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All content following this page was uploaded by José Navarro Cendejas on 13 October 2016.
Al servicio y fortalecimiento
de la educación superior
isbn
Coordinación editorial
Mario Saavedra García
Portada
Martha Vargas Fabián
Formación
Cristina Mera Manzo
Cuidado de edición
Ma. Antonia Rodríguez Rodríguez
isbn:
Impreso en México
Introducción 9
1
La tesis, en la que se compara la inserción laboral de dos cohortes de universitarios en
Cataluña, fue elaborada en el marco del proyecto “Itinerarios Universitarios, Equidad y
Movilidad Ocupacional” (ituneqmo), llevado a cabo por el Grupo de Investigación en
Educación y Trabajo (gret), de la Universidad Autónoma de Barcelona, bajo la direc-
ción de Jordi Planas Coll. Este proyecto fue elaborado dentro del marco del “Plan Na-
cional de Investigación Científica, Desarrollo e Investigación Tecnológica”, (CSO2010-
1
Sin entrar de lleno en la discusión sobre el concepto de trabajo, de larga tradición en
las ciencias sociales, la noción de trabajo utilizada en este texto hace referencia exclusi-
vamente a actividades remuneradas monetariamente, es decir, sujetas a la dinámica del
mercado laboral. Se excluyen las referencias a otro tipo de trabajos como pueden ser el
doméstico/reproductivo o el trabajo voluntario, social o familiar. Por otro lado, aunque es
común la utilización del término empleo en la literatura especializada en este campo, uti-
lizamos el término trabajo para evitar circunscribir el análisis al conjunto de trabajadores
asalariados, al cual no pertenece una proporción importante de egresados, aquellos que
se dedican a actividades por cuenta propia o que ejercen su profesión como empleadores.
La relación educación-trabajo
desde el Enfoque Neoclásico
2
Al elaborar el mapa de teorías que explican las relaciones entre educación y trabajo,
algunos autores ubican a la Teoría del Capital Humano dentro del modelo tecno-demo-
crático (Medina, 1983), del funcionalismo tecnoeconómico (Bonal, 1998) o bien del
modelo técnico-funcional (Sakamoto, Kim, y Woo, 2012). En nuestro repaso teórico se
presenta directamente la Teoría del Capital Humano, que ha sido utilizada ampliamen-
te para estudio de la inserción laboral de los universitarios.
3
Según Bonal (1998), el principio meritocrático liberal de la justicia distributiva ve
en la educación a la institución idónea para poder identificar, seleccionar y jerarquizar
los talentos disponibles, mismos que posteriormente ingresarán al mercado de trabajo
cualificado. Así se puede encontrar una relación estrecha entre el paradigma del capital
humano y la corriente funcionalista de la educación, expuesta anteriormente, cuya pre-
misa fundamental es el principio de la igualdad de oportunidades.
4
Un ejemplo reciente de la utilización de la tch en el análisis de la universidad española
puede encontrarse en Pérez-García y Serrano (2012).
5
Subirats (1981) presenta un interesante y extenso análisis de este desajuste en el
contexto americano, europeo y español.
6
En un marco más amplio, las teorías de la reproducción suelen presentarse como
alternativa al funcionalismo que comparte diversos presupuestos de la tch, entre ellos
precisamente el carácter meritocrático de la educación.
7
Según Sala y Planas (2009: 38) “la teoría del capital humano se apoyó en esta pers-
pectiva para, a su vez, orientar el grueso de planificación educativa en la década de
los años setenta en Europa”, mientras que por otro lado, los mismos autores afirman
que estos enfoques están basados en una “interpretación reduccionista de la teoría del
capital humano” (p. 33).
8
Miravet (2012) presenta una interesante revisión actualizada de la literatura econó-
mica sobre el fenómeno de la sobreeducación, incluyendo la literatura que separa so-
breeducación (trabajar por encima del nivel educativo alcanzado) y sobrecualificación
(trabajar sin aplicar las cualificaciones específicas adquiridas en la formación).
El paradigma Credencialista
9
Para una revisión sobre otras teorías económicas que exploran aspectos particulares
de esta perspectiva de competencia por los puestos de trabajo y señalización, revisar
García-Espejo (1998: 24-41).
La Teoría de la Correspondencia
10
Además de los autores mencionados, Davia (2004) ubica las aportaciones de Bowles,
mencionado en el apartado anterior dentro del enfoque de correspondencia. Por otro
lado, en nuestra revisión se recurre principalmente a los planteamientos de la escuela
institucionalista. La perspectiva radical comparte la consideración de una segmentación
del mercado de trabajo pero enfatiza en el proceso histórico, es decir, el proceso político
y económico de segmentación, que dio como resultado la existencia de los segmentos.
11
Para un listado de las principales obras que sustentan la tsmt revisar Recio (1993).
12
Aunque el autor reconoce que esta tipología sería más aplicable al trabajo masculino
y urbano-industrial que al trabajo femenino y rural-preindustrial (Piore, 1983: 200).
13
Al respecto, García-Blanco y Gutiérrez (1996), mencionan el impacto que tuvo este
concepto de trayectorias laborales en la constitución de una línea de investigación de-
nominada “estudios de life course”.
14
Este apartado se nutre principalmente de las aportaciones hechas durante las últi-
mas décadas por el Grupo de Investigación en Educación y Trabajo (gret), de la Univer-
sidad Autónoma de Barcelona, a raíz de diferentes investigaciones hechas en contextos
tanto nacionales como europeos e internacionales (Béduwé y Planas, 2002; Planas,
2011; Sala y Planas, 2009, entre otros).
15
En un artículo reciente, Planas (2013) se desmarca de la utilización del concepto de
competencias en la llamada “enseñanza basada en competencias”, al mostrar la contra-
dicción que implica en la educación formal el uso de un concepto que surgió como una
forma de “disociar las capacidades productivas de las personas de su educación formal”.
Esta crítica se corresponde con ciertas interpretaciones de la noción de competencias
que han impactado recientemente en la planeación curricular, en diversos niveles y
ámbitos del sistema educativo. En México, es posible percibir una cierta obligatoriedad
en “diseñar por competencias”, resultado de un posible abuso en el empleo de la noción
de competencias.
1
La noción de ruptura de la linealidad en las trayectorias juveniles, ha sido utilizada
en la investigación sobre juventud en México en los últimos años. En los inicios del
presente siglo, esta idea constituyó uno de los fundamentos del planteamiento de la
Encuesta Nacional de Juventud (Pérez-Islas y Valdez, 2002; Instituto Mexicano de la
Juventud, 2006).
2
El término mundo del trabajo proviene de la literatura anglosajona sobre este campo
de investigación, gracias a la influencia de autores como John Brennan, Maurice Kogan
o Ulrich Teichler (Brennan et al., 1996). El último, aunque de origen alemán, utiliza
el término en sus publicaciones en lengua inglesa, y en las traducciones al castellano
puede encontrarse la misma utilización del término, el cual denota la riqueza de dimen-
siones que rodean al fenómeno de la incorporación de los egresados universitarios en
el mercado de trabajo.
3
Por ejemplo, llevado a sus extremos y con ciertas dosis de catastrofismo, durante esa
época tuvieron alta repercusión en España algunas publicaciones, académicas o perio-
dísticas, las cuales proponían que la universidad había dejado de cumplir su rol para
preparar a los jóvenes al mundo del trabajo, bajo eslóganes como “universidad fábri-
ca de parados”, jasp (joven aunque sobradamente preparado), o más recientemente
“jóvenes (pre)parados”. La primera expresión, que generó mucha polémica tanto por
la consideración fabril de la universidad como por la asimilación de universitario con
desempleado, surgió a partir de la publicación homónima, ampliamente difundida du-
rante los años ochenta, elaborada por los sociólogos Jaime Martín Moreno y Amando
de Miguel en 1979.
4
En el caso mexicano, es necesario señalar los trabajos de Muñoz-Izquierdo (1993;
1996) o la publicación por parte de la anuies: “Esquema básico para la estudios de
egresados” (anuies, 1998). Por su parte, Valenti y Varela (2004) hacen un estado de la
cuestión de trabajos relacionados con el seguimiento de egresados en México, en el que
se confirma un crecimiento notorio de este tipo de investigaciones durante la década
de los noventa, muy relacionado con el tema de la calidad, destacando el impulso dado
por la anuies, pero a su vez señalando el alto grado de heterogeneidad en la manera de
aplicar los estudios por parte de las Instituciones de Educación Superior.
5
Respecto a la realidad mexicana, a esta segmentación habría que incorporar otros
casos que cuentan con cierto reconocimiento social, como son los “pasantes” –gradua-
dos que terminaron los estudios pero que no han obtenido el título–, o aquellos que
cursaron algunos años en la universidad y que se identifican a sí mismos como uni-
versitarios.
1
Respecto a la expansión de la universidad en México, Mercado y Planas (2004) hacen
un análisis que muestra las similitudes con procesos de expansión ocurridos en países
de la Unión Europea.
3
La explicitación de estas hipótesis está tomada de Opheim (2007).
4
Se trata de un concepto ampliamente desarrollado en la Sociología, que tuvo gran
difusión a partir del trabajo desarrollado por Bourdieu a lo largo de toda su obra. La pre-
misa principal de este concepto es que el origen social de las personas está relacionado
con los recursos sociales a los cuales se puede acceder, a partir de las redes sociales. A su
vez, los recursos sociales están asociados con una amplia variedad de beneficios, entre
ellos el logro de una posición social de prestigio. Granovetter (1995) utilizó el concepto
para estudiar los mecanismos utilizados por los individuos en los procesos de búsqueda
de trabajo, haciendo una tipología de vínculos que se establecen en las redes sociales y
que influyen en las posibilidades de encontrar o no un empleo.
5
“The primary goal” según Van de Werfhorst y Andersen (2005).
7
No significa que estos cuatro niveles sean los que concentran mayor número de gra-
duados en los puestos superiores, a excepción de las escuelas de ingeniería. En el resto,
la mayoría se encuentra en puestos de nivel intermedio.
8
Aunque la muestra es de un tamaño considerable, alrededor de 16 mil casos, es pre-
ciso tomar en cuenta que los egresados fueron encuestados sólo seis meses después de
haber terminado la carrera.
9
En la encuesta Reflex (Research into Employment and professional FLEXibility), aplicada
entre 2005 y 2006, se entrevistó a egresados universitarios de 15 países cinco años
después de la graduación. Los países participantes fueron: Austria, Bélgica, República
Checa, Alemania, España, Finlandia, Francia, Italia, Holanda, Noruega, Reino Unido,
Suecia, Portugal, Suiza y Estonia.
10
En su revisión de la literatura acerca de la inserción al primer empleo Rahona (2008: 141)
identifica que en ocho de diez investigaciones, tanto en España como en otros países
11
En Gerber y Cheung (2008: 305) se puede encontrar una amplia revisión de la lite-
ratura, en la que se confirma este mismo hallazgo en diferentes países europeos y en
Estados Unidos.
13
Lo anterior ha sido constatado en distintos países, entre otros España (Masjuan
et al., 1996; Planas y Fachelli, 2010; Rahona, 2008) Estados Unidos (Rumberger y
Thomas, 1993; Thomas y Zhang, 2005), Noruega (Hansen, 2001), Holanda (Van de
Werfhorst, 2002), Rusia (Gerber y Schaefer, en Gerber y Cheung, 2008), Reino Unido
(Brennan y Shah, 2003), Francia (Calmand y Epiphane, 2012). También existen otros
trabajos de tipo comparativo, sobre todo a nivel europeo, que se centran en encontrar
los factores institucionales o contextuales que median el impacto del área de estudios
en los resultados laborales de los graduados (García-Aracil, 2008; Reimer et al., 2008).
Además de la diferenciación horizontal –por áreas de estudio o carreras específicas–,
debido a la clara jerarquización de instituciones universitarias en algunos países como
Reino Unido, Francia, Suecia o Italia, en los últimos años se ha investigado también el
impacto de la diferenciación vertical dentro de la educación superior como un factor
que incide en los resultados ocupacionales de los egresados (Triventi, 2013).
14
Según Reimer et al. (2008), la desventaja que suelen presentar los graduados en áreas
“blandas”, como las humanidades o algunas ciencias sociales, dependen de los países
y del mercado de trabajo de que se trate. La mayoría de estudios muestran que los
egresados de humanidades típicamente tienen menores ingresos, pero si se analiza el
estatus socioeconómico alcanzado por los egresados, los resultados no son tan claros
y varían entre países.
15
El mismo autor menciona el ejemplo de la economía, que aunque es una ciencia
social, estaría más cerca del cuadrante duro-puro que del blando-puro, en especial si
se le compara con otras ciencias sociales, como la antropología. O bien la geografía,
que tendría una faceta dura si se refiere a la geografía física, mientras que la geografía
humana estaría más cercana al polo blando.
Con este marco teórico como base, Klein (2010) revisó tres
variables dependientes, como indicadores de los resultados de
inserción de los egresados: 1) el tiempo para encontrar trabajo,
2) el riesgo de sobreeducación y 3) el riesgo de tener un trabajo
no relacionado con los estudios. En los resultados, encontró
que la falta de especificidad ocupacional es en parte responsa-
ble de las dificultades en la entrada al mercado de trabajo de
los graduados de áreas blandas, mientras que las medidas de
selectividad no contribuían a su explicación. Confirmó además
que áreas blandas, como humanidades y ciencias sociales –sin
tomar en cuenta negocios y derecho– tenían predominante-
mente desventajas en la entrada en el mercado laboral: tarda-
ban más en encontrar el primer empleo significativo, se encon-
traban en periodos de sobreeducación más largos y tenían un
mayor riesgo de estar en trabajos no adecuados en la primera
ocupación. Así, el Modelo Costos de Formación fue rechazado
de forma parcial, ya que las medidas de selectividad no contri-
buyeron a explicar las diferencias de las áreas. Sin embargo, el
autor concluyó que esta falta de explicación se podía deber a la
forma en que se operacionalizó la variable de selectividad, ya
que se basó sólo en las calificaciones para ingresar a las carre-
ras. Además, encontró que los otros factores como el tipo de
diploma y la institución mediaban de forma significativa en
las diferencias causadas por el área de estudios.
La literatura ha mostrado que el abanico de áreas de es-
tudio presenta resultados que difícilmente pueden afirmar
de manera categórica, cuáles áreas son mejores que otras.
Aun así, las áreas de humanidades y algunas carreras de cien-
16
También existe el debate en la pedagogía o en la gestión universitaria sobre la con-
veniencia o no de que los estudiantes trabajen durante la carrera, pero sobrepasa los
objetivos de este texto. La pregunta que guía el debate desde estas perspectivas es, si
el trabajo durante la universidad “estorba” el desempeño académico de los alumnos, lo
cual se traduciría en potenciales abandonos o alargamientos en los estudios. En este
sentido, la literatura no permite zanjar la cuestión de manera definitiva. Parece haber
consenso en que más de 20 horas de actividad laboral afectarían al desempeño acadé-
mico, pero debajo de ese límite los resultados son contradictorios, ya que algunos mues-
tran incluso un efecto positivo de la actividad remunerada (D’Amico, 1984; Lillydahl,
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