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Cumaná. Edo-Sucre
2do ´´A´´
Las lenguas cambian, generalmente muy lentamente, a veces muy rápidamente. Existen
muchas razones por las que una lengua puede cambiar. Una razón obvia es la interacción
con otras lenguas. Por ejemplo, si una tribu de gente realiza intercambios con otra,
empezarán a utilizar palabras específicas y frases para los objetos de intercambio. Si una
tribu pequeña, pero poderosa, subyuga a una tribu más grande, se observa que la lengua
que habla la elite a menudo muestra la influencia de la constante interacción con la
mayoría, mientras que la lengua de la mayoría importa vocabulario y estilos de habla de la
lengua de la elite. A menudo una o la otra desaparece, dejando atrás a un profundamente
alterado "vencedor". Un ejemplo de este suceso es el Inglés: el Francés Normando de los
conquistadores desapareció hace bastante tiempo, pero no sin antes cambiar el Anglo-
Sajón en un Inglés altamente afrancesado.
Los mecanismos más lentos de cambio parecen incluir la “batalla” entre simplicidad y
expresividad: queremos que nuestros idiomas comuniquen tanta información como sea
posible, y además hacerlo de manera económica. Queremos que nuestros idiomas sean
ricos, pero concisos. Incluye cambios, formas y reglas gramaticales.
Bajo el gobierno del imperio romano, en 19 A.C., la región se hizo conocida como
Hispania, y sus habitantes aprendieron el latín de comerciantes, colonizadores,
administradores y soldados romanos. Cuando el latín clásico de las clases educadas de
Roma se mezcló con las lenguas pre-romanas de los ibéricos, celtas y cartagineses,
apareció una lengua llamada latín vulgar. Siguió los modelos básicos del latín pero tomó y
añadió palabras de otras lenguas.
Incluso después que los visigodos, tribus germánicas de Europa oriental, invadieron
Hispania en el siglo V D.C., el latín continuó siendo el idioma oficial del gobierno y la
cultura hasta aproximadamente el año 719 D.C., cuando grupos islámicos de habla árabe
del norte de África, llamados los moros, completaron su conquista de la región. El árabe y
un dialecto afín llamado Mozárabe se hablaron ampliamente en la España islámica,
excepto en unos cuantos reinos cristianos lejanos que se encontraban en el norte, como
Asturias, en donde el latín vulgar sobrevivió.
El idioma que resultó fue un idioma híbrido porque el castellano tomó muchas palabras
del mozárabe, y se calcula que el español moderno cuenta con aproximadamente 4,000
palabras con raíces árabes.
En la actualidad, el español es la segunda lengua más hablada del mundo. Un idioma que,
al igual que ocurre con todos, no nació en un día exacto ni en un punto geográfico
concreto, sino que se fue gestando y desarrollando a través de un proceso de formación
muy relacionado con los momentos de paz y de guerra entre unos pueblos y otros. La
lengua no nace, sino que los pueblos las van construyendo cada día, siendo algo vivo y
dinámico que va evolucionando en base a una realidad del pueblo que la habla que, por
supuesto, no es estática.
Sin embargo, es probable que una vez haya habido sólo una lengua, una con un
vocabulario limitado y con reglas simples para combinar palabras y formar oraciones.
Mientras la necesidad aumenta, el vocabulario se expande, al combinar viejas palabras o
inventar nuevas, y las reglas se pueden volver más y más detalladas. En algún punto,
mucho tiempo atrás, el vocabulario y la gramática habrían aparentemente despegado.
Todos los lenguajes hoy en día parecen ser iguales en su capacidad de expresar los
matices y complejidades de la vida humana y de una u otra manera constituyen la
herramienta principal de comunicación.