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Case num. C-24504-2007, of 26º Juzgado Civil de Santiago,


August 09, 2013

Resolution Date: August 09, 2013

Issuing Organization: 26º Juzgado Civil de Santiago

Id. vLex VLEX-575398214

Link: https://2019.vlex.com/#vid/575398214

Text

Content
DECIMO
DECIMO PRIMERO
DECIMO SEGUNDO
DECIMO TERCERO
DECIMO CUARTO
DECIMO QUINTO
DECIMO SEXTO
DECIMO SEPTIMO
DECIMO OCTAVO
DECIMO NOVENO
VIGESIMO

FOJA: 1140 .- .-

NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia

JUZGADO : 26º Juzgado Civil de Santiago

CAUSA ROL : C-24504-2007

CARATULADO : BOSSELIN OCHSENIUS /ARTURO ALB

Santiago, nueve de Agosto de dos mil trece

Vistos:

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A fojas 3 comparece don C.R.B.O., Abogado, domiciliado en calle S. del Río N°326, oficina 406,
Santiago, en nombre y representación de don JORGE ANTONIO CONTRERAS ROBLES,
ingeniero; de doña L.E.M.R., profesora, ambos por sí y en representación de sus hijos menores
A.L., V.A., estudiante y E.M., estudiante, todos de apellidos CONTRERAS MARAGAÑO, en su
calidad de padres legítimos de los mismos, todos domiciliados en calle Los Cerezos N°542, de
la comuna de Ñuñoa, Santiago, según mandato extendido por escritura pública ante el Sr.
Notario E.T.F., de fecha 26 de Junio del año 2007.

Señala que sus representados , demandan a don A.A.S.N., médico ginecólogo y obstetra,
domiciliado en calle La Concepción N°81, oficina 105, de la comuna de Providencia; a doña
M.R.P.P., matrona, del mismo domicilio; y a la CLINICA ALEMANA DE SANTIAGO S.A.,
sociedad del rubro hospitalario, representada por su gerente general don M.J.M.G., Ingeniero,
ambos domiciliados en Avenida Vitacura N°5951 de la comuna de Vitacura a fin de que sean
condenados solidariamente a indemnizarlos por los daños y perjuicios causados a ellos con
motivo de las gravísimas lesiones que sufrió su hija y hermana menor A., con motivo y ocasión
de su parto y nacimiento debido a mala praxis, impericia, imprevisibilidad y negligencia de los
referidos profesionales, con resultados de daños físicos y morales para toda la familia C.M..

Expone que hasta el nacimiento de A.L.C.M., esto es, el 25 de Diciembre de 2005, conformaban
la familia los menores V.A. y E.M., de quince y once años respectivamente y sus padres J.A.C. y
L.E.M. y que atendido que desde el último embarazo habían pasado más de diez años pensaron
que el grupo familiar no iba a aumentar tomando con sorpresa y alegría la noticia de un nuevo
embarazo confirmado en el mes de marzo de año 2005. Teniendo claro que este nuevo
integrante de la familia llegaría en un proceso de nacimiento diverso a los anteriores, teniendo
en cuenta el tiempo de demora en el nuevo embarazo, así como la edad de doña L.M. al tiempo
del mismo, decidieron que lo mejor era solicitar los servicios sanitarios de la Clínica Alemana de
Santiago S.A., institución donde trabaja habitualmente el demandado A.A.S.N. , facultativo que
ya conocía la historia Clínica de doña L., porque había sido asistida en anteriores embarazos
por él, junto a la matrona M.P.P., unido al hecho de la seguridad que el centro hospitalario
seleccionado les daba a sus representados por la publicidad que realizaba respecto de su
programa “NACER SEGURO”. De esta forma fueron solicitados los servicios del médico referido
tanto para el control del embarazo, como para el parto y junto a estos, los de la matrona M.P.P.
que se desempeñaba en su misma consulta, todo más los servicios hospitalarios de la Clínica
Alemana.

Menciona que de los análisis efectuados por el facultativo, éste fijó como fecha probable del
parto a contar de la tercera semana del mes de Diciembre de 2005, y como fecha tope el 25 de
Diciembre del mismo año, lo que ocurriría según se ha dicho en la Clínica Alemana,
establecimiento que se eligió tomando en cuenta el prestigio que lo precede y además, como ya
se mencionó, por el programa “NACER SEGURO” ofrecido en su Servicio de Maternidad, lo que
cualquiera entiende como “el conjunto de acciones tomadas por el establecimiento, orientadas a
entregar una atención sin riesgos, o al menos precaviéndolos al momento del parto, o sea,
desde el momento en que la futura madre ingresa a la Clínica en la etapa de preparto y en el
parto mismo.”.

Señala que habría sido irracional ingresar a la Clínica demandada a otro plan que no fuera el
mencionado, ya que se pretendía de esta forma evitar cualquier riesgo a la salud de la madre y
de la criatura que estaba por nacer, velando por la mejor de sus atenciones y cuidados.
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Afirma que la Clínica al elegir al médico que arrienda sus instalaciones asume “la culpa in
eligendo” y también “la culpa in vigilando”, ya que tuvo la alternativa de aceptar o rechazar a
dicho facultativo y de vigilar los actos que en su recinto hospitalario realizan. Agregando que
nadie elige un plan inseguro menos si se trata de personas con recursos.

Indica que el embarazo se desenvolvió, en general, durante los primeros meses sin presentar
complicaciones, sin embargo no fue así - y contrariamente a lo que ocurre en la generalidad de
los casos- los últimos dos meses, ya que L.M. presentó síntomas de parto prematuro, debiendo
permanecer en reposo relativo durante todo ese tiempo y que en todo el período de embarazo el
doctor S. efectuó siete controles, siendo el último el realizado el día 9 de Noviembre de 2005,
continuando a partir de esa fecha sólo con controles de la matrona demandada, señora P.,
volviendo los demandantes a ver al médico sólo el día del parto.

Además, de los controles mencionados, el doctor S.N. dispuso la realización de tres exámenes
ecográficos, no emitiendo informe sobre el tercero de ellos. Dice que de los exámenes
ecográficos practicados, hubo uno al que obviamente, por no tener estudios de medicina y en
consecuencia, desconocer la interpretación correcta de las ecografías, no le dieron sus
representados mayor importancia, pero que forzosamente tendría que haberla tenido para el
doctor S. y que, en los hechos precisamente por no darle la significación a que como médico
especialista estaba obligado, tuvo incidencia directa en lo sucedido en el parto. Concretamente
se refiere al primer examen ecográfico de fecha 6 de septiembre de 2005, realizado por el
Gineco Ostetra Dr. A.H.C., y que entre otras consideraciones indica: “Edad gestacional: 24
semanas de amenorrea, según FUR (fecha última regla) aportada por la paciente. Estimación
peso fetal (Handlock 1981) ABD-FEMUR 900 grs. DBP-ABD-FEMUR 877 grs. Percentiles de
peso para la edad gestacional P. 10 520, P. 25 597, P. 50 677, P. 75 757, P. 90 868. Conclusión:
Gestación de 26 semanas +- 14 días según biometría. Si la FUR es segura, feto creciendo sobre
percentil 90 para la edad gestacional.”, entendiéndose que para evaluar el crecimiento
intrauterino se requiere tener una curva de crecimiento intrauterino CCIU que refleje el
crecimiento normal del feto en una determinada población. Estas curvas se elaboran en base a
un número suficiente de niños nacidos a diferentes edades gestacionales y se determinan los
percentiles 10, 50 y 90. Los niños que tienen pesos entre los percentiles 10 y 90 se consideran
adecuados para la edad gestacional “AEG”, los que tienen bajo el percentil 10 se les considera
pequeños para la edad gestacional “PEG” y los que están sobre el percentil 90 se les considera
grande para la edad gestacional “GEG” .

Es decir, a la vista del examen previamente singularizado, el doctor S. debió poner especial
atención al embarazo que estaba controlando, toda vez que el resultado le estaba señalando
claramente que el feto que estaba creciendo, lo hacía en una medida que excedía con creces
los parámetros normales, puesto que se indicaba en el examen un percentil de 90, lo que unido
a otros factores de riesgo, tales como, la fecha del último embarazo- más de diez años lo que en
la practica se considera una primeriza tardía- y la edad de la madre- 41 años-, requerían que se
efectuaran mayores controles y exámenes (los cuales naturalmente debían ser examinados y
estudiados por el profesional), orientados todos ellos a seguir con detención el comportamiento
fetal, con el fin último de tomar las providencias necesarias, adecuadas, prudentes y
profesionales para el momento del alumbramiento, entre ellas, la decisión sobre el tipo de parto,
es decir, si éste se haría por vía vaginal, fórceps o cesárea; y la elección del equipo médico
presente en el mismo, lo cual permitiría un parto sin complicaciones. En otras palabras, debía
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saber que tipo de atención médica iba a requerir, tanto la madre como la criatura por nacer.
Lamentablemente afirma, eso no habría acontecido, ya que el facultativo demandado no dio
mayor importancia al informe y los dos últimos meses de embarazo la demandante no contó con
la atención de su médico, delegando descuidada y negligentemente su trabajo en la matrona.

Luego señala que la segunda ecografía tomada por el doctor S.N. con fecha 26 de Octubre de
2005, arrojó un peso de 2.300 +- 250 gr., con una gestación de 31 a 32 semanas lo que podría
concluir que la pequeña A. era una guagua que crecía por sobre el percentil 90, es decir, por
sobre los estándares normales de crecimiento.

Agrega que el doctor S. en su informe de la ecografía, negligentemente y con una omisión


culposa, no indica nada sobre el peso. Esto hace que se pierda el diagnóstico de la primera
ecografía tomada por el doctor H.; ya que el feto continúa creciendo sobre el percentil 90 pero el
demandado A.S. no se percata. ¿Dónde se especializó como ecografista? ¿ Acaso un médico
ginecólogo obstetra puede y debe interpretar y leer correctamente un examen ecográfico? .

Precisa que existieron en la especie dos ecografías que proporcionaron, o más bien dicho,
debieron proporcionar a un profesional medianamente responsable la información objetiva de
que A. se encontraba creciendo más de lo normal, lo que en los hechos se corroboró
ampliamente al momento de su nacimiento en la semana 40 de gestación, tal como lo indica el
informe epicrisis, elaborado por la Clínica Alemana de Santiago, donde figura el peso de A.
4.560 gramos, su tamaño 55,5 cm. y su cráneo 36 cm.

Afirma que necesariamente, atendido el tamaño de A., reflejada en las ecografías a las que hace
alusión, debieron motivar al especialista a informar a los demandantes los riesgos del embarazo
y del parto, y a adoptar, para ese momento, todas las providencias necesarias. En este orden de
ideas indica que los demandados no podían menos que preveer, que si el neonato crecía a un
ritmo más allá de lo normal, su nacimiento y, en consecuencia, el parto, no debía ser normal
(vaginal), sino que a fin de evitar las graves lesiones ocasionadas a ella, debía haberse
programado una cesárea. Vale decir, teniendo todos los antecedentes y mecanismos técnicos
como para evitar cualquier complicación, culposamente no lo hicieron y así ocasionaron las
serias lesiones que más adelante se dirán.

Hace presente que al médico demandado, como a la matrona y al personal de la Clínica


Alemana, les era exigible el máximo deber de cuidado, por cuanto se trata de profesionales que
supuestamente eran especializados en la materia, ya que no se trata de médicos generales,
quienes además, contaban con todos los equipos, tiempo y tecnología como para evaluar y
tratar este parto como todo cuerpo médico ginecólogo obstetra lo hubiera realizado. Insiste en
señalar que no se trata aquí de médicos generales ni de un hospital de escasos recursos, por lo
que a los demandados, todos especialistas en su rubro se les exige la conducta de un experto.

Sin embargo expresa, que nada de ello ocurrió, lo que constituye una imprudencia o falta de
tacto, mesura, precaución, previsibilidad, discernimiento y buen juicio todo lo cual constituye una
negligencia grave, y abandono de las pautas de tratamiento que le dan los conocimientos
científicos de su especialidad, teniendo todos los recursos técnicos y científicos a su alcance.
Una impericia o falta de conocimiento para la atención del caso que se presumen conocidos y
adquiridos para la obtención del título profesional y el ejercicio de la medicina en su
especialidad.
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Expresa que si el D.S. hubiera estado al día en sus conocimientos y fuere actual socio de la
Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, ciertamente habría leído el volumen LXX, año
2005 N°4, página 218 de la Revista institucional, sobre Morbilidad Fetal Asociada al Parto de
B.M., lo que demuestra una vez más la irresponsabilidad en la conducta del señor S. y de la
Matrona señora P., evidentes, y que continuaron en los hechos el día del parto.

En efecto, señala que el 25 de Diciembre de 2005, encontrándose L.M. ya en la Clínica


Alemana, los demandados A.S., P. y todos los especialistas de la Clínica, no efectuaron en la
fase activa del trabajo de parto, el examen que siempre se realiza para descartar cualquier
inconveniente, y que en la especie hubiese permitido diagnosticar ciertamente, la existencia de
una gran desproporción Cefalo- Pelviana, y de tamaño general del bebé, que implicaba
necesariamente tomar las medidas y adoptar las decisiones conducentes a un adecuado trabajo
de parto y evitar así el trauma obstétrico y asfixia intraparto. Es así, como durante todo el período
previo al comienzo del trabajo de parto, absolutamente nadie ni el doctor S. a quien sus
representados no vieron sino hasta que L. fue llevada a pabellón, ni la matrona P., ni el personal
de la Clínica Alemana, les hizo algún comentario relativo al parto y las dificultades que podía
acarrear. Por el contrario, todos los mencionados indicaron que el parto iba a ser vaginal, sin
factor alguno que lo pudiera complicar. Así, L. empezó con trabajo de parto a las 03:00 horas y
fue llevada a pabellón a las 05:00 horas.

Indica que a medida que transcurrían las labores de parto y el tiempo pasaba, sin que los
enormes esfuerzos de L. permitieran el nacimiento de A., percatándose, al ver las expresiones y
actitud del médico S.N., de la matrona señora P. y de todo el personal médico de la Clínica
Alemana, que participaba de la intervención, que la bebé estaba literalmente atrapada y que su
vida corría peligro extremo. Es en esos minutos que parecieron eternos, que se demuestra la
improvisación en el actuar del facultativo. Ni el médico S.N. ni ninguno de los presentes estaba
preparado para lo que estaba pasando, hasta que el doctor, en una actitud que demostraba
claramente su desesperación, y fuera de toda buena praxis médica, tomó a A. de la cabeza, la
giró fuertemente y logró extraerla, y así terminar con el proceso de parto.

Se pregunta ¿qué había pasado? ¿Por qué un parto que se suponía no debía presentar
complicación alguna, presentó estas dificultades?.

La respuesta según él era simple, A. era demasiado grande, peso al nacer 4.560 gramos, tuvo
una talla de 55,5 cm. y una circunvolución craneana de 36 cm. y lo que ocurrió durante el parto
derechamente fue una obstrucción del hombro izquierdo de A. en el canal vaginal, producto de
la cual el médico S., para literalmente liberarla tuvo que quebrarle la clavícula y tirar a la niña
hasta que salió, no sin antes provocar graves daños en la movilidad de su brazo y un principio
de asfixia por el tiempo que estuvo retenida.

Tales hechos afirma tuvieron y, tienen en la actualidad, consecuencias devastadoras en la vida


e integridad de A. porque sufrió daños tanto emocionales como en su pequeño cuerpo, esto es
así, ya que la epicrisis del Servicio de Neonatología de la Clínica Alemana, firmado por el
Neonatólogo Dr. J.U., la que da luces de ello al indicar en su diagnóstico lo siguiente: 1.- RN de
término 40 semanas GEG; 2.- Depresión neonatal recuperada; 3.- Fractura clavícula izquierda;
4.- Paresia braquial izquierda; 5.- Hipoglicemia asintomática.

De acuerdo a lo señalado se colige del informe citado, que A. sufrió una fractura de su clavícula
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izquierda, lo que la Clínica Alemana de Santiago, con la intención de minimizar los resultados
dañosos de la operación, calificó en su minuto como “paresia braquial izquierda”, lo que no fue
tal.

Define la “paresia braquial”, como un daño que se manifiesta por una simple disminución de la
fuerza muscular, recuperable sin necesidad de intervención quirúrgica, en el corto tiempo.

Indica que después del alta médica de la Clínica Alemana, especificamente cuatro días después
del parto, estando todavía sus representados en estado de pánico y schock, por lo ocurrido
durante el parto y nacimiento, y en el afán de obtener la mayor cantidad posible de información
respecto de la lesión sufrida por A., comenzaron con una labor de investigación hasta llegar al
Instituto de Rehabilitación Infantil Teletón, en donde prontamente se le diagnóstico lo que
realmente se le habría provocado en el parto: “parálisis braquial obstétrica” (PBO), la que
comprometió los nervios de su brazo izquierdo, producto del “tironeo” efectuado por el médico
para liberarla al nacer.

Sobre la base de esto último señala que la Clínica ocultó algo en su informe, lo que quedó
reflejado en exámenes médicos posteriores, practicados con fecha 7 de Febrero de 2005, y es
dicho hecho ya que A. sufrió una parálisis braquial obstétrica, con las consecuencias que
detallará. En base a lo expuesto se puede afirmar que la Clínica Alemana realizó un informe
post-parto, poco claro, en el que les ocultó la real situación de A. violando la relación paciente-
profesional ya que nunca les informó sobre los problemas que podría presentar A.. Es más,
fueron ellos mismos quienes van vislumbrando la gravedad de la lesión que se le había
causado a su hija, lo que fue ratificado por el doctor B.C. – sin emitir informe- cuando la
examinó, en la fecha de los aludidos exámenes, lo que fue ratificado posteriormente el día 7 de
Marzo por la doctora M.A.B.R. y el día 27 de Marzo por el doctor M.M. que indicó, por escrito la
necesidad de operar el brazo dañado.

En definitiva, concretamente y en términos simples señala que el efecto inmediato y evidente del
actuar del médico, matrona y personal de la Clínica Alemana, es que A. quedó con su bracito
izquierdo totalmente inmovilizado, sin posibilidad alguna de desplazarlo, sin tonicidad y fuerza,
todo lo que ha ido mejorando levemente con la operación – que tuvo que ser realizada en
Francia- y, con la rehabilitación sin perjuicio de la posibilidad de deformaciones futuras de
huesos y articulaciones.

Expone, que A. presenta una parálisis braquial obstétrica, la que requiere de un largo
tratamiento de rehabilitación, sin la certeza de recuperar la total funcionalidad del brazo y de la
mano. Así las cosas e investigando acerca de la grave lesión sufrida por A., se dieron cuenta de
que en Chile los recién nacidos que sufren de parálisis braquial, no tienen posibilidades
efectivas de tratamiento, por lo que debieron contactarse con un especialista en Francia, del
Instituto de la Mano, el profesor A.G., el cual después de un examen de electromiografía,
concluyó que no había posibilidad de una recuperación en forma natural, es decir, por el sólo
transcurso del tiempo, siendo necesaria una intervención quirúrgica para restituir las conexiones
de los nervios dañados, comprendiendo que A. tenía parálisis braquial de difícil recuperación
total, y que quedaría con lesiones gravísimas el resto de su vida.

Ante tal situación señala que sus representados viajaron el día 1 de mayo de 2005 a Europa,
específicamente a Paris, Francia, siendo atendida por el doctor G. el día 2 de Mayo. El día
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jueves 4 de Mayo del 2006, A. es operada en la Clínica Jouvenet en Paris, y esta delicada
operación, consistió en seccionar y suturar tres ramas de nervios que van hacia el tríceps,
restaurando y pegando los nervios afectados, quedando inmovilizada completamente en
cáscara de protección, de todo el tren superior de su cuerpo por un período de 21 días,
contabilizándose dos operaciones, tal como lo describen los informes que acompañara en su
oportunidad.

Agrega que una vez en casa de sus representados, A. debió ser sometida a dolorosas
curaciones todos los días, para evitar la infección de la herida y lograr una adecuada
cicatrización, que quedan claras de las instrucciones expresas que el doctor G. entregó para el
post operatorio: “Hacer cada día, a domicilio, un aseo del niño así como un cambio de los
vendajes fuera de la cáscara de protección, junto con una enfermera con diplomado de estado y
uno de los padres. Dos personas son indispensables: una ubicada a la cabeza del niño
(enfermera). El otro a sus pies…. La enfermera ingresa su mano en lo largo de la espalda y toma
la cabeza del niño en la palma de su mano. En ese instante, extrae al niño de la cáscara de
protección. La otra persona retira la cáscara de protección y toma la cabeza del niño
manteniéndola entre sus manos. La enfermera empieza el tratamiento. Control de todos los
puntos de apoyo, del estado de la piel. Aseo: enjuagar bien, secar entre los pliegues. Vendaje
del cuello: limpieza con B. y luego Urgo Esteril Eliminación de cáscara de protección el día 21
post operatorio y partida de la reducación con kinesioterapia.”

Indica que recién cicatrizada la herida, comenzó el tratamiento de rehabilitación, siguiendo las
instrucciones entregadas por el profesor G., debiendo A. ser atendida por kinesiólogos y
terapeutas ocupacionales, entre otros profesionales. Dicho tratamiento lo realiza todos los días y
se prolonga hasta la fecha y deberá prolongarse por lo menos durante el período de crecimiento
ya que el daño causado es de por vida y el proceso de recuperación es lento e incierto.

Vale decir, y así lo precisa, que desde la fecha de su nacimiento, el día 25 de Diciembre de
2005, y hasta la fecha, y a lo menos hasta donde termine su período de crecimiento, deberá
estar en permanente tratamiento para aliviar en parte el mal causado, que en sí es irrecuperable.

Agrega que en forma posterior a esta operación, aprovechando la ida del doctor A.G. a Río de
Janeiro y con el objeto de abaratar costos, en comparación a un viaje a Francia, los padres de la
menor viajaron a Brasil y estuvieron en dicha ciudad los días 23, 24 y 25 de Noviembre de 2006,
ocasión en que el doctor G. luego de examinar a A. recomendó un examen de Electromiografía
para comienzos del año 2007 y un próximo control para Noviembre del mismo año, en la
localidad de Sao Pablo- Brasil.

Reitera que los hechos relatados han provocado en Antonia y en toda su familia sufrimientos
gravísimos, desde su nacimiento, tanto en el parto, como en las intervenciones quirúrgicas que
ha debido sufrir, en la inmovilización que debió soportar, en las escaras producto de la
necesidad de mantenerla inmóvil que salieron en su cabecita; en el trauma que actualmente
tiene y que se observa cada vez que ve a una persona de delantal blanco, cuando llora
desconsoladamente; los continuos y desgastantes ejercicios, etcétera. En todos estos
sufrimientos, desde este doloroso parto, han estado presentes sus hermanos menores y, por
supuesto, la madre y el padre.

Afirma que las consecuencias para la familia también han sido devastadoras: exámenes,
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doctores, dos semanas en Francia, un viaje a Brasil, rehabilitación diaria; todo lo que se traduce
en gigantescos costos no contemplados y que, de no haber mediado la negligencia de los
demandados, jamás se habrían generado. La demandante L.M. no puede trabajar, debido a que
diariamente realiza rehabilitación junto a su hija, ya sea en la Teletón, piscina, terapia
ocupacional, sumado a las preocupaciones y el sufrimiento, todo muy difícil de cuantificar, los
que son una realidad que, de no mediar el actuar culposo y negligente del médico A.S.N. y de la
matrona M.P.P., y del equipo de la Clínica Alemana, no habrían existido.

Señala que el demandado dóctor S., la matrona señora P. y demás equipo médico de Clínica
Alemana, en el ejercicio de sus profesiones médicas, han ocasionado a A. severos daños, por
negligencia en sus propias acciones en el arte de curar y por el hecho de no emplear la debida
diligencia en su dirección y control, y en consecuencia, están obligados a resarcirlos.

Los demandados no tuvieron en consideración los conocimientos científicos actuales que a


continuación se señalan a objeto de proporcionar al tribunal la mayor cantidad de información
relativa al caso clínico de autos, explicando brevemente en qué consiste la macrosomía del feto
y sus implicancias.

Así las cosas, de acuerdo al “American College of Obstetricians and Gynaecologist ACOG”, EN
SU BOLETÍN DEL AÑO 2000, “la macrosomía fetal” se define como “el peso de nacimiento igual
o superior a 4.500 gramos.”

Sin embargo, precisa que en Chile la definición y parámetro más utilizado en la actualidad es
estimar que existe macrosomía fetal si el peso de nacimiento es mayor a 4.000 gramos. Es más,
afirma que en los últimos años, la incidencia de macrosomía ha aumentado considerablemente,
reportándose tasas que oscilan entre 10% a 13%, cuando se utiliza como valor neto un peso de
nacimiento superior a 4.000 gramos y dentro de los factores asociados a esta mayor incidencia
se señalan: la mayor edad de la madre, la obesidad pre-embarazo, la resistencia a la insulina y
el incremento en la incidencia de diabetes gestacional. Este transtorno del metabolismo fetal es
clínicamente importante debido a que se asocia a un significativo aumento de la morbilidad
materna y morbi-mortalidad fetal y asimismo, todo se asocia con un aumento de las tasa de
inducción de trabajo de parto, parto operatorio, detención de la progresión del trabajo de parto,
desgarros perineales mayores, daño al nervio pudendo y hemorragia post parto. Asimismo, los
recién nacidos macrosómicos se encuentran en mayor riesgo de distocia de hombro, fractura de
clavícula, lesión del plexo braquial y asfixia perinatal.

Hace notar que la tasa, así como el tipo de morbilidad neonatal, varía de acuerdo al criterio de
diagnóstico empleado. Por este motivo, B. et al, señala la importancia de sub clasificar a los
recién nacidos macrosómicos en tres categorías: en el caso de recién nacidos entre 4.000 y
4.499 gramos observaron un significativo aumento en el riesgo de complicaciones asociadas al
parto, mientras que los recién nacidos entre 4.500 y 4.999 gramos presentaron mayor riesgo de
morbilidad neonatal y junto con confirmar lo anterior R. et al y otros, observaron que un peso de
nacimiento mayor a 4.500 gramos sumado a una talla materna menor a 155 cm, se asociaría a
un incremento significativo en la tasa de lesión del plexo braquial (Revista Chilena de
Obstetricia y Ginecología, Morbilidad Fetal Asociada al parto en macrosómicos).

En este orden de ideas expresa que sobre esta materia, los doctores J.L.M. y J.P. sostienen lo
siguiente: “El parto de un feto macrosómico lo expone teóricamente a un mayor riesgo de
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mortalidad y morbilidad secundaria a trauma obstétrico y asfixia intraparto. Esta potencial


complicación implica que muchos de estos embarazos culminen en cesárea. En todo caso, la
incidencia de trauma obstétrico se relaciona con el nivel de control del embarazo y de la
atención del trabajo de parto por un equipo médico experto. Dichos factores resultan más
importantes que la vía del parto en la prevención del trauma obstétrico.

De esta forma indica que la elección anticipada de la vía del parto en estos casos es de vital
importancia ya que la posibilidad de secuelas se asocia a complicaciones del trabajo de parto
como se señala en reportes internacionales que demuestran que la aplicación de fórceps se
asocia a mayores secuelas neonatales en comparación al parto vaginal y cesárea. Estos
hallazgos aconsejan un manejo expectante y conservador del parto de un feto macrosómico y el
uso juicioso de fórceps en estos casos. ( Revista Médica vol. 14 Area médica Clínica Las
Condes).

Manifiesta que directamente relacionada con la macrosomía fetal está la desproporción céfalo
pelviana, la que puede consistir en una pelvis estrecha con un feto de tamaño normal o de una
pelvis límite con un feto macrosómico. El diagnóstico de desproporción céfalo pelviana, es
importante dado que indica la necesidad de un parto por cesárea.

De lo que expone surge, claramente un aspecto fundamental en lo concerniente al proceso


previo al parto, que permite llegar al mismo en condiciones tales que producto de un adecuado
diagnóstico, nada quede entregado a la improvisación y el control del embarazo, tiene por objeto
vigilar la evolución de éste, preparando a la madre para lo que viene, es decir, desde la primera
entrevista, todo lo que se hace durante el embarazo es simplemente ejercer vigilancia; sólo
cuando se detecta alguna alteración se interviene para corregirla, siendo muy importante
conocer el rango de normalidad. Si bien es cierto, señala que no se puede pretender que todas
las pacientes tengan el mismo incremento de peso y la misma presión arterial, ni que todos los
recién nacidos pesen lo mismo, hay ciertos estándares que se deben cumplir, siendo en el
control prenatal donde se deben identificar los factores de riesgo, para prevenir sus
consecuencias, ya que, en medicina la prevención es importante, siendo fundamental
diagnosticar en forma precisa y precoz la edad gestacional, porque gran parte de las
intervenciones médicas sobre el embarazo se relacionan con este parámetro.

Agrega que en la medicina gineco obstetra actual ¿ Es posible diagnosticar en la forma


señalada precedentemente?. La respuesta afirma, es una sola y categórica: absolutamente sí,
para ello existen una serie de elementos, parámetros y exámenes que lo permiten. A saber,
menciona algunos, como son la detección de patología materna; patología de anexos ovulares;
patología crónica maternal; historia obstétrica; examen físico; ecografía; educación de la madre y
D..

En relación a la ecografía, comenta que al respecto el doctor J.A., ginecólogo obstetra, a cargo
de la Unidad de Medicina Materno Fetal de la Clínica Alemana, señala lo siguiente: “Lo que la
ecografía puede revelar durante el embarazo. Hoy gracias al avance de la tecnología, parte
importante de las preguntas que tienen los padres son contestadas antes del nacimiento. Hace
treinta años, los nueve meses de embarazo eran un absoluto enigma para las mujeres chilenas.
La dulce espera estaba llena de interrogantes, que iban desde el sexo del bebé hasta la
posibilidad que tuviera algún problema. Hoy, gracias al avance de la tecnología parte importante
de estas preguntas son contestadas antes del nacimiento, ya que la ecografía permite descartar
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posibles patologías durante el embarazo, lo que tranquiliza enormemente a los padres. Al quinto
mes se hace un estudio morfológico fetal para conocer la anatomía del feto y descartar
anomalías, con una efectividad cercana al 100%. A la vez existe un 80% de posibilidades de
diagnosticar que tipo de enfermedad puede sufrir el feto, como por ejemplo, cardiopatías
congénitas, hidrocefalias, alteraciones del riñón, hernia diafragmática, labio leporino y catarata
congénita, entre muchas otras.”

En cuanto al doppler, el doctor A. dice: “Por último, en el tercer trimestre es posible detectar el
riesgo de sufrimiento fetal durante el trabajo de parto. Esto se realiza a través de la medición de
los flujos sanguíneos que circulan entre el niño y la placenta, y la forma en que se distribuyen,
técnica conocida como doppler”. Agrega que “por eso el riesgo de asfixia en el parto, que era
frecuente antiguamente, actualmente se puede prevenir porque se detecta antes y si es
necesario, se indica cesárea para evitarlo.

Luego, en base a ello expresa que no es posible que un profesional a quien se le han requerido
sus servicios para la atención del embarazo, llegue al parto mismo sin un diagnóstico claro y
preciso de las condiciones en que éste se va a presentar, el que le permitirá tomar las
decisiones adecuadas y prevenir de cualquier riesgo o dificultad a la madre y al bebé que está
por nacer.

Se pregunta ¿Qué ocurrió entonces en este caso? Como vimos en los hechos, el doctor S.N. no
habría utilizado los medios que la tecnología médica le entrega para efectuar un adecuado
diagnóstico del embarazo que estaba atendiendo y, los que usó, las dos ecografías a que se ha
referido, daban cuenta en forma clara y precisa de un elemento que por cierto resultaba
fundamental al momento del parto, esto es, el excesivo crecimiento fetal, simplemente las
ignoró. Nada de lo descrito fue realizado por el médico demandado, es decir, no hubo
diagnóstico, no hubo elección anticipada de la vía del parto y, por supuesto, no hubo un equipo
médico experto presente en el parto, a pesar de que la atención sanitaria fue desarrrollada en la
Clínica Alemana, sabedores de estar incorporado al programa “Nacer Seguro”, como se
publicitó.

Afirma que todo era improvisación. Fue como si se tratara de un médico al que en el momento
del parto se le hubieran pedido sus servicios y por primera vez viera a la paciente, y las
consecuencias directas de la mala praxis del doctor S., las sufrió A., entre ellas las emocionales,
que es sabido se dan en personas nacidas de partos traumáticos, a pesar de lo informado por la
Clínica Alemana, al señalar “Depresión neonatal recuperada”, la fractura de clavícula,
hipoglicemia asintomática y parálisis braquial obstétrica y no paresia (problema simplemente
muscular), como lo señala el centro asistencial. Ciertamente, no son lo mismo una u otra. La
parálisis Braquial obstétrica, ocurre por una lesión mecánica del plexo braquial, que tiene lugar
en el momento del nacimiento. Su cuadro clínico depende de las raíces nerviosas que resulten
lesionadas y de la extensión del traumatismo por la tracción desmedida del neonato.

Aclara que el plexo braquial es una red de nervios formada por la unión de las raíces nerviosas
que emergen desde la quinta vértebra cervical a la primera dorsal, responsable de la inervación
del hombro y la extremidad superior. La parálisis braquial obstétrica es consecuencia del
estiramiento y de la tracción de los axones que constituyen el plexo braquial, durante el proceso
de parto, esto es, lo que ocurre en partos traumáticos, en los que el ginecólogo rota y tracciona
con fuerza la cabeza del bebé.
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Ahora bien, señala que si el doctor S. hubiere empleado con buena praxis, pericia y
previsibilidad como medio la intervención del parto vaginal o hubiere previsto realizar cesárea,
basada en la evidencia científica descrita precedentemente sobre macrosomía fetal (cuyos
antecedentes constan en la ficha clínica), no se hubiere obtenido un resultado tan dañoso y
desproporcionado en Antonia. He aquí la culpa del doctor S., la carencia de vigilancia de la
Clínica Alemana y el nexo causal, así como el ilícito del que deberá responder ante los
Juzgados de Garantía.

Señala que respecto de sus representados se han configurado diversos daños que afectan tanto
la esfera patrimonial como sentimental y emocional, y entendiendo que el daño emergente es el
detrimento patrimonial efectivo que experimenta una persona por el incumplimiento de las
obligaciones contractuales, en la especie, reclaman por ese concepto, los pagos incurridos que
más adelante se expresan.

En cuanto al lucro cesante, que comprende toda utilidad, provecho o beneficio económico que
una persona deja de percibir a causa del incumplimiento de las obligaciones contractuales,
debe señalar que resulta necesario, atendida la naturaleza especial del incumplimiento
cometido en la especie, que se vincula tanto con lo que efectivamente sus representados han
dejado de percibir atendido el incumplimiento, como lo que, realizando una mínima proyección
de futuro, implica el haber perdido nuestra hija la capacidad motora de una de sus extremidades.
Abunda el hecho que debido al cuidado especial que se debe tener con A., su madre dejó el
ejercicio de la profesión de pedagoga, lo que más adelante se valoriza.

Respecto del daño moral, cuya aplicación y concurrencia en la especie, no puede ser discutida
de modo alguno, por opinión de la jurisprudencia y doctrina mayoritaria en nuestro país y el
mundo, señala que no existe un caso más claro de concurrencia de daño moral en el
incumplimiento contractual y/o extracontractual que el de autos, ya sea que se estime el daño
moral, el sufrimiento físico y psíquico que causa el ilícito e incumplimiento, así las cosas dice
que es bastante complejo poder expresar en forma concreta el dolor profundo que esta
experiencia les ha provocado a sus representados, sufrimiento lógico, que cualquier ser humano
puede comprender cuando se afecta la integridad de un hijo física y síquicamente. El dolor
físico, cuya magnitud sólo puede ser detectado por los llantos y quejidos de A., por su corta edad
aún no puede manifestarse con palabras, y lo ha padecido tanto desde de su nacimiento, como
por efecto de los tratamientos y operaciones a los cuales se ha debido someter a causa de su
condición.

A ello, precisa debe adicionarse el dolor y trauma psíquico que el parto efectuado en las
condiciones referidas en los hechos de esta presentación y los tratamientos médicos a que ha
debido someterse A., le han provocado. No es menester adentrarse en el estudio de la
psicología y psiquiatría infantil para poder establecer la existencia de un daño psicológico,
bastando tener en consideración el dolor físico al cual A. ha sido sometida lo que lleva a concluir
que en su mente ha quedado grabado el recuerdo de una experiencia traumática límite.

En virtud de las ideas expresadas indica con precisión que los montos por los cuales solicita
indemnización son por los siguientes conceptos: A ) Por concepto de gastos- daño emergente-
solventados por J.A.C.R.: 1.- Viaje a Francia Mayo 2006: - por concepto de pasajes: US$84
A.C.; US$975 L.M.; US$975 J.C.; US$636 Visa, cambio de pasajes en Paris; - por traslados:

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US$46 Casa Santiago- Aeropuerto AMBenítez2, US$151 Hotel-Aeropuerto Internacional de Río


de Janeiro; - por Clínica Jouvenet en Francia: US$5.883 operación y Clínica; US$95
electromiografía; US$135 coque de nuit y US$82 farmacia y curaciones A.; - por H.B., 9 días:
US$1.100 mantención diaria (11 días); US$3.855 costo papas 11 días. 2.- Viaje a Brasil,
Noviembre de 2006: - por concepto de pasajes: US$71 A.C.; US$342 L.M.; US$342 J.C.; - por
traslados: US$46 Casa Santiago- Aeropuerto AMBenítez2; US$73 Hotel-Aeropuerto
Internacional de Río de Janeiro; US$595 Hotel, pago y factura; US$300 mantención diaria ( 3
días); US$1.051 costo papas (3 días). 3.- Viaje a Brasil, Noviembre de 2007: - por concepto de
pasajes: US$82 A.C.; US$310 L.M.; US$310 J.C.; - por traslados: US$46 Casa Santiago-
Aeropuerto AMBenítez2; US$600 por H. y factura; US$300 mantención diaria ( 3 días);
US$1.051 costo papas (3 días); 4.- Tratamientos en Chile: - Fisioterapeuta Teletón, 4 meses de
fisioterapia año 8 sesiones, 32 traslado $6.000- traslados $192.000.- al año, suma multiplicada
por quince años $2.880.000.-, mientras dure el período de crecimiento; - Fisioterapeuta a la
casa, 8 meses $80.000.- al mes, anual $640.000.- multiplicado por quince años $9.600.000.-,
mientras dure el período de crecimiento. Fisioterapeuta hasta los 4 años, luego kinesiólogo
hasta el año 15.; - Piscinas 12 meses $30.000.-, al mes $360.000.- multiplicado por quince años
$5.400.000.-; traslados: 12 meses $4.000.- cada viaje ida y regreso, 12 viajes al mes $576.000.-
multiplicado por quince años $8.640.000.-, mientras dure el periodo de crecimiento; 5.- Viaje
anual a Francia (2 adultos más bebé) $2.650.000.- multiplicado por trece años $34.450.000.-;
Hotel estadía traslados $1.060.000.-.- multiplicado por trece años $13.780.000.- En el control
anula en Francia, se consideraron trece años ya que el año uno y dos ya se contabilizó como
realizados. Lo que da una suma total por concepto de daño emergente de $85.574.770.-; B) Por
lucro cesante: La madre es profesora de inglés y francés y está impedida de trabajar a lo menos
durante diez años. Entonces si se considera que el sueldo de una profesora de idiomas es de
$500.000.- mensuales, concluimos que deja de ganar 120 mensualidades equivalentes por
concepto de lucro cesante a $60.000.000.-; C) Por daño moral: 1.- El daño moral causado a la
madre L.E.M.R. lo avalúan en la suma de $150.000.000.-; 2.- El daño causado a la integridad
física de la menor A.L.C.M., en la suma de $200.000.000.-; 3.- El daño moral causado al padre
de la menor J.A.C.R., se estima en la suma de $150.000.000.-; 4.- El daño moral causado a la
hermana V.A.C.M., en la suma de $25.000.000.-; y el daño moral causado al hermano E.M. C.M.,
finalmente se avalúa en la suma de $25.000.000.- todo lo que da un total por concepto de daño
moral de $550.000.000.-.

Respecto de la acción ejercitada en contra del médico A.S.N., indica que el médico no cumplió
su obligación de prevenir el daño y lo causó por culpa, negligencia, mala praxis e
incumplimiento de sus obligaciones y su cometido ilícito al causar lesión y dejar incapacitada
para toda la vida a la menor A.. El demandado ha cometido un ilícito toda vez que violó el deber
general de actuar con diligencia y no causar daño a otro, al margen de su obligación contractual
y si bien puede estimarse que entre la madre de A. y los demandados existe un contrato, no es
menos cierto que los servicios requeridos por la madre lo fueron para la asistencia y
alumbramiento de su hija A., tercera persona que no participó en este vínculo.

Apunta que en este caso, como en todos los de responsabilidad médica, la línea divisoria entre
los deberes de cuidado emanados de un contrato y aquellos que emanan del deber general de
no causar culpablemente daños a terceros, resulta muy borrosa y la existencia de un contrato no
puede ser obstáculo para hacer efectiva la responsabilidad médica en sede extracontractual, por
cuanto es válido para lograr la satisfacción de las pretensiones formuladas en la demanda. Es

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decir, cuando se demanda como en el caso de autos, por responsabilidad médica se reconoce a
la víctima la opción de hacer valer su pretensión de indemnización ya sea en una u otra sede. El
autor P.Z. también sostiene la procedencia del cúmulo u opción de responsabilidad médica en
el derecho chileno, lo que ha llevado que en nuestro país esta responsabilidad sea
eminentemente extracontractual y los casos son resueltos predominantemente en dicha sede.
Manifiesta que en autos se justifica, además, por el daño reflejo cometido en la más perjudicada,
con el accionar de los demandados, como lo es la propia A.; sus hermanos y también sus
padres.

Reitera que el demandado S., no cumplió con su deber básico y esencial de obrar con
diligencia, como cualquier profesional lo hubiera hecho; no actuó conforme a la lex artis de su
profesión, estándar que es exigible a un especialista.

Señala partiendo de la base real que el demandado no informó a sus representados acerca del
riesgo que significaba dar a luz una niña con percentiles muy por sobre de lo normal y que, en
consecuencia, a lo menos existía otro tipo de parto que era el diligentemente eficaz para evitar
los daños a A.. Es decir, o ignoró el riesgo demostrando negligencia o simplemente lo ignoró
aceptando el riesgo y sabiendo que su actuar podía causar graves lesiones en Antonia e incluso
su muerte. Ello se traduce y manifiesta que el demandado no informó, ni aconsejó a su paciente
ni conocía lo que debía conocer o si lo sabía lo ignoró, y no hizo lo que debía hacer,
configurándose, en uno y otro caso, su grave negligencia.

Advierte que sin perjuicio de que podría estimarse que el demandado infringió las normas de los
artículos 1437,1438,1545, y 2284 y siguientes del Código Civil, así como las acciones de orden
penal que se seguirán por cuerda separada, mediante la presente acción se invoca lo dispuesto
en el artículo 2314 del Código Civil, el cual prescribe lo siguiente “El que ha cometido un delito o
cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización; sin perjuicio de la pena
que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito.”

Además, enfatiza que el demandado no cumplió con el deber de consejo de advertir los riesgos
y mantener su capacidad clínica, como lo exige el artículo 13 del Código de Etica Profesional;
actuando con negligencia, imprudencia e impericia, lo cual exige el artículo 22 del mismo
Código.

Afirma que se incumplió normas legales y doctrinarias que a continuación detallará, y que el
demandado de autos, médico, intervino en el nacimiento de A.L.C.M., siendo responsable por
los daños patrimoniales y extrapatrimoniales que su proceder culposo acarreó y todavía acarrea,
conforme lo expresan los artículos 2314 y siguientes del Código Civil.

Expresa y destaca la insuficiente atención prestada a la paciente desde antes de la entrada al


hospital o Clínica; asistiéndole de modo genérico y no particularizada, como era su obligación,
para así ponderar las características concretas de la paciente, con lo que debe declararse
incorrecta la actuación del médico en el transcurso del parto, pues es negligente la forma de
manejarse el médico durante el nacimiento, ya que en el quirófano se supone que existen otros
métodos que tirar y empujar el abdomen; pues con ello hasta una persona profana se representa
la posibilidad de cualquier tipo de desgarro como el que se produjo.

Comenta que la tendencia actual en el mundo jurídico, como lo expresan las sentencias de los

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Tribunales Europeos es, aquella en que el profesional médico debe responder de un resultado
desproporcionado del que se desprende la culpabilidad del mismo, “que corresponde a la regla
res ipsa liquitur” (la cosa habla por si misma) de la doctrina anglosajona a la regla
“anscheinsbeweis (apariencia de la prueba), de la doctrina alemana y a la regla de “faute
virtuelle” (culpa virtual), que significa, si se produce un resultado dañoso que normalmente no se
da más que cuando media una conducta negligente, responde el que ha ejecutado éste, a no
ser que pruebe cumplidamente que la causa ha estado fuera de su esfera de acción.
Últimamente, la tendencia en los Tribunales norteamericanos, es aquella de la medicina basada
en las evidencias, naturalmente las evidencias científicas. Si la evidencia científica indica que el
peso del feto y del neonato, al final de su gestación, es sobre 4.000 gramos, como lo expresa el
estudio de la Revista Obstetricia, hecho por la Universidad de Chile, esta demanda adquiere
mayor fuerza, pues el médico tratante y la matrona no tuvieron en consideración este principio
científico que insinúa riesgo, disminuyéndolo mediante cesárea.

Así las cosas señala que podría centrarse la cuestión de derecho en dilucidar si hay
responsabilidad en la actuación profesional médica, olvidando que la culpa o negligencia es un
concepto jurídico y no un hecho objeto de prueba, es decir, no se puede caer en el error de
pretender la resolución judicial en el tema del enjuiciamiento médico, es decir, examinar lo que
hizo, lo que no hizo y lo que debió haber hecho un médico, lo que no es otra cosa que querer
calificar un campo al que se es ajeno. Manifiesta que lo que se debe calificar jurídicamente es la
actuación y a partir de la obligación contractual o extracontractual, que es de actividad y no de
resultado, ver si éste corresponde a la normal actuación, o bien, se ha producido un resultado
desproporcionado del que deriva la presencia de la responsabilidad contractual o
extracontractual.

Precisa que, hay culpa o negligencia profesional toda vez que las buenas prácticas de la
especialidad, la lex artis, no fueron en lo más mínimo observadas por el demandado y conforme
se ha demostrado precedentemente, y de acuerdo a lo fallado por nuestros tribunales, la propia
literatura que se ha citado y que se acompaña, la responsabilidad médica del demandado está
suficientemente probada y las normas que a continuación se detallan le darían la razón, ya que
el Código de Etica Profesional de los médicos establece: 1) Deber de Consejo: El médico se
encuentra obligado a instruir al paciente o a la persona que cuida de éste, respecto de las
precauciones esenciales requeridas para su estado. La información que entregue debe
adaptarse a las posibilidades de comprensión del paciente o sus familiares; dentro de ello, está
el deber de advertir los riesgos del tratamiento o intervención; 2) El Artículo 8 inciso 2° del
Código de Etica del Colegio Médico de Chile A.G. señala: toda intervención médica realizada
durante los nueve meses de gestación, deberá velar siempre por el mejor interés de la madre y
del hijo. Asimismo, cita los artículos 13, 22 y 24 que señalan : Artículo 13 “ El médico deberá
mantener su capacidad clínica, conocimientos, habilidades y destrezas actualizados, y utilizar
todos los medios técnicos y científicos a su alcance para lograr una atención óptima e integral
de sus pacientes. Cuando sea necesario, deberá recurrir a la interconsulta para una mejor
atención.; Artículo 22. Falta a la ética el médico que en la atención de un enfermo actúe con
negligencia, imprudencia o impericia. Será negligente aquel profesional que poseyendo el
conocimiento, las destrezas y los medios adecuados, no los haya aplicado. Actúa con
imprudencia aquel médico que poseyendo los recursos y preparación necesarios para la
atención de un paciente, los aplicare inoportuna o desproporcionadamente, como también si,
careciendo de los recursos o preparación adecuados, efectuare una atención sometiendo al

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paciente a un riesgo innecesario. Un diagnóstico equivocado, o el fracaso de un tratamiento o


de cualquier tracción médica, habiéndose usado todos los elementos disponibles, no constituye
necesariamente negligencia. Constituye impericia la falta de los conocimientos o destrezas
requeridas para el acto médico de que se trata. La falta de recursos tecnológicos, cuya
existencia no dependa del médico tratante, no acarrea responsabilidad alguna para el
facultativo. No obstante, es deber de todo médico comunicar formalmente a sus superiores
jerárquicos las deficiencias del sistema sanitario en que trabaja, cuando éstas puedan afectar la
adecuada atención de los pacientes; El artículo 24. El médico tratante deberá informar a su
paciente de manera veraz y en lenguaje comprensible acerca de: su identidad, el área de su
competencia profesional y sus límites, y el diagnóstico, alternativas de tratamiento, sus riesgos y
beneficios, y el pronóstico de su enfermedad. Cuando la atención sea realizada en equipo, uno
de sus integrantes será responsable de establecer la interlocución principal con el
paciente.Toda información que a juicio del médico pudiere causar sufrimiento grave al paciente,
deberá ser proporcionada con prudencia, utilizando expresiones mesuradas. La voluntad del
paciente de no ser informado, o la de delegar en otra persona la información, deberá ser
respetada.

Afirma y manifiesta en base a dichos artículos, que en la especie se han vulnerado gravemente
esas obligaciones genéricas que el contrato médico y la ética impone al facultativo. Así, en
primer término, y como ha quedado de manifiesto en los hechos, el médico demandado jamás
informó acerca de las implicancias de ser la criatura un bebé macrosómico, menos sobre las
posibilidades para enfrentar correctamente el parto y evitar consecuencias lesivas en Antonia,
incurriendo en responsabilidad cuasidelictual civil y penal, esta última que se perseguirá en
sede criminal. En otras palabras, el médico tratante, demandado en autos, violó flagrantemente
la obligación de “tomar todas las medidas idóneas para evitar que, en el curso de la relación
médica en sí, surjan peligros para la salud del paciente diferentes a los que está destinada la
recuperación.”.

Teniendo como base lo expuesto señala como consecuencia, que todo médico está obligado a
desplegar una actividad diligente, prudente y concienzuda.

Comenta que en los dos últimos dos meses del embarazo de L.M. no la atendió, ni controló
adecuadamente en relación a la macrosomía sino que dejó que estas funciones las desarrollara
doña M.P.P., también demandada en estos autos, lo que refleja de modo palpable la
inexistencia absoluta de preocupación por parte del demandado por el desarrollo gestacional. El
demandado no informó acerca de los riesgos, no informó las alternativas de tratamiento, no dio
un consejo profesional serio y no obtuvo el consentimiento de la madre para dar a luz de manera
de poner en peligro la vida de su hija, ni menos aconsejó el camino a seguir que habría evitado
exponerse a los daños. Tanto es así que por sí sola la infracción del deber de información del
cual se ha seguido un perjuicio, da en este caso lugar a la responsabilidad civil médica. Si la
madre de A. hubiere sido informada que su hija podría sufrir alguna lesión o asfixia debido a su
tamaño (macrosomía) durante o en el parto vaginal, simplemente no hubiere optado a dicha
forma de parto sino que habría exigido un parto por cesárea, infringiendo así el Código de Etica
Profesional, que en su artículo pertinente establece: “El respeto de la vida humana desde su
inicio y hasta su término constituye el fundamento básico del ejercicio profesional médico. Toda
intervención médica realizada durante los nueves meses de gestación, deberá velar siempre por
el mejor interés de la madre y del hijo.

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En términos simples indica que“ obra con culpa quien no se comporta con el cuidado, la
diligencia y la prudencia que la ley le impone en cada caso…” o “.quien falta al deber de
cuidado que trae consigo la constitución de la obligación…”.. Ello se tradujo en la ausencia total
de análisis de los exámenes que indicaban la existencia de un crecimiento desmesurado del
feto; el total descuido de control físico de su paciente L.M. durante el embarazo; la falta de
análisis y diagnóstico del caso clínico que se presentaba; la inexistencia total de advertencia e
información para con la paciente y de las implicancias del crecimiento desmesurado del feto; la
decisión de someter el nacimiento a parto normal, en vez de aplicar un procedimiento de
cesárea, etcétera.. El médico demandado actuó de forma negligente, faltando a los deberes de
su profesión, lo que se tradujo en los resultados lesivos que sufrió tanto A. como la familia toda.

Señala que durante el desarrollo del embarazo jamás determinó la existencia de un crecimiento
fetal acelerado existiendo todos los medios (exámenes concluyentes) para que un profesional
medianamente diligente tomara las precauciones debidas al momento del parto.

Manifiesta que la existencia del vínculo entre el incumplimiento del facultativo y los daños
ocasionados, es real y provienen del actuar del médico y la matrona, además de de la omisión
de la Clínica y los resultados dañosos son producto de la acción y de la omisión negligente de
los demandados.

En relación a la acción ejercitada en contra de doña M.P.P. afirma que el incumplimiento de su


obligación y el ilícito la fundamenta en los hechos descritos y tiene su base en el texto del
artículo 117 del actual Código Sanitario que establece que “ los servicios profesionales de la
matrona comprenden la atención del embarazo, parto y puerperio normales y la atención del
recién nacido, como asimismo actividades relacionadas con la lactancia materna, la
planificación familiar y la ejecución de acciones derivadas del diagnóstico y tratamiento médico,
y el deber de velar por la mejor administración de los recursos de asistencia para la paciente. En
la asistencia de partos, sólo podrán intervenir mediante maniobras en que se apliquen técnicas
manuales y practicar aquellas curaciones que signifiquen atención inmediata de la parturienta.
Podrán usar y prescribir sólo aquellos medicamentos que el reglamento clasifique como
necesarios para la atención de partos normales.”

Indica que la demandada al actuar conjuntamente con el demandado A.S., también le afecta la
responsabilidad contractual y/o extracontractual o el cúmulo de responsabilidades y conforme lo
dispuesto en el artículo 2317 del Código Civil, si el delito o cuasidelito civil ha sido cometido por
dos o más personas, cada una de ellas es solidariamente responsable de todo perjuicio
procedente del mismo delito o cuasidelito.

Finalmente con respecto a la acción ejercitada en contra de Clínica Alemana dice que conforme
a lo dispuesto en el inciso 1° del artículo 2320 del Código Civil: “ Toda persona es responsable
no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado.”,
principio que emana de los artículos 1437 y 1547 siguientes del Código Civil , así como también,
en relación a la responsabilidad extracontractual de los demandados, entre los cuales se
encuentra la Clínica Alemana, con quienes sus representados el contrato de hospitalización o
asistencia médica, en la creencia que se incorporaban al programa de Nacer Seguro, inducidos
por la publicidad y los folletos y esa fue la primera razón, por la cual decidieron usar los
servicios sanitarios de la Clínica Alemana.

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En la especie, reitera que la institución aludida no cumplió las obligaciones que emanan del
estándar auto impuesto por la Clínica del “Nacer Seguro”, el cual indujo a que la señora. L.
tuviere su bebé en dicha institución. A pesar de ofrecer a quienes se atiendan en ella un
programa que denominan “Nacer Seguro”, lo que no se condice con lo que realmente sucedió
en la práctica.

Afirma que en la Clínica no existe protocolo alguno para el ingreso de una parturienta, a través
del cual debieran establecer en qué condiciones se atiende el parto y con ello los factores de
riesgo existentes para disponer las medidas médicas adecuadas, que constituyen un Nacer
Seguro y no un riesgo de parto. Es más indica que el parto que asistió durante la etapa de pre y
post parto, sí pertenecía a ella y al menos el profesional anestesista que formó parte del equipo
en el parto mismo, también.

Sostiene que la moderna doctrina, aun en casos en que el equipo médico que participó en una
intervención, sea totalmente ajeno al establecimiento hospitalario, se acepta la responsabilidad
por el riesgo de la empresa ya que, cuando se trata de clínicas que son verdaderas empresas de
servicios, de prestaciones médicas y de salud, entregadas en forma organizada y lucrativa,
obteniendo lucro con un riesgo, deben responder de los daños que este cause con
independencia de si hubo o no culpa. Por lo demás, el contratar, una u otra Clínica, está en
directa relación con el prestigio y la solvencia que el paciente o cliente tiene de la misma, los
que la propia institución se encarga de resaltar mediante publicidad escrita, televisada y
diversas campañas promocionales.

Señala que, la Clínica elige al médico para arrendar sus instalaciones, asumiendo la culpa in
eligendo y también la culpa in vigilando, y tiene la alternativa de aceptar o rechazar a dichos
facultativos, vigilando sus actos en su recinto hospitalario.

Asimismo afirma que I. la Clínica Alemana en abierta transgresión al emitir el diagnóstico que
figura en la epicrisis entregada y firmada por el doctor J.U. delS. de Neonatología de la Clínica,
al diagnosticar “paresia braquial izquierda”, en circunstancias, que la lesión causada a A. fue
“parálisis braquial obstétrica”, las que difieren tanto en el tratamiento como en los resultados
futuros y el hecho de disfrazar el diagnóstico les hizo perder a sus representados un tiempo
precioso, ya que la parálisis braquial sólo es operable los primeros meses de vida.

Argumenta que actualmente existe una clara tendencia a buscar la responsabilidad civil
personal del facultativo y la responsabilidad civil de la Clínica u Hospital, lugar en que se causó
el daño, originando una responsabilidad institucional, empresarial o corporativa de tal manera
de obligar a un patrimonio solvente enfrentar el íntegro pago de los daños causados al paciente.
Ella no altera las normas relativas a la responsabilidad extracontractual, pues nada impediría
que mi parte pudiere acoger accionar en un cumulo de responsabilidades civiles, yendo hacia
una paulatina objetivación de la responsabilidad civil.

Expresa que los Tribunales no pueden excusarse de conocer la responsabilidad y fallar a falta
de ley expresa que condene a las Clínicas u hospitales a pagar las indemnizaciones por daños
morales. En este orden de ideas el artículo 24 del Código Civil establece, como principio de
interpretación: que en los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación
precedentes, se interpretarán los pasajes oscuros o contradictorios del modo que más conforme
parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad natural. Es espíritu general de la
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legislación que todo daño debe ser reparado. Cita también la doctrina de la creación del riesgo
que consiste, como se ha expresado que quien crea el riesgo debe reparar el daño.

Agrega que existe otro principio contenido en el texto actual de la ley 19.496, en que se norma la
relación entre proveedores y consumidores, entendiéndose por “consumidor”, el destinatario
final de bienes o servicios y “por proveedor”, las personas naturales o jurídicas que prestan
servicio a los consumidores por las que se cobra un precio o tarifa. Así, sin entrar a debates
sobre la obligación de la Clínica Alemana, de ser o no prestadora de servicios no podemos
menos de apreciar que dicha Clínica dirige al público una oferta por medios escritos, motivando
la contratación de sus servicios en el llamado programa ”Nacer Seguro”, que de seguro nada
tiene. Es decir, reitera que fueron engañados por publicidad engañosa; e inducidos a contratar
los servicios hospitalarios del Plan de Nacer Seguro de la Clínica demandada.

El razonamiento, dice, fue simple, si el Dr. S. atiende partos en dicha Clínica sus representados
estaban seguros de un “Buen Nacer” como lo dice la publicidad, siendo acción de salud que los
niños nazcan normales, esto es, no sean dañados o lesionados al salir del vientre de su madre o
con motivo del parto.

Agrega que la distocia de hombros que condujo a A. a sufrir de parálisis braquial obstétrica por
el resto de su vida no se aviene al principio de equidad y la declaración de los derechos del niño
va en tal sentido, ya que A. jamás podrá desarrollarse en forma saludable, llama la atención que
luego de ser llamado a mediación el médico demandado haya enajenado sus bienes, separado
de bienes.

Continúa señalando con respecto a la responsabilidad de la Clínica Alemana, que existe culpa,
tanto en su organización o por lo menos en la falta de servicio clínico. No se trata de imputar
culpa o falta personal al médico solamente, sino de buscar una culpa en el modo de organizar y
prestar el servicio hospitalario, provocando error en los pacientes que contratan los servicios en
la Clínica, en la creencia que por tener un parto en el interior del local, dicho parto es seguro,
todo por un inadecuado sistema de coordinación y control de la labor desempeñada por su
personal administrativo que no advierten requerir acogerse a un plan determinado, sin que baste
nacer o tener el parto en dicha Clínica y por ello también, es civilmente responsable.

Finalmente y previas citas legales, interpone en la representación que indica demanda en juicio
ordinario de indemnización de perjuicios en contra de A.A.S.N., M.R.P.P. y de la CLINICA
ALEMANA DE SANTIAGO S.A., representada por M.J.M.G. y, en definitiva, condenar a los
demandados a pagar en forma solidaria, por concepto de indemnización de perjuicios
materiales y morales causados a los demandantes, las sumas de $85.574.770.-, por concepto
de daño emergente; $60.000.000.-, por lucro cesante y $550.000.000.-, por concepto de daño
moral, sumas que dan un total demandado de $695.574.770.-.

A fojas 35, 36 y 37 se notifica a los demandados.

A fojas 164, contesta la demanda doña M.R.P.P., solicitando el rechazo de la demanda, con
costas, porque los hechos relatados en el líbelo pretensor escapan a la verdad siendo al parecer
la única intención de los actores el menoscabar y desacreditar a un equipo médico que jamás
incurrió en mala praxis, sino que muy por el contrario, a través de su labor salvó la vida de
A.L.C.M..

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Es categórica en afirmar que los actores confunden los hechos y los ignora. Lo anterior por los
relatos de los hechos de la demanda e ignora en qué consiste el procedimiento médico que
existe en un embarazo hasta su nacimiento, confundiendo exámenes con el procedimiento que
se aplicó.

Efectivamente dice como señala la demanda que A.L.C.M., nació el 25 de Diciembre de 2005 y
es hija del matrimonio entre don J.A.C.R. y doña L.E.M.R.. El matrimonio antes singularizado
tiene como hijos a V. y E., ambos de apellidos C.M..

Señala que también es efectivo, que doña L.E.M.R. fue atendida en sus dos partos anteriores
por el mismo equipo médico que presto la atención en el nacimiento de A.C.M. (supuesta
víctima), por lo que no se puede desconocer por la demandante que el doctor A.S.N. y ella como
matrona conocían la historia clínica de la paciente L.M., es más, se puede afirmar que la
elección de la Clínica Alemana y del programa Nacer Seguro y del equipo médico fue realizado
por doña L.M., en conjunto con su marido don J.C.R., elección que no fue al azar y que se debió
a la calificación profesional distinguida que tienen los profesionales especialistas y que han
demostrado con su actuar al encontrarse con vida hoy la menor A.C.M..

Declara que es ilusorio pensar como lo afirma la parte demandante al señalar en su demanda
que escoger un programa “Nacer Seguro” le dará un cien por ciento de seguridad y que nunca
va a pasar nada, todo ello en el contexto de una operación o intervención quirúrgica como lo es
un parto, porque toda intervención de esta naturaleza contiene siempre un riesgo asociado. El
pensar que contratar un programa que no tenga riesgo alguno en este tipo de prácticas médicas,
es del todo ilusorio, ya que cualquier procedimiento quirúrgico médico, conlleva en esencia un
riesgo para el paciente o para el nonato dependiendo de qué tipo de procedimiento se efectúe; y
no se debe olvidar que en estos procedimientos hay cortes, medicamentos, anestesia, etc., por
lo que por el sólo sentido común nadie puede aseverar que el ingresar a un programa clínico
como el ofrecido por la Clínica liberara en un cien por ciento de riesgo a un paciente.

Reitera que se equivoca el actor al señalar que es la Clínica quien elige al equipo médico para
arrendarles sus instalaciones, ya que en este caso quienes escogen la Clínica o el
establecimiento hospitalario son los futuros padres y el médico sólo sugiere quien será su
equipo médico para asistir en un parto u operación y en qué Clínica se practicará el
procedimiento, siempre que existan los cupos de camas disponibles para un parto programado
(como lo fue en el caso que nos ocupa). No es responsabilidad ni de la Clínica ni del equipo
médico la elección del programa o de la elección del centro hospitalario, como pretende hacerlo
ver la parte demandante, ya que la elección final siempre será y fue de los futuros padres,
quienes contratan los servicios médicos y hospitalarios.

Señala que durante todo el embarazo de doña L.E.M.R., se realizaron todos y cada uno de los
exámenes solicitados por el equipo médico y, además se efectuaron todos los controles
realizados por doña M.P.P., como matrona, quien también asistió al parto de la actora.

Declara que se le quiere, de forma falsa y errónea, imputar responsabilidad o negligencia y,


señalar que el médico y la matrona, no pudieron prever por los exámenes ecográficos la
determinación del percentil, situación que es del todo irrelevante en los hechos sucedidos, ya
que este examen, no tiene relación alguna con una “distocia de hombros” que se produjo en el
parto, es decir, lo que ocurrió no tiene nada que ver con el percentil y nada tiene que ver los
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exámenes ecográficos, ya que estos jamás pueden detectar o determinar si existe o existirá una
distocia de hombros en un parto. Es decir, no tiene la parte demandante la claridad sobre los
hechos ocurridos, ya que el percentil sólo tiene por objeto medir el tamaño aproximado del
próximo a nacer, que puede tener como curva de crecimiento de un nonato a la fecha de su
nacimiento, pero nada tiene que ver con un procedimiento médico de trabajo de parto, como el
que se realizó y que jamás está ausente de riesgos, como lo fue en esta oportunidad, situación
que en la mayoría de los casos, cuando se produce, tiene como el resultado la asfixia de un
nonato, es decir, la gran mayoría de las veces nacen muertos, situación que no se produjo por la
pericia y diligencia del equipo médico al cual pretende imputársele responsabilidad.

Afirma que es falso lo señalado por los actores al denominar a doña L.E.M.R. como un
“primeriza tardía”, ya que dicho término no existe, más aún cuando ella ya había tenido dos
partos que no fueron por cesárea, sino que fueron normales, igual al que es materia de autos. Es
así como dice que este término de “primeriza” sólo puede ser ocupado para aquellas madres
que jamás han tenido hijos y “tardía”, que éste sobre el promedio de edad de los 40 años para
tener un niño por primera vez, situación que no escapa a la realidad de la demandante, puesto
que ella tiene dos hijos anteriores, por lo que erradamente se le puede catalogar de mujer
primeriza a doña L.M. y pasan a su parecer a ser sólo términos que tienen por objeto confundir al
tribunal, términos que ni siquiera son de jerga o lenguaje médico o legal .

Señala que los exámenes que fueron tomados por el equipo médico a doña L.M. corresponden
claramente a los que deben tomarse a una persona que está embarazada y no existe falta de
cuidado en ello, ya que le fueron realizados todos y cada uno de ellos. Afirma que todos los
exámenes eran normales y el hecho de tener un percentil alto no es sinónimo de anormalidad
para un embarazo como pretende hacerlo ver la demandante y que lo relatado en la demanda
en cuanto a las decisiones que debe tomar un equipo médico, en especial, las de la matrona, no
es vinculante al procedimiento a utilizar y qué tipo de parto elija, ya que esto es compartido con
el paciente y se analiza además cuál será el centro hospitalario en atención a las coberturas de
la Isapre a la que esté incorporada la paciente, a los cupos que se tengan en una Clínica por las
camas y partos según programación, todos planes que no son inflexibles y que son del todo
compartidos por la paciente, quien es la persona, junto a su familia, quienes tienen la última
decisión y que sólo orientan el equipo médico.

Agrega que el hecho de efectuar un procedimiento de parto y optar por hacerlo por cesárea o por
vía vaginal, no descarta el riesgo que conlleva una intervención quirúrgica, que en caso alguno
se vincula con el percentil, pues no existe protocolo alguno que señale que un nonato que tenga
un percentil alto debe necesariamente nacer por cesárea. Esto, no es así, y no tiene relación
alguna con el procedimiento de parto, como quiere hacerlo ver el demandante.

Por otra parte, señala que el procedimiento normal es que la matrona tome los controles más
seguidos en los últimos meses, inclusive que acompañe y coordine con la paciente la fecha del
parto, junto con el equipo médico y reserve la Clínica que fue escogida por la paciente. Dicho
trabajo de la matrona es monitorear el embarazo y no es, como lo señala la demandante,
desligar negligentemente el cuidado del médico en dicha profesional. Aclara a la demandante
que en este procedimiento son dos profesionales distintos dentro de un mismo equipo, distintas
áreas profesionales que funcionan y trabajan en un parto. No es como lo señala la parte
demandante, que la paciente no contó con la atención del médico, delegando en forma
descuidada y negligentemente su trabajo en la matrona, este tipo de comentarios sólo es un
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desprestigio en forma gratuita sin base y que claramente tipifica un delito de injuria.

Manifiesta que sin duda ocurrió en el presente caso, una distocia de hombros, esto es, el
intervalo de tiempo entre la salida de la cabeza y el de los hombros mayor a sesenta segundos
que ocurre cuando el hombro anterior, y menos frecuentemente el posterior, se impacta en la
sínfisis del pubis o en el promontorio sacro respectivamente, situación que nada tiene que ver
con los exámenes ecográficos y el percentil, como tampoco se puede determinar unas distocia
de hombros con los exámenes que señala la demandante, ya que éstos exámenes no tienen
relación alguna con la distocia de hombros y menos aún con el tipo de parto a efectuar. Agrega
que en tal caso se requiere maniobras obstétricas adicionales para liberar los hombros lo que
ocurrió en la especie.

A modo de relación expresa que un niño, sea o no macrosómico, puede desarrollar distocia de
hombros en un trabajo de parto normal, es decir, no hay protocolos obligatorios que digan al
existir un nonato macrosómico, se debe efectuar obligatoriamente una cesárea, ya que bastaría
que cualquier niño pesara más de cuatro kilos para que sea obligatoria dicha forma de atender
un parto, y esto no es así puesto que el procedimiento de cesárea también conlleva otros riesgos
asociados y principalmente ellos son para la madre por tratarse de una cirugía mayor.

A mayor abundamiento, señala a modo de ilustración que en la mayoría de los casos de distocia
de hombros en un parto, una vez que se extrae la cabeza, el 47% de los niños fallece a los cinco
minutos, lo que nos lleva a la conclusión que se debe actuar eficientemente en forma asertiva y
cuidadosa, situación que el equipo médico realizó, ya que A. nació viva sin que se produjera
hipoxia.

Declara que la incidencia de distocia de hombros es variable, siendo en USA y Reino Unido de
un 0,6%, pudiendo disminuir cuando se considera el haber efectuado maniobras obstétricas
para la liberación de hombros, y es el caso que la mayoría de los casos que presenta distocia de
hombros, que resultan ser salvados con éxito presentan complicaciones a largo plazo con un
10% de disfunción braquial permanente (parálisis de ERBS) 1/2300 nacidos vivos (Reino
Unido). Además, pide considerar el hecho que no siempre la lesión es atribuida al
procedimiento utilizado por el equipo médico, sino que también contribuye la fuerza de
propulsión materna y más aún, debe determinarse cuál hombro sufrió la lesión, ya que si esta
lesión se produce en el plexo del hombro posterior no se considera una mala maniobra
obstétrica.

Es decir, afirma que la distocia de hombros no puede predecirse, y menos aún como pretende la
parte demandante, que por falta de cuidado o mala interpretación de exámenes se produjo una
mala praxis.

Además, indica que no existe evidencia para recomendar cesárea electiva en sospecha de
macrosomía fetal en pacientes sin diabetes mellitus siendo la estimación poco confiable ya que
en la gran mayoría de los recién nacidos macrosómicos no se experimenta distocia de hombros.
Tanto es así que dice que en USA se necesitaría practicar 2.345 cesáreas, con un costo de
US$4.9 mil, para evitar un daño permanente en el plexo.

Hace presente que todo el equipo médico está altamente especializado en el tema de disfunción
de hombros y gracias a ello pudo salvarse la vida de A. sin que se produjera una hipoxia, es

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decir, se actuó en forma profesional y en un caso límite, en que el bien jurídico protegido es la
vida y el hecho que el médico optara por un procedimiento alternativo que produjera lesión es la
última posibilidad para que viviera A., por lo que no puede ligeramente hablarse de falta de
cuidado o negligencia como lo hace la parte demandante quien sólo alude en forma despectiva
y degnosta en forma ligera la calidad profesional de la demandada y del resto del equipo
médico. El catalogar y asegurar que el equipo no es especialista es un error. Es un equipo
médico antiguo y con gran prestigio en las mejores Clínicas de la salud privada en Chile, y el día
del parto se encontraba el equipo médico y la paciente llega a pabellón con dos horas de trabajo
de parto y con la niña ya encajada para su nacimiento, teniendo la dilatación adecuada para que
este se produjera en forma normal. De hecho la cabeza del nonato entra encajada a la fase uno
del canal vaginal y sale por ese mismo canal en su fase tres, por lo que el problema en el
conducto no puede ser imputable a los médicos y menos a la matrona, ya que la cabeza entró
en sus tres fases por el canal y salió por aquél mismo. Es el momento intermedio o fase dos
donde se produce una distocia de hombros que no es previsible y se aplica un procedimiento
alternativo de fractura de clavícula, con el fin de salvar la vida de la niña, para que los hombros
cedan hacia delante y se puede desencajar saliendo por el conducto vaginal sin hipoxia, es
decir, si la cabeza pasa por el canal sale por el mismo, pero una distocia no es previsible y no se
puede en esa fase hacer cesárea, ya que son segundos para salvar la vida de la niña, es por
eso, que gracias a la labor del equipo médico se opta por un procedimiento de fractura de
clavícula en pabellón y se le salva la vida a A..

Afirma que la lesión que se le provocó a la niña fue para salvar su vida, por lo que no existe
mala praxis por parte del equipo médico y su rehabilitación si es operable en Chile, ya que
existen los procedimientos de microcirugía y otros tratamientos anexos. El hecho de viajar al
extranjero fue otra decisión exclusiva de los padres, que no pueden hacer extensiva al equipo
médico ni imputársele, ya que toda rehabilitación también es otorgada por Clínicas Chilenas
inclusive por la misma Clínica Alemana, y que el nivel de tecnología se encuentra disponible en
Chile, no como quiere o pretende hacerlo ver la demandante.

La parte demandante, en su opinión, sólo hace descripciones de cómo se hace un aseo


quirúrgico y pretende demostrar un sufrimiento que prácticamente no tiene ninguna solución por
facultativos chilenos y en Clínicas chilenas, pero hay que considerar, que ante casos como éste
existen consecuencias inherentes a la maniobra médica que salvó la vida de la niña.

Sin perjuicio de ello estima comprensible que haya sido complicado el tratamiento de A.
después de su nacimiento, si se compara con un nacimiento normal sin complicaciones de
distocia de hombros, pero es innegable que esta presente y viva, sólo gracias a la pericia y
destreza del equipo médico.

Reitera que a la luz de todo lo expuesto lo único que pretende la parte demandante es por la vía
de la demanda lucrar de un hecho que salvó la vida de A., ya que ni siquiera los valores que se
demandan son proporcionales al daño, y jamás se calculó jurídicamente el daño emergente y el
lucro cesante.

Por último, insiste en señalar que la demandada cumplió cabalmente con lo dispuesto en el
artículo 177 del Código Sanitario, es decir, estuvo presente en la atención del embarazo, parto y
puerperio normales y en la atención al recién nacido. Más aún, se comportó en forma cuidadosa
e inclusive más diligente de lo que la norma le exige al tratarse de un embarazo con distocia de
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hombros; tuvo una conducta que no la hace responsable de acuerdo a sus funciones en parto,
ya que no debemos olvidar que es el médico ginecólogo el jefe del equipo médico, siendo la
matrona y demás personas que lo asisten, quienes acatan sus órdenes, que en este caso, para
los hechos y resultados de la niña A. fueron los correctos, al encontrarse hoy con vida.

Expresa que la parte demandante intenta una demanda a efecto de hacer solidariamente
responsables a los demandados pero invocando un cúmulo de responsabilidades, no
señalando ni haciendo presente qué tipo de responsabilidad persigue, si es extracontractual o
contractual, no siendo claro en sus hechos, ni cuáles son las imputaciones en que incurrió como
demandada, ya que para estos efectos no existe responsabilidad alguna, puesto que lo ocurrido
y relatado en esta contestación sólo es un caso fortuito o fuerza mayor de aquellos que no es
posible de resistir y que al producirse una distocia de hombros no es algo que pueda preveerse
ni con mediana ni mínima diligencia de un hombre medio o profesional, todo lo que exime de
responsabilidad civil , así como penal al equipo médico, y con mayor razón a ella en calidad de
demandada, por el puesto o función que cumple en el trabajo de parto.

A fojas 182, la demandada CLINICA ALEMANA DE SANTIAGO S.A., contesta la demanda


aclarando que conforme confiesa el actor y consta de los demás antecedentes, el doctor A.S. y
su equipo médico fueron contratados de forma particular por la familia C.M. para controlar el
último embarazo y parto de la señora L. en el año 2005, al igual que lo habían contratado hacía
10 y 15 años antes con respecto a dicha fecha, para el control y parto de los dos hijos anteriores
del matrimonio demandante, en conclusión, contaba con la confianza indispensable en la
relación médico paciente, en la que jamás tuvo participación la Clínica demandada. Es decir, la
Clínica Alemana de Santiago no eligió a la paciente ni al médico. En el hecho, no obstante dos
partos anteriores, ésta fue la primera vez que acudió esta familia para la realización de un parto
al establecimiento de la demandada, Acudió a la Clínica Alemana porque a partir del año 2000
el facultativo A.S. se acreditó ante la Clínica Alemana de Santiago exhibiendo sus
antecedentes, que lo facultaron para efectuar atenciones de salud en este establecimiento.
Señala que se trata de un médico gineco-obstetra de nacionalidad argentina de casi 40 años de
ejercicio profesional, reconocido y certificado en dicha especialidad por Conacem.

Afirma que el error de la demandante está en señalar que la Clínica Alemana arrendó al doctor
S. las instalaciones ya que el ingreso de la paciente señora L.M. se produjo por la contratación
directa de los servicios de salud y hospitalarios. Sin embargo, ella por su parte había contratado
a su médico, quien había controlado el embarazo, quien estando acreditado ante la Clínica y
contando con la confianza de la paciente, asumió en calidad de tratante su atención, liderando e
integrando el equipo profesional, que en carácter de privado ejecutó los actos médicos a que se
obligó y la Clínica en cumplimiento de su obligación contractual prestó las instalaciones y el
apoyo de su personal y material necesarios para el cumplimiento del objetivo clínico o
terapéutico propuesto, bajo la dirección y responsabilidad exclusiva y excluyente del tratante.

Manifiesta que resulta claro que la elección del profesional encargado de atender el embarazo y
parto, correspondió a los actores, de modo de resultar imposible atribuir a la Clínica Alemana un
incumplimiento a obligaciones de “in eligendo”, y menos de control o de “in vigilando” de sus
actuaciones profesionales, salvo que su gestión se hubiere alejado evidente y groseramente de
la buena praxis.

Indica que con fecha 25 de Diciembre de 2005 la señora L.M. ingresó- por primera vez- estando
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en trabajo de parto al establecimiento de Clínica Alemana de Santiago, asumiendo según


convención el tratante doctor A.S.N.. no interviniendo la demandada, ni ninguno de sus
profesionales tomando participación en dicha calidad, en el control del embarazo ni tampoco en
el posterior parto.

Respecto del parto agrega que la decisión de efectuarlo por vía vaginal y no cesárea, es de
orden técnico que corresponde exclusivamente al tratante, de modo que no está en condiciones
de profundizar al respecto, siendo de su cargo exponer lo que convenga a sus intereses. Sin
embargo, en términos generales, destaca que no existe norma técnica alguna que indique que
todo feto macrosómico de más de 4.000 gramos debe nacer por cesárea, más aún cuando de
acuerdo a los antecedentes conocidos el feto se encajó en posición adecuada, y tal es así que
la cabeza pasó el canal vaginal, produciéndose tan sólo la retención del hombro, que debió
resolverse mediante la fractura de la clavícula de la recién nacida, procedimiento reconocido y
descrito para resolver esta situación.

Afirma que desgraciadamente durante este procedimiento se habría provocado una paresia
braquial izquierda, conforme lo señala el informe de epicrisis elaborado por el neonatólogo J.U.
confirmándose posteriormente parálisis de ese brazo. El demandante reprocha esta situación ya
que según él la Clínica habría tratado de ocultar la verdad acerca de lo que había sucedido, esto
es una parálisis braquial obstétrica pero según la Real Academia de la lengua se define paresia
precisamente como “la parálisis leve que consiste en la debilidad de las contracciones
musculares.”. Entonces, la expresión “paresia” dice relación con una denominación genérica y
alude a un grado de parálisis, tratándose de una conclusión inicial del informante al alta
respecto de una recién nacida con sólo cuatro días de vida y que se encontraba inmovilizada en
el costado izquierdo a la espera de la consolidación de la fractura clavicular. Señala que existía,
la posibilidad de una recuperación aunque el informe de neurología mencionaba parálisis
braquial izquierda, en denominación equivalente, según constaba en ficha clínica, que
obviamente se encontraba a disposición de los actores, lo que desvirtúa la imputación de
ocultamiento.

A mayor abundamiento cita que la literatura médica consigna que en casos de lesiones
derivadas de elongación del plexo braquial en neonatos, no es posible efectuar un diagnóstico
definitivo sino hasta tres semanas desde el parto, y es más, se ha descrito que del total de ellos,
entre el 80 y 90% de ellos recupera la motricidad.

En términos generales, es posible concluye que se trató de lo que en medicina se denomina una
“complicación”, a la cual se encuentra expuesto todo tratamiento quirúrgico o terapéutico.

En cuanto al programa Nacer Seguro, precisa que yerra la parte demandante al manifestar que
le otorgaba prerrogativas adicionales durante el parto, lo que no es efectivo. Los beneficios de
este programa consisten, en general, en el otorgamiento de ciertos beneficios a partir del
nacimiento en la Clínica Alemana, los que se extienden durante el primer y segundo año de
vida, consistentes en seguro de accidentes gratis, descuentos de 10% al 20% respecto de
ciertas atenciones, y tener a disposición del neonato diversos servicios y prestaciones de salud,
como consta en los folletos sobre la materia. Agrega que respecto de la atención profesional y
servicios prestados a A.C. en neonatología no hubo reproche alguno.

En relación a la cirugía reparatoria efectuada a A., entiende que se realizó precozmente, sin que
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hubiere habido tardanza en la reacción por parte de lo padres.

Además, controvertiendo los hechos relatados en la demanda y tomando como base también
ellos, opone las siguientes excepciones: 1.- La improcedencia de la demanda, planteando
cúmulo u opción de responsabilidades: Efectivamente, el demandante respecto de Clínica
Alemana, demandó responsabilidad contractual, conjuntamente con la responsabilidad
extracontractual y finalmente responsabilidad objetiva, fundada en la teoría del riesgo creado,
configurándose en este caso un cúmulo de responsabilidades, lo que doctrinariamente ha sido
rechazado ya que no puede asirse a un contrato y luego prescindir de este; 2.- En subsidio de la
anterior alega la inexistencia de responsabilidad por excepción de conducta ajustada a lex artis.,
y reconociendo el actor la existencia de un contrato previo, estima que no es posible la
persecución de responsabilidad, puesto que no existe norma técnica que imponga al facultativo
la obligación de efectuar cesárea tratándose de fetos macrosómicos, y reconociendo la
literatura, con fundamento estadístico, que estos casos tiene solución mediante parto vaginal y
por cesárea, indistintamente e incluso opiniones contrarias a esta última alternativa por el riesgo
de hemorragia materna post parto, queda en claro que corresponde al médico caso a caso
definir la alternativa más adecuada. Se ha enfrentado un caso en que prevalece la autonomía
técnico profesional del médico tratante, quien además contrajo una obligación de medio. Señala
que por el hecho de haber adoptado el facultativo una decisión técnica que le es privativa,
ajustándose a lex artis, no es posible atribuir responsabilidades, y menos aún pretender hacerla
extensiva al centro hospitalario que no tuvo ninguna ingerencia en el tratamiento, atención y
procedimiento aplicado por el tratante, persona de la única y exclusiva elección de los actores;
3.- En subsidio de las anteriores, alega que concurrió un caso fortuito o fuerza mayor en los
términos del artículo 44 del Código Civil, constituido por lo que se denomina “complicación
médica” durante el procedimiento de parto vaginal que concluyó con el resultado producido, ya
que en el ejercicio de la medicina, al igual que en casi todas las actividades, no obstante todas
las medidas de control y prevenciones que se adopten, pueden sobrevenir hechos futuros e
inciertos que provocan efectos no deseados e incluso dañosos, sin que por ello sea posible
perseguir responsabilidades; 4.- En subsidio de las anteriores, alega inexistencia de
responsabilidad por tratarse de paciente privado, no siendo posible atribuir responsabilidad a la
Clínica demandada, por cuanto en la especie se trató de paciente privado del doctor A.S.N.,
quien asumió – por convención- directamente la calidad de tratante y, por ende, la
responsabilidad de la atención profesional; 5.- En subsidio, opone la excepción de
improcedencia de obligación solidaria ya que habiendo invocado la demandante la existencia
de contrato con su tratante e igualmente con la Clínica, no procede reclamo de responsabilidad
solidaria. Así las cosas, tratándose de una modalidad de los actos jurídicos, la solidaridad
requiere convención expresa, testamente o texto legal que la haga procedente; 6.- En subsidio,
alega la improcedencia de la demanda por no concurrencia de requisitos de responsabilidad
contractual y extracontractual; 7.- En subsidio, señala la improcedencia de la demanda por
carencia de petición concreta o falta de fundamento o causa de pedir y que la petitoria no refiere
el título o clase de responsabilidad invocada. Aislada y únicamente solicita el pago solidario de
indemnizaciones, lo cual resulta incompatible con la responsabilidad contractual invocada e
incluso del riesgo creado. De lo anterior, se concluye la existencia de una deficiencia que hace
ininteligible la demanda, pues la petición conduce a conclusiones diversas, pues por un lado
comenta todo el cuerpo del escrito en la existencia de contratos, y en la petitoria podría
entenderse que sólo demanda responsabilidad extracontractual, y con ello porque pide pago
solidario, modalidad sólo admisible en este ámbito de responsabilidad. Estas incoherencias y
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deficiencias, consistentes en la falta de precisión y claridad en la parte conclusiva del líbelo


conducen necesariamente al rechazo de la demanda; 8.- Por último, y en subsidio de todas las
anteriores, y en relación a los abultados montos de perjuicios demandados, rechaza dicha
pretensión a falta de prueba la existencia, naturaleza, especie y monto de los pretendidos
perjuicios invocados, como asimismo, los recargos de reajustes, intereses y costas, que resultan
de igual modo inmerecidos

Finalmente solicita el rechazo de la demanda, con costas, en virtud de todas las alegaciones
expuestas, una en subsidio de la otra.

A fojas 192, contesta la demanda don A.S.N., quien pide el rechazo de la demanda, con costas,
ya que desde aproximadamente el año 1989, ha sido el profesional médico gineco-obstetra que
ha controlado habitualmente a la demandante L.M., tanto en sus propias patologías, como en los
controles de sus embarazos y evoluciones, atendiéndola de forma habitual en su consulta
particular.

En efecto, afirma que le correspondió controlar y resolver el parto de sus hijos V. y E.; el primero
hacia el año 1990 y el segundo hacia el año 1994, los que evolucionaron de forma normal,
resolviéndose por vía vaginal, obteniendo dos recién nacidos de 3.380 y 3.689 gramos,
respectivamente.

Manifiesta que, desde el segundo parto, la demandante continuó con sus controles habituales
en su consulta entre los años 1994 y 2005, no evidenciando ninguna patología especial. Si bien,
en el mes de marzo del año 2005, confirmó un nuevo embarazo, lo que lógicamente dada la
buena relación médico-paciente, es que libre y voluntariamente tomó la decisión que fuese él el
facultativo que controlase y resolviese en su oportunidad su actual embarazo.

El demandado declara que le dio la opción respecto de las Clínicas en las cuales ella podía
resolver su embarazo, consintiendo la paciente, libre y voluntariamente en llevarlo a cabo en
dependencias de la Clínica Alemana, y durante el período de embarazo controló habitualmente
a la paciente, concurriendo al menos en ocho oportunidades a su consulta particular,
realizándole tres ecografías con fecha 30 de mayo de 2005, a las 10 semanas de embarazo; el
27 de julio de 2005 a las 19 semanas y tres días; y el 6 de septiembre de 2005 a las 26
semanas. Es en esta ultima ecografía, en la cual se evidencia un percentil 90 de la curva de
desarrollo, por lo que se le informó a la paciente que el feto iba a ser de mayor peso que los
anteriores.

Aclara que posteriormente siguió controlando a la paciente realizándole cerca de las treinta y
dos semanas en su consulta particular, un examen de ecotomografía, el cual arrojo una
estimación de peso fetal de 2.300 gramos +- 250 gramos. No obstante ello, le solicitó a la
paciente que se realizase una ecografía en dependencias de la Clínica Alemana, para confirmar
la estimación de peso fetal y constatar la indemnidad del feto.

Asimismo, precisa que el último mes de embarazo, en búsqueda de evitar la aparición de


imprevistos hipóxicos, esto es, que pusieren en riesgo la vitalidad del feto, solicitó a la
demandante que debía controlarse en forma semanal en su consulta particular y bajo su estricta
supervisión. Así las cosas, el día 12 de Diciembre de 2005, cursando la paciente 38 semanas y
encontrándose en buenas condiciones, tanto ella como el feto, se le insistió nuevamente en la

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realización de una ecografía en la Clínica Alemana, siendo éste el último control efectuado en la
consulta particular. Es así como el 25 de Diciembre de 2005, el Dr. S. fue informado cerca de la
03:00 de la madrugada del ingreso de la señora M. a dependencias de la Clínica Alemana, toda
vez que había empezado con síntomas de trabajo de parto, por lo que inmediatamente concurrió
a dicho establecimiento.

Señala que la paciente fue evaluada constatándose la presencia de una dilatación cervical de 2-
3 centímetros, cuello borrado al 100%, membranas rotas, líquido amniótico claro, ausencia de
alteraciones en los latidos cardiofetales y cefálica del feto apoyada en primer plano.

Indica que una vez ingresada la paciente a preparto, la progresión de la dilatación cervical fue
aún más evidente, con una clara velocidad de descenso del feto que demostraba una rápida
progresión, ya que en menos de dos horas al ingreso y sin que el parto hubiere sido inducido
con medicamentos, se dio comienzo al expulsivo del feto, realizándose una episiotomía,
evidenciándose en ese momento una retención de hombros fetal, esto es, una demora de más
de un minuto entre la salida del polo cefálico fetal y el hombro.

Ante tal situación que expresa es un hecho fortuito y no deseado, que constituye un accidente
obstétrico y complicación en la resolución de cualquier parto, procedió a realizar maniobras
tendientes a lograr la viabilidad del feto, dentro de las que se encuentran: la hiperflexión de
miembros inferiores (maniobra de M.R., tracción rotatoria de hombros, compresión suprapúbica y
fractura de clavícula tendiente a disminuir el diámetro de los hombros, todas ellas avaladas por
la medicina de la especialidad para resolver el caso presentado, las que lograron continuar con
el expulsivo del feto y siendo cerca de las 05:30 horas de la madrugada se obtiene un recién
nacido de sexo femenino, en buenas condiciones, con un Apgar 9-10, esto es, dentro de los
máximos esperables y con un peso de 4.560 gramos.

Posterior a la resolución del parto, afirma que se entregó el recién nacido al neonatólogo, para
proceder a las primeras atenciones, procediendo él a controlar a la paciente hasta que fue dada
de alta de la Clínica en buenas condiciones.

Estima de vital importancia las precisiones efectuadas en relación a los hechos, pues desde ya
importa destacar algunas ideas centrales, que servirán de base a la objeción jurídica que se
plantea respecto de la demanda y que la hacen improcedente respecto de su defensa., esto es,
que, la demandante optó, decidió y consintió informadamente a la realización de un
procedimiento de resolución del parto con su intervención como gineco-obstetra; acto expreso y
manifiesto de voluntad libre que implicó en tal contexto el consentimiento a la realización del
procedimiento, aceptando con ello no sólo los beneficios, sino también los riesgos y
complicaciones posibles de ocurrir,

Así también, afirma que la paciente, por su parte consintió libre y voluntariamente en resolver su
parto en dependencias de Clínica Alemana, lugar donde se realizaron todas las prestaciones y
atenciones de forma oportuna y siempre de manera totalmente informada. Tal y como
demostrará en su oportunidad procesal, en los controles de embarazo no existía indicación
médica de resolver el parto por cesárea, siendo absolutamente falso e incorrecto que la paciente
presentase una desproporción céfalo-pélvica que impidiese resolver el parto por vía vaginal. De
igual forma demostrará que los exámenes previos realizados a la paciente con anterioridad al
parto informaban que probablemente el feto tendría un tamaño mayor que los anteriores, no
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constituyendo ese hecho por sí solo una indicación de cesárea, siendo absolutamente
improcedente tanto en los hechos como en la literatura de la especialidad la afirmación
planteada en la demanda y la circunstancia de ocurrir en el expulsivo del feto una retención de
hombros, es un accidente obstétrico imprevisible –hecho imponderable descrito como fuerza
mayor o caso fortuito- que de ninguna manera puede ser imputable a su persona.

Sin perjuicio de lo anteriormente señalado, ofrece acreditar en la etapa procesal


correspondiente que su actuación profesional respecto de la paciente fue en todo momento
conforme a lo que la Lex Artis de la ciencia médica dispone, sin incurrir en un denominado
“incumplimiento del facultativo” y “acción u omisión negligente”, tal y como señala su contraria.

Finalmente, expresa que los demandantes reclaman haber sufrido una serie de perjuicios cuyo
origen es la parálisis braquial obstétrica de A., los que no son de modo alguno atribuibles a su
actuar porque tanto el diagnóstico, controles previos, indicación de resolver el parto
procedimientos y manejo de la complicación, fueron efectuados de manera correcta y adecuada.

Agrega en cuanto al derecho que es inadmisible la demanda en la forma, en cuanto al régimen


de responsabilidad en el cual se demanda, ya que la demandante ha incurrido en graves errores
al no precisar concretamente el ámbito de responsabilidad que le atañe. Señala en este orden
de ideas que la relación de las partes es contractual y como tal, el tribunal carece de facultades
jurisdiccionales en la presente materia debatida y tampoco corresponde el cúmulo de
responsabilidades que pretende la parte demandante.

Asimismo, solicita el rechazo de la demanda, porque no existe solidaridad posible en una


relación de índole contractual; hay ausencia de culpa, de lesión o daño y de nexo de causalidad
y que a mayor abundamiento, rechaza la procedencia de reparación pecuniaria alguna.

A fojas 207, la demandante evacúa la réplica respecto de la demandada M.R.P.P. indicando que
le resulta notable que la demandada trate de invertir los papeles para convertirse en una víctima
de una demanda infundada y que solamente busca su menoscabo y descrédito, todo lo cual no
es efectivo ya que las víctimas son los demandantes, y en cuanto a los hechos descritos por la
demandada, se equivoca al señalar que fue un parto programado lo que no fue así.

Reitera lo argumentado en la demanda, y más aún, señala que hay contradicciones de la


demandada con el doctor S. las mismas que llevan a la situación que ocasiona el perjuicio. A su
parecer fueron negligentes, no estudiaron bien el embarazo y ello llevó a tomar decisiones
incorrectas, atendido el estado de la paciente, de la criatura en estado de nacer y de la
evolución de la ciencia médica.

A fojas 213, la demandante evacúa la réplica respecto del demandado A.S.N., indicando que
éste confiesa a través de su contestación ser el autor de los daños a A. y todos y cada uno de
los hechos señalados en la demanda.

Así también niega valor alguno a las excepciones opuestas ya que el petitorio de su
contestación no contiene mención alguna respecto de dichas defensas por que deben ser
rechazadas, con costas.

A fojas 233, la demandante evacúa la réplica respecto de la Clínica Alemana de Santiago S.A.
reiterando lo ya referido en la demanda y pide el rechazo de las excepciones que opone por
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carecer de fundamento. Primero señala que respecto del cúmulo de responsabilidades, no es


tal, ya que sus representados optaron por la vía de la responsabilidad extracontractual; En
segundo lugar, respecto de la supuesta inexistencia de responsabilidad y, en subsidio, por
conducta ajustada a la lex artis reitera lo ya expresado en orden a que los demandados actuaron
con negligencia alejándose de la buena praxis; En tercer lugar, en relación a la supuesta
existencia del caso fortuito afirma categóricamente que faltan elementos del caso fortuito como
la imprevisibilidad y ser irresistible. En cuarto y quinto término, tanto respecto del tratamiento de
paciente privado como de la supuesta improcedencia de la solidaridad, precisa una vez más,
reiterando lo señalado en la demanda, no son efectivos. En sexto lugar, respecto de la carencia
de peticiones concretas, agrega que no hay dudas respecto de lo pedido y la causa de pedir, y
en la sede que debe responder, esto es por responsabilidad extracontractual; Por último,
respecto de los perjuicios reclamados, reitera lo precedentemente señalado, en orden a que los
montos y naturaleza de los perjuicios reclamados serán probados en la eta correspondiente.

A fojas 254 y 256, se evacúa la dúplica por parte de don A.S.N. y Clínica Alemana de Santiago
S.A., reiterando lo ya señalado en la contestación de la demanda, respectivamente, teniéndose
por evacuada en rebeldía de la parte demandada M.R.P.P..

A fojas 267, se lleva a efecto la audiencia de conciliación la cual no se produce.

A fojas 271 a 273, se recibe la causa a prueba, el cual es modificado quedando redactado como
figura a fojas 547 a 549 inclusive.

A fojas 1139, estando la causa en estado, se cita a las partes a oír sentencia.

CONSIDERANDO

P R I M E R O. Que a fin de acreditar sus pretensiones los demandantes rindieron la siguiente


prueba: A) D., la que fue acompañada en forma legal : 1) Certificado de matrimonio de los
padres de la menor L.E.M.R.; 2) Certificados de nacimiento de A., V. y E. todos de apellidos
C.M.; 3) Dos ecotomografías: un informe del dóctor A.H. de fecha 6 de Septiembre de 2005; un
informe del dóctor S. de fecha 26 de Octubre de 2005; 4) Gráfico de curva de crecimiento
intrauterino recomendada en Chile; 5) Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología, volumen
LXX año 2005, N°4, página 218, en específico artículo sobre morbilidad fetal asociado al parto;
6) Certificado de epicrisis Servicio de Neonatología de Clínica Alemana; 7) Informe de la doctora
M.A.B. de fecha 7 de Marzo de 2006; 8) Certificado del doctor M.M. de 27 de Marzo de 2006 que
sugiere microcirugía; 9 ) Examen de electromiografía de la doctora A.R. de la Clínica Jouvenet,
París Francia; 10) Certificado de la Clínica en Paris, Francia de fecha Mayo de 2006 y
traducción del documento procedimiento post operatorio del doctor G.; 11.- Formulario de
solicitud de mediación de A.C.M.; 12.- Escritura de separación total de bienes de A.S.N. de
fecha 5 de Octubre de 2004; 13.- Copia de la carta respuesta enviada por el señor S.N. a jefa de
la Unidad de Mediación de la Superintendencia de Salud, de fecha 16 de Noviembre de 2006;
14.- Copia de certificado emitido por la Superintendencia de Salud en la cual consta el fracaso
de la mediación respecto del señor A.S.N. de fecha 4 de Diciembre de 2006; 15) Copia de
certificado emitido por la Superintendencia de Salud de fecha 4 de Diciembre de 2006, en la
cual consta el fracaso de la mediación respecto de la señora M.P.P.; 16) Copia de certificado
emitido por la Superintendencia de Salud, de fecha 4 de Diciembre de 2006, en la cual consta el
fracaso de la mediación respecto de la Clínica Alemana de Santiago S.A..; 17) Copias simples
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de boletas N°000035 de fecha 31 de Diciembre de 2001 por $140.000.-; N°000036 de fecha 30


de Marzo de 2002 por $279.300; N°000037 de fecha 30 de Abril de 2002 por $261.000.-;
N°000038 de fecha 30 de Mayo de 2002 por la suma de $264.600.-; N°000039 de fecha 30 de
Junio de 2002 por la suma de $264.600.-; N°000040 de fecha 30 de Julio por la suma de
$264.600.-; N°000041 de fecha 30 de Agosto de 2002 por la suma de $264.400.-; N°000042 de
fecha 30 de Septiembre de 2002 por la suma de $264.600.-;N°000043 de fecha 30 de Octubre
de 2002 por la suma de $264.600.-; N°000044 de fecha 30 de Noviembre de 2002 por la suma
de $173.954.-; N° 000045 de fecha 30 de Diciembre de 2002 por la suma de $264.600.- y
N°000046 de fecha 29 de Abril de 2004 por la suma de $233.333.-, por concepto de honorarios
emitidas por doña L.M.R.; 18) Copia simple de certificado de título emitido por la Universidad
Metropolitana de Ciencias de la Educación y copia simple de certificado de post-título emitido
por la misma Universidad, que acredita que doña L.M.R. es profesora de Francés y Profesora de
Inglés en Educación Básica, respectivamente; 19) Copia simple de pasajes aéreos a Francia y a
Brasil, los que se usaron para llevar a A. a operar con el D.A.G.; 20) Copia simple del informe de
electromiografía elaborado por la doctora A.R. de Mayo de 2006; 21) Copia simple de informe
operatorio del Instituto de la Mano (Institut de la Main), emitido por el Dr. A.G., traducido por el
consulado de Francia en Chile; 22) Documentos de la Clínica Jouvonet, París Francia, que dan
cuenta de a estadía de A.C.M. y de los cobros de los mismos; 23) Copia de ficha emanada de la
Clínica Alemana de Santiago S.A. ( Nacer Seguro) correspondiente a A.C.M., con indicación de
fecha de nacimiento y de alta, sin indicar razones de la alta, diagnóstico ni indicación especial
alguna; 24) Informes médicos de la doctora M.A.B. y de la doctora C.I.B., fisiatras del Instituto de
Rehabilitación Infantil Teletón; 25) Copia de comprobantes de ingreso al Instituto de
Rehabilitación Infantil Teletón, que en cada caso comprenden y se componen de 10 sesiones
cada uno de ellos; 26) Comprobantes de pago del Club Providencia por sesiones de natación
para A.C.M. y su ficha de ingreso; 27) Copia del artículo titulado “Bebés con brazos de trapo”,
obtenida del portal de internet de España www. http: /www. Adayo-pbo.es/ADAYO_PBO/news-
files/PentHouse.pdf, Asociación de Ayuda y Orientación Parálisis Braquial Obstetricia
(www.abyo-pbo.es). 28) Fotocopia de artículo emanado de la Clínica Alemana de Santiago
denominado “Por qué es recomendable un parto vaginal”, indicando cuándo se hace necesario
una cesárea, que fue publicado en folleto Alemana Noticias N°237 del mes de Octubre de 2009;
29) P.E. que da cuenta de alguno de los gastos ocasionados por la parálisis braquial obstétrica
sufrida por A.C.M.. Junto a copia de comprobantes de pago e ingreso; 30) Resolución Exenta
N°876 de 2006, que regula Examen de Medicina Preventiva, relativo al control del embarazo
para diagnosticar la diabetes gestacional; 31) Copia de artículo publicado por el Dr. J.L.L. del
Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Clínica Las Condes, publicado en la revista
Vivir Más de Agosto de 2009 de la misma Clínica; 32) Informe de matrona- enfermera M.P.G.G.
en relación al embarazo de doña L.M.. B) Confesional: a fojas 573 solicita la absolución de
posiciones del médico A.S.N. la cual se lleva a efecto a fojas 1075 a 1086; C) Testimonial: a
fojas 733, 749, 753 y 763 previamente juramentados y no tachados prestan declaración los
testigos R.P.M., M.A.B.R., C.I.B. y R.V.V. respectivamente, al tenor de los puntos de prueba. D)
Exhibición de documentos: a fojas 957 la Clínica Alemana de Santiago S.A, exhibe a solicitud
de la demandante los siguientes documentos: 1.- original de ficha de historia clínica perinatal y
demás antecedentes relativos a la paciente L.E.M.R.; 2.- Epicrisis y demás antecedentes de
ficha clínica íntegra de la recién nacida A.C.M., adjuntándose la totalidad de los antecedentes
clínicos, ingresos, historial y atenciones de enfermerías que le fueron practicados con motivo de
los hechos descritos en autos; 3.- Legajo que contiene conjunto de exámenes practicados a la
paciente A.L.C.M.; 4.- Informe suscrito por F.B., matrona jefe de 30 de Agosto de 2010, en que
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informa auditoría médica, la composición del equipo privado que atendió a doña L.M.,
agregándose la individualización de las matronas que la atendieron entre el 25 y 28 de
Diciembre de 2005 en la habitación 406 y la individualización de las auxiliares de enfermería
que también le prestaron atención; 5.- Informe suscrito por la enfermera Jefe de Unidad RN
Sano de Clínica Alemana doña C.Z.R. de fecha 27 de Agosto de 2010, dirigido a auditoría
médica en el que respecto de la recién nacida, individualizó a los médicos, enfermeras,
auxiliares de enfermería, tecnólogos médicos y kinesiólogo que atendieron a la menor; 6.-
Certificado extendido por E.V., Sub gerente de personal en el que se contiene la
individualización de profesionales y auxiliares de enfermería referidos anteriormente, que tiene
contrato vigente con Clínica Alemana de S.S.A., en las fechas que en cada caso se indican;
agregando que actualmente se encuentran desvinculados y sin contrato, las personas que
también se detallan y finalmente agrega que no tiene contrato de trabajo V.A.B.K. y C.B.B.;
fechado al 30 de agosto de 2010; 7.- Certificado de doña E.V., del 30 de agosto de 2010, en el
que da a conocer que mantienen contrato vigente con Clínica Alemanda de Santiago S.a. las
personas que en el se individualiza; agrega que se encuentran desvinculadas y sin contrato
vigente las personas que indica y finalmente certifica que no poseen contrato de trabajo con ésta
Clínica doña M.P., don A.A.S.N. y don P.A.S.F.; 8.- certificado extendido por el doctor don M.
cerda S., Jefe Unidad Profesiones Médicas de Clínica Alemanda, fechado en Septiembre de
éste año, en el que da cuenta que el doctor A.S.N., figura en los archivos de ésta Clínica como
médico gineco-obstetra e inviste la calidad de médico relacionado, en el que se explica la
extensión de ésta vinculación; 9.- Certificado emitido por el doctor M.C., en que en ejercicio de la
misma jefatura certifica que el doctor J.U.M., está registrado en Clínica Alemana en la
especialidad de neonatología, vinculado con ésta clínica como médico staff, con contrato de
arrendamiento de consulta desde el 1 de junio de 2005; explicándose en el la extensión de las
facultades de esta vinculación; 10) Certificado del doctor M. cerda que da a conocer que doctor
P.A.S.F., figura como médico anestesiólogo, en calidad de médico relacionado con Clínica
Alemana, condición que se explica en dicho certificado. E) Informe Pericial: a fojas 1111 y 1129
se agregan informes periciales de los médicos cirujanos R.B.M. y A.V.M., especialistas en
ginecología-obstetricia y traumatología respectivamente; F) Otras pruebas: a fojas 1069 se
agrega oficio respuesta del Instituto de Rehabilitación Infantil Teletón.

S E G U N D O. Que con el fin de probar sus alegaciones y defensas la parte demandada del
doctor A.S. rindió la siguiente prueba: a) Prueba documental: 1) Fotocopia de presentación
denominada “distocia de hombros. Estrategia de entrenamiento y evaluación del impacto.”
Efectuada por los doctores E.V., M.B. y S.M.; 2) Fotocopia autorizada de artículo publicado en la
Revista Médica del Area Académica de Clínica Las Condes, volumen 14, número 2,
denominado “Macrosomía Fetal: ¿riesgo perinatal?, escrito por el doctor J.L.M. y del Dr. J.P.; 3)
Fotocopia autorizada de artículo denominado “ Distocia de Hombro”, efectuada por los doctores
R.F. y J.M.; 4) Fotocopia autorizada de artículo denominado “ Distocia de Hombros”, elaborado
por doctor JJ. L.S.; 5) C.V. delD.A.S.N.; 6) Fotocopia autorizada del Título entregado por la
Universidad de la República Oriental del Uruguay al Dr. S.N., en virtud del cual se valida el título
de Médico Cirujano, expedido por la Universidad Nacional de Córdoba de Argentina el día 9 de
Agosto del año 1968, otorgándole el valor jurídico de Doctor en Medicina dentro de la República
Oriental del Uruguay, con fecha 6 de Diciembre de 1971; 7) Fotocopia autorizada de certificado
emitido por la Escuela de Graduados, departamento de becas de la Universidad de Chile , en
virtud del cual se certifica que el médico demandado realizó una estada de perfeccionamiento y
capacitación en la especialidad de obstetricia y ginecología en el Hospital Salvador y en el
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Hospital Félix Bulnes entre el 15 de Octubre de 1968 y el 31 de Julio de 1971; 8) Fotocopia


autorizada de Diploma emitido por la Sociedad Chilena de Citología en virtud del cual se le
confiere al D.A.S., la calidad de socio titular, con fecha 21 de Noviembre de 1976; 9) Fotocopia
autorizada de Diploma emitido por la Sociedad Latinoamericana de Citología en virtud del cual
se le confiere al D.A.S.N., la calidad de miembro titular, con fecha 18 de Junio de 1977; 10)
Fotocopia autorizada de Diploma, entregado por la Pontificia Universidad Católica de Chile y
por la Universidad de Chile, en virtud del cual se certifica la participación del D.A.S.N. en el
programa de Autoevaluación y actualización científica “ Deficiencia de Estrógeno y la
Menopausia” realizado en Santiago de Chile, el día 22 de Septiembre del año 1998; 11)
Fotocopia autorizada de Diploma en virtud del cual se certifica la participación del D.A.S.N. , del
Congreso Chileno de Obstetricia y Ginecología , asistiendo al curso sobre “ Avances en
obstetricia y Ginecología”, efectuado entre los días 28 de Noviembre y 2 de Diciembre del año
1977; 12) Fotocopia autorizada de Certificado de Especialidad emitido por la Corporación
Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas – Conacem, de fecha 31 de
Octubre de 1985, el cual da cuenta que el Dr. A.S.N. es especialista de Obstetricia y
Ginecología; 13) Informe médico pericial emitido por la Asociación de Especialistas en
Ginecología y Obstetricia Región Metropolitana, de fecha 7 de Diciembre del año 2007, sobre la
paciente señora L.M.R., el cual fue realizado por los médicos especialistas en Ginecología y
Obstetricia, Dr. A.A.V. y Dr. C.R.R.; 14) Informe Médico efectuado por el Dr. I.C.G., J. del
Departamento y Profesor de Ginecología y Obstetricia de la Universidad de Chile; 15 ) Copia
simple de ficha clínica de la consulta particular que da cuenta de las atenciones médicas
prestadas por el Dr. A.S.N. a la señora L.M.R., durante los años 1989 y 2005; b) Testimonial: a
fojas 758, 765, 811 y 813, previamente juramentados y no tachados prestan declaración los
testigos I.V.C.G., C.R.R., C.B.B. y A.H.C., respectivamente, al tenor de los puntos de prueba; c)
Pericial: a fojas 1111 se agrega informe pericial del médico cirujano R.B.M., especialista en
ginecología-obstetricia.

T E R C E R O. Que, habiéndose apersonado al juicio doña M.R.P.P., matrona que intervino en


el proceso de embarazo y parto de la menor A.C.M., no rindió probanza alguna en orden a
acreditar las alegaciones y /o defensas que formula en su líbelo de descargos de fojas 164 y
siguientes (T.1), por lo que tratándose en la especie de hechos y circunstancias que no le son
ajenas por su participación en conjunto con sus codemandados, deberá estarse a lo que se
decida en relación con la responsabilidad extracontractual solidaria que se le atribuye, atendida
la carencia de prueba que deba ponderarse a su respecto.

C U A R T O. Que por último la demandada Clínica Alemana de Santiago S.A. requirió el envío
de oficios a la Asociación de Especialistas en Ginecología y Obstetricia, al Director del
Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico de la Universidad Católica de
Chile, a las direcciones médicas de las Clínicas Santa María, I. y Tabancura y a la Corporación
Nacional Autónoma de certificación de especialidades médicas, cuyas respuestas se agregan a
fojas 990, 962, 975, 987 , 1057 y 963, respectivamente todos los cuales se refieren a la
trayectoria profesional del médico ginecólogo obstetra don Arturo Soldati Notari

Q U I N T O. Que para los efectos de la decisión, cabe precisar en primer término, que la acción
indemnizatoria se dirige en contra del médico tratante don A.S.N., contra la matrona interviniente
en el proceso de embarazo y parto de la menor A.C. doña M.R.P.P. y contra la Clínica Alemana
de Santiago S.A. establecimiento que ofrece los servicios profesionales de sus codemandados,
persiguiendo su responsabilidad solidaria extracontractual, y en segundo término, que son
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persiguiendo su responsabilidad solidaria extracontractual, y en segundo término, que son


hechos de la causa, por no haberse controvertido por las partes en los escritos de la discusión,
que en el mes de Marzo del año 2005 se detectó por el doctor S.N. un embarazo a doña L.M., a
quien atendió conjuntamente con la matrona doña M.P. durante el proceso de dicho embarazo y
parto en la Clínica Alemana de Santiago S.A., en la forma y condiciones que más adelante se
consignarán, produciéndose el nacimiento con fecha 25 de Diciembre de 2005 mediante parto
por vía vaginal y en el que se produjo una distocia de hombros de la neonata lo que hizo
necesario que se efectuaran maniobras tendientes a lograr su salida integral.

S E X T O. Que en lo relativo a las excepciones opuestas en sus líbelos de descargos por el


profesional médico demandado y la Clínica Alemana de S.S.A., que consisten básicamente en
la falta de jurisdicción del Tribunal, cúmulo de responsabilidades de los demandados, caso
fortuito o fuerza mayor, ellas dicen relación con el fondo del asunto a dirimir, por lo que deberá
estarse a la decisión jurisdiccional producto del análisis y debida ponderación de los elementos
de convicción aportados en la etapa procesal respectiva y durante la secuela del juicio.

S E P T I M O. Que, en forma previa al análisis y ponderación de las pruebas aportadas por las
partes, se referirá el sentenciador a las particularidades, que rodea el ámbito de la
responsabilidad aplicable, y la especialidad de la cuestión sometida a la decisión del Tribunal;
en efecto, la medicina en el mundo actual es una de las actividades profesionales más
expuestas a acciones indemnizatorias, las que con o sin razones o fundamentos han aumentado
sustancialmente en el ámbito nacional, como en el internacional, ello a raíz que con el
transcurso del tiempo, la evolución de la ciencia médica y el aumento de esta clase de conflictos
ha ido generando doctrinas y jurisprudencia que antes era propia de países como Francia y
España, evolución que ha significado una involución de los tratamientos y novedosas formas de
atención, observando que la relación médico- paciente de confianza y cercanía como lo era el
caso del “doctor de familia o de cabecera” ha desembocado en el doctor particular de hospital o
de clínica, cuya lejanía se manifiesta de diversas formas y ahonda dicha separación; que por
otra parte los avances en el área de la medicina, tanto en conocimientos como en medios, ha
significado que los pacientes en general busquen o pretendan una seguridad sanitaria más o
menos absoluta lo que genera a veces acciones carentes de fundamento lo que provoca
inseguridad de los médicos, en particular de los obstetras en algunos países, ya limitándose o
excediéndose en un procedimiento, diagnóstico, tratamiento e incluso exámenes.

O C T A V O. Que, como consecuencia de los avances de la medicina se produce el aumento de


eventos en que se pueden cometer actos negligentes que generan daños a pacientes pero
también, puede ocurrir que existan riesgos terapéuticos o accidentes médicos inevitables,
siendo la línea divisoria entre la impericia negligente y los accidentes muy delgada, por lo que
suscitada una controversia deben los Tribunales dirimir en qué ámbito se encuentra el actuar de
un profesional de quien se reclama responsabilidad.

N O V E N O. Que, en el entorno de toda familia el embarazo de la madre es un hecho natural


que provoca un ambiente de felicidad y a su vez un hecho de interés para la sociedad, la que ha
creado normas tendientes a que dicho proceso se desarrolle sin contratiempos desde la fecha
de la concepción de una nueva vida, proceso que define la organización mundial de la salud (
OMS) como “el período que transcurre entre la implantación en el útero del cigoto, el momento
del parto en cuanto a los significativos cambios fisiológicos, metabólicos e incluso morfológicos
que se producen en la mujer encaminados a proteger, nutrir y permitir el desarrollo del feto,
como la interrupción de los ciclos menstruales o el aumento del tamaño de las mamas para
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preparar la lactancia”. Asimismo, en el año 2007 el Comité de Aspectos Éticos de la


Reproducción Humana y la salud de la mujer, de la Federación Internacional de Ginecología y
Obstetricia definió el embarazo “como la parte del proceso de la reproducción humana que
comienza con la implantación del conceptus en la mujer”, el que dura 40 semanas
aproximadamente y que de acuerdo a su desarrollo el embarazo suele dividirse en tres etapas o
fases de tres meses cada una con el fin de simplificar la referencia a los diferentes estados de
evolución del feto y la fecha probable de parto (FPP) se calcula tomando la fecha de la última
menstruación o por correlaciones que estiman la edad gestacional mediante una ecografía,
produciéndose la mayor parte de los partos entre la semana 37 y 42, aspectos que dicen
relación con el evento materia de la Litis.

DECIMO
Que para el presente caso debemos previamente definir algunos términos por su atingencia con
el asunto, a saber, el obstetra es el médico especialista en obstetricia, quien se ocupara del feto
desde su gestación, del parto propiamente tal y del puerperio; la matrona, es la profesional que
se encarga del cuidado de la salud de la mujer durante el embarazo; la distocia de hombros se
produce durante el parto tras la salida de la cabeza fetal al detenerse la progresión del parto;
feto macrosómico, es aquel cuyo peso sobrepasa los 4.000 gramos, sobrepasando el percentil
90 para la edad gestacional, calculada según la fecha de la última menstruación o según
ecografías, que son técnicas de diagnóstico de imagen que permiten ver órganos y estructuras
internas del cuerpo humano; paresia braquial izquierda: la cual es una parálisis de la extremidad
izquierda del feto que se produce por un accidente terapéutico propio de las características
propias del neonato; parálisis braquial obstétrica descrita por S. en 1764 (PBO) es una lesión
traumática por tracción del plexo braquial de origen obstétrico, que no es producto del feto
mismo sino de las maniobras del obstetra; la maniobra M.R. o presión suprapúbica en los partos
vaginales, consiste en provocar la hiperflexión de las caderas de las gestantes ya con su propia
colaboración o con la de dos ayudantes, por último, la hipoxia, estado de deficiencia de oxígeno
en la sangre, células y tejidos del organismo, con compromiso de la función que les es propia.

DECIMO PRIMERO
Que, resulta necesario detenerse para intentar de manera visual como narrada lo que se ha
extraído de internet y cuya autoría corresponde a la Fisioterapaeuta y P.B.P.C. quien nos da una
mirada análogo al problema que afectó a la menor A.C.M. en el acto de su nacimiento.

[pic]

Señala este estudio que casos de fetos macrosómico (con peso superior 4000g) con
presentación cefálica, puede ocurrir que una vez que la cabeza ha salido al exterior, el hombro
queda bloqueado debajo del pubis de la madre (distocia de hombros). Puede que el bebé esté
en riesgo por falta de oxígeno y tiene que nacer rápidamente, en ocasiones hay que estirar de la
cabeza, y ello puede producir un estiramiento de las raíces altas C5-C6-+C7. Se han descritos
casos (0,2 %) de PBO en cesáreas, sin que pueda descartarse un origen congénito. Indica como
factores contribuyentes para que se produzca la lesión:
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• Parto instrumentado (uso de fórceps o espátulas).

• Parto prolongado.

• Contractura de los músculos pélvicos maternos.

• Relajación de los músculos del feto, debido al uso de anestesia profunda (explica la aparición
de PBO en niños nacidos por cesáreas).

• Exceso de volumen del feto.

• Presentación pelviana, sobre todo en prematuros, donde no es tan importante el peso al nacer.

Agrega que la incidencia en países industrializados tiende a disminuir en los últimos años,
sobre todo por el empleo de mejores prácticas obstétricas, se calcula en 1 PBO cada 1000
nacidos vivos, de ellos el 20 % presentarán secuelas neurológicas permanentes y que
generalmente la lesión es unilateral, con predominio del miembro superior derecho, producto de
ser más frecuente la presentación occípito-ilíaca izquierda anterior. La lateralidad de la lesión
depende de la rotación de la cabeza a través del canal del parto. Esencialmente se trata de un
mecanismo de tracción sobre las raíces del plexo braquial que puede producir:

• Parálisis altas, C5 - C6 + /- C7 llamada parálisis de ERB. Afecta los músculos de hombro y


codo.

• Parálisis totales con afectación C5 - C6 - C7 - C8 y D1. Afecta a toda la musculatura de la


extremidad superior. Las más graves presentan el signo de B.H. (miosis, ptosis palpebral y
enoftalmos) y parálisis del diafragma (nervio frénico)

• Lesiones asociadas como fractura de la clavícula, fractura de la escápula, fracturas costales,


cefalohematoma, parálisis facial, lesión del nervio frénico, luxación congénita de caderas y
hemorragia intracraneal

[pic]

Precisa que su cuadro clínico depende de las raíces nerviosas que resulten lesionadas y de la
extensión del traumatismo, pudiendo comprometer gravemente la función del miembro superior,
produciendo parálisis sensitivo-motora y vegetativa, que con frecuencia se acompaña de dolor
neuropático intenso. El grado de lesión es variable, empezando por un estiramiento del nervio
pero no lesionado, en cuyo caso se recuperará completamente con el tiempo; se estira y se
lesionan algunas de las fibrillas de la raíz, por lo que algunas funciones se podrán recuperar; o
se estiran tan bruscamente que la raíz se arranca de la médula espinal, y ahí sabemos seguro
que no va a recuperar.

Según la intensidad del daño se puede clasificar en: Neuropraxia, Axonotmesis y Neurotmesis.
Según los componentes del plexo lesionado: Tipo brazo superior o Duchenne-Erb (lesión de
C5-C6 y ocasionalmente de C7), tipo tronco radicular medio(lesión aislada de C7), tipo brazo
inferior o Dejerine-Klumpke (lesión de C8-T1) y tipo brazo total (lesión en C5-C6-C7-C8-D1) y
por último, según el nivel funcional lesionado puede ser preganglionar o una lesión
posganglionar.
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[pic]

Afirma que una vez establecido el diagnóstico de PBO, con ayuda de estudios
electroneurofisiólogicos y pruebas de imagen, es necesario establecer a las pocas semanas el
programa de tratamiento conservador. La meta es evitar las contracturas de las articulaciones
afectadas mediante la conservación de todo el arco de movimiento pasivo, pues si se recupera
la función neurológica, los músculos reinervados necesitan articulaciones funcionales y si no se
recupera, la prevención de las contracturas permitiría una mayor amplitud en la elección de los
procederes reconstructivos. El fisioterapeuta debe iniciar las movilizaciones y la estimulación.
Los ejercicios pasivos, deberán ser realizados por los padres varias veces al día durante los
cambios de pañales.

DECIMO SEGUNDO
Que seguidamente cabe dejar establecido que en el caso se persigue la responsabilidad
extracontractual de los demandados, a lo cual no obsta la existencia entre las partes de
contratos de servicios para la atención del embarazo, parto y puerperio, ello en virtud de que los
hechos que se imputan escapan de la relación contractual y se producen fuera de dicho ámbito,
puesto que las partes no pactaron acerca de las consecuencias de un eventual daño derivado
del actuar negligente que es la materia de fondo de esta Litis, por lo que hacen bien los actores
en optar por la vía extracontractual; dicho lo anterior debe aclararse que la responsabilidad
perseguida apunta o deriva de la negligencia médica la que tiene ribetes técnico-profesionales
la que deberá decidirse conforme al mérito con la prueba aportada consistente en documental,
pericial, testifical y confesional.

DECIMO TERCERO
Que, entrando al análisis de la prueba rendida por el demandado A.S., consistente en el
testimonio de C.A.R.R. e I.V.C.G., prestados a fojas 765 y 758 (T.III), quienes están contestes en
afirmar que el embarazo de la señora L.M. era de alto riesgo por la edad de la paciente así como
porque se trataba de un feto macrosómico, y que a pesar de que afirman al tenor del punto
primero y tercero de la interlocutoria de prueba que los controles efectuados a la demandante
fueron más estrictos, no les consta que se hayan realizado, tanto en lo que dice relación con la
glicemia como a las ecografías. Agregan que es habitual en Chile que los controles los realice la
matrona y no siempre el médico. También están de acuerdo en que la distocia de hombros es
ocasional e imprevisible debiendo tomarse todos los resguardos cuando ella se produce; que,
por otra parte en la ficha clínica acompañada por la parte del doctor S. que se agrega a fojas 680
(T.III) no se observa regularidad en los controles, ni menos que exista alguna observación
respecto de la posibilidad de ser el feto macrosómico, como tampoco indicaciones de
precaución a la paciente, con lo que se concluye que incumplió con el deber de información en
relación con los hechos materia de prueba establecidos en los puntos 1 y 2 de la interlocutoria
respectiva; los informes periciales de fojas 1111 y 1129 (T.IV) concluyen que las maniobras que
se realizaron respecto de la distocia de hombros fueron las adecuadas, no obstante, no emiten
opinión respecto de si los controles realizados por el médico fueron continuos y los adecuados,

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atendida la macrosomía fetal, sin embargo, y a este respecto el testigo I.V.C.G., declarando al
punto tercero de prueba “si en este caso se hubiera realizado una cesárea, la que a mi juicio no
tenía indicación médica, es probable que la recién nacida no hubiera tenido esta lesíon”; por
último. en la absolución de posiciones el doctor A.S. de fojas 1086 (T.IV) reconoce que se
trataba de un feto macrosómico, cuya distocia se puede evitar en un 10% a 15% de los casos,
sin aclarar como médico tratante su actuar en los controles, limitando su cuidado con respecto a
este tipo de neonato a estar presente en el momento del parto según propia declaración.

Por último se hace cargo el sentenciador de los documentos exhibidos en la audiencia de fojas
957 (T.III) por parte de la Clínica Alemana que se agregan a fojas 916, 919 y 923 (T.III) en los
que consta que el diagnóstico al tiempo del parto de la menor A.C.M. era de parálisis braquial
obstétrica y no como señala la epicrisis ya producido el nacimiento que se refiere a una parálisis
braquial izquierda, elementos de convicción que permiten al sentenciador tener por acreditado

DECIMO CUARTO
Que corresponde ahora pormenorizar las probanzas aportadas por la parte demandante
consistentes en dos ecotomografías: un informe del dóctor A.H. de fecha 6 de Septiembre de
2005, el que señala expresamente “Gestación de 26 semanas +-14 días según biometría. Si la
FUR es segura, feto creciendo sobre percentil 90 para la edad gestacional.”; informe del dóctor
S. de fecha 26 de Octubre de 2005; gráfico de curva de crecimiento intrauterino recomendada en
Chile; revista Chilena de Obstetricia y Ginecología, volumen LXX, año 2005, N°4, página 218,
en específico artículo sobre morbilidad fetal asociado al parto; Certificado de epicrisis Servicio
de Neonatología de Clínica Alemana; informe de la doctora M.A.B. de fecha 7 de Marzo de 2006;
certificado del doctor M.M. de 27 de Marzo de 2006 que sugiere microcirugía; examen de
electromiografía de la doctora A.R. de la Clínica Jouvenet, París Francia; certificado de la Clínica
en Paris, Francia de fecha Mayo de 2006 y traducción del documento procedimiento post
operatorio del doctor G.; formulario de solicitud de mediación de A.C.M.; escritura de separación
total de bienes de A.S.N. de fecha 5 de Octubre de 2004; copia de la carta respuesta enviada
por el señor S.N. a jefa de la Unidad de Mediación de la Superintendencia de Salud, de fecha
16 de Noviembre de 2006; copia de certificado emitido por la Superintendencia de Salud en la
cual consta el fracaso de la mediación respecto del señor A.S.N. de fecha 4 de Diciembre de
2006; copia de certificado emitido por la Superintendencia de Salud de fecha 4 de Diciembre de
2006, en la cual consta el fracaso de la mediación respecto de la señora M.P.P.; copia de
certificado emitido por la Superintendencia de Salud, de fecha 4 de Diciembre de 2006, en la
cual consta el fracaso de la mediación respecto de la Clínica Alemana de Santiago S.A.; copia
simple de pasajes aéreos a Francia y a Brasil, los que se usaron para llevar a A. a operar con el
D.A.G.; copia simple del informe de electromiografía elaborado por la doctora A.R. de Mayo de
2006; copia simple de informe operatorio del Instituto de la Mano (Institut de la Main), emitido por
el Dr. A.G., traducido por el consulado de Francia en Chile; documentos de la Clínica Jouvonet,
París Francia, que dan cuenta de a estadía de A.C.M. y de los cobros de los mismos; copia de
ficha emanada de la Clínica Alemana de Santiago S.A. ( Nacer Seguro) correspondiente a
A.C.M., con indicación de fecha de nacimiento y de alta, sin indicar razones de la alta,
diagnóstico ni indicación especial alguna; informes médicos de la doctora M.A.B. y de la doctora
C.I.B., fisiatras del Instituto de Rehabilitación Infantil Teletón; copia de comprobantes de ingreso
al Instituto de Rehabilitación Infantil Teletón, que en cada caso comprenden y se componen de
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10 sesiones cada uno de ellos; comprobantes de pago del Club Providencia por sesiones de
natación para A.C.M. y su ficha de ingreso; copia del artículo titulado “Bebés con brazos de
trapo”, obtenida del portal de internet de España www. http: /www. Adayo-
pbo.es/ADAYO_PBO/news-files/PentHouse.pdf, Asociación de Ayuda y Orientación Parálisis
Braquial Obstetricia (www.abyo-pbo.es); fotocopia de artículo emanado de la Clínica Alemana
de Santiago denominado “Por qué es recomendable un parto vaginal”, indicando cuándo se
hace necesario una cesárea, que fue publicado en folleto Alemana Noticias N°237 del mes de
Octubre de 2009; planilla Excel que da cuenta de alguno de los gastos ocasionados por la
parálisis braquial obstétrica sufrida por A.C.M. junto a copia de comprobantes de pago e ingreso;
Resolución Exenta N°876 de 2006, que regula Examen de Medicina Preventiva, relativo al
control del embarazo para diagnosticar la diabetes gestacional; copia de artículo publicado por
el Dr. J.L.L. del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Clínica Las Condes, publicado
en la revista Vivir Más de Agosto de 2009 de la misma Clínica; informe de matrona- enfermera
M.P.G.G. en relación al embarazo de doña L.M. junto a la testimonial de fojas 733, 749, 753 y
763 (T.III) previamente juramentados y no tachados prestan declaración los testigos R.P.M.,
M.A.B.R., C.I.B. y R.V.V. respectivamente, al tenor de los puntos de prueba, están contestes en
que se le provocaron lesiones a la menor al momento del parto, que el feto tenía características
macrosómicas y que los avances actuales permiten diagnosticar un bebé de esas
características,

DECIMO QUINTO
Que apreciados en su conjunto los elementos de convicción aportados por las partes y
pormenorizados en los motivos anteriores concluye el sentenciador que se encentran
plenamente acreditados los hechos fundantes de la demanda y los perjuicios materiales y
morales provocados a los demandantes, considerados como grupo familiar afectados por el
evento dañoso materia de la controversia; en efecto, existió un actuar negligente del profesional
médico demandado al no asumir el control estricto de un embarazo riesgoso, por la edad de la
madre y porque se trataba de un neonato, que a los pocos controles directos realizados era
macrosómico, llamando la atención sus declaraciones así como las de otros facultativos
declarantes en autos en orden a la escasa ocurrencia de un bebé de este tipo y de producirse la
distocia de hombros, como indican sus declaraciones, resulta inadmisible no se adopten todos
los resguardos, aún cuando fuere mínima la duda que tenga un médico, los que que debieron
adoptar además la matrona y establecimiento de salud, el que ofrecía un servicio con publicidad
en orden a dar un nacimiento seguro a las personas que optaban por su sistema, y quienes
debieron cumplir cabalmente cumplir su deber de información, por mínimo que hubiere sido el
riesgo para la madre o el neonato, no obstante que sea escasa la ocurrencia del evento
obstétrico sub lite.

DECIMO SEXTO
Que, no es admisible que Clínica Alemana de Santiago S.A., pretenda excusarse o eludir su
responsabilidad, por el hecho de arrendar sus instalaciones para que un equipo médico atienda
un embarazo y parto, por cuanto le asiste el deber de tomar los resguardos en orden a que los
facultativos que prestan servicios en sus dependencias cumplan los más elevados estándares
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de seguridad y de conocimiento en el área médica en que se desempeñan, y aún más, debe


prestar apoyo para el caso de la eventualidad de presentarse un problema obstétrico, como el
del caso, contando con los medios especializados para la recuperación de la víctima carencia
que se refleja en la circunstancia de que hubieron los demandantes recurrir a un especialista
francés.

DECIMO SEPTIMO
Que, a mayor abundamiento, no obstante ser efectivo que el evento obstétrico de la distocia de
hombros es de rara ocurrencia, los estudios de la ciencia médica al respecto están al alcance de
cualquier particular, aún cuando no sea médico, lo que dejan en claro que es de una alta
posibilidad que esta se produzca al tratarse de un bebé que reunía todas las características para
ser catalogado como bebé macrosómico, aspecto del cual el médico tratante no contaba con
una capacitación actualizada realizando la última el año 1976.

DECIMO OCTAVO
Que en cuanto a los perjuicios impetrados por concepto de daño emergente derivado de los
costos soportados por los demandantes, ellos se acreditan suficientemente con la documental
consignada en los motivos primero y décimo cuarto, la que si bien fue impugnada por el
profesional demandado, ello no obedeció a causales legales de impugnación sino que apunta a
su valor probatorio, facultad privativa del sentenciador, ponderación a la que deberá estarse
dicha parte; en consecuencia, estimando que el ajuste que se hace respecto de los gastos
proyectados y derivados de los posteriores tratamientos que han debido efectuarse a la menor,
se condicen con el daño que se le ha producido, se acogerá en definitiva la pretensión de pago
de la suma de $85.574.770.- (ochenta y cinco millones, quinientos setenta y cuatro mil
setecientos setenta pesos), desestimando el cobro derivado de la no percepción por la madre de
honorarios por servicios prestados en forma esporádica, por tratarse de un perjuicio eventual.

DECIMO NOVENO
Que los diversos elementos de convicción hechos valer por la parte demandante los que se han
consignado también en el motivo primero, en lo referente al daño moral cuyo resarcimiento se
pretende y los cuales consisten en declaraciones de testigos quienes están contestes en
afirmar, dando razón de sus dichos y sin ser tachados el dolor o aflicción sufrida por la víctima,
sus progenitores y hermanos, probanza que resulta suficiente e idónea para tener por acreditado
el hecho establecido bajo el punto décimo primero de la interlocutoria de prueba de fojas 546 (T.
III), la que se regulará prudencialmente en la suma de $150.000.000.- (ciento cincuenta millones
de pesos).

VIGESIMO
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Que, incumbe probar la existencia de las obligaciones o su extinción a quien alega aquéllas o
ésta.

Por estas consideraciones y visto además lo dispuesto en los artículos 158, 160, 170, 177, 179,
342 y siguientes, 356, 358, 385 y siguientes, 409, 428 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil; artículos 1698, 2314, 2329 y siguientes del Código Civil; artículo
8 del Código de Ética del Colegio Médico de Chile A.G. se dispone:

- A.- Que se acoge la demanda de fojas 2 y siguientes sólo en cuanto se condena a los
demandados, don A.S.N., doña M.R.P.P. y Clínica Alemana de S.S.A., a pagar solidariamente a
los demandantes, a título de indemnización de perjuicios, la suma de $85.574.770 ( ochenta y
cinco millones quinientos setenta y cuatro mil setecientos setenta pesos), por concepto de daño
emergente, y la suma de $150.000.000 (ciento cincuenta millones de pesos), por concepto de
daño moral.

- B.- Que las sumas ordenadas pagar deberán serlo reajustadas conforme al porcentaje de
variación experimentado por el I.P.C. contados desde la notificación de la demanda, más
intereses corrientes, a contar de la fecha en que el presente fallo quede ejecutoriado, ambos
accesorios calculados hasta el pago efectivo.

- C.- Cada parte pagará sus costas, en las que no se condena a los demandados en razón de no
haber sido totalmente vencidos y haber tenido motivos plausibles para litigar.

Regístrese y N..

PRONUNCIADA POR DON H.P.B., JUEZ TITULAR. AUTORIZA DOÑA CAROLINA CANALES
MORALES, SECRETARIA INTERINA. (fmr)

Se deja constancia que se dio cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final del art. 162 del
C.P.C. en Santiago, nueve de Agosto de dos mil trece

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