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Cornelius Castoriadis o La Sociedad Auto
Cornelius Castoriadis o La Sociedad Auto
Daniel H. Cabrera
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Zaragoza
Lo humano y la autonomía
Unos años después de escribir que había que elegir entre seguir siendo marxista
o seguir siendo revolucionario explicó por qué ya no soy marxista (cfr. Castoriadis
2006b: 31-74). Sin embargo, la ruptura de Castoriadis con el marxismo no significaba
un abandono de sus inquietudes teóricas ni su conversión al liberalismo. Todo lo
contrario implicaba una “fidelidad al proyecto de transformación radical de la sociedad”
(Castoriadis 1993:26) que para él consistía en una recuperación de la “inspiración
originaria del marxismo” que “apuntaba a sobrepasar la alienación del hombre de los
productos de su actividad teórica y lo que se llamó a continuación ‘la regresión del acto
al pensamiento’.” (ídem 110). En esta ruptura/recuperación el concepto clave es el de
autonomía en tanto centro del proyecto revolucionario (ídem. 172). La idea de
autonomía obrera, luego autonomía de la sociedad le permite plantear, en relación con
el individuo y en clave psicoanalítica, la autonomía del sujeto entendida como
“instauración de otra relación entre el discurso del Otro y el discurso del sujeto” (ídem.
178). Ese Otro de la alienación “encuentra sus condiciones, más allá del inconsciente
individual y de la relación intersubjetiva que se juega en él, en el mundo social” (ídem.
185). De manera que para Castoriadis a mediados de 1970 la cuestión de la autonomía
quedaba claramente definida en relación al sujeto y a lo histórico social. Ambas
dimensiones sostenidas por la polaridad constitutiva de lo humano -la psique (no el
“individuo”) y lo histórico social (no la “sociedad”)-. Todo ello definido desde una
ontología explicitada a mediados de la década de los 1970 como ontología del magma.
Una ontología del ser como lo permanentemente determinable que desde siempre es
caos, abismo o sin fondo y desde el que surge no sólo lo dado sino primordialmente, lo
que puede ser, lo por-ser. Este modo de ser es el que condensa de manera especial la
imaginación radical del sujeto y el imaginario social de lo histórico social.
Pensamiento y reflexión
Contrariamente a todas las reglas de composición, las paredes del edificio son
exhibidas unas tras otras a medida que son edificadas, rodeadas por lo que queda
de los andamiajes, de los montones de arena y de piedras, de los pedazos de viga
y de las paletas sucias (Castoriadis 1993:7-8)
Hasta aquí una breve introducción sobre algunos aspectos centrales del
pensamiento de Cornelius Castoriadis que si cumplen con su cometido invitarán a leer
su obra. Ahora, ¿dónde comenzar la lectura de la obra de Castoriadis? A pesar de la
moda de traducciones y publicaciones permítanme un consejo: la lectura de la obra de
Castoriadis hay que iniciarla en La institución imaginaria de la sociedad. En esta
experiencia hay que acompañarse de los textos que le son contemporáneos agrupados en
Les carrefours du labyrinthe y en La exigencia revolucionaria teniendo en cuenta
también la “Introducción” a La experiencia del movimiento obrero. Con estas lecturas
mínimas se puede ir hacia atrás a sus obras “más políticas” escritas entre las década de
1940 a 1960 y/o hacia delante con las obras de las décadas de 1980 y 1990 de
características “más filosófica”.
La institución imaginaria de la sociedad es un libro difícil y que cuestiona todo
lo que se puede haber estudiado antes. Leerlo constituye una experiencia dura pero es la
única que hace justicia a una obra extensa y compleja. Las demás publicaciones si se
leen descontextualizadas sólo son una manera de salir del paso para hablar de alguien
que muchos nombran.
En esa lectura se experimentará el recorrido que parte de la crítica al marxismo
real y el análisis del movimiento obrero destacando el papel clave de la autogestión.
Desde allí pasar a la necesidad de pensar la creatividad de la acción humana capaz de
inventar una organización social (y no sólo subvertirla); el postular el fundamento no
determinista de la realidad como condición para que la creación humana sea posible,
hasta llegar a pensar la institución social como autoinstitución de significaciones que no
parten ni se originan en “lo real” (o “funcional”), ni de los “simbólico” sino en “lo
imaginario” es decir, en lo arbitrario y lo inmotivado. Estudiar la obra de Castoriadis
implica recorrer nuevamente este camino para volverlo a pensar en su creatividad, en su
coherencia y sobre todo, en sus posibilidades.
Estos comentarios/consejos no pueden dejar de alertar al posible lector acerca de
los avatares de la lectura de su obra. Hoy puede encontrarse que se lo lee como un
especialista en la Grecia Antigua, hace dos décadas como un psicoanalista y antes como
un pensador de izquierda pero no marxista y aún antes como un pensador militante
contrario a todas las burocracias y favorable a la autoorganización obrera.
Estas distintas recepciones fueron acompañadas de diferentes traducciones a
manos de diversos grupos y editoriales. Todo ello además precedido por la obra de un
pensador que escribió gran parte de ella con variados seudónimos.
Sólo por mencionar algunos ejemplos de las particularidades de su traducción.
Su obra fundamental Las encrucijadas del laberinto (1978) no está completamente
traducida pero Sobre El político del Platón (1999) tiene al menos tres traducciones
diferentes en español. Su escritos póstumos están siendo traducidos muy rápidamente
pero La institución imaginaria de la sociedad ha sido reeditada con las mismas erratas
de hace casi 25 años. La situación de sus traducciones es realmente muy especial, por
no decir errática.
No es extraño entonces que aún hoy, algunos de sus conceptos sean más
conocidos que su autor. Imaginario social es uno de ellos. Utilizado a diestra y siniestra
en las ciencias sociales y en la filosofía contemporánea, parece nombrarlo todo y no
afirmar nada. Incluso se lo hace aparecer como un concepto de corte posmoderno que
despierta pasiones en su defensa o en su oposición.
A casi 15 años de su muerte ya contamos con muy buenas introducciones y
comentarios a su obra por lo que es esperable que los avatares de su lectura, traducción
y recepción se acerquen equilibren con justicia en poco tiempo. Aunque la experiencia
de todo lector novel de su obra sigue siendo similar: ¿cómo un autor que parte de la
crítica a la burocracia estalinista y el análisis del movimiento obrero llega al tema del
imaginario y a una ontología de la creación? Y deberíamos agregar, llega -como
sostienen sus conocedores- manteniendo la coherencia lógica de contenidos e
inquietudes. Ésta es sin duda una experiencia que hay que tomar en cuenta para ubicar
su obra en el contexto del pensamiento del siglo XX.
El único modo de leerlo es ir contra las lectura de su obra y regateando sus
traducciones. En el presente texto me permití una escritura algo “escolar” con el
objetivo de centrar una posible lectura en la cuestión de la autonomía y desde ella trazar
una breve apertura hacia el concepto de imaginario. No pretendí tanto dar un mapa de
conceptos como unas claves que inviten a su lectura más allá de la dispersión de
publicaciones y traducciones.
Dos referencias para finalizar. La mejor bibliografía y webografía en 20 idiomas
incluido el español y el catalán realizada por Agora International se encontrará en la
imprescindible web: www.agorainternational.org. La Association Castoriadis que
representa a un interesante grupo de intelectuales en torno a los herederos de Castoriadis
tiene una página con referencias bibliográficas y noticias en www.castoriadis.org.
Bibliografía
Cabrera, Daniel H. (coord.) (2008) Fragmentos del caos. Filosofía sujeto y sociedad en
Cornelius Castoriadis, Buenos Aires, Biblos.
Vera, Juan Manuel, (2001) Castoriadis (1922-1997), Madrid, Ediciones del Orto.