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Metales

Intruduccion
Los metales han sido desde el origen de los tiempos la base de nuestra civilización, estando
presentes en nuestras herramientas y enseres domésticos, en nuestras viviendas y medios de
transporte, e incluso en nuestros símbolos de poder, ya sea en las joyas que nos adornan o en las
armas con las que nos defendemos

Que es?
se conocen como metales o metálicos a aquellos elementos de la Tabla Periódica que se
caracterizan por ser buenos conductores de la electricidad y del calor. Estos elementos
tienen altas densidades y son generalmente sólidos a temperatura ambiente 

Historia
Desde los tiempos prehistóricos en los que el Hombre aprovechaba los metales tal y como se los
encontraba en la naturaleza, a los tiempos actuales con los grandes avances en metalurgia y
aplicaciones industriales, los metales han sido, son y serán la base del progreso de la Humanidad.

Los primeros metales que el hombre utilizó fueron el oro, la plata o el cobre que se encuentran
con cierta facilidad en estado metálico puro (en forma de elementos nativos). Paulatinamente se
fue desarrollando la tecnología necesaria para obtener nuevos metales (metalurgia),
calentándolos en un horno de piedra o barro mediante carbón de madera. El primer gran avance
se produjo con el descubrimiento del bronce, entre 3500 y 2000 a.C., al emplear mineral de cobre
mezclado, de manera más o menos accidental, con pequeñas cantidades de estaño, lo que
permitía fundirlo con más facilidad y que, una vez sólido, fuese más tenaz. En este momento
comenzó la denominada Edad del Bronce. Otro hito importante en la historia fue el
descubrimiento del hierro. Los objetos de hierro más antiguos proceden de Mesopotamia,
Anatolia y Egipto y su uso debió ser ceremonial, ya que en origen era un metal muy caro, más que
el oro. Inicialmente se utilizó hierro procedente de meteoritos y más tarde como subproducto de
la obtención de cobre. La sustitución del bronce por el hierro fue paulatina (iniciándose la Edad del
Hierro), teniendo gran importancia el denominado proceso de carburización, consistente en añadir
carbono al hierro. El hierro se obtenía como una mezcla de hierro y escoria (con algo de carbono o
carburos), y era forjado para darle forma, eliminándose así la escoria y provocando además la
oxidación del carbono. Este hierro forjado tenía por lo tanto un contenido en carbono muy bajo y
no se podía endurecer fácilmente al enfriarlo en agua. Se observó que se podía obtener un
producto mucho más duro calentando la pieza de hierro forjado en un lecho de carbón vegetal y
después sumergirlo en agua o aceite, ya que así el producto resultante presentaba una costra
superficial de acero, por lo que era más duro y menos frágil que el bronce, al que comenzó a
reemplazar. El mercurio es conocido desde la época romana debido a la explotación de los
yacimientos de Almadén en Ciudad Real, los mayores depósitos existentes en el mundo. No
obstante dada su naturaleza líquida a temperatura ambiente y su elevada volatilidad, las
aplicaciones fueron limitadas, principalmente para elaborar espejos y para extraer oro y plata por
amalgamación, uso este muy empleado en los siglos XVI y XVII durante la conquista de América.
Las aleaciones de cinc, esencialmente el latón (cobre + cinc), han sido empleadas desde la
antigüedad, habiéndose encontrado piezas del siglo X a.C. en Israel y Rumania. Los romanos lo
empleaban con cierta frecuencia y en China e India su uso se popularizó en el siglo X. UN POCO DE
HISTORIA Los primeros metales que el hombre utilizó fueron el oro, la plata o el cobre que se
encuentran con cierta facilidad en estado metálico puro (en forma de elementos nativos).
Paulatinamente se fue desarrollando la tecnología necesaria para obtener nuevos metales
(metalurgia), calentándolos en un horno de piedra o barro mediante carbón de madera. El primer
gran avance se produjo con el descubrimiento del bronce, entre 3500 y 2000 a.C., al emplear
mineral de cobre mezclado, de manera más o menos accidental, con pequeñas cantidades de
estaño, lo que permitía fundirlo con más facilidad y que, una vez sólido, fuese más tenaz. En este
momento comenzó la denominada Edad del Bronce. Otro hito importante en la historia fue el
descubrimiento del hierro. Los objetos de hierro más antiguos proceden de Mesopotamia,
Anatolia y Egipto y su uso debió ser ceremonial, ya que en origen era un metal muy caro, más que
el oro. Inicialmente se utilizó hierro procedente de meteoritos y más tarde como subproducto de
la obtención de cobre. La sustitución del bronce por el hierro fue paulatina (iniciándose la Edad del
Hierro), teniendo gran importancia el denominado proceso de 6 El plomo también es conocido
desde antiguo y ya los romanos utilizaban cañerías de este metal. Otro de los metales conocidos
desde la antigüedad es el platino. Los antiguos egipcios y las civilizaciones indias precolombinas ya
lo valoraban como un elemento de gran importancia, pero el descubrimiento "moderno" del
platino se atribuye a los conquistadores españoles en el siglo XVII que lo consideraban un
subproducto de sus minas de plata, de hay su nombre que viene a significar "plata menor". El
arsénico, al menos sus compuestos, eran utilizados por los "alquimistas" desde la antigüedad, pero
el elemento se aisló por primera vez en el siglo XIII. El antimonio ya era utilizado por los babilonios
para ornamentar sus vasijas y por los egipcios como maquillaje y su uso se generalizó en el siglo
XVI por su empleo en la fabricación de los tipos de imprenta. Conjunto de joyas de oro y plata del
siglo I a.C. (Tesoro de Arrabalde, Zamora). Ferrería medieval en Compludo (León). Paisaje minero
de principios del siglo XX. El gran avance en el descubrimiento de los metales tiene lugar a finales
del siglo XVIII con el desarrollo de la Revolución Industrial. En este momento se descubren metales
como el níquel, cobalto, manganeso, wolframio, titanio o cromo y sus aplicaciones, principalmente
en el campo de los aceros. No obstante metales como el níquel o el cobalto venían siendo
empleados desde antiguo, probablemente de manera involuntaria, como impurezas en los
bronces (ya que suelen aparecer asociados al cobre). A principios del siglo XIX se descubrió el
aluminio. En esos momentos la metalurgia de este elemento era muy complicada por lo que era
considerado un metal precioso tan caro como la plata. Durante esos años se aislaron por primera
vez metales como el magnesio, bismuto, molibdeno, niobio, vanadio, circonio, tantalio, cadmio,
talio, etc. En época reciente, y en especial a partir de la Segunda Guerra Mundial, se despertó un
enorme interés por los metales radiactivos y en especial por el uranio, desde entonces y como
consecuencia de los estudios de los mecanismos de desintegración radiactiva, se han ido
añadiendo paulatinamente nuevos metales a la tabla periódica.

Caracteristicas
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS La importancia que los metales tienen y han tenido para la
humanidad a lo largo de la historia, viene dada por las características intrínsecas de estas
sustancias. Desde el punto de vista físico presentan gran dureza y tenacidad, un intenso y
característico brillo, unas excelentes propiedades mecánicas (ductibilidad, maleabilidad, etc.) y
una elevada capacidad como conductores del calor y de la electricidad. Estas características
determinan una larga vida útil, una gran resistencia y una fácil manipulación y transformación.

Propiedades
PROPIEDADES FISICOQUÍMICAS

Las propiedades físicas de los metales son aquellas que logran cambiar la materia sin alterar su
composición; como ocurre cuando moldeas un trozo de plastilina, sus átomos no se ven alterados
de ninguna manera, pero exteriormente cambia su forma. Los metales suelen ser duros y
resistentes. Aunque existen ciertas variaciones de uno a otro, en general las principales
propiedades de los metales son: dureza o resistencia a ser rayados; resistencia longitudinal o
resistencia a la rotura; elasticidad o capacidad de volver a su forma original después de sufrir
deformación; maleabilidad o posibilidad de cambiar de forma por la acción del martillo; resistencia
a la fatiga o capacidad de soportar una fuerza o presión continuadas y ductilidad o posibilidad de
deformarse sin sufrir roturas.

Las propiedades químicas de los metales son aquellas propiedades que se hace evidente durante
una reacción química (que existe un cambio); es decir, cualquier cualidad que puede ser
establecida solamente al cambiar la identidad química de una sustancia. Los átomos de los
métales tienen 1, 2 o 3 electrones en su último nivel de energía. Los elementos que forman los
grupos IA, IIA, IIIA son metálicos, por lo tanto los elementos del grupo IA tienen en su último nivel
de energía un electrón, los del grupo IIA tienen dos electrones y los del IIIA tienen tres electrones.
Sus átomos pueden perder los electrones de su último nivel de energía y, al quedar con más cargas
positivas forman iones positivos llamados cationes. Sus moléculas son monoatómicas; es decir, sus
moléculas están formadas por un solo átomo (Al, Cu, Ca, Mg, Au).

Podemos distinguir las siguientes propiedades fisicoquímicas de los metales:

• Peso específico. • Punto de fusión. • Calor específico. • Calor latente de fusión. • Dilatación y
contracción. • Extensión. • Impenetrabilidad. • Divisibilidad. • Inercia. • Resistencia a la oxidación .
• Resistencia a la corrosión. • Aleabilidad. • Pesantez. • Fluencia. • Magnetismo. • Conductividad
eléctrica. • Conductividad térmica.
Peso específico El peso específico de un metal se define como su peso por unidad de volumen.
Esta definición es considerada hoy día como obsoleta, siendo su denominación correcta la
densidad de peso. Se calcula dividiendo el peso de un cuerpo entre el volumen que éste ocupa.

Punto de fusión El punto de fusión de un metal es la temperatura a la cual un material pasa del
estado sólido al estado líquido (se funde). Esta transformación se produce por absorción de calor.
El punto de solidificación es la temperatura a la cual un líquido pasa al estado sólido, durante la
transformación hay cesión de calor. Casi siempre coinciden los puntos de fusión y de solidificación.

Calor específico El calor específico de un metal es la cantidad de calor necesaria para aumentar la
temperatura de la unidad de masa de un cuerpo de 0 hasta 1°C. En general depende de la
temperatura inicial. Se expresa en calorías gramos y se representa con la letra c minúscula, siendo
muy elevado en los metales. Su valor es muy importante ya que permite conocer la cantidad de
calor necesaria para suministrar a una masa de metal para elevar su temperatura hasta la
transformación o fusión

Calor latente de fusión El calor latente de fusión es la cantidad de calor que absorbe la unidad de
masa de un metal al pasar del estado sólido al líquido. Se expresa en calorías gramo. Cuanto más
baja es la temperatura de fusión de un metal, menor es su calor específico, menor su calor latente
de fusión y más económico su empleo para la fusión y el moldeado

Dilatación y contracción La dilatación es un aumento de volumen que experimentan los cuerpos al


elevar su temperatura. Esta propiedad se suele expresar por el aumento unitario de longitud que
sufre el metal al elevarse en un grado su temperatura, llamado coeficiente de dilatación lineal. La
contracción es lo contrario de la dilatación. Extensión La extensión de un metal es la propiedad de
ocupar un lugar en el espacio. Es una propiedad medible para las porciones de materia (cuerpos).
El nombre de la medida puede ser: superficie, volumen y longitud.

Impenetrabilidad La impenetrabilidad de un metal es la resistencia que opone un cuerpo a que


otro ocupe simultáneamente su lugar (ningún cuerpo puede ocupar al mismo tiempo el lugar de
otro). A las partes de un cuerpo no se le pueden asignar las mismas coordenadas que a las partes
de otro cuerpo en el espacio. Así mismo la impenetrabilidad es la resistencia que opone un cuerpo
a ser traspasado.

Divisibilidad La divisibilidad de un metal es la propiedad que les permite de poder fraccionarse en


partículas más pequeñas.

Inercia La inercia de un metal es la propiedad que hace resistirse al cambio del movimiento, es
decir, es la resistencia al efecto de una fuerza que se ejerce sobre ellos. Como consecuencia, un
cuerpo conserva su estado de reposo o movimiento uniforme en línea recta si no hay una fuerza
actuando sobre él.

7 Resistencia a la oxidación La oxidación de un metal es la reacción electroquímica al entrar en


contacto con un oxidante como el oxígeno. La formación de un óxido de hierro debido a la
oxidación de los átomos de hierro en solución sólida es un ejemplo bien conocido de la corrosión
electroquímica, comúnmente conocido como oxidación. Este tipo de daño típicamente produce
óxido y/o sal del metal original.
Resistencia a la corrosión La corrosión de un metal es la desintegración de un material en sus
átomos constitutivos, debido a reacciones de productos químicas. La corrosión puede también
referirse a otros materiales distintos del hierro, tales como la cerámica o polímeros, aunque en
este contexto, el término degradación es más común. En otras palabras, la corrosión es el desgaste
de los metales debido a una reacción química, producida por agentes químicos.

La aleabilidad de un metal es la propiedad que tienen para formar aleaciones que dan lugar a
nuevos materiales mejorando sus prestaciones. En todas las aleaciones un componente como
mínimo tiene que ser un metal.

La pesantez de un metal es la presión que ejercen los cuerpos sobre los que se apoya o tensión
sobre los que prende.

La fluencia de algunos metales es la propiedad de deformarse lenta y espontáneamente bajo la


acción de su propio peso o de cargas muy pequeñas (plomo, estaño). Esta deformación lenta, se
denomina también creep.

El magnetismo de un metal es la propiedad que tienen para ejercer fuerzas de atracción o


repulsión sobre otros metales. Los metales conocidos que han presentado propiedades
magnéticas detectables fácilmente como el níquel, el hierro, el cobalto y sus aleaciones, que
comúnmente se llaman imanes. Sin embargo todos los materiales son influidos, de mayor o menor
forma, por la presencia de un campo magnético. También se pueden producir electroimanes.

La conductividad eléctrica de un metal es la capacidad de un cuerpo para permitir el paso de los


electrones, los mismos que forman a su paso una corriente eléctrica (es lo contrario de resistencia
eléctrica). Según ésta condición, los materiales se clasifican en: conductores, aislantes y
semiconductores. Los metales más conductores son: la plata, el cobre, el oro, el aluminio, el
tungsteno y el hierro. La unidad de medición utilizada comúnmente es el Siemens/cm (S/cm), en
millonésimas (10-6) de unidades, es decir, microSiemens/cm (µS/cm), o en milésimas (10-3), es
decir, miliSiemens/cm (mS/cm).

Conductividad térmica La conductividad térmica de un metal es la capacidad de una sustancia de


transferir la energía cinética de sus moléculas a otras moléculas adyacentes o a substancias con las
que está en contacto. Es una propiedad física de los materiales que mide la capacidad de
conducción de calor. En el Sistema Internacional de Unidades la conductividad térmica se mide en
W/(K·m). También se lo expresa en J/(s·°C·m). Es una magnitud intensiva y su magnitud inversa es
la resistividad térmica, que es la capacidad de los materiales para oponerse al paso del calor.

PROPIEDADES MECÁNICAS
Las propiedades mecánicas de los metales, son las características inherentes (propias de cada
metal), que permiten diferenciar un metal de otro. Desde el punto de vista del comportamiento
mecánico de los metales en ingeniería, también hay que tener en cuenta el comportamiento que
puede tener un metal en los diferentes procesos de mecanizados que pueda tener. Podemos
distinguir las siguientes propiedades mecánicas de los metales:

Dureza La dureza es la propiedad que expresa el grado de deformación permanente que sufre un
metal bajo la acción directa de una carga determinada. Es decir, la resistencia que opone un
cuerpo a ser rayado o penetrado por un cuerpo más duro. Los ensayos más importantes para
designar la dureza de los metales, son los de penetración, en que se aplica un penetrador (de bola,
cono o diamante) sobre la superficie del metal, con una presión y un tiempo determinados, a fin
de dejar una huella que depende de de la dureza del metal, los métodos más utilizados son los de
Brinell, Rockwell, Vickers, etc.

Tenacidad La tenacidad de un metal es la resistencia que opone éste u otro material a ser roto,
molido, doblado o desgarrado, siendo una medida de su cohesión. El acero es un material muy
tenaz, especialmente alguna de sus aleaciones. La tenacidad requiere la existencia de resistencia y
plasticidad.

Fragilidad La fragilidad es la propiedad de algunos metales de no poder experimentar


deformaciones plásticas, de forma que al superar su límite elástico se rompen bruscamente.

Acritud La acritud es la propiedad de un metal para aumentar su dureza y su resistencia por el


efecto de las deformaciones.

Resistencia La resistencia es la capacidad de algunos metales de soportar una carga externa sin
romperse. Se denomina carga de rotura y puede producirse por tracción, compresión, torsión o
cizallamiento, habrá una resistencia a la rotura para cada uno de estos esfuerzos. Se expresa en
kg/mm².

Resiliencia La resiliencia de un metal es una magnitud que cuantifica la cantidad de energía por
unidad de volumen, que almacena un material al deformarse elásticamente debido a una tensión
aplicada, antes de que comience la deformación irreversible. Es decir, la capacidad de memoria de
un material para recuperarse de una deformación, producto de una presión externa. Resistencia
de un metal a su rotura por choque, se determina en el ensayo Charpy.

Fatiga La fatiga de un metal se refiere al fenómeno por el cual se produce una rotura de éste, bajo
cargas dinámicas cíclicas (fuerzas repetidas aplicadas sobre el material) se produce ante cargas
inferiores a las cargas estáticas que producirían la rotura. La fatiga es una forma de rotura que
ocurre en estructuras sometidas a tensiones dinámicas y fluctuantes (motores, puentes,
automóviles, aviones, etc.). Un ejemplo de ello se tiene en un alambre: flexionándolo
repetidamente se rompe con facilidad, pero la fuerza que hay que hacer para romperlo en una
sola flexión es muy grande.

Elasticidad La elasticidad es la propiedad mecánica que tienen algunos metales para poder sufrir
deformaciones reversibles cuando se encuentran sujetos a la acción de fuerzas exteriores y de
recuperar la forma original si estas fuerzas exteriores se eliminan.

Plasticidad La plasticidad es la propiedad mecánica que tienen algunos metales para poder
deformarse permanentemente e irreversiblemente cuando se encuentra sometido a tensiones por
encima de su rango elástico. Es decir, la capacidad de deformación permanente de un metal sin
que llegue a romperse.

PROPIEDADES TECNOLÓGICAS
Las propiedades tecnológicas de los metales, es el comportamiento que tienen estos cuando son
trabajados y estudiados por los seres humanos. Estas propiedades nos permiten diferenciar un
metal de otro y saber si el metal utilizado es el apropiado o no para el fin que va a desempeñar.
Podemos distinguir las siguientes propiedades tecnológicas de los metales:

Ductilidad La ductilidad es la propiedad que tienen los metales y aleaciones, que bajo la acción de
una fuerza, pueden estirarse sin romperse permitiendo obtener alambres o hilos. A los metales
que presentan esta propiedad se les denomina dúctiles. Los metales más dúctiles son el platino,
oro y cobre. El cobre se utiliza principalmente para fabricar cables eléctricos, porque a su buena
ductilidad añade el hecho de que sea muy buen conductor de la electricidad.

Maleabilidad La maleabilidad es la propiedad que tienen los metales para formar láminas muy
finas, sin rotura, por la acción de presiones. El oro es un metal de una extraordinaria maleabilidad
permitiendo láminas de solo unas milésimas de milímetros. La plata , el cobre, el estaño y el
aluminio también son muy maleables, así como la hojalata, que es una aleación de hierro y estaño.

Colabilidad La colabilidad o fusibilidad es la capacidad de un metal fundido para producir


piezas fundidas completas y sin defectos. Para que un metal sea fusible o colable debe
poseer gran fluidez para poder llenar completamente el molde. Los metales más fusibles o
colables son la fundición de hierro, de bronce, de latón y de aleaciones ligeras.
Maquinabilidad La maquinabilidad es una propiedad de los metales que permite
comparar la facilidad con que pueden ser mecanizados por arranque de viruta. Los
materiales con mejor maquinabilidad requieren potencias y fuerzas de corte reducidas,
con un desgaste lento de los filos de corte y pueden mecanizarse obteniendo superficies
menos rugosas y, en general, con un mejor acabado. Además, otro factor que indica una
buena maquinabilidad de un material es la posibilidad de poder controlar fácilmente la
longitud de la viruta resultante. La fundición gris y el bronce, desprenden virutas cortadas
en forma de escamas. El acero dulce y las aleaciones ligeras de alta tenacidad, producen
virutas largas.
Soldabilidad La soldabilidad es la propiedad que tienen algunos metales, por medio de
la cual dos piezas del mismo material puedan ser unidas formando una sola pieza. Como
sabemos, la soldadura es un proceso de fabricación en donde se realiza la unión de dos
metales, normalmente por fusión, en la cual las piezas son soldadas endo ambas y
agregando un material de relleno fundido de metal, el cual tiene un punto de fusión menor
al de la pieza a soldar, para conseguir un baño de material fundido que, al enfriarse, se
convierte en una unión fija.
Templabilidad La templabilidad es la propiedad de algunos metales para sufrir
transformaciones en su estructura cristalina producto del calentamiento y enfriamiento
sucesivo y brusco. Depende de la composición química del acero. Todos los aceros
aleados tienen una relación específica entre las propiedades mecánicas y la velocidad de
enfriamiento. Un acero aleado de alta templabilidad es aquel que endurece, no sólo en la
superficie sino también en su interior. Así que podemos decir, que la templabilidad es una
medida de la profundidad a la cual una aleación específica puede endurecerse. Los
aceros se templan fácilmente debido a la formación de una estructura cristalina
característica denominada martensita,
Forjabilidad La forjabilidad es la capacidad de los metales para sufrir deformación plástica sin
romperse ni desarrollar defectos, pudiendo ser ésta en frio o en caliente. Para medir la forjabilidad
se han desarrollado numerosas técnicas que buscan someter probetas a diferentes ensayos para
medir y observar su comportamiento ante la deformación plástic

Tipos

Los elementos metálicos pueden ser de diversos tipos, según los cuales se agrupan
en la Tabla Periódica. Cada grupo tiene propiedades compartidas:

 Metales alcalinos. Son brillantes, blandos y muy reactivos en condiciones


normales de presión y temperatura (1 atm y 25º C), por lo que nunca están
puros en la naturaleza. Tienen bajas densidades y son buenos conductores
del calor y la electricidad. También tienen bajos puntos de fusión y
ebullición. En la Tabla Periódica ocupan el grupo I (1). En este grupo
además se encuentra el hidrógeno (que no es un metal).
 Metales alcalinotérreos. Están situados en el grupo II (2) de la Tabla
Periódica. Su nombre proviene de las propiedades alcalinas de sus óxidos
(llamados “tierras” antiguamente). Suelen ser más duros y menos reactivos
que los alcalinos. Son brillantes y buenos conductores del calor y la
electricidad. Tienen baja densidad y color.
 Metales de transición. La mayoría de los metales pertenecen a esa
categoría. Ocupan la región central de la Tabla Periódica y casi todos son
duros, con elevados puntos de fusión y ebullición, y buena conducción del
calor y la electricidad.
 Lantánidos. También llamados lantanoides, son las llamadas “tierras raras”
de la Tabla Periódica, que con los actínidos forman los “elementos de
transición interna”. Son elementos muy similares entre sí, y a pesar de su
nombre, son muy abundantes en la superficie terrestre. Tienen
comportamientos magnéticos (cuando interactúan con un campo
magnético, por ejemplo, el campo magnético que genera un imán) y
espectrales (cuando la radiación incide sobre ellos) muy característicos.
 Actínidos. Junto a las tierras raras, forman los “elementos de transición
interna”, y son muy similares entre sí. Presentan altos números atómicos y
muchos de ellos son radiactivos en todos sus isótopos, lo que hace que
sean sumamente escasos en la naturaleza.
 Transactínidos. También llamados “elementos superpesados”, son
aquellos que superan en número atómico al más pesado de los actínidos, el
lawrencio (103). Todos los isótopos de estos elementos tienen una vida
media muy corta, son todos radiactivos y se han obtenido por síntesis en un
laboratorio, por lo que poseen los nombres de los físicos responsables de su
creación.

Fuente: https://concepto.de/metales/#ixzz6oBRx3AmW

Aliaciones tipos
Aplicación en la igenieria
Los metales y aleaciones poseen propiedades muy interesantes para la
ingeniería, lo que viene a suponer una extensa gama de aplicaciones en diseños
de ingeniería. Desde su utilización como materiales estructurales, resistentes a
la oxidación, resistencia a altas y bajas temperaturas, resistencia a la fatiga y
elevada tenacidad son las propiedades que han permitido el enorme desarrollo
de los metales hasta la actualidad y la optimización de sus propiedades
mediante los tratamientos de endurecimiento ya explicados en las unidades
precedentes.
De todos los metales utilizados, la aplicación del hierro y sus aleaciones,
aceros, representa alrededor del 90%, debido fundamentalmente a la
combinación de sus buenas propiedades de resistencia, tenacidad y ductilidad
unido a su relativo bajo precio. Cada metal presenta propiedades específicas y
especiales que los hace aptos para su aplicación en proyectos de ingeniería, y su
utilización se adopta tras análisis comparativos, que incluyen los costes, con
otros metales y materiales.
Los metales presentan una gran variedad de usos en la vida actual, todos ellos inherentes a sus
propiedades físico-químicas. Las mayores aplicaciones se encuentran en el ámbito industrial
(materiales industriales de fabricación), pero no hay que olvidar la importancia económica y
técnica de muchos compuestos metálicos en otros sectores, por ejemplo en el sector químico.

METALES FÉRREOS Como hemos visto se incluyen en este grupo al hierro y a los metales afines
que se emplean en la industria siderúrgica para la fabricación de aceros y ferroaleaciones
(manganeso, cromo, níquel, cobalto, vanadio, molibdeno y wolframio).

El hierro se puede considerar el cimiento principal de nuestra civilización actual ya que es la base
de la producción del acero. El acero supone aproximadamente el 91% de la producción global de
metales, con una producción total en 2007 de 1.300 Mt, de las cuales aproximadamente 430 Mt se
generaron en China, seguido de Japón (~120 Mt) y Estados Unidos (~100 Mt), mientras que en
España se produjeron unas 19 Mt, siendo el 14º productor mundial.

El acero común (o acero al carbono) es el material metálico más económico y más utilizado. Se
trata de una aleación de hierro y carbono, donde el carbono no supera el 2,1% en peso de la
composición de la aleación, alcanzando normalmente porcentajes entre el 0,2% y el 0,3%. Sus
excelentes propiedades mecánicas permiten gran variedad de tratamientos (laminación, fundición,
forja, corrugación, trefilado, estampado, etc.) y además admite el corte y la soldadura con
facilidad. Los campos de aplicación del acero son casi ilimitados, siendo empleado por ejemplo en
edificación, construcción de maquinaria, transporte, envases, etc.

En la producción del acero además del hierro pueden participar otros metales que se emplean en
la elaboración de los aceros especiales. El cromo y el níquel, con contenidos que varían entre el 0,3
y el 30%, son los metales de aleación más comunes proporcionando al acero un carácter
inoxidable.

El cromo se emplea además en pinturas, en la síntesis del amoniaco, en el curtido del cuero o
como protector de la madera, mientras que el níquel se usa también en aleaciones especiales,
para la fabricación de baterías, para la acuñación de monedas o como catalizador de diferentes
reacciones químicas.

El manganeso se emplea como agente desoxidante en todos los tipos de aceros mitigando la
acción perjudicial del oxígeno y del azufre. Otras aplicaciones frecuentes son en baterías eléctricas,
en pinturas y esmaltes y en la industria química para obtener cloro y yodo.

El molibdeno aumenta la tenacidad y la resistencia a la corrosión de los aceros, pero también se


emplea como desulfurante en la industria petrolera, como pigmento, en la fabricación del caucho,
como lubricante y en electrónica (transistores).
El cobalto se emplea para darle dureza a los aceros y en superaleaciones, en la fabricación de
baterías y acumuladores eléctricos, en la fabricación de imanes, en la de adhesivos, como material
colorante o como catalizador en distintos procesos industriales.

METALES NO FÉRREOS Se definen así aquellos metales no utilizados de manera habitual en la


fabricación de los aceros. En este grupo se incluyen todos los metales base utilizados por la
industria (cobre, plomo, cinc, estaño, titanio, antimonio, mercurio, aluminio y magnesio), los
metales preciosos (oro, plata y platinoides) y el resto de elementos minoritarios.

El cobre es el tercer metal en base a su importancia económica y se emplea fundamentalmente


para la fabricación de aleaciones, en electricidad y electrónica, para acuñar moneda y en la
fabricación de tuberías e intercambiadores térmicos. También se añade a los "aceros corten" para
favorecer su típica oxidación.

La aplicación básica del cinc, el cuarto metal de mayor uso a nivel mundial, es el galvanizado, que
es un tratamiento anticorrosión del acero, pero también se emplea en la fabricación de baterías
especiales, en piezas de fundición o el afino de los metales preciosos.

El plomo continúa siendo un metal importante que se emplea esencialmente en la fabricación de


baterías, tuberías, recubrimientos, como pigmento y añadido en pequeñas cantidades al acero
(0,15-0,30%) permite que éste se corte con más facilidad.

El estaño, debido a su alto precio, presenta una gran importancia económica, y se utiliza
esencialmente como recubrimiento de las láminas de acero formando la hojalata, en los bronces,
en soldaduras, para disminuir la fragilidad del vidrio y como pigmento.

El titanio está experimentando un gran desarrollo en los últimos años, siendo una de sus
principales aplicaciones la fabricación de intercambiadores térmicos. También se emplea en la
industria automovilística para la fabricación de motores o frenos, en blindajes militares, en la
industria aeronáutica, naval y espacial (estructuras, turbinas, hélices, etc.), en joyería (relojería),
en arquitectura o como material biocompatible en medicina.

El antimonio tiene una creciente importancia en la industria de los semiconductores (electrónica)


y se emplea también en diversas aleaciones (con plomo, estaño o cinc), en baterías eléctricas y en
la fabricación de materiales ignífugos.

El wolframio (o tungsteno) se utiliza principalmente en la fabricación de la "widia", un acero con


contenidos del 14- 18% de wolframio, de gran dureza y alta resistencia a la temperatura, que se
emplea normalmente en herramientas. Además se emplea en los filamentos de las bombillas, en
soldaduras y en la fabricación de las bujías de encendido de los automóviles.

El vanadio le proporciona a los aceros gran resistencia a la fatiga y un mayor poder de corte, por
lo que se usa en herramientas, pero también en piezas sometidas a gran desgaste (cojinetes,
bulones, etc.).

Los usos del mercurio están en retroceso por su toxicidad, pero se sigue empleando en la
fabricación de lámparas, aparatos de medida, en el campo eléctrico y en la industria de los
explosivos. En Suramérica aún se emplea para su uso tradicional de extracción de oro y plata por
amalgamación en la minería artesanal.
Dentro de los metales industriales ligeros destacan por sus aplicaciones el aluminio y el
magnesio, que con frecuencia se alean juntos. Se caracterizan por su baja densidad, por lo que se
emplean como material para estructuras, en electricidad (cables de alta tensión), en la fabricación
de espejos, en calderería, en la fabricación de piezas por moldeo y en carpintería metálica. El
aluminio se emplea también en los aceros de nitruración como desoxidante y es el segundo metal
más empleado en el mundo.

Un grupo importante son los metales preciosos, denominados así por su elevado precio. Son
metales nobles, de alto brillo, muy estables (poco alterables) y fáciles de trabajar en orfebrería,
habiéndose utilizado para tal fin desde la antigüedad.

El metal precioso por excelencia es el oro, del que se producen anualmente aproximadamente
unas 2.400 t y cuya demanda se acerca a las 3.600 t, siendo Sudáfrica, con 275 t, la mayor
productora mundial de un metal cuyo precio ha superado los 1.000$/oz (~20.000 /kg) a mediados
de marzo de 2008, el precio más alto de la historia.

El segundo metal más empleado es la plata cuya producción alcanzó las 650 Moz (~20.000 t) en
2006, siendo Perú el mayor productor con 112 Moz (~3.500 t). Tanto el oro como la plata se
emplean, además de en joyería, en la acuñación de monedas, en la industria electrónica y en
procesos industriales que requieran grandes prestaciones que justifiquen su elevado coste
(aeronáutica, óptica, fotografía, medicina, etc.).

Otros metales considerados preciosos son el platino y sus metales afines, los platinoides, como
son el paladio, rodio, iridio, rutenio y osmio. Se trata de elementos muy densos y estables con
grandes aplicaciones en electrónica, joyería, telecomunicaciones y medicina (odontología).

El desarrollo de las técnicas metalúrgicas de extracción y las nuevas aplicaciones industriales,


principalmente en el campo de la electrónica y las telecomunicaciones, han permitido el empleo
de otros elementos como el cadmio, germanio, niobio, talio, circonio, tantalio, etc.

De donde proceden
En la actualidad hay dos fuentes básicas de obtención de los metales, a partir de los minerales y
procedente del reciclado de las chatarras.

MINERALES La minería metálica ha sido, desde la antigüedad, la principal fuente de obtención de


los metales. Mediante la minería se obtienen los minerales metálicos contenidos en un yacimiento
mineral, bien mediante trabajos subterráneos (mina) o en el exterior (corta). Cada uno de los
metales se puede extraer de varios minerales distintos. El cinc, por ejemplo, se puede obtener de
su sulfuro, la esfalerita, de sus carbonatos, smithsonita e hidrocincita, de sus silicatos como la
hemimorfita, o de sus óxidos como la cincita.

RECICLADO En el mundo actual gran parte de los metales son reciclados y recuperados para
nuevos usos. El reciclado surgió con caracteres industriales a mediados del siglo XX, y en la
actualidad la transformación de metales de desecho supone una contribución de un orden similar
a la aportación de las fuentes primarias, llegando a superar el 50% en el caso del aluminio o del
plomo, valores cercanos al 45% para el cobre, cerca del 40% para el acero o algo más del 30% para
el caso del cinc o del oro. La siderurgia recuperativa o secundaria, basada en el reciclado de
chatarra, se estructura en industrias de menor dimensión que las primarias y están localizadas en
las áreas de gran consumo. Si la chatarra está bien seleccionada el tratamiento de recuperación se
limita a un proceso de limpieza y fundición, pero si no es así son necesarios procesos previos de
selección.

LOS YACIMIENTOS MINERALES


Un yacimiento mineral es un cuerpo geológico constituido por una mineralización
económicamente explotable, es decir, aquella en la que el valor de las sustancias contenidas es lo
suficientemente elevado como para compensar su extracción y tratamiento posterior. En un
mismo yacimiento mineral pueden aparecer varios minerales portadores de metales diferentes,
pero su explotación sólo suele resultar rentable para uno o unos pocos metales.

¿CÓMO SE FORMA UN YACIMIENTO?

La gran mayoría de los yacimientos de minerales metálicos presentan una afinidad magmática, es
decir, su origen está relacionado con la cristalización de un magma. Un magma es una masa
viscosa e incandescente formada por la fusión de rocas preexistentes. Los magmas se originan en
la base de la corteza terrestre (la zona más externa del planeta) o en la parte superior del manto, y
mediante complejos procesos tectónicos logran llegar a las capas más superiores donde se enfrían
y solidifican lentamente. Durante su ascenso disuelven parte de las rocas que atraviesan,
enriqueciéndose en los elementos químicos que éstas presentan. Al enfriarse el magma se
produce la separación de las fases más fluidas y volátiles, de las más densas y sólidas,
produciéndose la diferenciación magmática, lo que implica que los minerales más ligeros
permanecen en la parte superior de la masa que se está solidificando, y que los más pesados
desciendan hacia el fondo. Así se generan algunos yacimientos de metales pesados, por ejemplo
los yacimientos de cromo, níquel, cobre, platino o hierro que aparecen en la parte basal de
algunos cuerpos magmáticos. Estos yacimientos suelen presentarse en capas o masas irregulares,
en ocasiones laminadas debido al proceso de decantación. En la fase final de la solidificación de un
magma a menudo se produce la inyección de los materiales más ligeros a través de las fracturas de
las rocas encajantes, generándose así los diques que orlan las grandes masas magmáticas. Cuando
estos diques son de tipo granítico, las llamadas pegmatitas, pueden presentar mineralizaciones de
estaño, wolframio, niobio y tantalio. Los fluidos más residuales, muy calientes y enriquecidos en
sustancias volátiles que le dan un carácter ácido, escapan por los bordes de la masa magmática y
suben por las grietas de las rocas encajantes hacia la superficie.
En su ascenso interaccionan con éstas produciéndose diversos mecanismos de disolución y
precipitación que dan lugar a los yacimientos de tipo hidrotermal que son los más habituales. La
composición, dimensiones o morfología de estos yacimientos es muy variable en función de la
naturaleza de las rocas encajantes, de la composición de los fluidos, de las condiciones de
temperatura, presión o acidez que existían en el momento de la formación de los metales, etc.
Cuando la precipitación de los metales, a partir del fluido portador, se produce en el entorno
cercano de la masa magmática se forman los yacimientos filonianos, y cuando ésta tiene lugar a
mayor distancia se producen los yacimientos de reemplazamiento. En los primeros, los minerales
metálicos aparecen como un mineral más del filón, en forma de granos con unos tamaños que van
desde unos pocos milímetros a varios centímetros, mientras que en los segundos los metales
aparecen finamente diseminados en la roca, en cristales que no suelen sobrepasar unos pocos
milímetros. Tanto unos como otros, debido a los complejos mecanismos tectónicos de la corteza,
pueden ser removilizados y vueltos a depositar, formándose así yacimientos más enriquecidos que
los primarios y que suelen aparecen rellenado venas y fracturas cortando a los originales. En los
yacimientos filonianos son habituales el cobre, plomo, cinc, plata, oro, arsénico, estaño,
wolframio, molibdeno o bismuto. En los yacimientos de reemplazamiento son más comunes el
arsénico, antimonio y mercurio, aunque también pueden estar presentes los anteriores. En
ocasiones estos fluidos hidrotermales pueden llegar a desarrollar emanaciones de gases
(fumarolas), bien en superficie o debajo del agua. En estas condiciones se han formado, por
ejemplo, los yacimientos sedimentarioexhalativos de manganeso, bario, mercurio o plomo. La
acción de las aguas superficiales y de la atmósfera, al mismo tiempo que la erosión mecánica o la
descomposición biológica, provocan que los minerales se transformen o se disuelvan para dar
lugar a minerales secundarios. Este proceso es lento pero constante y se llama alteración. La
acumulación consecutiva de minerales útiles, descompuestos o nuevamente formados, conduce a
la formación de los yacimientos sedimentarios. Dos ejemplos de este tipo de yacimientos son los
placeres con oro y los grandes depósitos de hierro. Cuando las aguas de la superficie actúan sobre
un yacimiento, puede ocurrir que disuelvan y arrastren una parte de los metales (solubles),
mientras que la otra (insolubles) permanece en el mismo lugar. Así se forman los yacimientos
residuales o de alteración-concentración. Un ejemplo de estos yacimientos son los depósitos de
bauxitas, o las monteras de oxidación de los yacimientos de sulfuros que suelen presentar
enriquecimientos en cobre, plata, oro o cinc.

Anexos
Los metales aparecen normalmente en estado sólido a temperatura ambiente, excepto el
mercurio que es líquido, y sus puntos de fusión son muy variables, desde unos pocos grados por
encima de la temperatura ambiente, como el galio a 29,8 ºC, hasta valores que alcanzan los 3.410
ºC como el caso del wolframio, lo que le convierte en prácticamente refractario e infusible. Estas
propiedades son de gran utilidad en la industria, por ello el mercurio se emplea por ejemplo en
interruptores de movimiento y el wolframio constituye los filamentos de las bombillas, que
alcanzan la incandescencia sin llegar a fundir. Los puntos de ebullición son igualmente muy
variables desde 357 ºC para el caso del mercurio, hasta 5.930 ºC en el caso del wolframio. Otra
propiedad interesante de los metales es su elevada densidad, con valores que llegan a alcanzar los
22,6 g/cm3 en el caso del osmio. Esta diferencia de densidades entre los distintos metales permite
aplicaciones industriales especiales, como la sustitución de elementos de acero, que tiene una
densidad de unos 7,8 g/cm3, por otros de aluminio cuya densidad es sensiblemente menor (2,7
g/cm3), p

Metales tóxicos

Metales tan conocidos y utilizados como el plomo, mercurio, cadmio, niquel, vanadio,
cromo, cobre, aluminio, arsénico o plata, etc., son sustancias tóxicas si están en
concentraciones altas. Especialmente tóxicos son sus iones y compuestos.

Muchos de estos elementos son micronutrientes necesarios para la vida de los seres vivos y
deben ser absorbidos por las raíces de las plantas o formar parte de la dieta de los animales.
Pero cuando por motivos naturales o por la acción del hombre se acumulan en los suelos,
las aguas o los seres vivos en concentraciones altas se convierten en tóxicos peligrosos. 

La industrialización ha extendido este tipo de polución ambiental. Por ejemplo en los países
más desarrollados la contaminación con el plomo procedente de los tubos de escape de los
vehículos ha sido un importante problema, aunque desde hace unos años se está corrigiendo
con el uso de gasolinas sin plomo. También la contaminación en los alrededores de las
grandes industrias metalúrgicas y siderúrgicas puede alcanzar niveles muy altos y desechos
tan frecuentes como algunos tipos de pilas pueden dejar en el ambiente cantidades dañinas
de metales tóxicos, si no se recogen y tratan adecuadamente.

Intoxicación por plomo


 La intoxicación con plomo causa daños en el cerebro y algunos historiadores han
especulado con la posibilidad de que el debilitamiento del Imperio Romano hubiera podido
estar relacionado, al menos en parte, con una disminución en la capacidad mental de las
clases dirigentes romanas, provocado por una intoxicación con plomo. Los romanos
guardaban el vino en recipientes con plomo y la acidez de esta bebida hacía que algo del
plomo se disolviera y fuera ingerido por las personas cuando tomaban el vino. 

Ya en épocas más actuales y con datos más firmes, un Informe para el Congreso de los
Estados Unidos, en 1988, identificaba la exposición al plomo como un importante problema
de salud pública, especialmente para los niños. Según este informe, en un país desarrollado,
el plomo que afecta a las personas procede, principalmente, de las pinturas que contienen
compuestos de plomo, de la gasolina, de las estaciones de servicio, del polvo del suelo, de
los alimento y del agua. Los niños todavía no nacidos y hasta la edad de preescolar son los
que más vulnerables a estas intoxicaciones porque durante el desarrollo embrionario se está
formando el sistema nervioso y es la época en que puede ser más afectado, porque los niños
pequeños juegan y chupan objetos sucios y porque sus sistemas digestivos absorben con
mayor facilidad los metales tóxicos.

Intoxicaciones por mercurio

En el siglo XIX era frecuente que los trabajadores de la industria textil de fabricación de
sombreros sufriera enfermedades neurológicas. Da una idea de la extensión de este
problema el que se solía decir: "Loco como un sombrerero". Estas enfermedades se
producían porque se usaban compuestos con mercurio para la fabricación de los sombreros.

En épocas más recientes, en la década de 1960, cientos de habitantes de Irak, Irán, India y
Pakistán, murieron intoxicados por haber comido semillas de cereal que habían sido
tratadas con un fungicida que contenía compuestos de mercurio. Las semillas tratadas con
ese veneno se repartían a los agricultores para que las sembraran, no para que las comieran,
y el fungicida las protegía de su destrucción por los hongos. Esto estaba claramente
explicado en las etiquetas de los paquetes de semillas, pero muchos de esos campesinos,
con muy escasa formación, no entendieron claramente las repercusiones que podía tener el
ingerir las semillas y se intoxicaron.

Otra importante intoxicación con mercurio fue la de la Bahía de Minamata, en Japón. Una
fábrica de productos químicos había estado vertiendo compuestos de mercurio de baja
toxicidad a la bahía durante varios años (!932 a 1968). La actividad de los microorganismos
anaeróbicos de los sedimentos convirtió esos vertidos en metilmercurio que es un
compuesto muy tóxico y que se va acumulando en la cadena trófica. Los peces acumularon
dosis altas de metilmercurio y cientos de personas de la población próxima, que se
alimentaban principalmente de la pesca, sufrieron la que se suele llamar enfermedad de
Minamata que causa importantes daños en el sistema nervioso y lleva a la muerte a casi la
tercera parte de los pacientes. 

Procedencia de la contaminación con metales tóxicos


Contaminación natural

Algunos elementos químicos, como el cadmio, cromo, cobalto, cobre, plomo, mercurio,
níquel, plata y uranio, se encuentran repartidos en pequeñas cantidades por todas partes.
Todos estos elementos son potencialmente tóxicos y pueden dañar a los seres vivos en
concentraciones tan pequeñas como de 1 ppm. Además de ser elementos que se encuentran
en la composición normal de rocas y minerales, pueden ser especialmente abundantes como
resultado de erupciones volcánicas, o por fuentes de aguas termales. Algunos compuestos
de estos metales pueden sufrir acumulación en la cadena trófica, lo que origina que a pesar
de encontrarse en dosis muy bajas en el ambiente, pueden llegar a concentrarse en plantas o
animales, hasta llegar a provocar daños en la salud.

Otros elementos, especialmente aluminio y hierro son muy abundantes en las rocas y en el
suelo, y también pueden ser tóxicos, pero afortunadamente se encuentran en formas
químicas no solubles y es muy difícil que los seres vivos los asimilen.

Contaminación artificial

La agricultura usaba algunos pesticidas inorgánicos como arseniatos de Pb y Ca, sulfato de


Cr, etc, que eran muy tóxicos. Se han usado hasta hace no mucho tiempo, especialmente en
las plagas forestales. Ahora ya no se usan, pero como son muy persistentes en el ambiente,
sigue habiendo lugares con concentraciones altas de estos productos Algo similar sucedió
con el uso de alquilmercuriales para recubrir semillas que desde 1960 están prohibidos.

El uso de los lodos de depuradoras como abonos es, en principio, una buena idea que
permite aprovechar los desechos de las plantas porque contienen una elevada cantidad de
materia orgánica, magnífico nutriente para las plantas. Pero si el agua que llega a la
depuradora no es solo urbana, sino que viene también de instalaciones industriales, es muy
frecuente que contenga metales tóxicos que quedan en los lodos e intoxican las plantas y el
suelo si se usan como abonos. 

 Los vertederos de minas y las industrias metalúrgicas son otra fuente de contaminación con
metales muy importante en las zonas en las que están situadas. En los vertederos se suele
producir lixivación cuando el agua de lluvia disuelve y arrastra las sustancias tóxicas y las
transporta por los ríos o contamina las aguas subterráneas.

Los automóviles contaminan, especialmente en la franja de unas decenas de metros más


cercanas a las carreteras y en las ciudades. La contaminación con plomo ha disminuido
desde que se ha sustituido el tetraetileno de plomo por otras sustancias antidetonantes en las
llamadas gasolinas sin plomo, aunque algo de plomo siguen conteniendo. Otro metal
procedente de los automóviles es el cins que es un componente de los neumáticos.

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