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distintas órdenes, han contribuido profundamente en la civilización del
Islam.
La sabiduría bien comprendida y sin distorsión del espectro del
sufismo se manifiesta en todos los aspectos de la vida espiritual, y
representa una de las tradiciones más completas y puramente
conservadas. Es casi imposible abordar el tema de la espiritualidad
islámica sin hacer mención a esta vía del Islam. Mencionando un perfil
sintético sobre las manifestaciones del sufismo podemos decir que las
mismas abarcan una metafísica en relación al origen y naturaleza de las
cosas, referencias a la estructura del universo, a los estados múltiples del
alma y también apreciaciones en cuanto a la vida postrera del ser
humano.
El Término Sufismo
Principios doctrinales
En el Sagrado Corán Dios se refiere así mismo como “El Exterior” y “El
Interior”. Toda la creación también dispone de un aspecto exterior y uno
interior. La cara exterior está relacionada con los aspectos sensibles e
incorporados a través de los sentidos comunes. Vivir en el exterior es ya
poseer la Bendición Divina de haber sido creado. En la visión del
concepto del sufismo, vivir en el exterior nos mantiene alejados del
Centro, que puede identificarse con lo Interior. Para los místicos
musulmanes uno de los propósitos de la revelación es darle al hombre los
instrumentos necesarios para realizar el peregrinaje de lo exterior hacia lo
interior durante su tránsito finito en la tierra. La parte exterior de la
revelación corresponde a la legislación, aquello que está estipulado como
una obligación religiosa para todo creyente (sharia). El núcleo es la
verdad interior, el conocimiento puro (haqiqa). Estos entes mencionados
son complementarios. De hecho la religión no es sólo legislación pura,
como da testimonio la siguiente tradición profética:
"Cierto día se presentó un hombre ante el Mensajero de Dios y le
preguntó: Oh Muhammad, ¿en qué consiste la sumisión a Dios (Islam)?, a
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lo que el Profeta respondió: La sumisión consiste en que testifiques que
no hay más dios que Dios y que Muhammad es su siervo y mensajero, en
que realices la oración, des tu contribución, ayunes durante el mes de
Ramadán y realices si tienes los medios la peregrinación a la Casa
Sagrada. Luego el hombre dijo, Dime en que consiste la fe (imán), a lo
que Muhammad contestó: La fe consiste en que creas en Dios, en Sus
Ángeles, en Sus Libros, en Sus Mensajeros, en el Juicio Final y en el
Decreto Divino, bueno o malo. Luego interrogó ¿en qué consiste la
perfección (ihsán)?, a lo que el Profeta respondió: La perfección consiste
en que adores a Dios como si le vieras, ya que si tú no lo ves, Él te ve".
En la última parte de la narración en donde se habla de perfección, el
concepto de adorar debe interpretarse literalmente como "alguien que
está dispuesto a servir sin objeción", y no indica actos separados, sino la
firme voluntad de hacerlo en forma permanente. Así "adorar a Dios como
si le vieras", implica el recuerdo perpetuo de Dios.
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el Corán: «Realmente tenéis en el Mensajero de Dios un excelente
ejemplo para quienes esperan a Dios, al Día del Juicio Final y recuerdan a
Dios con frecuencia» (33:21). De hecho la primera fuente de
interpretación coránica surge de la tradición profética, que llega a la
humanidad a través de diferentes corpus de narraciones o hadices,
recopilados posteriormente a la muerte de Muhammad (PyB).
En estas tradiciones poseemos la palabra del Profeta, en diferentes
temáticas. Algunos de estos hechos de la vida del Profeta cobran especial
significado dentro del sufismo, no sólo por ser Muhammad el ejemplo a
seguir, sino también por el valor que le adjudican a las experiencias
místicas de Profeta, entre ellas la más sobresaliente es el Viaje Nocturno:
«Glorificado sea Dios, quien durante la noche transportó a su siervo el
Mensajero de Dios desde la sagrada mezquita de La Meca, hasta la
mezquita lejana de Jerusalén, cuyo ámbito bendijimos para mostrarle
algunos de nuestros milagros, porque El es Omnioyente, Omnividente»
(17:1). Se trata este episodio del viaje de Muhammad desde Meca a
Jerusalén y desde allí a los cielos. En esta experiencia el Profeta va
atravesando las diferentes regiones celestes y se le es permitido
contemplar los beneficios y suplicios del paraíso y el infierno, encontrarse
con los profetas anteriores y contemplar a Dios. El Profeta ingresa y
egresa del mundo por las puertas de las regiones celestes, hacia donde
todo hecho místico apunta. Por esto toda orden sufi debe poseer una
relación en su cadena de maestros con el Mensajero, como una suerte de
linaje espiritual.
Para los maestros sufíes y sus seguidores existe un modelo de pacto
tal cual lo celebró el Profeta con sus seguidores y como está manifestado
en el Sagrado Corán: «Por cierto quienes te juran fidelidad, juran fidelidad
a Dios. La mano de Dios está sobre sus manos» (48:10) y también, «Dios
se congratuló con los creyentes, cuando te juraron fidelidad bajo el árbol.
Bien sabía cuanto encerraban sus corazones, y por ello les infundió el
sosiego y les recompensó con una victoria inmediata» (48:18).
Desde los albores del Islam y hasta el día de hoy existen cantidad de
órdenes sufíes desde Marruecos hasta Indonesia así como también
representantes de esas órdenes por toda Europa y América.
En los primeros siglos del Islam, los movimientos con tendencias
místicas que eran relativamente privados y aglutinaban a personas con
maneras de pensar similares, acabaron convirtiéndose en una importante
fuerza social, presente en casi todas las sociedades islámicas. Los
principales centros de desarrollo de estas órdenes fueron Bagdad y
Persia. Allí proliferaron métodos de enseñanza y producción textual. Más
tarde la modalidad sufí se traslada al norte de África y también hacia al-
Ándalus (España musulmana). Paralelamente fue también un gran centro
sufí el Imperio Otomano en general y la región de Anatolia (hoy Turquía)
en particular. Cualquier intento de mencionar por importancia, ya sea en
cantidad de miembros, en producción literaria, o en el grado de influencias
con el que hayan calado en una sociedad a las hermandades sufíes,
revestiría un alto grado de subjetividad; lo es también mencionar sólo a
algunos maestros del sufismo ya que esta tarea llevaría gran cantidad de
volúmenes. A modo de orientación expondremos al final de este ensayo
bibliografía recomendada al respecto.
La literatura sufí
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universales; y lo simple y bello de estos versos cautivó entre otros a
personalidades como Ghoete, además de muchos académicos europeos.
Posteriormente vino una etapa de interpretación donde los debates
filológicos se centraban en la forma de concebir esta poesía, si desde lo
literal o desde el lenguaje simbólico. No menos cautivantes fueron los
relatos acerca de las vivencias entre maestros y discípulos, o acerca de
las experiencias místicas de los derviches. Podemos encontrar huellas de
esta tradición en las célebres "Mil y una Noches", así como también en
Dante Alighieri, Daniel Defoe, el Infante Juan Manuel, Teresa de Ávila y
San Juan de la Cruz entre otros.
«Debes saber que Dios, enaltecido sea, creó una casa en el interior
del creyente, que se llama corazón. E hizo soplar en esta casa un viento
que procede de su generosidad, y con él la purifica de que el ser humano
atribuya fuerza o poder fuera de Dios. Luego envió Dios a esta casa una
nube procedente de Su gracia. Y al hacer que lloviera sobre la casa del
corazón, hizo que distintas clases de plantas germinaran: las plantas de la
certeza, las plantas de la confianza, las plantas de la pureza de intención,
las plantas de la esperanza y las plantas del amor. Entonces Dios colocó
en el fondo de la casa el diván de la Unidad, y extendió sobre el diván el
tapiz de la satisfacción. Luego plantó frente a la casa el árbol del
conocimiento, cuyas raíces penetran el corazón del creyente, mientras
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que sus ramas se extienden al cielo, llegando justamente debajo del
Trono de Dios. Y Dios puso a la parte derecha de este árbol el diván, y a
su izquierda, un tálamo, formado de Sus leyes. Entonces abrió Dios en la
casa del corazón una puerta que conduce al jardín de Su misericordia,
donde ha plantado distintas especies de plantas aromáticas: plantas de
alabanza y plantas de exaltación, plantas de glorificación a Dios y plantas
de recuerdo de Dios. Entonces cerró la puerta para evitar que le ocurriera
daño alguno al corazón del creyente, y guardo la llave, y no la confía a
ninguna de sus criaturas, ni siquiera a los ángeles. Entonces dijo el Señor:
"Este es Mi tesoro sobre Mi tierra, el lugar de Mi mirada, y la mansión de
mí Unicidad. Yo soy el que habita esta Morada de refugio. Qué bendito
Morador y que bendita Morada!».
Imagen
Generosidad
Masnavi, Rumi
El rey y el anillo
El pozo
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El peregrino y la oruga
Anónimo
La intención
Anónimo
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Conclusión - Bibliografía recomendada
En el texto anterior, hemos presentado una síntesis acerca de esta
dimensión del Islam denominada sufismo. Un estudio pormenorizado acerca
de éste indudablemente requeriría muchas más páginas.
Para quien desee investigar acerca de esta temática es recomendable
primero interiorizarse acerca de la realidad del Islam y posteriormente
incursionar en la visión sufí, ya que querer abarcar esta experiencia mística
sin el conocimiento de la realidad que la genera, es probable que derive en
una perspectiva distorsionada. El buen estudio del sufismo posibilitará tener
una visión real y genuina acerca de esta dimensión espiritual de la doctrina
islámica. Recomendamos seguidamente una serie de trabajos acerca de esta
temática.
¿Qué es el Sufismo?
Martin Lings,
Taurus, «Biblioteca de Estudios Tradicionales», Madrid, 1981.
Sufismo Vivo
Sayyed Hussein Nasr Herder, Barcelona, 1985.