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ROSARIO

Misterios Gozosos

Ofrecimiento del Rosario

Me uno a todos los santos que están el cielo, a todos los justos que están en la tierra, a
todas las almas fieles que están en este lugar.
Me uno a Vos oh Jesús, para alabar dignamente a vuestra Santa Madre y alabaros a Vos
en Ella y por Ella.
Renuncio a todas las distracciones que me vinieren durante este rosario, que quiero recitar
con modestia, atención y devoción como si fuera el ultimo de mi vida. Amén.

Señal de la Cruz
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el Primer Misterio Gozoso contemplamos la Anunciación del ángel y la


Encarnación del Verbo

La primogénita de todas las criaturas, la síntesis del orden del universo, la Madre de la
Sabiduría, no fue capaz de imaginar cómo sería posible realizarse en Ella la Encarnación
del Verbo. “…ninguna cosa es imposible para Dios” le dijo el ángel. De un lado, la humildad
perfectísima de una Virgen, de otro, el poder absoluto de Dios. La omnipotencia se deja
atraer por la humildad.  
Por este Misterio, pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para que sea infundida en
nuestra alma el mismo don de humildad que Ella posee, y una entera confianza en la
omnipotencia divina.

En el Segundo Misterio Gozoso contemplamos la Visitación de María a su prima


Santa Isabel

Inmediatamente resonó allí la voz de la Madre del Verbo Encarnado, toda la familia del
Bautista se vio llena de gracias y bendiciones celestiales, en una primera manifestación de
la inagotable riqueza de beneficios y misericordias que Jesús traía al mundo.  
Por este Misterio, pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para obtener la gracia de
estar siempre atentos a la voz de María en nuestro interior, y de una ardiente caridad para
con nuestro prójimo.

En el Tercer Misterio Gozoso contemplamos el Nacimiento del Niño Jesús en Belén


El cielo y la tierra celebran el nacimiento del Salvador. Y en la gruta de Belén, la Santísima
Virgen tomó reverentemente al Niño Jesús y lo estrechó a su pecho. Imaginemos los
sentimientos de devoción, de ternura y de amor que experimentó María al ver en sus
brazos al Señor del mundo, el Hijo del Eterno Padre que se había dignado hacerse
también Hijo de Ella, eligiéndola por Madre entre todas las mujeres.  
Por este Misterio y por la intercesión de la Santísima Virgen pidamos la gracia de
conservar siempre todas “las palabras” que nos sean dichas por el Espíritu Santo en
nuestro interior, y meditarlas en nuestros corazones.
En el Cuarto Misterio Gozoso contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el
templo y la Purificación de María

Delante del Sumo Bien, no puede haber una posición de neutralidad: o la adhesión, o el
rechazo. Si seguimos los caminos del Evangelio, se dará con nosotros lo mismo que le
sucedió a Jesús.
Por este Misterio y la intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de cumplir la
Ley con perfección, aceptando con amor y resignación las contradicciones que podamos
causar en los otros, por nuestros dones o virtudes.

En el Quinto Misterio Gozoso contemplamos la Pérdida y Hallazgo del Niño Jesús en


el Templo

Tan pronto se dieron cuenta de su desaparición, María y José se pusieron inmediatamente


a buscar a Jesús. Ejemplo excelso para nosotros: si por culpa o no llegásemos a perder a
Jesús, busquémoslo con toda prontitud.
Por este misterio y la intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de jamás
perder a Jesús; pero si esto se diere, pidamos la gracia de buscarlo con la misma
diligencia que Ella y San José tuvieron.

Salve
Dios te salve
Reina y Madre de misericordia
Vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas
Ea pues señora, abogada nuestra
Vuelve a nosotros, esos, tu ojos misericordiosos
Y después de este destierro
Muéstranos a Jesús
Fruto vendito de tu vientre
Oh clemente
Oh piadosa,
Oh dulce Virgen María
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias
De nuestro Señor Jesucristo. Amen

Misterios Dolorosos

Ofrecimiento del Rosario


Me uno a todos los santos que están el cielo, a todos los justos que están en la tierra, a
todas las almas fieles que están en este lugar.
Me uno a Vos oh Jesús, para alabar dignamente a vuestra Santa Madre y alabaros a Vos
en Ella y por Ella.
Renuncio a todas las distracciones que me vinieren durante este rosario, que quiero recitar
con modestia, atención y devoción como si fuera el ultimo de mi vida. Amén.
Señal de la Cruz
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el primer Misterio Doloroso contemplamos la Agonía de Jesús en el Huerto de los


Olivos

Las oraciones de Jesús al Padre constituyen una de las más bellas escenas del Evangelio.
¿Dónde encontrar en toda la obra de la creación, un relacionamiento con Dios tan rico
cuanto aquél? Jesús es para nosotros el divino ejemplo y consejero. Aprendamos de Él a
rezar para no caer en tentación.
Por este Misterio pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para obtener la gracia de
beneficiarnos plenamente de las oraciones de Jesús, en especial de ésta, hecha en el
Huerto de los Olivos, y así seamos contemplativos con Él.

En el segundo misterio doloroso contemplamos la sangrienta flagelación de Jesús

En este misterio Pilatos manda a flagelar a Jesús por temor a las autoridades judías. Esta
es la actitud frecuente de todos los que buscan una posición neutra entre el bien y el mal:
en situaciones críticas prefieren de cierta manera sacrificar algo del bien, en busca de un
ablandamiento del mal. Como Pilatos no encontró crimen alguno en Jesús, lo mandó
flagelar.
Por este Misterio, pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para obtener la gracia de
siempre atender con entusiasmo y perfección a los llamados de Dios, a fin de no seguir
jamás el ejemplo de Pilatos, mandando flagelar a Jesús.

En el tercer misterio doloroso contemplamos la coronación de espinas de Jesús

Después de Jesús tener su sacratísimo cuerpo destrozado por los azotes de los verdugos,
como Rey y Dios verdadero sufrió en su frente adorable el tormento de las espinas. Ese
suplicio tan doloroso en sí mismo, fue acompañado de otros: bofetadas, escarnios,
sarcasmos y blasfemias de los soldados, según atestiguan los evangelistas.
Por este Misterio, pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para obtener la gracia de
soportar con humildad y resignación las injurias y ofensas, aunque sean injustas,
manteniendo siempre como Jesús un alto sentido de nuestra dignidad

En el Cuarto Misterio Doloroso contemplamos a Jesús con la Cruz a Cuestas Camino


del Calvario

Inmediatamente después de haber sido condenado por Pilatos, Nuestro Señor Jesucristo
tomó la cruz sobre los hombros para llevarla al Calvario y en ella morir crucificado. La
cargó sin manifestar repugnancia alguna; antes por el contrario, la abrazó con amor
indecible, pues deseaba levantar bien alto el estandarte bajo el cual deberían alistarse sus
seguidores en esta tierra. Bajo su peso, Jesús alcanzaba nuestra salvación; y con su
ejemplo, nos daba fuerza para que abrazásemos nuestra propia cruz, y de esta manera
venciésemos las pruebas de esta vida. Es a través de la cruz que con Él compartiremos
después el Reino de los cielos.
Por este Misterio y por la intersección de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de la
paciencia, el coraje y la fortaleza necesaria para cargar todas nuestras cruces,
En el Quinto Misterio Doloroso contemplamos la Crucifixión y Muerte de Jesús

“Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. (…) Jesús decía: Padre, perdónales,
porque no saben lo que hacen (…). Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el
sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona (…). Jesús, dando un fuerte
grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y, dicho esto, expiró.” “Como le
vieron muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el
costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.”

Eh ahí la grandeza y el Misterio de un Dios que se hace hombre, y permite ser muerto en
la cruz para redimir al género humano; un solo gesto suyo sería suficiente para obrar esta
redención; sin embargo, prefirió entregar hasta la última gota de su sangre preciosísima.
¿Y qué debemos hacer nosotros para retribuir tan divina bondad? Si amor con amor se
paga, solo entonces con un amor sin límites y exclusivo con relación a Jesús y a su Madre
santísima seremos justos para con nuestro salvador.
Por este Misterio y la intersección de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de la
conversión de los pecadores, la perseverancia de los justos, y el alivio de las almas del
purgatorio.

Salve
Dios te salve
Reina y Madre de misericordia
Vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas
Ea pues señora, abogada nuestra
Vuelve a nosotros, esos, tu ojos misericordiosos
Y después de este destierro
Muéstranos a Jesús
Fruto vendito de tu vientre
Oh clemente
Oh piadosa,
Oh dulce Virgen María
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias
De nuestro Señor Jesucristo. Amen

Misterios Gloriosos

Ofrecimiento del Rosario

Me uno a todos los santos que están el cielo, a todos los justos que están en la tierra, a
todas las almas fieles que están en este lugar.
Me uno a Vos oh Jesús, para alabar dignamente a vuestra Santa Madre y alabaros a Vos
en Ella y por Ella.
Renuncio a todas las distracciones que me vinieren durante este rosario, que quiero recitar
con modestia, atención y devoción como si fuera el ultimo de mi vida. Amén.
Señal de la Cruz
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el Primer Misterio Glorioso contemplamos la Resurrección de Jesús

Nuestro Señor triunfó sobre la muerte y el pecado. Redimido el género humano y abiertas
nuevamente para nosotros las puertas del cielo, el alma sacratísima de Jesús se reúne a
su adorable Cuerpo en el sepulcro, de donde sale para aparecer a su Santa Madre, a las
santas mujeres y a sus apóstoles y discípulos.
Por este Misterio y por la intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de tener
siempre presente en nuestra memoria la escena de la Resurrección y del juicio final, en el
cual todos podrán conocer la totalidad de las obras de los hombres.

En el Segundo Misterio Glorioso contemplamos la Ascensión del Señor a los cielos

Después de prometer a los Apóstoles la venida del Espíritu Santo, Nuestro Señor se elevó
por su propio poder hasta el cielo empíreo, donde fue recibido con pompas divinas por el
Padre Eterno y toda la corte celestial. Le fue dado el asiento a la derecha del Altísimo, de
donde volverá con toda su gloria y majestad para juzgar a los vivos y a los muertos.
Por este Misterio y por la intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de tener
constantemente un ardiente deseo de ir al cielo, con nuestros cuerpos glorificados.

En el Tercer Misterio Glorioso contemplamos la venida del Espíritu Santo sobre


Nuestra Señora y los Apóstoles

El convivio intenso de los discípulos con el Maestro no había sido suficiente para
transformarlos, ni siquiera para fortalecerlos. Con la venida del Espíritu Santo, la Iglesia
nacida del misterio Pascual de Cristo, adquirió vigor y se expandió de manera milagrosa.
Por este misterio, pidamos a la Santísima Virgen: que interceda por nosotros junto a su
divino esposo, para obtenernos la plenitud de los dones, que de tal manera transformaron
a los discípulos de Jesús y así podamos cumplir nuestra misión con perfección.

En el Cuarto Misterio Glorioso contemplamos la Asunción de María a los cielos

¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han
cesado las lluvias y se han ido. (…) Muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu
voz es dulce, y bello tu semblante.

Cumplida su misión en esta tierra y ardiendo en deseos de unirse a su adorable hijo en la


eternidad. María Santísima, adormeció suavemente en el Señor; no fue la muerte vestida
de luto y tristeza; sino el amor divino adornado de luz y de alegría, quien vino a romper el
hilo de tan noble vida. Y sin que su cuerpo virginal sufriese las injurias de la corrupción,
también ella resucito y fue llevada gloriosamente a los Cielos, de donde salió Jesús a
recibirla con la bienaventurada compañía de los ángeles y de los santos.
María entra en la mansión celestial, toda hermosa y resplandeciente como la Bendita entre
todas las mujeres, y llena de gracia, la predilecta de Dios, la inmaculada, la más bella de
todas las criaturas.
Por este Misterio, pidamos a la Santísima Virgen una ardorosa y tierna devoción a ella,
nuestra querida y tan buena madre.

En el Quinto Misterio Glorioso contemplamos la Coronación de Nuestra Señora


como Reina universal de todo lo creado

Nuestra Señora es glorificada por la Santísima Trinidad, ella resplandece como reina de los
Ángeles y de los Santos en medio del júbilo de toda la corte celestial. El Padre Eterno la
coronó, comunicándole la omnipotencia de la súplica; el Hijo, la sabiduría; y el Espíritu
Santo el amor. Premiada con esa triple corona, Nuestra Señora, Soberana y Madre
compasiva, comienza a extender sobre nosotros, hijos y vasallos suyos, la inagotable
abundancia de sus misericordias.
Por este Misterio y la intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la perseverancia en la
gracia y la corona de gloria.

Salve
Dios te salve
Reina y Madre de misericordia
Vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas
Ea pues señora, abogada nuestra
Vuelve a nosotros, esos, tu ojos misericordiosos
Y después de este destierro
Muéstranos a Jesús
Fruto vendito de tu vientre
Oh clemente
Oh piadosa,
Oh dulce Virgen María
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias
De nuestro Señor Jesucristo. Amen

Misterios Luminosos

Ofrecimiento del Rosario

Me uno a todos los santos que están el cielo, a todos los justos que están en la tierra, a
todas las almas fieles que están en este lugar.
Me uno a Vos oh Jesús, para alabar dignamente a vuestra Santa Madre y alabaros a Vos
en Ella y por Ella.
Renuncio a todas las distracciones que me vinieren durante este rosario, que quiero recitar
con modestia, atención y devoción como si fuera el ultimo de mi vida. Amén.

Señal de la Cruz
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


En el primer misterio luminoso contemplamos el bautismo de Jesús en el río Jordán
(2 Co 5, 21 y Mt 3, 17)

Antes de iniciar su vida pública, Jesús, la Inocencia Encarnada, se hizo bautizar


asumiendo sobre sí nuestras debilidades, maldades y miserias. De esta forma deben
comenzar todas las obras de santidad: por una purificación. Por este misterio y la
intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de que por el Bautismo de su Divino
Hijo, nos obtenga un corazón limpio y un espíritu nuevo, para realizar con perfección
nuestro apostolado junto al prójimo.

En el segundo misterio luminoso contemplamos la realización del primer milagro de


Jesús, transformando el agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2, 1-12.)

En realidad, la hora no había llegado aún. Sin embargo, una simple insinuación de la
Madre, lleva a Jesús a anticipar sus portentosos milagros. Permitió la Providencia que
sucediese de esa forma, para enseñarnos el maravilloso poder de intercesión de María
Santísima junto a su Divino Hijo. Por este misterio y la intercesión de la Santísima Virgen,
pidamos la gracia de tener una confianza inquebrantable, pura y creciente en la
omnipotencia de su súplica.

En el tercer misterio luminoso contemplamos la predicación de Jesús, anunciando el


reino de dios e invitando a la conversión (Mc 1, 15; Mc 2, 3-13; Lc. 47-48)

Después de ser Juan encarcelado, Jesús fue a Galilea a predicar el evangelio de Dios; y
decía: «Se ha cumplido el tiempo y el reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el
evangelio».

Jesús nos amos hasta la muerte, y muerte de cruz, desde la pesebrera de Belén su
Sagrado Corazón ardía en deseos de realizar la más alta de las obras en el orden de la
creación: nuestra redención. Aguardaba ansioso el momento de iniciar su exhaustiva vida
pública, a fin de anunciarnos la buena nueva, y para ello la prisión del Bautista debía ser
tomada como señal. Con que jubilo y emoción comenzó Él a afirmar a todos, que se
habían completado los días y a anunciar la proximidad del reino de Dios. Las puertas del
Cielo estaban dispuestas para ser reabiertas y esta vez por el unigénito del Padre en
cuanto Dios y hombre verdadero. El exilio iría a terminar y un maravilloso régimen de
gracia se establecería como semilla de esta gloria eterna.
Por ello, pidamos en este Misterio por intercesión de la Santísima Virgen, que nos obtenga
de su divino hijo: el perdón de todos nuestros pecados, la extirpación de los defectos,
caprichos y apegos; además de una total conversión. Que ella nos transforme de tal forma
que nuestro corazón pase a ser semejante al suyo, para así con perfección trabajar para la
salvación de todos, y la expansión del Reino de Cristo.

En el cuarto misterio luminoso contemplamos la transfiguración de Jesús en el


monte tabor (Lc 9, 35)

Al transfigurarse delante de los tres Apóstoles, Jesús fortaleció nuestra esperanza sobre la
vida eterna, animándonos a soportar bien los sufrimientos y pruebas de esta vida. Cuando
nosotros sabemos la gloria que nos aguarda, tenemos más paciencia en medio de las
tribulaciones. ¡Con este fulgor será nuestra resurrección en el día del juicio!
Por este misterio, pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para obtener la gracia de
nunca perder la convicción de la gloria que está reservada a los que perseveren, a fin de
que jamás nos desanimemos a lo largo de nuestra existencia.

En el Quinto Misterio Luminoso contemplamos la Institución de la Eucaristía en la


Última Cena (Jn13, 1)

¿Qué más podría habernos dado Jesús? Se hizo comida y bebida para que eternamente
podamos participar de su propia vida. Descendió desde lo más alto de los cielos,
asumiendo la sustancia del pan y del vino para elevarnos al convivio de Dios. Al comulgar,
nosotros nos asemejamos a María por algunos momentos, poseyendo el Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesús en nuestras entrañas.
Por este Misterio, pidamos a nuestra Señora del Santísimo Sacramento: la gracia de crecer
ardorosamente en la devoción eucarística, y de jamás perder la oportunidad de comulgar
con toda nuestra fe, esperanza y amor.

Salve
Dios te salve
Reina y Madre de misericordia
Vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva
A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas
Ea pues señora, abogada nuestra
Vuelve a nosotros, esos, tu ojos misericordiosos
Y después de este destierro
Muéstranos a Jesús
Fruto vendito de tu vientre
Oh clemente
Oh piadosa,
Oh dulce Virgen María
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias
De nuestro Señor Jesucristo. Amen

EL ROSARIO CANTADO
por Pablo L. De Marcos

Oración inicial

Lléname Señor con tu Espíritu.


Lléname Señor con tu Espíritu.
Y déjame sentir el fuego de tu Amor
Aquí en mi corazón, Señor.
Y déjame sentir el fuego de tu Amor
Aquí en mi corazón, Señor.
Amén

MISTERIOS GOZOSOS
(Para todos los misterios se utilizará la melodía de “El trece de Mayo”)

I. LA ANUNCIACIÓN DEL ANGEL A MARÍA


Llegó hasta María del Ángel la voz:
“Serás tú –le dice- la Madre de Dios.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

II LA VISITA DE MARÍA SANTÍSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL


María visita a Santa Isabel,
llenando de gracias a su sierva fiel.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

III EL NACIMIENTO DE JESÚS EN BELÉN


En pobre pesebre nació el Salvador;
los ángeles cantan la paz y el amor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

IV LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO


La Virgen su ofrenda al Templo llevó,
y allí Jesús Niño a Dios presentó.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

V JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO


Tres días perdido estuvo Jesús,
y dio a los doctores raudales de luz.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

MISTERIOS LUMINOSOS

I EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL RÍO JORDÁN.


Quiso sumergirse en el río Jordán
y ser bautizado por su primo Juan.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María
II LA AUTORREVELACIÓN DE JESÚS EN LAS BODAS DE CANÁ.
Si pide María, el Hijo que es Dios,
no puede a la Madre decirle que no.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María

III EL ANUNCIO DEL REINO INVITANDO A LA CONVERSIÓN.


Queremos ser signos vivos de tu amor,
sembrar en el mundo tu Reino, Señor
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María

IV LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
A sus seguidores les muestra el Señor
la gloria del cielo en el monte Tabor.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María

V LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA.
En la santa cena tu palabra obró
este gran prodigio digno de tu amor.
Ave, ave, ave María
Ave, ave, ave María

MISTERIOS DOLOROSOS

I LA ORACIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ


Orando en el huerto el Buen Redentor
vertió de su sangre un largo sudor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

II LA FLAGELACIÓN
Cuando en la columna azotes sufrió,
por todos los hombres Jesús padeció.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

III LA CORONACIÓN DE ESPINAS


Corona de espinas su frente rasgó
por los pensamientos que ofenden a Dios.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.
IV LA VÍA DE LA CRUZ
Al Monte Calvario camina Jesús
llevando en sus hombros divinos la cruz.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

V LA MUERTE DE JESÚS
En la cruz clavado murió el Salvador,
dejando a María por Madre de amor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

MISTERIOS GLORIOSOS

I LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR


Después de tres días revive el Señor,
de muerte y pecado feliz Vencedor.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

II LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO


Subiendo a los cielos en carne inmortal
nos abre las puertas de la eternidad.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

III LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO


En lenguas de fuego, cual dones de amor,
llegó hasta los Doce el Consolador.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

IV LA ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO


En cuerpo y en alma la Virgen se va
al cielo donde Ella nos esperará.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.

V LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE TODO LO CREADO


De cielos y tierra se escucha una voz:
María es la Reina de la Creación.
Ave, ave, ave, María.
Ave, ave, ave, María.
CONCLUSIÓN

Oración final
(Con la melodía de “Bendita sea tu pureza”)
Quisiera Virgen María,
Madre mía muy amada,
Tener el alma abrasada
En vuestro amor noche y día.
¡Oh, dulce Señora mía,
quién tuviera tal fervor
que aventajara en ardor
a los serafines todos,
amándoos por cuantos modos
inventó el más fino Amor!
Amén

El 13 de mayo la Virgen María,


bajó de los cielos a Cova de Iría.
Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

A tres pastorcitos la Madre de Dios,


descubre el misterio de su Corazón.
Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

El Santo Rosario constantes rezad,


y la paz al mundo el Señor dará.
Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

Haced penitencia, haced oración,


por los pecadores implorad perdón.
Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

Mi amparo a los pueblos


habré de prestar,
si el Santo Rosario me quieren rezar.
Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.
Rezad por el Papa,
rezad por la Iglesia,
por los pecadores haced penitencia.
Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

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