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ANÁLISIS DE LA IMPORTANCIA DE LA INTEGRACIÓN

ECONÓMICA REGIONAL (AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE).

TITULO:
PROFUNDIZACIÓN DEL PROCESO DE INTEGRACIÓN REGIONAL.
Por: Ing. Esp. MSc. Manuel Acevedo R.

Antes del Covid -19, el año 2020 se perfilaba como un año lleno de desafíos e
incertidumbres para la región latinoamericana, comúnmente muy dependiente
de las coyunturas mundiales y de las exportaciones de materias primas, como
también el hecho de afectarse directamente con la desaceleraciones de la
economía mundial, especialmente en este preciso momento en donde surgen
disputas comerciales entre Estados Unidos y China, quienes hasta ahora son
los dos (02) Países que figuran como los mayores compradores globales.

Entonces, cuál debería ser la manera en como la región le hará frente a este
nuevo contexto de la Pandemia del Covid-19, que se le suma al ya no muy
alentador escenario económico y social que se le planteaba a la región de
América Latina y el Caribe (LAC), este punto será el principal tema a analizar
en el desarrollo del presente ensayo de investigación de la catedra de
Perspectivas Modernas de los Negocios Internacionales relacionado a la
temática: Importancia de la Integración Económica Regional (América Latina
y el Caribe).

Ante el desafiante escenario económico y social que se plantea para la región


de América Latina y el Caribe en el 2020, la cual ya no era muy alentadora
ahora se le suma la Pandemia del Covid 19, debido a estas circunstancias el
pensar en una profundización del proceso de integración regional se
presentaría como una opción interesante. Pues, los esfuerzos en América
Latina y el Caribe (ALC) en este sentido han abundado desde hace ya décadas,
pero debido a diversos factores no han logrado blindarse frente a los
sobresaltos políticos. Un ejemplo de esto, el Mercosur, la Comunidad Andina
de Naciones, la ALADI o la Alianza del Pacifico, que nos han demostrado el
interés que se tiene por acercarnos y ahondar en nuestras relaciones y que este
interés ha estado incluido en la agenda regional. Un esfuerzo en este sentido
sería muy revitalizador en estos momentos de Pandemia y Post Pandemia.

Somos de la idea, de que este es el momento de plantearnos la siguiente


pregunta. ¿Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para
hacer de la integración un mecanismo que nos permita un crecimiento
estable que pueda hacer frente a los retos económicos y sociales que nos
afectan a todos en (LAC)?

Pues, el esfuerzo por profundizar la regionalización en nuestro continente


debe empezar por reconocer la importancia de nuestras relaciones políticas,
comerciales, económicas y culturales para el desarrollo conjunto, y como
también el entender la importancia de EE.UU. como uno de los motores de del
crecimiento en nuestra región”

Claro está que, para avanzar en la búsqueda de soluciones conjuntas, lo


primero que se debe hacer es reconocer que América Latina y el Caribe
requiere empezar a visualizarse como una región y no como la suma de países
individuales que no tienen elementos comunes.

Pues, lo anterior ha dejado de ser cierto, si alguna vez lo fue, porque hoy nos
une el impacto de una crisis que permitió aflorar las debilidades de nuestro
desarrollo como región. Coincidimos en los principios generales de un modelo
de desarrollo que hoy nos pasa su cuenta de cobro, por lo tanto, la solución
empieza por encontrar lo que nos une y que requiere solución.

Claro está que, para los países de la región, navegar por estas aguas
turbulentas no será sencillo. Pues, países como México, Brasil, Argentina,
Chile y Colombia, que son los principales motores del crecimiento regional,
tienen asuntos internos muy relevantes, además de las cuestiones sociales que
son cada día más sensibles ya que el año pasado en el 2019, se presentaron
oleadas de protestas en algunas naciones del vecindario, incluyendo a
Colombia. Y a menos que los gobiernos de la región respondan a la agitación
social a través de un dialogo amplio y franco, será muy difícil lograr pasar la
página y retomar un camino de crecimiento que logre, además, dar respuesta
hoy a las preocupaciones de los ciudadanos en materias como empleo, salud y
educación.

Pues, en este momento, la prioridad es procurar que el daño en variables como


el consumo sea el menor posible para mantener vivo al aparato productivo. Y
por eso hay que huir del dogmatismo e ideas extremas sin dañar lo existente,
aceptar la realidad y tomar conciencia que es una crisis enorme en la que están
perdiendo todos: la empresa y los trabajadores de todos los sectores, el
gobierno central, los departamentos y los municipios, la banca y toda la gente
y en esos términos hay que saber que el punto de partida es muy delicado para
el mundo entero.

Pero sin desconocer estas verdades, estos hechos no tendrían por qué ser tan
agudos sí emprendemos estrategias para reparar la actual desintegración
regional, y nos unimos como lo está haciendo la unión de Europa. Pues, hoy
vemos con sana envidia la forma como es abordada la salida de esta crisis por
parte de los europeos. Las explicaciones son inmensas, pero vale la pena
pensar en donde están las grandes diferencias con nuestra región con el fin de
entender si existe alguna posibilidad, guardadas las proporciones, de una
reacción similar.

Lo primero que debe registrarse es que hasta ahora se identifica a América


Latina como la región que está sufriendo las mayores consecuencias de la
pandemia y se conocen los argumentos de sobra: nuestra desigualdad, somos
la región más desigual del mundo que nace de la concentración del ingreso y
de la riqueza, de nuestra precariedad en los mercados laborales y de nuestros
débiles sistemas de protección social.

Estas penosas realidades y otras más se mencionan repetidamente como


causas del inmenso impacto que estamos viviendo los latinoamericanos.
Obviamente, nos separan de Europa sus siglos de desarrollo, su riqueza
acumulada, sus inmensas crisis y la forma como han reaccionado frente a
situaciones como las guerras mundiales, especialmente la segunda. Pero
aunado a estos factores, debemos reconocer que no existe en estos momentos
en América Latina un presidente que pueda convocar a todos los demás, para
ponernos de acuerdo en primer lugar en el de superar nuestras diferencias
ideológicas. Además, la pandemia acabó con lo poco que se vislumbraba de
coordinación entre mandatarios con similitudes ideológicas especialmente de
derecha.

Ahora, cada país de manera aislada trata de enfrentar los inmensos retos que
afronta entre la salud de su población y la recesión económica, que en esta
región ya se empiezan a identificar estos años como otra década perdida. Esta
realidad es terriblemente dolorosa porque las cifras que ya se empiezan a
conocer sobre lo que es el presente y lo que será el futuro de la población
latinoamericana sí amerita más pronto que tarde, una acción unificada, una
estrategia que permita encontrar caminos comunes y lograr un frente unido
para encontrar apoyos.

Pues, a diferencia de lo que está sucediendo en Europa, América Latina no va


a salir sola de esta crisis porque no hay entre nosotros ninguna potencia que
pueda asumir el costo de resolver la profunda recesión y el deterioro social
que ya se evidencia. Pero, además, hay varios elementos adicionales que
exigirían buscar una posición conjunta. Por un lado, Europa, y particularmente
los países nórdicos que tanto han apoyado a América Latina, hoy son parte de
la estrategia europea que les demandará ingentes recursos para sacar adelante
países de su región que hoy se encuentran en situaciones difíciles.

Aunado a esto, las proyecciones de las Naciones Unidas para América Latina
y el Caribe prevén que la región se encuentra ad portas de una nueva década
perdida por culpa de la poca renovación industrial, la lenta actualización
tecnológica y la falta de diversificación. Ya que desde el final del boom de los
commodities entre 2013 y 2014, la región no ha logrado un crecimiento
económico significativo y la reducción de la desigualdad se ha ralentizado.

Y según la Cepal advierte en un informe más reciente que la recesión en el


subcontinente puede llegar al 5% y hasta 30 millones de pobres más. “El
impacto será triple: se ha visto afectada la oferta, se ha hundido la demanda y
se ha visto afectado el mercado financiero.

Adicionalmente, al ser la mayoría de nuestras naciones consideradas como de


renta media, no será fácil conseguir otro tipo de cooperación internacional
porque los más pobres tendrán una obvia prioridad.

Es por esta y otras razones que la pregunta que debemos hacernos hoy en la
región es: ¿Dónde está el liderazgo que a partir de este punto nos
permitirá construir la estrategia que como la de los europeos encuentre
una salida común a esta demoledora crisis que nos agobia?

¿Nuestras economías gozarán de un impulso en el momento en que


nuestros países ahonden en sus relaciones, ya no solo como un mecanismo
para hacer frente a una crisis global, sino como una estrategia para
crecer sostenidamente?

Somos de lo que piensan que es necesario para hacer frente a esta compleja
situación por la que padece actualmente la región, en insistir en el
reforzamiento la integración entre los países latinoamericanos, como también
en la necesidad urgente de trabajar más cerca de Europa y Estados Unidos.

Para finalizar les dejo las siguientes reflexiones a su consideracion:

“Hoy surge la necesidad de profundizar el proceso de integración


regional para hacer frente a esta situación por la que transitamos los
Latinoamericanos”.

“Ahora más que nunca tenemos que ayudarnos”, es el momento para que
Latinoamérica se integre, pues, ya hemos sufrido lo peor y estamos más
vulnerables”.

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