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Interciencia

Asociación Interciencia
interciencia@ivic.ve
ISSN (Versión impresa): 0378-1844
VENEZUELA

2001
Roger Pérez Hernández / Daniel Lew
LAS CLASIFICACIONES E HIPÓTESIS BIOGEOGRÁFICAS PARA LA GUAYANA
VENEZOLANA
Interciencia, septiembre, año/vol. 26, número 009
Asociación Interciencia
Caracas, Venezuela
pp. 373-382

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México


LAS CLASIFICACIONES
E HIPÓTESIS BIOGEOGRÁFICAS
PARA LA GUAYANA VENEZOLANA

ROGER PÉREZ-HERNÁNDEZ y DANIEL LEW

a cuenca del Río Orino- Venezuela oriental y más tarde en el At- términos muy generales puede señalarse
co comprende una su- lántico”. que sus paisajes se encuentran dominados
perficie aproximada de Desde esta perspectiva, fundamentalmente por vastas planicies y
1100000km2, de los cuales 70% se en- el Río Orinoco pudo haber representado cerros aislados de poca elevación, mayor-
cuentra en Venezuela y 30% en Colom- una barrera importante, que al desplazar- mente cubiertos por selvas y en menor
bia. Casi las tres cuartas partes del terri- se hasta conformar su curso actual, fue grado por sabanas; destacan especialmen-
torio venezolano drenan hacia este río y modificando la distribución de ciertas es- te las formaciones de mesetas de arenisca
aproximadamente un tercio de dicha su- pecies. De hecho, algunos autores seña- ampliamente dispersas en toda la región,
perficie corresponde a la Región Guayana lan, con base en el estudio de la distribu- que llevan por nombre Tepuyes, alcanzan-
(360000km2), comprendida ésta en un ción de peces (Lasso, 1993) y mamíferos do elevaciones de hasta 3000m s.n.m. Las
sentido amplio por los estados Amazonas, (Pérez-Hernández, 1989), que efectiva- temperaturas promedio oscilan entre los
Bolívar y Delta Amacuro (Figura 1). mente el Río Orinoco ha actuado como 8°C en las cimas de los tepuyes y los
Las evidencias geológi- una barrera biogeográfica, aunque ello no 24°C o más en las tierras bajas, con pre-
cas describen para este río un pasado se cumpla estrictamente en todos los ca- cipitaciones medias anuales por encima
muy distinto del que pudiéramos supo- sos. De acuerdo a su curso actual, es po- de 2000mm en casi toda su extensión.
ner al observar su recorrido actual. sible reconocer en Venezuela dos grandes En el presente trabajo se
Rod (1981), Díaz de Gamero (1996) y zonas: una gran región al norte, ocupada aborda el análisis de esta región, signada
más recientemente Lundberg y Marshall por los Llanos, la Cordillera de la Costa, por patrones climáticos, geológicos, y bio-
(1997), exponen con base en tales evi- la de los Andes y la cuenca del Lago de lógicos propios, la cual ha sido objeto de
dencias la hipótesis según la cual, hacia Maracaibo y otra al sur abarcando al Ma- gran controversia, de múltiples propuestas
finales del Cretácico (70-65 millones de cizo Guayanés, el Delta del Río Orinoco de hipótesis biogeográficas y de clasifica-
años), el Río Orinoco fluía en dirección y el Amazonas venezolano. ciones de sus áreas naturales. A manera de
noroeste, contrariamente a su dirección Formalmente, la Guaya- síntesis se presentan las hipótesis y clasifi-
actual. Rod (1981) propone que “durante na venezolana se encuentra delimitada al caciones expuestas que han ido confor-
el Oligoceno temprano, la dirección de norte por el Río Orinoco y al sur por una mando hasta la fecha el cuerpo de conoci-
su curso migró gradualmente en el senti- serie de cadenas montañosas que incluyen miento sobre el origen y distribución de la
do de las agujas del reloj y el Orinoco las serranías de La Neblina, Parima y biota de la Guayana, discutiendo los al-
fluyó finalmente a través del abra de Pakaraima. Los ríos Venamo y Cuyuní y cances o limitaciones de cada una de ellas.
Chivacoa hacia el norte, descargando sus las cabeceras del Barima describen su lí-
aguas en el extremo oriental de la Cuen- mite oriental, mientras que al oeste se ve Delimitación de Áreas Biogeográficas
ca del Estado Falcón. Sólo finalizando el delimitada por los ríos Orinoco, Atabapo, al Sur del Río Orinoco
Oligoceno, pudo el Orinoco irrumpir ha- Guainía y Negro (Huber, 1995). La enor-
cia el Este, a través de la silla formada me extensión de esta región dificulta una Desde los tiempos de la
por el Alto de El Baúl y el Escudo de descripción breve de sus características visita de Humboldt a Venezuela, en 1799-
Guayana y desembocar en la Cuenca de climáticas y fisiográficas; sin embargo, en 1800, los exploradores que reconocieron

PALABRAS CLAVE / Biogeografía / Guayana Venezolana / Pantepui /


Recibido: 29/05/2001. Modificado: 20/07/2001. Aceptado: 23/07/2001

Roger Pérez-Hernández. Profesor Asociado, Instituto de Zoología Tropical. Facultad de


Ciencias. Universidad Central de Venezuela. Dirección: Apartado 47058. Caracas 1041-A. e-mail: roperez@strix.ciens.ucv.ve
Daniel Lew. Director del Museo de Historia Natural La Salle. Fundación La Salle de Cien-
cias Naturales. Estudia Doctorado en Biodiversidad y Conservación del Medio Natural (Universidad de Santiago de Com-
postela, España). Dirección: Apartado 1930, Caracas 1010-A, Venezuela. e-mail: mhnls@collector.org

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los diferentes paisajes del país han trata-
do de subdividir su geografía en regiones,
áreas, provincias o distritos, según la pre-
sencia de fauna y flora que caracterizan a
cada una de ellas y que permiten diferen-
ciarlas de las demás.
Desde esos primeros es-
bozos de Humboldt (1816-1831) hasta
nuestros días, han sido numerosos los
aportes que han enriquecido el proceso
de delimitación de áreas biogeográficas
de nuestro país. Venegas Filardo (1945)
describe las propuestas postuladas hasta
esa fecha: Humboldt, de acuerdo a las
áreas visitadas por él, describe únicamen-
te tres zonas: “los valles elevados y pie
de montañas de la costa, los llanos, y las
selvas del Orinoco”; posteriormente Co-
dazzi (1841), subdividió a Venezuela en
Zonas agrícolas, Zonas de pastos y Zonas
de bosques, que en cierto modo pueden
ser interpretadas como áreas respectiva-
mente equivalentes a las propuestas por
Humboldt.
Entre las clasificaciones
resumidas por Venegas Filardo (1945) se
encuentra la propuesta por Uslar-Pietri
(1945) que, desde un punto de vista geo- Figura 1. Guayana Venezolana (estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro).
gráfico-económico, las denominó Región
Montañosa en el norte, Zona Costera (an-
tepuesta a la anterior), los Llanos, y la Analizando las proposi- 1992) publica el Mapa de Ambitos de Ve-
Guayana y que posteriormente las descri- ciones precedentes y a manera de sínte- nezuela, en donde se subdivide el territo-
be exhaustivamente y las confirma con la sis, Venegas Filardo (1945) postula la di- rio de acuerdo a patrones de variables
misma nomenclatura (Uslar-Pietri, 1958). visión de Venezuela, desde el norte y ha- consideradas relevantes e identificables a
Pittier (1920, 1926) ela- cia el sur del país, en cuatro zonas natu- partir de imágenes de satélite, incluyendo
boró el llamado Mapa Ecológico de Ve- rales: Litoral venezolano o costa, Cordi- aspectos fisiográficos, geológicos, hidro-
nezuela tomando en consideración la ve- llera venezolana, Llanuras fluviales y el gráficos, hipsométricos y ecológicos. A
getación y los pisos bióticos y climáticos Macizo Guayanés. partir de dicha síntesis se proponen 9 ám-
del país (Figura 2); este esquema se pre- Al incorporar elementos bitos, quedando conformada la Región
senta ligeramente modificado en su «Su- tales como delimitaciones geográficas, fi- Guayana por los ámbitos Sistema Del-
plemento a las Plantas Usuales de Vene- siografía, aspectos geológicos, suelos, cli- taico y el denominado Sur del Orinoco
zuela» (Pittier, 1939), proponiendo la si- matología, hidrografía, aspectos humanos (estados Amazonas y Bolívar).
guiente clasificación: y agropecuarios, Vila (1950) también de-
signa a esta última zona como Macizo Propuestas Fitogeográficas
1. Tierra Caliente (piso megatérmico), Guayanés, pero en este caso subdividién-
0-1000m s.n.m., 20-28ºC. dola por primera vez en: Tierras bajas del Las proposiciones fito-
Casiquiare, Guayana, Gran Sabana y Del- geográficas han generado aportes funda-
2. Tierra Templada (piso macro-meso-tér- ta. mentales al marco de conocimiento de la
mico), 1000-2800m s.n.m., 12-20ºC. Freile (1965), basado en biogeografía de la Región Guayana. Co-
3. Tierra Fría (piso meso-microtérmico), criterios geológicos, geomorfológicos y mo fue señalado, los primeros esfuerzos
2800-3800m s.n.m., 5-11ºC. aquellos referidos a recursos naturales, realizados en esta materia se deben a Pit-
subdivide el territorio nacional en seis tier, quien fue sucedido por otros investi-
4. Tierra Gélida (piso microtérmico), Provincias Fisiográficas, dos de las cuales gadores que incorporaron nuevas perspec-
3800-5000m s.n.m., 0-5ºC. abarcan la Región Guayana en su totali- tivas para enriquecer su propuesta.
dad: Provincia I – Llanura Costera, Plata- Desde la aparición del
Este fue sin duda un forma Continental e Islas y Provincia VI denominado Mapa Fitogeográfico de Ve-
gran avance, al introducir consideraciones – Guayana Venezolana. A su vez, subdi- nezuela, elaborado por Tamayo (1955) y
técnicas precisas para la formalización de vide estas Provincias en 8 regiones: Delta modificado por el mismo autor en 1958,
criterios de clasificación, que superaron del Orinoco, Llanos del Orinoco, Llanos se han sucedido una serie de contribucio-
ampliamente las vagas y subjetivas divi- de Caño Casiquiare, de la Hoya Amazó- nes al conocimiento de la distribución de
siones propuestas hasta esa fecha. La uti- nica, Cordillera de Imataca, Sabanas de la vegetación de Venezuela. Entre ellos
lización de aspectos relativos a la compo- Guayana, Sierra de Pacaraima y Sierra de cabe mencionar el Mapa de Vegetación
sición de especies de las diferentes zonas Parima, compuestas por un total de 39 de la República de Venezuela de Hueck
y la distribución de endemismos, enrique- Unidades Fisiográficas. (1960) y el Mapa Ecológico de Ewel y
cieron y dieron mayor precisión y solidez Más recientemente, Pe- colaboradores (1968), donde se describe
a las posteriores propuestas. tróleos de Venezuela S.A. (PDVSA, la vegetación con base al sistema de cla-

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Figura 2. Mapa ecológico de Venezuela (Pittier, 1920).

sificación de Holdridge (1947), conforme cas del Roraima, a la cual subdivide en Guayana las Provincias Alto Orinoco,
a parámetros tales como temperatura, alti- tres Subprovincias: Trans Río Negro - Guayana Alta, Guayana Baja y Pantepui,
tud, evapotranspiración, etc. Guayana Colombiana; Río Caroní - Río incluyendo una pequeña porción de las
A pesar de haber contri- Negro y Guayana Pakaraima - Gran Sa- Provincias Llanera y Río Negro. Cabe
buido notablemente al conocimiento de la bana venezolana. Con base en la distri- mencionar aquí que el término Pantepui
vegetación de nuestro país, estos mapas bución y composición florística reconoce fue originalmente empleado por Mayr y
no representan mapas fitogeográficos pro- dentro de estas subprovincias un total de Phelps Jr. (1955), para referirse al con-
piamente dichos, debido a que se basan once “Complejos”, siete de los cuales junto de mesetas de bordes escarpados
en la distribución de tipos de vegetación comprenderían parte del territorio de la que, de manera aislada, se observan al
dominantes para definir cada unidad y nó Guayana venezolana: Neblina, Duida, Si- sur de Venezuela. Huber (1997), propone
en parámetros florísticos tales como los papo - Yutajé, Jáua, Guaiquinima, Auyán una clasificación fisiográfica modificada,
endemismos, que deben ser el criterio tepui - Chimantá y Roraima - Ilu tepui respecto a la empleada para la elabora-
fundamental para la clasificación biogeo- (Figura 3). ción del Mapa de Vegetación antes men-
gráfica de una región. El más reciente Mapa de cionado, subdividiendo a Venezuela en
Maguire (1979) presen- Vegetación de Venezuela de Huber y tres niveles: Región (4), Subregión (16),
ta, con base en las evidencias históricas, Alarcón (1988), constituye sin duda el Sector (23). Los criterios empleados para
geográficas, geológicas y topográficas aporte más completo y preciso en esta esta clasificación se basaron en la dife-
existentes hasta esa fecha, presenta el materia. Adicionalmente, estos autores renciación de unidades de paisaje a partir
primer esbozo de la fitogeografía de la realizan un esbozo de una primera pro- de información de sensores remotos (imá-
Guayana venezolana. Este autor recono- puesta fitogeográfica para Venezuela (Fi- genes de satélite y de radar), con énfasis
ce para el Escudo de Guayana la Provin- gura 3), entendida formalmente como tal. en las principales características fisiográ-
cia Florística de la Formación de Arenis- En ella pueden reconocerse en la Región ficas y vegetacionales reconocibles. De

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acuerdo a este autor, la Guayana Venezo-
lana comprende porciones fisiográficas de
todas las regiones, incluyendo las si-
guientes Subregiones: Continental Coste-
ra; Planicie Deltaica del Río Orinoco y
Cenagosa Costera del Río San Juan; Pe-
nillanura del Caura y Paragua; Penillanu-
ra del Casiquiare, Alto Orinoco; Sistema
de Colinas Piemontanas del Escudo Gua-
yanés y Macizo Guayanés.
La más reciente y valio-
sa contribución a la definición y delimita-
ción fitogeográfica de la Región Guayana
se debe a Huber (1994) y Berry et al.
(1995), quienes basados en la distribución
de 4 familias, 118 géneros y 3763 espe-
cies endémicas de esta zona, realizan una
primera subdivisión de la región en cua-
tro Provincias: Guayana Oriental, Guaya-
na Central, Guayana Occidental y
Pantepui (Figura 3).

Propuestas Zoogeográficas

El primer esbozo de cla-


sificación zoogeográfica de Venezuela es
presentado por Rivero (1961), basado en
la distribución de los anuros. Sin hacer Figura 3. Clasificación de Regiones Fitogeográficas.
mención a los criterios empleados para su - Maguire, 1979: Provincia Florística de la Formación de Areniscas del Roraima, “Comple-
formulación, subdivide a Venezuela en jos” III Neblina, IV Duida, V Sipapo-Yutajé, VI Jáua, VII Guaiquinima, VIII Auyán tepui
siete Regiones Faunísticas: Cuenca de – Chimantá, IX Roraima – Ilu tepui;
Maracaibo; Región de Falcón; Andes Ve- 1. Huber y Alarcón, 1988: 1.a Provincia Guayana Baja, 1.b Provincia Llanera, 1.c Provin-
nezolanos; Rango Costero; Llanos; Re- cia Alto Orinoco, 1.d Provincia Guayana Alta, 1.e Provincia Río Negro;
gión del Delta y Tierras Altas de Guaya- 2. Berry, Huber y Holst, 1995: 2.a Región Caribeña, 2.b Provincia Guayana Oriental, 2.c
na. Posteriormente, el mismo autor (Rive- Provincia Guayana Central, 2.d Provincia Guayana Occidental, las altitudes por encima de
ro, 1964a; y 1964b), analiza y discute los 1500 m corresponden a la Provincia Pantepui (tepuyes en la figura).
exhaustivamente la identidad biogeográfi-
ca de los anuros de la Guayana y del
Delta, la cual dio pie a su proposición. última las siguientes: Formación Alto del territorio en Regiones, quedando defi-
Una segunda clasifica- Orinocense; Gransabánica, Monaguesa y nidas dos para el sur de Venezuela: Tie-
ción de las áreas zoogeográficas de Vene- Deltana (Figura 4). rras Bajas de Amazonas y Tierras Altas
zuela, basada en la distribución de los Mago-Leccia (1970) for- de Guayana (Figura 4). Rudran y Eisen-
vertebrados terrestres y en la presencia de mula una propuesta en base a las cuencas berg (1982), empleando como único crite-
endemismos, se debe a Vila y colabora- hidrográficas naturales del país y los en- rio de clasificación los endemismos de
dores (1965) y asignada por estos autores demismos de los peces de agua dulce las especies de Primates (monos), reafir-
a Racenis (Figura 4). Allí se proponen presentes en cada una de ellas (Figura 5), maron el modelo formulado originalmen-
para la región al sur del Río Orinoco, los las cuales denominó: Cuenca de Río Ne- te por los primeros.
Distritos Amazónico (al sur y suroeste gro (Brazo Casiquiare); Cuenca del Ori- Otra propuesta zoogeo-
del Estado Amazonas, áreas adyacentes al noco (incluyendo los Llanos y el Estado gráfica fue presentada por Bodini y Pé-
Brazo Casiquiare) y Guayanés, que com- Bolívar) y Cuenca del Río Cuyuní (al rez-Hernández (1985), utilizando los en-
prende al resto de la Región, exceptuando Este del Estado Bolívar). Sin embargo, demismos de las subespecies o razas geo-
la zona norte y noreste del Estado Bolí- este mismo autor en 1978, influenciado gráficas de Primates, con el fin de esta-
var y Estado Delta Amacuro (Distrito Sa- por el auge mundial de la biogeografía blecer delimitaciones más precisas a las
bánico, Sitios Llanero y Deltáico). Es Ra- vicariante, realiza un estudio de los peces únicas dos grandes unidades propuestas
cenis quien inicia toda una línea de pro- de agua dulce del Orden Gymnotiformes anteriormente. Es de hacer notar que,
puestas basada en la distribución de los (cuchillos y tembladores), y cambia radi- como elemento de interés en esta formu-
animales. calmente su propuesta previa, denominan- lación, por primera vez estos autores con-
Roze (1966), con base do a las diferentes unidades como Frag- sideraron en su análisis las diferentes
en sus estudios sobre la distribución de mentos de Biota, englobando así la región propuestas precedentes, reconociendo en
los ofidios (serpientes), particularmente guayanesa en toda su extensión bajo la ellas el límite establecido por Roze en el
de las especies endémicas, y utilizando única denominación de Fragmento de Río Ventuari para separar Guayana de
una nomenclatura diferente (omitiendo la Biota de la Región Guayana (Figura 5). Amazonas, como una primera hipótesis
convención que define Provincias, Distri- Eisenberg y Redford de trabajo (Figura 4). Una segunda hipó-
tos, etc.), subdivide Venezuela y a la Re- (1979), valiendose de datos sobre la dis- tesis sostiene la existencia de una tercera
gión Guayana bajo la denominación arbi- tribución de taxones endémicos de mamí- zona intermedia, comprendida principal-
traria de Formaciones, asignando a esta feros en el país, realizan una delimitación mente por las cuencas de los ríos Caura

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propiamente dicha, proponiendo su inclu-
sión en la Región Guayanesa como Pro-
vincia Guayanesa Deltana. En efecto, Se-
ñaris y Ayarzagüena (en prensa) sostienen
que si bien se ha interpretado a esta re-
gión “como una zona de mezcla o co-
nexión entre las biotas de las regiones ad-
yacentes” (Guayanesa y Llanera), el análi-
sis de la anurofauna del Delta del Orinoco
refuerza su inclusión dentro de la Región
Guayana.
Finalmente Barrio (1998),
con base en la fauna de anfibios del país,
modifica la clasificación original de Ri-
vero (1961). Incorpora una nueva región
que denomina Región Amazónica, argu-
mentando que alberga una fauna de anfi-
bios suficientemente representativa y dife-
renciable de la Región Guayana; en esta
Región Amazónica incluye también una
pequeña porción del piedemonte andino
del estado Táchira, al considerarla una
extensión de la distribución de la fauna
amazónica occidental.
A las clasificaciones es-
pecíficas reseñadas para Venezuela se su-
man otras de carácter más global sobre la
Figura 4. Clasificación de Regiones Zoogeográficas. región neotropical, que reconocen subdi-
1. Racenis (en Vila et al. 1965): 1.a, b. Distrito Sabánico, 1.a Sitio Déltico, 1.b Sitio Llane- visiones biogeográficas en la Guayana
ro, 1.c Distrito Guayanés, 1.d Distrito Amazónico; venezolana. Entre éstas destacan muy es-
2. Roze, 1966: 2.a Formación Deltana, 2.b Formación Monaguesa, 2.c Formación de los Lla- pecialmente “Refugios” pleistocénicos de
nos, 2.d Formación Gransabánica, 2.e Formación Altorinocense; Haffer (1969); los Centros de Dispersión
3. Eisenberg y Redford 1979: 3.a Tierras Altas de Guayana, 3.b Llanos, 3.c Tierras Bajas de Müller (1973); Areas de Endemismo
de Amazonas; de Cracraft (1985) y la síntesis más re-
4. Bodini y Pérez-Hernández, 1985: 4.a Llanos, 4.b Guayana, 4.c Amazonas 4.d Zona Interme- ciente presentada por Sánchez Osés y Pé-
dia; rez-Hernández (1998).
5. Barrio, 1998: 5.a Región Deltaica, 5.b Región Guayanesa, 5.c Región Amazónica, 5.d Müller (1973), con el
Región Llanera. propósito de dividir la rica diversidad de
Centro y Suramérica, propuso lo que de-
y Paragua (Figura 4), la cual deberá ser biogeográfica diferente al resto de la nominó Centros de Dispersión, con base
corroborada o modificada con la intro- Guayana venezolana y más relacionada en la superposición de rangos de distribu-
ducción de nuevos elementos producto de con las cuencas del Cuyuní-Esequibo, ción de especies y subespecies de verte-
análisis similares en futuros trabajos con que con las restantes cuencas vecinas. brados tetrápodos terrestres (anfibios, rep-
otros grupos zoológicos. Aquí cabe mencionar, que la biogeografía tiles, aves y mamíferos). Para el área de
Brown y Fernández-Yé- de los organismos que habitan restringi- la Guayana venezolana Müller asignó
pez (1985) basados en la distribución de dos a cuerpos de agua puede diferir de cuatro Centros de Dispersión: Centro 20 -
los lepidópteros de la tribu Heliconiini en aquellos que habitan en ecosistemas te- Roraima (correspondiente al sector de la
Venezuela, indican la existencia de por lo rrestres. Gran Sabana); Centro 21 - Pantepui (cen-
menos ocho centros de endemismos y Linares (1998), discute tro del Estado Bolívar, incluyendo los
nueve “refugios” paleoecológicos de bos- aspectos relativos a la biogeografía de los Cerros Duida y La Neblina en el Estado
ques, de los cuales cuatro centros de ende- mamíferos de Venezuela, en base a sus dis- Amazonas); Centro 22 - Guayanan (al
mismos corresponden a la Guayana (Ima- tribuciones respecto a las nueve bioregiones Este del Estado Bolívar hasta el Sur del
taca, Pantepui, Ventuari e Imerí); cuatro (ámbitos) previamente definidas por PDV- Delta del Orinoco y las tres Guyanas); y
“refugios” son identificados con las mis- SA (1992). De acuerdo a tal subdivisión, Centro 25 - Amazonas (abarcando las tie-
mas denominaciones. el mencionado autor reconoce para la rras bajas del estado Amazonas).
Lasso et al. (1989), si Guayana venezolana las bioregiones del Posteriormente Cracraft
bien no formulan ninguna hipótesis bio- sur del Orinoco y del Sistema Deltaico. (1985) propone Áreas de Endemismo y
geográfica, ponen en evidencia la enorme Para la primera de ellas Linares (1998) las define de acuerdo a los rangos de
complejidad que subyace a la interpreta- propone, de acuerdo a la composición de congruencia de las distribuciones de las
ción zoogeográfica de esta región. Me- su mastofauna, y apoyado en clasificacio- aves de Suramérica. De acuerdo a este
diante métodos de análisis comparativo nes botánicas, cuatro Provincias: Guaya- autor es posible reconocer para la Región
de similitud faunística y análisis zoogeo- nesa Baja, Guayanesa del Pantepui, Gua- Guayana las siguientes unidades: Centro
gráfico, plantean en base a la ictiofauna yanesa Amazónica y Guayanesa Oriental. 10 - Pantepui (dividido en dos subcentros
presente en la Gran Sabana (Alto Caroní) Sin embargo, considera que la evidencia -10A Gran Sabana, equivalente al Centro
y la presente en los ríos Cuyuní y Ese- disponible no soporta el reconocimiento Roraima de Müller con 69 endemismos y
quibo, que la Gran Sabana es una entidad del Sistema Deltaico como una bioregión 10B Duida, correspondiente a las tierras

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altas de la Guayana al oeste del Río Ca-
roní, con 65 endemismos); Centro 17
Guayana (las Guyanas y la Sierra de
Imataca en Venezuela, con 33 endemis-
mos); y Centro 18 Imerí (abarcando las
tierras bajas del Estado Amazonas, con
17 endemismos).
Recientemente, Sánchez
Osés y Pérez-Hernández (1998) presentan
una revisión comparativa de la mayoría
de las clasificaciones biogeográficas pro-
puestas para Suramérica, elaborando un
esquema de correspondencia de nomen-
claturas entre ellas y destacando las con-
tribuciones de cada una a la conforma-
ción de una amplia comprensión biogeo-
gráfica de la región.

Biogeografía del Pantepui

La biogeografía histórica
es una corriente de la biogeografía que
intenta determinar las relaciones pasadas
y presentes de los organismos en la histo-
ria física de la tierra. Así como se han
examinado las propuestas para la clasifi-
cación de las distribuciones actuales de
los seres vivos, la biogeografía histórica Figura 5. Clasificación de Cuencas con base en la distribución de los peces de aguas conti-
pretende dar respuesta a la incógnita so- nentales.
1. Mago-Leccia, 1970: 1.a Cuenca del Río Cuyuní, 1.b Cuenca del Orinoco, 1.c Cuenca
bre el origen y forma de ocupación de
del Río Negro;
los organismos en el espacio y en el
2. Mago-Leccia, 1978: 2.a Fragmento de Biota de las Guayanas y 2.b Biota de los Llanos
tiempo. En otras palabras, explicar el (nueva).
cómo, cuándo y porqué de la actual dis-
tribución de las especies de plantas y ani-
males.
Intentaremos mediante el centes en lo que respecta a la solidez de embargo es de notar que se trata casi
estudio de un caso, ilustrar los métodos sus argumentos. siempre de especies endémicas de Pan-
de los que se vale esta disciplina para la Al analizar la distribu- tepui, lo cual hace suponer que estos in-
formulación de hipótesis que dan cuerpo ción geográfica de la fauna y la flora de migrantes relativamente recientes (si es
a propuestas teóricas, en este caso del Venezuela, hemos visto que es posible de- que de inmigrantes se trata), estén pasan-
origen de la biota que actualmente cono- limitar unidades de clasificación que divi- do por fases de activa diferenciación en
cemos de la Provincia de Pantepui. den al territorio en áreas con característi- su proceso de establecimiento en la Re-
Según Huber (1987), cas de cierta uniformidad. Sin embargo, gión Guayana. Tampoco debe descartarse,
“En la Región Guayana de Venezuela, todas estas unidades comparten en mayor por supuesto, la posibilidad opuesta, o
norte del Brasil, noroeste de Guyana y o menor grado elementos faunísticos y sea que las Ericaceae hayan tenido desde
sur de Surinam se encuentra un complejo florísticos que les son comunes. Steyer- siempre un centro de especiación propio
montañoso mayormente constituido por mark (1979) sostiene que de más de 450 en la Guayana”.
rocas de areniscas de la Formación Ro- géneros de plantas superiores presentes en Evidencias similares han
raima. Las porciones superiores (por en- las cimas de los tepuyes, aproximadamen- sido presentadas y discutidas en lo que
cima de los 1200 m s.n.m. aproximada- te la mitad de ellos poseen especies de respecta a la fauna de vertebrados de esta
mente) de este conjunto de montañas más amplia distribución tropical o neotropical, región. Mayr y Phelps (1967), en su tra-
o menos aisladas, presentan ecosistemas 81 cuentan con la mayoría de sus especies bajo sobre el Origen de la Avifauna de
altamente diferenciados desde el punto de presentes en las tierras bajas amazónicas, las Altiplanicies del sur de Venezuela, re-
vista geológico, geomorfológico, geoquí- menos del 25% serían endémicos de esta portan que de las 96 especies de aves re-
mico y biológico. El conjunto de estos región y 45 estarían claramente relaciona- gistradas, 48 serían colonizadoras desde
ecosistemas de media y alta montaña se das a la flora andina. lugares distantes y 24 de estas, presumi-
designa con el nombre de Pantepui”. Huber (1992), en su es- blemente, procedentes de Los Andes.
Cada una de las hipóte- tudio sobre la flora del Chimantá, expone Desde comienzos del si-
sis postuladas hasta la fecha para explicar textualmente: “El elemento florístico an- glo XX, diversas teorías han sido formu-
el origen y actual distribución de los or- dino juega un papel ciertamente impor- ladas con base a la distribución de aves,
ganismos vivos de esta región, recurre a tante en la flora de las cumbres más altas mamíferos, anfibios y reptiles, para expli-
evidencias que permiten sustentar cada del Chimantá. Esto es particularmente car el origen de la fauna de Pantepui. Es-
propuesta, sin embargo, ninguna parece evidente en la familia de las Ericaceae, tas teorías han sido resumidas y discuti-
ser concluyente hasta la fecha, resultando ya que todos los géneros con distribución das por algunos autores, intentando con-
unas muy débiles frente a las objeciones principalmente andina... están representa- trastar las diferentes propuestas en busca
de algunos autores y otras más convin- dos allí por una o varias especies. Sin de una visión más aproximada de la rea-

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lidad biogeográfica de estas singulares cho de que si efectivamente hubieran micas con unidades biogeográficas adya-
formaciones montañosas (Mayr y Phelps existido, algún vestigio de sus estratos centes, como las que ya fueron expuestas
1967; Haffer, 1974; Hoogmoed, 1979; antiguos hubiera sido encontrado ”. en el caso de los Andes.
Gorzula, 1987). Según estos investigado- Por su parte, Hoogmoed
res, las teorías pueden resumirse en cinco (1979) descarta también dicha propuesta, Teoría del Clima Fresco
o seis (según cada autor), las cuales pasa- en este caso al sostener que no existen
mos a exponer a continuación. evidencias geológicas que soporten la su- Esta es otra propuesta
posición de que los Andes venezolanos y que trata de explicar las afinidades fau-
Teoría del Puente Montañoso el sur de nuestro territorio estuvieran co- nísticas entre los Andes y el Macizo Gua-
nectados en un pasado por formación yanés es la Teoría del Clima Fresco, con
Antes de discutir esta montañosa alguna. Sin embargo, más re- bases claramente dispersalistas, al igual
primera teoría, cabe hacer algunas consi- cientemente Galvis Vergara (1994) pre- que en la teoría anterior. Ella propone
deraciones sobre las clasificaciones acep- senta evidencias geológicas basadas en si- que, si en los períodos glaciales del
tadas actualmente para la definición de militudes entre la región de la Sierra de Pleistoceno las tierras bajas entre los An-
pisos térmicos y sus consecuencias en la Chiribiquete en Colombia, los estados des y la región de Guayana tuvieron un
distribución de las plantas y los animales, Amazonas y Bolívar en Venezuela, Guya- clima más frío que el actual, ello pudo
según los gradientes de altitud. En la Re- na y Surinam, que pudieran representar haber facilitado la dispersión de ciertas
gión Guayana, según Huber (1987), pue- nuevos elementos para evaluar con mayor especies en ambas direcciones, ya que las
den reconocerse tres pisos térmicos altitu- seriedad una hipótesis basada en interco- zonas de vida en montañas cambiaron a
dinales: Piso Macrotérmico (que abarca nexiones geográficas pasadas. pisos altitudinales más bajos. En su for-
desde el nivel del mar hasta 800 metros ma original, la Teoría del Clima Fresco
de elevación y con temperaturas mayores Teoría de la Meseta (o Plateau) fue propuesta por Chapman (1931) y
o iguales a 24ºC), Piso Mesotérmico (en- apoyada por Tate (1938), presumiendo un
tre 800 y 2000m s.n.m., con temperaturas Esta teoría se basa en el descenso de la temperatura media anual
medias anuales entre 12ºC y 24ºC), y supuesto de la existencia original de una de unos 9ºF (equivalente a 5ºC), compa-
Piso Submicrotérmico (por encima de amplia meseta única, que como resultado rable a una elevación general de 3000
2000m s.n.m., con temperaturas promedio de un largo proceso de erosión fue frag- pies (aproximadamente 900m s.n.m.). De
entre 8ºC y 12ºC). Es a partir de los mentada, dando origen a “trozos” aisla- este modo, formaciones montañosas rela-
1200m s.n.m., donde comienza un marca- dos que hoy conocemos como tepuyes y tivamente bajas pudieron constituir corre-
do cambio en las características de los a otras formaciones erosionales elevadas dores naturales para la dispersión faunís-
ecosistemas tepuyanos, que los diferencia que existen actualmente, tal como fue tica en ambos sentidos.
drásticamente de aquellos que conforman postulado por Chapman (1931) y por Tate La principal crítica a
su entorno. Es a estos pisos altitudinales (1938). La presencia actual de algunas esta teoría se basa en las estimaciones
a los que muchos autores se han referido especies relictuales en diversas mesetas que Van der Hammen (1974) hiciera en
como pisos “subtropicales”. de arenisca del Escudo Guayanés, podría base a evidencia palinológica (estudio del
La Teoría del Puente explicarse adecuadamente mediante esta polen fósil), quien calculó que el clima
Montañoso intenta explicar las afinidades teoría, suponiendo que especies de amplia en general no descendió más de 3 ó 4ºC
florísticas y faunísticas de tales ambientes distribución en toda la extensión de esa de su media anual, y por lo tanto las tie-
“subtropicales”, ubicados en pisos altitu- antigua meseta, fueron quedando igual- rras bajas jamás tuvieron un clima, como
dinales elevados y aislados entre sí (ase- mente aisladas en sus cimas. Tate (1938), el propuesto por los anteriores autores,
mejándose a “islas”), entre los que se postuló que el desarrollo de especies di- que permitiera una eventual interco-
cuentan las cimas de los tepuyes y las la- ferenciadas y endémicas, pudo haber ocu- nexión. Tomando en cuenta que la dismi-
deras montañosas de los Andes venezola- rrido in situ, a través de sucesivas etapas nución de la temperatura en 1ºC equivale
nos. de adaptación a los cambios ambientales, a un descenso de 180m de los diferentes
Varios autores han expli- inducidos por el levantamiento paulatino pisos altitudinales, el desplazamiento
cado la afinidad entre la fauna de dos o de la altiplanicie. máximo pudo estar próximo a los 800m
más “islas de clima subtropical”, propo- Mayr y Phelps (1967), s.n.m. Si bien este cambio no fue sufi-
niendo la existencia en el pasado de una al estudiar la distribución de las aves de ciente para interconectar completamente
conexión montañosa que ofrecería un há- los tepuyes, postulan que en realidad el ambas formaciones, el margen de aisla-
bitat relativamente continuo para la dis- fraccionamiento de esta meseta ocurrió miento dominado por las tierras más ba-
persión de los organismos. La posterior con anterioridad a la evolución de la avi- jas (inferiores a los 200m s.n.m.), pudo
desaparición de esta unión explicaría la fauna y cuestionan seriamente esta teoría, estrecharse significativamente.
existencia de dos o más distribuciones de sólo aceptando con ciertas reservas que Si bien esta teoría no
grupos taxonómicamente relacionados, se- pudiera ser adecuada para explicar única- parece responder plenamente a la reali-
parados entre sí. mente el origen de los géneros y las es- dad, en los términos de la proposición
Esta teoría fue invocada pecies endémicas de esta región. Sin em- original, bien podría ser uno de los meca-
por Chapman (1917) y Todd y Carriker bargo según estos autores, no explica, en- nismos involucrados para explicar algunas
(1922) para explicar el origen y la distri- tre otros hechos, la distribución irregular, características biogeográficas de esta re-
bución actual de las aves de Colombia. no uniforme, de tales especies. gión.
Sin embargo, Tate (1938) señala textual- Esta teoría representa un
mente: “Antiguamente se llegó a suponer claro ejemplo de una propuesta vicariante Teoría de Dispersión a Distancia
que hipotéticas cordilleras habían llenado para entender la distribución de la fauna
estas áreas intermediarias a manera de altitepuyana. Si bien podría explicar satis- Propuesta originalmente
puentes. Los que tal hipótesis sustentaban factoriamente la distribución de los ende- por Mayr y Phelps (1967), bajo el nom-
colocaban estos puentes donde quiera que mismos en los tepuyes, no contribuye al bre de Teoría de la Dispersión Prove-
se necesitaban, sin tomar en cuenta el he- esclarecimiento de las afinidades taxonó- niente de Lugares Distantes, plantea que

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la “avifauna subtropical de Pantepui” se y la topografía de Venezuela que poco a nó “demostraciones concluyentes” de es-
deriva de especies de otras regiones sub- poco vinieron a ser andinas, cor- peciación in situ. Como consecuencia de
tropicales, las cuales se han desplazado dilleranas, tepuyanas, etc. Debajo de los este proceso las nuevas formas fueron
desde esta última a “saltos de isla en is- pies y raíces de seres que nunca abando- ocupando pisos altitudinales más elevados
la”, de manera que, habiendo colonizado naron el lugar en que los dejaron sus que los ocupados por sus ancestros.
un primer tepui cercano al centro de dis- progenitores en los Andes, cordilleras o Según Mayr y Phelps
persión (teóricamente en Los Andes), pu- tepuis, mucho antes de que la geografía y (1967), la evidencia disponible apoya
dieron haber colonizado tepuyes cada vez la topografía de Suramérica en general, y fuertemente esta teoría, al menos para el
más distantes. de Venezuela en particular alcanzaran su caso de algunas de las especies de aves
Estos autores propusie- cariz actual ”. de Pantepui. Tal información fue susten-
ron que las aves de Pantepui incluyen tada en base a la presencia de al menos
elementos que pudieron colonizar desde Teoría Modificada del Clima Fresco 19 especies diseminadas ampliamente en
Los Andes, la Cordillera de la Costa y de las llanuras circundantes a los tepuyes,
las altiplanicies del sureste de Brasil. Sin Haffer (1974), basado en principalmente al pie de estos, que han
embargo, Chapman (1931) ya había ad- su aseveración de que las aves tepuyanas dado origen a subespecies endémicas del
vertido sobre el hecho de que si algunos no se derivan de las especies que habitan propio Pantepui. Por otro lado, los auto-
grupos se hubieran dispersado desde Los las tierras bajas de sus inmediaciones, res advierten sobre la complejidad en di-
Andes, cabría esperar una diversidad mu- sino de especies que migraron de los An- lucidar esta dinámica, al referir el caso
cho mayor en los tepuyes occidentales des de Colombia y Ecuador, propone que inverso, ejemplificado por 13 especies
más cercanos (Duida-Paraque), que en los bajo las condiciones climáticas que supo- propias de las tierras altas de la región,
orientales más distantes (Roraima). Al ne la Teoría del Clima Fresco (ya sufi- representadas también en las tierras bajas
examinar este aspecto, se encuentra que cientemente documentadas), muchas espe- aledañas por otro número importante de
en realidad la diversidad es mayor en es- cies ampliaron sus áreas de distribución subespecies.
tos últimos; de hecho Cook (1974), al conforme a los cambios en la distribución Este último caso tam-
evaluar cuantitativamente esta situación, de los ambientes “subtropicales” antes bién fue señalado por Hoogmoed (1979),
concluye que la distribución de la avifau- mencionados. Ante este nuevo escenario, al explicar la distribución de las especies
na de Pantepui no responde suficiente- algunas de ellas fueron capaces de dis- de dos géneros muy antiguos de anfibios
mente a un modelo insular. Mayr y persarse a través de lo que él denominó (Oreophrynella y Otophryne), probable-
Phelps (1967) han pretendido explicar “ambientes subóptimos”, hasta alcanzar mente anteriores al Oligoceno (aproxima-
esta aparente incongruencia argumentando nuevamente hábitats adecuados al otro damente 40Ma). El conjunto ancestral de
que las condiciones ecológicas son mu- lado de lo que anteriormente había repre- estas especies que ocupaba las zonas al-
cho más favorables en la región de La sentado una amplia y extensa barrera in- tas, pudo haber quedado recíprocamente
Gran Sabana para el establecimiento de franqueable. aislado en los diferentes tepuyes durante
estas especies. La calificación de Teoría los más recientes procesos de elevación
Estos argumentos no pa- “modificada”, surge del hecho de que del macizo en el Mio-Plioceno (23-2Ma),
recen suficientemente convincentes, to- este autor reúne en su propuesta elemen- permitiendo un largo proceso evolutivo
mando en cuenta que si bien las aves po- tos postulados por la Teoría del Clima independiente entre las especies. Como
seen un medio de locomoción que les Fresco y la Teoría de Dispersión a Dis- consecuencia de los cambios climáticos
confiere capacidades dispersivas muy su- tancia, incluyendo como elemento nove- del Pleistoceno, algunas de las nuevas es-
periores a otros grupos (ej. plantas, anfi- doso la proposición de que algunas espe- pecies resultantes pudieron haberse des-
bios, etc.), muchas de ellas dependen en cies son capaces de dispersarse a través plazado hasta ocupar las zonas más bajas,
tal grado de las condiciones de su medio de ecosistemas que no son necesariamen- donde son conocidas en la actualidad. La
ambiente que es “como si no tuvieran la te los más adecuados para el estableci- falta de evidencias fósiles en la Guayana
posibilidad de volar” (Chapman, 1931), y miento de poblaciones. Su propuesta re- venezolana sólo permite aproximaciones
en consecuencia resulta aún más difícil suelve quizá la principal objeción a la especulativas a este respecto.
explicar el origen y distribución del resto Teoría del Clima Fresco, pero no escapa
de la biota de la región en base a esta al cuestionamiento de Chapman referente Conclusiones
teoría. a que tal capacidad de ocupación de am-
En contraposición a la bientes subóptimos es improbable, aunque Grandes han sido los
Teoría de la Meseta, formalmente vica- algunos autores han documentado casos adelantos en materia biogeográfica en
riancista, esta Teoría responde estricta- en grupos tan sensibles como los anfibios Venezuela, desde las primeras descrip-
mente a hipótesis dispersionistas. Croizat (Hoogmoed y Gorzula, 1979). ciones de paisajes de los naturalistas que
(1976), discute esta propuesta y señala visitaron tempranamente nuestro país. A
con gran severidad que en el caso de ha- La Teoría de Cambio de Habitat pesar de ello, las propuestas existentes
ber existido alguna dispersión (que él no adolecen de las limitaciones que impone
reconoce como posibilidad real), ésta Esta teoría ha sido rese- la información disponible, muchas veces
tuvo que haber ocurrido desde el Macizo ñada por Mayr y Phelps (1967), insuficiente, incompleta o fragmentada.
Guayanés hacia los Andes, por ser la pri- Hoogmoed (1979) y Gorzula (1987), sin Dados los últimos avances antes descri-
mera una formación geológicamente mu- indicar quien la postuló. Sin embargo, de- tos en materia fitogeográfica, resulta im-
cho más antigua que la segunda. El mis- bemos reconocer a Chapman (1931) prescindible incrementar los trabajos di-
mo autor, defendiendo los postulados de como autor de esta teoría, quien señaló rigidos a la proposición de clasificacio-
la vicarianza, concluye diciendo que “no que aproximadamente una cuarta parte de nes zoogeográficas, con el fin de abor-
fueron las plantas y los animales de Ve- las aves endémicas de Pantepui deriva de dar de una manera holística, desde estas
nezuela, etc., que migraron y saltaron por ancestros tropicales (especies de tierras dos dimensiones biológicas indivisibles,
acá, por allá al azar conforme a la zoo- bajas), muchas de las cuales aún existen una única propuesta biogeográfica para
geografía de Mayr. Fueron sí la geografía en la región, presentando lo que denomi- esta Región.

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Aunque pueda parecer ser explicado con base a este mismo mo- Eisenberg JF, Redford KH (1979) A biogeo-
que las clasificaciones biogeográficas de delo (dispersionista), de acuerdo a la Teo- graphic analysis of the mammalian fauna of
Venezuela. En Eisenberg JF (Ed) Vertebrate
esta región de Venezuela aún permanecen ría del Cambio de Hábitat. No podemos Ecology in the Northern Neotropics. Smith-
confusas, al igual que las hipótesis de dejar de mencionar el aporte no menos sonian Institution. Washington D.C. pp. 31-
trabajo para explicar el origen y los pro- válido de la Teoría Modificada del Clima 38.
cesos que dieron lugar a las distribucio- Fresco, que bajo nuestra óptica, se vale Ewel JJ, Madriz A, Tosi Jr. JA (1968) Zonas de
nes de la fauna y la flora que hoy cono- de elementos dispersionistas y vicarian- Vida de Venezuela. Memoria Explicativa so-
cemos, resulta indiscutible que los avan- cistas que, operando alternantemente, pu- bre el mapa ecológico. República de Vene-
zuela. Ministerio de Agricultura y Cría. Di-
ces han sido significativas. Si bien en los dieron ir dando origen a algunas de las rección de Investigación. Sucre. Caracas.
últimos años se han producido fuertes distribuciones conocidas para ciertos gru- 264 pp.
controversias al respecto, entre dispersio- pos biológicos estudiados de esta región. Freile A (1965) Provincias Fisiográficas de Vene-
nistas y vicariancistas, lejos de pensar en zuela. Ministerio de la Defensa. Caracas, Ve-
negativo, debemos reconocer que estas AGRADECIMIENTOS nezuela. 435 pp.
disputas han servido a ambas corrientes Galvis Vergara J (1994) Estudio Geológico de la
para reflexionar acerca de las explicacio- Los autores agradecen a Sierra de Chiribiquete y Zonas Aledañas
nes biogeográficas y esto ha influido Celsa Señaris, Carlos Lasso, Ricarda Riina (Parque Nacional-Natural Chiribiquete). Rev.
grandemente en el avance de la biogeo- y Otto Huber por revisión del manuscrito, Acad. Colomb. Cienc. 119(73): 275-286.
grafía como una ciencia. Así como se a David Pita por la elaboración de mapas Gorzula S (1987) Una revisión de los orígenes
de la fauna de los vertebrados de Pantepui.
contraponen criterios divergentes, también digitalizados, y a Alejandro Reig, quien Pantepui 3: 4-10.
se han consolidado muchos conceptos nos motivó a realizar este trabajo. A Con-
Haffer J (1969) Speciation in Amazonian Forest
que hoy son unánimemente reconocidos. rad Vispo por la traducción al inglés. Birds. Science 165: 131-137.
A excepción de la Teo-
Haffer J (1974) Avian speciation in tropical
ría del Puente Montañoso, que a la luz de South America. With a systematic survey of
las evidencias geológicas luce extremada- REFERENCIAS the toucans (Ramphastidae) and jacamars
mente débil y en lo cual coinciden la (Galbulidae). Publ. Nuttal. Ornithol. Club,
gran mayoría de los investigadores sobre Barrio CL (1998) Sistemática y Biogeografía de Cambridge 14: 1-390.
esta materia, ninguna de las Teorías ex- los Anfibios (Amphibia) de Venezuela. Acta Holdridge LR (1947) Determination of world
Biol. Venez. 18(2): 1-93. plant formations from simple climatic data.
puestas parece ser suficiente por si sola
Berry PE, Huber O, Holst BK (1995) Floristic Science 105: 367-368.
para explicar el origen y distribución de Analysis and Phytogeography. En Berry PE,
la flora y la fauna de la Región Guayana. Hoogmoed MS (1979) The herpetofauna of the
Holst BK, Yatskievych K (Eds) Flora of the Guianan Region. En WE Duellman (Ed) The
Más aún, si tomamos en cuenta los dife- Venezuelan Guayana. Vol. 1 Introduction. South American Herpetofauna: Its Origin,
rentes procesos históricos y evolutivos, y Missouri Botanical Garden. St. Louis. Tim- Evolution and Dispersal. Monograph Mus.
las características ecológicas, fisiológicas, ber Press. Pórtland. Oregon. pp. 161-191. Nat. Hist. Univ. Kansas N° 7. pp. 241-279.
etc., de los diferentes grupos, resulta difí- Bodini R, Pérez-Hernández R (1985) Proposicio-
nes de Regiones Biogeográficas para Vene- Hoogmoed MS, Gorzula S (1979) Checklist of
cil formular una alternativa única para in- zuela en base a la distribución de los the savanna inhabiting frogs of the El Man-
tentar “reconstruir” este proceso. Es muy Cébidos. En de Mello MT (Ed) Anais do 2º teco region with notes on their ecology and
probable que el conjunto de varias de las Congresso Brasileiro Primatología, So- the description of a new species of treefrog
ciedade Brasileira de Primatologia. pp. 323- (Hylidae, Anura). Zoologische Mededelingen
hipótesis, formuladas a los ojos de los es- 54(13): 183-216.
pecialistas de los diferentes grupos (botá- 333.
Brown Jr. KS, Fernández-Yépez F (1985) Los Huber O (1987) Consideraciones sobre el con-
nicos, ornitólogos, herpetólogos, etc.), sea cepto de Pantepui. Pantepui 2: 2-10.
Heliconiini (Lepidoptera, Nymphalidae) de
el que permitirá ir formulando una res- Venezuela. Bol. Entomol. Venez. 3(4): 29-73. Huber O (1992) Consideraciones fitogeográficas
puesta cada día más ajustada a la reali- Chapman FM (1917) The distribution of bird-life sobre la flora del Chimantá. En Huber O
dad actual. in Colombia: a contribution to a biological (Ed) El Macizo del Chimantá, Escudo de
De hecho, de los casos survey of South America. Bull. Amer. Mus. Guayana, Venezuela. Un Ensayo Ecológico
examinados podemos señalar que para Nat. Hist. 36: 1-729. Tepuyano. Oscar Todtmann. Caracas pp.
189-202.
llegar a formular una explicación satisfac- Chapman FM (1931) The upper zonal bird-life of
toria a la situación presente, debemos re- Mts. Roraima and Duida. Bull. Amer. Mus. Huber O (1994) Recent advances in the phyto-
Nat. Hist. 63: 1-135. geography of the Guayana Region, South
currir a propuestas tanto vicariancistas America. Mem. Soc. Biogeogr. 4: 53-63.
como dispersionistas, las cuales contraria- Codazzi A (1841) Resumen de la Geografía de
Venezuela. (Venezuela en 1841). H. Fournier Huber O (1995) Geographical and Physical Fea-
mente a lo que muchos sostienen, no son y Cía. Paris. 648 pp. tures. En Berry PE, Holst BK, Yatskievych
mutuamente excluyentes. La presencia de Cook RE (1974) Origin of the Highland Avifau- K (Eds) Flora of the Venezuelan Guayana.
especies endémicas exclusivas de uno o na of Southern Venezuela. Syst. Zool. 23: Vol. 1 Introduction. Missouri Botanical Gar-
varios tepuyes, parece encontrar su expli- 257-264. den. St. Louis. Timber Press. Portland. Or-
egon. pp. 1-61.
cación en el fenómeno típicamente vica- Cracraft J (1985) Historical biogeography and
riancista del fraccionamiento del macizo. patterns of differentiation with the South Huber O (1997) Ambientes Fisiográficos y Vege-
American avifauna: areas of endemism. En tales de Venezuela. En La Marca E (Ed) Ver-
Por otro lado, bajo principios fundamen- tebrados Actuales y Fósiles de Venezuela.
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cundantes de Pantepui y viceversa, puede review. Palaeo 123: 385-402. Mérida, Venezuela.

SEP 2001, VOL. 26 Nº 9 381


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382 SEP 2001, VOL. 26 Nº 9

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