No existe en la literatura una definición universal, parsimoniosa y comúnmente aceptada
de calidad. Por el contrario, existen numerosas dificultades, tanto conceptuales como prácticas, que lo hacen aún un concepto escurridizo y difícil de definir. La calidad es un término subjetivo, personal, que solo puede reconocerse a través de la experiencia. Un ejemplo son los catadores de café que van adquiriendo experiencia y así reconocer la calidad de este café. Un juicio que emite un cliente sobre un producto, el cual da gracias al conocimiento que esta persona tiene del producto. La calidad es un juicio subjetivo, además se debe conocer el producto para poder emitir dicho juicio. Conceptos de producto y proceso. Proceso: conjunto de recursos y actividades interrelacionados que posibilitan la transformación de elementos de entrada en resultados. Los procesos de una organización deben ser planificados, documentados y puestos en práctica bajo condiciones controladas para que creen valor. Todas las etapas de un proceso deben crear valor, si no agrega ningún valor es una etapa que se debería eliminar del proceso. Calidad objetiva y calidad subjetiva. La calidad objetiva deriva de la comparación entre un estándar y un desempeño, referidos a características de calidad medibles cuantitativamente con métodos ingenieriles o tecnológicos. La calidad objetiva se puede medir cuantitativamente y se pueden comparar frente a estándares que se deben cumplir. La calidad subjetiva se basa en la percepción y en los juicios de valor de las personas, y es medible cualitativamente estudiando la satisfacción del cliente. La calidad subjetiva se mide cualitativamente. Calidad estática y calidad dinámica. La calidad no es un blanco fijo que se alcanza una vez que se logra cierto nivel, sino un proceso de mejora continua. La calidad es dinámica porque los gustos, las necesidades y las expectativas del cliente van cambiando día a día. Un cliente que antes se conformaba con un producto hoy en día puede no hacerlo porque quizá otro producto cumplió con todas sus expectativas. De este modo y gracias a la manera de vivir de las personas los clientes se vuelven cada vez más exigentes. Calidad absoluta y calidad relativa. Calidad absoluta: La calidad del producto se refleja, bien libremente por la dirección o bien a partir de las necesidades de los clientes, en una serie de características y especificaciones, que pueden medirse objetivamente. Calidad relativa: La definición de la calidad de servicio adopta una visión relativa, admitiendo que la calidad puede significar cosas distintas para personas diferentes. Calidad interna y calidad externa. Calidad interna: Los conceptos absolutos de calidad son también definiciones internas. Se enfoca en cumplir con las especificaciones que se exigen en ese producto (Diseño, normas, conformidad del cliente...) Si el producto cumple con todas las especificaciones se busca que sea adquirido por el mercado. Este concepto de calidad interna hace hincapié en la mejora de la eficiencia interna para lograr la conformidad con las especificaciones en los procesos y la reducción de los costes de no calidad. La premisa subyacente al concepto interno de calidad y a los enfoques de Gestión de la Calidad en él basados es que si la empresa elabora un producto eficientemente, garantizando su conformidad, fiabilidad y uniformidad, será adquirido en el mercado. En esta aproximación, lo importante es incrementar la productividad y mantener un compromiso con los clientes de cumplir sus necesidades asegurando que el producto es apto para las funciones deseadas. Calidad externa: La perspectiva externa, nacida con el auge de mercados de compradores, enfatiza la eficacia, entendida en el sentido de que la principal prioridad de la empresa debe ser satisfacer las expectativas de los clientes, aun a costa de relegar la eficiencia. La perspectiva externa, nacida cuando los compradores son exigentes en donde la primera necesidad es satisfacer las expectativas del cliente aun a costa de relegar la eficacia. Calidad total. Se revela multidimensional, incorporando tanto la dimensión interna o productiva como la dimensión externa o de mercado y las dimensiones que operativizan las expectativas del resto de los grupos de interés. La perspectiva global de la calidad, propia del enfoque de GCT, no sólo busca compaginar la eficacia y la eficiencia, sino garantizar el equilibrio organizativo ampliando las obligaciones de la empresa al cumplimiento de las expectativas de todos los grupos de interés relacionados con ella y cuyas contribuciones le son esenciales, incluyendo pues la responsabilidad social y medioambiental. Concepto de calidad como excelencia. La calidad es «lo mejor», «lo más brillante», «el poseer los estándares más altos» sin ningún compromiso con lo secundario y oponiéndolo a lo vulgar. Este concepto de calidad tiene su importancia por incidir en la trascendencia de la calidad de diseño, que marca el grado de excelencia del producto. La expresión «producto de calidad» sería entonces equivalente a la de producto con la mejor calidad de diseño posible. Este enfoque hace énfasis en la excelencia. Hace relevancia en el diseño del producto (material, modelo...). El primer problema de este concepto de calidad es la dificultad de precisar cuál es dicho estándar de excelencia, pues puede depender de a quién se le pregunte, y cómo medirlo dados los obstáculos que presenta valorar su grado de logro. El concepto de calidad como excelencia es muy difícil de llevar y trabajar en una empresa puesto que es muy subjetivo. Es una forma de entender la calidad abstracta y subjetiva, que varía entre individuos y con el transcurso del tiempo, siendo por ello difícil de operativizar. Pero el mayor peligro que encierra el concepto es que presupone ya que la estrategia competitiva de la empresa debe orientarse hacia la diferenciación buscando la máxima calidad de diseño del producto. Pero el concepto de calidad como excelencia puede conducir a la equivocada idea de que la empresa debe siempre diseñar, fabricar y vender productos de calidad de diseño superior, en vez de productos que satisfagan realmente las necesidades de los clientes. La empresa asume entonces un riesgo de enfocar el producto hacia un segmento de mercado insuficiente que no haga económicamente viable el producto excelente (Curry, 1985). Un producto técnicamente perfecto, si no satisface ninguna necesidad del mercado, será un producto de mala calidad porque nadie lo comprará, colocará a la empresa en desventaja competitiva y acabará redundando en pérdidas. Concepto técnico de calidad como conformidad con las especificaciones. Especificación: Requisitos que se deben cumplir. Estar conforme con las especificaciones. Es un concepto que se enfoca en el producto y considera a la calidad como un conjunto de cosas medibles que cumplan con las especificaciones. Éste es un concepto de calidad basado en el producto. Considera la calidad como un conjunto de características medibles que se requieren para satisfacer al cliente. En este concepto técnico de calidad, es el propio fabricante quien establece las características de calidad del producto. Los diseñadores del producto establecen estos requisitos con la idea de que satisfagan las necesidades de los clientes. En general, el concepto podría ser admisible en todos aquellos contextos donde las especificaciones exigidas por el cliente son fácilmente identificables, siendo además suficientemente estables en el tiempo de modo que la estandarización de productos y procesos sea factible. Ventajas. a. La facilidad de medición. b. La definición de calidad como conformidad con las especificaciones obliga a la dirección a desagregar todos los componentes del producto, para poder fijar estándares apropiados a cada característica que refleje necesidades del consumidor. Se establecen requisitos para cada componente que la empresa debe cumplir. c. Puede ser útil para aclarar las responsabilidades contraídas en calidad por los operarios y supervisores. d. La orientación hacia el cumplimiento de los estándares de calidad también puede ayudar a la mejora de la eficiencia. Concepto estadístico de la calidad como uniformidad. El CEP acepta que una pieza tiene calidad cuando sus características están dentro de los límites de tolerancia superior e inferior de la especificación. Las tolerancias alrededor del valor central de una especificación sólo fijan los límites dentro de los cuales la pieza cumple su función, pero no aseguran su calidad. El concepto estadístico de calidad gira entonces alrededor de los procesos. La calidad es consecuencia de reducir la variabilidad de los comportamientos en los procesos: no se puede garantizar una calidad uniforme y su mejora continua sin disminuir la variabilidad de las características del producto y el servicio. Principal causa de los defectos es la VARIABILIDAD. Como Deming indica, el trabajo de la dirección para reducir la variabilidad beneficia tanto al fabricante como al consumidor. La idea de Deming sobre un esfuerzo continuo por mejorar el proceso reduciendo la variabilidad, concuerda con el concepto de función de pérdida de la calidad introducido por Taguchi. Las pérdidas no nacen solamente cuando no se cumple una especificación, sino que sobre todo son una función de la variación respecto a las especificaciones. Es más eficiente minimizar la varianza que la conformidad estricta con las especificaciones. Para que la calidad sea robusta (Taguchi y Clausing, 1990) se requiere que la característica esté suficientemente centrada con respecto al valor central aunque alguna de las piezas esté fuera de los límites de tolerancia. Nota. Los productos son mejores cuando se acercan al valor central. Mientras los productos que se alejan del valor central no lo son (Tienden a los limites inferiores y superiores). Desventajas. a. Uno de los problemas es que la empresa plantea las mismas especificaciones. Sin embargo es difícil establecer esos requisitos porque no todo lo que los diseñadores piensan es lo que el cliente quiere. ADEMAS LA EMPRESSA ENFOCA TODOS SUS ESFUERZOS EN EFICIENCIA INTERNA olvidándose del mercado, de lo que está cambiando. b. Su aplicación práctica ha conducido a olvidar uno de sus principios esenciales: las características y las especificaciones de calidad deben establecerse a partir de las funciones que el cliente desea que le preste el producto y de las necesidades de los clientes respectivamente, esto es, de sus requisitos. Cuando esto se olvida, las características de calidad no reflejarán la verdadera calidad del producto. c. Su énfasis en la calidad de conformidad puede conducir a una empresa orientada hacia el producto, hacia la eficiencia interna de la empresa, enfocando todos los esfuerzos en la dirección de asegurar la elaboración de productos conformes con las especificaciones, aunque luego no tengan mercado o la eficacia se vea perjudicada. d. El establecimiento de las especificaciones apropiadas depende de la habilidad de la dirección para identificar los requisitos de los clientes. Sin embargo, estas preferencias cambian en el tiempo, algunas veces de forma drástica, haciendo irrelevante todo el trabajo previo de definición de especificaciones. Concepto de calidad como aptitud para el uso. El concepto de calidad orientada hacia el cliente está presente en casi todos los enfoques modernos de Gestión de Calidad, desde que Juran acuñara la idea que «el consumidor es la pieza más importante de la línea de producción. La calidad se debe orientar a las necesidades del consumidor, presente y futuro» La calidad no consiste entonces simplemente en no tener deficiencias. Además, implica «un producto con un conjunto de características que satisfacen las necesidades de los clientes y, en consecuencia, hacen satisfactorio el producto» Mientras que en los conceptos técnico y estadístico de calidad es el propio fabricante quien establece las características de calidad del producto y su operativización en estándares de calidad, en el concepto de calidad como aptitud para el uso las características de calidad se definen con base en las funciones que el cliente desea le preste el producto, y las especificaciones de calidad deben reflejar igualmente los requisitos del mercado. El cliente busca siempre invariablemente el servicio que le presta el producto y no el propio producto. Según esta referencia conceptual, cuando planifiquemos y evaluemos la calidad de los productos debemos estudiar, planificar y medir la calidad de los servicios que prestan al usuario. De este modo se adopta el criterio de denominar productos a todos los bienes y servicios que la empresa ofrece al cliente. Un producto de calidad no es aquel con la mejor calidad de diseño, sino aquel que satisfaga realmente los requisitos del cliente en prestaciones, precio o uso previsto. La regla de oro de la calidad según el concepto de aptitud para el uso es desarrollar productos que proporcionen calidad extra (con la mejor calidad de diseño) donde realmente importa, es decir, en aquellas características que los clientes prioritariamente valoran. Problemas. a. Deja de lado el hecho que los clientes no conocen generalmente las especificaciones de calidad del producto. b. Las especificaciones pueden fijarse en cualquier proceso de la cadena de valor. Sin embargo, la percepción por el cliente de la calidad del producto sólo se forma al final del proceso de compra. Concepto de calidad como satisfacción de las expectativas del cliente. Lo importante en calidad es la orientación hacia el cliente, si bien ahora la calidad se define y mide en términos de percepción de calidad por el consumidor y no por la empresa, asumiendo así que la calidad reside en los ojos de quien la contempla. La empresa deberá centrar su atención en las expectativas de los clientes para intentar satisfacerlas o superarlas con su producto. La satisfacción de las expectativas de los clientes tiene un alto componente subjetivo, por dos razones: a. Se considera que los consumidores tienen diferentes necesidades y expectativas.
La calidad de producto no se define así como un concepto absoluto sino
relativo, que viene determinado por la diferencia que existe entre las necesidades y las expectativas que el consumidor tiene (calidad deseada o esperada) y el nivel al cual la empresa consigue satisfacerlas (calidad realizada).
b. La percepción de calidad en la mente del cliente se forja en las impresiones
recibidas que puede reflejar aquélla, como las producidas por las experiencias personales previas del mismo comprador (sea con el mismo producto o con productos competidores), las imágenes asociadas a la publicidad, el poder de la marca o las recomendaciones de otras personas. Según la escuela Nordica la calidad percibida por el cliente es el resultado de la relación entre tres componentes: 1. Calidad técnica. Qué servicio recibe el cliente, siendo susceptible de ser medida por la empresa y de ser evaluada por el cliente. 2. Calidad funcional. «cómo» se traslada el servicio al cliente. 3. Calidad corporativa. La calidad técnica y la calidad funcional unidas configuran la imagen de calidad que se intenta comunicar a los clientes potenciales. La Escuela Norteamericana ha enfocado la definición de la calidad de servicio desde la óptica de la percepción de los clientes. La valoración de la calidad del producto se distingue por dos aspectos: 1. Por basarse más en la percepción (subjetiva) por el cliente del desempeño del producto que en la información (objetiva). 2. Por basarse tanto en atributos intangibles como en características tangibles del producto. 10 dimensiones que representarían los criterios de evaluación utilizados por los clientes al valorarla, posteriormente reducidos a cinco ante la correlación demostrada entre algunos de ellos: elementos tangibles, fiabilidad, capacidad de respuesta, seguridad (profesionalidad, cortesía, credibilidad, seguridad), empatía. Problemas. a. Su operativización implica perfilar el significado de variables como necesidades, expectativas, percepciones, calidad percibida del servicio y satisfacción del cliente, cuestión en la cual existen posturas encontradas. b. La variabilidad proviene del riesgo de que cada cliente puede tener en mente un producto ideal con características distintas o con los mismos rasgos jerarquizados por orden de importancia de modo distinto; consiguientemente, sus expectativas o su ponderación de ellas serán diferentes. c. Las actitudes previas a la compra de los consumidores condicionan su percepción post-uso del producto. d. La variabilidad de las necesidades y expectativas también procede de su cambio en el tiempo. e. La medición de la calidad del servicio también presenta problemas, por los efectos subyacentes de otros factores incontrolables por la empresa sobre las expectativas del cliente. f. El juicio basado en expectativas del cliente puede estar sesgado por actitudes previas al consumo, las percepciones del cliente sobre la calidad del servicio pueden ser inestables en el tiempo. g. El error que la perspectiva interna introdujo de menospreciar la eficacia, o sea el cumplimiento de los objetivos de la empresa en relación con sus clientes, no puede conducir al error contrario: creer innecesaria la eficiencia interna. Las dimensiones de la calidad de producto. La calidad programada o diseñada es la que la empresa pretende obtener (calidad prevista), y que se plasma en las especificaciones de diseño del producto, con el fin de responder a las necesidades del cliente. La calidad realizada es la obtenida tras la producción, y tiene que ver con el grado de cumplimiento de las características de calidad del producto tal como se plasmaron en las especificaciones de diseño. La calidad esperada, necesaria o concertada es la necesitada por el cliente según se manifiesta en sus necesidades y expectativas. El concepto de calidad ideal se basa en conseguir que los tres círculos sean concéntricos, cuando la satisfacción del cliente es plena. El objetivo de la Gestión de la Calidad sería conseguir plenamente la calidad esperada por los clientes, buscando que los círculos que representan la calidad programada y la calidad realizada coincidan al máximo entre sí y con la calidad necesaria. Cuando ello no se logra, los problemas de calidad pueden proceder de cuatro fuentes: a. Insatisfacción inevitable. Es el escenario donde la calidad programada y la calidad realizada no se ajustan a la calidad esperada por el cliente. b. Insatisfacción evitable. En este escenario, la calidad programada y la calidad esperada coinciden, pero son diferentes a la calidad realizada. c. Satisfacción industrial. En este caso, es secundario que la calidad programada y la calidad realizada coincidan, exhibiéndose calidad de conformidad. Es un caso particular de insatisfacción inevitable desde la óptica del cliente. d. Satisfacción casual. Puede producirse una situación circunstancial en la cual la empresa logra una calidad que se empareja con la calidad esperada por el cliente, aunque se aleje de la calidad programada. La calidad latente es aquella que el cliente no esperaba encontrar en el producto porque no figuraba en la compra convenida, pero que –una vez recibida– le satisface porque se anticipa a una necesidad subyacente. Se distinguen tres situaciones: a. Insatisfacción del cliente. La calidad realizada no alcanza a cubrir las necesidades del cliente, y lógicamente menos aún colma sus expectativas. b. Satisfacción del cliente. La calidad realizada está a la altura de la calidad esperada, respondiendo el producto a las necesidades del cliente. c. Entusiasmo del cliente. La calidad realizada cubre no sólo las necesidades sino también las expectativas del cliente. Podemos entonces contraponer tres modelos de empresa, según el concepto de calidad que en ella domine: a. Empresa acomodaticia. Su pensamiento en calidad está dominado por el nivel genérico de las especificaciones de referencia en la industria. b. Empresa cumplidora. Su pensamiento en calidad está orientado a la satisfacción de las necesidades del cliente, dominando pues el logro de la calidad esperada. c. Empresa enriquecida. Su pensamiento en calidad está orientado a superar las necesidades de los clientes. El concepto de calidad total del producto El concepto de calidad total del producto sugiere que la calidad ha de estar presente en todas las fases de su ciclo de vida, desde el diseño hasta el servicio postventa. Para optimizar la creación de valor para el cliente, la empresa debe decidir anticipadamente qué calidad del producto planificar, lograr y transmitir al cliente. Por consiguiente, debe identificar a través de la investigación del mercado las características que el producto debe reunir para satisfacer los requisitos de los clientes (calidad como aptitud para el uso). A continuación, dichas características se deben trasladar a especificaciones del producto, siendo fabricación responsable de que el producto elaborado cumpla los requisitos de diseño (calidad como conformidad con especificaciones), y conjuntamente con la dirección corresponsable de que la variabilidad alrededor de las metas de las especificaciones se reduzca continuamente (calidad como uniformidad). El producto, tras su comercialización y venta a un precio que refleje el valor que tiene para el cliente (calidad como valor, en la acepción primigenia), satisfará al comprador si está a la altura de sus expectativas (calidad como satisfacción de expectativas). Pero, tanto en el diseño como en la comercialización, la empresa deberá tener en cuenta que la calidad, al igual que la belleza, es algo que se percibe subjetivamente (calidad como excelencia). Calidad de concepción. La calidad de concepción es un indicador de la comprensión del negocio por la dirección, que se plasma en lo bien que ésta escucha las características de calidad deseadas por el cliente, o sea, en su habilidad para identificar los requisitos de los clientes. Un requisito se define como una «necesidad o expectativa establecida, generalmente implícita u obligatoria» Los requisitos de producto pueden conceptualizarse como el «conjunto de exigencias, funcionales y de prestación, que se requieren de un producto» Calidad de diseño. La calidad de diseño mide el acierto del proyecto desarrollado para traducir los requisitos de calidad escuchados por la dirección en especificaciones técnicas o normas de calidad para la elaboración o prestación del producto. Una característica es «cualquier propiedad que contribuye a diferenciar entre sí los elementos de una población dada». Por tanto, las características de calidad son «características inherentes de un producto, proceso o sistema relacionadas con un requisito». Clases de características de calidad del producto: a. Físicas. b. Sensoriales c. De comportamiento. d. De tiempo. e. Ergonómicas. f. Funcionales. Las tres dimensiones esenciales de la calidad de diseño son: 1. Rendimiento. características funcionales primarias del producto, que determinan el rendimiento que es capaz de dar al usuario y que conducen directamente a la satisfacción de una necesidad básica del mercado. 2. Prestaciones. Este factor se refiere a las características secundarias o adicionales que complementan los rasgos determinantes de su rendimiento. 3. Estática. belleza del producto. Calidad de conformidad. La conformidad se define normalmente como el grado en que el diseño de un producto y su fabricación (resultado de unos procesos) se ajustan a unos estándares de calidad preestablecidos. La calidad de conformidad puede medirse con diferentes criterios, aunque siempre se traduce en la tasa de defectos internos resultante al final del proceso productivo. La medición de la conformidad se ha basado en dos criterios fundamentales: a. Enfoque de conformidad aceptable, auspiciado por Juran, según el cual un producto será conforme cuando esté dentro de los límites de tolerancia definidos por la norma. b. Enfoque de conformidad no variable, construida basándose en las ideas de «cero defectos» de Crosby y la «función de pérdida de calidad» de Taguchi. El objetivo de conformidad no es ahora la ubicación dentro de unos límites de la especificación, sino la minimización de la distancia al centro de dicho intervalo, ante los costes que implica la variabilidad en torno a dicho objetivo. Parámetros de aptitud de uso. a. Durabilidad. Esta dimensión de calidad puede ser concebida como el tiempo durante el cual el producto puede ser utilizado por el comprador con un rendimiento y unos requisitos de funcionalidad que garanticen su aptitud para el uso. A este periodo de tiempo se lo denomina vida útil. b. Disponibilidad. La disponibilidad es una garantía de calidad fundamental para asegurar la continuidad en el uso de una serie de productos (como puede ser la maquinaria pesada en la construcción), así como para la prestación de una serie de servicios públicos esenciales, como, por ejemplo, el suministro de energía y de agua, las comunicaciones o los transportes. c. Fiabilidad. La definición clásica de fiabilidad dice que es «la probabilidad de que un producto realice sin fallo una determinada función, bajo condiciones determinadas, en un periodo de tiempo también determinado» Se denomina fiabilidad intrínseca a aquella que es alcanzable según el propio diseño del producto. La fiabilidad operativa puede ser distinta a la intrínseca por fallos en la calidad de conformidad o de servicio (mantenimiento) o por el uso del producto en condiciones medioambientales extremas (fuera de los límites de tolerancia establecidos en el diseño). d. Manufacturabilidad. Con este parámetro, Juran y Gryna miden «el grado en que el diseño del producto puede ser fácilmente fabricado con las instalaciones y procesos disponibles en la planta». Entre calidad de diseño y calidad de conformidad existe un trade-off. La calidad de diseño determina la satisfacción con el producto y los posibles motivos de consumo del mismo, guiando consecuentemente la elección del consumidor, mientras que la calidad de conformidad determina la insatisfacción con el producto, los posibles motivos de quejas, reclamaciones o reprocesos, guiando por tanto el rechazo del consumidor. La calidad de conformidad, así como la calidad de entrega y la calidad percibida, dependen en gran medida de una eficaz gestión por procesos. Calidad de entrega. La calidad de entrega viene dada por la distancia entre la calidad incorporada al producto tras su elaboración y la que mantiene en el momento de la entrega al cliente. Incorpora, pues, la tasa de defectos externos que llega a manos del cliente. Calidad percibida. La calidad percibida viene dada por la distancia entre la calidad incorporada al producto en el momento de la entrega y la calidad percibida por el cliente tras la venta, durante el uso del producto o consumo del servicio. Las características de calidad éticas recogen factores intangibles como la prontitud, puntualidad y rapidez en la respuesta a llamadas de servicio (capacidad de respuesta según Parasuraman, Zeithaml y Berry), la profesionalidad y la cortesía del personal de contacto con los clientes, la credibilidad, la seguridad, la accesibilidad y la comunicación en el servicio, que condicionan la percepción de calidad antes incluso del consumo del producto. A su vez, las características de calidad contractuales aluden sobre todo a la garantía de calidad. Esta propiedad está fuertemente ligada a la fiabilidad y a la durabilidad. Un producto de calidad sería aquel que proporciona la máxima satisfacción a su comprador en términos relativos, tanto por sus características de calidad objetivas (rendimiento y prestaciones), subjetivas (estética), éticas y contractuales, como por su durabilidad, disponibilidad, fiabilidad, manufacturabilidad, mantenibilidad y coste global de posesión. Calidad de servicio. La calidad de servicio viene dada por la proximidad entre el servicio esperado y el servicio percibido. La calidad de servicio mide el grado en que los requisitos deseados por el cliente son percibidos por él tras forjarse una impresión del servicio recibido. La calidad final de servicio depende esencialmente de varios factores: 1. La eficacia de la empresa en la gestión de las expectativas de los clientes. 2. La experiencia de los clientes con productos de la competencia y de la propia empresa. 3. La estrategia de comunicación de la empresa. 4. Las opiniones de terceros. La calidad como valor. El concepto de calidad como excelencia resalta la calidad de diseño. La definición técnica de la calidad insiste en la calidad de conformidad. Las visiones estadística y de aptitud para el uso conjugan ambas dimensiones. El concepto de calidad basado en la percepción del cliente se centra en la calidad de servicio. Por tanto, se enfocan bien hacia la eficiencia interna (conformidad con las especificaciones, aptitud para el uso, reducción de la variabilidad o disminución de costes), bien hacia la eficacia externa (satisfacer las expectativas de los clientes). El concepto de calidad total intenta conjugar ambas aproximaciones, considerándolas complementarias. Ventajas. a. Tiene su principal pro en que ya es un paso hacia una definición de calidad que tenga simultáneamente en cuenta la eficiencia interna y la eficacia con respecto al mercado. b. Permitir análisis comparativos entre distintos objetos y experiencias. Desventajas. a. El primer problema estriba en estimar el valor del producto, que parte de las preferencias del consumidor, las cuales son difíciles de identificar y jerarquizar. b. el concepto de valor que propone ha sido frecuentemente malinterpretado. Al definirse la calidad en función del precio, en unos casos se concluye erróneamente que un bajo precio significa una baja calidad, mientras que otras veces se dice que un producto no alto de precio no puede ser de alta calidad. c. Se preocupa de la creación de valor sólo para uno de los grupos de interés externos de la organización, los clientes, ignorando al resto. d. La pretensión de asimilar valor y calidad total choca con problemas, por la propia falta de precisión en la definición de ambos conceptos. La calidad puede considerarse un componente del valor, junto al precio y otras variables, pero no el valor total en sí mismo del producto, que incluiría otras consideraciones (por ejemplo, de naturaleza estratégica, tecnológica o comercial) que escaparían del ámbito de la Gestión de la Calidad. En cambio, cuando la calidad se define como la satisfacción de las expectativas del cliente, entre las cuales se incluyen consideraciones de valor, el valor se consideraría como una dimensión de la calidad. Dimensiones del valor total. Estos ocho indicadores de valor determinarían el nivel de competitividad de la empresa. Cada uno de ellos suministra una medida de eficacia o eficiencia de la empresa para competir en el mercado, dando su agregación acumulada un índice de valor total. a. Diseño para la calidad, equivalente a las dimensiones de calidad de diseño y de conformidad ya introducidas. b. Satisfacción recurrente del cliente, entendida como colmar sus necesidades en el tiempo correcto y en la cantidad, precio y desempeño que desea. c. Productividad global, entendida como una medida de la eficacia en el uso de inputs para realizar outputs útiles, es decir, descartando los productos defectuosos. d. Cambios no programados. Alude a la habilidad para conducir cambios inesperados originados en la línea de producción, en la funcionalidad del producto, en la tecnología, etc. e. Inventarios, incluyendo todos los activos de capital pero no los productos que añaden valor. f. Costes de calidad. g. Rentabilidad. h. Time-to-market, o sea, la medida del tiempo requerido para diseñar y desarrollar un producto comercializable. Los conceptos de calidad como excelencia, como conformidad con las especificaciones, como aptitud para el uso y como uniformidad, están estrechamente vinculados a los procesos de fabricación y comercialización. En cambio, los conceptos de calidad como satisfacción y calidad total incluyen además las dimensiones referentes a las personas. El concepto de calidad como excelencia trata sólo problemas de calidad de diseño. Los conceptos de calidad como conformidad y como aptitud para el uso enriquecen el concepto con las dimensiones relativas a la conformidad y a la entrega, respectivamente. El concepto de calidad como uniformidad centra sus observaciones en los problemas de variabilidad dentro de la dimensión de conformidad. El abordaje de la calidad de concepción hubo de esperar hasta el advenimiento del concepto de calidad de servicio, que introdujo igualmente los factores de percepción y servicio. La integración de todas estas dimensiones se logra con el concepto de calidad total.