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INVIERNO EN RUSO

ДИего Леьон

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[zima] del ruso: INVIERNO

ESTE ES EL INSTANTE EN QUE LA REVOLUCIÓN ESTÁ AFUERA, NO ENCERRADA


ENTRE CUATRO PAREDES.

John Reed. PETROGRADO, NOV 1917.

7 DE NOV. 1917. UNA CAFETERÍA EN PETROGRADO. FRÍO. LA LUZ ELÉCTRICA


SE REFLEJA EN LAS POZAS DE AGUA Y BARRO. EN UN EXTREMO HAY UN
HOMBRE DE PIE, CON OJOS Y CUERPO DE INVIERNO, IVÁN. DOS
TRABAJADORES DEL CAFÉ TRATAN DE ORDENAR TODO, SASHA Y PAVLUSHA.

PAVLUSHA: ¡Sólo un rublo! Madre mía, siento que sólo vine a perder el tiempo, no debí salir
de mi casa hoy.

SASHA: Deja ya los reclamos Pavlusha. Un rublo no está nada mal para hoy, no creo que logres
otra cosa con todo esto que está pasando, deberías tomar tus cosas e irte. La calle se vació, no
creo que tengamos más clientes por hoy, cerremos.

PAVLUSHA: ¿Y si vuelve?

SASHA: Dudo que vuelva, las calles están siendo cortadas por los militares y además salió hace
ya… ¿dos horas? el sentido común debe haberlo hecho querer volver a casa junto a su mujer, el
mismo sentido común que nos ha abandonado hace días. Deberíamos guardar el letrero, cerrar
y correr a nuestras casas, el Neva está bastante frío esta noche y no quiero pescar un resfrío.

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PAVLUSHA: Un cliente decía que el frío podría frenar todo esto, pero ya llevamos casi dos
semanas, el frío sigue aumentando, y a medida que sigue aumentando me siento más nervioso…
y justo les da con comenzar con todo el día con más frío. ¿Crees que el invierno los detenga?

SASHA: Mi abuela me contó que había visto como frenaba a los mismísimos franceses, pero
esta vez se trata de rusos enfrentándose a rusos. Esto se puede estancar como el barro en los
acueductos de la periferia, y así tal cual como colapsan y la mierda comienza a esparcirse, así
comenzará a pudrirse Rusia. ¿Qué haces?

PAVLUSHA: Lanzar la moneda.

SASHA: Ya veo que lanzas la moneda, pero para qué.

PAVLUSHA: Ayer estuve a punto de lograr que salieran más de siete caras seguidas.

SASHA: ¿Para qué?

PAVLUSHA: ¿Cómo para qué?

SASHA: ¿Con qué fin?

PAVLUSHA: Nada, solo hacerlo.

SASHA: Podrías usarlo para algo útil.

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PAVLUSHA: ¿Cómo qué?

SASHA: Decidir que si salen más de tres caras seguidas nos vamos a casa, por ejemplo.

PAVLUSHA: Sentiría que hago trampa. Creo que ya le agarré la técnica, mira: uno. Dos. Tres.
Cuatro. Cinco. Seis. Cruz. Voy de nuevo. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Cruz.

SASHA: Eso es increíble. Vaya suerte que tienes, ¿has probado apostar?

PAVLUSHA: No es cosa de azar, es cosa de física, mira, se trata de aplicar la fuerza precisa para
que de los giros exactos en el aire y caiga por el lado que lo lanzas.

SASHA: ¿Y puedes lanzarlo para que salga cruz?

PAVLUSHA: No creo, eso es más difícil.

SASHA: Es lo mismo.

PAVLUSHA: No, cambian las variables.

SASHA: ¿Cómo así?

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PAVLUSHA: Cosa de ciencia. Cuando visitaba a mi madre al lugar donde trabajaba de sirvienta,
el doctor me mostraba artículos de periódicos y algunos libros, él me enseñó a leer y escribir.

SASHA: Parece que va a nevar de nuevo.

PAVLUSHA: Hoy quería ver las estrellas, no sé si Petrogrado sea el lugar indicado para verlas
con todo esto del tendido eléctrico, pero tenía ganas de verlas... ¿Fuego? Me cuesta dejar de
fumar últimamente, el estómago se me revuelve siempre a esta hora. A veces me pregunto de
qué estaríamos hablando en otra parte del mundo. O allá en el cielo... Bailando para capear el
frío, ¿Hará frío allá arriba? Imagina un planeta entero bailando la misma canción. O sencillamente
bailando al mismo tiempo... Todo se mueve siempre, todo está en agitación, ¿Qué agitación hará
que todo esto que está pasando parezca tan importante? (LE OFRECE EL CIGARRO A
SASHA)

SASHA: No, gracias. El frío no me deja pensar con claridad, el olor a orina congelada se me
mete por las narices.

PAVLUSHA: Como sea, se supone que todo siempre está moviéndose, así como bailando.
Escuché que lo dijo un científico... alemán creo.

SASHA: Esos alemanes no tienen futuro, te apuesto. Pase lo que pase acá no tienen futuro,
espera a que los occidentales envíen sus ejércitos, estarán acabados.

PAVLUSHA: Ojalá fuera todo menos complicado. Creo que no nací para esta época. Me
hubiese gustado nacer en paz y no ahora que parece que ya no hay más futuro y que todo el
progreso está hecho, no progresando, más bien estancado… como el barro ese. Y en estos
instantes parece haber sólo dos opciones… ojalá solo bastara con lanzar una moneda al aire para
resolver este tipo de conflictos.
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SASHA: Con tu suerte serías nombrado comandante en jefe.

PAVLUSHA: No se trata de azar.

SASHA: Como sea, ayúdame a entrar el letrero.

PAVLUSHA: ¿Hace cuánto rato está ese hombre ahí parado?

SASHA: No lo había notado. Debe ser alguna especie de oficial, está ahí hace rato.

PAVLUSHA: ¿Oficial? ¿De qué lado? Aguarda, mira esos militares, vienen armados.

SASHA: Apúrate, entremos. Junta la puerta.

PAVLUSHA: Parece que van hacia el Palacio de Invierno. ¡Sasha, tenemos que irnos! Ayúdame
a entrar el letrero. (SALE DEL CAFÉ Y TOMA EL LETRERO. IVÁN SALE) Vamos Sasha,
quizá bloquearon los puentes y no quiero quedarme acá si pasa algo.

SASHA: Ay, dios, metí el pie en una poza y voy a congelarme camino a casa. No creo que el
gobierno quiera bloquear los puentes.

PAVLUSHA: No hablo de ellos, hablo de los bolcheviques… les temo.

SASHA: ¿De qué lado estás?

(ENTRA SOFIA NIKOLAYEVNA ACOMPAÑADA DE ROJO INFANTE)

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PAVLUSHA: Sofia Nikolayevna.

SOFIA: Buenas… ¿tardes? señores.

SASHA: Buenas… noches ya, señora.

SOFIA: Perdón, los nervios me tienen desorientada, creo que tengo un poco de fiebre… si debe
ser eso. La ciudad está alborotada y casi no hay coches que quieran cruzar hacia este lado. Menos
mal… venía hacia acá y gracias al cielo me encontré con el señor Infante, lo siento… ¡Qué
despistada! un amigo de mi marido que está haciendo de corresponsal acá en Petrogrado.

ROJO: Rojo Infante, periodista, encantado mis señores.

SOFIA: El señor Infante es de América.

SASHA: Señora, ¿manda a decir algo el jefe?

SOFIA: ¿Cómo? Acaso… ¿Él no se encuentra?

SASHA: Pensamos que había ido a casa y estaba con usted…

PAVLUSHA: ¿Se siente bien Sofia? Entre, voy a traerle un vaso de agua.

SOFIA: Si, gracias… digo, no, no, prefiero estar acá afuera, pensaba pasar a buscar a mi marido
e irnos de inmediato, ¿Están al tanto de lo que está pasando? ¿Dónde fue mi marido?

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PAVLUSHA: ¿Segura no quiere un vaso de agua?

ROJO: Creo que debería aceptarlo, caminamos bastante hasta acá, Sofia Nikolayevna.

SOFIA: Oh, si… perdón, es que… si, debo tener un poco de fiebre. Traiga el agua, Pavlov…
Pavlusha. Mi marido, ¿Dónde está mi marido? (PAVLUSHA SALE)

SASHA: Salió hace unas dos horas, señora. Pensábamos que se había marchado a casa…

SOFIA: No… no sé dónde habrá ido con este frío y este… contexto.

ROJO: Eh, disculpen, ¿les molesta si me siento un poco? He caminado toda la tarde y necesito
pasar en limpio unas notas.

SASHA: Ya estábamos cerrando pero… si avanza otro grupo militar es recomendable que
entremos, ¿Alcanzaron a ver el que pasó recién?

ROJO: Si, veníamos de camino. Corre fuerte el rumor de que… no gracias, prefiero acá más
cerca de la terraza para observar todo, tuve un percance hoy en la mañana, en verdad hasta bien
avanzada la tarde y no puedo perdonármelo, una tontería, por un momento parece que no hiciera
tanto frío, ¿no cree señora…?

SASHA: Señorita. Sasha Yakov.

SOFIA: Me preocupa mi marido, ¿Debería volver, no?

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SASHA: Queda… más o menos una hora para cerrar, dijo que tenía algo importante que hacer
y se marchó, pero siempre que sale regresa a recoger el dinero… aunque hoy no hemos ganado
mucho así que quizá no vuelva…

SOFIA: ¿Le habrá pasado algo? En algunos lados están siendo detenidas algunas personas, de
ambos bandos, por ambos bandos. Ya no entiendo nada, ni siquiera sé cuáles son esos bandos,
Petrogrado debería ser evacuado, ¿No cree Infante?

ROJO: Era lo que había anunciado el gobierno provisional pero los bolcheviques no darán pie
atrás. Yasha, disculpe…

SASHA: Sasha.

ROJO: Perdón, disculpe, Sasha ¿me podría traer una taza de té?

SASHA: Veré si queda agua en el samovar, y de paso traeré el vaso de agua para la señora.

SOFIA: Yo… ya estoy mejor, ¿Qué le parece si mejor me trae un poco de vodka? Para el frío…
Si. Vodka, para el frío y los nervios.

SASHA: Como diga, señora. (SALE)

ROJO: Su marido debe estar bien, Sofia…

SOFIA: ¿Mi marido? Ah, sí, claro… debe estar bien, no estaba pensando en eso… yo… tenía
ganas de ver las estrellas, pero no sé si acá sea el lugar indicado para verlas… el estómago se me
revuelve siempre a esta hora. Disculpe, tengo la cabeza en otra parte hoy, además de todo esto…

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no quiero que se vuelva a repetir lo de hace doce años, ¿sabe? Yo era muy joven en ese entonces
y… no, que vergüenza.

ROJO: Adelante, no me incomoda.

SOFIA: Por favor, mejor cuénteme lo que ha logrado sacar en limpio durante este rato.

ROJO: No mucho, la verdad es que… me siento muy frustrado. Ha pasado harto en estos días
y siento que por tratar de abarcar tanto no he podido profundizar en algunas cosas, y bien…
Mire usted, llevo una bitácora bastante detallada, pero tengo un colega norteamericano cuyas
notas, leyera usted sus notas, qué envidia, tienen ese fuego que quema las atmosferas de lo que
está pasando en las discusiones y asambleas, la sangre ardiente en los cuerpos de esos obreros y
soldados, de los que están ahí incluso como espectadores, de todos los bandos, es como…
(PAVLUSHA ENTRA Y SE QUEDA ESCUCHANDO CON EL VODKA EN LA MANO)
si al leer sus palabras uno mismo sintiera ese palpitar furioso de algo que está a punto de estallar,
mientras que mis notas hasta el momento son frías, no alcanzo a llegar muy bien a lo que me
gustaría escribir y eso me frustra, es como si el invierno se hubiese apoderado de las hojas que
tengo frente a mí y las hubiera convertido en tierra infértil. ¿Me explico?

PAVLUSHA: Disculpe, no pude evitar escucharlo señor Infante, con qué pasión describe usted
lo que siente frente a lo que otros están viendo, me imagino que si abordara sus notas desde ahí
en lugar de buscar una originalidad absoluta, lo que está escribiendo sería igual de sincero que lo
que acabo de escuchar, y así quizá más llamativo.

SOFIA: Pavlov tiene razón, quizá el hecho de distanciarlo tanto es lo que le está haciendo
ruido… (PAVLUSHA LE ENTREGA EL VODKA) a veces… es mejor dejar de distanciarse
de ciertas cosas y llevarlas a la acción, en este caso a lo que pueda llegar a escribirse, y no piense
que a alguien no le llegará, pues en algún lugar siempre habrá alguien que recibirá sus imágenes,
y en ese momento ese alguien y usted estarán conectados. El secreto de la felicidad no está en

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hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace… discúlpeme, Tolstoi me
tiene hablando así.

ROJO: No, no, descuide. No me malinterpreten. Debo asumir mi papel como periodista, no
soy un escritor, eso lo dejé de lado, y para cubrir este hecho me encargaron especialmente ser lo
más neutral posible, no sé en qué estaba pensando, quizá sólo deba enfocarme en la bitácora, y
a partir de ello profundizar, entregar la noticia, limpia, la descripción de los hechos más que
hacer una crónica o un análisis.

PAVLUSHA: ¿Y si no? Perdone, soy un entrometido.

ROJO: Descuide. No puedo. Es sólo que siento no tener el talento y además… la fortaleza
frente a todo esto. (ENTRA SASHA CON UNA TAZA DE TÉ) Gracias Yash… Sasha.
Extraño mi puerto. Ya son… ¿Once años?... Desde que huimos con mi familia después del gran
terremoto. Vinimos a parar acá a Rusia casi desde que empezó esta revolución. Y en un comienzo
todo iba bien, pero ser un periodista neutral en estos momentos, uno que hable de libertad sin
colores o bandos no es posible, porque hay censura por ambos lados. Y sigo siendo corresponsal
para los nuevos periódicos de mi patria, y sólo me exigen sensacionalismo. Si tomara partido
todo sería más fácil, si se repite un domingo sangriento, sea del lado que sea, hay sólo dos
posibilidades, cómo las dos caras de una moneda, y lo peor de todo es que no somos quienes
lanzamos esa moneda. Ahora bien, de existir esa moneda lo más probable es que caiga por el
lado de los bolcheviques, pero si elegimos ese lado y el invierno definitivamente acabara con las
posibilidades de esta revolución, les aseguro que los contrarrevolucionarios se volverían unas
bestias hostiles frente a cualquiera que los haya humillado, porque son patrones, dueños, y en
estos momentos están siendo humillados por el pueblo, por quienes deberían obedecerles. Viví
mi niñez oyendo aquello en mi país, donde cada intento revolucionario por parte de los
trabajadores o quienes han tratado de luchar por alguna causa justa ha terminado en
fusilamientos y matanzas por parte de quienes ostentan más. ¿Hasta aquí han llegado esas
historias, no?... Por otro lado, si ganan efectivamente, que parece lo más evidente según lo que
todos especulamos… ¿en qué iba? Me perdí, bueno, ya saben a lo que iba.

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SOFIA: (SE TOMA EL VODKA DE UN TRAGO) Trae más vodka Pavlov. (PAVLUSHA
SALE)

SASHA: ¿Y su marido? Perdone que me entrometa pero no vamos a transformar en esta


situación todo esto en una tertulia…

SOFIA: Descuida Sasha, está todo bajo control, y en última instancia si hay que dormir en la
calle dormimos en la calle, ¿no? Rusia está pariendo con dolor una nueva era. Así debería
empezar su relato, Rojo Infante, desde un punto más humano que político, porque al final la
política se hace de ideologías y estas están compuestas de humanos… al final la ideología no es
sino una especie de gran actuación de relaciones sociales… como si de un amor tormentoso se
tratara y, permítame decirle algo, como en toda relación existe amor, celos, odio, ¡y conveniencia!
no sé si están en la misma escala, no sé mucho de filosofía, así actúa el devenir de nuestro tiempo.
Amo el vodka y a mi marido le molesta que lo beba ¡Apura Pavlov! ¿Acaso estás fabricando el
vodka? (ENTRA PAVLUSHA)

PAVLUSHA: Disculpe…

ROJO: Ha mejorado su humor Sofia, ¿Ya no le preocupa su marido?…

SOFIA: Él está bien, y el vodka me ha hecho entrar en calor. Además lo estuve escuchando a
usted con atención, lo que hablaba sobre la muerte y quienes matan y quienes mueren y quienes
huyen de su país cuando la tierra se remece, gracias Pavlov, y de pronto, como por arte de magia,
todo parece haber cobrado sentido en mi vida, en estos momentos. Estamos aquí por algo, ¿no
le parece?

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PAVLUSHA: Claro, mire… disculpe señor Infante. Mencionó usted monedas mientras
hablaba, y yo… acostumbro a lanzar la moneda para decidir cosas y… digamos que tengo
bastante suerte, puedo ganar siempre.

ROJO: ¿Es eso posible?

PAVLUSHA: Apostemos… si logro hacer más de siete veces que esta moneda caiga cara, usted
va a tomar la decisión de escribir lo que realmente quiere escribir y confiar en alguno de los dos
bandos.

SASHA: ¿De qué lado estás Pavlusha?

PAVLUSHA: Del de siempre, del menos malo lamentablemente, no tengo otra opción. Pero es
una decisión. ¿Acepta la apuesta?

ROJO: ¿Y cuál es el menos malo?

PAVLUSHA: Depende de la decisión que usted quiera tomar.

SOFIA: Pero ¿para ti?

PAVLUSHA: Creo que ya lo sabe, Sofia. ¿Acepta señor?

SOFIA: Vamos, acepte, para que veamos como juega esta noche la suerte de este hombre.

ROJO: Ya... ¿Pero si usted pierde qué?

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PAVLUSHA: ¿Si pierdo?

SOFIA: Si pierde, el hombre correrá desnudo hasta la esquina y volverá.

PAVLUSHA: No puedo hacer eso…

SOFIA: Pero si gana, el señor Rojo Infante será un bolchevique más, ese es el lado que tú apoyas,
¿No Pavlusha? ¿Acepta Infante?

ROJO: Supongo que con todo lo que está pasando afuera… está bien. Juguemos. Acepto.

PAVLUSHA: Está bien. Vamos. Aquí voy.

SOFIA: ¡Cara! Vamos por la segunda… ¡Cara! Dos caras seguidas, qué suerte. ¿Vodka?

PAVLUSHA: No, gracias.

SOFIA: ¡Tres! Y van tres y… ¡Cuatro! Sólo tres más…

ROJO: ¿Es usted alguna especie de mago acaso?

SOFIA: Y cinc…

(SE OYE UN DISPARO DESDE AFUERA, SASHA Y ROJO SE ACERCAN A LA


VENTANA)

SASHA: Ese hombre de hace rato, necesita ayuda.

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SOFIA: Derramé vodka sobre mi vestido, ayúdame Pavlov.

SASHA: Tiene herida una pierna, está en el suelo, vamos.

PAVLUSHA: Vamos, no se oye ruido alrededor.

SOFIA: Tú ayúdame, es una orden.

ROJO: Con cuidado, vamos.

(ROJO Y SASHA SALEN)

SOFIA: Ven, ayúdame.

PAVLUSHA: ¿Por qué hace esto?

SOFIA: Ven.

PAVLUSHA: No vino a buscar a su marido, ¿Cierto?

SOFIA: ¿Tienen una salamandra adentro, no?

PAVLUSHA: Si, está a llama baja, por eso está temperado.

SOFIA: Súbele. ¿Y algún abrigo que puedas prestarme por el momento?

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PAVLUSHA: En esa puerta hay un pequeño cuarto donde dejamos nuestras cosas, hay un
abrigo de su marido ahí.

SOFIA: Perfecto (SE PARA AL BORDE DE UNA PUERTA) Tú también quieres que ganen
los bolcheviques, porque logras hacerte una idea de lo que eso significa para mi… ¿No vas a
seguirme?

PAVLUSHA: Sofia, yo…

SOFIA: Convencí a mi suegra de que mi marido quería verla y le pedí que le telegrafiara. Quizá
no vuelva nunca más, los militares tienen todo bloqueado… él apoya con gran entusiasmo al
gobierno provisorio y ya sabes lo que pasaría si ganan los bolcheviques… y van a ganar. No me
dejes sola, abrázame. Siempre has sido tan bueno conmigo. Me recuerdas a alguien que perdí
hace años… yo era una adolescente en ese entonces y no sé cómo pude soportarlo, en ese
momento me prometí que iba a disfrutar el mundo por el que tantos murieron, y mírame ahora,
convertida en la mujer de un hombre cuya base social está a punto de extinguirse. Yo no le amo,
si, le tengo cariño, pero no le amo, durante harto tiempo he pensado que son dos cosas distintas.
Pensé que con el tiempo me acostumbraría, pero no fue así, y me pide hijos que no puedo tener,
es como si mi cuerpo se negara a engendrarlos a pesar de todo lo que lo hemos intentado… si,
le tengo cariño, pero no le amo, no he podido volver a amar, pero cada vez que te veo a ti
Pavlov… es como si un trozo de mi fragilidad volviera a reconstruirse en el lugar donde se
rompió hace años… ¿Qué está haciendo? (PAVLUSHA LA BESA APASIONADAMENTE
Y DESAPARECEN TRAS LA PUERTA)

(SILENCIO)

(ENTRAN ROJO Y SASHA CARGANDO A IVAN. IVAN GIME DE DOLOR)

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SASHA: Rápido, tráeme agua de la cocina, está herido. En algún recipiente.

ROJO: Voy.

SASHA: No, no esa puerta, la de al lado. (SALE ROJO) Mierda, Iván. Tal como pensábamos,
Lenin sigue vivo y está en el Smolny dirigiendo el congreso. Te dije que no te movieras muy lejos
de aquí en medio de estas revueltas, vas a ser o ya eres sospechoso del ataque, menos mal que
sólo te alcanzó en la pierna y que no eran ametralladoras, a ver…sólo es una bala pequeña.
(IVÁN GRITA) Quédate quieto, no está tan profunda la herida pero un poco más y te alcanza
el hueso. ¿Y los demás? ¿No has visto a ninguno? (IVÁN NIEGA) Necesitamos huir de aquí,
óyeme: en una hora los grupos bolcheviques tienen pensado empezar el ataque del Palacio de
Invierno. Según lo que pudimos recabar van a atacar desde tres frentes distintos y entrar a la
plaza principal para allí iniciar el fuego, sólo hay mujeres defendiendo desde esta tarde con
algunos pocos oficiales. Se cortaron los puentes y nadie va a ayudar al gobierno provisional si
todo sale según lo previsto. Pero Lenin sigue vivo y tendremos que huir, a Moscú y abandonar
Rusia. Saliendo de aquí nos escurrimos hacia el Neva y tratamos de cruzar en bote… hazte el
desmayado. (ENTRA ROJO)

ROJO: ¿Se desmayó? Acá está el agua, pero no encontré vendas, ¿Así está bien?

SASHA: Está casi congelada, en el samovar queda algo de agua caliente, con suerte podremos
tener agua tibia. ¡Rápido!

ROJO: ¡Voy!

SASHA: Ah, y revisa si podemos usar otra cosa como vendas. (SALE ROJO) Creo que voy a
tener que ocupar sólo las manos, necesito esterilizarlas. ¿Vodka? (LE OFRECE VODKA A
IVÁN Y SE ECHA EN LAS MANOS) Necesito que no hables, ¿me oyes? Y cada vez que
entre alguien hazte el desmayado. (IVÁN ASIENTE) ¿Te ocurre algo? (IVÁN LE SUSURRA

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AL OÍDO Y CAE) ¿Qué? ¿Iván? Está bien, te sale bien el papel de desmayado. Oye, Iván, ¡Iván!
Mierda, no te desmayes ahora. ¡Ayuda!

(ENTRA SOFIA)

SOFIA: ¡Qué sucede Sasha! ¿Por qué grita usted de esta forma? (VE A IVÁN) Por dios este
hombre está pálido haga algo, ¡Pavlusha! ¿Está herido? Mire está sangrando. ¿Dónde está
Infante? No me diga que…

SASHA: ¡Señora, por favor! Le pido que se calme. (ENTRA PAVLUSHA) Pavlusha, rápido,
necesito improvisar unas vendas para detener el sangrado de la herida y algo para extirpar la
bala…

PAVLUSHA: ¿Qué cosa?

SASHA: No sé, un cuchillo o algo, pero rápido. En el cuarto pequeño habían unas sudaderas
viejas, tráelas. (SALE PAVLUSHA) Señora necesito que me ayude a presionar aquí…

SOFIA: Discúlpeme pero no soporto ver sangre y menos de un desconocido. Ni siquiera sabe
quién es y lo está ayudando.

SASHA: ¡Sofia Nikolayevna!

SOFIA: ¿No me grite, oyó?

SASHA: No, óigame usted. No es momento para sus berrinches. Necesitamos tener a este
hombre despierto.

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SOFIA: Ni siquiera sabemos quién es y usted ni siquiera es doctora, espere a que pasen militares
y se lo entregamos a ellos.

SASHA: Es broma, ¿cierto?

SOFIA: ¿Tengo cara de broma?

SASHA: ¿Qué le pasa?

SOFIA: (COMIENZA A LLORAR) No sé…

SASHA: Mire, yo creo que lo más conveniente es que tome sus cosas y trate de volver a casa, es
peligroso estar aquí.

SOFIA: ¿Y quién me garantiza que estar más cerca del Smolny será menos peligroso? (ENTRA
ROJO Y PAVLUSHA. ROJO LE PASA EL AGUA EN UN RECIPIENTE MIENTRAS
PAVLUSHA COMIENZA A HACER TIRAS DE TELA CON LA SUDADERA) Estamos
igual aquí que allá.

ROJO: Puede que efectivamente el sector que rodea al Smolny sea peligroso en estos momentos.
Hay rumores de que Lenin anduvo ayer paseándose por Petrogrado disfrazado de mendigo y
con tan sólo un guardaespaldas. Quienes quieran hacerle algo deben andar merodeando por allí,
pero lo veo difícil.

SASHA: ¿Y qué? ¿Pretenden pasar la noche aquí?

SOFIA: Es una posibilidad. Mi marido es el dueño.

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SASHA: Pero nos pidió dejar cerrado.

SOFIA: Él entendería la circunstancia. Me ama.

SASHA: Manipuladora.

SOFIA: ¿Qué dijo?

SASHA: Pavlusha ayúdame a presionar aquí con lo que rompiste y señor Infante, usted ponga
en la boca del hombre esta tela para que no se muerda la lengua, voy a tratar de sacar la bala.

ROJO: Hay otros que dicen que no es Lenin el que está el Instituto Smolny dirigiendo el
congreso y que tienen a hombres parecidos a él en caso de que haya un atentado menchevique.

SOFIA: ¿Me dijo manipuladora?

PAVLUSHA: Déjelo ya Sofia… tenemos que ayudar al hombre.

SOFIA: Usted debería defenderme, Pavlov.

SASHA: No hay nada peligroso alrededor del Instituto Smolny, se está celebrando el congreso
allí y de alguna forma se ha convertido en un campo neutro. Por mucho que haya espías por allí
dudo que Lenin ande vestido de mujer, no le harán nada señora Nikolayevna.

SOFIA: ¿Se atreve a hablarme así? ¿Mi marido podría despedirla sabe?

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SASHA: ¡Basta! Si tanto le molestó que la haya llamado manipuladora le pido disculpas pero
cállese un momento, por favor, estoy tratando de sacar la bala de la pierna de este hombre y no
puedo concentrarme con sus chillidos de…

SOFIA: ¿Chillidos de qué?

(SASHA METE EL CUCHILLO EN LA HERIDA A IVÁN Y ÉSTE COMIENZA A


GRITAR)

PAVLUSHA: Sofia Nikolayevna, por favor, ¡Traiga más vodka! (SOFIA AHOGA UN GRITO
DE DESCONCIERTO Y SALE)

SASHA: No queda vodka…

PAVLUSHA: Lo sé, pero había que callarla de algún modo. (IVÁN SIGUE GRITANDO) ¿Es
muy profunda?

SASHA: Es de un mini- revolver, nada serio, pero al parecer podría estar cerca de una arteria.

PAVLUSHA: Increíble. No tenía idea que sabías de medicina.

SASHA: ¿Me alcanzas otra tela? Aquí va… (IVÁN LANZA UN GRITO MÁS
DESGARRADOR QUE LOS ANTERIORES) Ahora, presiona allí en la herida. Ya está afuera,
es una bala pequeña. Infante, amarre su cinturón en el muslo, a esa altura, y tú Pavlusha presiona
unos minutos o trata de sujetar la venda con algo, con eso deberíamos detener el sangrado.

ROJO: ¿Dónde va?

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SASHA: Necesito… fumar algo. (SALE)

(SILENCIO. ROJO Y PAVLUSHA MIRAN A IVÁN)

PAVLUSHA: Qué extraño…

ROJO: ¿Este hombre?

PAVLUSHA: No, Sasha. No tenía idea de que tenía esos conocimientos médicos.

ROJO: ¿Debe ser del campo, o no? En algunas visitas que he hecho a algunos pueblos hay
varios hombres y mujeres que adquieren esos conocimientos solo por el hecho de tener que
cuidar animales o entre ellos mismos, porque hay pocos doctores rurales en algunos sitios.

PAVLUSHA: Hasta donde sé Sasha es de Kiev. No, (ENTRA SOFIA) ahora que lo pienso, no
tengo idea de

SOFIA: No queda vodka.

PAVLUSHA: donde viene, pero creo que sí, o de algún lugar cercano. Habíamos encargado
para hoy en la tarde pero

ROJO: evidentemente las cosas no están tranquilas como todos solían decir.

PAVLUSHA: Exacto.

SOFIA: Quiero irme. Infante, ¿Me acompañaría a mi casa?

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ROJO: No podemos dejar a este hombre aquí de esta forma, puede ser peligroso…

SOFIA: Pavlusha puede quedarse cuidándolo, ni siquiera sabemos quién es.

PAVLUSHA: Sofia, yo…

SOFIA: Quiero irme, Infante. Y si no me acompaña saldré sola.

ROJO: Pero puede ser peligroso Sofia Nikolayevna…

SOFIA: ¿Dónde está Sasha?

PAVLUSHA: Salió a fumar.

SOFIA: Bueno si está afuera entonces no es tan peligroso, no va a pasar nada.

ROJO: No nos arriesguemos mi señora…

SOFIA: (MIRANDO A PAVLUSHA) Llevamos años con estas revueltas y una se termina
acostumbrando al devenir de todo esto, y siempre en invierno, y siempre hace frío, y siempre se
amenazan, y siempre hablan hombres, y hablan y hablan y hablan y no cambia nada, pero ellos
siguen estando allí, y siempre lo mismo. No va a pasar nada. Mire, hasta los cafés y teatros están
abiertos como si nada, porque ya nos acostumbramos a este estado de las cosas.

ROJO: ¿Se siente bien, Sofia?

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PAVLUSHA: Sofia…

SOFIA: ¿Qué? ¿Acaso una no puede pensar así? En verdad quiero irme.

PAVLUSHA: ¿Qué le pasa?

SOFIA: Nada. Yo… creo que bebí más de lo que mi estómago puede soportar, no he comido
nada desde el mediodía.

PAVLUSHA: ¿Le preparo algo de comer?

SOFIA: Descuide, tiene las manos ensangrentadas. ¿Vamos Infante?

ROJO: No puedo. Discúlpeme. Hay cosas moviéndose acá afuera y no podría perdonarme
nuevamente no estar cuando pasen… hoy en la mañana me quedé dormido, en el día más
importante de todos. A eso súmele que no sé cómo abordar las noticias, soy un completo
desastre. Si quiere le acompaño hasta por aquí cerca donde se sienta segura o donde pueda tomar
un tranvía o coche. Han pasado varios grupos de bolcheviques hacia el Palacio de Invierno, van
a tomárselo, estoy seguro, y necesito estar ahí.

SOFIA: ¿No cree que es mucho fetichismo de parte suya hacia ese edificio?

ROJO: Puede serlo, pero imagínese en cien años más, es muy probable que la gente hable de
este invierno, pase lo que pase, y puede que el Palacio de Invierno sea una clave… poéticamente
interesante. Necesito estar aquí, necesito enviar noticias a mi patria para dar cuenta de que si se
puede lograr una revolución y no sólo quedarse en las resistencias. Imagínese toda la vida en cien
años más.

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PAVLUSHA: Si es que el mundo sigue vivo.

ROJO: El progreso de los hombres no tiene límites.

SOFIA: Y mujeres. Me iré sola, descuide Rojo Infante.

(OSCURIDAD)

SOFIA: ¿Qué fue eso?

PAVLUSHA: Se fue la electricidad.

SOFIA: ¿Justo ahora?

PAVLUSHA: Iré a buscar velas.

ROJO: En toda la cuadra, no hay nada de luz.

SOFIA: ¿Dónde se metió Sasha? Acompáñeme a mirar a la otra cuadra, ahí se ve iluminado,
quizá veamos algo interesante para su noticia.

INFANTE: Deje buscar mi abrigo… aquí está. Vamos.

(SILENCIO)

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PAVLUSHA: (DESDE ADENTRO) ¡No deje de presionar la herida, señor Infante, ya voy!
¡Encontré velas! (ENTRA PAVLUSHA CON UN CANDELABRO) Son pocas pero… ¿Señor
Infante? ¿Sofia?

SASHA: (DESDE LA OSCURIDAD) Pavlusha.

PAVLUSHA: Sasha, me asustaste.

SASHA: ¿No están el periodista y la mujer allá adentro?

PAVLUSHA: No, fui a buscar estas velas y desaparecieron. Me preocupa que hayan salido,
puede ser peligroso…

SASHA: Descuida, no va a pasar nada, yo corté la electricidad.

PAVLUSHA: ¿Qué? ¿Por qué?

SASHA: Tranquilo. ¿Dónde está el hombre herido?

PAVLUSHA: Acá, donde lo dejamos… no, no está. ¿Dónde pudo haber ido? Está herido, se
puede desangrar.

SASHA: No, si le aplicaron bien los vendajes no debería pasar nada, era una herida simple de
hecho, qué raro que se haya desmayado, a menos que… pero dónde mierda se fue así, lo van a
matar.

PAVLUSHA: ¿Qué pasó?

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SASHA: No, no, no, ¡Mierda!

PAVLUSHA: ¿Sasha?

SASHA: ¿De qué lado estás Pavlusha?

PAVLUSHA: Lado de qué.

SASHA: Ya sabes a qué me refiero.

PAVLUSHA: ¿De qué lado estás tú, Sasha?

SASHA: No tenemos mucho tiempo. (TOMA UNA VELA Y COMIENZA A REGISTRAR


LOS ESPACIOS) Estoy del lado de la voluntad del pueblo…

PAVLUSHA: ¿Voluntad del pueblo? Suena algo abstracto…

SASHA: No, literalmente, del grupo político Naródnaya Volia… voluntad del pueblo.
Ejemplificabas todo hace rato con una moneda, ¿no? Nosotros no somos la cara ni la cruz, si un
lado de la moneda son los revolucionarios y el otro los contrarrevolucionarios, nosotros somos
quienes de partida no creen que debiera existir la moneda, que la moneda está obsoleta, y que
hay que destruir todo en pro de un mundo nuevo.

PAVLUSHA: Eso suena horrible.

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SASHA: Quizá suena horrible, pero si quieres velo sólo como poesía Pavlusha, de algo hay que
vivir ¿De qué vives tú?

PAVLUSHA: Yo… ¿Me puedes decir lo que está pasando, Sasha?

SASHA: ¿Iván? (GRITA HACIA AFUERA) ¡Iván! El maldito se hizo el desmayado, ¡Qué
pretendes, Iván!

PAVLUSHA: Iván es…

SASHA: Te lo contaré todo, pero escucha, estoy armada y si haces algo idiota tendré que
matarnos a ambos, porque no soportaría que me ejecutaran esas lacras. No me mires con esa
cara, si no haces nada tonto no pasará nada y no tendremos que morir. El plan está bien hecho.
Somos un grupo secreto que no está de acuerdo con Lenin, pero sí cree en la revolución y en la
libertad de todos nosotros, y desde el comienzo Lenin se ha aprovechado últimamente de esto
para encargarnos el trabajo sucio, eso que nadie quiere hacer. Hace treinta años mi padre fue
ejecutado. ¡Iván! Pavlusha… ¿Sabes lo que pasó hace treinta años?

PAVLUSHA: No.

SASHA: Nuestro grupo Naródnaya Voila intentó asesinar al zar y no lo logró. Junto a él iban
otro grupo de jóvenes de la universidad de en ese entonces San Petersburgo… liderados por
Alexandr Ulianov, ¿te suena?

PAVLUSHA: ¿Tendrá algo que ver con Lenin?

SASHA: Si, el hermano de Lenin. El atentado falló, todos fueron ejecutados en la fortaleza de
Schlüsselburg. El hermano de Lenin, mi padre… y la madre de Iván. ¡Iván! ¡Se nos acaba el

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tiempo, bestia! Cuando la madre de Iván murió, éste fue enviado a un orfanato en Kiev, donde
creció, gracias al invierno, como un niño sano muy inteligente pero sin saber quién era. Una de
los doctoras del orfanato, mi madre viuda, lo conoció y sintió empatía por él y lo llevo como
aprendiz… a mi casa. Allí nos conocimos, crecimos juntos, Iván logró juntar las piezas sobre su
origen y ya grandes, cuando el nombre de Lenin volvió a aparecer en público, lo investigamos,
nos unimos a este grupo secreto, comenzamos a gestar este plan de años, sin saber que la historia
llegaría a éste punto y nosotros...

PAVLUSHA: ¿Ustedes…?

SASHA: El día de ayer Lenin, que había sido escondido por los revolucionarios por miedo a
que sufriera algún tipo de ataque o atentado, trató de ir al Smolny disfrazado de mendigo… y
fue asesinado por Iván y lanzado al Neva. Yo creí que habíamos fallado, pero me lo contó Iván
hace un rato, estuvo toda la tarde esperando allá afuera en el frío para contármelo.

(SILENCIO)

PAVLUSHA: No… no te burles de mí, sabes que creo en la lucha que se está llevando a cabo.
¿Lo mataron? Pero está en el Smolny en estos momentos… cuando esto se sepa no habrá
revolución.

SASHA: Sea quién sea no es Lenin. Esta revolución ya ganó, Pavlusha. En pocos minutos más
se efectuará la toma del Palacio de Invierno, y con ese último simbolismo se hará concreta... No
sé quién será al que pusieron los altos cargos bolcheviques a cargo, pero sólo es un títere. Lenin
y los suyos nos dieron la espalda a comienzos de octubre, y sólo la historia sabrá la sangre que
será vertida en Rusia.

(ENTRAN CORRIENDO ROJO Y SOFIA)

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ROJO: Está comenzando un enfrentamiento, ¡tenemos que cerrar, rápido!

SASHA: No pueden estar aquí adentro. Por favor retírense.

PAVLUSHA: Señor Infante, Sofia, querida, por favor, retírense…

SOFIA: ¿Pavlov?

PAVLUSHA: Confía en mí, por favor. (LE ENTREGA LA MONEDA A SOFIA)

ROJO: Pero los militares, ya vienen.

SASHA: Están aquí…

ROJO: ¿Lenin?

(AFUERA, DESDE UN LADO DE LA CALLE, AVANZA LENIN RODEADO DE


UN GRUPO DE HOMBRES ARMADOS. DESDE EL LADO CONTRARIO APARECE
IVÁN CON UN REVOLVER EN SU MANO. LUCE DESCONCERTADO Y RESPIRA
CON DIFICULTAD, TOSIENDO A INTERVALOS. A MEDIDA QUE HABLA, LOS
QUE ESTÁN ADENTRO DEL CAFÉ CONTIENEN LA RESPIRACIÓN MIRÁNDOSE
ENTRE ELLOS)

IVÁN: Detengan esto. Tengo que decir: no sólo de pan vive el hombre. Algo que… dijo en
algún soviet un… soldado anónimo que participó… en esta revolución hace cien años… pero
no puedo dejar de sentirme… hipócrita… haciendo todo esto… Les pido disculpas a todos…
por lo que estoy haciendo en lugar de lo que debería estar haciendo realmente… yo… no
deberíamos estar entre estas cuatro paredes… hay algo moviéndose allá afuera y estamos acá

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encerrados… sin querer ver la… realidad… pero la realidad verdadera… Esto no… Esto… no
es de… verdad… yo… maté a Lenin hace cien años.

IVÁN COMIENZA A AHOGARSE Y TOSER SANGRE. ENTRAN


PARAMEDICOS. TODO COMIENZA A DERRUMBARSE

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