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ADMINISTRACIÓN VISUAL

La administración visual o visual management es la capacidad que tiene un


entorno para hacer posible la interacción entre las personas y la información y la
habilidad de estas para decidir y actuar de forma ágil como resultado de esa
interacción.

Dentro de la empresa, la administración visual se refiere a la implementación de


herramientas visuales y digitales para indicar una señalización que sirve para
conocer el estado de una situación, tales pueden ser pizarrones, pantallas de
televisión, sistema andón, pintura, etcétera.

No obstante, suele creerse que la fábrica visual tiene como propósito “comunicar”
la situación cuando esto es parcialmente cierto.  En una fábrica visual uno puede
enterarse de la situación actual con tan solo entrar en el espacio designado. Por
ejemplo, los pizarrones hora a hora indicarán el estado actual de la producción, las
luces dirán la situación de funcionamiento de una máquina, y el tablero de
sombras al final del turno nos permitirá saber si todas las herramientas fueron
regresadas a su lugar asignado para almacenamiento.

De todo lo anterior podríamos fácilmente concluir que el propósito de la planta


visual es hacer que el “espacio hable”. Entre más visual sea la empresa, mejor
podremos comprender lo que ocurre sin preguntar a nadie, sin interrumpir el
trabajo de la gente.

En una fábrica visual los canales de información se reemplazan por campos de


información. Si uno está interesado en saber sobre el desempeño de los procesos
en un área, solo tiene que entrar dentro del campo de información que le
corresponda y lo que necesite saber ya debe estar ahí, directamente de la fuente y
actualizado en todo momento. Cualquier persona puede distinguir lo normal de lo
anormal, aunque no esté familiarizado con el área. El problema radica en
interpretar la administración visual como un fin cuando en realidad solo es el
medio para lograr algo más grande y relevante.
El verdadero objetivo de la administración visual no es solo transmitir información,
sino que va un paso más allá y lo que debe hacer es provocar la acción que
eventualmente tendrá el efecto que esperamos: restaurar la normalidad.

Nada ganamos con solo estar informados, si queremos hacer una diferencia,
necesitamos tomar acción y después verificar si la acción tuvo el efecto deseado.
Las plantas ya están llenas de pizarrones que indican que en las últimas 3 horas
no se ha cumplido la meta de producción, múltiples maquinas tienen las luces
rojas encendidas por horas sin que nadie les preste atención, tableros de sombras
que poco a poco empiezan a despoblarse solo haciéndonos saber el herramental
que hemos perdido. La información se recibe, pero nada se hace para remediar la
situación.

De ahí viene el término “Administración” visual. La parte administrativa de un


proceso lleva implícita la inclusión de 3 componentes: un sistema de monitoreo
para detectar situaciones anormales, un sistema de comunicación para transmitir
la información a las personas indicadas y concluyen con un conjunto de acciones
orientadas a reestablecer la normalidad.

La efectividad de este sistema de 3 componentes: monitoreo-comunicación-acción


dependerá en gran parte de la velocidad con la que el ciclo se cierra. Es decir, se
debe minimizar el tiempo que transcurre desde que se genera la situación
anómala hasta el momento en que se toma la acción correctiva.

Cuando esto ocurra, los pizarrones hora a hora solo serán registros históricos que
nos dirán que no cumplimos el plan de producción del día y sabremos por qué.
Podremos saber que máquinas están detenidas y por qué. Los tableros de sombra
nos dirán con precisión que herramientas faltan, pero cuando ocupemos una de
ellas, perderemos tiempo buscándolas en alguna otra área. Todas estas
situaciones tendrán efectos adversos en los métricos de calidad, de productividad
y de servicio a clientes deteriorando significativamente la efectividad
gerencial. [ CITATION Mar181 \l 2058 ]
BIBLIOGRAFÍA

Martinez Lizama, J. G. (2018). Cuando la administración visual es solo un gasto


más.

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