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La Teoría del conocimiento aristotélica

1.

Al igual que ocurría con Platón tampoco en Aristóteles encontramos una teoría del conocimiento
elaborada, aunque sí numerosos pasajes en varias de sus obras (Metafísica, Ética a Nicómaco,
Tópicos, por ejemplo) que se refieren explícitamente al conocimiento analizándolo bajo distintos
aspectos. El estudio de la demostración, el análisis de las características de la ciencia y sus
divisiones, la determinación de las virtudes dianoéticas, etc., son algunas de las ocasiones en las
que Aristóteles nos habla de una manera más específica del conocimiento y de sus características.
De todo ello podemos deducir algunas de las características básicas del conocimiento tal como
parece haberlo concebido Aristóteles.

2.

Aristóteles distingue varios niveles o grados de conocimiento. El conocimiento sensible deriva


directamente de la sensación y es un tipo de conocimiento inmediato y fugaz, desapareciendo con
la sensación que lo ha generado. El conocimiento sensible es propio de los animales inferiores. En
los animales superiores, sin embargo, al mezclarse con la memoria sensitiva y con la imaginación
puede dar lugar a un tipo de conocimiento más persistente. Ese proceso tiene lugar en el hombre,
generando la experiencia como resultado de la actividad de la memoria, una forma de
conocimiento que, sin que le permita a los hombres conocer el porqué y la causa de los objetos
conocidos, les permite, sin embargo, saber que existen, es decir, la experiencia consiste en el
conocimiento de las cosas particulares:

"... ninguna de las acciones sensibles constituye a nuestros ojos el verdadero saber, bien que sean
el fundamento del conocimiento de las cosas particulares; pero no nos dicen el porqué de nada;
por ejemplo, nos hacen ver que el fuego es caliente, pero sólo que es caliente." ("Metafísica", libro
1,1).

3.

El nivel más elevado de conocimiento vendría representado por la actividad del entendimiento, que
nos permitiría conocer el porqué y la causa de los objetos; este saber ha de surgir necesariamente
de la experiencia, pero en la medida en que es capaz de explicar la causa de lo que existe se
constituye en el verdadero conocimiento:

""Por consiguiente, como acabamos de decir, el hombre de experiencia parece ser más sabio que
el que sólo tiene conocimientos sensibles, cualesquiera que ellos sean: el hombre de arte lo es
más que el hombre de experiencia; el operario es sobrepujado por el director del trabajo, y la
especulación es superior a la práctica."("Metafísica", libro 1,1)

4.

El conocimiento sensible es, pues, el punto de partida de todo conocimiento, que culmina en el
saber. Y Aristóteles distingue en la Metafísica tres tipos de saber: el saber productivo, el saber
práctico y el saber contemplativo o teórico. En la Ética a Nicómaco volverá presentarnos esta
división del saber, en relación con el análisis de las virtudes dianoéticas, las virtudes propias del
pensamiento discursivo (diánoia). El saber productivo (episteme poietiké) que es el que tiene por
objeto la producción o fabricación, el saber técnico. El saber práctico (episteme praktiké) remite a la
capacidad de ordenar racionalmente la conducta, tanto pública como privada. El saber
contemplativo (episteme theoretiké) no responde a ningún tipo de interés, ni productivo ni práctico,
y representa la forma de conocimiento más elevado, que conduce a la sabiduría.
5.

El punto de partida del conocimiento lo constituyen, pues, la sensación y la experiencia, que nos
pone en contacto con la realidad de las sustancias concretas. Pero el verdadero conocimiento es
obra del entendimiento y consiste en el conocimiento de las sustancias por sus causas y principios,
entre las que se encuentra la causa formal, la esencia. Al igual que para Platón, para Aristóteles
conocer, propiamente hablando, supone estar en condiciones de dar cuenta de la esencia del
objeto conocido. De ahí que el conocimiento lo sea propiamente de lo universal, de la forma (o de
la Idea). Pero para Aristóteles la forma se encuentra en la sustancia, no es una entidad
subsistente, por lo que es absolutamente necesario, para poder captar la forma, haber captado
previamente, a través de la sensibilidad, la sustancia.

6.

El entendimiento no puede entrar en contacto directamente con la forma; cuando el hombre nace
no dispone de ningún contenido mental, por lo que entendimiento no tiene nada hacia lo que
dirigirse: es a través de la experiencia como se va nutriendo el entendimiento de sus objetos de
conocimiento, a través de un proceso en el que intervienen la sensibilidad, la memoria y la
imaginación. Mediante la acción de los sentidos, en efecto, captamos la realidad de una sustancia,
de la que, mediante la imaginación, elaboramos una imagen sensible, es decir, una imagen que
contiene los elementos materiales y sensibles de la sustancia, pero también los formales. Es sobre
esta imagen sobre la que actúa el entendimiento, separando en ella lo que hay de material de lo
formal. Aristóteles distingue dos tipos de entendimiento, el agente y el paciente; el entendimiento
recibe, entra en contacto con, la imagen sensible; el entendimiento agente realiza propiamente la
separación de la forma y la materia, quedándose con el elemento formal que expresa a través de
un concepto en el que se manifiestan, por lo tanto, las características esenciales del objeto.

7.

Las diferencias son, pues, considerables con Platón, tanto respecto al valor atribuido al
conocimiento sensible, como respecto a la actividad misma del entendimiento que ha de ser
necesariamente discursivo, siendo imposible llegar a conocer los universales a no ser mediante la
inducción; además, Aristóteles rechaza explícitamente el innatismo del conocimiento, y nos lo
presenta como el resultado del aprendizaje, es decir, por la coordinación racional de los elementos
procedentes de la sensación, a través de la experiencia. Coinciden, sin embargo, en la
consideración de que el verdadero conocimiento ha de serlo de lo universal, y no de los objetos
singulares.

Descartes, considerado "Padre de la Modernidad", definió con claridad el objetivo de los


filósofos de este período histórico: la búsqueda de la certeza.
Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su
estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas
consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda
con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así
llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base
inconmobible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda
certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del
conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.
A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía
Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de
la que se pudiese dudar.
Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar
de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para
distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría
no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo,
quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.
Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las
verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae
sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos
equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos
estar siendo engañados por un "genio maligo" o "dios engañador", astuto y poderoso.
¿Cómo podríamos defendernos de él? 
“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso
aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que
tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se
trata de un razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo
existo) sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene
de modo inmediato y directo.
Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas
distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La
afirmación “Pienso, existo” se presenta  a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por
lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente
presentes a la conciencia) ydistintas (no confundidas con otras ideas).
Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y
a partir de ella un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo
otro conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la
existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional, que tiene en Dios a su
garante. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de
la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo
Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos
sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos
hechos para el error.
Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el conocimiento lógico y
matemático recobra su seguridad y se desecha la Hipótesis del Genio Maligno.
Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia ni de la imaginaición, son
las únicas verdaderamente claras y distintas (la idea de Dios, por ejemplo).
Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se supone, representan las
cosas reales. Pero ¿cómo superar la duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un
sueño? ¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos pasivos ante ellas.
Dios tampoco, porque él no es engañador. Debemos concluir que la causa de nuestras ideas
adventicias son las cosas esternas realmente existentes. De todos modos, sólo conocemos
de ellas con claridad y distinción que son substancia extensa. 
Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia conciencia mediante la imaginación
(la idea de minotauro, por ejemplo).
Ideas adventicias: son las ideas que nos vienen del exterior, a través de los sentidos (la
idea de azul, por ejemplo).
La teoría del conocimiento de Kant, presentada en su Crítica de la razón pura, es uno de
los grandes hitos en la historia de la Filosofía. Con ella pretende responder las objeciones
de Hume respecto del fundamento del conocimiento científico, basado, según el filósofo
inglés, sólo en la costumbre.
Kant no duda que el conocimiento científico, universal y necesario, es posible; la física
deNewton lo prueba. Y sabe que un conocimiento de este tipo no puede tener su
fundamento en la mera costumbre. De ahí que no se pregunta por la posibilidad sino por las
"condiciones de posibilidad". Su teoría le permite encontrar el suelo firme para la Ciencia
no en el noúmeno —en la realidad, en la cosa en sí— sino en el propio sujeto, portador de
formas universales que obtienen de la experiencia la materia indispensable para construir
su objeto de conocimiento, elfenómeno.
A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía
Kant, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

El conocimiento. 

La teoría del conocimiento de Leibniz: es culminación de la epistemología racionalista iniciada


por Descartes (pretensión de universalidad y necesidad para la ciencia). En segundo lugar es una
respuesta al Empirismo inglés, especialmente Locke, que pretendía poner el origen y el valor del
conocimiento en la experiencia. Si esta es limitada, todo lo que de ella se deduzca será también
limitado, poniendo en entredicho el carácter universal de la ciencia. 

Leibniz distingue dos tipos de verdades, verdades de hecho y verdades de razón (de los que
hablamos brevemente). 

1.- Verdades de hecho: Son las que nacen de la experiencia sensible, se caracterizan por su
contingencia y se refieren a realidades efectivas. Se rigen por el principio de razón suficiente:
Nada ocurre sin una razón suficiente, es decir, sin que sea posible, al que conoce
suficientemente las cosas dar una razón que baste para determinar porqué es así y no de otro
modo.

2.- Verdades de razón: Son verdades innatas, a las que se llega, haciendo explícitas las
capacidades propias de la razón. Las verdades de razón se manifiestan por el funcionamiento
interno del entendimiento, sin necesidad de experiencia alguna. Se rigen por el principio de
contradicción, por ejemplo, el funcionamiento de las mónadas es una verdad de razón coherente
con el principio de contradicción, concretamente, el conocimiento estrictamente racional se
explica por la actividad de la mónada quien percibe sus propias afecciones. 

Según todo esto todo lo que es, por el hecho de ser algo real, es algo inteligible, y por el
contrario no se puede afirmar con verdad la realidad de algo si no es inteligible. Así el principio
de inteligibilidad de las cosas se convierte en el criterio de verdad (adecuación con la realidad).
Ej. : La mesa es inteligible porque conocemos que la ha construido un carpintero. No se puede
explicar que exista aquí y ahora una mesa (un hecho), sino es porque la ha construido alguien. A
los conocimientos de hechos hay que encontrarles su razón para que pasen a ser verdades de
razón. 

Podemos ahora determinar el ideal del conocimiento: Muchas de las razones que fundamentan
razones de hecho son a su vez hechos que necesitan otra razón anterior para ser inteligibles (Ej.:
El carpintero también requiere su razón suficiente para que sea también inteligible). El ideal será
encontrar un hecho que a su vez sea su propia razón, esto es Dios, Dios tiene en sí mismo su
propia razón, en él no se puede encontrar ninguna verdad de hecho. 

Dios conoce todas las razones de los hechos, y por ello las verdades de hecho en Dios se
convierten en verdades de razón, y este es el ideal del conocimiento, conocer todo como
verdades de razón. La actividad de conocimiento del hombre es un trabajo progresivo sin final
para convertir las verdades de hecho en verdades de razón. 

hegel

la filosofia de hegel apunta al idalismo aboluto que dice que no es correcta la division de sujeto y
objeto, puesto que nada hay mas alla del pensamiento. 
el ser es lo que puede ser pensado, y el conocimiento, por coniguiente, no esmero conocimiento
fenomenico, que se apropia de la apariencia de las cosas sino que es conocimiento total... (lo
absoluto es sujeto) 

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