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En una singular entrevista (en italiano, que concediera a Antida Vetrano) donde
informa sobre sus preocupaciones estéticas y filosóficas, el propio poeta afirma: Non mi
identifico in nessuna corrente o scuola... La mia unica scuola o corrente è la parola.
(No me identifico con ninguna corriente o escuela... Mi única escuela o corriente es la
palabra). Penso che la religione ed i suoi praticanti continuino a crocefiggere Gesù. Il
mio intento è quello di proporre una nuova genesi, un nuovo esodo, una nuova
Apocalisse e la speranzosa apparizione dell'uomo, senza più bandiera, geografia,
ideologia e politica. (Pienso que la religión y sus practicantes continúan crucificando a
Jesús. Mi intento es el de proponer una nueva génesis, un nuevo éxodo, un nuevo
apocalipsis y la esperanzada aparición del hombre, sin más banderas, geografías,
ideología y política). Aniquirona (la Mia Eva), oltre ad essere la presenza onirica della
femminilità rappresenta la poesia, la morte, la natura, la storia. (...) Questa donna –o
questa presenza– abita un paese, un luogo, uno stato mentale: Schuaima. (Aniquirona –
mi Eva– más que la presencia onírica de la femineidad representa la poesía, la muerte,
la naturaleza, la historia. Esta mujer –o esta presencia– habita un país, un lugar, un
estado mental: Schuaima).
Desde ese nivel de comprensión del mundo, desde esas convicciones, escribe
una poesía que él mismo define como narrativa, que desarrolla las peripecias de sus
personajes en un mundo absolutamente vital y propio.
Esperando que su conocimiento motive el interés por leer más de su obra,
comparto tres poemas de esta espléndida antología: El mago, Abel y Epístola a la
traición.
El mago
A Guillermo Martínez González
Abel
Caín
hermano de vientos, nubes, diluvios y ríos
un mar de luces opalinas gravita en los guáimaros de la ciénaga
y se aglutina en mi espejo
como un prisma que nos dice:
la muerte es una puerta
y el tiempo una ventana
por donde nuestros pasos presurosos
perciben otras cosas, otros mundos.
Bello Caín
la quijada de burro con la cual me mataste
tenía el olor de las encinas y los pinos,
de tus labios venían hasta mi norte
unos chopos amarillos
que enhilaban mis pétalos melancólicos
en el hilo de la muerte.
Caín
hermano de mis antepasados
hay en tí un pretexto para silenciar la historia
como si la memoria de las dagas
no aceptaran la muerte de Goliat
como una templanza de David,
mi muerte es una templanza tuya.
Amado Caín
por tu golpe y tu palabra
he conocido el paraíso.
Epístola a la traición
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