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Las lecturas son seleccionadas por FUNFEH entre las obras de Petronio Tam, MBA de Stanford University, MA de la
Universidad ESAN, Ingeniero de la UNI de Lima. Como innovador de nuevos paradigmas ético-psico-espirituales, su
conjunto de modelos se identifican bajo el nombre de Inteligencia Espiritual – IEs, el cual ha merecido la nominación al
Premio Iberoamericano a la Excelencia Educativa
Creemos necesario volver como un mantra en el presente siglo: el gran reto que
tiene la humanidad de trascender el ego racional en cada ser humano. Por insólito e
inadvertido para la mayoría de la humanidad, ─esto incluye a los eruditos, intelectuales,
ilustrados, líderes y académicos─ desde el comienzo de la civilización humana hasta el
presente.
Porque el ego racional humano ha venido siendo el rector del ´normal´ sentido
dado convencionalmente a la vida. Con base al ego se han construido todas las culturas
del mundo, sus políticas, sus leyes; y, el ego ha sido el motor de la lucha y los conflictos
por la supremacía en sus gobernantes.
El ego alimenta inconscientemente las ambiciones de las personas ─desde el
niño(a) normalmente ególatra, el(la) joven amante, el(la) líder del hogar, profesional,
empresarial, institucional, social o político─ para poseer, dominar, conquistar y
sojuzgar.
Liderados y gobernantes, construyen sus pensamientos sistémicos para
adquirir y defender derechos y propiedades usando para todo ello, medidas y recursos
basados en el ego.
Estas manifestaciones del ego racional se han hecho socioeconómicamente
estructurales y son los síntomas de lo que hemos llamado la situación generalizada de
´pobreza espiritual´. Esta es nuestra novísima denuncia, padecemos de una grave y
endógena enfermedad que afecta a ricos y pobres en todo el mundo. Y, ningún
organismo público, ni gobernante, ni medio masivo de información o de opinión,
ningún académico, ni ningún educador, parecen insólitamente percatarse.
La experiencia histórica ha demostrado que, sin trascender el ego, todas las
doctrinas sociopolíticas conocidas han sido insuficientes para erradicar la ´pobreza
espiritual´ en todo el mundo.
El sistema occidental en el que vivimos viene tomando solo medidas de orden
coyuntural frente a estas manifestaciones y son muy pocas las medidas de orden
estructural; y, brillan por su ausencia las medidas de orden holístico integral. Es decir,
se ignora la importancia de la esencia del ser humano que es su conciencia espiritual.
El ego enmascara nuestras carencias de una ética y de una moral de carácter
absoluto. No hay conciencia de búsqueda de normas absolutas de comportamiento
que sean aceptados universalmente como referentes universales para regir la vida de
todos en sociedad. Así todo es relativo según la importancia que ego da a lo emocional
en nuestras vidas.
La educación de hoy empecinada en hacer solo reformas educativas para
favorecer el ´emprendimiento´ para salir del desempleo y lograr bienestar económico.
Mientras que la lupa del ego acapara monopolísticamente nuestra atención solo para
los atractivos que se relacionen con el dinero, o el placer; y, las amenazas materiales
para el ecosistema del Planeta; y, para la vida humana, como el delito, el crimen y, la
pandemia del Covid que desde hace un año ocupa el primer plano.
De allí la importancia que cobra, para nuestro programa de “Lecturas
Seleccionadas de Inteligencia Espiritual -IEs”, el trasfondo de dar a conocer a los
lectores la presente serie sobre la verdadera naturaleza ético-espiritual de nuestra
´pobreza espiritual´ y, ofrecer la solución estructural de raíz, mediante el logro
individual y colectivo, a nivel global, de ´Trascender el Ego´ a través de las
herramientas psico-espirituales del Simbre, que maneja nuestra macro-modelo de
Inteligencia Espiritual – IEs.
Hemos entregado en las lecturas precedente de est presente serie, un apretado
resumen de los conceptos básicos de Inteligencia Espiritual (IEs), incluyendo las
evidencias de ´Pobreza Espiritual´, el desconocimiento de las respuestas a las Cuatro
Preguntas Fundamentales, la verdadera naturaleza del Espíritu humano, el Vector
ético seminal del Altruismo y las Leyes fundamentales, que norman de manera
absoluta la ética y la moral para la evolución de toda nuestra espiritualidad.
Que da inicio al novísimo concepto del sistema Ego/Simbre básicos del macro-
modelo de IEs para poder ´Trascender el Ego´ como solución dada por IEs para salir de
la enfermedad raíz de nuestra sociedad global llamada ´Pobreza Espiritual´.
Continuamos con la presentación del perfil del Ego.
Como parte de la creación del Universo, las EBC´s del ego conforman un sistema
operativo mental para proteger el cuerpo. El ego evolutivamente ha crecido en
complejidad saliendo de la irracionalidad hasta volverse racional en los humanos.
La lucidez de pantalla de la conciencia psico-egoica sería resultante de la
evolución biológica que perfecciona su manifestación cuando aparecen los seres
cerebrados.
Por estas razones, el ego tiene la primera opción de acceder naturalmente al
control de la lucidez de pantalla, para procesar la información cognitiva, sensitiva
y volitiva. El simbre puede, si está capacitado, trascender el ego, para
ocasionalmente tomar control de la lucidez de pantalla. Las sub-mentes cuántica y
biológica, están ininterrumpidamente en funcionamiento, pero sus estados de
conciencia no tienen el beneficio de la lucidez de pantalla.
De las cuatro sub-mentes , como portador de la submente psicológica, el ego
es el que naturalmente tiene y mantiene el control de lucidez de pantalla. Lo que
equivale a decir que sus pensamientos son los que aparecen en la pantalla.
Lo egoico, manejado por sus tres principios, es vector constante del ego. Visto
así, lo egoico no es necesariamente reprochable, como lo puede ser su exceso, que
es la connotación usual de ´egoísmo´. Lo egoico es necesario para atender las
acciones y omisiones que urgen en la vida de todo individuo. Subyace como una
tendencia natural en nuestro comportamiento dentro del nivel psicológico.
En la medida en que cada ser interrelaciona con otros seres de la naturaleza, lo
egoico es normal, no es censurable. Es lo que debemos seguir primariamente para
asegurar el sano equilibrio, lúdico y placentero nuestra propia integridad y
supervivencia, y también para la preservación de nuestra especie. Sin embargo,
debemos de saber controlarlo cuando se desborda innecesariamente, al
convertirse en ´egoísmo´, pues llega a bloquear el propio crecimiento evolutivo del
simbre.
La submente psicológica que maneja el ego, ha sido dominante en todo el
desarrollo de la civilización humana, siendo la sociedad actual su producto, con
todos sus logros materiales y sus males sociales. En la historia de la humanidad,
una minoría de grandes seres, ha existido para sembrar el Altruismo, como
referentes humanos cuyo simbre, o su conciencia del yo superior, lograron
ejemplarmente trascender el ego.
Sin embargo, es necesario tomar conciencia que, se han construido con base
mayoritaria en lo egoico: todas las leyes humanas, el derecho matrimonial, el de
divorcio y de la familia; todo el sistema institucional de la humanidad, las
instituciones políticas, socioeconómicas, culturales y hasta educativas; y, las
costumbres y tradiciones culturales.
Incluyendo, por supuesto, la tendencia generalizada en casi todas las letras de
las canciones de los más diversos géneros, de referirse a los lamentos del ego, que
expresan un incondicional apego al(los) ser(es) queridos mayormente ausentes,
por quienes se llora o se sufre. Canciones que, pese a su falaz enfoque, son las
favoritas y alcanzan una increíble y permanente popularidad.
La sociedad entera, mientras continúe siendo manejada por los egos de sus
líderes, continuará perpetuando, institucional y legalmente, un ´culto´ al ego.
Bajo la vigencia de leyes civiles y comerciales para proteger el capital egoicamente
obtenido y administrado, muchísimas veces con, crónicos efectos de gran injusticia
social e indolencia humana (con fallas por el predominio del ego dentro del mismo
sistema de justicia social, bajo un estado de derecho del ´debido proceso´). Lo que
evidencia una lamentable ´pobreza espiritual´ en el resimbre de los egos de
gobernantes, legisladores y líderes socio-económicos, como ´sujetos´ y, de la
población como ´objetos´.
Los matrimonios y su disolución, la separación y el divorcio, contienen
axialmente una normatividad concebida para controlar los egos de la pareja en la
distribución, de obligaciones y derechos, concebidos en normas de derecho más
que en justicia, de los roles, las responsabilidades y del usufructo de los bienes. Así
como, para prevenir los excesos egoicos en el ejercicio u omisión en las
responsabilidades convencionales, derechos y deberes incluyendo aquellos sobre
la paternidad y/o maternidad con respecto a la formación, cuidado y
mantenimiento de los hijos de la pareja.
El Ego humano tiende a extralimitarse en la búsqueda del placer mediante la
codicia, vanidad, gula, pereza, lujuria y la ambición del poder y del tener material.
El Ego humano es recursivo para idear y exponer mecanismos de defensa de sus
intereses, ocultando o no admitiendo: sus defectos, debilidades, faltas y errores; y,
creando conflictos ante los intereses egoicos de los otros individuos.
Así, todos los conflictos humanos, confrontaciones, luchas, en el pasado
presente y futuro a nivel individual y colectivo son causados por el choque de dos
o más egos. Incluso a nivel de conflictos consigo mismo, sobre la propia existencia,
a nivel de pareja, de familia, de comunidad, de país, de región, de continente; o, a
nivel global, en aspectos políticos, ideológicos, religiosos, culturales y deportivos.
Por causa del egoísmo, se dan los frecuentes casos de acumulación de triunfos,
de autoridad, de poder, de excesiva riqueza, de despojos de tierras, de explotación
inhumana, de competitividad maquiavélica, de peleas injustas, de querellas
manipulativas, de disputas intransigentes; o por, fundamentalismos ideológicos,
de antivalores y vicios de toda clase, de violencia, motines, asonadas, terrorismo,
de conflictos armados, guerrillas, matanzas, holocaustos, guerras y genocidios; sin
contar con la criminalidad y la delincuencia en todos sus matices.
En su afán de satisfacer las necesidades corporales y sus deseos afectivos, el
Ego humano tiende a controlar todos los actos, actitudes, sentimientos y
emociones y decisiones del ser. Tiende a utilizar como recursos para lo anterior,
todos los conocimientos adquiridos, escogiéndolos según su conveniencia y, busca
adquirir más para fortalecer su “arsenal”. Incluso cuando se orienta a conocer de
la espiritualidad, termina usando la espiritualidad, intelectualizándola o
“camuflándose” con ella, para ponerlo al servicio de sus intereses egoicos.
Por lo visto, el imperio de la submente psicológica o mente del ego,
comúnmente reconocida como simplemente ´mente´ ha sido una situación
constante durante la historia de la humanidad. Viene al caso el ejemplo dado por
el médico neurólogo de Harvard Eben Alexander ―autor del libro más vendido en
USA en la primera mitad del 2013, sobre la vida en el Más allá, por su EBM o
experiencia al borde de la muerte)―, quién alude que la mente (del ego) es como
un filtro que nos impide ver la espiritualidad como la verdadera realidad incluso
en el Más allá (después de la muerte del cuerpo). Una razón más para la necesidad
de su disolución después de la muerte biológica.
Dice él que el ego es como el Sol, que cada vez que está presente inunda de luz
todo lo que los cinco sentidos perciben, pero impide que percibamos
sensorialmente a la luna, las estrellas y los planetas que se pueden observar a
simple vista en una noche clara; siendo los astros, que no se ven de día, una parte
importante de la realidad que dejamos de percibir con la luz del sol. Así, cuando IEs
explica que el ego mantiene normalmente el control de la lucidez de pantalla,
impidiendo al simbre que lo haga, solo accedemos a nuestra conciencia espiritual
del simbre cuando, cual noche clara, éste logra trascender el ego.
Daniel Goleman, en su libro ´El punto ciego´, revela que el ego humano crea
filtros ―a nivel individual y colectivo― para seleccionar aquella información que
conviene a sus intereses de proteger al cuerpo y a la especie, para maximizar el
placer y evitar el sufrimiento. Desechando con sus ´puntos ciegos´ alguna, o
mucha, o toda información válida y verdadera, de la realidad. Aunque le sea
desagradable o no lúdica, el simbre le permite percibir, con realismo y objetividad,
la verdadera realidad tal cual es. Lo que le haría crecer en el perfeccionamiento de
sus capacidades mentales altruistas por naturaleza, que lo conduzcan hacia la
verdad, el amor y el bien.
Como resultado del filtro del ego, al conocer de la espiritualidad, el falaz
enfoque del ego sobre lo que somos, usualmente lo convence de que: “soy un ser
humano que puede llegar a tener experiencias divinas”. Mientras que, el simbre
de Teilhard de Chardin, su verdadera realidad holística del ser que toma conciencia
de su mente evolutiva, le enseña a IEs, que debemos decir “soy un ser espiritual
cuya conciencia encarnada tiene experiencias materiales”, concordando con
otras experiencias cuyas lecciones kármicas enseñan bajo los ojos del simbre a
perfeccionar la capacidad de conciencia de la mente espiritual.
Es preciso volver a recalcar que, cuando estemos en el camino de la
espiritualidad el ego intelectualiza la propia espiritualidad, hasta utilizarla para
sus fines egoicos. Por ello hay muchas personas que creyendo estar en la ruta
espiritual, se limitan, egoicamente y con mayor prioridad, a tratar de preservar la
salud. Dan más importancia al bienestar físico que al crecimiento perfeccionante
de la mente, sin crecer su resimbre.
El ego aboga por curarse de males, incluso a enriquecer el renombre, sin
kármicamente merecerlo, de optimizar, burguesa o sibaritamente, la vida física,
de prolongarla vegetativamente. El ego es proclive de hacer dietas, ejercicios, ritos,
velas, esencias, prácticas meditativas y, hasta oraciones se hacen sin trascender el
ego. Para prolongar la salud física en beneficio del resimbre debemos aprehender
a trascender el ego con el simbre, en progresivo proceso de fortalecimiento y
enriquecimiento del mismo.
“Cada vez que me pongo una máscara (AC contaminado) para tapar mi realidad,
fingiendo lo que no soy, lo hago para atraer a la gente. Luego descubro que sólo
atraigo a otros enmascarados, alejando a los demás debido a un estorbo: la
máscara. Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades y luego
descubro que, al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy,
sino por la máscara. Uso la máscara para preservar mis amistades; luego
descubro que, si pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era
amigo mío sino de la máscara.”
“Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático y
luego descubro que aquello que más ofende a las personas con quienes quiero
intimar es la máscara. Me pongo una máscara convencido de que es lo mejor
que puedo hacer para ser amado. Luego descubro la triste paradoja: lo que más
deseo lograr con mis máscaras, es precisamente lo que impido con ellas.” -
Gilbert Brenson Lazán –
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