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TÍTULO XXIX: DEL COMODATO O PRÉSTAMO DE USO

INTEGRANTES;

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2.

UNIVERSIDAD SIMON BOLIVAR

2019
Tabla de contenido
Escribir el título del capítulo (nivel 1) 1
Escribir el título del capítulo (nivel 2) 2
Escribir el título del capítulo (nivel 3) 3
Escribir el título del capítulo (nivel 1) 4
Escribir el título del capítulo (nivel 2) 5
Escribir el título del capítulo (nivel 3) 6

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DIAPO 3

Definición legal de contrato de comodato.

La definición de contrato de comodato está dada por el artículo 2.200 del código

civil colombiano:

«El comodato o préstamo de uso es un contrato en que la una de las partes

entrega a la otra gratuitamente una especie mueble o raíz, para que haga uso de

ella, y con cargo de restituir la misma especie después de terminar el uso.

Este contrato no se perfecciona sino por la tradición de la cosa.»

El comodato es un préstamo en sí mismo, por cuanto se le presta un bien a otro

para que lo disfrute sin contraprestación alguna, pero con el compromiso de

restituirlo en determinado tiempo y en las mismas condiciones en que lo recibió.

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Partes en el contrato de comodato.

En el contrato de comodato donde parte llamada comodante entrega un inmueble

de su propiedad a otra llamada comodatario para que la utilice.

El comodante es pues el propietario de la cosa y el comodatario quien la recibe en

préstamos para su uso y beneficio.

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Por qué utilizar el contrato de comodato.

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El contrato de comodato tiene importancia porque permite que una persona pueda

hacer uso de un bien o cosa gratuitamente, al tiempo que el comodante garantiza

la propiedad del bien.

El comodatario sin duda se beneficia porque puede hacer uso de una propiedad

sin pagar nada, a lo sumo asumiendo los gastos normales de mantenimiento de la

propiedad.

El comodante por su parte puede simplemente ejercer un acto de altruismo y

solidaridad desinteresada en pro de ayudar a una persona sin correr el riesgo de

perder su propiedad.

El comodante también puede beneficiarse en la medida en que puede relevarse

de la necesidad de cuidar una propiedad que en adelante será cuidada por el

comodatario. Es el caso de una persona que tiene una finca y debe pagar quien se

la cuide; en tal caso en lugar de pagar la entrega en comodato a un tercero, lo que

beneficia a las dos partes.

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Características del contrato de comodato.


El contrato de comodato es un contrato con unas características especiales por su

propia naturaleza:

1. Es gratuito.

2. No se transfiere el dominio.

3. El comodatario debe darle el uso indicado en el contrato.

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4. Se perfecciona con la entrega de la cosa o inmueble.

El contrato de comodato es gratuito.

Es un contrato que no genera contraprestación en favor de quien presta el

inmueble para que un tercero lo disfrute.

El comodatario no debe pagar nada al comodante por hacer uso del, pues en tal

caso sería un contrato de arrendamiento.

En el contrato de comodato no se transfiere el dominio.

El comodante sigue siendo el propietario del inmueble, aunque el uso, goce o

usufructo pasa a ser del comodatario.

Al respecto señala el artículo 2201 del código civil:

«El comodante conserva sobre la cosa prestada todos los derechos que antes

tenía, pero no su ejercicio, en cuanto fuere incompatible con el uso concedido al

comodatario.»

En el comodato se entrega o transfiere el derecho de uso, más no la propiedad,

pues la cosa se entrega en calidad de tenencia simplemente.

Uso que se debe dar el bien entregado en comodato.

El comodatario solo puede darle el uso que le fue autorizado en el contrato de

mandato, quedando impedido para darle un uso o destinación diferente. Señala el

artículo 2202 del código civil:

«El comodatario no puede emplear la cosa sino en el uso convenido, o falta de

convención en el uso ordinario de las de su clase.

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En el caso de contravención podrá el comodante exigir la reparación de todo

perjuicio, y la restitución inmediata, aun cuando para la restitución se haya

estipulado plazo.»

Darle un uso distinto al convenido o al que corresponda según su naturaleza,

además de no ser permitido es causal suficiente para que el comodante solicite la

restitución del inmueble entregado en comodato.

La anterior regla impide que el comodatario pueda arrendar el inmueble, o que

pueda a su vez entregarlo en comodato a otra persona, pues ello

automáticamente implica incumplir con su obligación de no darle un uso distinto a

la cosa.

Perfeccionamiento del contrato de comodato.

El contrato de comodato se perfecciona con la entrega del bien o inmueble objeto

del comodato.

La ley no contempla solemnidad alguna, pero por la naturaleza del contrato de

comodato, este debe hacerse siempre por escrito y preferiblemente ante notario

público.

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Duración del contrato de comodato.

El contrato de comodato puede tener una duración definida o indefinida, es decir,

no contener una fecha para la restitución del inmueble.

Cuando se fija un término para restituir el bien entregado en comodato, este debe

ser entregado una vez finalice el uso para el cual fue entregado, pero ante esa

indeterminación debe evitarse contratos de comodato sin términos de restitución o

indefinidos.

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El pago de gastos en el contrato de comodato.

Tener una propiedad implica asumir gastos para mantenerla adecuadamente,

surgiendo la duda respecto a quién le corresponde asumir esos gastos.

Al comodante le corresponde pagar los gastos extraordinarios y al comodatario los

gastos ordinarios, según se desprende de la lectura del artículo 2216 del código

civil:

«El comodante es obligado a indemnizar al comodatario de las expensas que sin

su previa noticia haya hecho, para la conservación de la cosa, bajo las

condiciones siguientes:

1. Si las expensas no han sido de las ordinarias de conservación, como la de

alimentar al caballo.

2. Si han sido necesarias y urgentes, de manera que no haya sido posible

consultar al comodante, y se presuma fundadamente que teniendo éste la cosa en

su poder no hubiera dejado de hacerlas.»

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Si le prestan una casa para que viva gratis en ella no esperará que el dueño de la

casa cada año la pinte, o que la arregle alguna tubería rota, etc.

Quien usa el bien en su provecho debe correr con los gastos necesarios para que

pueda hacer uso del bien, pues recordemos que el contrato de comodato es

gratuito, donde el dueño de la casa no recibe ninguna contraprestación ni ingreso.

Lo ideal es que en el contrato de comodato se incluya quien debe pagar qué cosa,

como por ejemplo impuestos, reparaciones, mantenimientos, etc., pero si no se

hiciese, el comodante sólo debe pagar los extraordinarios.

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Terminación del contrato de comodato.

El contrato de comodato termina cuando se cumpla el plazo o término fijado para

la restitución del bien o inmueble.

Cuando no se ha fijado un plazo para la restitución del inmueble, el contrato

termina cuando se haya dado el uso para el cual fue constituido el comodato.

El artículo 2205 señala tres eventos en que el comodante puede solicitar la

restitución antes de finalizar el tiempo pactado:

1. Si muere el comodatario, a menos que la cosa haya sido prestada para un

servicio particular que no pueda diferirse o suspenderse.

2. Si sobreviene al comodante una necesidad imprevista y urgente de la cosa.

3. Si ha terminado o no tiene lugar el servicio para el cual se ha prestado la

cosa.

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Por regla general la muerte del comodatario termina el contrato de comodato, pero

la muerte del comodante no lo termina como lo señala expresamente el artículo

2215 del código civil.

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Adecuaciones y mejoras en el contrato de comodato.

Cuando se entrega un inmueble en comodato, es probable que el comodatario

deba hacerle algunas obras para adecuarlo a sus necesidades, y en tal caso

¿tiene derecho el comodatario a que el comodante le pague esas obras al

terminar el contrato de comodato?

Supóngase que el comodatario recibe una casa lote medio para vivir y decide

terminar la casa. ¿El dueño de la casa lote debe pagarle esa inversión al

comodatario cuando deba restituirle el inmueble?

La sala civil de la Corte suprema de justicia ha señalado que el comodante no está

obligado a pagarle al comodatario por las obras que este haya hecho, como en la

sentencia 68001 del 4 de agosto de 2008 con ponencia del magistrado Edgardo

Villamil:

«Entonces no se puede admitir que el comodatario, a sus anchas realice gastos e

inversiones importantes en procura de servirse en mejores condiciones de la cosa

prestada para luego, sin empacho alguno, reclamar lo que destinó para su propio

beneficio, en la medida en que esa conclusión reñiría con el equilibrio que debe

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campear en las relaciones jurídicas, pues el altruismo que inspira al comodante no

puede gravarle de tal modo que se haga imposible la recuperación de la cosa que

presta, evento que se presentaría si las obras, adecuaciones, edificaciones o

construcciones hechas por el comodatario, por su enorme valor, no pueden ser

satisfechas por el comodante, quien así podría padecer una verdadera

expropiación, sin contar con que, en abstracto, el comodante ad libitum puede

cambiar la vocación natural o comercial de la cosa, caso en el cual las

construcciones no reportarían un mayor valor del bien sino posiblemente un

demérito para él.

Por lo demás, el sentido común enseña que, cuando el comodatario se propone

recibir un inmueble, tiene figurado anteladamente un propósito específico que

impulsa sus acciones. Y esta percepción se acrecienta si el comodatario no es una

persona natural, sino una persona jurídica, en cuyos actos de constitución está

delimitado nítidamente su objeto social, lo que permite exigir razonablemente que

la organización tenga concebido un destino al bien que ha recibido.

Dicho con otras palabras, es de esperar que el emprendimiento negocia que

acomete el comodatario obedezca a la planeación de un proyecto económico que

le permita la recuperación de la inversión que debe hacer para servirse de la cosa

prestada, por el camino de trasladar al usuario o al consumidor del servicio dichos

costos, pues el equilibrio contractual impide reclamarle al comodante el valor de

las mencionadas adecuaciones.

Se insiste, la voluntad de la ley, derivada incluso de una elemental equidad, es

que el comodante sólo satisfaga los gastos urgentes y extraordinarios que

demande la conservación de la cosa, pero todo aquello que libremente invierte el


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comodatario, según su proyecto económico, debe mirarse como una dotación a

propósito del emprendimiento de éste que no puede trasladar al prestador.»

El pago de mejoras procede solo si así se ha pactado expresamente en el contrato

de comodato como se desprende de lo dicho en la misma sentencia:

«De ello se sigue que si no se pacta expresamente una retribución, el comodatario

no está autorizado para pedir el reembolso de las obras, mejoras, arreglos o, en

general, cualquier gasto que haya realizado para la adecuación de la cosa en fin

de ser puesta a su servicio, justamente para su bienestar y no la del comodante.

Concluyese, por ende, que al finalizar el contrato, y salvo pacto en contrario, el

comodante debe recibir la cosa que entregó, asumiendo el deterioro natural, pero

adquiriendo también las cosas que le fueron añadidas durante la vigencia de la

relación sustancial.»

No se debe perder de vista que el comodato beneficia al comodatario mientras el

comodante por lo general no recibe ningún beneficio directo, por tanto, como dice

la corte, además de no recibir contraprestación alguna, no se le puede imponer

una carga adicional por cuenta de algo que el comodatario hizo para su propio

beneficio.

Es así porque de no existir un contrato por escrito, el comodatario puede alegar

posesión del inmueble y pretender la adquisición prescriptiva del dominio.

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Es de lo más común que una persona de buena fe deje que un familiar o amigo

habite una vivienda o mejora, y este después alegue la posesión. Este riesgo

desparece si existe un contrato de comodato firmado.

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