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Crecimiento Endógeno:

Según la teoría de éste crecimiento, es el resultado de factores


endógenos y no de fuerzas externas como propone la teoría neoclásica.
Mantiene que el capital humano, la innovación y el conocimiento contribuyen
de manera significativa a potenciar el crecimiento. La teoría se centra
también en las externalidades positivas y en los efectos spillover que, por
una economía basada en el conocimiento, serán la base del desarrollo
económico. Defiende que ciertas políticas pueden tener efectos positivos en
la tasa de crecimiento a largo plazo, tales como subsidios a la investigación
o a la educación; ambas incrementarán la tasa de crecimiento en algunos
modelos al agregar un acicate a la innovación.

Desarrollo Endógeno:

Es un modelo de desarrollo que busca potenciar las capacidades


internas de una región o comunidad local; de modo que puedan ser
utilizadas para fortalecer la sociedad y su economía de adentro hacia afuera,
para que sea sustentable y sostenible en el tiempo.
Es un cambio del sistema productivo del país, donde cada región
requiere la transformación de los recursos naturales en bienes y servicios,
dirigido a la satisfacción de las necesidades y demandas de la población,
generando empleo y bienestar social y por ende calidad de vida. Por lo tanto,
el desarrollo endógeno es una unidad de producción de la economía social.
Esta demanda incluir formas de economía distintas, como la producción de
bienes y servicios de calidad, las formas de trabajo, los valores de trabajo y
crecimiento compartido, las costumbres locales. Por consiguiente, la
economía social requiere rescatar los valores comunitarios, con sus
procesos, así como los valores solidarios, cooperativos y humanistas, para el
cambio del modelo económico capitalista al de economía social, para
alcanzar la felicidad y calidad de vida del ciudadano. Es así, que la
economía social adquiere la significación de una herramienta para la derrota
de la pobreza, tanto económica, cultural, política e ideológica; para el rescate
de concepciones de progreso, calidad de vida y bienestar social de las
personas. Este modelo económico social de carácter solidario y compromiso
social garantiza la inclusión de los venezolanos y venezolanas en la
construcción del país.
Paradigma del Desarrollo Endógeno:
El paradigma de desarrollo endógeno surge como producto de la
confluencia de dos líneas de investigación: una de carácter teórico que nace
como consecuencia del intento de encontrar una noción de desarrollo que
permitiera la acción pública para el desarrollo de localidades y regiones
atrasadas, y otra de carácter empírico nacida como consecuencia de la
interpretación de los procesos de desarrollo industrial en localidades y
regiones del sur de Europa.
El paradigma del Desarrollo Endógeno se fundamenta en la
capacidad de los actores locales de definir y dirigir su modelo de desarrollo
provocando la movilización de todo su potencial que incluye su capacidad
emprendedora, su capacidad de ahorro, su capital humano y social, su
potencial de innovación y riesgo.
En un escenario caracterizado por la incertidumbre, el aumento de la
competitividad en los mercados y el cambio institucional, han surgido formas
más flexibles de acumulación y regulación del capital que caracterizan los
procesos de crecimiento y cambio estructural y que se han convertido en el
instrumento preferente de la política industrial y regional.
La espontánea e independiente aparición de estos fenómenos ha
propiciado la reducción de los niveles de inestabilidad del sistema, por un
lado, y por otro ha permitido contextualizar los procesos de globalización en
el marco del desarrollo territorial. La idea fuerza del nuevo paradigma es que
el sistema productivo de los países crece y se transforma utilizando el
potencial de desarrollo existente en el territorio mediante las inversiones que
realizan las empresas bajo el control de la comunidad local.

Raíces Teóricas del Desarrollo Endógeno:


El enfoque de desarrollo endógeno, en su tesis original, aún cuando
establece una coexistencia dentro del modelo Capitalista, plantea una
diferencia en el mecanismo y distribución de la acumulación de capital,
distinta al enfoque ortodoxo neoliberal, este enfoque propone buscar las
fuerzas motoras del “desarrollo desde dentro”. La reestructuración
económica y social que exigen los procesos de desarrollo endógeno exigen
nuevas formas de acumulación de capital para buscar mayor flexibilidad,
tanto en la adaptación de los procesos de producción y gestión de los
sistemas productivos, como en los mercados de trabajo de mayores
exigencias cualitativas, a fin de poseer capacidad de respuesta ante las
condiciones de cambio constante y escenarios de gran incertidumbre.
Los enfoques tradicionales de desarrollo han entendido
simplistamente la “flexibilización” como la desmejora de las relaciones
laborales para obtener mayores ingresos por la vía de la reducción de costos
salariales, pero el enfoque de desarrollo endógeno plantea incrementar las
ganancias brutas en las iniciativas productivas organizadas bajo distintos
esquemas, mediante la búsqueda de mecanismos que propicien mejores
condiciones de competitividad a través de la innovación, la diferenciación y
la calidad del producto o del servicio, es decir, implementando estrategias
que aprovechen ventajas competitivas dinámicas basadas en un recurso
humano capaz de adaptarse a los cambios con flexibilidad, cualificado y
comprometido con el proceso de producción debido al fomento de una
gestión que favorece el trabajo decente.
Teorías del Crecimiento Local y Teorías Conexas:

Según Blakely (2003): “El Desarrollo Económico Local es una


combinación de disciplinas y una mezcla de políticas y prácticas
profesionales...el área ha sido parte de la práctica del gobierno desde muy
temprano de la era industrial, a diferencia del sector agropecuario, el cual
depende enteramente de la calidad de la ubicación para la producción, en el
sector manufacturero la ubicación de la producción podía ser más movible
y podía ser cambiado y sujeto a decisión, las localidades (comunidades)
comienzan a competir entre ellas por la ubicación de las plantas sobre la
base de atributos tales como facilidades de transporte, bajo costo de la
tierra, agua y energía así como también bajas tasas de impuestos.

De acuerdo con Bingham y Mier (1993): “El Desarrollo económico


Local ha sido definido por el Consejo Americano de Desarrollo Económico
como el proceso de creación de riqueza y puestos de trabajo a través de la
movilización de los recursos naturales, humanos, financieros, y el capital
físico. El papel del sector privado es el de crear dicha riqueza y empleos
produciendo bienes y servicios y realizar los intercambios. El papel del
sector público es el de facilitar y promover la creación de empleos y riqueza
del sector privado y asegurar que en el corto y largo plazo se sirva a los
intereses de la mayoría de la población”.
De acuerdo a Malizis (1985): “La teoría de la Base Económica
define el Desarrollo Económico Local como el crecimiento en producto,
ingreso y empleo generados localmente por el sector “exportador”. La
técnica de la matriz insumo producto que analiza los flujos intersectoriales
modificaría la definición de Desarrollo Económico Local al crecimiento del
nivel del producto y la diversidad, mixtura o estructura de los sectores. Las
teorías de localización enfatizan en la definición del Desarrollo Económico
Local la calidad de la riqueza local pública y privada humana y no humana.
En las versiones más desarrolladas de las teorías de la base económica tales
como las del ciclo del producto, el Desarrollo Económico Local es definido
como el proceso de iniciación, difusión, y producción de bienes y servicios
nuevos y estándares. Para las localidades que producen nuevos bienes y
servicios, el Desarrollo Económico Local es definido en términos de la
calidad de los cambios resultantes de mejores trabajos, ingresos altos,
innovación de productos, y diversificación industrial. Para las localidades
que producen bienes y servicios estándares, el Desarrollo Económico Local
es equivalente al crecimiento económico derivado de aquellas empresas
locales que producen estos bienes y servicios bajo condiciones que
mantengan los salarios e ingresos bajos”.

El trabajo de la CEPAL de Aghón-Alburquerque-Cortés (2001)


sostiene que: “El Desarrollo Económico Local es un proceso de crecimiento
y cambio estructural de la economía de una ciudad, comarca o región, en
que se pueden identificar al menos tres dimensiones: una económica,
caracterizada por su sistema de producción que permite a los empresarios
locales usar eficientemente los factores productivos, generar economías de
escala y aumentar la productividad a niveles que permitan la competitividad
en los mercados; otra sociocultural, en el cual el sistema de relaciones
económicas y sociales, las instituciones locales y los valores sirven de base
al proceso de desarrollo; y otra política y administrativa, en las que las
iniciativas locales crean un entorno favorable a la producción e impulsan el
desarrollo”

Activación de los Sectores Productivos:

Desde el punto de vista productivo nuestro país se encuentra limitado


por dos realidades que expresan el tamaño del reto que debemos enfrentar y
superar para lograr  el objetivo  de  tener  una economía  diversificada
capaz  de competir en el contexto globalizado de la actualidad mundial.
En primer lugar, hemos llevado al mayor extremo nuestra
dependencia del sector petrolero, al punto de que actualmente se estima que
un 95% de nuestros ingresos en divisas dependen de esa actividad. Y en
segundo lugar, lo antes señalado tiene especial  significación, si tomamos en
cuenta que los recursos naturales, las materias primas, ya no son las que
generan mayor crecimiento; los países que están avanzando
aceleradamente en el mundo son los que han apostado al conocimiento, la
innovación y a la producción de bienes y servicios con mayor valor
agregado. Para avanzar como nación es necesario tener muy claro que el
siglo XXI y los que vienen serán de la economía del conocimiento, de la
tecnología, de la innovación, y de la información globalizada en tiempo real,
esa es la verdadera revolución de los países con visión de futuro, a ella
debemos incorporarnos con urgencia para garantizar la mejor calidad de
vida a nuestros ciudadanos y superar la pobreza.
Cuando nos proponemos legislar para sentar las bases de un nuevo
modelo productivo, es necesario tomar muy en cuenta los importantes
cambios que se han producido en la economía global. La Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se crea el 14 de Septiembre de
1960, para esos momentos las materias primas constituían el 30%   del
Producto Bruto Mundial (P.B.M.), mientras que para el año 2015 no llegaron
al 4% del mismo indicador; en cambio, para ese año pasado el sector
servicios llegó al 70% de ese producto mundial.
Tomando en cuenta esa realidad, al abordar la trascendente misión
de legislar para darle sustentación jurídica a la activación y fortalecimiento
de la producción nacional, estamos conscientes de que este instrumento
legal no sería capaz de establecer las bases  jurídicas  para  lograr  ese gran
objetivo  si  se  conforma  con  regular  las condiciones en las cuales se
desarrolla actualmente el proceso productivo en nuestra nación, porque no
haría otra cosa que darle formalidad legal a una manera y unas condiciones
para producir que no resolverían las grandes limitaciones que deben afrontar
hoy quienes con el mayor esfuerzo intentan ser productivos en el país.
Es necesario destacar que entre las más importantes razones para
que el proceso productivo en nuestro país tropiece en la actualidad con
tantas dificultades e incertidumbres para realizar su actividad está la
inestabilidad de las reglas, las cuales pueden cambiar en cualquier momento
por una decisión oficial sorpresiva, además de la falta de coherencia entre
unas y otras políticas públicas que influyen negativamente en la planificación
de quienes quieren producir, es decir, la falta de reglas claras, de políticas
públicas coherentes entre ellas, estables en el mediano y largo plazo, que
sus posibles modificaciones sean previsibles, son necesidades para cuya
satisfacción es necesario que tanto el Estado como la sociedad estén
siempre conscientes, de que la falta de certidumbre le hace un gran daño a
la confianza sobre el futuro económico nacional.

Integración Económica, Sociocultural y Política:


Desde los tempranos años noventa los procesos de integración
social, económica y política han ido en aumento. Los estudiosos del
regionalismo se refieren a este fenómeno como la segunda ola del
regionalismo, o al nuevo regionalismo. Este así llamado nuevo regionalismo
no es sólo un asunto cuantitativo, también hay diferencias cualitativas
importantes si se compara con los antiguos acuerdos regionalistas de los
años sesenta. Por un lado, las formas más institucionalizadas del
regionalismo, es decir, las organizaciones regionales, han visto ampliados
sus mandatos, al cubrir más áreas de política que las áreas del comercio o
de la seguridad abordadas en el viejo regionalismo. Por otro lado, los
contenidos de los acuerdos comerciales tanto intraregionales como
interregionales, se han ampliado considerablemente y se incluyen
crecientemente asuntos que trascienden la dimensión estrictamente
comercial, como los servicios, la inversión extranjera directa, los derechos de
propiedad intelectual, las condiciones de la contratación pública, la solución
de disputas, los estándares laborales y los estándares ambientales, entre
otros. Esta tendencia ha coincidido con una creciente judicialización y
politización de la política comercial. La judicialización se relaciona con
reformas constitucionales en diferentes países dirigidas a proteger un mayor
número de derechos (anto derechos humanos fundamentales como
derechos sociales, económicos y culturales, así como con instrumentos
nuevos y más efectivos para protegerlos. En muchos casos, como Sudáfrica
y Colombia, el activismo judicial o la tendencia a que las cortes de justicia
adquieran un papel proactivo en la formulación de políticas públicas ha
incidido también en la judicialización de la política comercial.
La tendencia a la politización se refiere al hecho de que las
negociaciones de las políticas de integración económica y social se han
movido gradualmente del viejo modelo de la diplomacia económica a puerta
cerrada y poco transparente hacia un modelo que implica un mayor
escrutinio por parte de los grupos de interés y el público en general. Así,
negociaciones como aquellas para el Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), los tratados de libre comercio surcoreanos, y los tratados
de libre comercio que suscriben los Estados Unidos y la Unión Europea se
han convertido en asuntos centrales del debate político en las sociedades
relevantes. Además, los opositores políticos de los tratados y de las políticas
de integración, en general, están utilizando instrumentos legales para
proteger derechos o, por lo menos, utilizan un discurso de derechos en su
actividad política. Argumentan, por ejemplo, que las políticas de integración
económica afectan potencialmente derechos como el derecho a la vida, la
alimentación, la salud, la cultura y la tierra, entre otros.
Las tendencias aquí mencionadas están relacionadas. El propósito de
este número especial es explorar las diferentes tensiones que emanan de
estos procesos paralelos desde una perspectiva que combina la mirada a la
política y al derecho en el estudio de las políticas de integración política,
social y económica. Esta mirada no es frecuente, pues los estudios de los
procesos en cuestión tienden a centrarse en los aspectos económicos de los
procesos de integración. Los textos incluidos en este dossier se arriesgan a
buscar entender la interacción entre lo económico, lo político y lo social en
los procesos de integración entre países o regiones del mundo, identificar las
tensiones entre los contenidos y las aspiraciones de las políticas, analizar los
escenarios y actores políticos y jurídicos muchos de ellos no tradicionales,
así como sus estrategias y las posibles implicaciones para la formulación de
políticas públicas. Todos los artículos incluidos se acogen a esta mirada
innovadora con base en argumentos empíricamente respaldados.

Desarrollo Humano:
El surgimiento de los derechos de solidaridad (económicos, sociales y
culturales), en general, y del derecho al desarrollo, en particular, tiene que
ver con el enfoque de los derechos humanos, que figura en el artículo 28 de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde este enfoque, y
desde la perspectiva de la justicia como imparcialidad, se evalúa el
desarrollo y la equidad en un espacio más amplio que el de los ingresos, un
espacio que no es sólo la propia satisfacción o utilidad, ni sólo la existencia
de reglas iguales y comunes, sino el de las posibilidades para elegir y
obtener la vida que tenemos razones para valorar. En este sentido, y desde
la preocupación por promocionar los derechos de solidaridad, emerge la
estrategia de desarrollo humano. Es decir, se asume que la Declaración
Universal de los Derechos Humanos se refiere específicamente a la
necesidad de una realización efectiva del derecho al desarrollo humano.
Por tanto, una variante del derecho al desarrollo es la estrategia de
desarrollo humano, que es especificada originariamente por el denominado
“enfoque de las necesidades básicas”. Este enfoque pretendía alcanzar la
satisfacción universal de las necesidades básicas, definidas como las que
garantizaban un nivel de vida mínimo que toda sociedad debería establecer
para los grupos más pobres de sus habitantes. Este enfoque tenía tres
antecedentes teóricos: 1) el discurso anual de McNamara ante el consejo de
Gobernadores del Banco Mundial de 1972, donde planteaba que, como las
poblaciones de los países del Sur no son capaces de asumir su propio
destino y de satisfacer sus necesidades más esenciales, los gobiernos de
los países en desarrollo debían preocuparse más de las necesidades
humanas esenciales; 2) la Declaración de Cocoyoc (1974, México),
integrada en gran parte por intelectuales miembros del Foro del Tercer
Mundo y; 3) el informe ¿Qué hacer? de la fundación Hammarskjöld. Este
informe, publicado en 1975, intentaba plantear un desarrollo distinto basado
en la satisfacción de las necesidades, la self-reliance o desarrollo autónomo,
la armonía con la naturaleza y los cambios estructurales.

Misión Vuelvan Caras:


Es un programa social impulsado por el gobierno venezolano
presidido por el presidente Hugo Chávez. Su Misión es transformar el
modelo económico a un modelo real de economía social, incorporando a los
ciudadanos. Básicamente, su objetivo es completar el resto de las misiones
bolivarianas, en especial las de educación (Misión Robinson, Misión Ribas y
Misión Sucre;) y de economía (Misión Mercal).

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