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1. INTRODUCCION
Documentación de Iar~ Ciencias de la Infortnac’ión. Ni’ 13-1990-243-249. Ed. Univ. Coniplul. Madrid
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Varios son los fundamentos teóricos acerca de las definiciones del compor-
tamiento de leer Estas teorías, muchas veces, presentan divergencias.
En esa línea de pensamiento afirma Witter (1977) que el aprendizaje de lec-
tura es una actividad compleja que exige habilidades específicas.
Las definiciones actuales varian desde el énfasis de la herencia cultural, a
los intereses, al desarrollo del lenguaje, a uno de los tipos de habilidades de
desarrollo de la lectura. Los profesionales y los especialistas de esta área se
quedan perplejos ante la variedad de modelos, proposiciones y teorías sobre la
lectura.
Staats y Skinner (apud Araujo, 1982), clásicos autores de la psicología, dicen
que la lectura es un comportamiento abierto, sujeto a las interferencias de estí-
mulos externos, controlados, originados en el propio material de lectura, en la
comunidad verbal y. aún en el propio individuo.
La literatura sobre la materia muestra que hay un amplio conjunto de varia-
bles que influyen en el establecimiento y mantención del comportamiento de
leer Esta mantención, en un lenguaje menos operacional, es frecuentemente
llamada hábito de lectura.
El hábito de leer ha merecido la atención de muchos investigadores y de
instituciones involucradas en el tema. Así se comprende por hábito de lectura
la frecuencia y duración de la ocurrencia de este comportamiento. Este estará
más arraigado en la medida en que el acto de leer sea más frecuente y extenso
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(Araujo, 1982). El acto de leer no es, por consiguiente, sólo decodificar la pala-
bra escrita. Pues, como dice Freire (1981) la lectura del mundo precede la lectu-
ra de la palabra. Leer el mundo es ser sujeto de la historia, es tener conciencias
de los procesos que interfieren en la existencia de un individuo como ser social
y político.
Así, la lectura de la comunicación impresa sólo es efectiva y sólo se desarro-
lla cuando está unida al ambiente en que el individuo se siente sujeto, actor y
participante de la acción.
La división cultural entre las pocas personas que leen y la gran mayoría que
no lee, se encuentra muy bien dimensionada en la Historia.
Es importante recordar que el paso de la civilización oral hacia la civiliza-
ctón escrita demandó un gran espacio de tiempo. La difusión de la palabra
escrita se hizo de manera bastante pausada. Durante mucho tiempo la vida de
las comunidades estuvo regulada por la memoria de los ancianos, que acumu-
lando los conocimientos heredados de las generaciones anteriores obtenían el
poder de la información. En la civilización escrita esa mediación se ha supri-
mido. El centro del poder de la memoria oral una vez deslocado para la memo-
ria escrita ofreció mayor control y elitismo de este nuevo instrumento de comu-
nicación. Tanto en la sociedad mediúvnl cnmn en la socicilad-feud-al-el-dominio
de la palabra escrita y de la lectura fueron privilegios del clero y de la nobleza.
Su popularización sólo va a ocurrir en la época de la Revolución Burguesa y
con la Reforma Protestante, debido a la necesidad que tiene la nueva clase
social dominante de agilizar el sistema productivo en el comercio yen la indus-
tria, contando para eso con los trabajadores intelectualmente más ágiles.
Fueron necesarios millares de años para llevar a cabo esta evolución.
Es un hecho común decir que los medios de comunicación colectiva son los
responsables de la crisis de la lectura.
Se escucha sistemáticamente a los educadores, escritores y hasta a las auto-
ridades de los gobiernos la acusación de que los modernos medios de comuni-
cación de masas está matando a la lectura. Meto (op. cii.) cree que esto es un
prejuicio difundido principalmente en las clases cultas de la sociedad y que no
encuentra base en la realidad.
Un estudio que analiza esta cuestión es la tesis de Milanesi (1978) desarro-
llada en Brasil. El autor no encontró evidencias para comprobar la tesis de que
los medios de comunicación colectiva son poderosos enemigos de la lectura.
Observa que la mayor audiencia es conquistada por la radio y por la televisión,
Los medios audiovisuales y la lectura 247
6. CONSIDERACIONES FINALES
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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