distribuidos por las diversas áreas
territoriales. Cada una de éstas ha de contar, conforme al art. 12
de la Ley, con un número suficiente de establecimientos “para
satisfacer las necesidades penitenciarias y evitar el desarraigo
social de los penados”. Los Centros penitenciarios se clasifican
en:

– establecimientos de preventivos, – establecimientos de cumplimiento


de penas; éstos pueden ser, a su vez, * de régimen cerrado:
centros o módulos de régimen cerrado y departamentos
especiales, * de régimen ordinario, * de régimen abierto: centros
abiertos o de inserción social, secciones abiertas y unidades
dependientes; y, – establecimientos especiales: hospitalarios,
psiquiátricos o de rehabilitación social.

Tanto la Ley como el Reglamento reconocen los derechos de los


internos. En particular, afirman el derecho del interno al respeto
de su personalidad, no-discriminación y de los derechos e
intereses legítimos no afectados por la condena, mencionando
expresamente los derechos siguientes:

a) Derecho a que la Administración penitenciaria vele por sus vidas, su


integridad y su salud, sin que puedan, en ningún caso, ser
sometidos a torturas, a malos tratos de palabra o de obra, o rigor
innecesario.

b) Derecho a la protección de su dignidad e intimidad, sin perjuicio de las


medidas exigidas por la ordenada vida en prisión.
c) Derecho a ser designados por su propio nombre y a que su condición
sea reservada frente a terceros, a cuyo fin se establece un
sistema específico de protección de los datos de carácter
personal contenidos en los ficheros penitenciarios.

d) Derecho al ejercicio de sus derechos civiles, políticos, sociales,


económicos y culturales (incluido el derecho de sufragio), salvo
cuando sean incompatibles con su detención o condena.

e) Derecho de los penados al tratamiento penitenciario.

f) Derecho a las relaciones con el exterior legalmente previstas.

g) Derecho a un trabajo remunerado, dentro de las disponibilidades de la


Administración penitenciaria.

h) Derecho a acceder y disfrutar de las prestaciones públicas que les


corresponda.

i) Derecho a los beneficios penitenciarios legalmente previstos.

3.1. Posición de la prisión en el sistema de control social en España:

Tradicionalmente, el internamiento en prisión ha venido ocupando


una posición central en el sistema de control social en España. Los
diversos Códigos Penales que se sucedieron a lo largo de los dos
últimos siglos se apoyaron fuertemente en la privación de libertad, la
pena más frecuentemente utilizada por la Ley como reacción a los
hechos delictivos; las posibilidades de sustitución o evitación del
internamiento eran, además, muy reducidas (de la Cuesta
Arzamendi, 1993). También en el plano de las medidas de
seguridad, la Ley de Vagos y Maleantes (1933) y la Ley de
Peligrosidad y de Rehabilitación Social (1970) contemplaron
múltiples vías de internamiento de los “peligrosos”; éstas se
cumplieron por lo general, en la práctica, en las mismas prisiones
debido a la falta de construcción de los establecimientos específicos
inicialmente previstos.

En cuanto al Derecho juvenil, la Ley de Tribunales Tutelares de


Menores (1948) colocó igualmente al internamiento (en sus diversas
modalidades) en un primer plano de la reacción frente a los menores
precisados de reforma (y para los de protección) (de la Cuesta
Arzamendi, 1986), si bien a partir de la década de los setenta se fue
observando cierto descenso en el índice de decisiones de
internamiento ordenados por los jueces de menores. Producida la
transición política a un régimen democrático y, tras la aprobación de
la Constitución de 1978, que abolió la pena de muerte (art. 15), se
inició en España un importante proceso de reforma legislativa,
abierto precisamente con la aprobación de la Ley Orgánica General
Penitenciaria (1979). El proceso se ha visto coronado con la entrada
en vigor (mayo 1996) del nuevo Código Penal (Ley Orgánica
10/1995, de 23 de noviembre).

Este ha derogado no sólo el Código Penal anterior sino también la


Ley de Peligrosidad y de Rehabilitación Social, considerada
inconstitucional por un amplio sector de la doctrina, pero que no
había sido objeto de derogación formal. En cuanto a la Ley de
Tribunales Tutelares de Menores, declarado inconstitucional parte de
su articulado en 1991, la Ley Reguladora de los Juzgados de
Menores (1992) vino a cubrir la laguna producida por aquella
sentencia, reformando urgentemente la Ley anterior y a la espera de
una nueva legislación que todavía espera su aprobación. Las
reformas producidas en el sistema español de justicia penal no han
supuesto, en modo alguno (Muñagorri Laguía, 1998; Rivera Beiras,
1996, 157) un desplazamiento real de la importancia de la pena
privativa de libertad Ciertamente, el Código Penal, que ha reducido
el ámbito de las medidas de seguridad consistentes en
internamiento, sometidas a fuertes limitaciones (arts. 95 y ss.), –
elimina las penas de corta duración (hasta 6 meses) que se
convierten en arrestos de fin de semana (art. 33), – facilita la
sustitución de las penas privativas de libertad de hasta un año de
duración (excepcionalmente hasta dos) por penas de arresto de fin
de semana o de multa (arts. 88 y ss.), – permite con cierta
generosidad la suspensión condicional de su ejecución si se trata de
penas inferiores a dos años (tres para los drogodependientes) con
apertura de un plazo de prueba de dos a cinco años, y – reduce el
campo de aplicación de las medidas de seguridad privativas de
libertad (arts. 95 y s.).

También podría gustarte