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Los efectos de la droga sobre la sexualidad

Las drogas pueden afectar distintos aspectos de la conducta sexual. Algunas alteran la libido
o la intensidad del interés y placeres sexuales, mientras que otras partes afectan solo la
respuesta fisiológica de los órganos genitales: la erección, el orgasmo y la eyaculación.

Mecanismo de acción

Existen distintos mecanismo mediante las cuales las drogas pueden influir en la sexualidad.
Esencialmente implican una alteración química de los nervios que regulan la respuesta sexual.

Efectos farmacológicos

Desde hace siglos, se ha hecho hincapié de la acción que ejercen las drogas y el alcohol
sobre la sexualidad.

Farkas y Rosen22, llevaron a cabo experimentos en tres grupos de individuos a quienes


suministró dosis diferentes de alcohol y midieron el incremento de la tumescencia, que se
observaba en esos individuos que al mismo tiempo veían películas eróticas y a aquellos que
tenían concentraciones alcohólicas un poco por debajo del límite de la intoxicación, se
producían una notable supresión de la erección.

Un experimento similar22, (Wilson – Laeson) pero en mujeres, observó un significativo


efecto negativo en la presión del pulso vaginal.

Ya desde entonces13,14, se piensa que las sustancias que actúan como depresores del
Sistema Nervioso Central, interfieren los mecanismos de transmisión refleja en la excitación
sexual. Además, estudios científicos han demostrado que en los bebedores sociales27,
tanto hombres como mujeres, se reducen los niveles de testosterona y de hormonas en la
sangre de los adultos jóvenes que gozan de buena salud.

Los efectos agudos de ciertas drogas sobre la sexualidad34, son más complejas y tienen
más que todo, efectos “des inhibitorios” sexuales, en las personas. Es por ello, que tales
sujetos, tienen una sensación de relajamiento y una actitud más abierta hacia la sexualidad.

En relación ya más específica de la Marihuana sobre la sexualidad33,2, hay una


considerable controversia al respecto.

El uso de la marihuana se ha hecho frecuente y rutinario, a pesar de ser una droga ilegal y
prohibida. Y una de las razones citadas para los que se inician en ella, es la fama que tiene
de aumentar las sensaciones y experiencias sexuales; de tal modo, que las expectativas
positivas de un posible efecto placentero de la droga, no dejan de ser una simple sugestión.

Es difícil diferenciar el efecto real que tienen las drogas sobre la sexualidad, de las fantasía
de sus sensaciones, ya que sus investigaciones se hallan entorpecidas y bombardeadas por
presiones políticas, como lo sucedido en un laboratorio de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Boston36, donde los doctores Norman Zimberg y Andrew Weill, iniciaron una
serie de estudios que a su entender, constituían los primeros experimentos en Cana biología
en seres humanos, de conformidad con las normas actuales para evaluar el efecto de la
droga; fue necesario esperar más de un año de negociaciones para que las autoridades de
la Universidad y el Gobierno Federal autorizaran dichos estudios y cuando se iniciaron las
pruebas, dichos científicos corrieron el riesgo de ser encarcelados por violación a la Leyes
del Estado de Massachusetts.
También se ha observado, como corolario de lo anterior, que los consumidores de la droga
son impotentes y la recuperación en su totalidad de ella, al abandonar el uso de la droga, es
lenta.

A nivel de la espermatogénesis22, hay una inhibición de ella en su uso continuado y en


cuanto al sexo femenino, tanto en mujeres postmenopáusicas, como en aquellas que habían
sido oforectomizadas por cualquier otra circunstancia, la droga, deprime los niveles de
gonadotropinas coriónicas y en mujeres sanas y jóvenes, los ciclos menstruales son más
cortos que las no consumidoras, aunque las concentraciones sericas de LH y FSH de ambos
grupos, fuesen similares. Como dato curioso, en las consumidoras crónicas de la
marihuana23, la concentración de los “andrógenos femeninos” eran significativamente más
bajos, que las que no lo consumían y todos sabemos que ésta sustancia originada en las
suprarrenales, es la que origina la líbido o el deseo sexual.

Sabemos cómo los impulsos sexuales24,25, se hacen a niveles de neuronas cerebrales


donde tiene acción importante los neurotransmisores y a nivel de éstos centros, la
hidroxitriptamina, se eleva, mientras que la noradrenalina cerebral disminuye y por ello, en
los monos produce una sedación, disminución de la conducta agresiva y pérdida de la
motivación o capacidad para ejecutar tareas complejas.

Cuando la droga se inhala30, el humo ejerce su acción algunos minutos después y dura
poco su acción. Si se ingiere, tarda de 30 a 60 minutos en manifestarse su acción y su
duración ya es de 3 a 5 horas. No se han registrado defunciones con su efecto agudo y hay
una taquicardia con congestión vascular de las conjuntivas. (Uso de colirios en los recién
iniciados). Hay sequedad de boca y garganta y los vértigos como las nauseas, son
frecuentes en los iniciados. Como dato curioso3, se encuentra un apetito aumentado hacia
los azúcares, aunque no se han descrito alteraciones de la glicemia ni de otros parámetros
bioquímicos. No se ha estudiado el destino metabólico de las drogas, pero en la orina se ha
descubierto un compuesto glucurónico, después de su administración por vía oral. Los
efectos subjetivos de la droga, dependen de la personalidad de quien la use, así como de la
dosis, de la vía de administración y las circunstancias con que se use la droga.

Con relación a la Heroína y su acción en la esfera sexual, desde tiempo inmemorial se sabe
de la influencia que tiene en la actividad sexual.

Lo que se ha sugerido en llamar el “orgasmo psicogénico”7, no es más que una sensación


subjetiva de la hipertrofia del YO, con una descenso apreciable de las sensaciones
libidinosas. Además, la búsqueda diaria del dinero para su adquisición o compra,
indudablemente reduce el interés por las actividades sexuales.

A nivel farmacológico13,14 hay una disminución en la concentración de testosterona en el


suero, como las de las gonadotropinas hipofisiarias. Según Cushmman7, de 19 varones
adictos a la heroína, 12 presentaban trastornos de la líbido, 10 eran impotentes y 12 tenían
eyaculaciones retardadas.

Bai 7, observó que en sus pacientes habían un 60% de libido deprimida y de las mujeres, el
45% tenían amenorreas y en el 90% infertilidad y en éstas, el 20% galactorreas y reducción
en el tamaño de las mamas. También han observado los que se han dedicado a estos
temas, que la cesación en su uso, no restauraban inmediatamente la normalidad de la
actividad sexual y reproductora y los problemas endocrinos y psicológicos que ocasionaban,
podían persistir durante meses, antes que advirtieran mejoría alguna.
Con la cocaína12,14, hay la creencia que tiene propiedades excitantes en relación a la
sexualidad y entre ellas, las de aumentar el deseo, el de mejorar la firmeza y la duración de
las erecciones e intensificar el orgasmo, tanto en los hombres como en las mujeres. Sin
embargo estudios estadísticos llevados a cabo en 14 de los 39 varones encuestados, dijeron
haber sufrido una pérdida de la erección que los relacionaban al uso de ella.

Es bastante escasa la información que se puede aportar en relación con esta droga en lo
tocante a efectos sexuales y por lo pronto no es dable sacar conclusiones definitivas de
ningún tipo. La cocaína, se obtiene de las hojas del ERYTHOXILON COCA, árboles
indígenas de Perú y Bolivia, donde sus hojas se han usado desde hace siglos, para
aumentar la resistencia al esfuerzo físico, por estimulación central (mambeo).

La Cocaína es la benzometilecgonia, la cual es una base aminoalcohólica relacionada con la


atropina y es un ester benzoico y una base, que contiene nitrógeno.

La acción más importantes que tiene la cocaína, es la de bloquear la conducción nerviosa


cuando se aplica localmente y su efecto más sobresaliente, la estimulación SNC.

En éste, lo estimula de arriba hacia abajo y la primera manifestación que produce es a nivel
de la corteza cerebral manifestándose por una locuacidad, inquietud y excitación; también
hay signos de que aumenta la capacidad mental y la capacidad para el trabajo muscular,
probablemente porque disminuye la fatiga y de ahí su uso generalizado por los indígenas.

En los animales de laboratorio, su acción cortical se manifiesta por un incremento de la


actividad motora. Con dosis mínimas, la acción motora permanece coordinada, pero a
medida que se aumenta la dosis, se afectan los reflejos inferiores produciendo temblores y
movimientos convulsivos; los reflejos medulares se exacerban y al final, aparecen
convulsiones crónicas y tónicas por acción inhibitoria de las neuronas.

Su acción en el Bulbo, se traduce por un aumento en la frecuencia respiratoria. La


estimulación central va seguida de depresiones de los centros superiores y ocurre aún
cuando los centros inferiores del eje neuromuscular, se encuentren en la etapa de
excitación. Es fácil llegar al paro respiratorio por esta acción sobre los centros bulbares.

La cocaína potencializa las respuestas excitadoras e inhibitorias de los órganos


inervervados por el simpático11,12. Por lo tanto, sus acciones son a nivel de los
neurotransmisores y de ahí que sus efectos tengan relación con la adrenalina y la
noradrenalina en la estimulación de los nervios simpáticos.

La potencialización de la cocaína fue observada por primera vez por Frohelich y Loewi en
191013,14 quienes concluyen, que la cocaína no estimula directamente éstos órganos ni
tiene acción sensibilizante específica sobre ellos, ya que las células denervadas no
responden a la cocaína sola. Una explicación pudiera ser que la cocaína impide la
degradación de los neurotransmisores, pues se sabe que inhibe la monoaminoxidasa, amina
que oxida la adrenalina y la noradrenalina.

Por ello se sabe que la cocaína es el único anestésico que impide la absorción de los
neurotransmisores en los terminales nerviosos. Es ésta la razón por la cual produce
sensibilización a la adrenalina y noradrenalina y explica a diferencia de otros anestésicos,
donde la cocaína produce vasoconstricción y midriasis y que su acción más importante es
bloquear la conducción nerviosa cuando se pone en contacto directo con el tejido neural.
(Isquemia del tabique con necrosis del mismo en los sujetos, cuando la inhalar).
Como conclusión general, podemos decir que la utilización de esta droga ha sido
considerada durante mucho tiempo como un medio de aumentar el interés y el disfrute de
las relaciones sexuales y hay pocos datos objetivos que sostengan la tesis de que son
verdaderos afrodisíacos. El mejor afrodisiaco hasta el presente, mientras no se pruebe lo
contrario, es la hembra que uno ama.

El efecto de las drogas varía mucho de un sujeto a otro y en una misma persona en
diferentes ocasiones y circunstancias.

No olvidemos que las percepciones sexuales subjetivas, pueden verse ampliamente


alteradas como resultados de la utilización de las drogas y todos los profesionales dedicados
al cuidado sanitario de la comunidad, deben conocer perfectamente, los efectos que las
drogas puedan tener en la actividad sexual, ya que indudablemente influyen en la calidad de
vida de las personas que las usan; la forma ambivalente como nuestra sociedad les hace
frente, está obligando al hombre a revisar sus principios religiosos y filosóficos, para evitar
verse sumergidos en un falso mundo de ensueños.

Las drogas han adquirido en los últimos años una connotación específica para aludir
aquellos fármacos no medicados, que unidos a situaciones de alto riesgo o marginalidad
social, producen en el consumidor efectos nocivos para la salud, el comportamiento y la
convivencia social.

Sobre la conducta sexual influyen toda una serie de factores socioculturales y sabemos
cómo los fármacos varían, en su manera de obrar de una persona a otra. Sus efectos
dependen en la mayoría de los casos de las diferentes expectativas con que se usen, ya sea
para liberar las tensiones sexuales o si se usan en mágicas pociones que faciliten en sumo
grado la gratificación sexual.

De tal manera que las necesidades, los deseos, las expectativas y el grado cultural de quien
las usa, condiciona los efectos específicos de cada droga.

La drogadicción está causada por una secuencia de eventos parecidos a los del hambre. Sin
embargo, al contrario de la mayoría de los alimentos, las drogas que causan adicción
provocan cambios en los receptores a los cuales se adhieren, haciéndolos menos sensibles.

Este proceso genera acostumbramiento o tolerancia (necesidad de aumentar gradualmente


la dosis de una sustancia para generar igual efecto) y adicción (la sensación de ansiedad
cuando se interrumpe el consumo de la sustancia). La mayoría de las drogas que producen
adicciones actúan alterando los niveles de neruotransmisores sobre todo la serotonina,
dopamina, endorfinas y noradrenalinas.

Cada tipo de droga actúa de manera ligeramente distinta para generar sus efectos
característicos.

El éxtasis, por ejemplo, estimula las células que producen serotonina y actúa sobre áreas de
la corteza frontal del cerebro, generando sensaciones de euforia, transcendencia y afecto.

El efecto es parecido al de los antidepresivos que origina que las células produzcan una ola
mayor de neurotransmisores.

Los alucinógenos como el LSD y el peyote, también estimulan la producción de serotoninas


o contienen agentes químicos que imitan sus efectos.

Estas drogas, aparte de estimular los centros del placer del cerebro, activan también las
áreas de los lóbulos temporales que generan las alucinaciones. Los llamados “malos viajes”
pueden ser el resultado de la estimulación de una zona cerebral cercanas a las anteriores,
en la cual se producen las sensaciones de miedo.

El LSD en dosis mínimas aumenta el rendimiento sexual, en tanto que en otras personas
hace perder completamente las capacidades sexuales y tras un consumo prolongado de
ella, solo se recuperan al cabo de los años de haberla suspendido.

Diferencias en la respuesta a la droga según los sexos

Los efectos de la droga sobre la sexualidad masculina cuenta con un mayor documentación y
con más evidencias que los efectos sobre la respuesta de las mujeres, lo cual deben en partea
que las respuesta masculina es más visible y por lo tanto más que la conspicua que la
lubricación y la hinchazón de los genitales, y la eyaculación es más fácil de registrar el
orgasmo femenino.

Las drogas anticolinérgicas que afectan de una manera adversa a la erección pueden también
bloquear las repuesta de maseta en las mujeres puesto que no existen ninguna fase de
emisión en el orgasmo femenino, debemos esperar que las drogas antiadrenérgicas que
bloquean la emisión en el varón no ejerzan ningún efecto concreto sobre el orgasmo en las
mujeres.

Las sustancias que afectan al interés sexual, al actuar sobre el cerebro bien como
estimulantes o como depresores, ejercen efectos similares en ambos sexos.

Estimulantes sexuales de adicción central

Afrodisiacos

Los centros sexuales del cerebro que presiden la conducta sexual son teóricamente
susceptibles a diversas sustancias farmacológicas. Desgraciadamente, los efectos de las
drogas de acción central son más inhibitorios que afrodisiacos. Los hombres han buscado
durante años, aunque generalmente en vano, sustancias sexualmente estimulantes.

Los llamados afrodisiacos son farmacológicamente inactivos. Si aumentan la conducta


erótica, es exclusivamente debido a un efecto de placebo.

Alcohol y barbitúricos

Es una sustancia de acción central que durante mucho tiempo tuvo la reputación de ser
afrodisiaco. Los dulces son exquisitos, pero son más rápidos. El alcohol es en realidad un
depresor del cerebro por igual y simultáneamente, sino que produce unas secuencias
específicas de efectos. Primero deprime los centros cerebrales que contralan el miedo y
reduce la ansiedad, produciendo una inhibición antes de bloquear la conciencia.

En dosis alta, el alcohol deprime, por supuesto la actividad cordial y bloquea las funciones
cognitivas.

Un incremento de la libido en las personas inhibidas, antes que estén realmente ebrias e
incapacidad. Sin embargo, dosis mayores de alcohol deprimen la conducta de las personas en
general, incluyendo de su respuesta. La bebida provoca el deseo, pero impide el acto.
Alcohol y barbitúricos

Ejercen efectos sobre la conducta y sobre el sexo. En otras palabras, estos depresores del
sistema nervioso central, por vía también central, no ejercen un efecto específico sobre los
centros sexuales, y mientras que una dosis pequeña puede liberar la respuesta sexual de
toda inhibición , en una dosis más alta bloquean toda la conducta, incluida la sexual. El abuso
crónico de sedante parece que disminuye en general la sexualidad en los seres humano.

 El alcohol:

 Ya lo dijo Shakespeare "El alcohol provoca el deseo pero frustra la ejecución". El alcohol actúa
como desinhibidor de las conductas, provocando que se pierda el control sobre algunas
emociones y sobre algunas inhibiciones de tipo social, hace que te creas más libre, menos
tímido, más ligón... esa es la visión que de sí mismo tiene el borracho (aunque él diga que solo
estaba "un poco colocado pero controlando"). La visión que tiene el resto de la gente, incluida
la persona a la que quiere ligar, es que dice tonterías, que está pesadísimo, que además le
huele el aliento, que está bailando como un pato, que hace el ridículo... y esto posibilita pocos
ligues; si estos se dieran, a la hora de la verdad nos encontramos que:

  1.- Se descontrola el tema de la protección. Muchos embarazos se produjeron en estas


circunstancias y más de un enfermo de SIDA no recuerda cuándo ni cómo lo contrajo, en aquel
momento su mente naufragaba entre vapores de alcohol.
  2.- Se descontrola el respeto hacia el otro, así muchos malos tratos y agresiones sexuales se
producen bajo los influjos del alcohol o de otras drogas.
  3.- En el hombre estimula el impulso sexual pero dificulta la erección y por tanto la
penetración, además retrasa el orgasmo y este es de más baja calidad.
  4.- En la mujer disminuye la lubricación vaginal, dificulta la consecución del orgasmo y
también reduce la calidad de éste.
  5.- Cuando la ingesta es continuada se presentan trastornos neurológicos, endocrinos y
vasculares que reducen de forma permanente e irreversible la respuesta sexual y potencian los
otros efectos negativos antes descritos.

La heroína:

 Se han descrito y estudiado importantes alteraciones sexuales en los consumidores de esta
droga. Es un potente depresor del sistema nervioso central por lo que provoca disminución en
el interés sexual, retraso en la eyaculación, alteraciones en la erección y disminución de la
hormona masculina testosterona, todo esto en el hombre. En la mujer también disminuye el
interés sexual y aumenta las dificultades para conseguir el orgasmo.

  A todos estos problemas suelen añadirse los provocados por la adicción, que conlleva un
estilo de vida totalmente caótico, con la destrucción de la personalidad y los consiguientes
riesgos embarazo o de enfermedades tipo SIDA, sobre todo si la droga se inyecta y se
comparten jeringuillas.

  La cocaína:

 Así como con la heroína, la mayor parte de la gente parece tener las cosas claras, con la
cocaína no siempre ocurre así. En un primer momento es un estimulante del sistema nervioso
central por lo que puede provocar elevación del apetito sexual, pero detrás de la euforia llega la
depresión y el desencanto.

 En los consumidores habituales se han descrito trastornos en la erección, como impotencia e
incluso erecciones dolorosas. En fases posteriores aparece desinterés sexual tanto en el
hombre como en la mujer.
 Algunas veces la cocaína se utiliza de forma tópica, espolvoreándola directamente sobre los
genitales, porque se pensaba que aumentaba la excitación sexual. Esta droga tiene un efecto
claramente anestésico por lo que la sensibilidad en la zona donde se aplique, disminuye o
desaparece.

  La marihuana:

 Tiene efectos depresores sobre el cerebro provocando una relajación física y mental con
desinhibición en el comportamiento. Su comportamiento puede ser asemejado al del alcohol,
aunque por su condición de ilegalidad hay algún estudio que demuestra el mayor riesgo de
continuar con las llamadas drogas duras.

  Investigaciones rigurosas han demostrado que el uso continuado de marihuana enlentece los
reflejos, disminuye la lubrificación vaginal en la mujer, inhibe la producción de hormonas
masculinas y femeninas y disminuye la producción de esperma. Otra cosa son las
apreciaciones subjetivas que dicen tener quienes la consumen.

 Drogas de diseño:

 Son potentes estimuladores y entre otras cosas aumentan de forma antinatural la resistencia al
cansancio. Distorsionan la actitud hacia las otras personas en lo que se refiere a las relaciones
sociales y también a las sexuales porque desinhiben totalmente el comportamiento
produciendo una pérdida de control que puede llegar a desencadenar conductas de violencia,
abuso, agresión...

  Al potenciar los comportamientos compulsivos y la desinhibición colocan a las personas que
las han tomado en situación de riesgo de contraer una ETS o de un embarazo no deseado
como consecuencia de la falta de previsión y de la no utilización de métodos de protección.
Todos estos efectos negativos se potencian al asociarlas al alcohol.

  Respecto a los efectos sobre el funcionamiento sexual, en general se puede decir que
dificultan la ejecución y el disfrute tanto en lo referente a la sexualidad entendida en su
concepto más amplio como si nos ceñimos al coito.

  Es difícil precisar más sobre sus efectos y consecuencias, pues estas "pastillas" tienen una
composición variable de unos tipos a otros e incluso dentro de las "pastillas" del mismo tipo. No
se cuenta con ningún tipo de registro o control que garantice de qué están hechas, en
definitiva, nunca se puede saber lo que se está tomando.

  El tabaco:

Considerada como droga legal también tiene sustancias que crean verdadera adicción. El
consumo a largo plazo puede provocar graves problemas de salud bien conocidos por todos.
Los efectos de la edad sobre la sexualidad

La capacidad del placer erótico parece que se inicia con el nacimiento y no tiene porque
desaparecer hasta la muerte. Sin embargo, la edad modela la dimensión biológica de nuestra
sexualidad de una forma importante, de tal manera que la intensidad y la calidad de la
respuesta sexual varia considerablemente en cada nivel cronológico.

Diferencias en el envejecimiento según los sexos

La edad ejerce unos influjos distintos sobre el ciclo sexual según se trate de hombre o mujeres.

Kinsey y los estudios de Masters y Jhonson confirman, que los varones experimentan el
máximo de responsabilidad y capacidad sexual alrededor de 17 o 18 años y que a partir de
entonces muestran una disminución constante. Por lo contrario, las mujeres alcanza su
máximo en los últimos años de la década de los 30, incluso en los primeros años de los 40, y
a partir de ese momento su libido disminuye a un ritmo relativamente más lento que los
hombres.

Los efectos de la edad sobre las diferentes fases de la respuesta sexual

Los niños experimentan erecciones desde el mismo nacimiento y empiezan a manipular sus
genitales tan pronto como se lo permite el desarrollo de su coordinación manual. La
masturbación infantil es una fase normal del desarrollo.

Los psicoanalistas creen que la alteración hacia el sexo opuesto comienza alrededor de los
cuatro años y describen una disminución pasajera en los intereses sexuales entre el final de
la fase edípica hacia los 5 años, y el comienzo de la adolescencia.

En la pubertad los niños suelen experimentar un incremento súbito y espectacular en la libido,


como consecuencia de la alta dosis de andrógenos que aparece en la adolescencia.

La sexualidad en los jóvenes es muy intensa. Experimentan una fuerte necesidad de liberación
orgásmica y el hambre sexual impregna sus vidas. Las fantasías sexuales y los sueños son
acuciantes y muy frecuentes, y el buscar compañero sexual se convierte en una preocupación
importante.

La frecuencia del orgasmo alcanza su máximo; según los datos de Kinsey, no es insólita la
cifra de cuatro a ocho orgasmos diarios. La erección es instantánea como la respuesta a una
estimulación física y psíquica, e incluso puede darse el caso de que la simple vibración del
autobús produzca una erección.
Causas intrapsíquica de las disfunciones sexuales

Las influencias culturales que predisponen al conflicto sexual. Los conflictos en los deseos
sexuales y el temor de vergüenza divina, social o parental son ubicuos y hasta ciertos quizás
inevitables en el seno de nuestra sociedad, con la práctica de crianza.

La sexualidad infantil

El descubrimiento por Freud de que los niños pequeños (inocente) se hallaban dominados por
fantasías e impulsos eróticos placenteros fue una autentica campanada en aquellos tiempos y
provoco poca hostilidad.

El niños aprende a de a deshacer de los sentimientos desagradable engendrados por unos


deseos incestuoso peligroso y frustrante, reprimiéndolos, alineándolo su sexualidad del resto
de la personalidad. Sin embargo, esos impulsos sexuales permanecen ocultos pero activo, en
el inconsciente, acechando desde allí durante el resto de su vida.

Freud afirmo que el niño pasa por tres etapas de desarrollo psicosexual: la oral desde el
nacimiento a los 18 meses, la anal de los 18 meses a los 4 años y la genital o fálica de los 4
años hasta la etapa de la latencia, esto es los 6 años.

Durante cada uno de estos estudios de la vida del niño se suponía dominada por la zona
erógena respectiva. Freud atribuyo muchos rasgos caracterológicos y neurológicos específicos
y diversos síntomas sexuales anales y orales de los años posteriores a las vicisitudes y las
transacciones concretas que se habían producido durante esas etapas.

Transferencia y formación del síntoma

El mecanismo responsable de la formación de síntomas sexuales, según la teoría freudiana,


es la activación por parte de experiencias adultas actuales de los conflictos edipicos infantiles
no resuelto en el fondo de la psique y de los cuales el paciente no es consciente.

Los conflictos sexuales infantiles reprimidos es, según la teoría freudiana, el mecanismo
esencial en la génesis de los problemas sexuales del adulto.

El concepto del conflicto edipicos y del regreso de los conflictos infantiles reprimido es muy útil
para aclarar ciertos fenómenos clínicos como el que hemos visto, sin embargo cabria afirmar
que los temas edipicos son la única causa de los conflictos sexuales, aunque se halle el
presente.
Conflicto y placer sexual

La sexualidad es el más placentero de los impulsos. A diferencia de otros impulsos en lo que


el principal placer deriva de su satisfacción, la sexualidad ofrece placer incluso cuando se
está acumulando la tensión sexual.

Sin embargo, al mismo tiempo que el intenso placer de la sexualidad lo convierte en una fuerza
ubicua y poderosa dentro de la existencia humana, se halla con la misma facilidad vinculada al
temor y a la culpabilidad y es, por tanto, muy vulnerable para la constitución de un conflicto.

Después de un trauma muy intenso, puede ocurrir que el individuo en cuestión no vuelva a
responder sexualmente. Después de un trauma muy intenso, puede ocurrir que el individuo
en cuestión no vuelva a responder sexualmente.

Existen millones de mujeres traumatizadas que nunca han experimentado el orgasmo y


también hombres que sufren de una incapacidad eyaculatoria absoluta es decir, jamás en su
vida han eyaculado. Sin embargo, los conflictos y los traumas sexuales no suelen eliminar
todas las manifestaciones de la sexualidad de una manera radical.

La mayor parte de las personas se adaptan estas contingencias negativas, vinculadas a las
manifestaciones de la sexualidad durante los años de formación, y responden con grados
diversos de alineación sexual.

Otras personas que padecen conflictos funcionan bien desde el punto de vista físico, pero solo
en circunstancias concretas o en circunstancias que no son excitantes para el promedio de las
personas que no tocan en absoluto el conflicto.

Causas diádicas de las disfunciones sexuales

Los síntomas sexuales, como todas las formas de psicopatología, son producto de la
interacción entre el individuo y el medio ambiente. En toda persona que funcionara
sexualmente en tal sistema, en donde reina el miedo, el rechazo, la incomprensión, las
humillaciones, las exigencias y las alineaciones, serian anómala.

El reconocimiento a las dificultades sexuales no siempre son expresiones de los conflictos


intrapsíquicos de una persona, sino que puedan estar vinculados a las vicisitudes de la
relación conyugal, es uno de los avances verdaderamente significativos dentro del ámbito de la
ciencias de la conducta.

Discordia marital causas y efecto

El sistema conyugal, la dinámica entre esposo y sus receptivos papeles y expectativas tienen
capacidad de evocar respuestas tanto positivas como negativas en el otro. Las emociones
neuróticas y destructivas engendradas por las relaciones que se suelen ver en la praxis clínica,
son dos las que se llevan de la palma:

1) La hostilidad y la ira rebelde contra el compañero.


2) El temor al rechazo o al abandono.

Ambas suelen estar vinculadas entre sí. Las parejas no suelen ser conscientes de que es su
asociación la que ha engendrado estos sentimientos y no ven clara la conducta destructiva que
motivan.

Es muy difícil que una mujer responda sexualmente al hombre que odia, o que se olvide de él
y se y se abandone a la respuesta sexual si teme que la rechace por no satisfacerle.

Es muy importante que el terapeuta sexual adquiera una compresión profunda de estas
adquiera una comprensión profunda de estas transacciones maritales patológicas, porque
contribuyen frecuentemente a las disfunciones sexuales y pueden presentar serios obstáculo a
la terapia. A una mujer que se siente insegura con su marido y que no se da cuenta de la
importancia que tiene él es probable que le cueste mucho abandonarse lo suficiente al
contacto erótico como para gozar el orgasmo.

Transferencia

Los conflictos edipicos no resuelto pueden evocar celos y posesividad respecto a otros, de
forma muy parecida a las rivalidades entre hermanos y los deseos de una atención exclusiva
por parte del padre o de la madre durante la infancia. Las transferencias parentales hacia el
otro producen temores de abandono, y una dependencia y exigencias excesivas.

Algunas personas sufren de una regresión dentro de la relación marital y comportan como
buenos chicos y chicas, si les abandona el padre o la madre conyugue. Es frecuente que una
persona que no ha resuelto sus vinculaciones infantiles con sus padres comience a rebelarse
como un adolescente contra el control y la autoridad de su esposo/a.

Falta de confianza

Una relación sexual satisfactoria es preciso mantener una relación amorosa confiada. En la
mujer, los requisitos necesarios para que se abandone al placer sexual son la confianza en que
el compañero satisfactoriamente sus necesidades sobre todo la dependencia, y la seguridad de
que la cuidara, se responsabilizara de ella, no la abandonara y le será fiel.

Las transferencias parentales negativas no resuelta suponen un impedimento para la formación


de una relación basada en la confianza mutua, incluso cuando hay razones objetivas para
desconfiar, pues el prototipo de las relaciones objétales posteriores se forjan en el seno de las
relaciones padre-hijos. Una niña nunca se sintió segura de amor de sus padre, si el mostraba
distante y frio si no podía contar con la aceptación de él, si los regalos que le hacía a su hija
eran puramente accidentales y dependía solo del deseo de salir paso, es muy probable que
responda con unas actitudes similares antes el marido.

Algunas relaciones no fomentan en la realidad nada la confianza. La frustración y la cólera de


un hombre ante la falta de amor y la irresponsabilidad en su práctica clínica es muy frecuente
detectar la falta de confianza como factor significativo en las disfunciones sexuales. Cuando
uno tiene confianza en el otro en que el otro le comprende, no le va a rechazar ni humillar,
disminuye enormemente el temor del fracaso sexual.

El temor y el fracaso, si bien tiene raíces intrapsíquica, deben ser considerado dentro del
contexto de la relación en que se produce.

Luchas de poder

Las interacciones maritales hostiles, las trasferencias y las luchas de poder, tal como las
hemos descrito, puede que produzcan o no dificultades sexuales. Su sexualidad se halla
relativamente inmune a las interacciones negativas simplemente porque disponen de
excelentes defensas. Hay parejas que se destruyen en otros aspectos pero no dirimen sus
diferencias en la cama. En otras relaciones sin embargo la disarmonía marital se cobra sus
atributos a costa de la sexualidad de la pareja, por lo cual es necesario tenerlo en cuenta
durante el tratamiento.

La eliminación de la disfunción sexual es el objetivo primario del tratamiento, el terapeuta


interviene, en primer término, para modificar las causas inmediatamente operativas del
problema, y solo trabaja con las dificultades materiales más profundas en la medida en que se
presenten obstáculos específicos para el funcionamiento sexual, para la terapia o amanecen
con provocar una recaída.

El terapeuta debe mantenerse alerta antes lo sabotajes, porque dificultan directamente la


respuesta sexual; deben ser identificados por la pareja antes de que se pueda producir y
mantener una mejora del funcionamiento sexual.

En todas relaciones sexuales deficientes unos de los miembros está impidiendo que florezca la
expresión sexual de otro: castiga, desalinea, frustra y lo mina sutilmente la confianza sexual
del otro, y lo hace además de manera cubierta, es decir, no reconocida ni detectada por
ninguno de los dos.

El sabotaje sexual no es algo que este a la vista, sino una maniobra sutil e ignorada por ambos.
Existen algunos sabotajes sexuales muy astutos que se observan a menudo en la praxis clina
como son:

1) Presión y tensión
2) Don de la inoportunidad
3) Hacerse repulsivo
4) Frustrar los deseos sexuales del compañero

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