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Clase 2.
El aprendizaje como proceso psicológico
El aprendizaje es un proceso psicológico de gran complejidad, ya que involucra las
dimensiones cognitiva, emocional y psicosocial. Si bien estas tres dimensiones
funcionan como un todo, es posible diferenciarlas para su estudio y análisis.
Desde el punto de vista cognitivo, el aprendizaje consiste en un proceso de
interacción y cambio: el nuevo saber se incorpora siempre en relación con
nuestros conocimientos previos, y tanto el nuevo saber cómo los conocimientos
anteriores sufren una modificación. En ese sentido, el funcionamiento de la mente
no debe compararse con una hoja en blanco sobre la que se inscriben los
conocimientos, sino con un organismo vivo, que transforma los conocimientos que
recibe y, a su vez, se transforma por efecto de esta incorporación. El aprendizaje
consiste en un proceso de cambio en nuestros conocimientos más que de la
adquisición de conocimientos totalmente nuevos. El cambio en los conocimientos
se produce paulatinamente y en forma solo parcialmente consciente.
Para que se active el proceso cognitivo, el aprendizaje requiere de una
disposición emocional relacionada con los sentimientos y emociones que cada
situación de aprendizaje despierta en la persona. En un lenguaje muy sencillo
podríamos decir que, para poder aprender, tengo que sentir confianza y seguridad,
y estar a gusto “en situación de aprendizaje”. La misma situación será vivida de
modo diferente por cada persona en función de sus experiencias de aprendizaje
anteriores y de su percepción de esa situación concreta.
Las afirmaciones anteriores nos conducen al último punto. El proceso cognitivo y
la disposición emocional depende tanto de factores internos como del contexto
en que ocurre el aprendizaje.
Como ya explicamos, todo proceso psicológico es individual y social. Aun cuando
aprendemos solos, lo hacemos en un ambiente pre-definido desde el ámbito social
y lo que aprendemos es de carácter social. Para poder aprender y establecer una
relación positiva con el objeto de conocimiento, las personas necesitamos que el
ambiente sea emocionalmente confiable y cognitivamente estimulante. Esto
significa considerar el contexto como una variable interna del proceso de
aprendizaje: las estrategias didácticas, el clima del aula, las normas de la escuela,
las relaciones interpersonales, el curriculum oculto, entre otros factores, pasan a
ser considerados no como aspectos externos, sino como dimensiones que
intervienen positiva o negativamente en el aprendizaje.
Base biológica
En relación con el funcionamiento físico-químico del cerebro, la biología explica
que el aprendizaje consiste en el establecimiento de nuevas conexiones
neuronales, en virtud del ingreso de nueva información. Las neurociencias
estudian los diversos filtros que debe atravesar la información para poder ser
procesada por el cerebro.
Entre ellos, y en coincidencia con este esquema, son determinantes un ambiente
emocionalmente confiable y cognitivamente estimulante.
El siguiente gráfico nos permite entender el modo en que se relacionan las
diferentes dimensiones del aprendizaje.
La psicopatologización
Un modo de estigmatización y etiquetamiento, que excede a los docentes, es la
psicopatologización de las conductas de los alumnos, es decir, atribuir a ciertos
comportamientos un origen y causalidad de carácter médico-psicológico. Ciertos
usos distorsionantes de supuestos saberes psicológicos en las escuelas condenan
a los alumnos que exhiben conductas percibidas como inadaptación escolar, ya
que se determina un diagnóstico de una enfermedad o disfunción individual, y, así,
los destinan a tratamientos terapéuticos médicos, psicológicos y/o químicos “para
su readaptación”. Daniel Korinfeld (s/f) denuncia la liviandad de la circulación de
estos diagnósticos que definen y designan posiciones para los sujetos, y que
funcionan muchas veces como profecía autocumplida, para los alumnos y sus
familias.
Material de lectura
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Autora:
Fairstein, Gabriela. (2018). Aprendizaje y aprendizaje escolar. Buenos Aires:
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