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EL SIGNO

UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI

DEPARTAMENTO DE SALUD PÚBLICA

CALI

2020
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EL SIGNO

Con cada uno de los textos debe proceder de manera diferente.

1. En el primero debe escribir un texto que identifique la intencionalidad comunicativa

y los niveles de connotación. ¿Qué subyace en el texto?

¡Ay José, así no se puede!

¡Ay, José, así no sé!

¡Ay, José, así no!

¡Ay, José, así!

¡Ay, José!

¡Ay!

GUILLERMO CABRERA INFANTE

Exorcismos del estilo. (1972)

Se tiene el texto anterior, podemos observar que aplica un lenguaje connotativo, esto quiere decir

que es un lenguaje que expresa una emoción y que puede significar más de un resultado. Como

primera medida es un texto decreciente que de manera sarcástica en cada frase muestra la

intención de la exclamación y lo que podría pidiéndole José. Intención que permite seducir al

lector.

Texto Intencionalidad comunicativa


¡Ay José, así no se puede! Mami, podríamos salir este fin de semana a
escondida de tus padres?
¡Ay, José, así no sé! O si quieres pido permiso
¡Ay, José, así no! Mejor y llamo a tu papá de una.
¡Ay, José, así! O puedes mentir que vas adonde una amiga
¡Ay, José! Puedes decir que te quedaras con ella toda la
noche jeje
¡Ay! Y dormimos juntos en un hotel….
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Con el segundo debe elaborar un comentario crítico e interpretar el texto, es decir, ponerlo

en un plano denotativo.

Quedó en mis manos un girón de encaje;

te escapaste de mi como una sombra, más

al huir, se te enredó el ropaje y rodaste de espaldas por la alfombra.

FRANCISCO VILLAESPESA

Libro de poemas “Intimidades” (1898)

El poeta quiere decir que la historia entre él y su amaba quede pendiente por tejer por encajar,

tenía las intenciones que crear una figura, una historia pero ella escapó de ese deseo. Pero

manifiesta que huir no fue lo mejor para ella. Todo se le enredó.


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Y en el tercero, reescribirlo, dándole sentido coherente, claro y definido, pero respetando la

estructura de construcción verbal del texto. Omita y transforme lo que considere

pertinente. Incluya en la construcción del texto el reflejo de lo que se connota.

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y cahían en hidromurias, en

salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba reclamar las incopelusas,

se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que emvulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo

cómo poco a poco las arnillas se empujaban, se iban apoltronando, reduplimiendo, hasta quedar

tendido como el trimalciato de ergomina… Y sin embargo, era apenas el principio, porque en un

momento dado ella se turlaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus

orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulicordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba

y los paramovía; de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la

jacehollante en bocapluvia del orgumio, los espromios del merpasmo en una sobrehumítica

agopausa.

¡Evohé! Volposados en la cresta del Aurelio, se sentían valparamar, perlinos y márulos.

Temblaba el troc, se vencían las marioplumas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que

los ortopenaban hasta el límite de las gunfias.

JULIO CORTAZAR

En Rayuela. Editorial Suramericana Buenos Aires. (1963)

TEXTO REESCRITO.
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Apenas él le amalgama su cuerpo, a ella se le erizaba la piel y caían en hipnosis, en salvajes

pasiones, en gemidos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamer sus piernas, se enredaba

en un gemido quejumbroso y tenía que enfrentarse de cara al orgasmo, sintiendo como poco a

poco las rodillas se separaban, se iban correspondiendo, relacionando, hasta quedar tendido como

el agua del mar a la que se le han dejado caer unas paladas del barco. Y sin embargo era apenas el

principio, porque en un momento dado ella se mojaba los labios, consintiendo en que él

aproximara suavemente su miembro. Apenas se revolcaban, algo como un sentimiento los

motivaba, los estremecía y susurraba, de pronto era el final, las lágrimas brotaban de las pupilas,

el jadeo bullicioso del orgasmo, los esfuerzos del muchacho en una sobrehumana agonía. ¡Acabé!

¡Acabé! sudorosos en la cima del mundo, se sentían mal, perdidos y mareados. Temblaba la

tierra, se vencían las piernas y todo se resolvía en una profunda paz, en besos de muchísimas

horas, en caricias casi crueles que los llevaban hasta el límite de las palabras.

Por último digan qué tienen en común los tres textos en un breve comentario de

interpretación totalmente libre:

El común de los tres textos está en el humor que contiene y el doble sentido de las frases que

requiere un trabajo de imaginación por parte del lector.


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