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La Crisis del 29′, la Gran Depresión.

Con la crisis económica que nuestra sociedad actual está sufriendo, es fácil que
se eche la mirada atrás y se compare con las grandes crisis que han afectado al
mundo en los últimos tiempos. Pero hay una que suena con más fuerza que otras:
la Crisis del 29′ o la Gran Depresión, conocida también como el “Crash de Wall
Street” o “Crack del 29`”. Se trata de una de las mayores crisis económicas de la
historia.
Tras la Primera Guerra Mundial, los nuevos países que habían resultado de la
guerra comenzaban a progresar. Se habla de los ‘felices años veinte’. Además,
Estados Unidos emerge como la gran potencia económica e industrial. Su
crecimiento industrial, basado principalmente en las teorías de Taylor y Ford, fue
extraordinario.
Sin embargo, el sector primario no creció de la misma manera sino mucho más
lento, por lo que se produjo un éxodo del campo a la ciudad. Fue tal el clima de
bonanza que había que una gran parte de la población decidió adquirir acciones
en empresas industriales. De hecho, casi la décima parte de la población invertiría
sus ahorros en el mercado de valores. Tras esto, a partir de 1927 los financieros
de Wall Street decidieron centrar sus atenciones en el mercado interior. Este
hecho incrementó los valores de las empresas norteamericanas y con ello, los
problemas.
Las principales causas de la Crisis del 29′ son tres. En primer lugar, una
superproducción agrícola que conduce a un incremento de productos en el
mercado y, por tanto, una bajada de los precios y rentas rurales. Se produce más
de lo que se consume y al no vender, comienzan a producirse despidos.
Como segunda razón está el subconsumo industrial camuflado y mantenido
gracias a los créditos, que la población se acostumbra a pedirlos para poder
comprar lo que deseen. Y tercero, y más importante, la especulación bursátil
mencionada anteriormente por parte de los financieros de Wall Street, que hacían
ganar dinero rápidamente a pesar de que las acciones estaba sobrevaloradas.
El 22 de octubre de 1929 dejan de subir las acciones y comienzan a bajar hasta
que el jueves 24 toma proporciones catastróficas, día que pasó a la Historia como
el “Jueves Negro”. Se empezaron a vender acciones para tratar de salvar la mayor
cantidad de dinero posible y se produce una bola de nieve: a consecuencia de
esto, el precio de las acciones cada vez bajaba con mayor rapidez. Llegaron a
venderse hasta 12 millones de acciones en un solo día. Después llegó el
denominado ‘Martes Negro’, en el que se colapsó la Bolsa, consecuencia de la
pérdida de 24.000 millones de dólares en apenas una semana. Esto arruinaría a
los especuladores y paralizaría las ventas de crédito.
El pánico cundió entre la población. Su respuesta fue acudir a los bancos a retirar
todos los ahorros que tenían, pero éstos no podían rembolsar ese dinero ya que
se había invertido en préstamos o inversores, lo que produjo la quiebra en cadena
de los bancos (casi 4.000 en apenas tres años) y el consiguiente suicidio de
empresarios y financieros.
El desempleo subió como la espuma, lo que llevó al cierre de numerosos negocios
y en 1933 se registraron 14 millones de parados. El Gobierno podría haber
intentado salvar la situación e imponer la calma, pero decidió no intervenir
limitándose a esperar a que pasara el tiempo y ver si se solucionaba solo.
Debido a la fuerte dependencia que tenía Europa de Estados Unidos, la crisis
también le afecta. La reducción de las importaciones americanas o la repatriación
de los bancos americanos fueron alguno de los efectos. Austria es una de las
primeras afectadas con la quiebra de varios de sus bancos.
Con la llegada al poder de Roosevelt en 1933, se implanta el conocido “New
Deal”, basado en las ideas de Keynes que permitían la intervención del Estado
cuando la situación lo requiriese.
Entre las medidas que contenía estaba el favorecer las inversiones, el crédito y el
consumo, lo que conllevaría a una reducción del desempleo. Hubo ayudas para
los bancos y subvenciones a los agricultores. También se propuso un aumento del
salario y una reducción de las horas de trabajo. Además, se diseñaron planes de
asistencia sanitaria y un nuevo sistema de jubilaciones y pensiones. Se trata de
una crisis que no terminaría hasta bien entrado el año 1939, año en que
comenzaría la Segunda Guerra Mundial.

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