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Caducidad Divorcio
Caducidad Divorcio
Registro: 164626
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXXI, Mayo de 2010
Materia(s): Civil
Tesis: VI.2o.C.718 C
Página: 1929
En la legislación procesal civil de esta entidad federativa, vigente a partir del 1o.
de enero de 2005, se atribuye el carácter de presupuesto procesal a todo aquel
requisito que resulte necesario para la existencia de la relación jurídica entre las
partes, a condición de que éste se encuentre establecido en las leyes, tal como lo
señala el artículo 99, fracción VII, de ese ordenamiento. Por su parte, el artículo
459 del Código Civil local dispone que la acción de divorcio necesario sustentada
en eventos de realización instantánea, debe ejercerse dentro del término de seis
meses siguientes al momento en que el actor tenga conocimiento de los hechos
que le den motivo. Por tanto, se concluye que la presentación oportuna del escrito
de demanda, es decir, dentro del plazo legal previsto para el válido planteamiento
de la pretensión, constituye un presupuesto procesal para la correcta integración
de la relación jurídico procesal, pues si hubiere operado la caducidad en el
ejercicio de la acción, el proceso no podría estar correctamente conformado, al ser
ineficiente al uso que de ella hizo el actor; máxime que la caducidad de la acción
debe diferenciarse de la prescripción, ya que la primera es de orden procesal y
sólo extingue la posibilidad de tramitar en juicio una pretensión que no se intentó
oportunamente, en tanto que, la segunda, es de naturaleza sustantiva y está
referida a la extinción, por el transcurso del tiempo, del derecho u obligación
exigidos a través del ejercicio de aquélla; una por ser de carácter procesal debe
ser advertida de oficio por la autoridad judicial, en cambio la otra, al ser de orden
sustantivo requiere ser opuesta como excepción por el directamente interesado en
su declaración; además la caducidad no puede ser renunciada o convalidada, en
tanto que, la prescripción sí puede ser objeto de renuncia por aquel que pudiera
beneficiarse de ella.
Nota: Por ejecutoria del 30 de marzo de 2011, la Primera Sala declaró inexistente
la contradicción de tesis 293/2010, derivada de la denuncia de la que fue objeto el
criterio contenido en esta tesis, al estimarse que no son discrepantes los criterios
materia de la denuncia respectiva.
Época: Novena Época
Registro: 186656
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XVI, Julio de 2002
Materia(s): Civil
Tesis: X.3o.17 C
Página: 1257
El estudio oficioso de la caducidad a que se refiere el artículo 278 del Código Civil,
no implica violación a los artículos 14 y 16 constitucionales, toda vez que el
ejercicio de la acción, dentro del término legal, constituye un presupuesto
imprescindible, y la autoridad jurisdiccional no sólo está facultada para hacer el
estudio oficioso de ese presupuesto, sino que además está obligada a realizarlo,
como lo está con respecto de los restantes elementos constitutivos de la acción.
El término de seis meses que refiere el artículo 262 del Código Civil para el Estado
de México, en relación con la caducidad de la acción de divorcio, debe computarse
en la forma que expresamente establece el indicado precepto, es decir, dentro de
los seis meses siguientes al día en que hayan llegado a su noticia los hechos en
que se funde la demanda; de ahí que sin duda dicho término inicia a partir del
referido día al en que se tenga conocimiento de la causal de divorcio relativa. En
consecuencia, si el inconforme manifiesta que los hechos injuriosos a que alude
su acción reconvencional ocurrieron en una fecha determinada, es a partir del
siguiente día de tal conocimiento que empiezan a correr los seis meses completos
a que se contrae el citado numeral para que presente su demanda, y no al mes
siguiente; de ahí que si transcurre con exceso dicho término es patente que opera
la caducidad, pues debe insistirse en que para deducir la acción de divorcio el
aludido término de seis meses debe computarse a partir del siguiente día desde la
fecha en que se conozcan los hechos o causa de divorcio base de la acción.
VIGÉSIMO PRIMERO. A juicio de esta Primera Sala el criterio que debe de prevalecer es el que esta
Sala sustenta en el sentido de que de conformidad con lo establecido en los Códigos de
Procedimientos Civiles para el Estado Libre y Soberano de México, Código de Procedimientos
Civiles para el Estado de Puebla y Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco, la
confesión ficta es una presunción legal que admite prueba en contrario a la cual se le debe
conceder pleno valor probatorio cuando no exista prueba en contrario.
En tal virtud, para una mejor comprensión del presente asunto, es conveniente realizar algunas
precisiones en torno al tema de la confesión ficta.
Conviene ahora destacar que la confesión puede hacerse dentro del juicio o fuera de él y
dependiendo de esto, las consecuencias para el que la produce pueden ser distintas.
La confesión que se produce dentro de un juicio es la llamada confesión judicial, y ésta a su vez
puede ser expresa o ficta.
La confesión expresa es la que se produce por parte de una persona capaz de obligarse y que se
hace ante la autoridad jurisdiccional, ya sea por escrito o de manera verbal, al contestar las
preguntas o posiciones formuladas por su contraparte o por el mismo órgano judicial.
La confesión ficta es la que se produce ante la falta de contestación de la demanda, ya sea total o
parcial, en cuyo caso, dependiendo de lo que establezca la legislación correspondiente, puede
traer como consecuencia que se tenga por contestada en sentido afirmativo o negativo. También
se produce la confesión ficta por la declaratoria de confeso, misma que puede darse por la
inasistencia sin justa causa del absolvente a la audiencia de desahogo de esa prueba; cuando éste
se niegue a declarar, o cuando al hacerlo conteste con evasivas o insista en no responder
categóricamente.
De la lectura de las disposiciones legales que han sido transcritas, se advierte que todas
contemplan la confesión ficta y los casos en los que procede su declaración.
En efecto, los ordenamientos adjetivos en mención coinciden en que la confesión ficta puede
darse en los siguientes casos: 1. Cuando no se contesta la demanda o por la parte de ésta, que no
se conteste; 2. Cuando el absolvente no comparezca al desahogo de la diligencia correspondiente
sin justa causa, salvo que no haya sido apercibido legalmente; 3. Cuando el absolvente se niegue a
declarar; y, 4. Cuando al contestar lo haga con evasivas o no responda afirmativa o negativamente.
Y, en cuanto al valor y alcance probatorios de la confesión ficta, todos los ordenamientos legales
citados concuerdan en que produce una presunción, la cual puede ser desvirtuada por cualquiera
de las demás pruebas rendidas en el juicio.
La doctrina ha señalado que las presunciones son el resultado de la operación de la mente que por
sistemas inductivos o deductivos llevan de un hecho conocido y cierto a otro que se desconoce y
se trata de averiguar, y las clasifica en simples y legales; en las primeras, la ley permite al Juez su
libre apreciación; y en las legales, la ley vincula su apreciación por medio de sus reglas. Estas
últimas, a su vez se clasifican en presunciones legales relativas o juris tantum, y legales absolutas o
juris et de jure. Las presunciones juris et de jure, son aquellas en que la ley no admite prueba en
contrario, y obligan al Juez a aceptar como cierto el hecho que se presume, mientras que las juris
tantum, se definen como aquellas en que la ley admite la existencia de un hecho, salvo que se
demuestre lo contrario.
La apreciación de esta prueba conforme a los códigos procesales citados, se puede catalogar como
un sistema mixto de valoración que combina la prueba tasada con la libre apreciación, aunque
tiene predominio la primera.
Con lo hasta aquí expuesto, se puede afirmar que conforme a los códigos de procedimientos
analizados, la confesión ficta produce una presunción juris tantum, porque puede ser desvirtuada
por cualquiera de las demás pruebas rendidas en el juicio. Esto significa que la confesión ficta, para
que alcance su pleno valor probatorio, es indispensable que no esté contradicha con otras pruebas
existentes en autos.
En suma, en relación con la valoración de la confesión ficta podemos establecer las siguientes
reglas:
b) La confesión ficta admite prueba en contrario, o sea es una presunción juris tantum; y,
c) Cuando no existe prueba en contrario, la confesión ficta produce pleno valor probatorio.
Por los anteriores motivos, no le asiste la razón al Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Segundo Circuito al sostener que la confesión ficta no constituye una presunción legal a la que se
le debe conceder pleno valor probatorio, y que tenga que adminicularse con otros medios de
prueba, porque no fue el legislador quien mediante el juicio lógico de un hecho conocido, dedujo
la existencia de otro desconocido.
Lo anterior es así, ya que por disposición legal la confesión ficta produce una presunción, la cual
admite prueba en contrario y cuando no exista ésta, produce pleno valor probatorio.
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: 70, Cuarta Parte
"Página: 33
En tal virtud, debe prevalecer el criterio sustentado por esta Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, por lo que con fundamento en el artículo 195 de la Ley de Amparo, la tesis
correspondiente debe quedar redactada con el siguiente rubro y texto:
CONFESIÓN FICTA, PRUEBA DE LA. REQUISITOS PARA SU VALORACIÓN (LEGISLACIÓN CIVIL DE LOS
ESTADOS DE MÉXICO, PUEBLA Y JALISCO).-De conformidad con diversas disposiciones de los
Códigos de Procedimientos Civiles del Estado de Puebla y Código de Procedimientos Civiles para el
Estado de México (y que estuvieron vigentes hasta diciembre de dos mil cuatro y julio de dos mil
dos, respectivamente), y de Jalisco (vigente) la prueba de la confesión ficta, produce presunción
legal cuando no exista prueba en contrario y en este caso se le debe conceder pleno valor
probatorio, para que adquiera dicho carácter, ya que su valoración en esta precisa hipótesis no
queda al libre arbitrio del juzgador, porque se trata de una prueba tasada o legal; sin que esto
implique que si se ofrecen o se llegaren a ofrecer otras pruebas, éstas puedan ser apreciadas por
el juzgador para desvirtuar dicho medio de convicción, ya que en ese supuesto la propia ley le
otorga el carácter de una presunción juris tantum.
PRIMERO.-No existe contradicción entre los criterios sustentados por los Tribunales Colegiados
precisados en los considerandos: décimo tercero, décimo cuarto, décimo quinto, décimo sexto,
décimo séptimo, décimo octavo y décimo noveno de la presente resolución.
SEGUNDO.-Sí existe la contradicción de criterios entre el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Segundo Circuito, en contra de los sustentados por el Tercer Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito (ahora Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito) y el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito.
TERCERO.-Dése publicidad a esta ejecutoria, en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por unanimidad de
cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, Sergio A. Valls Hernández, Juan
N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero de García Villegas (ponente) y presidente José Ramón Cossío
Díaz.