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5:38-48):
“(38) Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
(39) Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en
la mejilla derecha, vuélvele también la otra; (40) y al que quiera ponerte a pleito y
quitarte la túnica, déjale también la capa; (41) y a cualquiera que te obligue a llevar
carga por una milla, ve con él dos.
(42) Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
(43) Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
(44) Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y
os persiguen; (45) para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que
hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
(46) Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen
también lo mismo los publicanos?
(47) Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen
también así los gentiles?
(48) Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto.”
“(8) Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; los hijos
de tu padre se inclinarán a ti.
(9) Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío.
Se encorvó, se echó como león, así como león viejo: ¿quién lo despertará?
(10) No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que
venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos.
(11) Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su
vestido, y en la sangre de uvas su manto.
(12) Sus ojos, rojos del vino, y sus dientes blancos de la leche.”
En esta profecía el término “Siloh” se refiere a Cristo Jesús y significa “el Verdadero
Rey” “el Legislador”.
Un legislador decreta las leyes. Entonces Cristo Jesús antepuso sobre la ley del
talión, una ley mayor, una ley superior.
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La ley no puede ser abrogada, la ley tiene que ser cumplida. Cristo no abrogó la ley,
sino que Cristo cumplió la ley. Y legisló otra ley superior, “LA LEY DE AMOR”.
La ley de talión decía: “(38) …Ojo por ojo, y diente por diente.” (Mt.5:38).
“(22) Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin
haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer
y juzgaren los jueces.
(23) Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, (24) ojo por ojo, diente
por diente, mano por mano, pie por pie, (25) quemadura por quemadura, herida por
herida, golpe por golpe.”
“(17) Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la
muerte.
(18) El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal.
(19) Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho:
(20) rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho
a otro, tal se hará a él.
(21) El que hiere algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un
hombre, que muera.
(22) Un mismo estatuto tendréis para el extranjero, como para el natural; porque yo
soy Jehová vuestro Dios.”
Resulta que entre los antiguos pueblos semitas las heridas o la muerte que alguien
sufría a manos de otro, debían ser vengadas, por el pariente más próximo de la
víctima. A dicho pariente los llamaban “vengador de la sangre”, en hebreo “goel”.
Según (Nm.35:9-28):
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Núm 35:14 Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la
tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio.
Núm 35:15 Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, y para el
extranjero y el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de
muerte a otro sin intención.
Núm 35:16 Si con instrumento de hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el
homicida morirá.
Núm 35:17 Y si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere,
homicida es; el homicida morirá.
Núm 35:18 Y si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo
hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.
Núm 35:19 El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo
encontrare, él lo matará.
Núm 35:20 Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y
muere;
Núm 35:21 o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es
homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare.
Núm 35:22 Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él
cualquier instrumento sin asechanzas,
Núm 35:23 o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y
muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal;
Núm 35:24 entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el
vengador de la sangre conforme a estas leyes;
Núm 35:25 y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la
sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había
refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido
con el aceite santo.
Núm 35:26 Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio,
en la cual se refugió,
Núm 35:27 y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su
refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello;
Núm 35:28 pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el
sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida
volverá a la tierra de su posesión.”
“(19) Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre
de la otra, Zila.
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(20) Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían
ganados.
(21) Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan
arpa y flauta.
(22) Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro;
y la hermana de Tubal-caín fue Naama.
(23) Y dijo Lamec a sus mujeres:
Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, escuchad mi dicho:
Que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe.
(24) Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo
será.”
Entonces la ley del talión no fomenta la venganza, sino que la limita; instruía a un
juez para que aplicara una sentencia justa, de acuerdo con la ofensa del agresor.
Dios no está de acuerdo con el ser humano se vengue por sí mismo. En el AT,
encontramos textos en los cuales se prohíbe la venganza, en (Lv.19:17-18).
En (Pr.20:22; 24:28-29).
Esta ley nos e dio para que una persona, de forma privada, tomara venganza, sino
para que un juez dirimiera justamente un pleito. Pero nunca se aplicó de forma literal,
sino que los daños causados se calculaban en dinero, de modo que el ofensor, en
vez de pagar con su ojo o su mano, debía dar al afectado la cantidad de dinero que
hubiere sido estipulada por el juez. Por esto, aunque hay lugar para la venganza,
también lo hay para la misericordia.
Y recordamos lo que está escrito, en (Jn.1:17). Con la gracia que nos trajo el Señor
Jesucristo, también vino la misericordia, vino el perdón.
Es por esto que el Señor les enseñó a sus discípulos que no era suficiente con limitar
la venganza, sino que había que erradicarla por completo d ela vida de ellos.
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justo.” De esta manera se fomenta más la injusticia, que es un pecado, que el Señor
condena por las Escrituras.
Cuando el Señor Jesús fue llevado ante el sumo sacerdote Anás, aplicó este
principio, según (Jn.18:19-23).
La enseñanza del Señor Jesús es a no vengarnos nosotros mismos del mal que nos
hacen, pues, en ese caso caeríamos en la misma falta del ofensor y estaríamos en el
mismo nivel de los injustos.