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popularmente como la muerte dulce, por ser muy rápida y por no producir angustia. El
sujeto, a medida que va inhalando el gas, siente una especie de borrachera o sopor hasta que
pierde la consciencia, por lo que en ningún momento tiene sensación de que va a morir.
Seguir algunos consejos a la hora de utilizar las instalaciones de gas y de reaccionar en caso
de fuga son vitales para evitar males mayores.
El CO es muy peligroso porque se trata de un gas que sólo se puede detectar por medio de
sensores, puesto que es incoloro, inodoro e insípido, y puede causar la muerte cuando se
respira en niveles elevados. En la mayoría de los casos las víctimas no se percatan de lo que
está ocurriendo, y en el supuesto de que se den, la inhalación les provoca una parálisis en
las piernas que les impide salir corriendo para buscar ayuda.
El empleo de los gases combustibles de uso doméstico -butano, propano y gas natural- es
seguro si se cumplen unas normas básicas de mantenimiento y uso de las instalaciones. La
normativa vigente especifica que los usuarios son responsables del mantenimiento y la
correcta utilización de las instalaciones y de todos los aparatos conectados a ellas. La ley,
además, obliga al usuario a realizar una revisión, cada cuatro años en caso de usar gas
natural, o cada cinco si se utilizan botellas de butano o propano. La tiene que realizar
además una empresa instaladora autorizada, que se encargará de certificar que todos los
elementos de la instalación cumplen con la normativa (ubicación adecuada, accesorios y
aparatos homologados, buena ventilación...) y funcionan correctamente. El certificado de
revisión es necesario para mantener el suministro y será solicitado en la inspección.
En caso de tener Gas Licuado del Petróleo (GLP) -butano o propano- envasado se está
obligado, además, a sustituir los elementos que hayan caducado. Y aunque no es
preceptivo, también conviene revisar la caldera de la calefacción antes de comenzar la
temporada de invierno. Y si bien todos los aparatos a gas cuentan con dispositivos de
seguridad, que cortan el paso del gas si se apaga la llama, hay que tener cuidado con los
hornillos y los fuegos superiores de las cocinas, que no cuentan con dichos dispositivos.
Para evitar una mala combustión, las revisiones de estufas y calderas deben ser periódicas.