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POEMA DE EMIRA RODRÍGUEZ

los hombres querían matar los tábanos los hombres amarillos


los hombres usaban las hojas de tabaco
empulpecidas ensalivadas para matar los tábanos
si – kar y el humo sobre los cuerpos soplaban
dicen las voces lo cuentan todavía dicen gotas de agua en hileras de gotas de agua amarillas donde
están todavía
los no nacidos donde estaban antes que se escapara
la noche de la gran calabaza
bajaban el curso de los ríos así dicen
desana lo dicen y la gente de wanadi
el bueno en una serpiente canoa
con color negro con ramas
a través de la piedra horadada
por los raudales
vaina musácea con semillas dentro
en hileras canoa serpiente con hombres
no nacidos adentro en gotas de agua
en semillas de gotas de agua

Emira Rodríguez- Venezuela Poema del libro Malencuentro pero tenía otros nombres (1975).

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Los sesenta son tiempos de rebeldía para la poesía venezolana. Con “Sardio” y “El techo de la
ballena”, Caupolicán Ovalles, integrante de la segunda de estas agrupaciones, le tuerce el
pescuezo al discurso lírico de entonces con las palabras irreverentes de su famoso poema
“¿Duerme usted señor presidente?”, en un intento de apostrofar los logros del establecimiento.
Hoy las suyas aparecen como batallas ganadas y reconocidas por adictos y opositores. Esos años
tumultuosos cohesionaron y concretaron las corrientes literarias en el país. Surgidos como un hito
crucial en el desarrollo de la literatura venezolana, en un río que arrastra desde la palabra
atormentada de las cárceles gomecistas hasta la musicalidad de los poetas ligados en Venezuela al
modernismo y a los primeros atisbos vanguardistas (Andrés Eloy Blanco, Enriqueta Arvelo
Larriva, José Antonio Ramos Sucre y José Ramón Heredia) aparece como un mentís a todo lo
existente, la extraña poesía de Emira Rodríguez. La suya es una voz casi única en un coro todavía
monocorde. Su obra poética, calificada como fulgurante, es casi desconocida por las nuevas
generaciones. Su tendencia no puede designarse como experimental. Las voces de la crítica
especializada del país, la señalan como visionaria y chamánica, ubicándola en el casi desconocido
grupo de los llamados “poetas alucinados”. El olvido en que yace, deja inoperante el análisis
holístico de la poesía en Venezuela, donde es pieza insustituible. Desconcierta lo innovador del
lenguaje y un estilo que corre como potro chúcaro por las sabanas a medio colonizar de la
escritura de su tiempo. Por considerarlo necesario, transcribo fragmentariamente “Bitácora para
lugares reencontrados”, uno de los más nostálgicos y hermosos poemas escritos para requebrar a
su modo esa metáfora siempre nueva que se llama Caracas: “Luz del amanecer rompiendo en
botón de oro nomeolvides/ magnolia grandiflora desparramas pistilos en tapices/violácea
jacarandá luz del amanecer bajo las ramas/ nomeolvides diamela cuarentona estoy triste/ tara palo
maría cayena nomeolvides/ nomeolvides carakcas ave del paraíso flor de la Berbería/ lenta
serpiente negra nomeolvides/ chaparrillo morado palosanto con olor de vainilla/ nomeolvides
clavel de Galipán/ diego de noche ixora flor de yeso/ floripón estoy triste bajo las ramas
nomeolvides/ nomeolvides camelia de metales pálidos/ falcón de enredadera clavellina/ malva
noche/ insomnio mal amor/ nomeolvides”.

Poema de Emira Rodríguez

nomeolvides flor de caujaro blanca nomeolvides


trinitaria jazmín clavel de muerto prendido en los
cabellos nardos senos azules lívidos
con dos insectos cárdenos posados flor papagayo del hombre prendida en las rodillas poinsettia
papagayo poinciana durante tantas horas terciopelo bella de noche putica corona de cristo
penetrando en la carne última tarde de febrero ¿o de agosto? luz del amanecer rompiendo en
botón de oro nomeolvides magnolia grandiflora desparramas pistilos en tapices violáceos
jacarandá luz del amanecer bajo las ramas nomeolvides diamelas cuarentonas estoy triste tara
palo maría cayena nomeolvides nomeolvides carackas ave del paraíso flor de las berberías lenta
serpiente negra nomeolvides chaparrillo morado palo sano con olor de vainilla nomeolvides
clavel de galipán diego de noche ixora flor de yeso floripón estoy triste bajo las ramas
nomeolvides nomeolvides camelia de metales pálidos falcón de enredadera clavellina malva
noche de insomnio mal amor no me olvides

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