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PABLO MARZILLI
La generación Z es
espiritual pero no religiosa
Es un desafío para la iglesia esta nueva generación joven, que se muestra
espiritual, con conciencia y creencias de fe, pero no institucionalizada.
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Una joven de la generación Z. / Foto de Sharon McCutcheon en Unsplash
Hoy en día la iglesia tiene importantes desafíos que enfrentar, quizás
los más evidentes o notorios y respecto de los cuales tendemos a hablar con
mayor frecuencia sean: aborto, ideología de género, consumismo,
hiperindividualismo, corrupción, pobreza, marginalidad, espiritualismo,
entre otros.
Pasamos por alto que siempre, a lo largo de los siglos Dios rompió los
moldes, se salió de los cauces naturales, hizo de manera diferente a la
esperada. Es que precisamente eso es un milagro, la irrupción del poder de
Dios transformando la realidad a partir de las limitaciones, las debilidades,
la escasez y la propia naturaleza.
Hacía cosas que eran raras, extrañas, pero no porque violaba la ley
sino porque realmente la aplicaba. Era más importante el amor y la
misericordia que el sábado, era más trascendente el perdón que comer con
las manos sucias, era una mayor muestra del amor de Dios el libertar a los
cautivos que contentar a los religiosos.
A veces no nos damos cuenta de que tendemos a hacer lo mismo que los
religiosos, y nos cuesta entender que no podemos limitar, contener,
encasillar, el amor, la gracia y la misericordia de Dios.
Un claro ejemplo de esto son los jóvenes, esas extrañas personas que
llegan a nuestras iglesias con el pelo largo o cortado extrañamente, con
pantalones rotos, remeras gastadas, algunos con tatuajes, aros, tachas y
de apariencia chocante. A nuestro parecer, incapaces de darse cuenta la
importancia del rito, la sacralidad del culto, la importancia de nuestras
tradiciones.
La iglesia debe aceptar que estamos en un nuevo entorno y hay una nueva
generación a la que se denomina “Z” (también conocida como
“postmillennial” o “centennial”)[1]. Esta nueva generación pese a lo que se
sostuvo durante mucho tiempo de que la religión perdería poder y eficacia
entre las futuras generaciones, por el contrario, se muestra espiritual y con
conciencia y creencias de fe, aunque no institucionalizada en su mayoría.
Esto tiene que ver con las creencias por ejemplo las personas consultadas
en su mayoría creen en el alma (74%), en Dios (71%), los jóvenes de entre
18 a 24 años creen en Dios en un (74%).
Las nuevas generaciones nos deben seguir, hay que prepararlas, hay
que dotarlas de contenidos veraces y herramientas ágiles y modernas,
hay que impulsarlas par que ocupen los lugares de influencia, hay que
capacitarlas en amor y misericordia para que amen a sus pares tal como
Cristo los ama y se entregó por ellos.
Pero esto no lo hacemos con liturgia, con formas, con tradición, lo hacemos
caminando con ellos, sintiendo con ellos, influenciando sobre ellos y
amando con ellos. Esta es una tarea no fácil para nuestra iglesia hoy,
mantener la profundidad aunque renovemos las formas.
[2] El estudio referenciado es: “The age gap in religión around the World”
(13 de junio de 2018).
[3] https://www.lanacion.com.ar/2152655-jovenes-y-religion-creer-mas-
alla-de-las-instituciones