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RUBÉN DARÍ0 - Poemas

YO PERSIGO UNA FORMA y he suscitado el eco de las dianas marinas, Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez...
Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo, le acerqué a mis oídos y las azules minas
botón de pensamiento que busca ser la rosa; me han contado en voz baja su secreto tesoro. Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
se anuncia con un beso que en mis labios se posa den a las frentes pálidas sus caricias más puras
al abrazo imposible de la Venus de Milo. Así la sal me llega de los vientos amargos y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos de nuestras mentes tristes las ideas oscuras.
Adornan verdes palmas el blanco peristilo; cuando amaron los astros el sueño de Jasón;
los astros me han predicho la visión de la Diosa; Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
y en mi alma reposa la luz como reposa y oigo un rumor de olas y un incógnito acento se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas,
el ave de la luna sobre un lago tranquilo. y un profundo oleaje y un misterioso viento... casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
(El caracol la forma tiene de un corazón.) y somos los mendigos de nuestras pobres almas.
Y no hallo sino la palabra que huye,
la iniciación melódica que de la flauta fluye LOS CISNES Nos predican la guerra con águilas feroces,
y la barca del sueño que en el espacio boga; ¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello gerifaltes de antaño revienen a los puños,
al paso de los tristes y errantes soñadores? mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente, ¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello, ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños.
el sollozo continuo del chorro de la fuente tiránico a las aguas e impasible a las flores?
y el cuello del gran cisne blanco que me interroga. Faltos del alimento que dan las grandes cosas,
Yo te saludo ahora como en versos latinos ¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
CARACOL te saludara antaño Publio Ovidio Nasón. A falta de laureles son muy dulces las rosas,
En la playa he encontrado un caracol de oro Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos, y a falta de victorias busquemos los halagos.
macizo y recamado de las perlas más finas; y en diferentes lenguas es la misma canción.
Europa le ha tocado con sus manos divinas La América española como la España entera
cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro. A vosotros mi lengua no debe ser extraña. fija está en el Oriente de su fatal destino;
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez... yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
He llevado a mis labios el caracol sonoro Soy un hijo de América, soy un nieto de España... con la interrogación de tu cuello divino.

1
las testas viriles cubiertas de canas! Y camina sobre un dromedario
¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? . la Pálida,
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? ¡Qué cascos de nieve que pone la suerte! la vestida de ropas obscuras,
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? ¡Qué arrugas precoces cincela en la cara! la Reina invencible, la bella inviolada:
¿Callaremos ahora para llorar después? ¡Y cómo se quiere que vayan ligeros la Muerte.
Los tardos camellos de la caravana! .
He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros . Y el hombre,
que habéis sido los fieles en la desilusión, Los tardos camellos a quien duras visiones asaltan,
mientras siento una fuga de americanos potros —como las figuras en un panorama— el que encuentra en los astros del cielo
y el estertor postrero de un caduco león... cual si fuese un desierto de hielo, prodigios que abruman y signos que espantan,
atraviesan la página blanca. mira al dromedario
...Y un cisne negro dijo: «La noche anuncia el día». . de la caravana
Y uno blanco: «¡La aurora es inmortal! ¡La aurora Éste lleva como al mensajero que la luz conduce,
es inmortal!» ¡Oh tierras de sol y de armonía, una carga ¡en el vago desierto que forma
aún guarda la Esperanza la caja de Pandora! de dolores y angustias antiguas, la página blanca !
angustias de pueblos, dolores de razas;
LA PÁGINA BLANCA ¡dolores y angustias que sufren los Cristos QUE EL AMOR NO ADMITE CUERDAS
Á A. Lamberti. que vienen al mundo de víctimas trágicas! REFLEXIONES
Mis ojos miraban en hora de ensueños .
la página blanca. Otro lleva Señora, Amor es violento,
. en la espalda y cuando nos transfigura
Y vino el desfile de ensueños y sombras el cofre de ensueños, de perlas y oro, nos enciende el pensamiento
y fueron mujeres de rostros de estatua, que conduce la Reina de Saba. la locura.
mujeres de rostros de estatuas de mármol, .
¡tan tristes, tan dulces, tan suaves, tan pálidas! Otro lleva No pidas paz a mis brazos
. una caja que a los tuyos tienen presos:
Y fueron visiones de extraños poemas, En que va, dolorosa difunta, son de guerra mis abrazos
de extraños poemas de besos y lágrimas,
como un muerto lirio, la pobre Esperanza. y son de incendio mis besos;
¡de historias que dejan en crueles instantes
. y sería vano intento
2
el tornar mi mente obscura un eco de las arpas que resuenan Phocás el campesino, hijo mío, que tienes
si me enciende el pensamiento y el corazón conmueven; en apenas escasos meses de vida, tantos
la locura. un beso de un querube en tus mejillas; dolores en tus ojos que esperan tantos llantos
algo apacible y leve, por el fatal pensar que revelan tus sienes...
Clara está la mente mía y escrita sobre la hoja de albo lirio,
de llamas de amor, señora, una rima de Bécquer. Tarda a venir a este dolor adonde vienes,
como la tienda del día a este mundo terrible en duelos y en espantos;
o el palacio de la aurora. VENUS duerme bajo los Ángeles, sueña bajo los Santos,
Y el perfume de tu ungüento En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría. que ya tendrás la Vida para que te envenenes...
te persigue mi ventura, En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
y me enciende el pensamiento En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía, Sueña, hijo mío, todavía, y cuando crezcas,
la locura. como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín. perdóname el fatal don de darte la vida
que yo hubiera querido de azul y rosas frescas;
Mi gozo tu paladar A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
rico panal conceptúa, que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín, pues tú eres la crisálida de mi alma entristecida,
como en el santo Cantar: o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría, y te he de ver, en medio del triunfo que merezcas
Mel et lac sub lingua tua. triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín. renovando el fulgor de mi psique abolida.
La delicia de tu aliento
en tan fino vaso apura, «¡Oh, reina rubia! ¿díjele?, mi alma quiere dejar su
y me enciende el pensamiento crisálida
la locura. y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,
LO QUE YO TE DARÍA
Un castillo de blancas azucenas y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar».
donde una mano leve El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
coloque entre armonías y rumores Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.
rocío transparente;
un rayo misterioso de la luna A PHOCÁS, EL CAMPESINO
empapada en el éter;
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